Archive for Diciembre, 2007

Que no hay Salón del Cómic de Tenerife, de verdad…

Martes, Diciembre 11th, 2007

No sorprende que los canarios, que nos hemos convertidos en buenos salvajes tontorrones, hayamos aceptado con resignación e imprudente silencio que no se celebre este año la 15 edición (¡15!) del Salón del Cómic de Tenerife. Más preocupados por el dichoso Carnaval y otras fiestas donde corre de todo menos guasa, el Salón de la Historieta que nació con humildad y fue caminando sin hacer ruido pero con la fuerza suficiente para consolidarse en unas interesantes jornadas comiqueras desaparece y aquí no ha pasado nada. Nadie dice nada, ni los aficionados a los tebeos ni los veteranos que nos curtimos leyendo esas bobadas…

Da qué pensar. Lo digo para no ponerme a llorar, porque entiendo la desaparición del Salón como una derrota. Una derrota para todos los aficionados a los colorines. Y que conste que jamás me invitaron a participar en sus mesas redondas. Apunto lo último por los graciosos de turno, o todos esos toletes (gracias a Job por recuperarme tal expresión) que tienen la cabeza en un sitio y las ideas en otro.

Si esto fuera otra tierra, los comiqueros del mundo entero pondrían el grito en el cielo y señalarían con el dedo a los responsables. Lo que me hiere, lo que me duele… es que sus responsables hayan aceptado la decisión sin dar pelea. Acojonados, vamos, tras el brutal silencio administrativo.

El bueno de Hergé tiene que estar partiéndose de la risa desde su tumba. No digo nada de Tintin. El único que protesta es Haddock pero él siempre fue así.

En fin, aficionados a las delicias del noveno arte en Canarias. Que no hay Salón del Cómic, por mucho que lo pidan a los Reyes Magos o al tonto de Papa Noel…

El silencio de los corderos

Martes, Diciembre 11th, 2007

guanche1.jpg Está resultando habitual que hechos como el que a continuación voy a narrarles se produzcan en estas islas cada día más abandonadas de la mano de Dios. Lo que enfuerece hasta los que nos caracterizamos por temples más o menos moderados es que se produzca el estropicio y aquí no pase nada. Vamos, que la canalla ande a sus anchas por esta tierra tan querida dando patadas a diestro y siniestro con el consentimiento tácito de los miles de corderos en los que nos hemos transformado los habitantes del archipiélago. Testigos mudos ante el desastre, indeferentes a lo que acontece a su alrededor siempre y cuando no afecte a la intimidad de su casa.

La terrible noticia de la destrucción de una estación de grabados rupestres a unos 250 metros por encima de la autopista de la TF-1 en la zona del Lomo Gordo ha pasado sin pena ni gloria por los cada día más silenciados e indiferentes medios de comunicación de las islas, que han publicitado la noticia sin demasiadas alharacas mientras colectivos como la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza al menos sí han tenido la dignidad de llevarse las manos a la cabeza.

La zona, que en otras latitudes más civilizadas hubiera sido acotada y tratada con el mimo que se merece todo lo que nos recuerda nuestro maltrecho pasado aborigen, fue aniquilada a golpe de taladro y es conocida por tratarse de un vertedero de escombros desde los años 90, explica mi buen amigo y casi hermano Alfonso González Jerez en su columna de hoy en el Diario de Avisos. Lo que me hace preguntar para qué demonios existen administraciones autonómicas como la Dirección General de Patrimonio mientras se deja hacer su trabajo a los de siempre. Entendiendo por los de siempre a los que han entregado el futuro de estas siete islas a la deriva a los que confían en el cemento por encima de todas las cosas. Es decir, todos aquellos que son capaces de vendernos por un puñado de euros mientras enarbolan no ya la gastadísima bandera con las siete estrellas verdes sino la de las nuevas naves industriales y centros comerciales donde ya nada es todo a cien.

En fin, que de golpe y porrazo han borrado de nuestra herida memoria otro rastro de nuestro pasado aborigen mientras nos venden el cuento del noble pueblo guanche. Un buen salvaje tontorrón. O ese ideal en el que nos estamos aproximando peligrosamente los canarios del siglo XXI.

Drácula cumple 110 años

Lunes, Diciembre 10th, 2007

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Parece mentira pero este año ha cumplido más de un siglo la que, según Oscar Wilde, es la mejor novela de todos los tiempos. El autor de la imprescindible El retrato de Dorian Gray se refería a Drácula, del turbulento, vicioso y sadomasoquista confeso Bram Stoker.

Quién no ha tenido aún la suerte de leer esta novela prodigiosa, extraña y moderna a la vez, y para la cual parece que no corre el paso de los años, siempre es bueno el momento y la mala hora de descubrirla. Los que sí disfrutaron del relato pueden volver a releerlo y pasar miedo con las aventuras del conde. El príncipe de los no muertos que vaga como un fantasma por las calles de Londres mientras se atusa elegantemente su atractivo bigote y observa con mirada demoníaca a los civilizados londinenses. Cae la tarde…

Son numerosas las películas que se han inspirado en el mítico personaje de Stoker, pero si hay un Drácula cinematográfico eterno ese es Bela Lugosi y ocupando un dignísimo segundo puesto el siniestro Christopher Lee.  El mejor doctor Van Helsing continúa siendo Peter Cushing, actor británico hoy olvidado pero que fue junto con Lee una de las mejores apuestas de la Hammer Films cuando decidió resucitar para la pantalla grande a los monstruos sagrados de la Universal (Drácula, Frakenstein, el hombre lobo, la momia).

Parece mentiras, pero ya son 110 años los que soporta la novela de Stoker, un escritor vampirizado por su criatura más famosa, pero que cuenta con otros títulos igual de terroríficos como La joya de las siete estrellas o La guarida del gusano blanco, así como un puñado de relatos que ponen los pelos de punta.

Drácula vive. Continúa viviendo quizá porque como opina Van Helsing en uno de los capítulos de la obra (estructurada como diarios, cartas, noticias periodísticas…) la existencia del vampiro se debe a que nadie (o casi nadie, mejor dicho) cree en su existencia.

Cosas de La Nuestra

Viernes, Diciembre 7th, 2007

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El polémico nombramiento de Guillermo García al frente de la Radio Televisión Canaria (RTVC) hace necesario repasar la trayectoria de los anteriores responsables del Ente público canario para dibujar una radiografía imperfecta sobre su evolución a lo largo de todos estos años.
No voy a entrar en valoraciones sobre la idoneidad de García para ocupar tan alta responsabilidad, ni siquiera me voy a partir los dientes cuestionando sus capacidades intelectuales por carecer de títulos académicos porque soy de los que piensa que los títulos títulos son y en mi ya larga vida profesional me he dado cuenta que los mejores periodistas no suelen forjarse en las aulas de las universidades sino en las redacciones, algunos/as de los cuales comenzaron su trabajo como humildes aprendices y hoy ocupan puestos de importancia en aquellos medios donde también se tiene en cuenta la experiencia que proporciona la universidad de la vida. Además, creo que el título no otorga talla intelectual a quien lo consigue pese a que se haya quemado los hombros estudiando, y puedo asegurarles que conozco a demasiados analfabetos sobrados de sí mismos porque poseen un título colgando de la pared de su casa. Pero así son las cosas en un país enfermo de titulitis.
Si algo ha visualizado la designación de Guillermo García como responsable de la RTVC es  la profunda división que existe entre los medios en Canarias, así como la poca práctica que se hace del clásico perro no come carne de perro que es un dicho siniestro que forma parte de los mandamientos no oficiales del periodista hecho o no así mismo.
No conozco personalmente al señor García, y si bien no me han gustado determinadas acciones que caracterizan su trabajo como profesional, ello no ha mitigado el profundo asco que me dejado en la boca la polémica en torno a su nombramiento. En especial porque las críticas que cuestionan su valía profesional se han salido del tiesto.
La TV Canaria inició su andadura bajo la dirección de un reputado pero hoy también crucificado periodista como es Jorge Bethencourt, que con sus pros y sus contras levantó los cimientos de una televisión (entonces Televisión Autonómica Canarias) que nació envenenada desde su primera emisión el 21 de agosto de 1999. Liquidado Bethencort, Francisco Moreno se hizo cargo de esta responsabilidad logrando el pequeño milagro de hacer probable una televisión canaria ajenas a contenidos rosas y telerrealidades varias por lo que desde mi modesta opinión considero su gestión como la más sólida de Nuestra Casa, ya que Moreno apostó por programas de aquí sin caer en las excentricidades en las que sí se hundió su sustituto en el cargo, Santiago González y en última instancia Daniel Cerdán, a quien le tocó resolver una de las más difíciles papeletas de la RTVC, consciente él y conscientes casi todo de que tenía los días contados.
El futuro es ahora cosa de Guillermo García. Y no le envidio el desafío ante el que se encuentra, sobre todo cuando desde todos los lados advierten que estudiarán con lupa su gestión y los pasos que dé en una u otra dirección. En este aspecto soy de los que opino que una vez nombrado se le deje trabajar y no especular sobre sus capacidades para gestionar el presupuesto con el que dispone para consolidar por fin una televisión y también una radio que llegue a todos los canarios. Con esto quiero decir que tendrá que buscar un equilibrio entre el folclore, los deportes y la cultura, entre otras grandes áreas. Áreas, todo sea dicho de paso, que ninguno de los responsables anteriores en el cargo, salvo quizá Francisco Moreno, supieron equilibrar con la justicia que se merece.
Me despido deseándole toda la suerte a Guillermo García en su nueva etapa profesional mientras pienso lo afortunado que soy, y que son quienes han tirado la primera piedra, por no estar en su pellejo.

Fidel Castro ha muerto

Jueves, Diciembre 6th, 2007

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La literatura policíaca cubana está viviendo una edad de oro gracias sobre todo a las novelas de Leonardo Padura sobre el comisario Mario Conde, testigo involuntario de las rarezas de su país y protagonista de cinco estupendas historias (Máscaras, Pasado perfecto, Paisaje de otoño, La neblina del ayer y Hello, Hemingway) donde a través de los cánones del género negro además de construir sólidas historias detectivescas critica muchas de las contradicciones del régimen castrista con mirada sosegada y en ocasiones cínica. Mario Conde es, en este sentido, una especie de Philip Marlowe con guayabera. Un caballero andante sin caballo que deambula por las callejuelas de La Habana observando las miserias cotidianas de sus vecinos.
El éxito notable de las novelas de Conde contribuyó a que a su sombra se cobijaran una serie de escritores cubanos que también utilizaron los mecanismos de la novela policíaca para reflexionar en torno a la realidad cubana de nuestro tiempo. Entre estos destacan Lorenzo Lunar, cuyas historias negras transcurren mayoritariamente en su Santa Clara natal, y Amir Valle, otros narrador habanero que ahora consolida su carrera literaria fuera de Cuba.

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Las palabras y los muertos no pertenece a la tradición literaria policíaca cubana, aunque la novela bebe de las fuentes del género para reconstruir la vida y la obra de Fidel Castro a través de los recuerdos de uno de sus hombres de máxima confianza. Un lacayo de los servicios de seguridad que es la sombra del Jefe y testigo voluntario de los sentimientos más escondidos y humanos del comandante.
Lo original de este libro de ficción escrito como una biografía a retazos de Castro, es que el guajiro Facundo, que así se llama el protagonista de la novela, comienza a evocar pedazos de la vida del gigante barbudo el mismo día de su muerte. Valle describe así la desazón que corroe el alma de su seguidor más fiel al enterarse que su Dios, Fidel, ya no se está entre nosotros, y entre descripciones de algunos de los momentos más controvertidos de la revolución cubana, como el ajusticiamiento del general Ochoa o la desaparición del comandante Camilo Cienfuegos durante los primeros meses del triunfo revolucionario del Movimiento 26 de Julio; la novela vuelve al momento actual para mostrarnos a un hombre solitario que espera pacientemente devorado por sus recuerdos qué es lo que piensan hacer con él los nuevos amos de Cuba, como Raúl Castro entre otros.
Valle utiliza a su personaje como metáfora para describirnos a uno de los muchos cubanos que pertenecen a la generación del centenario, en la que se aglutina Castro y la mayoría de los hombres y mujeres que combatieron contra Fulgencio Batista, y de paso repasa con cierta mirada crítica y ácida a las nuevas generaciones que con el paso del tiempo han ocupado espacios de poder en la Cuba socialista de nuestro tiempo. En este aspecto, el mayor problema que puede encontrarse a esta novela es su carácter cubano, de radiografía reciente de un mito como Fidel Castro, lo que hace necesario que el lector conozca más o menos el devenir y a algunos de los protagonistas de este proceso. También, algunas de las fotografías veladas de la historia cubana, lo que hace sospechar al menos a este que les escribe, que el autor ha recurrido sobre todo a la chismografía no oficial para contarnos lo que no sé sabe todavía del proceso Ochoa o de la desaparición de Camilo Cienfuegos. No obstante, y obviando estas “lagunas” que el escritor salva haciendo creíble el rumor de los callejones habaneros, Las palabras y los muertos no deja de resultar una lectura agradable y amena para el iniciado en las historias de la Revolución Cubana, así como una buena oportunidad para cubrir los huecos que la historia oficial y también la no oficial han intentado emplear para dar su visión siempre distorsionada de lo que para unos es una feroz dictadura y para otros un ejemplo cuasi perfecto de la democracia del proletariado.
La novela de Amir Valle no debe ser comparada por ello con la monumental y ambiciosa Autobiografía de Fidel Castro escrita por el también excelente escritor Norberto Fuentes, hoy exiliado en los Estados Unidos y en su momento uno de los escasos hombres del círculo de confianza del comandante en jefe ordene, porque su protagonista además de ser Fidel Castro también lo es su protagonista, el servil Facundo. Una voz ficticia pero autorizada en manos del narrador para relatarnos las miserias de su único Dios verdadero: Fidel Castro.
Las palabras y los muertos, ganadora con el Premio Internacional Mario Vargas Llosa, Universidad de Murcia, 2006, está editada por la división colombiana del Grupo Planeta y publicada por Seix Barral, por lo que resultará bastante difícil al  interesado hacerse con ella. O lo que es lo mismo: esta novela es ilocalizable en Canarias pero se puede mandar a pedir a librerías como Negro y Criminal de Barcelona o Estudio en escarlata de Madrid. Merece la pena. 

Periodistas, periodismo, Anuario, cuchipanda y lo que salga…

Miércoles, Diciembre 5th, 2007

No sé si tiene cabida en este blog escribir sobre lo que voy a escribir pero me da francamente igual. Ayer martes se presentó en la Presidencia del Gobierno de Canarias en Santa Cruz de Tenerife el Anuario 2007 que desde hace tres años elabora la Asociación de la Prensa de Tenerife y el motivo fue suficiente para que me diera un paseo y fingiera de paso confraternizar con los compañeros de esta encallecida profesión que es la de contar (no mentir) cosas. La llaman periodismo, aunque visto, oido y leido lo que últimamente se hace no sé si es  correcta esta palabra por mucha buena fe que tengan los amigos de la APT. Asociación de la que, todo sea dicho de paso y para no levantar suspicacias, no soy miembro. Y eso que amigos y colegas que sí forman parte de la tribu me animan a que lo sea. El problema es que soy un desastre y como decía el maestro Groucho Marx pues siempre he desconfiado de todos esos clubes donde son capaces de admitir a una persona como yo.

Dando una vuelta entre tantas caras conocidas, políticos en ascenso y otros en descenso, y algún que otro amigo que debo de tener en este mundillo cada día más servil, me pregunté cuánto mal hacen las lecturas y sobre todo el ejercicio de pensar. Lo de las lecturas es porque fui de los idiotas que se creyó este oficio devorando literalmente el México insurgente o Los 10 días que conmovieron al mundo de John Reed, también lo que grandes y hoy olvidos periodistas españoles como Ismael Herráiz y José Antonio Jiménez Arnau describieron sobres sus experiencias en la Italia fascista y en la Alemania nazi, respectivamente, con un impecable y por lo tanto vívido estilo periodístico.

Pero no iba por ahí la cosa. O el objeto de este comentario porque no me quedé mucho rato en la cuchipanda montada por la APT porque las cuchipandas son para disfrutarlas a tu manera. Es decir, con total libertad para reír y llorar y queridos amiguos la Presidencia del Gobierno es un sitio que últimamente da más para llorar que para reír. Eso quizá explique la entrañable melancolía que hoy por hoy me está tocando el corazón.