Archive for Agosto, 2009

Una recomendación literaria (muy) ‘cool’

Miércoles, Agosto 12th, 2009

Hace ya tanto tiempo, tanto tiempo… que mi memoria ha hecho trampas con el grato recuerdo de aquella experiencia, pero es que leyendo la novela de Jake Arnott Delitos a largo plazo, no he dejado de evocar aquel día de año remoto y perdido en el tiempo en el que un amigo y yo nos metimos como quien no quiere la cosa a ver Quadrophenia.

Conocía vagamente el discazo de The Who que inspira esta cinta sobre las luchas que los movimientos pandilleros británicos de mods y rockers mantuvieron en Gran Bretaña en los años sesenta, pero sí tengo muy fresca la sensación con la que el colega y quien les escribe salimos del cine. Somos los mods, somos los mods… Como es natural la euforia adolescente nos duró unas cuantas horas porque obviamente no fuimos nunca (por fortuna) mods, y mucho menos menos cuando nos dimos cuenta que lo mismo vibrábamos escuchando a los Small Faces que a Buddy Holly, pero así son las cosas cuando uno es un tierno e inquieto quinceañero con ganas de comerse el mundo…

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Decía que he recordado aquella película leyendo Delitos a largo plazo porque esta novela está ambientada precisamente en aquellos años para contarnos la historia, a través de cinco voces distintas, del ficticio gangster Harry Stark, un frío y calculador hijo de puta que está inspirado en uno de los gemelos Kray, famosos hampones de aquel Londres pop cuya banda sonora sigue sonando de vez en cuando en el compacto de casa.

Lectura frenética y refrescante, de esas que te cogen por el cogote y con las que tienes la sensación de que estás perdiendo el tiempo cuando no estás devorando sus páginas, Delitos a largo plazo es el primer volumen de una trilogía (Canciones de sangre y Crímenes de película) que la colección Roja & Negra de Mondadori promete editar en próximas fechas tras el latigazo que ha dado en las espaldas de casi todos los lectores de sus primeras aventuras publicadas en España.

Narrada, como decía, a través de la mirada de cinco protagonistas: un chapero, porque las inclinaciones sexuales de Stark son con su mismo sexo; un aristócrata alcohólico y corruptible; un matón de segunda, una actriz en declive y un criminólogo, la novela de Arnott nos ofrece (al modo del Ciudadano Kane de Orson Welles) un retrato variado e inquietante pero también lujuriosamente cool de este hampón al que le gusta vestir como un dandy.

Cinco visiones desencajadas de una década y una sociedad, la londinense de los sesenta, donde estrellas de variedades, políticos, chicos de la calle se mezclaban con asesinos por aquello de sentir emociones fuertes.

Cuenta, además, con frases de esas que te obligan a buscar un lápiz y subrayarlas: “Existe un curioso lazo entre los granujas de clase baja y los crápulas de clase alta. Supongo que es el odio que comparten hacia las clases medias“, así como una arrolladora capacidad para meterte dentro de un universo delirante donde las reglas dejan de ser reglas. Y todo eso a ritmo de crooners de la época, y de música mods y rockers mientras disfrutas de un copazo (o dos) de ginebra. Sólo hay un problema, y es que tras su lectura amaneces atontado y compruebas ligeramente amargado que has dejado el café por el té.

En fin, háganse un favor: consigan a corto plazo estos Delitos a largo plazo.

Saludos moderadamente cool desde este lado del ordenador.

La metáfora de la cucaracha

Martes, Agosto 11th, 2009

En estos tiempos extraños que vivo y en los que leo y releo con el intento de abstraerme de la dura realidad en la que nadamos, descanso la mente a ratos, mirando películas en mi ya gastado dvd y buceando por la red para leer prensa local o de fuera sabedor de que me voy a indignar porque los periódicos tienen esa capacidad: la de que te subas por las paredes casi con la misma velocidad de una cucaracha. Un insecto, por otra parte, por el que siento cierta respetuosa simpatía. Tan pequeño él, y tan capaz en su pequeñez de poner nervioso a casi todo el mundo. Aquí, en los países canarios, todos hemos sido protagonistas de alguna anécdota con estos bichos. No creo que haya nadie que se salve. Escribo ahora de las cucarachas porque últimamente y supongo yo que debido a la ola de calor que ha ido reblandeciendo nuestros sentidos, últimamente veo demasiadas por las calles y plazas de Santa Cruz de Tenerife. Bien es verdad que no tantas como antaño, pero suficientes para que vaya sorteándolas a saltitos. El otro día, sin ir más lejos, y después de dejar a un amigo tras meternos en un cine para comprobar si eso de las Tres Dimensiones será el futuro de un arte que no vive sus mejores momentos, me encontré a un tipo que daba saltitos en la calle no para evitarlas, sino para aplastarlas con sus tenis de marca.

El desagrable sonido de los insectos que morían escachados (como decimos por esta tierra) me acompañó hasta mi casa. Donde confieso que saqué las llaves para abrir la puerta muy nervioso e indignado. El individuo continuaba con su deporte casi como si bailara sobre la acera, mientras los bichos corrían de un lado al otro presa del pánico. Antes de entrar me volví y le grité ¡asesino! Lo que dejó muy confuso al improvisado cazador, quien de repente se dio cuenta de lo que estaba haciendo porque dio media vuelta y desapareció en la esquina.

Cuando llegué a casa, y tumbado en la cama, abrí La autobiografía del general Franco de Manuel Vázquez Montalbán y me atravesó la cabeza una idea de esas luminosas que a veces te hacen pensar que tú eres quien escribe las líneas de tu paso por este mundo de Dios. O de los dioses. Una de esas metáforas que te alimentan y te invitan a seguir adelante: todos llevamos un ridículo dictadorcillo dentro.  Los incapaces lo manifiestan aplastando gente como si fueran cucarachas. Lástima que no haya una voz que le recuerde la mentecatada que están haciendo.

Pero hablaba de esta Autobiografía, modelo que años más tarde imitó el escritor Norberto Fuentes para escribir en primera persona la vida de Fidel Castro. Otro de esos dictadores por mucho que les duela a los que militan en la extrema izquierda.

El relato de Fuentes se divide en dos volúmenes que ocupan pienso que unas seis mil páginas que me leí en su día a velocidad de vértigo. En el primer volumen, Fuentes utiliza como material bibliográfico los excelentes estudios sobre la revolución cubana y la embajada de España del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel de Paz. Recuerdo que fui yo mismo quien se lo dijo a de Paz en conversación telefónica.

Obvia que lo escriba, pero lo escribiré precisamente por obvio, que el retrato de Montalbán es literariamente superior al de Fuentes, aunque ambos personajes (Franco y Castro) pese a sus distancias ideológicas tengan tantos puntos de contacto. Entre otros, su origen gallego, pero sobre todo su capacidad para aplastar voluntades como la de ese tipo que descubrí el otro día. Sólo que en los casos de los nefastos Caudillo y Comandante en jefe, las cucarachas eran personas.

He ahí la metáfora con la que me fui a la cama. Un tanto inquietante, más en estos días raros, raros, raros que estoy viviendo.

Saludos perplejos desde este lado del ordenador.    

¡Viva Canarias libre! ¡Libre de imbéciles!

Lunes, Agosto 10th, 2009

¿Cómo era aquella canción? “Vivo en un país donde tocan el tambor… ” O algo así.

Me acuerdo ahora de aquella tonadilla porque hoy más que nunca o se toca el tambor como en las películas de Tarzán o aquí pasa lo de siempre: desidia, dejar morir lo que vale. Por eso ¡Ankawa! que gritaba la feliz creación de Edgard Rice Burroughs en las películas… ¿Por qué? Porque me entero en el blog lagatacristi que a estas alturas de curso la Feria de la Edición, que este año dedica el grueso de sus contenidos al Libro Africano, no tiene todavía recinto. Un  espacio donde se aloje. Si leen el post descorazonador al que hacemos referencia se enterarán que sus organizadores (que son gente que hace porque cree en lo que hace pese a la ceguera y sordera de las administraciones canarias que hoy más que nunca navegan bajo el fatídico hechizo del canto de sirenas del Septenio: “ohhh, bandera tricolor que enarbolo por esos mundos de Dios”) llevan lo que se dice un tiempo buscando un sitio donde ubicar la nueva edición de la Feria. Feria que se ha hecho un nombre dentro y fuera de las islas no gracias a la visionaria gestión de los responsables de Cultura (ayuntamientos, cabildos y gobierno) sino a quienes lo organizan contra viento y marea; equipo que ha sabido vender este encuentro fuera de estas islas apartadas de  la mano de Dios. O los dioses.

¡Viva Canarias libre!

Si leen el post al que le invitamos formarán parte de ese extraño viaje al corazón de las tinieblas que es Canarias, tierra de imbéciles. O la crónica desesperada de una desesperación.

Empieza el delirio.

Los organizadores hablan con el Ayuntamiento de La Laguna, en concreto con la actual (in)responsable de (in)Cultura. Tras veinte días en la sala de espera, los recibe la Señora para decirles con acento juguetón canario lo de “chachos, es que estoy tan liada”. También saliendo del paso y recurriendo a Larra (aunque ¿sabrá esta Señora quién fue Larra?) les deja caer lo del “vuelvan ustedes mañana” mucho me temo que sin acento español. O godo, como decimos en esta tierra cuando nos queremos poner chachis pirulis.

Pero lean el post, anímense y llevénse las manos a la cabeza. La concejala de (in)Cultura lagunera de cuyo nombre no quiero acordarme les pide a los chachos a que eperen “a la próxima semana, que viene alguien que nos puede decir…” ¿La razón? La Señora coge vacaciones.

¡¡Viva Canarias libre!!

¡¡Libre!!

Los organizadores de la Feria de la Edición, acostumbrados a lidiar con molinos de gofio y de viento, se ponen entonces en contacto con el Ateneo. Pero ah, pibes, es que está cerrado por vacaciones. 

¡¡¡Viva Canarias libre!!!

Los de la Feria llaman entonces a la puerta del actualmente ignoto Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, centro que acogió la exitosa edición del año pasado, y la opereta continúa. Porque da igual que se pagara ”religiosamente” el alquiler de la experiencia anterior. Su actual presidenta o directora (¿?), esa iluminada que llaman Miriam Durango o artista de la cosas huecas, “se olvidó y no reservó fecha”. Además, anuncia con la boca pequeña, el espacio lo tiene “reservado” para esos días, finales de septiembre, para una de las exposiciones que tanto le gustan: ¡¡¡Un mundo mágico y de colores!!!

¡¡¡¡Viva Canarias libre!!!!

Continúa el kafquiano relato (Franz, ¿no naciste en Canarias) cuando los protagonistas llaman a la puerta de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (¿?) y su responsable (¡la Señora!, ¡la Señora de verdad verdad! O la primera dama del chiste) dice que este encuentro profesional de editores se la trae floja: ”No es interesante”.

¡¡¡¡¡Viva Canarias libre!!!!!

En definitiva, que no hay espacio para la CULTURA con todas sus letras. Parece que se impone la consigna de los imbéciles, que es la de marear la perdiz. Y por mucho que me rompa la cabeza, ustedes perdonen, no entiendo el o los por qué.

¡¡¡¡¡¡Viva Canarias libre!!!!!! 

Y no lo entiendo porque este festival está dando nombre a la isla. A Santa Cruz de Tenerife, a La Laguna, a la madre de lo parió cuando apostaron sin reservas por el encuentro… Un encuentro de serie B. O de bajo presupuesto.

Me entra la tristeza. Y por lo tanto un renuncio justificado no a Canarias sino a quienes dirigen nuestro destino en lo universal. 

Clamo: ¡¡¡¡¡¡¡¡Viva Canarias libre!!!!!!!

¡Libre, imbéciles! 

Saludos,  cada día más desperados, desde este lado del ordenador.

Dos noticias muy tristes

Domingo, Agosto 9th, 2009

Este domingo canalla me ha regalado dos noticias tristes. Y me entero de las dos noticias tristes vía ordenador. La primera de ellas es muy personal y dolorosa. De esas que te dejan un vacío en el estómago y en el alma. De esas que te dicen que siempre se van antes los que no deberían de irse antes. Cojones.

* Me escribe desde Palma de Mallorca una buena amiga para comunicarme el fallecimiento de su compañero. No escribo sus nombres por respeto y porque a ninguno que lea estas líneas les importa un carajo saber de quiénes se tratan. Baste, en términos muy personales y como pobre homenaje, que se ha ido una de esas personas con las que te tropiezas una vez en la vida. Un viajero, un espíritu libre, alegre, franco. Honesto con todas sus letras. Un tipo con coraje y si miedo. Un héroe de las pequeñas cosas que son las grandes cosas.

* La otra noticia triste, aunque afortunadamente su responsable sigue entre nosotros con ganas de dar la lata y hacer sus películas porque cree en ellas (olé y olé, y ya va siendo hora que los paniaguados de ayer y hoy se enteren de que va creer en ti mismo), es que el cineasta David Delgado San Ginés cierra su blog En rodaje canario. No sé si ha tirado la toalla o estaba cansado de seguir luchando contra molinos de viento pero joder (y perdonen ustedes todos los tacos que salpican este texto pero es que ya estoy harto de que se me vayan los mejores) deja un vacío que desde aquí ya estamos echando mucho de menos.

En fin, que final de domingo, carajo. Que final de domingo…

Saludos, harto de la canalla nuestra de todos los días, desde este lado del ordenador. 

Idiota, en el espacio nadie puede oír tus gritos

Domingo, Agosto 9th, 2009

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Hay personas con las que puedes estar hablando un buen rato sin que te des cuenta de cómo pasa el tiempo. Con independencia de que estés o no a favor de lo que dice, en ese diálogo abierto a la discrepancia sales normalmente con una sensación de que no has perdido el tiempo, y que gastar saliva intentando convencer al contrario de las bondades de determinada película, lectura o sonido, reafirma tus convicciones intelectuales pese a que no sean tiempos digamos que generosos con todos aquellos a los que nos encanta consumir cualquier tipo de producto cultural.

Me hago esta misma semana con el lujoso libro Alien. La sinfonía biomecánica, que ha editado la tercera edición de Fimucité, volumen en el que se recopila una serie de interesantes artículos sobre las películas que se han rodado del que quizá sea hoy la especie alienígena más famosa del cine.

Para el aficionado a la ciencia ficción el volumen reúne todos los elementos que uno le pide a un libro de estas características: rigor informativo, análisis inquietamente salvajes, transgresores en ocasiones, y nuevas visiones (lo que se agradece) a la hora de volver a enfrentarte a la hoy ya franquicia hollywoodiense.

No soy lo que se dice un gran aficionado al cine de Ridley Scott, aunque tiene algunos títulos (el mismo Alien, Blade Runner y Los duelistas) que sí llegaron a interesarme porque supieron conmover algo dentro de mi cuando tuve la ocasión de verlas en pantalla grande. Alien. Sinfonía biomecánica va, de todas formas, por otros derroteros. Lo que se agradece. Porque además de tratarse de un texto muy recomendable para sus seguidores también lo es para todos aquellos a los que les gusta leer un buen libro de cine. Independientemente del género al que esté adscrito la película/s que ha dado origen a su publicación.

Los especialistas que firman los diferentes artículos que componen el volumen son Pedro Mérida (crítico guerrillero de una desarmante ortodoxia); David Fuentefría, Manuel E. Díaz Noda y Acaymo G. Sarmiento, escritores todos ellos más sosegados y por eso menos desarmantes en sus conclusiones.

El volumen, profusamente ilustrado, algunas a color, se lee rápidamente. Lo que es un problema, porque me ha pasado como lector que al final me he quedado con ganas de más. De hecho, grité más cuando acabé de leerlo. Claro que, pobre idiota, ¿no te habías dado cuenta que en el espacio nadie puede oír tus gritos? 

Saludos gratamente sorprendidos desde este lado del ordenador.

Una novela de y sobre periodistas visionaria

Domingo, Agosto 9th, 2009

Horace McCoy pasará a la historia de la literatura por sus grandes aportaciones al género policiaco. O negro. Entre sus grandes novelas se encuentra Los sudarios no tienen bolsillos, fúnebre título que en estos días sin gloria se me hace tan inquietamente actual con la situación que nos envuelve. O esa manía que tienen unos de taparnos la boca (“si piensa: a la puta calle”; “si escribe sobre lo que piensa: a la puta calle”) y que McCoy ya refleja en la novela a la que hago referencia a través de un  periodista de los de antes, sin miedo y con fe ciega en su medio. Hablamos de los turbulentos tiempos de la Depresión de los 30 que es, más o menos, la misma situación que soportamos en la actualidad aunque todavía sin el sangrante caos social que se generó en aquellos años.

He aquí de que va: Mike Dolan es un reportero que, harto de las componendas de una prensa sumisa y de ver cómo sus artículos terminan en la papelera, decide hacer la guerra por su cuenta. Pese a que sólo cuenta con su fiel amigo Eddie Bishop, la temperamental Myra Barnowski y cierto talento para conseguir dinero de las mujeres, muy pronto ve la luz Cosmopolite, un semanario por cuyas páginas desfilarán un equipo de béisbol corrupto, un médico de la alta sociedad que practica abortos ilegales, una extraña secta cuyos miembros visten túnicas y capuchones blancos y organizan reuniones a la luz de la luna… Mike Dolan, que ha pasado de tener que esquivar a sus acreedores y a los maridos celosos, a dirigir una cruzada en aras de la verdad, no tardará en comprobar que hay demasiadas personas interesadas en mantener las cosas como están y en ponerle precio a su silencio. Pero Dolan no es de los que se echan atrás… .

La novela ha sido reeditada, y merece la pena que la busquen y se me la lean para que se hagan una idea del sufrido trabajo que es ser un periodista independiente. Un tipo que, según lo describe McCoy, ha adoptado esta profesión como una forma de rabia, “un instrumento en la búsqueda de la justicia”.

En los últimos tiempos, muchos periodistas se han refugiado en ese espacio que es Internet pese a los de siempre, que miran de reojo un medio “sin control”. Quizá sea eso, precisamente, lo de una herramienta sin ataduras lo que la hace más atractiva, al tiempo que va en contra de las habituales verdades oficiosas y oficiales a las que nos tienen acostumbrado los periódicos de papel.

La independencia, mucho me temo, ya no cabe en esa prensa convencional tan feliz de mirarse el ombligo, salvo honrosas excepciones. De hecho, creo que se ha transformado no en mariposa sino en una larva hambrienta de oportunidades al acatar silencios pactados y la misión de marear la perdiz y de vocear en beneficio de quien paga, independientemente de cual sea el color del dinero. Que no tiene ideología, como todo el mundo sabe. O debe saber.

Esto fue y sigue siendo así.  Y todo eso ya lo describe McCoy en su –se me antoja ahora– visionaria Los sudarios no tienen bolsillos. Me he acordado de esta novela porque siempre he sentido, junto a David Goodis, debilidad por este escritor. No sé, la mayoría de la hermandad negra les citará a Hammett y Chandler como venerables maestros del género; y con suerte al gran Burnett o Cain o Ballinger pero para mí si hay dos escritores que me señalaron el camino fueron el solitario Goodis y el progresista McCoy, a quien le debemos además novelas con títulos tan hermosos como Di adiós al mañana, Luces de Hollywood o ¿Acaso no matan a los caballos?

En fin, háganse un favor y lean ahora Los sudarios no tienen bolsillos.

Se lo agradecerán.

A Horace McCoy, obviamente. También porque nos ayuda a mejorar, en estos tiempos de crisis y miedos desatados, nuestra cada día más inestable salud mental.

“Cuando avisaron a Dolan que el director del periódico lo quería ver en su despacho, supo enseguida que algo iba a terminar mal, y mientras subía las escaleras no dejó de pensar que era una vergüenza que no quedaran periódicos que dieran la cara. Le hubiera gustado vivir en los tiempos de Dana y Greeley, cuando un periódico era un periódico,  y a los hijos de puta se les llamaba hijos de puta y no se andaban con rodeos. Debía ser estupendo trabajar como reportero en uno de aquellos viejos periódicos. No como ahora, que el país estaba lleno de pequeños Hearst y pequeños MacFaddens que no dejaban de hacer resonar los tambores y de izar banderas en todas las páginas del periódico. (…) Lo que hacían era vender patriotismo a precios de saldo.” (Horace McCoy, Los sudarios no tienen bolsillo

Saludos, una vez más negrocriminalesypoliciales, desde este lado del ordenador.