Archive for Abril, 2010

Atención, pregunta: ¿Qué piensa hacer Cristóbal de la Rosa con el Teatro Baudet?

Domingo, Abril 4th, 2010

Leo con mucho interés el artículo que publica hoy La Opinión de Tenerife dedicado a uno de esos viejos y olvidados palacios cinematográficos de la capital tinerfeña: el Teatro Baudet. Y lo leo con interés porque el Baudet junto al Price, el Cinema Victoria, La Paz y el Víctor y más tarde también las mini salas Charlot se convirtieron en algo así como los cines de mi barrio. O esos en los que te conocía hasta el acomodador. El acomodador del Baudet, Diego si recuerdo bien su nombre, lo que pongo ahora en duda, era de los pocos que me dejaba colar en las sesiones no aptas para menores porque conocía a mi padre. Eso sí, antes de cortarme  la entrada me rogaba que subiera a la parte de arriba (porque la mayoría de estos cines tenía una parte de arriba) y me ordenaba que cuando se encendieran las luces del descanso (siempre había un descanso a mitad del metraje) me escondiera debajo de la butaca por si había un inspector velando por la corrección de aquella medida fabricada para frustrar a los que, como yo, nos acostumbramos a perder el tiempo en el cine. Gracias a la generosidad de este buen hombre pude ver la que sigo considerando la mejor película de Sam Peckimpah, Quiero la cabeza de Alfredo García, así como la primera parte de El padrino, entre otras.

El artículo de La Opinión de Tenerife no va, afortunadamente, por los derroteros de la nostalgia sino que informa sobre la inactividad de un espacio que tras dejar de ser cine se usó durante un tiempo como sala de bingo y más tarde como salón de fiestas de fin de año. Hoy está cerrado a cal y canto aunque en un extremo de su fachada sobrevive contra viento y marea la librería del Cabildo, la única especializada en vender libros editados en las islas.

Hace años, en el otro extremo del edificio se alojaba el que quizá fuera uno de los bares más legendarios de la capital tinerfeña: el Gran Vía. Escribo lo de legendario porque este establecimiento era de los últimos que cerraban en la siempre desteñida vida nocturna santacrucera. Allí podías tomar la última copa y comer algo si el estómago te lo estaba pidiendo a gritos. Su dueño era don Pedro, un señor con un lejano parecido a Francisco Franco en los años cincuenta. Por esa semejanza, vaga e imprecisa, uno de mis primos popularizó que conociéramos a su bar como el Dragon Rapide, el nombre del aeroplano que trasladó al futuro dictador de Gran Canaria al Marruecos español para que iniciara lo que su servicio de propaganda se empeñó en bautizar como gloriosa cruzada nacional.

Pero les hablaba del interesante artículo que hoy publica La Opinión de Tenerife. Donde además de darse información sobre el antiguo cine (fue inaugurado en 1944 y estuvo ligado a la familia Baudet) y recordar que su arquitecto fue José Enrique Marrero Regalado, el mismo que diseñó el Víctor y el antiguo Cabildo de Tenerife, el periodista se pregunta si esta sala tiene futuro en una ciudad de muertos vivientes como es Santa Cruz de Tenerife.

La pregunta que se plantea no es baladí porque, como destaca la información, el propietario del Teatro Baudet desde 1999 es el Cabildo de Tenerife. Y la verdad es que ha llovido mucho desde ese 1999 a 2010. Once años, calcula el periodista, en el que se ha dejado morir un espacio que en un principio asumió la administración insular para dotarlo de vida (¿?).

Bien de Interés Cultural (BIC), tal ha sido la dejadez del actual responsable de Cultura y Patrimonio del Cabildo tinerfeño, Cristóbal de la Rosa, que las ratas y otras alimañas que probablemente corretean hoy por sus desoladas instalaciones están barajando la posibilidad de erigirle un monumento con la basura que ahí se acumula.

Ocultando sus vergüenzas en el acogedor armario de la crisis, de la Rosa en otro rasgo más de su agudo sentido de la cultura o miente –según interpreto de las conversaciones que según La Opinión reveló Dulce Pérez en su blog y en la que se asegura anunció que “el Gobierno de Canarias tiene nuestra propuesta para la puesta en marcha del Baudet, conjuntamente con el Ayuntamiento y la SGAE”, siendo inmediatamente contradicho por el viceconsejero de Cultura del Ejecutivo autonómico, Alberto Delgado– o sencillamente es un imbécil. O un incapaz que por esos inquietantes caprichos de la política nacionalista canaria continúa ocupando un cargo por el que será recordado mucho me temo más como un hooligan de la cosa cultural que por otra cosa.

El artículo de La Opinión, como la mayoría de los artículos que hablan de las salas de cine que una vez poblaron esta ciudad, me ha hecho viajar en la montaña rusa de la nostalgia y como tal me ha dejado un regusto amargo en las ideas. Por un lado porque que no se hara nada. El Baudet continuará cerrado para felicidad de los bichos que han encontrado hogar en sus polvorientos salones. Y por otro porque contando con el perezoso equipo de gestores que tenemos, quizá lo más recomendable sería hacer una pira e invocar a los dioses primigenios para que se llevasen a todos ellos a los territorios de la dimensión desconocida…

Si algo bueno tiene este mal chiste de dejadez, desprecio, soberbia y vanidad con anagrama Rosa, es que esta mañana al pasear frente al cine Víctor descubrí que han cerrado la entrada con una tela marrón y de mala calidad para que no podamos ver el deplorable estado en el que se encuentra el hall desde que el Víctor dejó de funcionar como sala de proyección. Esto me hizo pensar que este improvisado velo podría ser una extraordinaria metáfora para ilustrar cómo se las gastan en estas islas cuando las cosas están muy mal hechas: disimular las vergüenzas con una cortina que, oh fortuna, no es todavía de hierro como –sospecho— algunos de estos desaprensivos intenta que así sea.

En fin.

Saludos, deseándoles buenas noches y buena suerte, desde este lado del ordenador.

Memorias de un teleadicto (casi) nunca arrepentido…

Sábado, Abril 3rd, 2010

A la memoria de John Forsythe.

DE CÓMO RENUNCIÉ A VER TELEVISIÓN

Entre las muchas cosas a las que he renunciado últimamente, vicios sobre todo, se encuentra la televisión, artefacto con el que confieso he mantenido a lo largo de mi existencia una relación que nada entre el amor y el odio. Palabras que si bien no me he grabado en los dedos como el reverendo diabólico de La noche del cazador, de vez en cuando enfrento en mi cabeza para observar quien gana el combate de mis deseos.

Pese a que en mi palacio resulte imposible ver televisión porque la antena me la arrancó la reciente tormenta huracanada que pasó por estas islas, les aseguro que en esta peculiar batalla entre el amor y el odio va ganando el amor hacia esa cosa que tanto daño pero también tanta (¿tantra?) alegría me ha proporcionado en lo que llevo de existencia.

Que ahora no pueda ver televisión, pongo a los dioses por testigo, no es por otro lado algo tan raro, aunque bien es verdad que ha modificado algunos de mis comportamientos caseros como encenderlo nada más llegar a mi Taj Mahal particular.

El caso es que actualmente hago lo mismo pero con otros electrodomésticos. Como darle al play del aparato de música y escuchar los mismos discos de siempre. Viejos amigos a los que tenía un tanto olvidados por la caja que llaman tonta y que no es tan tonta. De hecho, cuando ahora enciendo el televisor es para ver una película de mi cinéfila y cinéfaga colección privada, lo que me hace suponer que si el doctor Freud se pasara por casa e investigara no sólo los títulos que componen mi deuvedeteca sino también mi discoteca y biblioteca dedicaría uno de los capítulos de cualquiera de sus libros a quien ahora mismo les escribe.

Y SIN EMBARGO QUISE SEGUIR SOÑANDO

La paradoja es que careciendo de acceso a los canales y no mover un dedo para instalarme la dichosa TDT o DDT como he oído citarla recientemente, me ha hecho replantear los lazos sentimentales que aún me atan con este invento.

A modo de flash back cinematográfico he revivido así paisajes de mi infancia. Como cuando me arrastraba por el largo pasillo de la casa de mis padres para ver desde un lugar escondido aquellas series para 18 años que no me dejaban ver por tener cuatro o cinco añitos. Una de ellas era El doctor Jekyll y Mr. Hyde. Que adaptaba el clásico de Stevenson pero en los años setenta del pasado siglo. No llegué a contemplar ningún episodio completo porque me quedaba dormido aunque sí que recuerdo que me decepcionó la transformación de Jekyll en Hyde porque resultaba bastante simplona: sólo se le ponían los ojos en blanco.

Mis padres se molestaban bastante conmigo cuando me descubrían en mi madriguera plácidamente roncando. Insistían en que no viera esas cosas porque podría tener pesadillas aunque la verdad no fui un chico de pesadillas por disfrutar de una película de terror, género que fue de los primeros que me entró por la cabeza porque me emocionaba pasar miedo. O inquietud. Los demonios y todas esas cosas.

APRENDIZAJE

Como eran otros tiempos, un chico de nueve o diez años lo tenía realmente difícil cuando reunía 40 pesetas de aquel entonces para comprar las revistas de cómic fantástico a las que se podían tenner acceso. Había cantidad de títulos: Espectro, Dossier Negro, Vampus, Rufus y Vampirella, entre otras muchas. Como era menor de edad los kiosqueros se negaban a vendérmela a pesar de que tuviera mis 40 pesetas ahorradas con mucho esfuerzo, así que tenía que convencer a algunos de mis hermanos mayores para que tuvieran la gracia de adquirlas por mi.

LOS CULEBRONES QUE LLEVO EN EL ALMA

En cuanto a la televisión, hubo una época en la que se pusieron de moda los culebrones norteamericanos tipo Dallas, Dinastía y Los Colby. Culebrones que no aguantaba, la verdad, aunque me hacía gracia ver a quien se hacía llamar como JR beberse en cada episodio cuatro botellas de bourbon sabiendo que mi padre iba a exclamar que en aquellas historias los personajes además de putearse unos a otros lo que hacían eran agotar las reservas del mueble bar.

RÉQUIEM

Si escribo todo esto es porque me acabo de enterar que ha muerto John Forsythe, uno de los protagonistas de otro culebrón made in USA llamado Dinastía, en la que Forsythe intervenía acompañado por dos señora maduras que todavía estaban de muy bien ver como eran Joan Collins y Linda Evans. Esta última ex del actor John Derek, quien años más tarde sorprendería al mundo al descubrir a un clon mucho más joven de la Evans que respondía al nombre de Bo. Bo Derek o la mujer 10 según la irregular comedia cinematográfica del casi siempre maestro Blake Edwards.

Forsythe, que también era la voz que sonaba a través del hilo telefónico en Los ángeles de Charlie en la versión original, fue un actor elegante pero casi siempre de un mismo registro. Intervino además en Topaz, filme de Alfred Hitchcock basado en la novela del mismo título de Leon Uris (autor de Exodo, Mila 18 y QB VII, entre otras novelas best seller) y película que en mi modesta opinión continúa siendo uno de los grandes aunque menores trabajos de quien se conoce como el mago del suspense.

Leo las reseñas que se publican anunciando el fallecimiento de Forsythe y se me viene a la cabeza aquella época en la que devorábamos cualquier cosa que se exhibiera por la televisión.

EN LA CRESTA DEL HALCÓN

De todas formas si hubo un culebrón norteamericano que entusiasmó a los que forman más o menos parte de mi generación fue Falcon Crest y no Dallas, ni Dinastía ni Los Colby.

No me pregunten por qué porque sólo sé que no sé nada, pero evoco en mi gastada memoria que bastaba que sonara la melodía de Falcon Crest y ahí estábamos todos frente al televisor para contemplar cómo se las gastaban Angela y Richard con los miembros de su familia, los Channing.

Esta afición por ver las traiciones que se tejían en torno a los viñedos californianos podría dar para varios estudios. Uno de los cuales debería de tratar sobre la codicia y de cómo a través de estas producciones se estimulaba a los telespectadores a ser los malos de la película y no los buenos, a quienes por norma general siempre se representaban como un puñado de idiotas hipócritas.

No sé si la culpa la tiene que por aquel entonces gobernaba en Estados Unidos Ronald Reagan, presidencia bajo la cual le lavaron el cerebro a la mayoría de los amigos que tenía por aquel entonces. Nunca entendí que personas a las que apreciaba sinceramente por meridianamente cultas y leídas tuvieran como modelo a chorizos de traje y corbata y no a  caballeros sin espada como Phillip Marlowe. Pero así eran las cosas. Tiempos de yuppies que se decía hasta que irrumpieron los que se autodenominaronCASP (Casposos Aunque Sobradamente Preparados).

BASURA… BASURA… BASURA

El escritor Brett Easton Ellis intentó reflejar esta pulsión materialista de los yuppies en su fallida por excesiva American Pyscho; y Oliver Stone lo mostró con relativa sinceridad en su irregular Wall Street, cinta de la que al parecer se está rodando actualmente una segunda parte.

Como suele pasar con las pasiones vacías, llegó un momento en que los que seguíamos Falcon Crest nos cansamos de verla supongo que por aburrimiento.

La serie siempre explotaba las mismas cosas y los guionistas, secos como un oasis sin agua en el desierto, recurrían a ideas que sonrojaban. La que se llevó la palma fue aquella en la que salía un nazi… ¿Qué hacía un nazi en los viñedos de la familia Channing?

Como la televisión es un templo que abre los brazos a cualquier tipo de creencia me fui dando cuenta de la locura que pretendían inocularnos cuando descubrí un día y a primeras horas de la mañana un culebrón norteamericano mucho más descacharrante que el anteriormente descrito. De todas formas, es probable que me sedujera como a San Pablo la Palabra de Dios (Saulo, ¿por qué me persigues?) porque aquello que veía me resultaba de chiste. La serie se llamaba Santa Bárbara y si bien no la seguí con la regularidad de un cartujo, solía llevarme las manos a la cabeza cuando detectaba la habilidad que tenían  los guionistas para quitarse en la serie a un personaje molesto.

En uno de sus más antológicos episodios, a uno de estos incómodo potagonistas lo abducían los extraterrestres.

Obra maestra. Ya ha hecho historia en la Historia de la televisión.

SABER REÍRSE MIENTRAS MIRAS TUS TRIPAS ABIERTAS

No sé si los culebrones norteamericanos son antes o después del fenómeno de los culebrones latinoamericanos, de los que sólo seguí el brasileño Gabriela y el  colombiano Caballo viejo, pero siempre admiré la capacidad que tienen los del norte de cocinar una hamburguesa y venderla como si se tratara de un solomillo; así como la de burlarse de sí mismo y de su industria del espectáculo con telecomedias donde se bromea precisamente de la ecuación si los pobres lloran porque tienen los estómagos vacíos los ricos también lloran porque lo tienen demasiado llenos.

La joya de la corona en esto de la parodia se la lleva la que se emitió en España como Enredo. Título que si bien ha perdido mucho con el paso del tiempo (he tenido la oportunidad de repescar algunos episodios… ¡no me pregunten cómo!) y aún hoy ocupa un lugar destacado en mi memoria televisiva.

LA CAJA TONTA QUE NO ES TONTA

Que la caja tonta ha demostrado que no es tonta radica en que afortunadamente para el consumidor de rayos catódicos los norteamericanos sin renunciar a estas producciones de chiste han sacado adelante series donde han tocado el cielo del entretenimiento. No me canso de reivindicar así Malcom in the middle, ni las ya sobadísimas a Dos metros bajo tierra, Hermanos de sangre y Roma. No puedo olvidar las que circulaban en España como Grandes Relatos y que incluían series como Hombre rico, hombre pobre, Capitanes y reyes y Norte y Sur, producciones que si bien vistas hoy tienen innumerables arrugas, resultan experiencias televisivas bastante estimables…

Como detecto que me ha salido excesivamente largo este viaje tontorrón a la nostalgia tomando como excusa que ya no veo televisión y la desaparición de John Forsyhte, espero contarles otro día mis sensacionales sensaciones con las series españolas de televisión de aquellos tiempos ya tan lejanos en el tiempo…

Así que…

Saludos, jamás como teleadicto arrepentido, desde este lado del ordenador.

Fantasías (des)animadas de ayer y hoy presentan… (2)

Viernes, Abril 2nd, 2010

“Esto es el Oeste, señor, y cuando la leyenda se convierte en realidad, hay que publicar la leyenda” (Edmond O’Brien en La muerte de Liberty Valance, John Ford, 1962).

UNA REUNIÓN A LA SOMBRA DE LOS DRAGOS

Cuentan que el alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo, se reunió recientemente con representantes de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en el palacio de los dragos. No se sabe por ahora mucho del contenido de esta conversación aunque parece que sonó en bastantes ocasiones el nombre del teatro Guimerá en el encuentro. Esto ha hecho sospechar a unos si de lo que se habló ahí fue sobre la posibilidad de que la SGAE lo gestione como ha hecho tan honorable sociedad con otros espacios similares en la geografía española. Por el momento sólo es un rumor que se está propagando con la misma velocidad que la pólvora encendida y un asunto que, al parecer, inquieta a la nueva concejala de Cultura y Patrimonio Histórico de la Corporación capitalina, la popular Maribel Oñate, quien no ve con buenos ojos esta maniobra de la SGAE por hacerse presuntamente con las riendas del Guimerá ya que se dice, se susurra en pasillos, certificaría su defunción como teatro aunque no como espacio reutilizable para otro tipo de espectáculos.

OTRA VEZ CON ¡¡¡LA CUEVA DE LAS MIL MOMIAS GUANCHES!!!

Los rumores relacionados con la arqueología canaria son espaciados en el tiempo pero cuando suenan, suenan verdad o mentira. Debe ser cosa del mito que aún arrastran los primeros pobladores de las islas. Si hace unos años se publicitó por todo lo alto la Piedra Zanata, que se vendió a nuestra realidad archipielágica como una especie de Piedra Rosetta Canaria al estar relacionada –apuntan unos pero no otros– con el mundo mágico-religioso de los primeros pobladores de las islas; y hace también otros años atrás se anunció a bombo y platillo las polémicas Las Pirámides de Güímar o Mojones de Chacona, contando con el respaldo internacional del controvertido investigador noruego Thor Heyerdhal,el rumor que ahora está pegando recupera una vez más para nuestro peculiar parque temático  pasado que se ha localizado la que presumo continuará siendo La cueva de las mil momias guanches. Y no se me rían, porque así es como la conocen los aficionados. Y tal y como describe su cinematográfico nombre consistiría en una caverna donde habría varios de estos cuerpos momificados. No sé si mil, pero varios si que habrían me aseguran los aprendices de Indiana Jones. Lo que hace que este rumor alcance notas a lo conspiración judeo masónica como casi todo lo que rodea a este extraño pero fascinante universo, es que los que lanzan el venenoso rumor aseguran que se anunciaría su hallazgo cuando se aproximen las elecciones de 2011. ¿Realidad o ficción? Son sólo rumores, maldita sea.

¡AY CON LOS LIBROS EDITADOS EN CANARIAS!

Interesante información la que publica Diario de Avisos. El texto alerta sobre el dramático descenso de la edición de libros en las islas. Casi un 40 por ciento. Ello debería obligar a que el sector se replantee seriamente los por qué de esta notable bajada y si de verdad se venden los libros que editan las editoriales canarias. No creo que a nadie se le escape que el archipiélago cuenta con numerosas y consolidadas editoriales que en la mayor parte de los casos hacen un trabajo ejemplar, por eso invitamos a que se reflexione sobre su futuro. Debate que quizá podría formularse en la próxima edición de la Feria de la Edición.  

UNA ANTOLOGÍA NECESARIA

Y ya que hablamos de editoriales canarias, escribamos también sobre autores canarios que, obviando el merecido revival que está viviendo Félix Francisco Casanova, permanecían enterrados en un injusto olvido. La Provincia anuncia hoy que la colección Letras Hispánicas de Ediciones Cátedra publicará en breve una antología poética dedicada a Manuel Padorno al cuidado del profesor del Instituto de Lengua Castellana y Literatura en Madrid, Alejandro González Segura. El volumen incluirá textos inéditos del poeta.

Y COMO POSTRE, LEAN ESTO DEL SEÑOR VERDÚ

Y les dejo con esta magnífica reflexión del periodista y escritor Vicente Verdú publicada hoy en el diario El País bajo el título de Refritos de la narración.

Saludos, escuchando el imprescindible The Jazz Album del maestro Shostakovich, desde este lado del ordenador.

Revelamos en rigurosísima exclusiva fragmentos de una obra teatral desconocida y anómima titulada ‘La furia del pobre Zeus’

Jueves, Abril 1st, 2010

NOTA: Hemos tenido acceso a la siguiente obra, muy mediocre y escrita de forma apresurada, gracias a un correo electrónico enviado por una tal Atenea, quien nos dio las indicaciones necesarias para que hallásemos el manuscrito en una ruinosa casa del barrio de Salamanca de la capital tinerfeña. El texto, sin firmar y cuya fecha aparece borrosa, son fragmentos de lo que suponemos es un libro más extenso. Sí tenemos claro su título porque se conserva la primera página: La furia del pobre Zeus.

¿ACTO PRIMERO?

Poseidón y el siempre bromita de Dionisio salen arrastrando a Zeus, el dios de los dioses, del lupanar Afrodita’s. Zeus se hace el remolón mientras suelta atronadores gritos.

POSEIDÓN Y DIONISIO (a la vez): Shhhh, calle usted…

El trío de calaveras se detiene delante de una colosal puerta, y tras dejar en el suelo el cuerpo del dios de los dioses y llamar al timbre, se escabullen en las sombras de la noche. Hera, la mujer de Zeus, abre la puerta.

HERA (furiosa): ¡Otra vez drogándote con tus amigotes!

Zeus levanta la cabeza del suelo y pronuncia palabras ininteligibles, diálogo de borracho y vete a saber si de drogadicto. (DESCONOCEMOS COMO SE DESARROLLA LA ACCIÓN A PARTIR DE ESTE MOMENTO)

EL TEXTO QUE ENCONTRAMOS COMIENZA…

El dios de los dioses está acostado en un lecho cubierto con sábanas de seda. Coge una palangana dorada y vomita. Tras limpiarse los restos de la boca observa a su esposa, que lo mira de pie y con los brazos cruzados.

ZEUS (con voz melosa): Pero mujer si no ha sido nada… Dionisio que se empeñó en que probará un vino…

HERA: Solo un vino… Solo un vino. ¿No serían otras cosas, dios de chiste?

ZEUS: Bueno, bastante vino y otras cosas… Pero no le iba a ser un feo. Dinosio cumplió años. Ayer… ¿por qué fue ayer, verdad?

Hera sacude la cabeza y lo mira echando chispas de fuego por los ojos.

HERA: Llevo dos semanas sin verte la barba por casa.

ZEUS (vomitando y llevándose las manos a la cabeza): Estoy malito… muy malito…

Hera acerca al lecho donde descansa el dios de los dioses una mesa con figurillas de barro. Por señas le indica a Zeus que coja la que señala con sus largos y anillados dedos. Zeus parece no entender nada mientras continúa con las manos en la cabeza.

HERA: ¿Sabes de quién es?

Zeus mira la estatuilla con forma humana del derecho y al revés. Se rasca la frente y se encoge de hombros.

ZEUS (dando un prolongado bostezo): Pues no.

HERA: Ese enano que tienes ahí va presumiendo de ser el responsable de que en el Desierto de las Hespérides se haya rodado el 20 por ciento de la nueva versión de Furia de titanes.

ZEUS (intrigado y sorprendido): ¡Y yo sin enterarme! ¿Y ese enano osa decir que se ha rodado una nueva versión de Furia de titanes? ¿Pero cómo se atreve? ¿Qué insulto es éste?

Hera asiente resignada con la cabeza mientras los colores encienden sus mejillas.

ZEUS (insistiendo): ¿Pero cómo va a ser eso…? ¿Salgo acaso YO en la película?

HERA: Sí, esposo mío, y tienes la apariencia de un tal Liam Nelson.

Al dios de los dioses casi le da un síncope.

ZEUS (con voz nerviosa): ¿Y quién coño es Liam Nelson? YO era  LAURENCE OLIVIER en la antigua versión. Y ese caballero sí que era un dios. ¿Quién demonios es el Neeson?

HERA: Cosas del cine, marido mío. En el residencial Monte Olimpo no se habla de otra cosa.

Zeus sale indignado de la habitación y se mete en lo que debe ser el cuarto de aseo. Se oye un estruendoso chorro.

¿ACTO TERCERO?

ZEUS: ¿Y el enano que tiene que ver en todo esto?

HERA (resignada): Ya te lo dije. Va colgándose medallas de que esa islita que llaman Tenerife suena hoy en todo ese insignificante planeta que llaman Tierra gracias a la dichosa película. Y ha aprovechado el gañán la suerte (o la desgracia, que eso sólo eso lo sabe el pesado por inevitable de Hades) que en una serie de televisión a la que llaman Perdidos se hace mención de la dichosa islita no sé muy bien por qué. Esto me recuerda que tengo que hablar con Hermes porque está el pobre bastante despistado últimamente…

ZEUS (furioso): ¡Qué Poseidón libere al Kraken y aplaste a ese puñetero desierto de las Hespérides!

HERA (más resignada todavía): Descuida, cariño, que de eso ya se encargan quienes presuntamente dirigen esa comunidad autónoma.

ZEUS: ¿Comunidad qué…?

Hera hace un gesto de darlo por imposible.

Y como respuesta Zeus aplasta entre sus gigantescos dedos la estatuilla del enano que tiene entre las manos.  Sacude la arcilla y cabreado lanza varios rayos sobre el planeta Tierra.

Suena el móvil de Zeus.

ZEUS (con acento cubano): Oigo.

DIONISIO (con acento cubano también): Ay, chicooo, no grite así a través del celular.

ZEUS (relajándose mientras se limpia la arcilla de los pliegues de su toga): Aquí hablando de cosas con mi compañera… ¿Y?

DIONISIO (con acento cubano): Asere ¿nos vemos en Afrodita’s esta noche?

ZEUS (mirando a su mujer que le hace un elegante corte de mangas. Pone voz de niño al contestar): Sí, sí… Tengo un montonazo de cosas de la que  hablar: como la de un enano que..

DIONOSIO (con acento cubano muy marcado): Ay, que esa historia ya no las contaste ayer chicooo.

NO HAY MÁS TEXTO. NOS ATREVEMOS POR ESO A ESCRIBIR

CAE EL TELÓN APRESURADAMENTE.

MORALEJA: Quien fuera dios sin necesidad de ser dios de dioses.

Saludos, libando retsina, desde este lado del ordenador.