Archive for Noviembre, 2011

Sacrificio VI (¿La calma?)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

Dejo el cuaderno de tapas negras a un lado y reparo en la mancha de humedad que se extiende como un cáncer en el techo del dormitorio.

Me asaltan preguntas: ¿Un baifo llamado cultura?

¿Cultura?

Estamos en 2012 y esa palabra ya no está en el diccionario oficial del Gobierno canario.

Saludos, no fue sacado del Necronomicón, desde este lado del ordenador.

Sacrificio V (La abominación)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

De las profundidades del mar irrumpe una monstruosidad tentacular a la que apenas puedo describir porque me faltan las palabras.

La cabeza se asemeja a la de Paulino Rivero pero su boca es un horroroso bosque de afilados colmillos amarillentos del que se deslizan asquerosas babas. Los tentáculos parecen hombres y mujeres unidos por extraños y surrealistas cordones umbilicales que parecen agentes de la policía canaria. Todos ellos tienen también la boca abierta y gritan algo así como danos de comer mientras Rojas, cogiendo al baifo degollado por una de sus patas traseras lo mueve por encima de su cabeza hasta lanzarlo a las fauces de la abominación que lo mastica al tiempo que se hunde de nuevo bajo el agua del mar agitado.

Inés Rojas se limpia la sangre que corre por su frente y contempla como sale el sol por la línea difusa del horizonte.

- ¿Tú a dónde vas?- pregunta a su ayudante gordito que, de puntillas, hace amago de bajar.

- A buscar otro baifo, mi señora.

- Ya lo harás más tarde…-responde con inquietante amabilidad Rojas– Anda, acuéstate en el altar y cierra los ojos…

- Lo que usted diga, señora.- contesta tragando saliva el gordito.- ¿Hace falta que lleve las gafas?

- Solo cierra los ojos. Oh, mamá, bandera tricolor…

(Continúa)

Sacrificio IV (La invocación)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

Llego a Teno sobre las nueve de la noche. Me camuflo en una loma y espero.

Me despierto al escuchar el crepitar de una hoguera y a dos personas que miran al océano. Con los prismáticos me doy cuenta que una de ellas es Inés Rojas, que viste una túnica tricolor, blanca, de un azul salpicado de siete estrellitas verdes, y amarillo.

Lleva en sus manos un cuchillo que levanta mientras su acompañante intenta colocar sobre una roca que debe hacer de altar un baifo al que llaman Cultura. El animal, nervioso  intenta morder aunque sus dientes apenas hace daño porque, pienso, son de una bestia acostumbrada a la digestión vegetariana.

- Todas sobre un mismo mar.- recita Inés Rojas de pronto con el afilado cuchillo por encima de su cabeza mientras el baifo bala desesperado y las aguas del océano se agitan en violentas olas que estallan contra la roca.

Rojas, con el rostro moteado de gotitas de agua salada, continúa recitando la extraña oración que parece querer convocar a una deidad  prohibida.

Los ojos del baifo están desencajados, tanto que parecen salir de sus órbitas.

- Resignación.- oigo que dice Inés Rojas bajando el cuchillo que se clava en la tosca piedra porque el animal ha tenido la pericia de girar hacia la izquierda cuando tenía que quedarse en el centro de la piedra tosca.

- Ayúdame, lacayo.- grita Rojas. Y observo como un tipo gordito ataviado con falda romana y ajustándose las gafas atrapa por la cabeza al baifo, que lanza un ronco lamento.

- Vamos, cantemos:/ somos siete sobre el mismo mar.- canta feliz Rojas, quien parece  calmar al animalito que escupe –juro a los dioses que lo que escribo es cierto– algo así como: No me mates… ¡¡¡No me mates todavía!!!

- Siente el latir de un solo pulso…- susurra Inés Rojas, a quien no le tiembla la mano porque así lo ordena él.

- No funciona, Inés. No funciona.- grita el ayudante gordito.

Inés Rojas mira por el rabillo del ojo como un demoníaco tentáculo hace amago de salir del agua para volver a sumergirse en el mar.

- La canción no sirve. No sirve.- exclama desesperado el gordito.- Ya no tenemos derecho sobre ella, ama Inés.

- Nooogggg.- exlama mientras tanto el baifo.- ¡Quiero vivir!

- Aguántalo fuerte.- ordena Rojas al ayudante gordito.- ¡¡¡Aguántalo fuerte por el cogote!!!

Inés Rojas consulta rápidamente su libro de invocaciones.

- Quiero ser como Pepe…

- ¡No funciona, Inés!

- Lucha canario como lucharon…

- ¡Tampoco!

- Un mar azul con siete estrellas verdes…

- No. No. No.

- Me gusta la bandera, me gusta la bandera oh mamá bandera tricolor…

- ¡Ahora sí! ¡Sí!

- Con siete estrellas verdes, oh mamá bandera tricolor…

(Continúa)

Sacrificio III (La revelación)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

He visto cosas…

La llaman Inés Rojas pero he descubierto que ese no es su verdadero nombre. Tampoco es como nosotros. Ayer la vi, sin que se diera cuenta, mientras se relajaba en su despacho. Estiró los brazos, puso los ojos en blancos y mostró sus colmillos. Imaginad una morena que respira el mismo aire que respiramos nosotros. Estaba como en trance y balbuceó palabras extrañas.

Entendí Punta.

Y Teno.

También mañana. A medianoche.

(Continúa)

Sacrificio II (El cuaderno de tapas negras)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

Estoy tumbado en la cama repasando las hojas del cuaderno.

No sé si reír o llorar porque me cuesta traducir las palabras.

La mayoría de ellas están aplastadas, aunque a base de revisarlo descubro que todo obedece a un estrafalario código.

Poco a poco voy desenvolviendo la madeja y apunto en un folio en blanco las claves que descubro para dar sentido al texto.

(Continúa)

Sacrificio (I)

Sábado, Noviembre 12th, 2011

Estoy en la barra del Imperial comiendo un bocadillo de pollo y hago como que veo el partido de fútbol que emite la pantalla de televisión. El bar está casi vacío y me dejo llevar por la mixtura de olores: a café, a pan tostado y cerveza agria mientras el locutor que retransmite el encuentro canta un gol que hace que vuelva a posar mis ojos en la pantalla del televisor.

La repetición muestra a un tipo vestido de rosa que chuta con furia hacia la portería. El balón se estampa como una bala contra la red, parece que casi la perfora. Alguien grita “¡qué bonito!” y yo vuelvo a la mitad del bocadillo de pollo deshuesado.

Un borrachito se acerca y me da un codazo. Lo miro irritado, molesto por interrumpir mi encuentro conmigo mismo. Mastico lentamente mientras lo examino de abajo arriba. El borrachito tiene una sonrisa tonta. Señala la televisión y mira a un camarero que no le hace caso.

- ¿Me invita a una cerveza?- pregunta.

Mecánicamente voy a contestarle que no pero sale de mi boca un que me deja sorprendido.

Le hago un gesto con la cabeza al camarero y le pido que le ponga una cerveza al borrachito.

El borrachito se toma de un solo trago el contenido de la Dorada Especial. Luego eructa y se limpia la espuma que ha quedado en los labios con la mano.

- Ahhhhhh.- exclama satisfecho.

- Salud.- respondo.

- No es de este mundo.- escucho que dice el borrachito.

Lo miro extrañado.

- ¿Qué…?

- Él.- responde el borrachito señalando la televisión. Miro la caja tonta.

Un primer plano de Paulino Rivero. El ruido de la cafetera hace prácticamente imposible que escuche lo que está diciendo el presidente del Gobierno de Canarias.

El borrachito se encoge de hombros y desliza un cuaderno de tapas negras en el bolsillo de mi chamarra.

- No es de este mundo.- se despide dando media vuelta sobre el taburete giratorio.

(Continúa)