El Bajío, una novela marinera de Marcos Cova

Marzo 14th, 2024

Ha sido realmente una sorpresa encontrarme con una novela como El Bajío (Ediciones Aguere/Idea, 2024), de Marcos Cova porque en contra de la tendencia actual de los escritores que comienzan, que es la de publicar novelas demasiado generosas en páginas, Cova nos cuenta su historia, sus historias, en apenas un centenar, páginas que no tienen desperdicio y sí su razón de ser. Páginas que poseen la capacidad de proponer un gran fresco de dos localidades, como son la de Punta del Hidalgo y San Andrés, en La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, respectivamente, así como la de algunos de los vecinos que aparecen y desaparecen en este libro singular que no pretende innovar nada sino contar varias historias.

En esta novela “canaria” (obsérvese el entrecomillado) aparecen varios personajes que están hábilmente trazados, comenzando por Gregoria, una fuente de sabiduría popular y en la que descansa la memoria de un lugar sacudido por las desgracias y en el que es necesario adaptarse para sobrevivir. La historias que irá contando esta señora que ha dedicado su vida a la venta de pescado fresco, nos revela una existencia marcada por las dificultades y “las injusticias”, largo monólogo que a ratos es interrumpido por otros para volver a retomarlo en una serie de fragmentos con los que va armando un relato “realista” y de otros tiempos que a su vez nos lleva a una serie de historias que van conformando el cuadro de una localidad en la que el mar es una presencia continúa y no solo como espacio en el que salen a la mar los pescadores sino también sujeto a caprichos imprevistos que impone el tiempo, siempre inconstante.

Estas historias saben así a sal,y dejan una huella profunda entre los que conocieron cómo era la Punta y San Andrés en un lejano pasado que por fortuna continúa presente en la memoria gracias a novelas como ésta ya que si hay una reivindicación, una reclamación, ésta se ramifica en numerosos relatos que a su vez nos cuenta la historia de otros vecinos de ese Bajío donde habita la protagonista, que es el astro a través del cual gira todo un sistema planetario con la forma de hombres y mujeres que si han sacado alguna lección de vida es la de sobrevivir, la de plantar cara a la adversidad.

Entre las grandezas de esta novela destacaría la capacidad que tiene Marcos Cova para contarnos un modo de vida que ha ido desapareciendo paulatinamente con el paso de los años y presentar una galería de personajes muy bien definidos, para nada estereotipos de una geografía que el autor sabe delimitar con exquisita pulcritud.

El Bajío además de narrar relatos de todos ellos, nos muestra en un epílogo que se hace extenso uno de los episodios más trágicos de la vida de San Andrés, como fue la epidemia del cólera morbo de 1893 que asoló este barrio de la capital tinerfeña y que le costó la vida a cuarenta vecinos.

Este capítulo es importante porque nos revela lo duro que tuvo que ser vivir en unas islas que estaban tan aisladas del mundo, y cómo la amenaza de epidemias se cernía con absoluta crueldad en una geografía que junto al fenómeno de la emigración fue esquilmando la población de las diferentes localidades que la estructuraban. Esta circunstancia hace pensar en lo vulnerable de un archipiélago que por aquel entonces vivía en la más absoluta de las pobrezas y en cómo se lo montaban sus habitantes para salir adelante en un medio que, como el nuestro, resultaba por aquel entonces tan hostil, tan dramático.

Esta y otras sensaciones he ido recogiendo tras la lectura de un libro que no va a decepcionar a quien acuda a él con el espíritu de aprender lo mucho que como insulares hemos tenido que aguantar a lo largo del tiempo, y en la extrema pobreza que dominó estas tierras en un siglo pasado que si algo enseñó a quienes habitan en ella fue a sacar la cabeza pese a las dificultades.

El Bajío enseña así que no todo fue fácil sino más bien lo contrario, extremadamente difícil para salir adelante con lo poco que se tenía: ingenio para resolver los imponderables y manos y piernas para trabajar la tierra, cuidar el ganado o lanzarse a la mar para pescar.

Reitero que no esperaba que El Bajío me resultara tan especial, un libro tan necesario sobre todo para los que habitan estas islas abandonadas de las manos de los dioses. Tan necesitada de gente que nos explique lo durísimo que fue sacar adelante a familias enteras que vivían, este es el caso en la novela, en la más absoluta de las indigencias.

LO MEJOR: El retrato que hace de una época en la que nada se le regaló a nadie. La capacidad para mostrar las duras condiciones a las que se enfrentaron los canarios y lo que costó sobrevivir en unos tiempos no tan lejanos.

LO PEOR: No quedan a veces demasiado bien engarzadas a la historia central los relatos que se ramifican a lo largo de los más de XXII capítulos con los que el autor estructura la novela.

Saludos, con aroma a sal, desde este lado del ordenador

Todos tenemos para contar nuestras pequeñas historias sobre la Guerra Civil

Marzo 13th, 2024

Actuo como moderador en un debate que bajo el pretencioso título de Las heridas de la Guerra Civil reúne a tres mujeres que han escrito sendos relatos que se desarrollan en esta época nefasta en la historia de España. Ellas son María del Mar Rodríguez, Concha de Ganzo y Guadalupe González Taño. Sus libros son, respectivamente, La tuerta, Retrato en la pared y El último alzado, todos títulos de los que ya nos hemos hecho eco en este mismo su blog El Escobillón.

La sesión tuvo lugar el domingo pasado, 10 de marzo, en una sala repleta de cuadros que representan escenas históricas en el Museo Municipal de Bellas Artes de la capital tinerfeña, un pequeño pero agradable espacio que reunió a un nutrido grupo de personas interesadas en escuchar lo que les iban a contar estas tres mujeres.

María del Mar Rodríguez ubica La tuerta en plena postguerra y un escenario reconocible aún para los que habitan en la capital tinerfeña, la calle de Miraflores, antes conocida como de “las chicas”, y centro de prostitución que el crecimiento de la ciudad ha ido devorando. Es decir, que de calle de las putas hoy ya no queda casi nada salvo resistentes que todavía hacen la esquina.

Retrato en la pared
es una novela construida a base de relatos donde Concha de Ganzo nos cuenta la historia de varios hombres y mujeres nacidos en las islas que por causa de la guerra se vieron combatiendo a un lado de la trinchera en las desgarradas tierras de España. En este libro, la escritora y periodista nos desvela también el destino de Isabel Piñero, quien fue la mujer de Miguel Campos, preso, más tarde combatiente y tras finalizar la guerra, militar enrolado en La Nueve, la unidad formada por republicanos españoles que luchó en la II Guerra Mundial con el uniforme de la Francia libre.

El último alzado es una novela que recrea la azarosa vida de uno de los abuelos de la escritora en Garafía, La Palma, cuando se produce el alzamiento nacional. En su día elogié mucho esta obra porque va directa al grano y no termina de caer demasiado en el maniqueísmo que envuelve a todas las historias relacionadas con la Guerra Civil.

Durante la conversación, con un solo micrófono que pasaba de mano en mano para que las invitadas y el moderador se hicieran escuchar, se narraron historias muy tristes, que ponen la piel de gallina, y se insistió en la gran victoria del miedo en la sociedad canaria de aquel entonces. Una sociedad en la que apenas hubo respuesta a los golpistas y que tan bien relató José Antonio Rial en Tiempo de espera, que se desarrolla en julio de 1936 en Santa Cruz de Tenerife y en la que se explica la razón del porqué las izquierdas no reaccionaron a la toma del poder de los militares rebeldes.

Al margen de cuestiones políticas, la charla estuvo en general bastante bien. Se contaron anécdotas familiares y de cómo marcó a familias enteras que se estuviera en el bando perdedor como ganador en aquella contienda de cabestros.

Me di cuenta que si uno ha nacido en esta tierra, vamos a seguir llamándola España, todos, absolutamente todos tenemos una historia que contar de aquellos hechos. Historias que pasan de generación en generación donde se cuentan las cosas que hizo el abuelo cuando la guerra… Aunque esas cosas vayan tomando un aire legendario a medida que pasan los años.

En mi caso recordé, mientras las tres mujeres narraban sus relatos sobre la guerra y la post guerra, que aquí mismo, en Tenerife, mi abuelo fue preso por masón y mi tío abuelo anarquista desaparecido en el mar, frente a la costa de San Andrés. Soy consciente que los dos han adquirido la dimensión de mitos en mi cabeza y que lo que creo que fueron no se corresponde con la realidad. En este aspecto, me gustaría que existiera una máquina del viento para viajar a julio del 36 y observar cómo reaccionaron de veras, cuánto miedo tuvo que devorarles por dentro… El increíble y sonoro silencio que tuvo que escucharse en la barca en la que tiraron al mar a mi tío abuelo, padre reciente y que dejaba una viuda demasiado joven y a la que conocí ya mayor con el rostro repleto de arrugas, una mirada muy triste y una inocencia con olor a campo que me acompañará mientras viva.

Por eso no me llamó a sorpresas que en el turno de preguntas el público más que preguntar soltara largos monólogos emocionados recordando lo que su abuelo hizo cuando la guerra. Todos, para mi sorpresa otra vez, en el bando que perdió aquel conflicto que enfrentó a hermanos contra hermanos.

Es verdad que Guadalupe González Taño parecía que no quería soltar el micrófono cuando caía en sus manos, “eso es porque soy política”, dijo, pero no sé yo. También que Concha de Ganzo subrayó la investigación periodística que desarrolló cuando escribió Retrato en la pared explicando que muchos de los canarios que combatieron con el uniforme de los rebeldes en la península no es que fueran fascistas sino gente normal y corriente a los que la guerra cogió en el lado equivocado y que María del Mar Rodríguez pone voz a quienes no la tuvieron, las mujeres de la calle que hicieron cualquier cosa por sobrevivir.

Saqué varias conclusiones de esa charla que tuvo lugar una mañana de domingo. La primera es que todos tenemos una historia que contar de aquella guerra. La segunda es que las mujeres vivieron también otra guerra dentro de aquella guerra y la tercera es que el miedo que se implantó una vez pacificado el archipiélago todavía sigue vivo en alguno de nosotros. Como si observáramos con miedo una realidad que esconde detrás delaciones y recelos. Delaciones y recelos que vivieron los que fueron represaliados en esta islas donde los otros no tuvieron oportunidad de devolver el golpe.

Me extrañó que una de las preguntas que se plantearan, una de las pocas preguntas que se plantearon, viniera a decir algo así de que a él no le enseñaron que la guerra también sacudió este archipiélago que por apacible resulta a veces tan idiotizado. Pensé, cuándo escuché esa cuestión, que en qué familia había nacido ese muchacho de barriga generosa. O bien que su propia familia había silenciado lo que sufrieron sus ancestros cuando a los españoles nos dio por darnos de garrotazos.

En fin, que el domingo pasado no fue un domingo cualquiera sino un día en el que constaté algo que sabía de hacía tiempo pero que no me había puesto a valorar con cierta seriedad y es que todos somos descendientes de aquel horror indistintamente el signo político al que se oriente. Que todos, en definitiva, tenemos para contar nuestra pequeñas historia de la Guerra Civil.

Saludos, viento, desde este lado del ordenador

Werner Herzog, memorias

Marzo 12th, 2024

Dentro de lo que se conoció como nuevo cine alemán hubo tres nombres que se convirtieron además de abanderados de aquel movimiento en la santísima trinidad de una forma de entender el séptimo arte muy centroeuropea pero también refrescante tras la ola rupturista de la nouvelle vague francesa y del free cinema británico. Los cineastas que formaron parte de los tres lados de este triángulo equilátero fueron Rainer Werner Fassbinder, Win Wenders y Werner Herzog.

La cinematografía de Fassbinder se ha ido diluyendo con el paso de los años. Gran parte de culpa la tiene una muerte temprana aunque dejó tras de sí una filmografía rompedora y muy polémica que pide a gritos su recuperación en estos tiempos tan dormidos que vivimos. Win Wenders continúa rodando películas, alguna de ellas con el apoyo del “amigo americano”, amigo éste que también ha respaldado el cine de Herzog, cineasta que publica sus memorias en España de la mano de la editorial Blackie Books y que llevan por título Cada uno por su lado y Dios contra todos.

Se esté iniciado o no en el cine de Werner Herzog me atrevería a recomendar estas memorias porque son casi tan intensas como sus películas. El libro sirve además para repasar la experiencia en la vida al aire libre que lleva desarrollando este hombre desde que nació en un pueblito de la Alemania profunda, así como la estrecha relación que mantuvo con escritores del fuste de Bruce Chatwin (quizá uno de los capítulos más hermosos que forman parte de estos recuerdos) así como el escritor sudafricano J.M. Coetzee.

Se echa en falta en la edición de Blackie Books fotografías que ilustren algunos de los momentos que narra el cineasta aunque es probable que la que apareció en su día en alemán también careciera de ellas porque, pese al profundo ego que marca la vida y la obra del director de Aguirre, la cólera de Dios, todo hace indicar que es bastante pudoroso en dejarse ver. También noto en falta un índice onomástico porque son muchos los nombres que aparecen en este libro que es como la gran vida aventurera de un hombre de montaña que terminó haciendo cine sin que nos dé explicaciones muy concretas para despejarnos la duda. Se reitera, de todas forma, que pese a estas incomodidades, las memorias de Herzog se leen muy bien y que no hace falta ser un especialista en su cine y en su literatura para sumergirse en las páginas de un retrato que no tiene demasiadas cosas íntimas acerca de un hombre al que le gusta caminar y escalar montañas.

Así que el cinéfilo que se acerque a este libro que sepa que no va a encontrar todo el cine que buscaba de Herzog pero sí interesantes reflexiones y la oportunidad de leer partes de su diario íntimo así como textos que escribió y dejó abandonado en cuadernos que ahora recupera para añadirlos a este retrato de un hombre que se empeña en asegurarnos que mira de frente a la vida.

Aviso para los que buscan chismes con o sin altura moral, habla, claro que habla, pero no demasiado mal de la némesis del memoralista, el actor Klaus Kinski, a quien consagró en varias de sus película entre otras la ya mencionada Aguirre, la cólera de Dios y también en Nosferatu, donde interpreta al cadavérico príncipe de los vampiros así como a quien dedicó el documental Mi enemigo íntimo. Kinski hace lo mismo, bien es verdad que con algo más de sangre, en su deliciosa autobiografía Yo necesito amor, y en la que nos describe a un egomaníaco Werner Herzog que nos muestra ahora en su autobiografía su alma también egomaníaca así que la relación entre estos dos, actor y director, tuvo que ser como un choque de trenes a gran velocidad.

Al margen de esta discordia, que como se ha dicho no explota en estas páginas, Cada uno por su lado y Dios contra todos no deja de ser un atractivo retrato de un hombre que parece que se confiesa en estas páginas. Lo interesante, además de lo que cuenta de algunas de sus películas (Fitzcarraldo, entre otras) es la gran pasión que siente por caminar por senderos que no son para todos los públicos y la de filmar con su cámara situaciones tan extremas como un oso pardo con ganas de comer o acercarse a la boca de un volcán en erupción. De estas dos experiencias salieron dos película muy de Herzog que nos hizo olvidar a los que seguimos su desde el inicio de los tiempos que es un cineasta que se mueve muy bien tanto en el territorio de la ficción como del documental, lo que hace que su filmografía resulte tan rica como variada. Nos hace olvidar de paso, su paso por el cine americano donde ha participado como actor en alguna que otra película así como director en, entre otras, la muy fallida Teniente corrupto, remake poco afortunado del título que rodó Abel Ferrara.

Saludos, se dijo y se dice, desde este lado del ordenador

¡Albricias!

Marzo 11th, 2024

* La visita reciente del presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, al Festival de Cine de Málaga para recoger la Biznaga de Plata Honorífica que concede este certamen le ha traído suerte al cine que se rueda con acento canario. Se dice porque tras la estancia relámpago de Clavijo en la ciudad andaluza, La hojarasca, la cinta de la directora grancanaria Macu Machín, se hizo con dos Biznagas de Plata, a Mejor Película y a Mejor Dirección, dentro de la Sección Zonazine. Canarias se lleva así a casa tres biznagas, la que recogió el presidente y las dos que recibió Machín que venía esta última de participar en la Sección Fórum del Festival Internacional de Berlín. La hojarasca es una producción de El Viaje Films y cuenta con el respaldo del ICAA, el Gobierno de Canarias, los cabildos de Tenerife y de Gran Canaria, así como de la Televisión Canaria.

* El cineasta tinerfeño Pablo Borges dirige el cortometraje La isla errante, protagonizado por José Luis de Madariaga (90 millas, El último negocio) y el joven actor Sergio Hernández (La piel del erizo, Gleich). Junto a ellos, completan el elenco Iván Álamo (El invitado, Los días vacíos) y Thomas Schumann. La isla errante es una mezcla de drama, fantasía y aventura que cuenta la historia de Federico y Carlos, abuelo y nieto, en una pequeña finca de plátanos venida a menos. El negocio empieza a ser insostenible para Federico, quien verá con buenos ojos una propuesta de compra por parte de un fondo de inversión de los terrenos adyacentes.

Saludos, ahora toca verlas, desde este lado del ordenador

Un paseo por el Paseo de Teodoro y Santiago Ríos

Marzo 4th, 2024

El antiguo pasaje de Las Asuncionistas, que corre paralelo al barranco de Santos y que ha sido recuperado por la ciudad aunque como todas las cosas en esta ciudad se haya olvidado de él con el paso de los años, se visitó de bonito el pasado viernes, 1 de marzo, para acoger un acto de cambio de nombre. Así y a partir del viernes se llama Paseo de Teodoro y Santiago Ríos, los hermanos Ríos en confianza, y reconocimiento que le hace la ciudad a su trayectoria cinematográfica y al hecho de ser los pioneros de un nuevo cine canario que hoy vive días de leche y miel gracias, precisamente, al rodaje y posterior estreno en los años 80 de Guarapo, película que debe considerarse como la primera que hizo posible pensar que aquel sueño de hacer cine profesional en esta tierra podía (y ahora puede) ser posible.

En el callejero de la capital tinerfeña hay otras calles que se han consagrado a hombres de cine (mujeres, lamento decirlo, pocas por no decir ninguna) como Miguel Brito, de origen palmero y el responsable de presentar el kinetoskopio en abril de 1897 en los sótanos del Círculo Merrcantil de la capital tinerfeña y el 13 de febrero del año siguiente del cinematógrafo Lumiere en las instalaciones del mismo Círculo Mercantil. Se cuenta también con la calle dedicada a Fernando H. Guzmán, muy vinculado al mundo del teatro en Tenerife y director de cortos y largometrajes. Entre su producción de largos con títulos como Isla somos y Españolito que vienes al mundo.

Ignoro, se reitera, si hay alguna otra calle o paseo que rinda recuerdo a los hombres y mujeres (aunque sean pocas por no decir ninguna) vinculados a esta tierra pero el reconocimiento el pasado viernes tanto a Teodoro como Santiago con este pasaje es un tributo no solo al esfuerzo de estos dos hermanos por rodar películas con claro acento canario pero con vocación universal sino también a toda esa tropa que ya en los años 90 comenzaron a rodar prácticamente sin apoyos oficiales y tras estrenar sus películas, cosechar premios allí donde se exhibían como fue el caso de Esposados, mediometraje de Juan Carlos Fresnadillo que llegó a competir en los Oscar de Hollywood, siendo además el primer filme español que optaba a estos galardones en la categoría de cortometrajes.

El paseo de Teodoro y Santiago Ríos se encuentra además a medio camino de un lugar emblemático para las salas de exhibición cinematográficas de esta ciudad, que en un lejano pasado contó con numerosos cines repartidos prácticamente por todos los barrios de la capital.

A un lado del paseo, y en la que se llamó avenida del general Mola o de las Islas Canarias, en la actualidad estaban el cine Víctor (que aún se mantiene en pie, único testigo del esplendor de las salas de pantalla única en la ciudad); el cine de La Paz, que hacía esquina y que llegué a conocer cuando era un infante porque además de dejarme entrar a las sesiones para mayores de 18 años fue al final de sesión doble; el Cinema Victoria y el Teatro Baudet en la acerca de enfrente. Los minicines Charlot (que vinieron mucho después) y que estaban situados en la calle de Santiago Cuadrado y ya en Salamanca el cine Price, luego multicines Price, Reonir Price y hoy Price Prime.

Al otro lado del barranco pero muy cerca del pasaje de Teodoro y Santiago Ríos, el Greco, que recuerdo como un cine gigantesco donde vi entre otras Tiburón, La guerra de las galaxias y En busca del arca perdida además de El coloso en llamas y que terminaron convertidos en los Multicines Greco. El edificio aún se mantiene pero en un estado ruinoso que sirve de vivienda a indigentes que no tienen otro sitio donde dormir. Un poquito más allá, y en la avenida de Bélgica se inauguró muchos años después los Multicines Oscar, en la actualidad también en un estado de pena.

Tras el acto, al que asistió el señó alcarde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, el paseo que se encuentra en el barrio de Salamanca donde los hermanos Ríos pasaron parte de su infancia, el Víctor acogió la proyección remasterizada de Guarapo (1989) que fue, como ya se dijo, la primera película que hizo posible la construcción de un sueño que si quieren pueden llamar cine canario aunque prefiera la de cine a secas, sin otro nominativo.

Como está pasando últimamente, al acto asistieron representantes políticos de prácticamente todas las instituciones canarias. Allí estaba el viceconsejero de Cultura del Gobierno, Horacio Umpiérrez y el director general de Innovación Cultural e Industrias Creativas, Cristóbal de la Rosa. No vi, para mi sorpresa, al director general de Cultura y Patrimonio, Miguel Ángel Clavijo. También se encontraba José Carlos Acha, consejero de Cultura del Cabildo de Tenerife pero no, aunque es probable que estuviera pero disuelto en el aire, al actual concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Díaz… También estaba María Calimano, que para mi será siempre la directora de la Filmoteca Canaria y que se merece por cierto otra calle por la labor siempre callada de recuperar imágenes de Canarias antes perdidas y hoy encontradas y archivadas.

Al margen de las “autoridades”, permítanme las comillas, sí que me encontré con cineastas (entre otros y no podía fallar, el hijo de Teodoro, Guillermo Ríos) y gente de toda la vida que no se pierden un sarao de este tipo, aunque al final no se repartieran canapeces pero sí se brindó la oportunidad de volver a ver en pantalla grande Guarapo, y más en la copia remasterizada que casi hace que parezca que se rodó antiayer.

En definitiva y por lo que pude ver –me dejé caer en compañía de Kala y Dylan– el acto fue emotivo y además de reconocer la trayectoria de los dos hermanos, creo que fue Chela el que los llamó “los Taviani canarios”, quiero pensar que se reconoce también todo lo que vino después, lo que incluye el último cine subvencionado canario que pese a lo bien gestionado que está no termina de reconocer el esfuerzo de los independientes en su obsesión por uniformizarlo, lo que me sigue sorprendiendo sobre todo porque una marca si se caracteriza por algo es, precisamente, por su diversidad claro que eso, estimados y estimadas, es otra historia.

Saludos, por allí pasamos, desde este lado del ordenador

La Fundación CajaCanarias pone fecha a sus convocatorias culturales 2024

Febrero 29th, 2024

La Fundación CajaCanarias ha abierto hoy jueves, 29 de febrero, el plazo de presentación de sus Premios 2024, una convocatoria que, como en anteriores ediciones, tiene como principal objetivo reconocer el talento creativo de artistas, escritores e investigadores nacidos y/o residentes en Canarias. Como novedad de esta edición, el fallo de los jurados de los diferentes certámenes se conocerá en la Gala de Premios 2024, a celebrar en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife. Toda la información y las bases de participación ya pueden consultarse a través de www.cajacanarias.com.

El calendario de actos, que este año se ha retrasado en comunicarse públicamente por razones de “reestructuración interna” como informaron fuentes de la entidad a este su blog El Escobillón, anuncia que entre las novedades de esta edición destaca el aumento de la cuantía del galardón Benito Pérez Armas (Novela), que se establece en 7.000 euros; los trabajos finalistas de los certámenes Manolo Millares (Artes Plásticas) y Cebrián-Poldo Cebrián (Fotografía) se exhibirán en una Exposición de seleccionados en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Laguna antes de conocer el fallo final de ambos jurados; y en cuanto al Premio Alberto Delgado (Música Joven), una de las propuestas finalistas tendrá la opción de ser elegida para participar en el festival Phe Festival.

Como norma general, podrán optar a los diferentes Premios CajaCanarias 2024 todas aquellas personas mayores de edad, naturales o residentes en Canarias (con excepción en el apartado de música joven, reservado a personas con edades comprendidas entre 15 y 35 años, y el certamen María Orán, reservado a artistas que no superen los 36 años el día de inicio de las pruebas), salvo quienes hubiesen resultado ganadores del galardón al que optan en ediciones anteriores. Todos los trabajos presentados deberán mantenerse inéditos hasta que se haga público el fallo del jurado. La convocatoria de este año pretende descubrir y reconocer nuevos trabajos literarios de novela, poesía, relato corto, música, fotografía, cine documental, de ficción y de animación; artes plásticas, investigación enmarcada en el área de conocimiento (clasificación ANEP) relativa a Humanidades, así como la música para el público más joven.

Información Premios CajaCanarias 2024

Premio de Novela Benito Pérez Armas. El galardón de novela más prestigioso de cuantos se convocan en el archipiélago alcanzará este año su cuadragésima edición y establece un único galardón, dotado con un importe de 7.000 euros. El trabajo debe mantenerse inédito hasta que se haga público el fallo del jurado, así como haberse realizado en los dos últimos años, y sólo podrá presentarse un trabajo por autor. Las novelas deberán estar escritas en español, con una extensión que puede oscilar entre 55.000 y 163.500 palabras y el tema será de libre elección. El plazo de presentación de los manuscritos que opten al certamen finaliza a las 14:00 horas del próximo 7 de junio.

Premio de Poesía Pedro García Cabrera. Como en anteriores ediciones, este consolidado certamen poético, convocado por CajaCanarias desde el año 1981 con la presente denominación, mantiene un único premio, dotado de 3.000 euros. Los poemarios deberán estar escritos en castellano, con una extensión máxima de 700 versos y mínima de 350, habiéndose realizado a lo largo de los dos últimos años. De la misma manera que el galardón narrativo, el plazo límite de entrega se establece para el 7 de junio, hasta las 14:00 horas.

Premio de Música María Orán. A este galardón, que en la presente edición se convoca en la modalidad de piano, podrán optar intérpretes nacidos o residentes en Canarias mayores de edad y que no superen los 36 años el día de inicio de las pruebas. Los días 14, 15 y 16 de octubre está prevista la celebración de las diferentes sesiones del concurso para optar al galardón, a celebrar en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, y la inscripción permanecerá abierta hasta el próximo 5 de julio, a través de www.cajacanarias y en la que habrá que aportar, entre otras cuestiones, el programa detallado con minutaje global aproximado, así como las partituras.

Las pruebas del concurso consistirán en una fase eliminatoria y una final, ambas de carácter público.

Premio de Relato Corto Isaac de Vega. Para este certamen, uno de los más longevos del catálogo de galardones que anualmente convoca la Fundación CajaCanarias, se establece un único premio, dotado con 3.000 euros, para reconocer una colección de relatos cortos, escritos en español; la extensión total del volumen puede oscilar entre 26.400 y 39.600 palabras, y los/as participantes en esta categoría, de la misma manera que en los premios de Novela y Poesía, deberán hacer entrega de sus trabajos antes de las 14:00 horas del día 7 de junio.

Premio de Cortometraje Manolo Villalba. El certamen cinematográfico convocado en el catálogo anual de premios de la Fundación CajaCanarias incluye tres categorías de participación: ficción, documental y animación, que serán de temática libre y cuya dotación del premio, como en los dos casos anteriores, asciende a 3.000 euros. Los cortometrajes podrán presentarse en formato con codificación .mp4/.mov, con una resolución de 1920×1080, duración no superior a 30 minutos y con fecha de producción posterior al 1 de enero de 2022. El plazo de presentación, en este caso, finaliza el 21 de junio a las 13:00 horas, y las obras deben entregarse físicamente en los Espacios Culturales CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de La Palma o Garachico, de martes a sábado y entre las 11:00 y las 13:00 horas.

Premio de Fotografía Cebrián-Poldo Cebrián. También de temática, modalidad y técnica libre, podrán concurrir los artistas, naturales o residentes en Canarias, mayores de 18 años. Cada autor presentará una serie fotográfica compuesta entre cuatro y seis instantáneas. Las fotografías presentadas deben haberse realizado en los dos últimos años y no pueden haber sido premiadas en ningún otro concurso, exhibidas en alguna exposición, ni publicadas en libros, catálogos o páginas web. El jurado elegirá, entre los trabajos presentados a concurso, varias series fotográficas y hasta un máximo de tres finalistas para conformar la Exposición de Seleccionados, que se darán a conocer a través de www.cajacanarias.com y en la propia muestra, que tendrá lugar en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Laguna, a partir del 4 de junio.

Se otorgará un único premio, dotado con 3.000 euros, así como la Fundación CajaCanarias ofrecerá al ganador/a la oportunidad de llevar a cabo una exposición, que se realizaría en uno de sus Espacios Culturales. Las instantáneas han de presentarse al concurso hasta el 12 de abril, en formato digital a través de la página web www.cajacanarias.com, así como deben tener una resolución mínima de 300 ppp, en formato jpg, un tamaño de archivo máximo de 20 Mb y un tamaño de la fotografía donde la suma de la base y la altura no supere los 100 cm.

Premio de Música Joven Alberto Delgado. La Fundación CajaCanarias consolida en su agenda de Premios este concurso de música que alcanza este ejercicio su séptima edición. Podrán concurrir al certamen jóvenes canarios y residentes en Canarias, con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, y en formato solista, solista acompañado o en agrupaciones que no superen los seis componentes, abierto a géneros de música que comprenden desde el pop, rock, rap, hip-hop, hasta la canción de autor, reggae, soul o blues, entre otros.

Los participantes deben presentar tres temas musicales de autoría propia y originales, grabados en formato mp3 y junto a la documentación requerida en las bases, exclusivamente a través de la página web www.cajacanarias.com, antes del 25 de abril (14:00 horas). Para optar al Premio de Música Joven Alberto Delgado no se debe contar con contrato discográfico en vigor hasta la celebración de la actuación final ni pertenecer a dos formaciones diferentes presentadas a concurso, así como se ha de disponer de un repertorio mínimo de cinco canciones en la fecha de celebración de la actuación final.

De todas las propuestas presentadas, el jurado seleccionará los grupos y/o solistas que participarán en dicha fase final, a celebrar el 7 de junio, a las 17:00 horas, en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife. Cada formación deberá interpretar al menos dos de los tres temas presentados a concurso, pudiendo incluir en el repertorio composiciones originales hasta completar el tiempo límite de intervención establecido. El premio se establece en una dotación de 3.000 euros y, además, el ganador podrá percibir 1.500 euros en concepto de caché por una audición o recital, a realizar en el marco de la programación anual de la Fundación CajaCanarias. Como gran novedad de esta edición, de todas las propuestas finalistas se seleccionará una que formará parte de la programación del festival Phe Festival, dándose a conocer al término de la fase final.

Premio de Investigación Agustín de Betancourt. Podrán concurrir investigadores e investigadoras que estén en posesión del título de doctor en el momento de presentarse a esta convocatoria, bien de forma individual o agrupados, vinculados a centros oficiales de investigación ubicados tanto en la Comunidad Autónoma de Canarias como fuera de ella. Asimismo, se establece como condición ser natural o residente en Canarias, permitiendo en el caso de equipos de investigación que al menos uno de los miembros cumpla esta condición.

La fecha límite de entrega de los trabajos que opten a este galardón se establece el 5 de julio, y se otorgará un único de premio, dotado con 3.000 euros. La investigación debe enmarcarse en el área de conocimiento (clasificación ANEP) relativa a Humanidades enfocado directamente en el avance de la sociedad en general por medio de la creación y renovación de estudios vinculados a las subáreas que conforman estas ciencias.

Los trabajos que opten al Premio de Investigación CajaCanarias deben ser originales, además de haber sido publicados en revistas/ediciones relativas al área de conocimiento en la que se inscriben. Asimismo, la investigación desarrollada deberá haber sido concluida en un período no superior a los tres años previos a la fecha de la presente convocatoria y tener una extensión máxima de 22.000 palabras.

Premio de Artes Plásticas Manolo Millares. La convocatoria de Premios CajaCanarias 2023 completa su catálogo con este prestigioso galardón que, en la presente edición, lleva aparejado un único premio dotado con 5.000 euros. El tema, la modalidad y la técnica de las obras a concurso serán de libre elección del autor y deberán ser inéditas, realizadas a lo largo de los dos últimos años y no premiadas en ningún otro concurso, exhibidas en alguna exposición, ni publicadas en libros, catálogos o páginas web.

Cada participante deberá presentar dos obras originales que no pueden superar los 150 centímetros en cualquiera de sus dimensiones en su formato físico, ni 5 minutos de duración en su formato digital. El plazo de entrega se establece entre el 7 y el 11 de mayo y puede realizarse en los Espacios Culturales CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Santa Cruz de La Palma, de martes a sábado y en el horario comprendido entre las 10:00 y las 13:30 horas.

El jurado elegirá, entre los trabajos presentados a concurso, una serie de obras y hasta un máximo de tres finalistas para conformar la Exposición de Seleccionados, que se darán a conocer a través de la página web www.cajacanarias.com, y en la propia exposición que tendrá lugar en el Espacio Cultural CajaCanarias de La Laguna, a partir del 4 de junio de 2024. El fallo del jurado se hará público en la Gala de Premios CajaCanarias 2024.

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