Archive for Agosto, 2010

Usted puede ser el asesino (IV)

Miércoles, Agosto 25th, 2010

I.- EL GORRIÓN CAIDO

Sam Waldo se encontró al volver de la barra con los dos botellines de cerveza que la mesa que ocupaba la mujer de voz aterciopelada estaba vacía. No hizo un drama porque se esperaba algo así. Se preguntó, no obstante, cómo demonios podía haber salido del local sin que se hubiera dado cuenta.

Se sentó en la misma mesa mientras Claudio exigía a los clientes que fueran aligerando para cerrar. Waldo dio un trago de la bebida, muy gélida, que resbaló por su garganta despertando sus instintos de fumador. Rebuscó en los bolsillos del pantalón con la esperanza de encontrar un paquete arrugado de cigarrillos y tuvo la sensación de que los dioses del vicio conspiraban para hacerlo feliz cuando sus dedos toparon con uno bastante arrugado.

Le quedaban tres. Encendió uno.

La puerta del garito se abrió y entraron dos hombres altos. Uno tenía el pelo de punta y el otro liso, ambos llevaban espejuelos. Claudio les gritó desde la barra que el bar estaba cerrado pero los dos tipos no le hicieron caso. El del pelo liso gritó: “no intente escarbar en la conciencia de alguien que no tiene recuerdos”, frase que casi hizo que Waldo se cayera de la silla y tirara la colilla al suelo.

- Mr. Arkadin, 1955, Orson Welles.- contestó Waldo desde su sitio. Los dos hombres lo miraron, luego se miraron y se acercaron a la mesa.

- Usted dirá.- dijo el del pelo liso mientras se sentaba frente a él.

Waldo aplastó la colilla en  el suelo.

- Necesito ayuda.

Los dos tipos continuaron observándolo. El del pelo pincho parecía incluso divertido.

- Y papeles.- añadió Waldo.

- No olvidamos a los hermanos. Explíquese.

- ¿Podríamos hablar en otro sitio?

II.- CONTRA EL MAÑANA

Caminaban por las calles mal iluminadas. Waldo entre los dos tipos. Vistos de lejos, parecían dos armarios con patas al lado de una mesita de noche.

- Creo que me han tendido una trampa.

- Ah, ¿cree?

- - Bueno, estoy prácticamente seguro que me han tendido una trampa.- respondió Waldo sacando el segundo cigarrillos del paquete arrugado.

- Explíquese.- escupió el del pelo pincho.

-  Bueno, yo, es largo de contar…

 - Tenemos toda la noche.

- Ok. Intentaré resumirles el caso.

Se metieron en una plaza redonda, con una fuente adornada de ranas y con un cisne justo en el medio al que le habían partido la cabeza. El del pelo liso y Waldo se sentaron en uno de los bancos mientras el otro armario vigilaba la zona.

- No creo que nadie nos moleste. Cuente usted, hombre de Dios.

Waldo inclinó la cabeza y entrecruzó los dedos.

- Todo comenzó cuando…

III.- PRESA

Amanecía cuando Sam Waldo terminó de contar su historia. El del pelo liso se había quitado las gafas y limpiaba los cristales con un pañuelo de papel.

- Caramba.

- ¿Puede decirme quién es esa misteriosa mujer?

- ¿La que desaparece siempre?

- Esa misma.

El del pelo liso le hizo una seña al del pelo pincho para que se acercara.

- Estamos más cerca de lo que imaginába…

Waldo sintió de repente algo caliente en su boca, se apartó asustado y vio alucinado que donde tenía que estar la cabeza de pelo liso sólo había un hueco. Se pasó la mano por la boca y comprobó que aquello caliente eran restos de masa encefálica.

- Al suelo, cretino.- gritó pelo pincho mientras sacaba una pistola mastodóntica. Resonó en la plaza un crack. Luego otro crack. Waldo contempló como pelo pincho lo empujaba dos veces la nada. Tropezar y caer dentro de la fuente mientras de su pecho saltaban ríos de sangre.

Arrastrándose por el suelo se fue escabullendo hasta esconderse detrás de una palmera. Un crack devoró parte de su tronco estriado. A lo lejos se escuchó el estridente chillido de varias sirenas.

Waldo se atrevió a sacar la cabeza y vio a un tipo correr con un fusil entre las manos calle abajo. El detective privado respiró hondo, escapó por la vía contraria.

Las sirenas sonaban ahora más fuertes.

Los titulitos corresponden a novelas de Dorothy B. Hughes, William P. McGivern y Terry Cline.

El SILA estrena el ciclo ‘El África de’ con el escritor y periodista Juan Cruz

Lunes, Agosto 23rd, 2010

El Salón Internacional del Libro Africano (SILA) estrena este año con el escritor y periodista Juan Cruz el ciclo El África de, un espacio abierto a la  evocación sobre el continente que cada año protagonizará un personaje del panorama cultural de las Islas. El África de quiere ofrecer el retrato de cómo ha cambiado la relación de los isleños con el continente en el último medio siglo.

A través de la mirada de escritores, creadores, estudiosos y especialistas, el ciclo pretende contribuir a la creación de un nuevo ideario sobre África, más abierto, rico, cercano y real. 

Este año SILA descubre además la historia de las remotas tribus nómadas del Norte de Mauritania a través de la antropóloga e investigadora francesa Sophie Caratini y el novelista mauritano Mbarek Ould Beyrouk. Caratini, autora de Hijos de las nubes, un estudio sobre la tribu de los erguibat, protagonizará un Diálogo en vivo en el que compartirá experiencias con Mbarek Ould Beyrouk y el escritor tinerfeño Pablo Martín Carbajal.

El Salón Internacional del Libro Africano. Encuentro de Editores en Canarias se celebra del 22 al 26 de septiembre en el Castillo de San Felipe del Puerto de la Cruz. Debates, diálogos en vivo, exposiciones, encuentros profesionales, lecturas y presentaciones de libros son algunas de las actividades de este encuentro con la cultura africana y la edición profesional, que durante cinco días reunirá en el Puerto de la Cruz a más de 70 participantes. 

Saludos, contando ya los días, desde este lado del ordenador.

¡Macarras del mundo, uníos!

Domingo, Agosto 22nd, 2010

Reclamo su espacio al cine que pergueña –con toda la sinceridad que sus músculos aún le permiten–  Sylvester Stallone. Siempre he pensado que a Stallone le pierde su cara de tonto y su ideología ultraconservadora para que su obra pueda digerirse en las tripas de todos aquellos espectadores que rechazan su cine. Ellos se lo pierden, porque encerrarte en una sala y dejarte arrastrar por su encendido sentido de la violencia continúa siendo uno de los momentos más mágicos (quizá por auténticos) con los que este humilde espectador aprecia esto del cine. Y si ese cine cuenta con sello, como es el de Stallone, la fiesta puede alcanzar proporciones magnéticas.

En definitiva, que me gusta. Y me gusta porque cuando llega su estruendoso The End suelo salir de la sala sin la extravagante sensación de que una vez más me han tomado el pelo. Stallone casi siempre te da lo que esperas: ración de leñazos, diálogo de locos, mala hostia gringa y un machismo exasperante que hay que tomarse a risa.

Casi como si le rindiera homenaje a su peculiar Rambo (la cuarta entrega sigue superando a las tres anteriores) presenta ahora Los mercenarios, un título que sabe a clásico del cine macarra, en el que las viejas glorias del subgénero hiper vitaminadas parecen querer ceder el paso a la nueva generación de mamporreros cinematográficos.

Puede que sea un revival de los ochenta, como se ha escrito por ahí, pero no lo creo. Los mercenarios me sabe a filme crepuscular en todo caso, a poner punto y final a una forma de hacer y entender el cine de acción. Los viejos rockeros dejan las guitarras (aunque su final abierto intuya quizá una segunda y tercera parte) para que los nuevos rockeros experimenten con nuevos sonidos.

El espíritu, en todo caso, pervive. O el fin justifica los medios para que un tipo solo o en compañía de otros tipos sacados de un gimnasio sean capaces de arrasar con medio mundo por sus santos cojones.

Más que ideología ultraconservadora, Stallone es un ácrata camuflado. O un nihilista en estado puro. Un dinamitero al que no le gusta la deriva del mundo. Su cine resulta por ello tan necesario en estos días de confusiones varias. En estos días reblandecidos y miedosos.

Por ello, sacar conclusiones políticas a las películas de este señor es como sacar petróleo debajo de mi casa. A Rocky no le interesan las ideologías. En todo caso, sí que le preocupa que se desmorone el feroz individualismo de los que no tienen casta. Su cine es el de un lobo estepario. El de un lobo de pelo gris que aún conserva su dentadura. En Los mercenarios se reúne con otros lobos para reivindicar en manada que está ahí. Y que nada ni nadie será capaz de callar su voz. Su mirada. Su autoría, sus ganas de dar batalla.

Cine gañán, políticamente incorrecto y deliciosamente idiota, me pregunto todavía cómo pasa desapercibido su bestial amor al cine en la cinéfila. Su visionado es obligatorio para los que todavía no se han quedado ciegos. Es espectáculo elevado al cubo para todos aquellos que disfrutan con un buen destrozo en pantalla grande.

Y todo, hecho por un grupo de actores y un cineasta a los que ahora sólo puedo exigirles que en la próxima le machaquen las cabezas a los cretinos del Equipo A.

Saludos, sintiendo aún las piernas, desde este lado del ordenador.

Plan de invasión silenciosa…

Sábado, Agosto 21st, 2010

Las cosas han cambiado mucho desde que llegué a este minúsculo planeta.

Informo: Elliot ha terminado por convertirse en un yonqui que sólo abre la boca para decir a quien le escuche: “yo veo extraterrestres”. Su simpática hermana Gertie es una feliz charcutera que cuando corta un trozo de carne musita: “mi casaaaaa”; y Michael, el hermano mayor, se encuentra destinado como militar de operaciones especiales en Iraq. Todas las noches y mientras mira a la estrellas se mete dentro del cuerpo el contenido de una caja entera de cerveza.

Todos estos elementos me hacen concluir que hemos acertado en nuestro plan de silenciosa invasión. Por ello, he considerado un gasto más que necesario que continuemos invirtiendo en abducidos porque si bien últimamente se han vuelto demasiado detectables: ¡no importa!

Creo, no obstante necesario señalar, que prestemos atención entre los que se hacen llamar independientes. Todas esas cucarachas que se resisten a dejar su modo de vida. Esto nos hace pensar que para el alto mando puede resultar muy interesante el siguiente documento que le hemos arrebatado a uno de ellos. Un tipo presuntamente normal para estos irritantes insectos.

“Me resisto a creerlo pero soy consciente que ya están aquí. Se parecen a ti pero no son como tú. Hace tiempo iniciaron su campaña de lavado de cerebro y todo hace sospechar que esperan culminarla muy pronto. Muy pronto.

Veo hogueras en solares y descampados donde hombres y mujeres terminarán por arrojar a las llamas toda esa documentación inútil y en papel que han ido recopilando con el paso de los años. Es probable que alguno llore en silencio pero seguramente la mueca de la resignación se dibujará en la cara de la mayoría de ellos (nosotros). Incluso muchos sentirán el inexplicable placer de quemar sus libros. De borrar ese pasado amarillento que ya no tiene cabida en el mundo.

La tipología del lector dará así un cambio radical aunque afortunadamente esta metamorfosis no afectará al veneno de la literatura.”

Con el objetivo de informar sobre algunas de las manías de quien habla este sujeto –es preocupante la última línea: “no afectará al veneno de la literatura”– hemos interrogado a algunos de estos posible rebeldes bajo hipnosis para poder detectarlos y aplastarlos con mayor facilidad cuando la invasión sea casi completa.

ATACAR SU HÁBITAT

EL CUARTO DE BAÑO.- Hemos descubierto, según muchos de los encuestados, que se trata de la mejor habitación de la casa donde pueden refugiarse para leer un rato. La media de estadía, con independencia del sexo, es que salgan de tan extraño habitáculo una hora después. Hemos observado que si el individuo/a vive acompañado, esta demora complica seriamente su relación.

EL DORMITORIO.- Para la mayoría se trata del sitio de la casa ideal aunque piensen casi por unanimidad que no es una buena idea leer algo antes de dormir, lo que debería estimular nuestros esfuerzos para que, precisamente, lean algo antes de dormir. La cosa se complica si el individuo/a lee por la mañana aseado y vestido antes de enfrentarse a lo que denomina como “rutina diaria”. Estos casos podrían ser muy molestos para la causa ya que insisten en que es el mejor antídoto para combatir a los que no son como nosotros. Es necesario convencer a los más débiles de lo contrario.  

SENTADO EN CUALQUIER PARTE.- Al observar que no acaba por convencer a la mayoría de los encuestados salvo cuando el sillón se encuentra fuera de su vivienda, recomiendo que promovamos en las cucarachas precisamente el sentimiento opuesto.

ESCUCHANDO MÚSICA.- La amplia mayoría ha coincidido en que a veces la música les acompaña en un rato agradable de concentración y lectura aunque generalmente el poder del oído resulta más fuerte que la seducción de las palabras. Ello me hace concluir que inundemos su universo sonoro de basura a la que puedan considerar como  música. 

CON LA TELEVISIÓN ENCENDIDA.- El que pensábamos era nuestro mejor aliado no ha resultado serlo tanto. Un grupo de los encuestados aseguró que si se encontraba leyendo cualquier cosa con ese aparato encendido solía apagarlo. Un apunte que considero digno de atención es, sin embargo, que según una de estas cucarachas: “Cuando intento leer con Sálvame de fondo –¡¡¡urgente: identificar este programa!!!– me doy cuenta que al final triunfa siempre las cuitas de Belén Esteban que las del joven Werther de Goethe”. (¿Belén Esteban?, ¿Goethe?, ¿son de nuestro planeta? INVESTIGAR).

(INVESTIGAR).

Saludos, al modo piel roja, desde este lado del ordenador.

¿Y si Santana actuara en la isla del infierno..?

Sábado, Agosto 21st, 2010

De entre la música con la que me crié, la de grupos como The Animals y The Kinks me marcaron más que la de The Beatles o The Rolling Stones. Así que sin quitarle mérito a las canciones de los escarabajos y a la de los piedras rodantes, en la confusa banda sonora de mi vida las tonadas de The Animals o The Kinks me saben más… me tocan más cerca que la de los chicos de Liverpol y los macarra londinenses.

Casi me pasa lo mismo con muchas de las grandes formaciones y solistas que destacaron en los setenta. Y entre otros, a quien recurro cuando la nostalgia me acaricia lo me queda de corazón están mis inagotables The Allman Brothers BandCarlos Santana.

Santana.

Además de sus discos me he visto sus conciertos en la pequeña pantalla y siempre me quedo descolocado. Y muy agradecido al músico por recuperar a aquel chaval que sí se atrevía a a escuchar otra música.

Enterarme de manera casual que hay conversaciones para que Santana actúe en Tenerife el próximo año me pone así agradablemente nervioso.

Y expectante a que otros de mis sueños (ver al león en directo) no se disuelva frustrado en el aire.

Saludos, llegando a puerto, desde este lado del ordenador.

La insoportable levedad del cine canario

Martes, Agosto 17th, 2010

I.- INICIO

En la difícil travesía que hemos emprendido a bordo de la Nostromo por la alta mar hemos encontramos flotando una botella con un mensaje. Lidiando con el viento y mientras la embaracación subía y bajaba entre olas furiosas, conseguimos alcanzar tan singular objeto.

Con parte de la tripulación reunida en el camarote del capitán pudimos leer el siguiente texto: 

“La verdad es que la enfermedad no afecta sólo al cine pero mientras en nuestra literatura afortunadamente una nueva generación de escritores está recuperándose de lo que parecía un mal irreparable, en el sector audiovisual canario se está expandiendo el mal con la velocidad de un cáncer.

Me refiero a la obsesión que les ha entrado a algunos de ser autores de nada. Y llamar a esa nada cine.”

II.- NUDO

Este curioso mensaje suscitó un pequeño pero también encendido debate en la tripulación de nuestro pequeño navío. Apunto lo de divertido porque nos hizo gracia a todos leer como esos que van de artistas intentan justificar sus limitaciones mostrando una obra llamándola de autor (o guerrillera o leve pero casi siempre mantecosa y aburrida) porque la palabra autor queda bien. Un salvavidas al que poder agarrarse.

El marinero Job, el que fue vomitado de la ballena, comenta que puede entender que el que va de autor (no quien es un autor, subraya) defienda sus propuestas escudándose en que se trata de una obra personal.

JOB:  ”O mejor personalísima que no necesita de coherencia externa –de la interna mejor correr un estúpido velo– para que la disfrute un desarmado y poco preparado espectador”.

Job añade que no le  hagan pasar por arte lo que es “un pobre ejercicio diletante más que gimnástico”.

Lord Jim lo interrupe mientras agita nervioso las manos. Obeso pero pálido ladra:  ”me considero una persona que no tiene demasiados prejuicios para ver, oír y leer cosas. Es más, mi vida se ha reducido a alimentarme de lo que veo, oigo y leo. Por ello os digo: ¡estoy cansado de tanto gato por liebre. Se llame la liebre como ese maldito estafador que fue Godard!”

Ahab, mientras se acaricia la barba, expone: “No tengo nada que objetar a que esa especie de onanismo salvaje que se ha impuesto entre la chavalada se quede en casa pero sí que arrugo el ceño cuando pretenden vendérmelo como algo rompedor porque, anuncian esos mismos chicos, sus películas están trufadas de claves internas que salvo ojos preparados no son aptas para espectadores corrientes.”

Interviene Job: “Eso me hace preguntar qué harían estos amigos de la experimentación. Estos atrevidos pero también inocentes reformuladores de unas reglas que desconocen si se les diera la oportunidad de abandonar sus tontas quimeras planteándose que rodaran una historia de verdad. Que son todas aquellas que tienen inicio, nudo y desenlace.”

 ”Algo me da en la nariz  –prosigue Job– que me iré a la tumba sin verlo. Lo que es una pena porque confío en el trabajo de muchos de estos aprendices (aún no compañeros y mucho menos maestros) que si no le tuvieran miedo a la coherencia podrían ser autores de verdad.”

Lord Jim, algo más calmado, reflexiona: “Ando preguntándome desde hace tiempo el por qué de ese miedo. Y por mucho que razone que debe ser cosa de que proceden de la tribu de los canarios no termina de convencerme. Es más, ser canario no es patente de papanata. Ni de cobarde. Ni de analfabeto para escarbar en su conciencia colectiva. Sólo hay que intentarlo. Sin atormentadas e hipócritas levedades.”

Ahab, meciéndose una vez la barba, musita: “disparates como Benlaglos, del que llaman David Pantaleón, deben ser desenmascarados. No digo con esto que el chico no siga haciendo lo que no sabe hacer pero sí le animo a que se atreva con otras cosas. Y que conmueva, que el cine es algo más que nadería pretenciosa.  Que eduque su mirada.”

Interviene Job: “Mirada que también debería educar la Viceconsejería de Cultura que es quien ha hecho posible todo este desaguisado a raíz del sonadísimo éxito alcanzado años a… por Juan Carlos Fresnadillo con Esposados.”

Habla Lord Jim: “Fresnadillo, ese hombre que no es que sea ’su cineasta más internacional‘ es que es “el único cineasta internacional” que ha salido de Canarias contando, precisamente, lo contrario: historias coherentes y con autoría sin respaldo (tampoco lo hubiera recibido) de su nada ilustrado Gobierno canario. Ciego éste, como siempre, a asociar talento con éxito.”

“Debe ser –reflexiona Ahab– a la ya reconocida y enfermiza manía del Gobierno canario de entender que esto del audiovisual no es otra cosa que derrochar dinero en virtud de la sacrosanta levedad de la nada”.

III.- DESENLACE

Todos (tristemente resignados): Sí, debe ser eso, a la sacrosanta levedad de la nada.

Tiran la botella al mar embravecido pero, ojo, conservan el menaje.

Saludos, aún en la Nostromo, desde este lado del ordenador.