Archive for Septiembre, 2016

La venganza es mía

Lunes, Septiembre 19th, 2016

Si se realizara una encuesta entre los escritores que se han especializado en novela policiaca prácticamente seguro que la mayoría de ellos conoce el nombre de Mike Spillane y su más famoso criatura literaria, el detective privado Mike Hammer.

Mike Spillane representa el ala derechista de la literatura negra y criminal porque sus novelas están protagonizadas por hombres rabiosos e individualistas, agentes que tienen al gatillo fácil y pese su rudeza, acaban casi noqueados en los brazos de mujeres que en sus historias son buenas o malas, sin términos medios.

Y es que parece que Mike Hammer siente complacencia cuando liquida a los malos. En Mi pistola es veloz, quizá uno de sus títulos más conocidos junto a Yo, el jurado, el detective privado amigo de la policía y enemigo declarado de la delincuencia, se ríe sardónicamente, casi con la misma risa histérica de Richard Widmark en El beso de la muerte, cuando en la novela el detective privado termina por arrojar a las llamas a uno de sus oponentes, lo que hace pensar en su salud mental.

Mi pistola es veloz se inicia cuando Hammer encuentra en un garito a una prostituta que se convierte en su amiga. Como las amistades de Hammer no suelen llegar a la tercera edad, la mujer se suicida, pero lo del suicidio hace pensar al héroe que hay gato encerrado, y que una o varias personas la asesinaron mientras hacía la calle con el fin de hacer pasar el crimen como un suicidio.

La venganza, más que la trama policial, es la herramienta que Mike Spillane explota en sus novelas. Este hilo argumental vuelve a emplearlo en Mi pistola es veloz, una novela que pese a que hoy pueda parecer políticamente incorrecta sabía entonces y ahora moverse muy bien en agitadas y profundas aguas de lo negro y criminal.

No hay florituras de estilo, ni romanticismo en sus historias. Sus relatos son directos y casi todos ellos comienzan tras la muerte violenta de un buen amigo o una buena amiga que lleva a su protagonista a recorrer los bajos fondos de la ciudad así como, ocasionalmente, los barrios altos.

No tiene Hammer, en contra de otros compañeros de oficio, una mala opinión de la policía. De hecho, la misma policía colabora con él para que resuelva casos utilizando métodos poco ortodoxos. Sí se le puede achacar el nerviosismo con el que están escritas estas historias, y que apenas se preocupe en dotar de sustancia a sus personajes.

Ninguno de ellos cuenta con el acabado con el que solía cerrarlos grandes del género como Raymond Chandler, por poner un ejemplo, cuyo investigador privado Philip Marlowe se encuentra en las antípodas de Mike Hammer. Si el primero es un sentimental, el segundo es un semental que saca la pistola cuando escucha esta misma palabreja. Y el caso es que sentimental lo es, sobre todo si se lee con la perspectiva de un lector del siglo XXI e iniciado en la novela negra.

Novelas donde lo que importa es la acción, no dejar con resuello al público, las historias de Mike Spillane se leen con facilidad porque no pretender ser rompecabezas de misterio, ni críticas cerradas contra el sistema y los órdenes que lo protegen en la selva urbana.

Esos temas son demasiado profundos para un escritor que escribe con la misma furia de un toro, y como un toro al que le gusta que lo toreen mientras embiste para un lado y para el otro.

Por este motivo, escoger cualquier novela de Mike Spillane es una invitación no al puzzle policial y sí a la violencia. Una violencia que resulta en ocasiones muy sórdida y gratuita.

Un dato curioso para los que han seguido la trayectoria de este escritor militante, amigo de sus amigos y el chico de la clase al demostrar que fue uno de los primeros detectives privados de la historia en apretar el gatillo y preguntar después fue a Hammer. Un personaje que cuenta con regulares y eficaces adaptaciones al cine como Kiss Me Deadley, protagonizada por Ralph Meller, quien interpreta a Mike Hammer en su todavía más convincente retrato.

El mismo Spillane interpretaría a su criatura más famosa en Cazadores de mujeres (Roy Roland; mientras que en los años noventa dio origen a una serie de televisión con Stacy Keach, que se hizo muy popular en España. Además de Hammer, Spillane escribió novelas ferozmente anticomunistas, muchas de ellas protagonizadas por el agente Tiger Mann; cómics y dos novelas de ambiente marinero para el público joven como son El día que el mar se retiró y El buque que nunca existió.

Saludos, game over, desde este lado del ordenador.

¡Aleluya!

Viernes, Septiembre 16th, 2016

Entonces veía las películas tirado en el suelo y con la vista fija en la pantalla del televisor. Vivía en una feliz burbuja que me animaba a ver cine en blanco y negro y a unas horas de la noche que comenzaban a hacerse tontamente rutinarias. 

Si hay dos películas del cine mudo que me tragué entonces sin rechistar frente al televisor fueron El gran desfile (1925) y El mundo marcha (1928), ambas dirigidas por King Vidor, un cineasta que no suele reivindicarse como Ford, Hawks y Hitchcock, pero un igual entre esos grandes hombres que hicieron del cine un espectáculo inteligente y para todos los públicos.

Lo insólito del caso es que las perspectivas que me despertaron siendo un adolescente acostado en el suelo se mantienen aún con la misma intensidad.

Llámalo capacidad de resistencia.

Que recupero al adolescente abducido por aprender.

¡Fuera las telarañas de la confusión!

La mente, ahora despierta, repesca en el ancho mar de la nada dos obras que continúan despertándole preguntas y cierta emoción por la tristeza.

Con el paso de los años me di cuenta que El gran desfile además de ser la mejor película bélica de todos los tiempos, es la historia de un hombre corriente al que las circunstancias llevan a vivir el infierno en la tierra.

Y de infierno en la tierra habla también Y el mundo marcha, que es la crónica de cómo pierde el entusiasmo su protagonista cuando revientan delante de sus ojos todos los sueños…

Las dos películas cuentan la misma cosa, aunque los espacios en los que se desarrollan resulten aparentemente opuestos: el frente de batalla y una ciudad, Nueva York, como selva urbana. Esa cosa es la ingenuidad, vivir en una plácida ignorancia hasta que la realidad anuncia abruptamente su llegada ya que siempre estuvo ahí.

O aquí.

Estas dos películas tienen vida, e historias que alimenta la poderosa epidermis que las conservan tan clásicas y actuales.

Vidor recuerda en su autobiografía que tras el estreno de Y el mundo marcha, James Murray, su actor protagonista, desapareció sin dejar rastro.

El cineasta lo encontró tiempo después como un vagabundo alcoholizado. Hablaron y lo invitó a un restaurante donde le preguntó si era capaz de ponerse en forma y dejar la bebida para ofrecerle un papel en su próxima película.

Cuenta que James Murray le contestó: “Solo porque te paro en la calle y te pido un poco de dinero piensas que puedes decirme lo que tengo que hacer. Por lo que a mí respecta te puedes meter tu cochino dinero donde te quepa”.

Y James Murray se levantó y se fue. Vidor dice que no lo volvió a ver nunca más.

Vuelvo a El gran desfile y Y el mundo marcha y, ya digo, me reencuentro con unas emociones que no han dejado de estar latentes pese al esfuerzo de evitarlas para mantener la cómoda memoria del pez.

Y es que el mundo, como lo retrata El gran desfile y Y el mundo marcha, se desmorona y no deja de observarte como un rostro más entre la multitud.

Saludos, la confianza no da asco, desde este lado del ordenador.

TEA acoge la exhibición de ‘Solo se vive una vez’

Miércoles, Septiembre 14th, 2016

TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este jueves, 15 de septiembre, a partir de las 20 horas, la exhibición del cortometraje Solo se vive una vez (2016), un trabajo que dirige Desiree Ramos y Cely Valeriano.

La  proyección forma parte del proyecto Ópera Prima Canarias, a través del cual se apoya a cineastas que están dando sus primeros o segundos pasos en el mundo audiovisual. La entrada a esta proyección es gratuita hasta completar el aforo de la sala y previa retirada de las invitaciones en la taquilla del centro.

Intervienen en el cortometraje Elena Navarro, Fernando Navarro, Aharon Sancho, Cely Valeriano, Nina Peña, Mari Carmen Cruz, Beatriz Elías, Carmen Rosa Alfonso, Daniel Molina, Desiree Ramos y Luz Pilar García.

Solo se vive una vez tiene una duración de diez minutos y en su guión participaron Carmen Rosa Alfonso y Daniel Molina. Luis Adern se ocupó de la fotografía.

El cortometraje se centra en la figura de María, una mujer que se encuentra con la posibilidad de realizar su sueño, pero su educación y la forma de ver la vida de sus hijos lo harán peligrar.

Saludos, hijos de la noche, desde este lado del ordenador.

“Está en Tenerife con otras chicas”

Martes, Septiembre 13th, 2016

“He encontrado a Amy, decía el mensaje.

Boxer llamó a Mercy de camino a a la limusina de Frank D’Cruz, que los esperaba en la salida del hotel para llevarlos a casa de Isabel Marks, en Kesington.

- Está en Tenerife con Karen y otrras chicas –le explicó Mercy–. Coge un vuelo de vuelta esta noche.

- ¿Y qué coño hace allí?

- Sol y playa. Clubes y bares. ¿Qué otra cosa va a hacer un grupo de chicas en Tenerife?”

(Pena capital, Robert Wilson. Traducción: V. M. García de Isusi, colección Serie Negra, RBA)

Emilia Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós: “ratoncito mío”

Lunes, Septiembre 12th, 2016

La editorial digital Hora Antes presenta Cartas de amor clandestino (y pública amistad) en la que se transcriben las cartas que Emilia Pardo Bazán envió a Benito Pérez Galdós enriquecida con notas e hiperenlaces para quienes quieran profundizar en aspectos concretos de esta relación.

Ocho años más joven que Galdós, en las primeras cartas Pardo Bazán se dirige al autor de los Episodios nacionales mostrando el respeto y la admiración por el escritor ya consagrado. “Muy ilustre amigo y maestro”, le escribe en abril de 1883 aunque eeis años más tarde las notas y cartas que se cruzan de forma clandestina comienzan ahora con un “Miquito amado”, “Ratonciño mío” o “Miquiño mío del alma.”

Esta publicación electrónica contiene además de las cartas que se conservan de Pardo Bazán a Benito Pérez Galdós, una copia digital de los originales ya que, desgraciadamente, solo se conocen las cartas que ella le dirigió a él. Las cartas de Benito a Emilia nunca se encontraron y se sospecha que fueron destruidas por orden de Carmen Polo de Franco junto a la correspondencia de otros intelectuales de la época como Menéndez Pelayo, Lázaro Galdiano, Blasco Ibáñez, Giner de los Ríos, Leopoldo Alas, Zola o los hermanos Goncourt, entre otros.

La edición que presenta ahora de estas epístolas Hora Antes cuenta con una introducción de María Eugenia de la Nuez en la que se sitúa al lector, profano o iniciado, en la vida, obra y época de los protagonistas de estas cartas.

Durante un viaje en tranvía

Viernes, Septiembre 9th, 2016

Durante un viaje en tranvía me encontré hace unos días con un desconocido de aspecto cadavérico que me preguntó muy educadamente si tenía un céntimo. Le dije que no mientras me contaba que no tenía agua en su casa porque se le habían roto las cañerías y que necesitaba llamar a alguien. Antes de bajarse en una parada me entregó un cuadernito que recogí por inercia. 

No se despidió.

El cuadernito, de tapas amarillas, consta de nueve páginas y lo que está escrito en trazo grueso y bolígrafo azul es el enigmático contenido que reproducimos a continuación.

El payaso lo despierta y abre los ojos al fin de los tiempos lo que le produce ácidez de estómago y que la bilis le queme la garganta.

Las cartas del Tarot tampoco le dictan nada y lee los libros que caen en sus manos porque es un lector compulsivo que busca, cada vez con más desespero, un libro que lo aisle de la realidad durante un rato. No le pasa con lo que más que degustar, devora últimamente. Novelas y ensayos que pasan y se olvidan con rapidez. 

Le aburre, para escándalo del infante, seguir las películas de estreno porque las que observa son millonarias basuras que contempla rodeado de un público iluminado que está más preocupado en beber su refresco y chupar golosinas…

Entiende entonces que las evasiones que han contribuido a que sobreviva ya no le estimulan como antes.

Un estímulo que apenas se despierta cuando ve series de televión porque sabe que ninguna de ellas va a mitigar el impacto que en su día recibió –una afortunada bofetada espabílate– con Hacerse malo.  

Es consciente, quizá peligrosamente, que esto se acaba, y que el tiempo es una broma macabra.

Que es un chiste que está rodeado de otros chistes, algunos realmente hilarantes y otros para darles de comer aparte.

Se levanta mientras el payaso, detrás de su espalda, le engatusa con malabarismos de feria y trucos que no tienen nada de magia, y se acerca a  la puerta de la calle que tiene todos los fechillos puestos y abre y sale y recibe una cachetada de calor pegajoso que le hace sudar como un puerco y da un paso y otro más y termina caminando sin rumbo fijo por las calles de una ciudad tan difícil, que solo puede pasearse arriba y abajo. Y abajo y arriba pero que apenas tiene temblor.

Ese temblor que golpea su pecho y que ahora está empeñado en pararse.

Descubre cuando llega a la plaza que el payaso no está por ningún lado y que quizá lo demás no cuenta.”

Desde entonces y en cada uno de los viajes del tranvía que realizo, voy con la esperanza de toparme con el tipo cadavérico pero hasta la fecha ha sido inútil. El otro día, sin ir más lejos, me bajé en la misma parada que él y recorrí las calles de aquel barrio que pertenecía a mi ciudad y que no  había visitado.

Pensé durante unos momentos que estaba en otro lugar y en otro país pero la realidad pudo contra la fantasía.

Ni rastro, además, del tipo cadavérico.   

Saludos, ¿y?, desde este lado del ordenador.