Archive for Junio, 2012

‘Semilla Negra’ cumple 30 semanas

Domingo, Junio 10th, 2012

Aunque abunden las malas noticias, en especial en el ámbito de la cultura, por una ola de recortes que parece no tener fin, hoy quiero compartir con ustedes una celebración dichosa en clave sonora.

Me informa el periodista Carlos Fuentes (@delocotidianocf) de que el blog musical Semilla Negra alcanza ya treinta semanas en la red con músicas africanas on-line de libre acceso a través del canal digital de Casa África.

Esta iniciativa, que comenzó el pasado 20 de octubre de 2011, tiene por objetivo ampliar la difusión y el conocimiento de las músicas africanas a través de una serie de programas semanales en los que se ofrece, de forma gratuita, una selección de dos horas de canciones africanas y textos explicativos sobre los artistas protagonistas.

Entre los músicos que ya suenan en Semilla Negra destacan conocidas figuras de las músicas africanas como Youssou N´Dour, Salif Keita, Khaled, Manu Dibango, Ali Farka Touré, Baaba Maal y Miriam Makeba, aunque también se puede escuchar a nombres menos conocidos fuera de África como Pépé Kallé, Tabu Ley Rochereau, S.E. Rogie o Wendo Kolosoy y grupos como Sierra Leone´s Refugee All Stars, Orchestra Poly-Rythmo de Cotonou y Staff Benda Bilili.

A este programa musical se accede a través del blog África vive(http://blog.africavive.es/), donde semanalmente se aborda un tema africano con escucha gratuita de selecciones musicales a través de listas de reproducción que son ampliadas cada jueves.

En próximas semanas Semilla Negra ofrecerá una sorpresa musical africana relacionada con una historia mítica de origen cinematográfico. Habrá que estar atentos… ya saben, cada jueves en el blog de África Vive.

Saludos, muchas felicidades, desde este lado del ordenador.

‘Catálogo Canarias en corto 2011-2012′

Viernes, Junio 8th, 2012

¿TENEMOS TODO EL TIEMPO DEL MUNDO?

Algo así he sentido viendo los trabajos que componen el catálogo Canarias en corto 2011-2012. Lo apunto porque, tratándose de cortos, la sesión que comienza sobre 20.45 horas viene a finalizar sobre las 23 horas. Es decir, una invitación a que gaste un puñaíto de horas para ver trabajos muy correctos técnicamente y, en contra de otros Catálogos, alejados de bizarros experimentalismos.  

Bien saben los dioses que me lo advirtió Josep Vilageliú nada más verme, sorprendido de mi incursión en territorio lagunero: “Esto va a durar como dos horas”, pero me lo tomé como una broma. Un chiste malicioso…

Fatal conclusión, aprendiz de Ismael, porque tenía toda la razón del mundo esa especie de capitán Acab que todavía busca una ballena blanca a este lado siempre agitado del Atlántico…

La sesión, que tiene lugar en la sala mayor del Aguere Espacio Cultural, recoge buena entrada. Me sorprende, entre el público, que haya tantos niños. 

Los realizadores de los trabajos presentan sus obras…

Entre otras cosas explican lo duro que ha sido rodar estas piezas, siete en total, y todos coinciden en agradecer a Canarias Cultura en Red la labor que ha venido desarrollando en favor del audiovisual. Una labor, sospecho, cuya existencia podría desaparecer el próximo año en los planes de un Ejecutivo regional al que no le ha temblado el pulso para drenar los presupuestos destinados a Cultura.

La crisis.

Un fantasma, el de la crisis, que no protagoniza ninguna de las historias del Catálogo.

Se apagan las luces y empieza la función.

MELODRAMA

El primer mediometraje de la noche es Cosas que olvidamos, de Iván López. Una historia de amor a tres bandas de la que apenas me entero de nada por ¿será el pésimo sonido de la sala?

Me sorprende, pese a todo y muy gratamente, el aroma a melodrama que reúne esta cinta. 

López no es Douglas Sirk, obviamente, pero respiro en su trabajo el aire –no sé si voluntario– de irrealidad que caracterizaban las películas del maestro.

Eso me hace perdonar la debilidad de la historia, el callejón sin salida en el que su autor introduce a la protagonista femenina e incluso su almibarada –y algo sonrojante– ternura. 

UNA DE AMOR EN CLAVE FANTÁSTICA

Samuel Alarcón y José Cabrera son los responsable del segundo  mediometraje. Se titula La caja de Medea y a mi me recuerda a una reinterpretación de Mullholand Drive, de David Lynch, que como el Mulholand Drive de Lynch se pierde como me gustaría perderme a mi por el barranco de Masca. 

La historia tiene tintes fantásticos y comienza muy bien aunque empieza a desbarrar en su desarrollo y se pierde definitivamente en su parte final con un resultado incierto que no es lo mismo que desconcertante. 

A mi no me convence por seguir las doctrinas de don Confuso. Es decir, que cuando parece que va por ahí se mete por allá y se acaba liando la cosa.

Tanto es el lío, tantos son los nudos que se atan pero no se desatan en esa compleja tela de araña que debe ser la cabeza de su protagonista, que cuando la cosa termina no sé si hacer lo mismo que lo que hacen las chicas que tengo al lado: ponerme a reír.

Claro que lo mismo da, pienso mientras mi culo inquieto se revuelca en la butaca.

EL SUEÑO DE LA ADOLESCENCIA PRODUCE MONSTRUOS

Lo mejor de Una historia de amor, de Chedey Reyes, son sus originales títulos de crédito. El corto que es mediometraje está rodada en la comunidad de Madrid por lo que sus actores hablan –por cierto, vuelvo a quejarme del ¿penoso sonido de la sala?– con marcado acento continental. Ya saben: C y Z muy marcadas.

No lo hacen mal los actores. A su manera, resultan naturales protagonizando esta historia de amor –que se teje entre dos hermanos y una mujer– en clave nostálgica.

Pero bostezo. Y van, mientras observo como más de uno se levanta de la butaca y juye por la puerta donde pone Salida.

DRAMA

Vasni Ramos dirige En un momento…

Y creo que En un momento es uno de los cortos más arriesgados de la noche por el género en el que se ubica: el drama. El drama en su sentido más duro: asistir a la agonía del ser que más quieres.

O esa persona por la que serías capaz de sacrificarte y que no es, precisamente, la imagen con la que te  encuentras todas las mañanas frente al espejo. 

Sin embargo, y pese a estar bien narrado, no me emociono ni empatizo con el sufrimiento en el que se ven implicado sus dos protagonistas.  

NO HACEN FALTA PALABRAS PARA DECIR TE QUIERO

El mejor trabajo de la noche es, a mi juicio, El Círculo, de Eugenia Arteaga.

¿Por qué? porque siendo un corto que no es un corto es el que me resulta más corto en esta noche que no es de cortos. 

El círculo está protagonizado por Carlos A. Valencia y Lorena Plasencia, dos actores que me sorprenden por su naturalidad y como llenan pantalla. También me asombra cómo lo hacen los actores de reparto. Gente sin experiencia que lo hace igual de bien que los actores profesionales que intervienen en el resto de los cortometrajes que forman parte de este Catálogo.

El Círculo me emociona porque es un trabajo sincero.

Y me conmueve y alecciona pero sobre todas las cosas logra que me crea lo que estoy viendo gracias a que su realizadora evita caer en tontos sentimentalismos.

Rueda con un par de lo que hay que tener una historia en la que escucho a los mudos y entiendo a los sordos y me cabreo con la excelente actriz que hace de normal –Lorena Plasencia– porque  escucha y habla en un universo de signos en el que sobran las palabras para decir te quiero.

Solo basta un abrazo.

Asombrado no bostezo.

E incluso contribuyo con aplausos a reivindicar un trabajo que me parece deliciosamente inteligente y sobre todas las cosas honesto con lo que cuenta.

NO SÉ, NO CONTESTO

Me aburro con La vida en las manos, de Mercedes Afonso.  Afonso comete un error de base: el cine no es teatro y el teatro no es cine.

Es decir, que cine debe ser contar una historia con imágenes y no a través de palabras.

En La vida en las manos un hombre y una mujer hablan y hablan en un lecho de edredones revueltos. El trabajo, así, se centra en lo que dicen y lo poco que entiendo de lo que dicen –el sonido ¿será el de la sala?– me entra por un oído y me sale por el otro. 

Pienso de todas formas que  si lo veo en condiciones diferentes y sin el acompañamiento de los otros seis trabajos, igual descubro la llama que debe de tener dentro.

ESPERPENTO 

Cierra esta sesión el mediometraje Velando a los muertos, de Sebastián Álvarez.

Técnicamente es el trabajo más impecable de la noche. Y cuenta además con una banda sonora muy pegadiza y está  basado en un texto de Antonio Tabares

El trabajo, con fotografía en blanco y negro, quiere ser una comedia negra que se queda en….

… Todavía me estoy preguntando en que se queda…

No me río. No sonrío. Aunque hay espectadores que se ríen y es probable que otros incluso sonrían.

Viendo este trabajo es inevitable que recuerde La caja, el estupendo largometraje de Juan Carlos Falcón basado en la también estupenda novela Nos dejaron el muerto de Víctor Ramírez. El recuerdo, conste, es porque hay un muerto. 

El trabajo de Álvarez comete el mismo error que el de Afonso: el cine no es teatro y el teatro no es cine. Y sus actores, que son de teatro, me resultan demasiado artificiales así como los personajes que interpretan. Requetevistos. Resultan típicos y tópicos (el hermano bobo, los hermanos julandrones, la hermana encallecida y la cuñaaaada que no habla).

Estos elementos contribuyen a que el presunto esperpento que  propone Velando a los muertos se drene… No, no me convence este corto que no es corto sobre la familia y la codicia humana con acento canario.

Cuando finaliza la proyección me levanto como una centella mientras oigo a alguien preguntar bastante mosquiado ¿ónde vas?

Me planteo esa misma pregunta mientras regreso en tranvía a Santa Cruz de Tenerife.

¿Ónde vas cine canario, ónde vas triste de ti

Saludos, ¡Hasta el infinito… Y más allá!,  desde este lado del ordenador.

Ray Bradbury por fin pisa las arenas de Marte

Miércoles, Junio 6th, 2012

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy cercana… Me acompañó cuando comenzaba a iniciarme en la literatura.

De hecho, fue uno de los primeros escritores, junto a Robert Louis Stevenson, que me adentró en el fascinante mundo de la literatura.

Más tarde, y en plena y complicada adolescencia, llegarían Lovecraft, Sender, Conrad, Maupassant y otros tantos y tantas que han contribuido a que mi tránsito por la vida a veces me resulte tan atractivo cuando pierdo el tiempo metido de cabeza en un libro.

Es verdad que con la edad fui dejando las novelas y antologías de Bradbury, pero episódicamente solía leer cualquier cosa que encontrara del escritor que en sus novelas más recientes, y también autobiográficas como Cementerio para lunáticos y Sombras verdes, ballena blanca, descubría con gozosa e inquieta sorpresa que la edad del narrador de sus historias era la misma que tenía yo cuando los asimilaba como quien asimila cualquier confesión –por improcedente que sea– de un buen amigo.

De un amigo leal. De esos que sabes que nunca te van a dejar tirado en la cuneta.

Bradbury, a quien muchos ya seguíamos cuando llegó a nuestro lado, fue tomado realmente en serio por aficionados que rechazaban y rechazan los pobrecitos la literatura popular cuando ediciones Minotauro antes de ser devorada por el grupo Planeta publicó sus Crónicas marcianas con prólogo de Jorge Luis Borges.

El autor de Historia universal de la infamia escribe: “Otros autores estampan una fecha venidera y no les creemos, porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado –el dark hakward and abysm of Time del verso de Shakespeare–. Ya el Renacimiento observó, por boca de Giordano Bruno y de Bacon, que los verdaderos antiguos somos nosotros y no los hombres del Génesis o de Homero.”

Con todo, sin embargo, Bradbury nunca fue un escritor al que el aficionado a la ciencia ficción dura –es decir, el que busca más ciencia que ficción en este tipo de relatos– reivindicara con demasiado entusiasmo. Un experto llegó incluso a decirme en una ocasión que le parecía demasiado narrativo y poético… Más un fabulador que un escritor preocupado por la anticipación.

No le critico, es más, creo que en cierto sentido tenía razón.

Bradbury más que un escritor de ciencia ficción fue un escritor de fantasía. Un fabulador, efectivamente, de mundos donde la magia y la realidad se mezclaban sin chirridos extravagantes.

Un soñador que, a mi juicio, se crecía en el difícil arte del relato corto…

Muchos de cuyos cuentos contribuyeron a formar parte de ese barniz humanista que todavía debo de conservar…

Hay una antología por la que siento especial debilidad: El país de octubre, donde se reúnen quince de las mejores historias que publicó antes de que cumpliera los veintiséis años.

Si leen estos cuentos y continúan leyendo otras historias de Bradbury comprobarán que el escritor siempre escribió sobre lo mismo: el asombro. Un asombro teñido de ternura adolescente en el que lo mismo narraba como unos niños encerraban en un armario a un compañero el único día en el que podía lucir el sol en el planeta Venus como el diálogo que mantienen dos astronautas que flotan a la deriva en el espacio mientras se acercan al planeta azul…

… En estos y en otros de sus relatos, apenas unas pocas páginas redactadas con aplastante y poética sencillez, se condensan historias y sentimientos que taladraban y taladran el corazón de un lector que, como quien ahora les escribe, descubrió a Bradbury en esa etapa de la vida donde el mundo y las circunstancias se confabulan para que te hagas mayor.

Pienso así que el mejor cumplido que le puedo hacer al escritor –fallecido a la edad de 91 años– es que no quiso crecer.

“- ¡Eres la cosa más ridículamente estúpida que haya visto en mi vida! –exclamó– ¿Quieres que acaben matándote? ¿Qué te pasa? ¿Nunca aprendiste a conducir un coche? ¿Qué es esa bicicleta? ¿Es el primer trabajo que haces en el cine? ¿Cómo puede ser que escribas una porquería semejante? ¡Por qué no lees a Thomas Mann, a Goethe!

- Thomas Mann y Goethe –dije con tranquilidad– no habrían podido escribir un buen guión de cine en sus vidas. Muerte en Venecia, seguro. Fausto, ya lo creo. Pero ¿un buen guión? ¿O un cuento como uno de los míos, en los que hay gente que aterriza en la luna y es creíble? Eso sí que no. (Cementerio para lunáticos).

En Sombras verdes, ballena blanca, Bradbury recuerda su experiencia, precisamente como guionista, en Moby Dick junto al cineasta John Huston.

¿Quién es la ballena blanca?

No me falten y lean esta deliciosa y fordiana novela.

Ray Bradbury escribió otros títulos.

Recuerdo con especial placer El hombre ilustrado, un libro de relatos que narra a partir de los tatuajes que lleva un extraño dibujado en su cuerpo, así como Fahrenheit 451, un alegato en favor de los libros y la memoria que encierran los libros –y novela que inicia con una cita de Juan Ramón Jiménez: “Si os dan papel pautado, escribid por el otro lado”– que fue llevada al cine con incómoda frialdad por Truffaut.

Hay más Bradbury, afortunadamente, un autor relativamente bien traducido al español y a quien incluso el cineasta José Luis Garci le dedicó un libro que hoy es pieza culto entre los bradubiranos de pro entre los que me encuentro. Es más, si uno vuelve a ver aquellos inquietantes mediometrajes que son La cabina y La Gioconda está triste, dirigidas por Antonio Mercero y escritas por Garci, observarán el sello Bradbury en dos telefilmes que hicieron historia en un país que siempre presumió de atolondrado y golfo realismo.

Dicen que Ray Bradbury ha muerto…

Y yo me pregunto ¿qué sabrán ellos?

Lamento, en todo caso, el golpe que habrá supuesto para su amigo Ray Harryhausen, que es otro gigantesco ilusionista que se negó a crecer.

Yo, mientras tanto, tomo a cucharadas su Remedio para melancólicos, escancio El vino de estío y busco Las doradas manzanas del sol y Las máquinas de la alegría.

NOTA: La película Moby Dick como la serie de telesión Crónicas marcianas, basada en el libro de Bradbury, se rodaron en paisajes de unas islas abandonadas por las manos de los dioses llamadas Canarias.

Saludos, nos veremos un día de estos en las rojas arenas de Marte, desde este lado del ordenador.

Dando la nota…

Martes, Junio 5th, 2012

* El escritor Ignacio del Valle presentará el viernes, 15 de junio, en el salón de actos de la MAC en Santa Cruz de Tenerife, su última novela: Busca mi rostro, un thriller de acción que se mueve a caballo en distintas capitales del mundo mientras las novelas de su aún trilogía dedicada a Arturo Andrade se traducen en Francia con bastante éxito. Del Valle, que es autor, entre otras obras, de El arte de matar dragones, El tiempo de los emperadores extraños, adaptado al cine con el título de Silencio en la nieve, y Los demonios de Berlín, será presentado por el también escritor Pablo Martín Carbajal.

* Ediciones Idea ha publicado Pleamar, la última novela del escritor tinerfeño Sabas Martín, y título que salió primero a la luz en italiano en la editorial Infinito Edizioni, Roma. Pleamar pertenece al ciclo de Nacaria, territorio mítico del autor, y de la que forman parte también Nacaria y La heredad, que ya cuentan con varias ediciones en español y han sido traducidas y publicadas en Alemania, Italia y Francia. Con traducción de Chiara Vitalone, licenciada en Lengua y Cultura Extranjeras por la Universidad de Catania y máster de Traducción Editorial por la Universidad de Torino, traductora al italiano de la narrativa del autor, en Pleamar Sabas Martín construye una novela que indaga en la condición humana y en los mecanismos de la escritura.

Saludos, a lo último mohicano, desde este lado del ordenador.

Yo…

Lunes, Junio 4th, 2012

I.- FUMANDO ESPERO…

A la espera de las valoraciones que el Gobierno de Canarias, la Asociación de Libreros y demás entidades implicadas harán públicas un día de estos… El último día de la semana de un caluroso 3 de junio de 2012 se apagó la llama de la XXIV Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife.

Un espacio, quiero pensar, que debería estar diseñado para el encuentro entre lectores, escritores, editores y libreros y que este año, al menos los días en los que me di una vuelta por el parque García Sanabria siempre a una discreta hora –las siete de la tarde– mantuvo una más que regular asistencia de público.

Público mayoritariamente familiar, pero también de despistados transeúntes y gente de buen y mal vivir que no tenía nada mejor que hacer que ver libros. No olvido a los aficionados a esas cosas que se están poniendo últimamente tan raras como son, precisamente, los libros.

Una caseta me llama especialmente la atención: oferta títulos de otros tiempos y de otras tentaciones en ediciones facsímiles.

Mientras tanto, y consultando el calendario, espero con paciencia la valoración. El cómo ha ido oficial aunque mucho me temo que con el desesperado y lírico romanticismo de Matt Scudder.

¿Qué cifra sacarán?

¿Qué valoración nos venderán?

¿Qué perfiles de clientes propondrán?

Son tiempos de crisis.

Vale, lo sé tanto que me desangro con la puta crisis… Pero en mis vistas a la Feria he contado con los dedos de la mano a los representantes de nuestra cosa pública para apoyarla, reivindicarla.

¿Uno, dos, tres…?

Creo que son demasiados…

Pienso, con ingenua objetividad, que estas cucarachas con Chanel no han tenido tiempo de visitar la Feria porque tienen cosas más importantes que hacer…

¿Qué hacer?

Pues trabajar hasta altas horas de la madrugada cómo las instituciones plantan cara a una crisis que está a punto de hacer crack.

Es un domingo caluroso de junio en el que la Feria ha puesto su cartel de cerrado para –espero, pese a todo– colocar el de abierto el próximo año.

II.- GENTUZA

Participo en dos encuentros invitado generosamente por sus autores: Santiago Gil y Carlos Álvarez.

Ambos dos, gentuza con la que mantengo un diálogo abierto en el que participa el público asistente y que suele ser –por norma general– el que plantea las preguntas más interesantes siempre y cuando no termine su intervención en una larga y cansina disertación sobre la reproducción de los cangrejos.

Durante la intervención de Santiago Gil, y mientras le pregunto sobre su última novela, Queridos Reyes Magos, que es un título en el que su autor describe el final de la infancia con brutal y realista sinceridad, el escritor revela como para algunos de nosotros descubrir que los Reyes Magos son los padres contribuyó a triturar la ilusión que hasta ese momento nos hacía niños.

Las palabras de Santiago Gil resuenan, al parecer y con el redoblar de un tambor, por todo el reciento de la feria.

Y contemplo en la entrada de la carpa a un tipo que hace señas enloquecidas.

Lo saludo amablemente con la mano, pero el tipo continúa con sus señas enloquecidas.

Y entonces alguien del público levanta la mano.

Y más que preguntar insiste en eso de que los niños descubran un día que los padres son, efectivamente, los Reyes Magos…

Ya no veo al tipo que hace señales enloquecidas.

III.- ¿UN CHISTE?

Al finalizar el acto con Gil, alguien me comenta que durante unos instantes se cortó el sonido de lo que en la carpa decíamos porque había niños que en ese momento paseaban con sus padres por la Feria.

Niños que al parecer estaban más pendientes de escuchar lo que se estaba hablando en la carpa y que sonaba como ruido ambiente en todo el recinto que en pedir el último manga en cualquiera de las casetas diseminadas por la Feria…

Advierto:

Es probable que quien lo dice me esté gastando una broma.

O un mal chiste.

Mientras tanto, Santiago Gil –que es un hombre de paz quiero entender porque conoce demasiado bien lo que es estar en guerra– continúa explicando las claves de su narrativa. Una narrativa afortunadamente contundente y feroz.

Al menos, a mi juicio, en Las derrotas cotidianas y Queridos Reyes Magos.

Santiago Gil, con flema británica, se pregunta: ¿Por qué no se encuentran sus novelas en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife?

IV.- LA CULPA LA TIENE OSCAR PETERSON

Soy testigo momentos antes de entrar en la carpa con Santiago Gil como un lector –pienso ahora de los que come pienso– le pregunta dónde puede comprar algunos de sus libros. Y creo ver que quien acompaña a ese preguntón es la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife…

Pero suena en ese momento en mi cabeza Oscar Peterson y no me atrevo a decir que…

Se queja Santiago Gil de que no estén  sus libros en la Feria.

Se queja, sin decirlo, que nadie de los que asisten al diálogo pueda después adquirir algunas de sus novelas y pedirle al escritor que parece poquita cosa pero que es todo lo contrario que le firme algún ejemplar.

Alguien me susurra que el desaguisado es igual de marciano en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria.

Incluso peor….- escupe.

- ¿Peor?

-  Peor.- me responde ese mismo alguien.

Eso explica que Carlos Álvarez –cansado de si le dicen lo engaño– haya decidido montarse su propia editorial: Hora antes.

Álvarez es autor de las La pluma del arcángel y de Si le digo lo engaño, novela que presenta ese mismo domingo en la XXIV Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife.

El escritor y guionista, o guionista y escritor que lo mismo da, siendo hombre de letras se ha liado ahora la manta a la cabeza y quiere probar en las ciencias.

De ahí nace Hora antes.

Una editorial digital pero que apuesta también por el papel imagino que para lectores viejunos y reaccionarios como quien firma estas líneas.

Y eso explica que Álvarez, que es autor del libro de relatos Una hora menos y coguionista de Mararía y del documental Ciudadano Negrín, lleve encima varios ejemplares de Si le digo lo engaño y los reparta en algunas de las casetas de la Feria.

Intuye, ese zorro castellano, que más de uno del público lo adquirirá porque querrá leerlo y encima que el autor haga el rito de dedicárselo.

Entre los asistentes a los dos encuentros está el premio Canarias de Literatura, Luis Alemany.

Alemany interviene como interviene Luis Alemany cuando se crece: paternalmente provocador.

Contribuye, y muy mucho a que la sesión no resulte oficialista y estirada, sino más bien a todo lo contrario, a relajada por improvisada.

Acaban las charlas.

Y mientras me despido de Santiago Gil y de Carlos Álvarez pienso en cuantos de los niños que estuvieron paseando con sus padres por el García Sanabria ese domingo que ya es historia regresarán a sus casa sin tener tan claro como encabezar su próxima misiva a los Tres de Oriente…

¿Queridos Reyes Magos?

Saludos, ¿quién sabe donde estaremos el año que viene?, desde este lado del ordenador.

Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 2013 si autores, libreros y editores…

Domingo, Junio 3rd, 2012

11:30-12:30.- Actuación musical y presentación del libro EL BOSQUE DE LAS PALABRAS PERDIDAS de Fafo Hernández, Cecilio Massanet y Juanjo Coba, a cargo de José Manuel y Salvador Moreno. Publicaciones Turquesa, S.L. Escenario central.

11:00-14:00.- Taller de ilustración y diseño a cargo del Colectivo de Ilustradores Canarios. Alrededores de la Feria.

12:30-13:00.- Presentación del libro FLUSH de Virginia Woolf, a cargo de Mónica Plasencia y la Asociación Protectora de Animales del Noroeste de Tenerife (APANOT). Editorial 23 Escalones. Carpa institucional.

13:30-14:00.- Presentación del libro LA LISTA de Juan Bosco a cargo de Eligio Hernández. Editorial Principal de los Libros. Carpa institucional.

17:00-18:00.- BETTY Y EL TERRÓN DE AZÚCAR. Teatro de títeres y marionetas. Editorial Tragaluz. Escenario central.

17:00-21:00.- Taller de ilustración y diseño a cargo del Colectivo de Ilustradores Canarios. Alrededores de la Feria.

18:00-19:00.- Encuentro con el escritor Santiago Gil García, acercamiento a su obra y a su mundo literario. Carpa institucional.

19:30-20:00.- Presentación del libro SI LE DIGO LE ENGAÑO. 100 KILOS A LA DERIVA PARA SALIR DE LA CRISIS de Carlos Álvarez. Hora Antes Editorial. Carpa institucional.

20:00-21:00.- UN PASEO POR DIVERSOS RITMOS LATINOAMERICANOS. ctuación musical de Virginia Guantanamera y Marco del Castillo. Escenario central.

Saludos, see you soon!, desde este lado del ordenador.