Archive for Diciembre, 2013

Teatro, la vida es puro teatro

Miércoles, Diciembre 4th, 2013

Unas treinta personas se dieron cita ayer, 3 de diciembre, en el Teatro Guimerá para asistir a la presentación del libro El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936), de Roberto García de Mesa. Acompañaron al autor, el director de la Cátedra Pedro García Cabrera, Rafael Alonso Solís y el profesor titular de Literatura Española de la Universidad de La Laguna, Rafael Fernández Fernández, director de la tesis que ha dado origen a este volumen, editado en la colección Thesaurus, de Ediciones Idea.

Mientras escucho las intervenciones me pregunto si el fantasma del Teatro Guimerá recorre las butacas. Lo escribo porque siento algo de escalofrío en la espalda pero no sé si es cosa de espectros o de una corriente de aire que se filtra por alguna rendija de este pequeño y encantador teatro de provincias.

García de Mesa ha colocado previamente sobre el escenario y a modo de candilejas, veinte de sus libros, mientras se proyecta en pantalla un audiovisual de apenas dos minutos de duración en el que se muestran imágenes de aquellos hombres y mujeres que fueron tan audaces y modernos aunque el paso de los años ha envejecido lo que fue un grupo milagrosamente luminoso y excéntrico.

Todos ellos forman un punto y aparte en una tierra, como es la que habito, tan preocupada en mirar hacia atrás sin ira porque para desgracias y rencores tenemos suficiente con el negro presente.

Me pregunto qué pensará de todo esto el fantasma del Guimerá. También en ¿quién es ese fantasma? Es probable, en todo caso, que solo se trate de una corriente de aire. De un dedo gélido e invisible que acaricia mi espalda.

Roberto García de Mesa lamenta el cierre de los Multicines Renoir Price y del Teatro Pérez Minik, cuya demolición justifica la consejera de Cultura, entre otras áreas, Inés Roja. La idea, dice Rojas, es plantear un nuevo proyecto cuyo presupuesto asciende a los 12 millones de euros, dinero que en plena crisis económica, el Ejecutivo regional es incapaz de afrontar.

El teatro Pérez Minik está –o mejor, estaba situado– en el Parque Cultural Viera y Clavijo, en la capital tinerfeña. Y ya no tiene techo aunque sí un escenario podrido. Su público ya no lo forman personas sino ratas y cucarachas, pero no sé que obras representarán para tan respetables espectadores.

Roberto García de Mesa se indigna sobre el escenario –mientras da vueltas y vueltas como una peonza micrófono en mano– de que otro teatro, el Domingo Pérez Minik que se encuentra en el Círculo de Bellas Artes en la capital tinerfeña, solo sea reconocido por uno de sus empleados como el teatro del Círculo de Bellas Artes y no como el teatro Domingo Pérez Minik.

No termino de entender su enfado. Tampoco creo que Minik se tirara de los pelos ante este desconocimiento involuntario.

Estas cosas pasan. Incluso en la vieja Europa.

Hace unos años y estando de visita por Viena le pregunté a un caballero en un punto de información si podía indicarme las calles donde habían residido dos ilustres judíos austriacos: Joseph Roth y Stefan Zweig. Escribí incluso sus nombres en papel para que no hubiera errores.

Se encogió de hombros hasta que negó con la cabeza.

- No sé quienes son.- dijo ante mi asombro. Más tarde, y observando mi decepción, me invitó a visitar la casa museo de otro judío, el doctor Freud.

Así pues esas cosas pasan. Incluso en una ciudad tan (i)lustrada como Viena.

Roberto García de Mesa anuncia durante la presentación de su libro, porque aquí hemos venido a hablar de su libro, que se trata solo del primer acto de un proyecto que acaricia convertirse además en documental –entiendo ahora el audiovisual de dos minutos–, exposición y el montaje y estreno de las tres obras que estudia con profundidad en el texto: Tic-tac, de Claudio de la Torre; Proyecciones, de Pedro García Cabrera y La casa de Tócame Roque, de Agustín Espinosa.

Durante su intervención lee, además, el décimo manifiesto que se reprodujo en las páginas de Gaceta de Arte, titulado Contra el actual teatro español, donde se arremete, entre otros, contra Pedro Muñoz Seca, que fue un hombre de derechas y del que se dice que a punto de ser fusilado en Paracuellos del Jarama en noviembre de 1936 les dijo a los miembros del pelotón: “Podéis quitarme la hacienda, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo”.

Más tarde, al acabar la guerra, vino La venganza de don Mendo, pero no creo que esta tragicomedia le hiciera demasiada gracia a Muñoz Seca, que en paz descanse; ni a los milicianos que pusieron fin a su vida, que en paz descansen también.

Ojeo El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936) y me quedo con otra reflexión que, en el turno de preguntas, ofrece García de Mesa mientras no deja de dar vueltas como una peonza sobre el escenario.

Viene a decir que estas obras rompedoras y que encendieron polémica en su momento hoy podrían resultar envejecidas. Pero también que gracias a ellas se influyó en un teatro que bullía y quería sacudirse como piojos una tradición que no iba más allá del espectáculo de evasión. Y este entusiasmo, si quieren revolucionario, que sopló una vez en una región tan desestructurada como es la canaria, es un punto y aparte en la Historia del archipiélago.

No sé así si se trata de memoria recuperada, pero quiero entender la aparición de este libro que arrastra ambiciosas intenciones como una obra que quizá pueda enseñarnos a los habitantes de las islas que una vez no fuimos tan desesperadamente cínicos.

Y solo por eso, por algo tan nimio si quieren, entiendo El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936) como un estudio necesario, una obra que quizá contribuya a abrir puertas y no a cerrarlas.

Yo, mientras tanto, me pregunto si sentí al fantasma del Teatro Guimerá o solo fue una corriente de aire, un dedo gélido e invisible que acarició mi espalda

(*) La ilustración que acompaña este post es un dibujo para Gaceta de Arte (1933 – 1934), de Óscar Domínguez. Colección Guillermo de Osma.

Saludos, telón, desde este lado del ordenador.

¿Joseph Conrad contra el cine?

Martes, Diciembre 3rd, 2013

El horizonte azul del Mediterráneo, seductor y embaucador de audaces, guardó el secreto de la fascinación –abrazando en su pacífico seno a las víctimas de todas las guerras, tempestades y desastres de su historia– bajo la maravillosa pureza de su cielo crepuscular. ”

(El pirata, Joseph Conrad. Colección El libro de bolsillo, Alianza Editorial, 1989. Traducción: Eduardo Chamorro)

La vida de Joseph Conrad, como la vida de todo aventurero, suscita muchas preguntas.

Escribe en una lengua que no fue suya y firma con un nombre que, originalmente, no fue el suyo.

Apenas revela elementos de su pasado. Es decir, ¿qué fue de aquellos años previos a su trabajo como marinero y tras ser reconocido como un excelente escritor de novelas de aventuras marinas?

¿Qué opinaba del cine?

El invento para feriantes se estaba consolidando como industria de entretenimiento el año de su muerte.

¿Cuál pudo ser su mirada sobre las películas que, desde entonces, han intentado adaptar sus relatos?

¿Fue consciente del enorme regalo que nos estaba proporcionando con su literatura?

DOS PROYECTOS FRUSTRADOS, ENTRE OTROS TANTOS

Orson Welles intenta poner en pie El corazón de las tinieblas pero, cuenta la leyenda, la RKO lo rechaza de plano.

“Búscate otra historia”, le vinieron a decir.

Welles piensa… y de ahí –dicen– nace Ciudadano Kane. Su mayor triunfo y, paradójicamente, su mayor fracaso.

David Lean está demasiado viejo pero quiere rodar Nostromo.

Pone incluso dinero de su bolsillo y espera regresar a España para convertir en realidad lo que no es sino el obsesivo proyecto del que ahora se considera un dinosaurio.

Pero ¿quién sabe?

Ignoro si David Lean escucha los cantos de sirena con forma de Lawrence de Arabia y el doctor Zhivago.

La maquinaria está en marcha pero las compañías aseguradoras se retiran discretamente por miedo a la edad avanzada del cineasta.

Nostromo se desmorona como un castillo de naipes y cuatro años después de la aventura, David Lean fallece.

Anoten la fecha de su muerte: abril de 1991.

Nostromo.

Yo la vi navegar por el espacio en Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979).

ADAPTACIONES (*)

Buceo por la red y pesco rarezas como Victoria (Maurice Torneur, 1919) y Lord Jim (Victor Fleming, 1925), película que se estrena un año después de la muerte de Conrad, Joseph.

Paraíso peligroso (William Wellman, 1930) adapta una vez más Victoria. Tengo esperanzas en creer que el talento de Wellman fue capaz de reproducir en pantalla el destino trágico de Axel Heyst, el protagonista de la novela.

Alfred Hitchcock lo intenta con la dinámica Sabotaje (1936). Se basa en El agente secreto, un nada desdeñable y tampoco abstracto retrato de un hombre que vive de informar de lo que hacen grupos antisistema.

Pero continúo buceando…

Se adapta una vez más Victoria (John Cromwell, 1940) y El desterrados de las islas (Carol Reed, 1952), un título este último que me desconcierta.

Y Lord Jim (Richard Brooks, 1965), la película, el filme que es, oficialmente, la adaptación más conocida en cine de una obra de Joseph Conrad.

Alguno dirá que es demasiado discursiva pero junto al Moby Dick (1956) de John Huston es una de las más grandes y ambiciosas películas de aventura de la historia del cine. Dos títulos que si tienen lastre es su obsesiva y maniática fidelidad con el texto original.

Algo que supo cribar El aventurero (Terence Young, 1967). La película adapta El pirata.

Más tarde, Ridley Scott se da a conocer con Los duelistas (1977), una novela corta de Joseph Conrad en la que se plantea eso que llama honor. Su estética sabe a poema modernista: estéticamente es voluptuosa.

Hasta que llega Francis Ford Coppola y manda a parar con su infernal viaje a El corazón de las tinieblas en Apocalipsis ahora (1978).

Aún viajo en helicóptero mientras suena a todo trapo La cabalgata de las Valkirias y el olor a napalm me sabe a victoria.

Susurro mientras deslizo la mano por mi cabeza desnuda: “El horror, el horror“.

Y termino, la boca amarga, con El agente secreto (Christopher Hampton, 1996) y El hombre que vino del mar (Beeban Kidron, 1997).

Continúo pescando títulos en la red.

Pero se difuminan o se encadenan en caprichosos planos.

E intento descubrir a Józef Teodor Konrad Korzeniowski en una vieja fotografía donde ya es Joseph Conrad.

¿Victoria?

(*) Si pinchan este enlace, encontrarán una larga lista de adaptaciones al cine y la televisión de novelas y relatos de Joseph Conrad.

Saludos, palabra de Charles Marlow, desde este lado del ordenador.

Un libro revela las claves de ‘El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936)’

Lunes, Diciembre 2nd, 2013

El Teatro Guimerá acoge este martes, 3 de diciembre, a las 20 horas, la presentación del libro El teatro de vanguardia en Canarias (1924-1936), del escritor y poeta Roberto García de Mesa.

El acto se celebra en el Teatro Guimerá, en Santa Cruz de Tenerife,  porque fue uno de los espacios emblemáticos donde sucedieron algunos de los acontecimientos que se mencionan en esta obra, un estudio que consta de 638 páginas y en el que se recoge la tesis doctoral que realizó García de Mesa y que dirigió el profesor Rafael Fernández Hernández.

El volumen está editado por Ediciones Idea, en su colección Thesaurus, y en él se pueden observar las principales innovaciones teatrales que se produjeron en las Islas durante este período. La entrada es libre.

Saludos, llueve, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Domingo, Diciembre 1st, 2013

* La Filmoteca Canaria exhibe este lunes 2, y también el martes 3 de diciembre, La umbría (1975) y Réquiem para un absurdo (1979), dos películas dirigidas por Pepe Dámaso, y con las que la Filmoteca celebra el ochenta aniversario del artista. Estos trabajos se podrán ver en TEA Tenerife Espacio de las Artes, en Santa Cruz de Tenerife, a las 20.30 horas. En la proyección de La umbría estará presente Pepe Dámaso y también el profesor de Historia del Cine de la Universidad de La Laguna, Gonzalo Pavés.

* El Cine Víctor acoge este lunes, 2 de diciembre, la proyección de Slimane, una película de José Ángel Alayón. El pase es con entrada libre y comienza a las 20:30 horas. El largometraje está inspirado en la historia de Slimane Larhroti, un joven marroquí que al llegar a su mayoría de edad debe abandonar el centro de acogida de menores en el que ha residido desde su llegada a la Isla. Slimane cuenta con una de las últimas ayudas a la producción cinematográfica que concedía el Gobierno de Canarias y recursos –dijo la responsable del  Audiovisual de Canarias Cultura en Red, Natacha Mora– que  “la crisis económica obligó a aplazar”.

Saludos, ¡ya es diciembre!, desde este lado del ordenador.