Archive for Junio, 2015

Fallece el poeta y escritor Carlos Pinto Grote

Miércoles, Junio 3rd, 2015

Ha fallecido el poeta, escritor y médico Carlos Pinto Grote (San Cristóbal de La Laguna, 1923-2015).  Detrás deja un atractivo trabajo literario que lo hizo merecedor, entre otras distinciones, del Premio Canarias de Literatura, galardón que recibió en 1991.

Autor de más de veinte libros de poema y un conjunto de trabajos en prosa en el que destaca, entre otros, la novela Los papeles de Abilio Santos, un retrato de un político caído en desgracia no por la política sino por su propia personalidad, la poesía fue sin embargo la gran pasión literaria de toda su vida.

En el libreto adjunto al disco Antología de Carlos Pinto Grote, en su propia voz, musicalizado por Rubén Díaz, el escritor se definía como “un poeta provincial. Desde que comencé a escribir poesía, el problema de la comunicación no fue nunca importante. Lo que realmente me interesaba y me interesa es el descubrimiento del mundo poético por medio de la palabra. La poesía fue, desde el principio para mí, un sistema de conocimiento, un modo de llegar a saber algo sobre el ser y el estar en la existencia y descubrir la belleza a través de la escritura, interpretando los signos.”

Carlos Pinto Grote publicó sus primeros poemas en la revista Mensaje dirigida por su padre, el poeta Pedro Pinto de la Rosa y desde los años cincuenta era colaborador habitual en algunos de los periódicos de las islas, artículos en los que reflexionó sobre literatura, pintura y filosofía, entre otros.

Su obra poética consta de títulos como Las tardes o el deseo (1954); Las preguntas al silencio (1956); Elegía para un hombre muerto en un campo de concentración (1956); El llanto alegre (1957); Muda compasión del tiempo (1963); Siempre ha pasado algo (1964); Como un grano de trigo (1965); En este gran vacío (1967); Sin alba ni crepúsculo (1967); Oneirón (1973); Unas cosas y otras (1974); Los habitantes del jardín (1978); Tratado del mal (1981); De los días perdidos (1982); Poemas a un cultivador de opio (1983); Tienda de antigüedades (1997); Cantos para una desolación (1998) y Aprendizaje del silencio (2003) mientras que en prosa destacan los cuentos reunidos en Las horas del Hospital, Un poco de humo y otros relatos y la biografía dedicada a Juan Ismael. Ocultaciones.

Entre otros reconocimientos, Carlos Pinto Grote era Hijo Predilecto de San Cristóbal de La Laguna e Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife.

Novedades, presentaciones y algún premio

Miércoles, Junio 3rd, 2015

NOVEDADES

* El ensayista y escritor Jorge Fonte publica un nuevo trabajo sobre Woody Allen, cineasta al que ya ha dedicado dos estudios en los que analiza su cine, y que fue publicado en su día por Cátedra, y la relación que mantiene con la literatura, Woody Allen, escritor y cineasta (Ediciones la Página). En esta ocasión, Jorge Fonte explora en Woody Allen, músico y cineasta (Editorial Milenio) la importancia que para director tienen las bandas sonoras en sus películas.

* El caso de La pensión Padrón (La esfera Cultural) es el título de la novela escrita a cuatro manos por Ana Joyanes y Francisco Concepción. Inspirada en un escalofriante caso real, el libro propone una reconstrucción de aquellos hechos, desde el momento en que se descubre en la tercera planta de un edificio el cadáver de un hombre que, al parecer, fue sometido a torturas antes de fallecer.

* Ediciones Vitruvio publica el último poemario del escritor y poeta Nilo Palenzuela, libro que lleva el título de La hoja seca, y en el que se propone un recorrido por el sobresaliente pulso poético que caracteriza a quien firma estos versos.

* Vitruvio Ediciones publica también Fe debida. Antología 1978-2011, en el que se  reúne una muestra de la producción poética de Sabas Martín, y que incluye desde Títere sin cabeza (Premio Julio Tovar) hasta Ojos de calendario, su último poemario editado en 2011, así como algunos poemas inéditos.

* El músico y periodista Rubén Díaz propone un divertido juego literario en Textículos XL, donde presenta a un personaje etéreo, sin rostro ni edad, sediento de identidad y ávido de exploraciones y experiencias. El volumen está editado por Ediciones Aguere/Idea.

* El tesoro de la isla encubierta, de Pilar Escalona, es la segunda entrega de El envío turco, y está protagonizado también por el capitán Perdona de la Guardia Civil. Misterios de altos vuelos y cuya acción se desarrolla en distintos escenarios, entre otros los de las islas de Tenerife y El Hierro, la historia promete altas dosis de entretenimiento con su lectura.

* Quién como yo, de Damián H. Estévez, es el nuevo título de la colección G21. Narrativa Canaria Actual, un relato que se desarrolla en la imaginaria isla de Lotavia, escenario en el que se encuentran dos hombres ante su paso y su misma naturaleza.

* Fátima Cabrera es la autora de Skuld, el pequeño espía, una novela juvenil que gira en torno a Fran, un chico de 14 años que acaba de perder a su abuelo, el último de los espías de la resistencia alemana en Gran Canaria.

* Marcos Alonso Hernández es el autor de Historias de microcintas y otros relatos, volumen en el que reúne medio centenar de textos, microrrelatos, relatos cortos y algunos cuentos, escritos por el autor a lo largo de los últimos seis años y que giran entre el humor, la crítica social o política, el lirismo y la parodia.

PRESENTACIONES

* La poeta y escritora Cecilia Domínguez, que el pasado 30 de mayo recibía el Premio Canarias de Literatura, presentará en el Círculo de Bellas de Tenerife el jueves 4 de junio, a las 19 horas, su novela El sepulcro vacío de la Editorial Nace. Esta presentación correrá a cargo de otro escritor, Sinesio Domínguez.

* El jueves, 4 de junio, tendrá lugar en la librería Lemus de la avenida de Trinidad, La Laguna, la presentación del libro La leyenda del oro de Acentejo. El acto se llevará a cabo a partir de las 20 horas y su autor,  Carlos Santamaría, estará acompañado por los representantes de Bodegas Cándido Hernández Pío (denominación de origen Tacoronte-Acentejo) para ofrecer una cata de sus vinos.

* El Ateneo Miraflores, situado frente al lateral del Centro Cultural La Recova, en Santa Cruz de Tenerife, será el escenario a las 20 horas de la presentación de las novelas Sol de Sálgora y Nugación del escritor José Rivero Vivas. El acto contará además de su autor con el editor de ambas obras, Ánghel Morales.

* El ex Convento de Santo Domingo, en La Laguna, acoge el viernes 5 de junio y a las 19 la presentación de Chinita de Antonia Molinero, directora de la Escuela Literaria. Chinita está publicado en la editorial En Voz Alta Ediciones y además de los textos, está ilustrado por cinco artistas. Chinita es la primera publicación de Molinero, quien anuncia que se trata de un libro repleto de humor y de cuentos chinos y mucho doble sentido.

* El Ateneo de La Laguna acoge el viernes 5 de junio y a las 19 horas la presentación del libro de Miguel Martinón Ciudadano del viento y de los mares (Poesía y poética de Pedro García Cabrera).

PREMIOS

* La Fundación CajaCanarias y Berklee College of Music han establecido para el presente ejercicio la creación de una beca de estudios con el objeto de posibilitar a los músicos de Canarias su preparación en este centro académico. El músico tinerfeño David Minguillón (1983) ha sido, a juicio del jurado, el candidato beneficiario de esta beca de especialización musical.

* La Asociación Novelpol aprovechó la celebración de Granada Noir para hacer público el Premio Novelpol a la mejor novela publicada en España en 2014, a juicio de los lectores que componen dicha Asociación. Se trata de un Premio elegido y otorgado por los propios lectores y que fue hecho público por el presidente de la Asociación, José Ramón Gómez Cabezas. Las novelas finalistas eran Los ojos del puente, del tinerfeño  Javier Hernández Velázquez, Sombras de la nada, de Jon Arretxe; Te quiero porque me das de comer, de Jon Arretxe; El gran fío de Sabine Hoffman y Rosa Ribas y la ganadora Yo fui Johnny Thunders, de Carlos Zanón.

Saludos, a la sombra de un almendro, desde este lado del ordenador.

La sombra y la tortuga, una novela de Alberto Omar Walls

Martes, Junio 2nd, 2015

“Si nada hablamos los dos al bajar de La Laguna al puerto de Santa Cruz, menos aún lo hicimos en el largo tiempo que esperamos para los embarques, por eso me sorprendió sobremanera que estando cerca del momento en que me iba a subir a la barca, el Cojo se me echara a los brazos, me apretara con los suyos y me lanzara un lacónico buen viaje, amigo, en un tono demaisado sentido para sus extremadas parcas costumbres.”

(La sombra y la tortuga, Alberto Omar. Nueva Asociación Canaria para la Edición, NACE, 2015)

Alberto Omar Walls cuenta con una sólida producción literaria en la que se revela a un escritor preocupado por los experimentos formales, una de las características que definió a todo ese grupo de narradores canarios que hoy se conocen como generación del 70 aunque en el caso de Omar Walls su actividad se decantó por explorar además otros campos artísticos.

Una búsqueda, imagino que más allá de la estética, en la que se aprecian constantes y elementos que la definen y a través de los cuales se muestran las inquietudes de un artista que no ha equivocado el rumbo.

Su último libro, La sombra y la tortuga, más que una novela es un conjunto de relatos que narra en primera persona su protagonista, de nombre Liberto, y está concebido como una crónica en la que su protagonista invita al lector a viajar a las Canarias del siglo XVII. Una geografía en la que todavía convive, aunque de manera solapada, lo que todavía queda de la cultura aborigen (en este caso la guanche) con la de los europeos en un escenario en pleno proceso de transformación.

Gusto por la palabra y también por explorar aquel periodo de nuestra Historia, no debería entenderse La sombra y la tortuga como una novela histórica en su sentido estricto, sino en todo caso como el relato de un hombre que, al borde de cumplir los cien años, recuerda una vida en la que primero fue esclavo para más tarde ser un hombre libre, de ahí el nombre que lo identifica, y de ahí los singulares recuerdos –recuerdos teñidos de asombro más que de rencores–  de quien ha sabido hacerse así mismo y disfruta, además, de una notable inteligencia.

Por La sombra y la tortuga desfilan numerosos personajes y será a través de ellos, siempre observados por Liberto, los responsables que la acción de los diferentes episodios que conforman su existencia vayan hacia adelante o hacia atrás.

La profusión de páginas, de lectura muy ágil pese a su grosor ya que casi alcanza las quinientas, permite al lector que participe en la paulatina transformación que moldea el carácter de su protagonista, lo que hace que la novela transite –sin olvidar nunca su gozosa inclinación por la ironía– en géneros diversos, como es la picaresca, la novela de aventuras y de corte amoroso e incluso la memoria, que tanto se cultivó en los años en los que transcurren esta historia y cuyo inicio recuerda al de ese clásico de la literatura que es la Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo y otros títulos similares escritos por otros autores que fueron testigos directos de aquellos titánicos hechos.

Sin embargo detrás de los diferentes cuadros que forman La sombra y la tortuga se esconde el proceso de cambio que sufre su protagonista, y cómo gradualmente permuta su visión de las cosas.

Visión para lo que es fundamental un viaje, como el que emprende Liberto al Nuevo Mundo y alguna que otra aventura de alcoba que determina su formación y una vez que deja de ser la sombra protectora de su primero señor y más tarde amigo, Hernando.

Ambiciosa ha sido pues la tarea que emprende Alberto Omar para contar éstas y otras aventuras, casi cien años en la vida de su protagonista que, a su modo y por longevidad, termina como una tortuga, aunque la tortuga sea en la novela un animal que se encuentra en San Roque tras ser traída de las salvajes aguas del Caribe.

Como cuadro histórico, aunque se insista en que es un error encasillar esta novela en este género, La sombra y la tortuga funciona y muy bien ya que hace viajar al lector a otra época y a compartir las alegrías y penalidades de sus personajes.

Unos personajes entre los que destaca, por ser su cronista, Liberto, un hombre instruido, y las mujeres que comparten con él algún momento de su existencia, y que son quienes lo atan a la tierra bien a través de los olores y sabores de la gastronomía, bien porque pasa con alguna unas noches de frenética actividad sexual.

En este aspecto, el escritor arroja luz, aunque se trate de su luz, sobre uno de los períodos más atractivos por desconocidos de unas Canarias que ya eran tierras conquistadas, y en la que se mezcla sutilmente la creencia de sus antiguos moradores con los que desde el siglo pasado se habían instalados en estas tierras.

Resulta muy revelador en este aspecto la descripción que Liberto hace del baño de las cabras en Punta del Hidalgo. Una fiesta en la que dejan de existir dos mundos antagónicos para fusionarse en uno solo.

A modo de conclusión, alguno podría interpretar este sincretismo como la primera piedra que forjó el carácter de sus actuales habitantes, pero es una lectura mucho me temo que apresurada. No obstante, Alberto Omar Walls sí que reviste de legendario un tiempo furioso, dominado más por la violencia que por las letras, con estas memorias que firma Liberto y en la que se fabula, con vibrante imaginación, sobre el pasado de unas islas que de siempre han estado abandonada de la mano de los dioses.

Saludos, hemos dicho, desde este lado del ordenador.

Enamorarse en Canarias según Cronin y Cummings

Lunes, Junio 1st, 2015

En las deácadas de los treinta y cuarenta las novelas de A. J. Cronin alcanzaron un notable éxito de ventas entre el público porque mezclaban turbulentos romances con historias protagonizadas por médicos y sacerdotes que realizaban misiones peligrosas en países abandonados de la mano de los dioses. Médico también de profesión, Cronin cuenta al menos con dos grandes títulos en los que se refleja sus obsesiones literarias: La ciudadela y Las llaves del reino, obras coherentes y también entretenidas cuyas constantes se atisban en sus primeros libros, irregulares aproximaciones al amor y a la medicina como Gran Canaria (1), cuya acción se desarrolla entre Tenerife y Gran Canaria y en la que pese a su objetiva sencillez, cuenta con cierta gracia por el retrato que ofrece de las islas y de sus gentes.

Como otras novelas de Cronin, Gran Canaria contó con una adaptación cinematográfica, más extravagante si cabe que su original literario, con notable atractivo para conocer cómo se reprodujo en estudio Tenerife y Gran Canaria, unas geografías en la que predominan el cartón piedra, las palmeras y el pico nevado del Teide, montaña que en el filme se ubica en… Gran Canaria.

Las cosas de Hollywood.

Tanto en la novela como en la película Gran Canaria narra la redención de su protagonista, un médico que vive sus horas más bajas tras fallecer algunos de sus pacientes tras probar en ellos una vacuna con la que esperaba salvarles la vida, y la historia de amor que mantiene con una mujer casada durante la travesía en barco, el Aureola, que los conduce a Gran Canaria y más tarde a Tenerife.

Alrededor de estos dos personajes orbitan una serie de secundarios, entre ellos una señora excéntrica que regenta un hotel de vida alegre, el Hemingway, un misionero y su hermana, y otros personajes que si bien no serán determinantes están ahí para dar consistencia al relato.

Un relato que comienza a moverse hacia adelante cuando el protagonista tiene que viajar a Tenerife para poner freno a un brote de fiebre amarilla que está diezmando a la población de La Laguna y sus alrededores.

La novela Gran Canaria fue publicada en 1933 y al año siguiente tuvo su adaptación al cine. Tras leer la novela y ver la película, cuesta bastante trabajo reconocer los paisajes insulares que proponen ambas historias, aunque en el caso del libro, algunas descripciones tengan chispa, en especial cuando la voz del narrador, la de Cronin, se permite valorar el territorio que pisan algunos de los personajes, muchos de los cuales califican de paraíso ya que se trata de un edén que preside el pico nevado del Teide.

No se trata Gran Canaria, tanto la novela como el filme, de un título a reivindicar, aunque reiteramos que sí que tiene interés si se lee y se observa con perspectiva e incluso entusiasmo arqueológico, ya que tratan de dos rarezas en la que se fabulan unas islas Canarias en la que se mezcla poca realidad y sí mucha ficción.

En la novela se lee: “hay un brote en Hermosa, una aldea en las proximidades de La Laguna” y descripciones coloridas del carácter ingenuo, tranquilo y feliz de sus habitantes, y que entronca con aquel espíritu aplatanado con el que las identificó Miguel de Unamuno.

El amor es dulce

Y el que lo desprecia un loco.

Aunque sabía poco español, el significado de las palabras le resultó claro.

Con impaciencia, como si buscara un antídoto para aquel dulzor, dirigió la vista a un punto algo lejano del muelle, donde había varios carros de altas ruedas tirados por unas mulas esqueléticas y melancólicas. Estaban a la espera de la carga. Una de las mulas tosió como un ser humano y agitó su corona de moscas, antes de tumbarse casi de pura debilidad. Pero el conductor, instalado en el pescante, no se alarmó en lo más mínimo; con las manos cruzadas sobre el vientre y una flor colocada tras la oreja, roncaba plácidamente.

Bruscamente, Harvey dio media vuelta, no podía soportar el espectáculo de aquellos miserables animales. En un instante, se contemplaba la belleza de la costa y la sublimidad del misterioso pico; un instante después, surgía el sórdido cuadro de aquella vida ínfima.”

La playa de Las Canteras es objeto también de la atención del narrador cuando una de las  protagonistas, Mary Fielding, aprovecha el rato para darse un chapuzón en el mar. Y unas páginas más adelante, ella misma elogia a Gran Canaria cuando dice:

“- Llaman a esta isla la Gran Canaria –murmuró Mary–. ¡Gran Canaria! Hay color y movimiento en el nombre. Cuando pienso en este viaje, lo pronuncio en mi interior. Gran Canaria. Es un nombre que emociona.”

A modo de curiosidad, resulta interesante cómo el paisaje de la capital grancanaria fascina a la joven protagonista mientras es el pico Teide es el que arroba al protagonista masculino.

“Maravillado, Harvey quedó contemplando el pico, inmóvil. Bella como algo celestial, la visión se apoderaba de su ser y le provocaba una aguda y sutil angustia. ¿Qué le impresionaba de tal modo? ¿Era el significado de la visión, o la simple belleza del cuadro’ Atónito, contenía el aliento; no podía soportar el cuadro y, al mismo tiempo, no podía apartar la vista.”

Los protagonistas de la novela y de la película vuelven a embarcarse en el Aureola para trasladarse a Tenerife, donde primero se alojan en La Orotava y más tarde en Santa Cruz, donde el médico tiene conocimiento del brote de fiebre amarilla que está acabando con la población de la vecina La Laguna y sus alrededores.

Llama la atención en esta novela que gran parte de la acción se desarrolle en Tenerife y no, precisamente, en Gran Canaria. Es en Tenerife donde el protagonista vuelve a ser persona cuando como médico se enfrenta a la epidemia, y en donde descubre que el amor que siente por Mary es muy fuerte, tan fuerte que determinará lo que haga a continuación.

Destaca además la descripción que ofrece de la isla con respecto a la de Gran Canaria. El Tenerife de Cronin, y no tanto en la película que resulta prácticamente idéntico, es mucho más sombrío que el de la isla vecina, aunque será aquí donde cuente con aliados entre la población local como la Marquesa, quien le abre las puertas de su hacienda Los Cisnes.

En la versión original del largometraje, y en concreto en la parte tinerfeña, los protagonistas además de hablar en inglés pronuncian un español macarrónico con los naturales del lugar, naturales cuyo español resulte igual de macarrónico y con sospechoso acento anglosajón por mucho sombrero mexicano que lleven sobre la cabeza y el maquillaje haya tiznado de negro sus rostros.

En este aspecto, no se diferencia gran cosa esta película de otras tantas que se rodaron aquellos mismo años, una fecha fundamental en el cine norteamericano porque andaba un poco tocado por los efectos devastadores de la crisis del 29. Eso explicaría el mensaje tanto literario como cinematográfico de Gran Canaria: el amor vence cualquier tipo de adversidad. Incluso a la muerte.

La película que dirige el también actor Irving Cummings fue una producción de Jesse L. Lasky para la Fox y, como ya se ha comentado, no se rodó en Canarias imagino que por razones de presupuesto. Los paisajes pues están recreados en estudio, aunque de tanto en tanto se incluyen imágenes reales probablemente cogidas de algún documental de aquellos años.

El filme, en contra de la novela, sí que se caracteriza por sus disparates geográficos. El más llamativo es el que ubica al Teide en Gran Canaria, un error que desató una agria polémica en la comunidad canaria establecida en la Cuba de aquellos años, leo en el catálogo de la Filmoteca Canaria Rodajes en Canarias, (1896 – 1950). Se representan además a los habitantes de ambas capitales canarias como una fauna de vagos a los que les gusta cantar y que los dejen en paz. Gente sencilla y aparentemente feliz, lo que explica el desorden de sus calles transitadas por hombres y mujeres con piel morena.

Sin embargo, y al margen del envoltorio, la película Gran Canaria si se analiza desde un punto de vista estrictamente cinematográfico sí que cuenta con sobresaliente interés. La fotografía, que firma Bert Glennon, está notablemente influenciada por el  expresionismo alemán, por lo que se mueve muy bien cuando remarca las sombras y se huye de otra luz. El trabajo de los actores que forman el reparto lo hace además muy bien, aunque vistos hoy llamen la atención por cómo gesticulan, aunque hay que recordar que las carreras artísticas de la mayoría de ellos procedía del cine mudo.

De hecho, la cinta está protagonizada por toda una estrella de aquellos años: Warner Baxter, así como por la encantadora Magde Evans, entre otros. El guión está firmado por Ernest Pascal, quien adapta con bastante fidelidad el original literario, y pese a que cómo producto de entretenimiento tanto el libro como la película no hayan sabido envejecer demasiado bien, insistimos que como curiosidad vale la pena recuperarla e incluso, si se perdonan los deslices que salpican su metraje, disfrutar con este clásico viejuno del cine.

Recomendamos, a modo de punto y final, la lectura que sobre la novela y el filme hicieron en su momento Carlos Platero Fernández y Gonzalo Pavés con los títulos de  La Playa de Las Canteras en la novela inglesa: Gran Canaria y Grand Canary: el viaje imaginado de la Fox, respectivamente.

NOTAS:

(1) Los fragmentos de la novela Gran Canaria que se reproducen en este texto están sacados de una edición del Círculo de Lectores, 1965. La traducción es de Joaquín Urnieta.

El Escobillón.com agradece a la Filmoteca Canaria el préstamo del largometraje Gran Canaria para la elaboración de este artículo.

Saludos, el cielo está azul, desde este lado del ordenador.