Archive for Marzo, 2013

Fallece el crítico de arte Orlando Franco

Domingo, Marzo 10th, 2013

Tras el fallecimiento del profesor Amadou Ndoye a principios de esta semana, nos enteramos por La Provincia de la noticia de la muerte del crítico y comisario de arte Orlando Franco, víctima informa el periódico grancanario de una “fulminante enfermedad.”

Franco, nacido en la capital grancanaria en 1959, coordinó en sus últimos años el Área de Industrias Creativas del Centro UNESCO de Las Palmas de Gran Canaria, así como fue el precursor de los PechaKucha Night, organizando la primera de estas exposiciones breves de creativos y profesionales de las celebradas en Canarias.

Algunas de las exposiciones que comisarió son: Arte Internacional en las colecciones canarias (Centro Atlántico de Arte Moderno, 1990); Escenarios diferentes (La Regenta en Las Palmas de Gran Canaria y La Granja en Santa Cruz de Tenerife, 1994); Espacios y modos (Edificio Miller, 2003);  El artista como arqueólogo, Millares y El Museo Canario (CICCA, 2007) e Irradiaciones de Oramas (Cicca, 2008).

En su papel de crítico destacan sus trabajos La escena alterada: apuntes sobre la obra de Andrés Solana (1988), Voces de Lola Massieu (2002) y Las pasiones inútiles: 20 años de la Galería Manuel Ojeda (2004).

Saludos desde este lado del ordenador.

Los euros nunca caen del cielo

Sábado, Marzo 9th, 2013

Creo que el centenar de personas –así informa un despacho de la agencia Efe– que este viernes, 8 de marzo, sacaron dinero de esos contenedores que responden al nombre de cajeros automáticos tuvieron que ser codiciosamente felices no solo por el puñado de euros que, presuntamente, daba la máquina sin computar en su cuenta corriente, sino también porque en unos momentos debieron de sentirse como ese desgraciado al que un día le toca la Lotería.

Leer la noticia no ha dejado sin embargo de conmoverme en estos tiempos que corren. Pienso, de hecho, que es un tema excelente –ese de largas colas frente a un cajero automático porque, supuestamente, regala dinero– para ser llevado al cine por la tribu de los leves que son, duela a quien duela, los únicos que han seguido haciendo cine en Canarias; como al gang de escritores que espero no pierdan el tren de fusionar su obra a la excéntrica y esquizofrénica realidad que nos ha tocado vivir como protagonistas.

El otro día un amigo que no pierde sus ojos asombrados me dijo: “lo lees todo, lo ves todo, no paras…”

Pero no había asombro en su voz.

- Si no es por esas películas, por esas lecturas, hace tiempo que se hubiera cortado las venas.- le respondió otra voz que no era la mía.

Mientras tanto imagino las supuestas largas colas frente al cajero automático que, dicen, escupe dinero gratis.

Las entusiastas conversaciones que se generan mientras se espera.

Lo que imaginan los que no hablan.

El cajero automático que vomita dinero gratis.

- ¿Cuánto has sacado?

- Seiscientos euros. La puta máquina se ha vuelto chalada. Mira el estracto. ¡Continúo en números rojos como hace meses…!- carcajada infernal.

Le muestro a la persona que más quiero en este planeta la pitillera Chesterfield, porque ahora fumo Chesterfiled como si fuera un Phillip Marlowe de provincias.

La persona que más quiero en el mundo la observa, la mira por delante y por detrás. Abre la caja donde descansan los cigarrillos que pronto se convertirán en humo.

Lee las advertencias que tanta puta gracia le hace al fumador.

Fumar mata.

Fuma perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor.

Fumar mata.

Detrás de la cajetilla las divertidas imágenes gore.

La de una colilla flácida.

O la de una garganta abierta en carne viva.

O la de un pulmón hecho una pasa.

O la de una pandilla de espermatozoides que han dejado de ser fértiles hasta llegar a la que más me gusta:

un rostro mujer cuyo doble es un cráneo porque “fumar provoca el envejecimiento de la piel.”

La persona que más amo en el mundo me mira a los ojos.

- La pitillera es bonita… pero fumar mata.

El tipo que sacó seiscientos euros se lo gasta en botellas de ron y en invitar a unas chicas que no se creen que le haya tocado los Ciegos, como grita a quien le quiera oír.

Entonces, uno de sus amigos le pide dinero para comprar polvos para la nariz y otro costo, porque tiene acento peninsular; y el de más allá, al que apenas conoce: ¡otra ronda!

La noche es joven y por una vez los billetes engordan su cadavérica cartera.

Veo en casa Gettysburg.

Es probable que a casi nadie le diga nada ese nombre ni esa película, pero me emociono al volver a verla.

Y no porque sea una película que te llevarías a una isla desierta sino porque esa batalla está dentro de tu cabeza desde que tienes uso de razón.

Para otros será Waterloo, Stalingrado, Las Termópilas, Lepanto, La Matanza/Victoria de Acentejo. Yo-qué-sé.

El tipo de los seiscientos euros, jarto de coca y alcohol, sale del pub a cuatro patas.

Su cabeza apenas responde.

Dentro de ella se cruzan mensajes que no terminan por aclarar.

Uno de ellos le informa que de los seiscientos euros debe de quedarle como la mitad.

Una de las chicas sale del pub.

La piba parece preocupada por su estado.

El tipo intenta hacer equilibrio sobre la acera mientras la cena sube por la boca de su estómago hasta su garganta.

Mientras vomita, observa por el rabillo del ojo como la chica da dos discretos pasos hacia atrás y se mete en el mismo pub donde suena una música escandalosa e inquietantemente militar.

Chumba, chumba, chumba

Esta mañana aproveché para dar una vuelta por la ciudad.

El cielo permanecía encapotado y eso me cabreó.

- Va a llover.- me dijo un policía.

No, no va a llover, pensé.

Los euros nunca caen del cielo.

Saludos, pues va a ser que no,  desde este lado del ordenador.

La muerte nos sienta tan bien

Sábado, Marzo 9th, 2013

El Generador, situado en la calle clavel de Santa Cruz de Tenerife, se ha convertido en un espacio de referencia y agitación en el panorama cultural de una capital demasiado acostumbrada a morir en soledad.

De la muerte, que es lo que más inquieta por inevitable, también por plantear la eterna pregunta ¿habrá algo después parecido a lo que es su opuesto, la vida?, y que escritores como Ambrose Bierce definió como ese barco que sale rumbo a destino desconocido o ese tren en el que la mayoría de los pasajeros viajamos en tercera, como cantaba El Guayabero, va la acción que este sábado, 9 de marzo, y con el título de Epitafio tendrá lugar en el numantino El Generador por iniciativa del colectivo Zoo punto cero a partir de las 21.30 horas.

El programa constará de cuatro elementos principales:

un velatorio

un tarotista

música relacionada con la muerte, de todo tipo.

y una pared dividida en cuadrículas, nichos, en el que se invita a que cualquiera escriba su epitafio.

La acción promete además sorpresas e improvisaciones.

Saludos, en ese mismo barco, en ese mismo tren, desde este lado del ordenador.

No tan leves

Viernes, Marzo 8th, 2013

RUIDO.- Dirección: Daniel León Lacave, 2012. Guión: Borja Texeira y Daniel León Lacave. Intérpretes: Ragüel Santana y Cathy Pulido. (Duración: 7 minutos)

MIRANDO HACIA ATRÁS.- Dirección y guión: Daniel León Lacave, 2013. Dirección de actores: Emma León. Sonido: Mónica Tirado y Pablo González. Intérpretes: Borja Texeira, Penélope Acín y Víctor León. (Duración: 11 minutos)

SILVIA.- Dirección, guión, producción: Adrián González Barreto, 2012. Música: Juan Carlos Ortega. Intérpretes: Acerina Cruz, Rubén Sastre y Dara Abrante. (Duración: 10 minutos)

RONDÓ.- Dirección, guión y montaje: Josep Vilageliú, 2013. Producción: La Mirada Gorostiza, Factoría Estudio y PROIM Canarias. Producción: Laly Díaz. Sonido y música original: René Martín. Fotografía: Eduardo Gorostiza, Ramón Santos. Ayudante producción: Chantal Rodríguez. Ayudante dirección: Macario García Calvo. Vestuario: Elena de Vera. Maquillaje: Cristina López. Foto Fija: Françoise Mascaraque. Intérpretes: Enzo Scala, Idaira Santana, Leonor Cifuentes, Winslow Iwaki, Chema Menéndez. (Duración: 39 minutos)

A base de insistir, no ya con palabras sino con hechos, ha terminado por formar parte de mi vocabulario como aficionado al espectáculo cinematográfico la denominación de cine leve porque los que integran este me atrevería a definir como movimiento, además de incansables son prácticamente los únicos que a este lado del Atlántico insisten en rodar y presentar películas cuando el sueño del subvencionado cine canario se ha difuminado en la nada de un sueño para unos o en la pesadilla para otros.

Afortunadamente, y ya hemos dado constancia en este mismo su blog, la tribu del cine leve continúa enriqueciendo el panorama de cine rodado en Canarias pese a la crisis, pese al fantasma del antaño multimillonario cine rodado en Canarias cuyos productos nacían y muchos morían –sin que viéramos resultados objetivos de tanto dinero invertido– nada más nacer tras recibir luz verde de aquellas chiripitifláuticas (des)comisiones que, por norma general, ninguneaba el trabajo de directores que, hartos de esa situación, decantaron sus esfuerzos por elaborar un cine independiente caracterizado desde sus orígenes por la indigencia presupuestaria pero no su profundo amor al cine.

Cine leve que desde ese entonces no ha dejado de rodar y crecer.

Y cine leve que desde ese entonces estrena con puntualidad germana sus últimas propuestas porque cuenta ya con propia filmografía y un público leal y entregado que suele llenar la sala de TEA.

En este sentido, y mientras existan los leves, aún le queda mucha cuerda a ese cine rodado en Canarias con presupuesto de risa pero en el que late más el corazón que la cabeza. Más el furor que genera los sentimientos que la pretenciosa y homogénea intención de tomarse en serio porque es profesional.

No, en eso que se conoce como cine leve palpita –por modesta y humilde que sea la propuesta– un aliento que en ocasiones araña y conmueve el corazón del espectador.

TEA Tenerife Espacio de las Artes acogió el jueves pasado, 7 de marzo, una nueva sesión leve en la que mostraron sus nuevas experiencias los veteranos Daniel León Lacave y Josep Vilageliú, así como Adrián González Barreto.

Me interesa el trabajo que realiza Daniel León Lacave porque su cine, que tiene mirada, está realizado por un francotirador al que le gusta contar historias adaptándose a las circunstancias –el puñetero coste cero– que maneja disfrazando la pobreza presupuestaria con un poético minimalismo que me resulta además de muy personal, desconcertante.

Por otro lado, no deja de sorprenderme los nuevos trabajos que presenta Josep Vilageliú porque está comprometido con su universo personal, narrando casi siempre la misma historia desde perspectivas diferentes que enriquecen cada uno de sus últimos títulos, caracterizados ellos por una compleja y atractiva armadura cinéfila, un potente sentido del erotismo y un cuidado en la puesta de escena que lo hace, paradójicamente,  el menos leve de los miembros de la tribu.

Desconocía trabajos anteriores de Adrián González Barreto, aunque intuyo a un cineasta con personalidad en su emocional cortometraje Silvia, cuya lectura no deja de inquietarme sin apenas salir de las cuatro paredes de un salón que se transforma –en violentos tránsitos a color y a blanco y negro– en antesala de un purgatorio.

Cuatro trabajos –dos de Lacave y uno de González Barreto y Vilagelú– en los que veo, no descubro, miradas en continúa evolución que no renuncian a ser ellas mismas. Señas de identidad en las que coincide capacidad de trabajo y un amor a esto del cine que, a mi juicio, no hace tan leve su cine como ellos reiteradamente insisten.

Ruido y Mirando hacia atrás son las dos piezas que firma Daniel León Lacave.

La primera experiencia cuenta una historia pequeña que se mastica y digiere sin pesadez intelectual y en la que su autor, porque Lacave es un autor, prescinde de diálogos que absorbe el ruido que genera una manifestación donde se encuentran sus dos protagonistas, papeles que interpretan Ragüel Santana y Cathy Pulido.

Me parece una pieza original y rompedora, en la que late cine en lo que solo, y escribo solo, es una historia más del más naturalista de los leves.

Mirando hacia atrás es un cortometraje áspero y feroz sobre un hombre y una mujer que ya no tienen nada en común salvo el fruto de aquella relación: un niño. Tiene miga este trabajo que si por algo se caracteriza es por su economía de medios y unos actores –Borja Teixeira, Penélope Acín y Víctor León, el niño–que hacen creíble ese vacío existencial mientras la ex pareja se saca las tripas sentados en un parque.

Adrián González Barreto explora también en Silvia el cosmos de la pareja pero desde una perspectiva sobrenatural. Ya comenté antes que su corto transcurre en apenas una habitación que podría ser antesala del purgatorio, pero captura la atención porque pone al servicio de su historia una realización que contribuye a reforzar un relato que en clave poética termina, entiendo, como una condena.

Rondó, de Josep Vilageliú no es un corto sino un mediometraje (39 minutos) y –es una cuestión de gustos– a mi me parece la mejor película que ha firmado el realizador hasta la fecha.

Es Rondó una película cuidadísima, con elegante factura técnica en la que Vilageliú rinde un peculiar homenaje al cine en cuatro cuadros (Exterior día, Interior día, Interior noche, Exterior noche) sin chirriante sentimentalismo y sí mucho amor a eso que llaman séptimo arte.

En Rondó confluye además muchas constantes que podríamos ya definir como vilageliunianas, pero sin sus molestas pretensiones intelectuales y sí un sano y refrescante sentido del humor en el que revela con estilo el desgaste de una pareja madura que pese a todo se soporta, y el de una joven y sana pareja de jóvenes que probablemente terminará acostumbrándose a sus rutinas.

Vilageliú, apoyado por la música de René Martín, reiterativa como todo Rondó que se precie, muestra el óxido de esas relaciones mostrando a la joven leyendo un libro y a su pareja absorto con un video juego que, pudorosamente no muestra el director en pantalla; así como al hombre maduro dejando camisas sueltas sobre la cama mientras su compañera observa en televisión El eclipse, el filme de Antonioni que parece que devora al mismo Rondó de un Vilageliú en estado de gracia.

Un cineasta que en este mediometraje termina su interesante tributo al cine y a la mirada del espectador con uno de los finales más bellos de su traviesa, poética y siempre a contracorriente carrera.

Saludos, suena The Kinks, desde este lado del ordenador.

Con-fusión

Jueves, Marzo 7th, 2013

I.-

En uno de mis tradicionales paseos por el lado salvaje de la ciudad, que aún existe aunque boquee como un pez sacado del agua, paseo con una idea fija en la cabeza mientras de oscuros zaguanes me invitan a entrar voces de todos los sexos conocidos, así como evito dando saltos ridículos los charcos que salpican una calle estrecha y por la que solo puede circular un automóvil que justo en ese momento, cuando un tipo embutido en un abrigo grueso que se va a tropezar conmigo, desaparece como por encanto cuando de un coche que se desliza a mi lado irradia una luz azulada y suena el canto de una sirena.

Veo dentro del vehículo el rostro malencarado de un hombre que me muestra una placa donde se lee policía y me ordena con un gesto que me pegue a la pared para que el coche pueda continuar con su patrulla en este extraño callejón donde todo lo que se promete tiene un precio.

¿Un precio?

Continúo con mi paseo mirando a un lado y al otro.

Las mismas voces que escuché momentos antes vuelven a sugerirme experiencias desde los zaguanes oscuros cuando me doy de bruces con el hombre del abrigo que nada más verme me muestra un disco y sonríe enseñando los dientes ennegrecidos por la nicotina.

- ¿El conseguidor?- pregunto mirando a un lado y al otro.

El tipo asiente y me entrega el disco, una copia pirata con la tercera temporada de Boardwalk Empire anuncia escrito en tinta azul sobre su superficie circular y plateada.

- ¿Cuánto?- digo tragando la poca saliva que me queda.

La boca del hombre se transforma en una mueca y murmura una cantidad que, inevitablemente, tengo que negociar hasta alcanzar un acuerdo.

- ¿Se trata de la versión original con subtítulos en español?- susurro.

- Doblada, nadie es perfecto.- responde el hombre del abrigo al que se tragan las sombras del callejón.

II.-

El tranvía me deja cerca de casa.

Salto a la calle donde me abraza el calor húmedo de la noche africana y llego a la cueva donde con mano nerviosa pongo el disco en el deuvedé mientras me dejo caer en el sofá.

III.-

Me hago un lío con el orden de los episodios, pero pulso el que pone primero dándome cuenta que asesinan a uno de los protagonistas que, caramba, reaparece en el episodio que dice segundo vivito y coleando. Me doy cuenta al llegar al capítulo cuarto que es supuestamente el primero porque en mi cabeza se mezclan acciones pasadas con presentes, y presentes con pasadas porque no hay orden sino un desorden que obliga a que mi mente trabaje y dé algo de coherencia a un relato que parece que quiere jugar conmigo a la Rayuela.

Creo, me digo a mi mismo, que lo que aquí figura como tercer episodio debe ser el segundo y el cuarto, el primero, y el tercero, el sexto, y el quinto, el tercero…

Un lío que se me antoja delicioso por su caos, al obligarme a reconstruir una y otra vez historias que observo sin orden ni concierto y en las que, como ya digo, personajes que mueren, reaparecen vivos y coleando en el siguiente episodio por lo que las estrategias para hacerse con un cargamento de alcohol ilegal o quitarse de en medio a alguien inoportuno pasa a segundo plano porque ya tuve noticia de ellas antes de averiguar cuál fue su origen.

He aquí la clave de este aparentemente confuso visionado: el antes es después y el después es antes.

En contra de lo que pudiera parecer, ver de esta manera Boardwalk Empire ha sido como un ejercicio intelectual. Algo así como comenzar a leer un libro por la mitad y luego continuarlo por el final para terminar con el principio.

El notable esfuerzo para dar coherencia a lo que solo parece un aparente caos ha sido, en este caso concreto, divertidísimo y extraño a la vez. Casi como si empezara la casa por el techo, o armar un rompecabezas por el final.

Un proceso en el que te preocupas por darle inquietante coherencia caótica a esa estupenda serie de televisión que es –doblada o en versión original– Boardwalk Empire.

Saludos, con-fusión, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Miércoles, Marzo 6th, 2013

CINE LEVE

TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este jueves, 7 de marzo, y a partir de las 20.30 horas, la exhibición de cuatro cortometrajes rodados en Canarias bajo las claves de lo que ya se conoce como cine leve.

Los trabajos son Ruido y Mirando hacia atrás, de Daniel León Lacave; Silvia, de Adrián González Barreto, y Rondó, de Josep Vilageliu. La entrada es gratuita previa retirada de las invitaciones en taquilla.

Ruido tiene una duración de siete minutos y está protagonizado por Ragüel Santana y Cathy Puliudo, según una historia escrita por el mismo director y Borja Teixera. En Mirando hacia atrás (11 minutos), cortometraje en el que actúan Borja Texeira, Penélope Acín y Víctor León, León Lacave propone “una íntima y personal mirada, dolorosamente autobiográfica, de cómo las relaciones sentimentales pueden quebrarse en una insalvable y gélida fractura.”

El tercer corto de la jornada, Silvia (10 minutos) está dirigido por Adrián González y Acerina Cruz, Rubén Sastre y Dara Abrante son sus actores protagonistas.

Rondó, con una duración de 40 minutos está escrito y dirigido por Josep Vilageliú y, entre otros, actúan Enzo Scala, Idaira Santana, Leonor Cifuentes, Winslow Iwaki y Chema Menéndez. Rondó comienzas cuando “un día, dos parejas se miran la una a la otra sin querer reconocer sus carencias y sus miedos.”

UN DOCUMENTAL

TEA Tenerife Espacio de las Artes exhibirá este fin de semana, coincidiendo el viernes 8 de marzo con el Día de la Mujer Trabajadora, el documental Viudas Blancas, título que ya se estrenó en esta misma sala el año pasado.

La producción canaria está dirigida por Ana Pérez Pinto, Dailo Barco Machado y Estrella Monterrey y fue rodada en la isla de La Palma, para narrar la historia personal de varias mujeres que vivieron la otra cara de la emigración canaria a Venezuela.

Viudas Blancas se proyectará el viernes, sábado y domingo, en dos pases: 19 y 21:30 horas.

UN CICLO

El Espacio Cultural CajaCanarias-Fundación Cristino de Vera en La Laguna acoge este jueves, 7 de marzo, la primera película de un ciclo en el que se plantea la relación entre cine y literatura. El primer título, que se exhibirá a las 19.30 horas es Las uvas de la ira, filme dirigido por el cineasta norteamericano John Ford en 1940 según la novela de John Steinbeck. El 14 y 21 de marzo y el 4 de abril, se proyectarán, respectivamente, las películas Zazie en el metro (Louis Malle, 1959), según la novela de Raymond Queneau; El proceso (Orson Welles, 1962), según el libro de Franz Kafka y Las amistades peligrosas (Stepehen Frears, 1988), basado en el título de Pierre Choderlos de Laclos.

Saludos, cámara y acción, desde este lado del ordenador.