Archive for Abril, 2010

Intrusos en la isla interior

Viernes, Abril 9th, 2010

VE HACIA LA LUZ, VE HACIA LA LUZ…

Tras frustrarse Wednesday y el remake de El hombre con rayos X en los ojos y aún en stand bye Bioshock, el nuevo proyecto que está preparando “nuestro cineasta más internacional” (como dicen por ahí) Juan Carlos Fresnadillo (Tenerife, 1967) lleva por título Intruders. Filme que supone su regreso tras las cámara tres años después de 28 semanas después

La nómina de actores de Intruders incluye a Clive Owen y Daniel Brhül. Así al menos lo asegura el diario El País, que añade que  Enrique López Lavigne actuará una vez más como productor. Lavigne precisamente informa que se trata de una película de género “pero sobre todo nos brinda la posibilidad de explorar en los terrores que nacen en la misma infancia”.

Como guionistas de la cinta figuran Nicolás Casariego y Jaime Marques.

Se da circunstancia que el Gobierno de Canarias dio recientemente luz verde en la modalidad de Desarrollo de largometrajes a El hermano de las moscas (una novela de Jon Bilbao guionizada por Jesús Olmo y Eva Cruz) que presentó Volcano contando como director con  ”nuestro cineasta más internacional”: Juan Carlos Fresnadillo.

LA CRÍTICA ACOGE CON INTERÉS  LA ISLA INTERIOR

La crítica nacional acoge con moderado interés La isla interior, de los cineastas Félix Sabroso y Dunia Ayaso.

José Manuel Cuéllara cuenta en ABC : “La narración está tratada en clave de drama, pero en este caso el límite entre el pánico y la bobería es nimio, una línea tan invisible que los actores van y vienen, navegando entre sensaciones dispares con excesiva frecuencia.”

Y añade “Al final, da la sensación de que aquello es comedia hasta que Candela Peña, papel duro para una actriz de oficio y cuajo, da un puñetazo en la mesa desvelando el drama en sí, que es tremendo, digno de meterse en un armario y no salir. Ahí se acaban las dudas y las tibiezas. Pero es tardío, retrasado el grito final. El contenido total de la obra se difumina en diálogos sordos y en expresiones indescifrables para acabar trazando un trabajo incompleto, muy abrupto para pensar en salvar todas las aristas, pero digno y esforzado.”

Por el contrario, Jordi Costa en El País escribe: “Melodrama que sabe contener, mediante una muy meditada estética del aislamiento, sus medulares torbellinos góticos, La isla interior es una de esas películas que, echando mano de la inercia, uno podría definir como una-gratificante-sorpresa.”

Costa considera además que “el melodrama, en manos de Ayaso y Sabroso, parece levantarse sobre imágenes de pulsión casi hitchcockiana, aplicando una mirada de fuego helado y obsesión inefable sobre cada objeto y cada personaje. Los puntos de contraste son, en todo caso, dignos de mención: Ayaso y Sabroso se resisten al desbordamiento narrativo y al gusto por el desvío de algunos últimos trabajos del cineasta manchego, cuya tendencia barroca proporciona otro tipo de gratificaciones que las de esta concentrada pesadilla familiar, e insular, que crece hasta convertirse en el mejor -y más universal- trabajo de esta pareja de cineastas.”

Y concluye: “Si uno fuese capaz de imaginar El hundimiento de la casa Usher contado a través de una serie de cuadros de Edward Hopper, el resultado podría parecerse a La isla interior. A la interrogación acerca de si el infierno de cada uno lo define la genética o el medio, Ayaso y Sabroso ofrecen un desesperanzador retrato de familia como naturaleza muerta que resuelve el dilema en tablas, sin que el conjunto se permita ninguna ligereza, sin que nada obstaculice el riguroso planteamiento de este firme paso adelante.”

Por último, Gonzalo de Pedro Amatria opina en Público que La isla interior es una película “como si para ellos, el paso del tiempo no hubiera curado las heridas, convirtiendo el drama en comedia, sino que las hubiera agudizado, haciéndolas más viejas, sí, pero también más enquistadas y dolientes.”

 Saludos, a lo ya están ahííí, desde este lado del ordenador.

Una nota triste

Viernes, Abril 9th, 2010

El pasado jueves, 1 de abril, el polifacético Dani Badal sufrió un grave accidente por lo que fue ingresado en la UCI de Trauma y Quemados en el Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla.

Su hermana Tamar Badal y Carlos Pedrós (miembro de Abubukaka) se trasladaron a Sevilla para tener información puntual y diaria de los partes de los médicos que le atienden, aunque ruegan, tras las numerosas llamadas recibidas en muestra de apoyo a la familia y conocer cómo evoluciona Dani, que escriban al correo amigosdedanibadal@gmail.com donde serán debidamente informados sobre cómo evoluciona su estado de salud.

Dani Badal fundó el grupo The flupps, interpretando con la guitarra y la voz sus propios temas En los últimos tiempos, también es el bajo en el grupo Venus en surf.

 Se habilitado también una cuenta corriente (0128 0598 12 0100006252 de Bankinter) que está a nombre de su hermana Tamar. 

Paralelamente, los músicos de la isla y en solidaridad con Dani Badal, se están organizando para ofrecer varios conciertos con el objetivo de recaudar fondos en su nombre. Estos directos se celebrarán en el Honky Tonk, sala ubicada en la santacrucera avenida de Anaga.

Saludos desde este lado del ordenador.

Porque sueño no lo estoy

Jueves, Abril 8th, 2010

AHORA QUE LA VIDA NOS DA SORPRESAS

No sé a que espera el vicepresidente primero (¡¡¡coño!!!) y consejero insular del área de Turismo y Planificación del Cabildo de Tenerife, José Manuel Bermúdez, que vive ahora en un estado de gracia por el ecoooo internacional que ha tenido el rodaje en paisajes de la isla de la nueva versión de Furia de titanes y de la insólita aparición de la localidad de El Socorro en plan Hawai en la serie Lost, para explotar mucho más el nombre de Tenerife. Qué suena… suena qué digo suena sino que resuena en el universo literario escrito en español.

La pregunta –mucho me temo que con obvia respuesta– es si el vicepresidente primero sabrá a quien nos referimos cuando revelemos el nombre del escritor y pensador al que hoy, y por casualidad, descubro que relata en sus memorias su paso por ese tinerfe alegre y juvenil.

No. No y no. Niego tres veces como San Pedro.

No, no y no creo que José Manuel Bermúdez sepa quén es este señor. Por lo que descarto que se dé un paseo por Tenerife con todos los gastos pagados para que publicite los días felices que vivió aquí cuando el dulce pájaro de la juventud corría todavía por sus venas.

¿Quitemos el antifaz?

Luis Racionero.

El libro: Sobrevivir a un gran amor, seis veces.

“En 1945 Canarias era un paraíso, no estropeado por la guerra ni por el turismo, que es peor aún, estéticamente hablando. Vida plácida, siempre primavera y mi primer amor: Dulce-Mari.”

El texto continúa pero no vamos a revelarlo con la esperanza de que Bermúdez o alguno de sus asesores se lo lean y piensen si realmente vale la pena traer a Racionero a Tenerife aprovechando que el 23 de abril es el Día del Libro.

O bien para la Feria esa que se monta con tan poca gracia a finales de mayo y principios de junio en el parque García Sanabria.

Pero no. Francamente que no lo harán porque el mismo Bermúdez preguntará algo así como:  “¿Racionero qué? Y tampoco está la cosa para recomendarle a nuestra fulgurante estrella de la política insular que invite a un escritor que aún se atreve a decir en celtiberia y colonias las cosas como son.

O como dicen ahora: “uy, demasiado políticamente incorrecto.”

Además es de derechas.

¿De derechas?

LEYENDO ZZZZZ POESÍA ZZZZZ

 Me sabe a bien que la librería del Cabildo de Tenerife se haya llenado hoy de gente con motivo de la sexta (no secta) edición del Maratón de Poesía Canaria. Y me sabe a bien porque al menos reúne a entusiasta por los versos en esta esquina del antaño Teatro Baudet, ese espacio que, alterando los versos de una notable canción de Eduardo Bercedo, “se nos muere en soledad”.

Comenzaron a leer poesía (ignoro el autor) nuestro José Mari Bermúdez, y el coordinador general de Cultura y Patrimonio Histórico, nuestro también Cristóbal de la Rosa, quienes estuvieron acompañados por niños del Colegio Echeyde III.

No sé si los que pusieron en marcha esta iniciativa querían que la cosa saliera en el Libro Guiness de los Record, pero en una nota de prensa dejan bien claro que esperaban un millar de intervenciones desde las 10 horas a las 22 horas de hoy, jueves, aunque el objetivo era (en fin)  “promover y dar a conocer la producción literaria de autores canarios o de aquellos que se han inspirado en las Islas para sus creaciones.”

¡QUÉ RISAS!

 
Continuando que es gerundio. La Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias presenta mañana, viernes, el estreno en Tenerife de la nueva película de “los canarios” Félix Sabroso y Dunia Ayaso, La isla interior. Entrecomillo porque me ha hecho gracia lo de “los canarios”. El filme está protagonizado por Candela Peña, Alberto San Juan, Cristina Marcos y Geraldine Chaplin, y se trata de un drama en torno a una familia disfuncional. El estreno es a las 21.30 horas en los Multicines Renoir Price de la capital tinerfeña.

La pareja de cineastas participó en un chat con los lectores de La provincia que les invito a que se lean si tienen tiempo.

…Y MIENTRAS TANTO SIGUEN SIN ENTERARSE

Y ya que hablamos de esa cosa que es el cine –aunque el enlace no hable precisamente de cine– les dejo este enlace del digital del periódico La Verdad porque uno de sus protagonistas es una vez más el inevitable de Vicente Mora, ese caballero que hasta que nadie me demuestre lo contrario supongo, como dijo Stanley cuando se encontró con el celebérrimo doctor Livingstone, me aseguran que asesoró (¿asesora?) el ser o no ser del audiovisual en Canarias versión RIC, RIC, RIC.

AHORA PUEDO DESCANSAR EN PAZ (SIN CORTARME LAS VENAS)

Me entero por el adictivo encuentro digital que Carlos Boyero mantiene con los lectores de El País todos los jueves que se ha publicado en España la novela El valle de los avasallados. Y leerlo me alegra un día que presumía triste y gris como los que últimamente me conmueven. Su autor es Réjean Ducharme y sirvió de inspiración para la que quizá sea una de las mejores películas de finales de la década del siglo pasado: Léolo, de Jean-Claude Lauzon.

Descubrí esta película por un amigo cineasta que me la recomendó vivamente. Recuerdo que le pedí información sobre ella porque siempre he sido bastante cauto con el cine reciente que no venga fuera del paraíso cinematográfico norteamericano. Pero no supo aclararme las ideas: “Es la historia de un niño… familia de brutos, dura, tierna”.

Como es natural su descripción no sumó muchos puntos a su favor así que alimentándome de valor en unos tiempos donde todavía podía arriesgar euros en presuntas naderías me fui a verla al cine para… para… para… no tengo palabras para contarles lo que supuso ver Léolo.

¿Una revolución en mi cabeza?, ¿qué saliera entendiendo más al mundo y por eso mismo resignadamente condenado a no soportarlo? Léolo es… Léolo es “la historia de un niño… familia de brutos, dura, tierna”.

DEFECANDO LISTAS QUE QUIEREN SER DEMASIADO LISTAS

En cierta ocasión me invitaron a participar en una de esas listas para que escogiera las que, según mi opinión, consideraba como las diez mejores películas de la historia del cine (¿se habrá hecho alguna vez las de las diez peores mejores películas de la historia del cine?).

Para mi significó una putada.

“¿Sólo diez?”.- pregunté.

“Sólo diez”, me respondieron en plan funcionarial.

Tenía claro dos títulos: King Kong (1933) y Freaks (1931) aunque admito que con el resto del filme de mi nomina me columpié. Es decir, que entre el ya icónico Ciudadano Kane aposté por El tercer hombre de Carol Reed; y que entre cualquier título del espeso Dreyer me decanté no por una de las mejores películas de Howard Hawks pero sí por una de esas que me llegó al alma cuando la descubrí siendo un enano: Sólo los ángeles tienen alas.

No recuerdo las otras, pero sí que voté con la sinceridad del espectador que se noqueó cuando se las tragó sin el bagaje ni los prejuicios que te da la dichosa edad. No sé así si en la lista coloqué En un lugar solitario o Las reglas del juego, pero qué más da.

Escribo todo esto porque el perro rabioso James Ellroy se prestó a este siniestro juego sólo que con sus cinco novelas preferidas. Las cito por si tienen a bien buscarlas y leérselas. Dos e ellas, la primera y la última, sí que volvería a releerlas: Libra, de Don DeLillo; Compulsión, de Meyer Levin; Los chicos del coro, de Joseph Wambaugh; True Confessions, de Jhon Gregory y Cosecha Roja, de Dashiell Hammett.

(*) Las imágenes que acompañan estos comentarios corresponde, profanos, al largometraje Léolo.

Saludos, no-sé-por-qué-ya-no-tan-cabreado, desde este lado del ordenador.

Esas inquietantes reflexiones que me asaltan cuando viajo en el tranvía…

Miércoles, Abril 7th, 2010

*) Por la prensa escrita me hago una idea del espectáculo que se produjo ayer en la rueda de prensa de Slava’s Snowshow. Parece que se hizo mucho el payaso y que muchos de estos payasos iban sin maquillaje, ni pelucas ni narizotas de goma. En la mesa estaban además de los artistas de la risa, nuestro viceconsejero de la cosa Cultural, Alberto Delgado, y el director de programación del Auditorio, José Luis Rivero. Falló a la cita Cristóbal de la Rosa, que para estas cosas tiene un olfato que no veas…

La crónica de El Día da unas pinceladas del acto dedicado a los chicos de la prensa e incluye en su edición de papel una buena secuencia fotográfica del desmadre que padeció (con notable sentido del humor) Alberto Delgado. Es una pena, no obstante, que no estuviera el ausente, a quien podrían haber disfrazado de clown.

Yo me lo imagino maquillado y con peluca colorada y ¡zas! se me viene a la memoria Pennywise, o el Eso de la novela Eso (It) de Stephen King.

*) La Fundación Pedro García Cabrera tuvo hoy la generosidad de invitarme a participar en una mesa redonda para que hablara de mi experiencia bloggera. Recién llegado a casa les escribo brevemente sobre lo que me ha parecido participar en este foro compartiendo protagonismo con el responsable del suplemento cultural Pleamar de Canarias 7: muy interesante. Se habló de casi todo. De medios en las islas, prensa cultural, periodismo, creación, Internet y blogs, entre otros temas. Lo mejor vino, sin embargo, con el tradicional turno de preguntas, algunas de ellas con sana voluntad destripadora. 

*) La verdad es que no entiendo esa manía que nos entra por vaticinar catastróficas desgracias. Leo y releo las notas que se han publicado en torno al frustrado concierto de Whitney Houston en París y en casi todas estas noticias no se sugiere pero se entiende que, probablemente, la cantante y ocasional actriz terminará por suspender su directo en Tenerife.

No soy seguidor de la Houston. De hecho me enteré que existía en el mundo del espectáculo a raíz de su actuación en el filme El guardaespaldas, una película estimable para quien les escribe. Así que si viene la Houston no iré al concierto. Esto no quita que me irrite que los visionarios parezcan frotarse las manos esperando que la cantante acabe también por borrar de su gira el nombre de esta isla por sus más que publicitado mal estado de salud.

Eso es lo que se explota informativamente hablando de tal señora y no sus cualidades como intérprete. El colmo: veo en uno de estos medios la fotografía de la cantante antes y después de que la depresión arruinará durante un tiempo su carrera. Y esa imagen que me la muestra ora pletórica de vida y ora como un cadáver andante, hace recordar a las fotografías de remedios milagrosos que prometen convertir en cuestión de días a un gordo en un enclenque. Conclusión: me entra escalofríos. 

*) Estos últimos días me he dedicado a revisitar las películas que conforman mi deuvedeteca. Han vuelto a caer Dillinger, de John Milius, una de las mejores películas sobre gángster de los violentos años 20 que se rodaron en los 70 y –cómo no– la imprescindible trilogía de El padrino, de Francis Ford Coppola, entre otras. Se tratan de películas que he visto un millar de veces y que pese a todo me siguen atrapando aunque casi las sepa de memoria.

Con todas ellas siento las mismas emociones que viví la primera vez que las ví aunque de manera diferente, como si tanto los largometrajes como quien les escribe ya no fueran los mismos. Repescando estas cintas que considero clásicas en mi memoria cinéfila me pregunto si merece la pena meterse en el cine para ver lo que ahora mismo se estrena por esta tierra. Últimamente tengo la sensación de que no vale la pena gastarse dinero en una entrada.

No sé –pero tampoco me preocupa– si es una buena idea esto que estoy haciendo, la de volver a ver las películas que me han marcado y no descubrir cosas nuevas, pero es uno de los últimos refugios que me quedan para que siga creyendo en eso de ¡Qué grande es el cine!

Saludos, confesando el miedo que siempre le he tenido a los payasos con o sin maquillaje, desde este lado del ordenador.

Una historia y dos avisos

Martes, Abril 6th, 2010

UNA ANÉCDOTA QUE PUDO SER VERDAD O MENTIRA

La presunta historia sobre este personaje ilustre que visitó Canarias me la contó hace unos años un Guardia Civil mientras nos llevaba de excursión en automóvil a su hijo y a quien les escribe, amigo del mismo, a las Cañadas del Teide.

Recuerdo a aquel hombre como una persona de orden a la que le gustaba el orden y a quien le gustaba dar órdenes. Órdenes secas y tajantes, de esas que exigen que sean inmediatamente obedecidas por absurdas que resulten.

Pese a su férrea disciplina, el Guardia Civil, un mando que por aquel entonces cumplía servicio en las islas, me resultaba un tipo simpático aunque eso sí, muy suyo. Con el paso de los años llegué a la conclusión que  tenías que aceptarlo siempre y cuando entendieras que en su universo no existía ninguna variedad de grises sino el blanco y el negro.

En aquella excursión almorzamos en el Parador de Las Cañadas y entre las cosas que más me llamó la atención fue que le ordenó al camarero los platos que íbamos a comer su hijo y yo.

- A los jóvenes les sirve un escalope con patatas fritas –era peninsular– y para mí…

No recuerdo ahora lo que almorzó pero no creo que fuera también un escalope o bistec empanado que decimos por este territorio.

Durante la comida, que evoco como agradable, no sé ahora muy bien por qué el hombre se puso a contarnos cosas de su juventud, de cuando servía en el Sur de Tenerife.

Entre otras historias, la que más me llamó la atención fue una anécdota que se me ha quedado grabada al rojo vivo y cuya veracidad confieso que no he podido contrastar porque este caballero se marchó de las islas al ser destinado a la península. No creo, de todas formas, que nos tomara el pelo a su hijo y a mí porque cuando soltó el nombre del personaje con el que tuvo aquella experiencia lo pronunció sin  ningún tipo de rimbombancia, lo que a mi juicio le da más credibilidad a su testimonio.

La historia, suscintamente, nos presenta a una pareja de guardias civiles que se acerca a una playa cercana tras recibir el aviso de que un extranjero borracho está durmiendo la mona donde se tuestan otros turistas al Sol.

Los guardias civiles recogen a aquel individuo y lo llevan al puesto y tras mucho café logran que se identifique porque no lleva papeles encima.

Tennessee Williams.- nos aseguró aquel hombre de orden que miraba cómo devorábamos su hijo y yo nuestros respectivos escalopes.

Insisto en que no sé si quien nos contó esta historia nos estaba tomando el pelo a ambos dos, pero no lo creo porque cuando soltó Tenneesse Williams lo que más le hacía gracia no es que se tratara del autor de La gata sobre el tejado de cinc caliente o Dulce pájaro de juventud, sino lo de Tennessee.

El PRIMER ASCENSO DE LOS PÍO, PÍO

La Filmoteca Canaria presentará en breve para los amantes de la arqueología cinematográfica y también del deporte rey, una película de David J. Nieves en la que se recoge el partido que le valió a la Unión Deportiva Las Palmas el ascenso a la Primera División en el ya pleistocénico año de 1951.

BUENA ACOGIDA EN CUBA DE MARTÍ, EL OJO DEL CANARIO

La prensa cubana, no iba a ser menos, recoge con elogios el estreno en el país del largometraje José Martí, el ojo del canario. Como sabrán algunos de ustedes, la madre de José Martí fue la tinerfeña Leonor Pérez, un personaje clave en la vida del poeta y “apóstol de la libertad” de la mayor de Las Antillas.

El personaje de doña Leonor lo interpreta la actriz Broselianda Hernández, de quien la crítica ha destacado “la ternura y la firmeza, las contradicciones entre el amor por el hijo rebelde y la familia toda y el miedo al sufrimiento, la contraparte al radicalismo paterno”. No sé si tendremos oportunidad de ver esta película por estas tierras, pero a mí me ha llamado la atención  porque recoge un pedazo de la vida del escritor y revolucionario cubano poco conocido como es su infancia y adolescencia.

Pese al inquietante gusto por lo experimental de su director Fernando Pérez, creo que además que se trata de la primera cinta que pretende mostrar hasta qué punto pudo marcar su madre la existencia del autor de El ismaelillo

 Saludos, a lo de esto es todo, amigos, desde este lado del ordenador.

Para aprender a reírse de uno mismo…

Lunes, Abril 5th, 2010

Quizá sea porque cada día tengo más claro que los dioses existen.

Son un hatajo de campeones que viven en el Monte Olimpo o en el cráter del Teide que contemplan los actos humanos con cierta resignada benevolencia. No se parecen, claro está, a los que protagonizan (¿?) la nueva versión de Furia de titanes, con ese Zeus sacado más de un manga que de la tradición clásica, sino de un grupo de héroes pasados de rosca que son conscientes que nos legaron sus peores vicios pero también sus mayores virtudes.

Pensando en cosas tan abstractas se me pasó el capítulo de la Santa Semana Santa sin darme apenas cuenta. Aunque como les contaba sé que los dioses están ahí cuando la existencia me depara pequeñas pero deliciosas alegrías. Y una de ellas, por imprevista, me acarició esta misma mañana el alma. Es irremediable que me ponga cursi, ustedes perdonen.

Me encuentro en una librería donde todavía venden libros de saldo, manchándome de polvo las yemas de los dedos cuando mis ojos se topan con el nombre de un escritor de los que se cruzaron en mi vida apenas comenzaba a formar mi biblioteca.

¿Su nombre? Roald Dahl, autor que probablemente les diga muy poco a la mayoría pero que para este que les escribe forma parte de su amplia galería personal de amigos que nunca te dejarían en la estacada.

Llevaba tiempo sin tener noticias de su mundo en el que, reitero, me inicié siendo todavía un chaval con aspiraciones. Más tarde descubrí que el escritor además de ser un excelente fabulador de libros infantiles (Charlie y la fábrica de chocolate y Matilda, entre otras) y un cuentista de primera división, se casó en sagrado matrimonio con una de esas actrices de las que me enamoré siendo un renacuajo: Patricia Neal.

El volumen que hoy adquirí de Dahl al prohibitivo precio de dos euros es Alguien como tú, editado por Plaza y Janés en 1962 con una de esas deliciosas pero tan horrosas portadas que caracterizaron a la que fue una de las editoriales de referencia en este país que parece que se nos ha perdido definitivamente.

Alguien como tú se trata de una selección de relatos –la mayoría de ellos ya leídos en otras antologías– que sigue sorprendiendo por su compleja sencillez.

La serie Alfred Hitchcok presenta recurrió en más de una ocasión a sus cuentos para basar algunos de sus más inquietantes episodios. Así que les aseguro que esa fuerza tenebrosa aún se mantiene en la mayoría de sus historias. Historias perfectamente adaptables a cualquier realidad. De hecho, en esta relectura me imagino algunas de las situaciones que plantea en el venenoso universo provinciano en el que me muevo. 

Anagrama publicó en su momento bastante bien sus cuentos en compilaciones como El gran cambiazo, Relatos de lo inesperado e Historias extraordinarias, así como la novela Mi tío Oswald, uno de esos títulos que recomendaría a todo aquel que se encuentre (ahora mismo) al borde del abismo planteándose la posibilidad de dar el gran salto. Y lo escribo así porque esta ficción delirante en la que se nos cuenta las aventuras del “mayor fornicador de todos los tiempos” es de los pocos libros que me han hecho llorar no de pena sino de risa. Y soltar la carcajada cuando uno lee es una de las experiencias más extrañas que me han sucedido en mi ya larga vida como lector. 

No sé si se ha reeditado Mi tío Oswald, pero supongo que se puede encontrar buceando en Internet y con un poco de suerte y si lo acompañan los dioses en uno de esos rastros que, personalmente, en algunas ocasiones me han hecho tan feliz.  

Mi tío Oswald es la narración de un bon vivant y esteta multimillonario para el que la vida no es otra cosa que una fuente de inagotables placeres.

Así que guiado por los dioses y leyendo de nuevo los relatos que compila Alguien como tú, he vuelto a recobrar algo de esperanza con estos monos sin pelo que somos los que vamos de humanos por la vida. Asombrado, no obstante, de que todavía tengamos tanto miedo a alzar la voz en esta región desestructurada que es Canarias.

Así que he llegado a la conclusión que sólo seremos capaces de hacerlo el día que que aprendamos a reírnos de nosotros mismos. Y comenzar con Dahl es ir por el buen camino. Y como decía otro grande, Boris Vian: “sólo se pueden tomar las cosas en serio si sabemos reírnos de ellas”.

Y de risa, de saber reírse de uno mismo con desarmante franqueza es de lo que tratan algunos de los mejores relatos de ese autor imprescindible e inclasificable que fue, es y será siendo siempre Roald Dahl.

Saludos, con el tío Oswald cogido del brazo, desde este lado del ordenador.