Archive for Septiembre, 2020

La cavernícola que corrió bajo las faldas del Teide y el galán que tuvo madre canaria

Sábado, Septiembre 5th, 2020

Se llama Jo Raquel Tejada (Chicago, 5 de septiembre de 1940) aunque quienes la recuerdan la conocen como Raquel Welch o “el Cuerpo”, apodo que le pusieron porque su aspecto físico cortaba la respiración de legiones de hombres y de mujeres también, fascinados al verla corretear por Las Cañadas, Tenerife, en un ajustadito biquini de piel perseguida por cavernícolas y bestias antediluvianas bajo la sombra, asombrada cabe decir, del Teide.

La película para quien no la recuerde es una producción de la respetable Hammer bajo el título de Hace un millón de años (Don Chaffey, 1966) y sus huellas, comentan los que aún recuerdan los pasos de la Welch por las islas, deben de conservarse aún bajo las faldas del volcán dormido aunque eso, como dijo el-que-todo-lo-sabe, es otra historia.

La vinculación con Canarias no termina aquí, sin embargo. Si tomamos la máquina del tiempo y viajamos al Hollywood de los años 50 descubriremos a la por aquel entonces Raquel Tejada como ganadora de un concurso de belleza que se celebra en la Feria Anual de San Diego y en la que actúa como maestro de ceremonias bajo el nombre de Don Diego un tipo llamado a que se escriba su biografía: Domingo Hernández Bethencourt, nacido en el Puerto de la Cruz y actor de reparto (de una frase o dos) y con el nombre artístico de Tom Hernández en películas de aquel entonces como El ídolo de Acapulco o Los cuatro jinetes del apocalipsis. Su hermano, Pepe Hern, de nombre artístico, también desarrolló una discreta carrera cinematográfica que, para no abrumarles con datos, cuenta con incursiones en el cine y la televisión.

El objeto de estas líneas es, no obstante, rendir homenaje a una mujer que además de resultar explosiva hizo historia en el cine no solo porque correteara delante de los dinosaurios sino porque protagoniza junto al actor Jim Brown, ex estrella del fútbol americano, una de las primeras escenas de sexo interracial de la Historia del Cine en 100 rifles (Tom Gries, 1969), un más que estimable western rodado en pleno declive de un género que no termina de marcharse al otro mundo.

El otro actor vinculado con estas islas en las que nací y que cada día entiendo menos es Gustavo Rojo Pinto (Océano Atlántico, 5 de septiembre de 1923-Ciudad de México, 22 de abril del 2017) , galán del cine mexicano e hijo de la escritora y activista Mercedes Pinto (La Laguna, Tenerife; 12 de octubre de 1883-Ciudad de México, 21 de octubre de 1976), una señora que nació con lo que hay que tener y autora, entre otros libros, de Él, obra canónica de denuncia sobre los malos tratos y que inspiró a Luis Buñuel para rodar una muy especial adaptación cinematográfica.

Gustavo Rojo, su hijo, creció así en un ambiente cultural envidiable que le sirvió para cultivar la cabeza y el cuerpo porque este post va hoy de Cuerpos.

Estrella de telenovelas, interpretó en el cine al guerrero canario Bentejuí en Tirma (Paolo Moffa y Carlos Serrano de Osma, 1953), personaje que se enfrenta a un capitán castellano (Marcello Mastroianni) por el amor de una mujer, Tirma (Silvana Pampanini), durante la larga y costosa conquista de Gran Canaria en el siglo XV.

Como película no vale mucho pero como documento social e histórico es un trabajo al que recurrir una y otra vez para conocer de cerca cómo se intentó vender a las islas como lugar idóneo para rodar películas.

¿Les suena la historia?

Saludos, agur, desde este lado del ordenador

G21: Nuevas novelistas canarias, en octubre

Viernes, Septiembre 4th, 2020

La publicación de G 21: nuevos novelistas canarios significó un antes y un después en la agitada historia de la literatura escrita en las islas. El libro reunía doce relatos de doce escritores de las islas que dio a conocer en mucho de los casos a autores que, viviendo en el mismo archipiélago, no se conocían, así que también sirvió para que tomaran contacto unos con otros porque además de haber nacido en la misma década, los sesenta del pasado siglo XX, los unía mismas inquietudes creativas pese a que sus orígenes literarios fueran diversos.

El libro dio a conocer a escritores radicalmente diferentes y algunos han conseguido consolidar su trayectoria literaria no solo en las islas sino también en el ámbito nacional.

G21, la apuesta, había ganado la partida.

Una decena de años después el mismo editor, Ánghel Morales, repite la experiencia con G21: nuevas novelistas canarias, un proyecto que Morales iba mascando desde hace varios años y en el que ahora presenta doce relatos de doce escritoras que ya cuentan con un notable bagaje de publicaciones en su biografía y volumen que está previsto que se presente el 21 de octubre en el Casino Principal de Tenerife, en la capital tinerfeña, por Miriam Z. Albéniz en un acto que arroparán, probablemente, las doce narradores que participan con sus historias en el libro.

Ellas son (en cursiva el título del cuento con el que colaboran):

Felicidad Batista con Suite para un faro

Cristi Cruz Reyes con Páginas aladas

María Teresa de Vega con Caciquismo literario

Cecilia Domínguez Luis con Y en eso llegó Ariadna

Pilar Escalona con Ayoze en la Punta del Hidalgo

Ana Joyanes Romo con Úrsula, de consuegra

Elizabeth López Caballero con Bajo la piel

Mayte Martín con La vida te empuja, Julieta, te empuja

Fátima Martín Rodríguez con Espejismo

Maca Martinón con Tres golpes capitales

María Candelaria Pérez Galván con Por nada del mundo

Elena Puchalt Ruiz con El caso del artista

Saludos, a la espera un vez más, desde este lado del ordenador

Xerach Gutiérrez Ortega, ¿gerente del Organismo Autónomo de Cultura?

Jueves, Septiembre 3rd, 2020

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no ha tomado aún una decisión para nombrar al director gerente del Organismo Autónomo de Cultura, tiene de plazo hasta el 22 de septiembre para resolverlo aunque lleva circulando desde hace semanas en los mentideros culturales de la capital tinerfeña un nombre, el de Xerach Gutiérrez Ortega, para ocupar el cargo.

El nombre de Xerach Gutiérrez Ortega aparece hoy en un texto anónimo localizado en varias zonas de la capital tinerfeña en el que ya da por hecho el nombramiento “a dedo” de este “asesor legal superior de Canarias Culture en Red”, que así se promociona en la red social Linkedin.

La convocatoria para ocupar la gerencia del OAC se hizo pública en junio de este mismo año y se presentó cuando gobernaba los destinos de la capital tinerfeña los socialistas junto a tránsfugas que luego no fueron tales tránsfugas de Ciudadanos, pacto que se fracturó en julio tras prosperar la moción de censura presentada por Coalición Canaria contra la hoy ex-alcaldesa Patricia Hernández, y su equipo.

Al parecer, diecisiete candidatos presentaban los requisitos para optar a este cargo, cargo que todavía no ha sido resuelto, recuerda el gabinete de prensa del Ayuntamiento santacrucero.

El texto que se encuentra en la taquilla del Guimerá, entre otros espacios de Santa Cruz de Tenerife, denuncia bajo el título de Corrupción en Santa Cruz que Xerach Gutiérrez ha sido ya designado “a dedo” al cargo, y destaca que durante su etapa como gestor del circuito de música se dedicó a armar durante ocho años “un entramado de corruptelas” con cinco empresas, “cuatro de Tenerife y una de Gran Canaria”.

En el texto se añade que este caso es conocido en el sector de la música y que esto lo saben “los actuales dirigentes políticos que gestionan la cultura en Canarias”, quienes “han preferido mirar para otro lado en vez de denunciar actos tan deplorables”. ¿Se referirá el autor/a, autores/as del texto al viceconsejero y director general de Cultura del Gobierno regional, Juan Márquez Fandiño y Rubén Pérez Castellano, respectivamente, ambos músicos y conocedores de este mundo?

El texto apela a los medios de comunicación para que investiguen sobre este tema pero, ay, no sé yo a qué medios se refiere. Más en unos tiempos donde miran a las administraciones públicas como quien espera que caiga maná del cielo.

No obstante y tal y como está el panorama no solo político y económico sino también cultural de la ciudad en la que nací y en la que vivo, Santa Cruz de Tenerife necesita de una política cultural robusta, dirigida por una persona con capacidad de organización y hacer equipo para enfrentarse al desastre que ya no es que se avecine, es que ya lo tenemos aquí desde hace mucho, muchísimo tiempo. Antes incluso de que se propagara la maldita pandemia de la Covid-19.

Saludos, a la espera, desde este lado del ordenador

Alejandro Madrigal: “Escribir una historia familiar es una actividad casi detectivesca”

Miércoles, Septiembre 2nd, 2020

José Alejandro Madrigal Fernández (México D.F, 1953) simultanea su actividad como escritor con la de director científico del Anthony Nolan Research Institute en Inglaterra y catedrático titular del departamento de Hematología en el Royal Free Hospital de la Universidad de Londres.

De ascendencia palmera, Nosotros (Ediciones El Drago, 2020) narra el épico viaje que emprendieron sus familiares desde Canarias hasta establecerse en México, el gran país centroamericano. Como escritor, José Alejandro Madrigal Fernández cuenta con una novela anterior, Días de rabia, en la que describe el compromiso y sacrificio de un joven doctor en un pueblo olvidado de la sierra mexicana.

- ¿Qué rasgos de carácter destacaría de las familias Fernández y Madrigal?

“Los rasgos de las dos ramas de mi familia, Madrigal y Fernández, se representan en la obra Nosotros a través de personajes con fuerte carácter como, en el caso de los Fernández, mi abuelo Domingo, un hombre honrado y trabajador y de una entereza enorme. Josefa, la abuela, que fue una mujer buena y la Nena Fernández, muy enamoradiza y dedicada a su familia y que vivió en un mundo de fantasías y recuerdos. En el caso de los Madrigal está la abuela Librada, muy enérgica y luchadora que nunca se dejó vencer ni por la Revolución mexicana ni por la enfermedad que sufrieron su esposo y sus hijos y Luis Madrigal, que fue un hombre recto, cantor, bohemio y bondadoso que, a pesar de perderlo todo, se enfrentó con entereza a las vicisitudes”.

- ¿Y qué lecciones familiares lo han forjado como persona?

“Las bases morales en las que crecí se fundamentaban en el amor y el respeto por la familia, la entereza y la lucha contra toda adversidad”.

- ¿Fue importante la presencia de emigrantes canarios en México?

“Los emigrantes españoles forman una fusión y una nueva cultura con el mestizaje que durante siglos ha trasformado a México como lo refleja tan sabiamente Octavio Paz en su libro Laberinto de la Soledad. En el caso de los emigrantes canarios y asturianos que formaron mi familia y conocidos de ellos en San Andrés Tuxtla jugaron un papel muy importante en la economía, en el desarrollo del cine y del comercio en la región”.

- ¿Conservó su familia canaria costumbres de las islas residiendo ya en el país que los acogió?

“Sin duda, el acento de mi abuela se trasmitió a sus hijos que tenían ese tono de habla de las Islas Canarias, pero también en la comida, en los bailes, en las festividades, en el amor a la tierra y a la gente”.

- ¿Cómo surge la idea de escribir este libro?, ¿cuáles cree que fueron las razones que lo motivaron para contar la historia de cuatro generaciones de su familia?

“Mi madre era una excelente cuentera y recuerdo que, desde que éramos pequeños mis hermanos y yo, nos contaba las historias de sus padres y de la vida en San Andrés Tuxtla, aunque ya vivíamos en la Ciudad de México. Con mucho detalle y alegría nos narraba cómo su papá le rememoraba sus pérdidas y ganancias, la historia del Hotel Fernández y de algunos de sus huéspedes. Mi padre, por otro lado, viajaba mucho y no tenia tantas anécdotas de la familia Madrigal que contarnos por eso cuando escribí Nosotros, eso se refleja en el libro, hay un desequilibrio de lo que narro de una familia con respecto a la otra. Además, al iniciar la narración de la obra, lamentablemente mi madre, mi padre y todos sus hermanos habían fallecido así que me tomé el libro como una forma de revivirlos a todos ellos. En esta tarea conté con la ayuda de mis primos, amigos de mi madre y oriundos de San Andrés, así como de la familia de mi padre. Conseguí, además, documentos, actas de nacimiento, defunción o matrimonios y cientos de fotografías para apoyar gráficamente la historia. Viajé también a La Palma y a Cantabria y Asturias para buscar familiares lejanos que nunca encontré”.

- ¿Qué momentos cree que fueron determinantes en el periplo que inicia su familia palmera hasta llegar a México?

“Hay muchos factores en la historia que se deben a cambios inesperados, como la invención de los colorantes artificiales a mediados del siglo XIX a partir de la anilina impura por el inglés William H. Perkin que remplazó la gran producción de cochinilla (7 mil toneladas de cochinilla anuales) en Canarias lo que condujo junto a fenómenos climatológicos como el que arrasó los plantíos de tabaco del abuelo, a que muchos paisanos de las islas, entre ellos mi familia, emigrara a otras tierras. Pero hay relatos, como el de mi otro abuelo que se vio obligado a salir de Asturias. Estas y otras experiencias configuran Nosotros”.

- ¿Por qué decidieron partir a México y no Venezuela, Cuba, Uruguay donde era más común la emigración de canarios?

“No lo sé del todo bien pero el desarrollo de plantíos de tabaco en Cuba y la posibilidad de explorar la fertilidad de las tierras mexicanas creo que fue una razón determinante, así como el conocimiento que otros paisanos le transmitían de esa región mexicana. Sé que mi bisabuelo era masón y por lo que descubrí en mis visitas a La Palma, se trataba de una sociedad muy activa en aquel entonces y en la que sus miembros procuraban ayudarse mutuamente”.

- ¿Cómo los recibe México?

“Yo creo que bien, ellos con su trabajo y entereza se ganan el cariño y el afecto de los locales pero existe en ese entonces un resentimiento contra los españoles y así lo refleja el episodio de la visita del presidente Obregón a San Andrés Tuxtla en 1923 después del huracán, cuando se hospeda en lo que vendría a ser el Hotel Fernández. Obregón, cuando mi abuelo le enseña el hotel, ve una placa en la que se lee: “Fábrica de puros La Honradez”, por lo que le preguntó al abuelo “¿honradez, no sabía que un gachupín fuera honrado?” y a lo que mi abuelo le respondió “y yo no sabia que un presidente en México fuera manco (Obregón había perdido un brazo en una batalla de la Revolución) cuando necesita dos manos para robar”. Esto casi le cuesta la vida pero al final terminaron jugando al ajedrez”.

- ¿Hubo otras razones que provocaran que su familia dejase La Palma para trasladarse a México?

“La situación económica en las Islas cambió mucho económicamente con la producción de los colorantes artificiales que reemplazaron a la cochinilla pero también afectó que mi bisabuelo regresara a La Palma a por su familia después de diez años y se encontrara que su esposa, la bisabuela Faustina tuviera otra pareja. Muy disgustado, el bisabuelo se llevó a los suyos menos a la bisabuela y una hija. Cuento esta historia en el libro y cómo la bisabuela llega a México muchos años después”.

- ¿Qué sensaciones recibe la primera vez que visita La Palma?

“Fue emocionante recorrer la tierra de mis ancestros. Tuve la oportunidad de visitar la isla con mi amigo el profesor Manuel Nicolás Fernández, y visitarla de norte a sur y de este a oeste. Me encantó la Caldera de Taburiente, su gente, la comida, las tradiciones, los paisajes de la isla…”

- ¿Y qué fuentes además de las familiares utilizó para escribir este libro?

“Durante esas visitas a la Palma y al norte de España pude ir a registros, iglesias, hablar con la gente para obtener información con la que documentar la obra. Así mismo en San Andrés Tuxtla fui a los panteones y a la iglesia e investigué en los registros donde conseguí más material. Un familiar, mi primo Ramón, tenia muchos de los documentos originales como actas de matrimonio, defunción.. Y lo mismo con la historia de los Madrigal, pero en esa rama como comenté fui menos afortunado en rescatar información pero aún así está repleta de historias”.

- ¿Qué personajes destacaría de estas cuatro generaciones que comprime en el libro?

“Son muchos. Están el abuelo, la abuela, Luciano Macip, mi madre, mi padre, la tía Mati, cada uno de ellos representa algo muy importante e intento transmitirlo en el libro”.

- ¿Hubo algún capítulo más difícil que otros?

“En algunos tuve menos información y me inspiré con fotografías y los recuerdos de las cosas que nos contaron de la familia. En otros sí conté con datos cronológicos pero hubo que contrastar fechas. En fin, escribir una historia familiar es una actividad casi detectivesca si lo comparas con la novela pura donde puedes dar vuelo a la imaginación”.

- ¿Qué preguntas les suscitó Nosotros cuando escribía el libro?

“¿Por qué no la empecé a escribir antes, cuando mis familiares vivían?, ¿cuántas dudas surgieron que se quedaron en asunciones o en invenciones? Un consejo que le doy a todos los jóvenes que tienen familia es que les pregunten a ellos sobre su vida, sobre sus ancestros. Cada historia es una novela en sí misma”.

- En Días de rabia cuenta la historia de un médico que llega para trabar en un pueblo perdido de la sierra de Méjico.

Días de rabia es una novela sobre los problemas a los que se enfrenta un joven médico al iniciar su profesión en un pueblito perdido de las montañas de México, donde la pobreza y la desigualdad marcan la vida de sus pobladores. Yo uso la palabra rabia con un doble sentido: aludir al terrible mal incurable y a la manifestación social ante la injusticia, el abuso y la corrupción de los gobernantes. En la comunidad donde se desarrolla la novela, el protagonista conoce a un escritor, Julio Fontela, y a través de sus conversaciones describo la vida cotidiana en el pueblo y se conocen los distintos puntos de vista de una realidad social muy deteriorada. El médico protagonista de esta historia está seguro de que hay otras opciones además de callar o huir: que no es difícil ser solidarios, que se puede y se debe luchar por cambiar las condiciones del país. La novela narra una enfermedad física, pero también una enfermedad moral que contagia a una comunidad y a un México donde parece que la violencia es su único lenguaje”.

- ¿Qué encuentra en la literatura que no encuentra en la medicina?

“Siempre me he preguntado la razón que llevaron a escribir a médicos como M. Bulgakov, A. Chejov, G. Marañón, M. Torga, M. Azuela, A.J. Cronin. No es mi intención compararme con ellos pero para mi escribir es una necesidad creativa que me llena de alegría. Vargas Llosa dice que las novelas no están escritas para contar la vida real, sino para trasformar la realidad añadiendo algo más. Así, en cierto modo, la ficción desempeña un papel en el cumplimiento de las necesidades de la vida. La lectura ocupa muchas horas de mi vida y esos momentos están llenos de historias que ahora espero transmitir a los lectores con Nosotros”.

Saludos, ¿calima?, desde este lado del ordenador

Carcoma, de Yurena González Herrera

Martes, Septiembre 1st, 2020

Si algo bueno ha tenido la maldita pandemia es que tras convertirse en esto que ahora llaman nueva normalidad reinició una serie de publicaciones que habían permanecido en hibernación durante el largo, agotador y ahora poco recordado confinamiento.

Las novedades comenzaron a brotar a finales de la primavera y ya ocupaban las librerías a inicios de un verano raro, extraño, que no ha tenido nada que ver con los anteriores. Un verano que pasa como si pasaran las otras estaciones del año, un trámite diario hasta que se le acabe la cuerda a muchos de nosotros y empiece la de otros, actores que abren sus ojos a un mundo nuevo y diría que más hostil. Un mundo que establece los límites entre uno y otro y en el que están prohibidos hasta nuevo aviso los besos y los abrazos.

En este escenario tan desolador han ido apareciendo afortunadamente novelas y cuentos que pueden entenderse como un anticipo de lo que se avecinaba. Todas estas obras fueron escritas antes del día que todo cambió y si algo coincide en ellas es su mensaje pesimista y que la mayoría de los títulos están escritos por escritoras. Y me centro solo en lo que genera la literatura que se produce en las islas y la que escriben las escritoras y los escritores nacidos en las islas que residen en ellas o en otro lugar que no son las islas aunque a veces se trate de una isla.

La lista es larga, por fortuna, pero destacaría entre otras a Andrea Abreu, quien con Panza de burro ha puesto las cosas del revés al derecho. Se trata de una escritora que ha revolucionado nuestra perspectiva de ver las cosas al acercar con un lenguaje que explora la riqueza del habla canaria y otro mixturado por ella a unos protagonistas y un paisaje muy nuestro solo que observado con cercana y en ocasiones trágica ironía.

Esa misma trágica y si quieren también rural ironía la encuentro en los textos de Naira Marco en su notable Diecisiete relatos sobre la decepción y otros tantos sencillamente decepcionantes, libro seleccionado en el Concurso con Editores del Festival Índice 2018, testigo que recoge Yurena González Herrera en Carcoma (Baile del Sol Ediciones, 2020) del mismo certamen en su edición de 2019. Historias cortas que, escritas en clave poética en muchas ocasiones, tienen pegada, saben llegar al corazón y erizar la piel.

Llegué a Yurena González Herrera a través de un libro de microrrelatos que, tiempo al tiempo, está llamado a convertirse en un título de culto: El diablo se esconde en los detalles (2016), breves historias breves que basculaban entre los negro en su vertiente más negra con el terror en sus vertiente igual de tenebrosa y oscura con el fin de generar desasosiego.

Aquel puñado de cuentos cumplía su cometido y no dejaba indiferente a nadie. Estaban sumamente trabajados y solían estar cerrados con finales desconcertantes, vueltas de tuercas que engrandecían no reducían su fuerza narrativa.
La escritora vuelve ahora hacer lo mismo con Carcoma (Bailes del sol, 2020), solo que con un estilo más depurado y certero. Los microrrelatos se ocupan ahora más en explorar el secreto de las palabras que en redondearse con un final que corte la respiración por lo que se aprecia que como escritora Yurena González ha crecido, madurado aunque no sea ésta una idea que me resulte apropiada para definir la riqueza que como narradora ha alcanzado.

Carcoma, ya lo avisa el título, resulta un libro de sobresaliente voracidad porque sabe contagiar en el lector una incierta incomodidad que pesa en cada uno de sus relatos. Dividido en cinco secciones: Caja de insectos, Desperdicio cero, Patrón larvario, Entre la savia y Triturador de pesadillas se nota y se aprecia que la obra está escrita a modo de exorcismo con el fin de perseguir y acabar con los demonios que a todos nos asaltan de tanto en tanto. Y no hay tregua con ellos. Destacan de estas historias que no llegan ni a media página la capacidad que tiene la escritora para condensar en tan pocas líneas tanta experiencia. La labor de sintetizar estos universos, muchos de ellos salidos de un mal sueño o una pesadilla, es notable sobre todo porque producen una sensación de inquietud que obliga a repetir la lectura de la mayoría de los textos, si no de todos.

Tal y como se presenta el panorama ante el próximo curso literario, me veo en la obligación de llamar la atención sobre un libro, Carcoma, y sobre una escritora, Yurena González Herrera, que va camino de convertirse en una de las mejores narradoras de historias cortas a este lado del Atlántico y, tiempo al tiempo, con alcance en otros territorios.

Su literatura, porque Yurena González hace literatura, es concentrada y tiene señas de identidad propia. Detrás se encuentra una narradora que, como las anteriormente citadas, sabe expresar sus contradicciones privadas y convertirlas en manantial a través del cual saciar su sed de venganza. Venganza contra esos demonios que, ahora en franco retroceso, le sirven para mostrarnos sus pesadillas y la visión íntima y personal de cómo observa las cosas.
Para ilustrarlo con un ejemplo y a modo de conclusión, reproducimos el microrrelato Pelo de Gato, texto que corresponde a la sección Triturador de pesadillas:

“Todo regresa a su sitio, el maíz vuelve a crecer y el viento esconde secretos allí. Agudizo el oído desde mi cama, la última vez me arriesgué demasiado. Cae pelo de gato de este cielo extraño, humedece el campo. Todo vuelve a empezar. Y solo nos queda escondernos con la esperanza de que sea el final”.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador