Archive for Marzo, 2013

El centro del gran desconocido, una novela de Eduardo Delgado Montelongo

Martes, Marzo 5th, 2013

Ni rastro de la chica sin nombre, despreocupada y apacible, tan segura de sí misma. Ni rastro del Facebook ni del minimal, ni de joisticks con mi sexo. Ahora estaba nerviosa, como tratando una causa trágica, nada de juegos, algo que tuviera consecuencias irreversibles. Parecía excusarse o querer excusar a alguien. O culpar a alguien. O todo junto, un solo razonamiento, una trama complicada entre susurros con multitud de culpables y víctimas. El señor del pasamontaña la escuchaba con los brazos en jarra. Solo de vez en cuando hacía alguna pregunta. No repararon en mi presencia durante un buen rato. Me pareció escucharles decir en inglés, Está solo, Sí sí, está solo.”

(El centro del gran desconocido, Eduardo Delgado Montelongo, colección G21: Narrativa Canaria Actual, ediciones Aguere/Idea)

Solo he leído dos libros del escritor tinerfeño Eduardo Delgado Montelongo, títulos que pese a sus notables diferencias en cuanto a forma e intenciones, sí que tienen algo en común: el viaje.

Si en Cuaderno afortunado proponía una curiosa reinterpretación de El camino de Jack Kerouac por las siete islas que conforman el archipiélago canario en busca de lo que podríamos denominar como señas de identidad con el territorio y las gentes que lo habitan; en El centro del gran desconocido (colección G21: Narrativa Canaria Actual) cambia el paisaje y el rumbo de su exploración sin renunciar a esa curiosa, y en ocasiones psicoanalítica obsesión, por explorar el fondo de las cosas con un protagonista, algo así como un detective privado, que vive aventuras exteriores e interiores en la ciudad de Budapest y, tagencialmente, Praga.

Llama la atención además que, pese a tratarse de un libro ligero en páginas, apenas llega a las setenta, El centro del gran desconocido resulte a ratos tan inquietamente desordenado quizá porque he querido entender este relato como un peculiar Viaje al fin de la noche, obra canónica de ese escritor maldito pero imitado hasta la saciedad como es Louis-Ferdinand Céline, para contar una historia que pese a su aparente miedo a enfrentarse a la realidad, no deja de registrar el peso de esa misma realidad que, desafortunadamente, a la mayoría de los ciudadanos del mundo nos afecta como es el momento actual que estamos atravesando. Un momento que drena valores en favor de un cíclope conocido como crisis.

La crisis es así un elemento que planea como un espectro a lo largo de esta pequeña novela que sugiere numerosas intenciones, pero hay también otros factores que determinan, a mi juicio, la lectura de un título que no sé si voluntaria o involuntariamente quiere resultar provocador en unos tiempos donde la mayor provocación es la ausencia de dinero en nuestros bolsillos.

El tronco que sostiene el argumento de El centro del gran desconocido es relativamente sencillo: un tipo recibe el encargo de buscar a una legendaria actriz de cine pornográfico que debe de encontrarse en algún lugar de la capital de Hungría. Sin embargo, y antes de que el personaje se transforme en investigador privado, se lo retrata como un joven  cansado de enviar ridiculum por currículum, mientras reflexiona con su amigo Rafa y en clave muy naïf –¿la sombra de William Burroughs es alargada?– en torno a un espacio que llaman la Intratierra.

El bullicio era tremendo pero Rafa se lanzó a gritar más que nadie para contarme sus pesquisas. La Tierra era hueca, al parecer. La Tierra era tan hueca como una pelota sin cámara de aire. Ni más ni menos. Existían dos aberturas en ambos polos, norte y sur, y esas aberturas comunicaban ambas Tierras, la Intratierra y la Extratierra. ¿Por qué no se veían esos huecos en los polos?, porque los tapaban. ¿Quiénes los tapaban?, ciertas empresas, gobiernos, americanos poderosos, en fin.”

Al margen de estas disquisición atropellada, El centro del gran desconocido coge sustancia con el inicio de la investigación que emprende su protagonista una vez llega a la ciudad que divide el Danubio, aunque solo se trata de una excusa para explorar en su caótica mente, ya que termina confundiendo realidad con ficción mientras descubre el rostro del mal, así se lo describe, cuando se topa con un británico encapuchado con un pasamontaña que podría ser una representación del sistema ultraliberal al que nos están empujando, así como con otros personajes más o menos excéntricos que evocan cierto espíritu kafkiano en un universo donde el sexo más que el amor es una batalla entre opuestos.

En este aspecto, El centro del gran desconocido no deja de resultar un libro con miga aunque se aprecie a la mitad del texto que carece de brújula para llegar a destino.

De ahí, ese al menos ha sido mi caso, la decepción leve, pero decepción al fin y al cabo, que me ha quedado en la boca del estomago al terminarlo.

Es probable, en todo caso, que como lector demandara mayor profundidad y claridad en sus objetivos. Eso explica que el relato me sepa a que está escrito de una sentada, guiado por impulsos, en ocasiones tan fatales como el de la improvisación, una característica, la de improvisar que definió el estilo de la Beat Generation y en la que el ya citado Jack Kerouac fue uno de sus más sobrevalorados maestros.

Y esta técnica es lo que deja la sensación de que su autor apenas intuía ante  lo que se estaba enfrentando cuando redactó El centro del gran desconocido, por lo que desactiva muchas de las reflexiones que propone a través de un personaje que, cual Don Quijote de la Mancha, cree haber descubierto en esa actriz porno de nombre Katia Kaninsky a su Dulcinea.

Pese a sus desajustes, quiero pensar que intencionados pero que a mi no han terminado de desconcertame como supongo se preveía, El centro del gran desconocido tiene momentos de literatura y coincide en planteamientos con otras historias escritas por compañeros de generación más preocupados por visualizar el vacío que caracteriza a sus protagonistas. Para ello se recurre a lo que algunos necios llaman como novela experimental.

Entiendo que Eduardo Delgado Montelongo es un escritor con todas sus letras pero también que es un escritor que debe de encontrar su universo y articularlo a través de palabras. En el centro del gran desconocido noto en falta así, reitero, una dirección y menos senderos por lo que transita su personaje porque terminan en callejones sin salida.

Palpita de todas formas dentro de esta pequeña novela una agradecida e insólita rabia que su autor camufla con cierta ironía, por lo que es el relato de un solitario que abandona La Ciudad en busca de algo aprensible que, paradójicamente, encuentra a su regreso a La Ciudad cuando su hermana le comunica una feliz noticia.

No hay circularidad en esta historia, o al menos no la he encontrado, pero sí que contiene situaciones, fragmentos que animan a seguir leyendo un relato en el que hay nervio e ímpetu, y un lirismo que da cierta consistencia a una novela o un experimento de novela que posiciona este trabajo junto al de otros escritores de similar y agradecido extremismo; y que han hecho causa común con un nihilismo narrativo como vehículo a través del cual transmitir su falta de fe en el futuro.

Con todos sus defectos, con todo su ánimo provocador, El centro del gran desconocido cumple su cometido: no dejará indiferente a nadie.

Ésta y no otra, es la clave de una novela en la que en ocasiones –solo en ocasiones– asoman lo que prometía iba a ser sus colmillos.

Saludos, ceñudos, desde este lado del ordenador.

Fallece el profesor El Hadji Amadou Ndoye

Lunes, Marzo 4th, 2013

Ha muerto El Hadji Amadou Ndoye (Senegal, 1947-2013), profesor de español en la Universidad Anta Diop de Dakar y un estudioso de la literatura canaria, en especial de la producida durante los años setenta y que dio origen a su ensayo Estudios sobre narrativa canaria (Tenerife, 1998), volumen que tuvo una segunda edición ampliada en 2006. Reproducimos a continuación fragmentos de una entrevista que mantuvimos con el profesor Ndoye y que fue publicada en el suplemento cultural El Perseguidor (1), de Diario de Avisos, durante una de sus habituales estancias en las islas, en esa ocasión coincidiendo con la entrega del primer premio MUMES a la labor intercultural.

SOBRE LITERATURA CANARIA

 

“Entre 1966 a 1967 y mientras estaba en la Universidad de Dakar, tuvimos a un lector canario, Juan Manuel González, que junto al director del departamento, puesto que ocupaba un francés, nos animó a traducir del español al francés poemas de escritores canarios como Pedro Lezcano, Pedro García Cabrera, Pedro Perdomo Acedo y así fue como tuve acceso a la poesía canaria por primera vez. Más tarde tuve la oportunidad de viajar en 1985 a Tenerife, invitado por un encuentro Canarias-África organizado por la Caja de Ahorros, y en el que me tocó hablar de literatura española y me regalaron una serie de libros que tras ojearlos me hizo entender que hubo una narrativa canaria de los años 70 entre cuyos autores estaban, entre otros, Juan Cruz, Alberto Omar y Fernando Delgado, y como estaba buscando tema para la tesis de doctorado, pensé, he encontrado un filón porque esa literatura no se conocía en los países del África francófona y me puse a estudiar textos de Luis León Barreto, Juan-Manuel García Ramos, Víctor Ramírez, todos los autores de los setenta en Canarias, desde la dictadura a la dictablanda y la Transición. También lo que vino después, en los ochenta, lo que contribuyó a que entendiera a Canarias porque me obligó a remontar a su pasado literario. Es decir, Viera y Clavijo, Cairasco de Figueroa, casi todo lo que se escribió en el siglo XVI hasta los setenta.”

GENERACIÓN DEL 70

“En primer lugar, ellos vivieron un período difícil en el que no había libertades. Algunos, de hecho, resultaron víctimas del sistema como Juan José Armas Marcelo, a quien despidieron de su trabajo, y Alberto Omar, a quien le retiraron el pasaporte porque escribía un teatro que no iba acorde con el que se quería imponer en aquellos años. Los escritores que forman parte del 70 en Canarias son así testigos de un período histórico pero al mismo tiempo son un grupo de soñadores porque viven de lejos los efectos del mayo del 68 y lo adaptan al archipiélago. Se inspiraron, además, en la narrativa Latinoamérica, pero traducida un poco al contexto canario. Este movimiento de los 70 comenzó como una piña. Se veían y hablaban. Unos trabajaban en periódicos de Tenerife y otros de Gran Canaria y se apoyaban. Les unía un sentimiento de dar las claves de las Canarias de aquel entonces a través de la escritura y conocer la realidad de las islas a través de la palabra. Se aglutinaron entre 1970 a 1974 aunque a partir de 1974 como explica Víctor Ramírez, cada uno fue buscando un poco su sombra. Unos se fueron a Madrid y otros se quedaron. Y el movimiento ya no tuvo coherencia. Hay que destacar que si bien al principio no hubo manifiesto en un sentido concreto, se editó un libro Aislada órbita, que trata un poco de lo que ellos proponían. Creo que lo importante es que si alguien quiere entender algo de lo setenta en Canarias, entre las herramientas con la que puede contar es la de consultar esta narrativa.”

CLAVES DE LA GENERACIÓN DEL 70

“Trabajaron mucho el experimento, con el lenguaje. Alguien como Víctor Ramírez llega incluso a arreglárselas para que su estilo refleje realmente lo que son los canarios, su manera de hablar. Creo que hicieron este esfuerzo y quizá aún hay algo que indagar en ese sentido para ver algunas de las cosas que los caracteriza como movimiento.”

AUTORES

“Más que autores textos de Víctor Ramírez, la novela Los puercos de Circe de Luis Alemany y Crónica de la nada hecha pedazos de Juan Cruz y más tarde un libro de Armas Marcelo, Los dioses de sí mismos, porque resume un poco todo esto. La novela arranca en los setenta y llega a los ochenta, y describe los sueños y los desengaños de esa generación que soñó con conquistar el mundo y que la Transición no consiguió colmar sus esperanzas.”

SENEGAL

“Senegal se encuentra en una situación compleja como la de otros tantos países de África. Somos productores de materias primas y continuamos comprando productos manufacturados. Además, la mayoría de las economías de los países africanos las definen y las controlan las Instituciones Internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y se nos está aplicando un ajuste estructural que consiste en disminuir el número de empleados públicos con el cierre de empresas hasta el día de ayer públicas. Están surgiendo, sin embargo, voces que son disidentes, y entre esas voces destacaría a colectivos de jóvenes raperos que con sus canciones están despertando afortunadamente conciencias.”

LITERATURA EN SENEGAL ACTUAL

“Ahora mismo se produce una literatura muy interesante en la que destacaría en especial el protagonismo que están asumiendo las escritoras. Refleja mucho las dificultades del momento, los problemas de la globalización mientras continuamos creyendo en el pasado. Porque países como el mío son complejos en la medida en que confluyen varias edades históricas al mismo tiempo. Muchos de entre nosotros damos cobijo en realidad a todas esas edades históricas que luchan, pelean, se abrazan, se rechazan y no siempre se implican. Y aunque estemos en los tiempos del ordenador mucho de lo que pensamos y almacenamos los senegaleses viene del período de nuestros antepasados. Somos gente compleja aunque tratemos de ajustarnos a los tiempos modernos porque mucho de lo que nos ha constituido como persona es un legado del pasado.”

LENGUA DEL COLONIZADOR CONTRA LENGUA MATERNA

“A la hora de la verdad cada uno escoge la que desea, si bien es verdad que la mayoría apuesta por el francés. Boubacar Boris Diop ha roto esta tendencia al publicar hace dos años una novela en wolof, pero cada uno de los escritores senegaleses escoge la mejor herramienta idiomática que tiene para transmitir lo que piensa.”

SU POSICIÓN FRENTE A ESTE DEBATE

“Creo que lo que el escritor expresa es su propio yo pero por causas históricas los hay que han decidido no escribir en el idioma materno que dominan perfectamente aunque no tanto cuando deben de escribirlo. Boubacar sabe hablarlo y escribirlo muy bien, así que él sí puede producir en ambos idiomas –wolof y francés– pero hasta ahora solo ha escrito en wolof una novela. Hay que tener en cuenta que Senegal es un país multicultural, multiétnico, multilingüe, y que contamos con una literatura que también está escrita en árabe.”

(1)  El Hadj Amadou Ndoye: “Los intelectuales africanos nos inspiramos en Latinoamérica para superarnos” (El Perseguidor/Diario de Avisos 13/08/2011). Pinchar enlace para leer la entrevista completa.

Saludos desde este lado del ordenador.

Ha muerto El Estudiante, ¡viva Pepe Sancho!

Domingo, Marzo 3rd, 2013

Imagino que como a muchos compañeros de generación José Sancho o Pepe Sancho forma parte de su disco duro individual por una serie de televisión, Curro Jiménez, cuyo protagonista nos dejó –curiosidades inquietantes de este paso fugaz que es la vida– el año pasado, Sancho Gracia.

En Curro Jiménez, Pepe Sancho interpretaba el papel de El Estudiante, compartiendo aventuras por las tierras de España junto a un grupo de bandoleros con claras señas de identidad.

La serie, que además de ser popular en este país sin memoria que es este en el que nací y vivo, fue también objeto de culto y pasiones desatadas en otros territorios de la América hermana.

En Cuba, por ejemplo, son muchos aún los que recuerdan las hazañas televisivas de Curro Jiménez y lo suyos con una radiante sonrisa caribeña en la boca.

Pepe Sancho no se quedó solo, de todas maneras, en El Estudiante.

Como actor supo crecer a medida que pasaban los años, convirtiéndose pronto en uno de esos protagonistas inevitables cuando lo que se buscaba era un actor de carácter.

Y Sancho tuvo carácter delante y detrás de las cámaras.

Y todo ello pese a que la prensa que destripa las entrañas del corazón no se cansó de explotar durante unos años sus presuntos malos tratos a quien fue su primera mujer, la cantante María Jiménez.

Fuera o no cierto, la verdad es que a partir de ese entonces la marca de la sospecha, esa letra escarlata que involuntaria o voluntariamente se pega en el costado de quienes acusan de levantar la mano, le acompañó lo que le quedó de existencia.

No voy a entrar en sus conflictos personales, pero sí a afirmar que en Pepe Sancho como en Sancho Gracia desaparece una estirpe, una raza de intérpretes que hicieron creíbles sus personajes porque además de conocer las claves del oficio de actuar les acompañó un físico del que apenas queda hoy registro en eso que llamamos cine español.

El caso es que fue de los pocos actores de su generación que se mantuvo activo en teatro, cine y televisión, por lo que fue un rostro conocido y respetado tanto por amigos como enemigos.

En este sentido, quizá sea Pepe Sancho lo mejor de la sobrevalorada serie Crematorio, y una presencia creíble en películas fallidas pero no exentas de interés como Libertarias o ¡Ay, Carmela!

Encarnó a su paisano Joaquín Sorolla, el fascinante pintor de la luz valenciano, en la serie Cartas a Sorolla y también lo pudimos ver recientemente en la exitosa Cuéntame cómo pasó así como en Tarancón, el quinto mandamiento, donde encarnó al cardenal que tanto contribuyó a hacer posible la Transición, entre otras experiencias que, en esta crónica de urgencia, escrita más con la pasión y también la desazón que me produce enterarme de su muerte, redacto ahora.

Pepe Sancho trabajó también a las órdenes del cinaesta tinerfeño Jaime Falero en su cortometraje Dinero negro y figura en el reparto de El clan, primer largo de Falero aún pendiente de estreno.

Pepe Sancho, a quien al parecer le mantuvieron en secreto la gravedad del cáncer que fue devorando su poderosa vitalidad estos últimos meses, es un actor que se merece nuestro más sincero reconocimiento por los trabajos que legó tras de sí.

Títulos en los que se entiende lo mejor y también lo peor de una industria audiovisual como es la española tan dada a siniestros ombliguismos.

Su muerte, ya digo, me produce esa tristeza extraña que me produce las ausencias de todos aquellos que me acompañaron durante un cierto tiempo de mi vida.

Su fallecimiento coincide además un fin de semana en el que vientos huracanados y lluvia sacuden las islas en las que habito.

No sé si se trata de un presagio, pero quiero pensar antes de concluir estas líneas que hacen falta hombres como Sancho para desafiar éste y otros temporales con el que nos invitan las autoridades a que permanezcamos en casa para evitar riesgos.

O desgracias, apuntan, mayores.

Descanse pues en paz, Pepe Sancho.

Saludos, decir adiós es morir un poco, desde este lado del ordenador.

El profesor chiflado cumple 50 años

Sábado, Marzo 2nd, 2013

El mismo Jerry Lewis confiesa en los extras de El profesor chiflado (The Nutty Professor, 1963) que el filme está inspirado más en la novela de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr.Hyde, en la película del mismo título protagonizada por Spencer Tracy (Victor Fleming, 1941).

Yo me quedo, de entre las versiones que han adaptado el clásico de Stevenson con la que firmó Rouben Maoumolian en 1931 y la del mismo Jerry Lewis, ya que reinterpretó al desdoblado personaje stevensoniano muchísimo tiempo antes de que la Hammer hiciera lo mismo en su curiosa El doctor Jekyll y su hermana Hyde (Roy Ward Baker, 1971) porque la película de Lewis más que una comedia fantástica es una fantástica comedia que aún conserva el aroma de los clásicos y, lo que es mejor, el espíritu libertario de unos años, como fueron los sesenta, que ha quedado como una década que no le pertenece al tiempo, casi como si flotara en el limbo al menos en mi memoria como espectador cinematográfico.

El profesor chiflado, que cumple cincuenta años lo que se dice muy bien llevados, nos advierte nada más comenzar la cinta que se trata de una comedia adulta en el que “cada gesto es una imagen.”

En el filme, Lewis interpreta a un entrañable pero feo profesor universitario –Julius Kelp– enamorado de una de sus alumnas, Stella Purdy, papel que interpreta la actriz Stella Stevens, pero sabemos que es un amor imposible no ya por el estrafalario físico del profesor, tampoco por la suponemos diferencia de edad que separa al excéntrico científico de la chica, sino porque el profesor es un hombre aislado e incapaz de hacer amigos resultado, se sugiere en una de las escenas más tragicómicas del largometraje, de una familia en la que el papel del padre lo asumió la madre y el de la madre el padre.

Vista cincuenta años después, El profesor chiflado no deja de resultar una comedia políticamente incorrecta en los tiempos que corren, de ahí que sus despreciables remakes (1) prescindieran de los elementos altamente peligrosos de su discurso (que bien mirado puede ser una delirante reclamación de la masculinidad) para solo tantear en otro de los grandes temas que examina el clásico de Lewis: vivimos en un mundo donde lo único que importan son las apariencias.

El profesor chiflado versión Lewis es una inteligente sucesión de momentos tóxicamente divertidos.

La transformación del feo y resignado profesor en su álter ego, Buddy Love, un chulazo insoportable que solo se quiere así mismo, protagoniza uno de esos momentos que obligan a pensar qué grande es el cine.

Para Jean-Luc Godard y Françoise Truffaut esta película se convirtió en un título de cabecera, y la reivindicaron con tanto ardor intelectual que más que reforzar sus elementos de comedia, explotaron ese mensaje que medio siglo después de su estreno hoy se entiende de la misma manera: es una comedia subversiva.

Es decir, que con El profesor chiflado Jerry Lewis dio un paso más allá en su rica trayectoria artística no solo al reinterpretar las claves que alimenta una de las mejores novelas de Stevenson, sino por encontrar cómo darle la vuelta a ese título ya canónico de la literatura con originalidad.

A mi me parece por ésta y otras razones la obra maestra de su actor y director.

Hay muchos momentos cómicos en El profesor chiflado pero, a mi juicio, los mejores son los que se concentran en ese Buddy Love que se atreve a hacer todo aquello que, resultado de la represión familiar y del sistema en el que vive, es incapaz de realizar su álter ego.

El final de la película, que no voy a revelar, es un canto en este sentido a liberar los sentidos, a apostar por el lado equivocado de las cosas que aún me desconcierta. Su reivindicación del hedonismo sí que reclama el exceso.

El largometraje muestra además el desdoblamiento no ya del actor, sino del gran artista que fue Jerry Lewis, quien por un lado está frente a las cámaras y por el otro detrás de ellas.

El discurso de la película nos presenta la otra naturaleza del frustrado profesor en  Buddy Love, un tipo que mira por encima del hombro a todo el mundo que no sea él. Un narciso reconocido al que le entra por un oído y le sale por el otro la crítica que le hacen los demás.

BUDDY LOVE: Cuando uno es genial y lo sabe, como es mi caso, no hay que andarse con rodeos nena. ¿A que estás loca por mí?

STELLA PURDY: Siempre he dicho que amarse a sí mismo es el comienzo de un amor que dura toda la vida. Estoy segura de que serás muy feliz contigo mismo.

Otra de las grandes escenas del filme es como se mete en el bolsillo a su estirado decano, a quien deja literalmente en calzoncillos cuando explota su vena de actor shakesperiano y a quien momentos antes le ha soltado como quien no quiere la cosa este desternillante parlamento: “Una vez consulté a un psicoanalista y me dijo que tenía una personalidad desdoblada y esquizofrénica. Quiso cobrarme 82 dólares pero le di 41, que el resto se lo diera el otro.”

En la escena final, mientras dentro del profesor sus dos personalidades combaten para dirigir el rumbo de su personalidad, el profesor con esa voz atiplada de ratón de biblioteca admite sin embargo: “No me ha gustado ser otra persona, pero a la vez sí que me ha gustado”, lo que pone de manifiesto la gran contradicción que sentimos a veces cuando por necesidad –nunca necedad– notamos que estamos siendo otro.

Un otro no sé si más cabal pero sí seguro de sí mismo, capaz de abofetear al matón de turno, ridiculizar a nuestras jefes sin que lo sepan y de paso que la chica de tus sueños caiga rendido entre tus brazos.

El problema, viene a decir la película, es que esa transformación no dura demasiado a no ser que la alimentes con sustancias externas.

Se concluye, esa es más o menos mi interpretación, que a veces sí que nos gusta ser otra persona, por paródica y cruel que resulte.

Así que si lo que quieren de nosotros es imponernos apariencia, saquemos entonces al monstruo sin domesticar que llevamos dentro.

(1) Me refiero, obviamente, a las dos olvidables entregas protagonizadas por Eddie Murphy, El profeso chiflado (Tom Shadyac, 1996) y El profesor chiflado II: la familia Klump (Peter Segal, 2000).

Saludos, cantando Black Magic, desde este lado del ordenador.

La Feria del Libro, entre cuatro paredes

Viernes, Marzo 1st, 2013

La XXV Feria del Libro que se celebra en primavera en las dos capitales canarias cambiará este año su tradicional ubicación. Es más que probable así que este encuentro anual con los libros no se desarrolle en el parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria a finales de abril y comienzos de mayo, como en el parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife a finales de mayo y principios de junio porque es una manera de “ahorrar costes” y evitar su sacrificio.

Este es más o menos el mensaje que ha dirigido el director general de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, el nacionalista Aurelio González, a los presidentes de la Asociación de Libreros de Tenerife y de Gran Canaria. También a  implicados en el sector del libro en las islas.

Las razones que esgrime González es la necesidad de su traslado a un espacio cerrado porque “no se puede hacer de otra forma.”

“No hay dinero.”

En este sentido, la XXV edición de la Feria del Libro que se celebrará en las dos capitales canarias se instalará probablemente,  y con el visto bueno de los presidentes de las asociaciones de libreros tinerferña y grancanaria, en el Recinto Ferial de Tenerife e Infecar, en Gran Canaria.

La noticia, que ya ha comenzado a circular, ha molestado a libreros, autores y lectores, los usuarios de la Feria. La mayoría coincide en afirmar que el cambio de escenario terminará por “desnaturalizarla” así como romperá con el espíritu que alienta un encuentro de estas características: sacar el libro a la calle.

La Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife ha vivido a lo largo de su historia una serie de cambios de ubicación que pone de manifiesto lo que podríamos denominar como su espíritu neurótico. 

Hago un ejercicio de memoria: la plaza de España, la plaza de la Candelaria, el parque García Sanabria –a mi juicio su espacio natural–, la calle de San José, las ramblas, la plaza del Príncipe y otra vez el parque García Sanabria.

Su espacio, reitero, natural.

En la capital grancanaria se ha tenido la suerte hasta este año de que el encuentro con los libros en la calle se celebrara de manera habitual en el recoleto parque de San Telmo. Ese parque, me recuerda un amigo de la isla que tengo justo delante de las narices soltando una risa más para adentro que para afuera “que ustedes los chichas llaman placita.”

Placita o no, la Feria del Libro había ocupado su espacio en la capital grancanaria. 

Y este año, pues no.

Aurelio González lo dice: ”es que no hay dinero.”

Y advierte: “o se monta en un espacio cerrado o no hay feria.”

“Ahorramos costes.” 

Una fuente me dice que los presidentes de ambas asociaciones de libreros están de acuerdo con esta medida.

Luego este 2013 no habrá Feria del Libro en la calle.

Sino dentro del vientre de un recinto ferial.

Pero ya saben, en tiempos de crisis la cultura es la primera víctima.

Saludo, que el último apague la luz, desde este lado del ordenador.