Archive for Diciembre, 2016

Antonio Martín Sosa, premio de Relato Corto Isaac de Vega

Miércoles, Diciembre 21st, 2016

Antonio Martín Sosa obtiene por su relato Finas hierbas el Premio de Relato Corto Isaac de Vega, dotado con 2.000 euros. Con una dotación de 1.000 euros, el 2º Premio recayó en Continuidad de los padres, obra de Manuel Iván Pérez.

El jurado de esta edición estuvo formado por Víctor Álamo de La Rosa; la profesora de Filología en la ULL, Belén Castro Morales y Silvia García, ganadora del Premio de Novela Benito Pérez Armas CajaCanarias 2012.

Saludos, se abre el telón…, desde este lado del ordenador.

Nos hacemos ecooooooo

Martes, Diciembre 20th, 2016

* Mario Domínguez Parra traduce para Ginger Ape Books & Film y en la colección Thompson & Thompson la novela Almas rotas, de Nikos Kazantzakis. Como escribió el autor de la obra, Almas rotas es la historia de “aquellos que quieren y no pueden. Sus deseos, deseos de águila, y sus alas, alas de mariposa. De Orestis, que desperdicia su juventud en quijotescos alabartrastazos; de Jrisula, a la que es imposible soportar por mucho tiempo el espectáculo de la vida; y de Gorgias, que navega a la deriva por mundos hermosos pero inexistentes”.

* Las novelas La hornacina y Tilde, del escritor José Rivero Vivas, se presentan este jueves 22 de diciembre y a las 19 horas en la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), ubicada en la calle Robayna, en Santa Cruz de Tenerife. José Rivero Vivas estará acompañado por escritor y periodista Ánghel Morales y por el también escritor Daniel María.

* TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge el estreno del documental La carrera de sus vidas, realizado por Jaime Ramos Friend y con música del timplista Germán López. Esta película recoge los momentos claves del ultra maratón solidario que realizó en India el corredor canario Juan Manuel Viera el pasado mes de febrero. El trabajo se exhibe el miércoles, 21 de diciembre, a partir de las 20 horas.

Saludos, ecooooo, desde este lado del ordenador.

‘El camino’, según Mel Gibson

Lunes, Diciembre 19th, 2016

Mel Gibson, he ahí al hombre, es un cineasta que al margen de su carrera como actor y director, levanta entre los aficionados pasiones y odios desatados. Ha logrado, y sin que nadie lo invitara, pertenecer a ese club tan exclusivo que solo admite a tipos y tipas extravagantes y como a Mel Gibson se le quiere o se le odia sin términos medios, que no deja indiferente a nadie, lo han ubicado en esa especie de purgatorio en la tierra donde quieren que pagues por los pecados de los demás hasta que suene la campana y te lleven los ángeles y demonios al otro barrio.

Mel Gibson encarna además al prototipo de americano que ha subido a lo más alto (el cielo que da la fama y el reconocimiento, por ejemplo) para descender a lo más bajo (el infierno del alcohol y la juerga diaria, por ejemplo) y volver a recuperarse aunque en su caso algunos no le perdonan ser quién es y que se mantenga fiel a quién es.

Como cineasta, Mel Gibson cuenta con una trayectoria de interesantes películas. Se puso delante y detrás de las cámaras en la intimista El hombre sin rostro y propuso una nueva versión de Espartaco pero en clave nacionalista en Braveheart.

Selló el pacto con su fe, la católica, en la sorprendente La pasión de Cristo y más tarde dio el do de pecho en la que, a nuestro juicio, es su mejor película hasta la fecha, Apocalypto, un sobresaliente filme de aventuras en la que se muestra el choque de civilizaciones.

Hasta el último  hombre es su nuevo trabajo cinematográfico y para alguien que debe de tener El camino, pero no el de Jack Kerouac sino el de José María Escrivá de Balaguer como libro de cabecera, la película es una fusión perfecta entre el cristianismo que respiraba La pasión de Cristo con el paganismo que rezumaba Apocalypto, señas que revelan la identidad que va tomando el cine de un director al que le gusta el exceso –y no se corta un pelo en colar mensajes de un radicalismo desarmante–  y que entiende que el mundo se divide entre buenos y malos. Su cine gira además en torno al significado de la palabra sacrificio y hasta dónde somos capaces de sacrificarnos por los demás. A darlo todo, no admite su creencia en términos medios, por los demás.

¿Cómo alcanzar esa perfección? Mel Gibson nos cuenta en Hasta el último hombres como en La pasión de Cristo y Braveheart y Apocalypto, que a su manera son también relatos sobre el sacrificio, que el único camino para llegar a esa perfección, a esa entrega de corazón, es a través del sufrimiento.

Basada en una historia real, y casi como si recogiera el testigo de aquellos relatos cristianos a lo Vidas ejemplares, el protagonista de la película, Desmond T. Doss, es un héroe atípico en las películas bélicas porque no toma colinas ni acaba con un batallón de enemigos.  No, él intenta salvar a sus camaradas heridos de una y otra trinchera del campo de batalla porque es un soldado, un soldado sanitario que se ha negado a llevar un arma.

Mel Gibson es un cineasta que siente una extraña adicción por mostrar la violencia en sus películas. Lo comprobamos en La pasión de Cristo, conta en la que visualiza con descarnado realismo el sufrimiento de Jesús a manos de los romanos y en Apocalypto el que padecieron las tribus indígenas que sucumbieron ante los mayas.

Ahora, en Hasta el último hombre, escenifica y con notable alto, por cierto, una guerra en la que el enemigo –los japoneses porque Desmond T. Doss fue destinado al frente del Pacífico– no tiene identidad salvo que es el enemigo. Un enemigo al que hay que exterminar porque, objetivamente, esa campaña fue una operación de limpieza isla por isla, territorio a territorio y en la que no hubo respeto al contrario, aunque Mel Gibson muestra en unos breves segundos la ceremonia de suicidio ritual de un oficial nipón cuando todo está perdido para su ejército.

Lo insólito en todo caso de un filme como Hasta el último hombre tras su estreno en España es el debate que ha suscitado entre los seguidores y detractores del cineasta y también actor.

Cada uno de esos comentarios, los que está a favor y en contra, coinciden en resaltar la recuperación de un hombre que aún arrastra su cruz, pero poco o nada de una película que tiene cierto sabor a clásico y un mensaje, al fin y al cabo, profundamente pacifista aunque no antibelicista y mucho menos antimilitarista. De hecho, el ejército se muestra como un complejo entramado de normas que ha sido diseñado para que los hombres aprendan a matar por su país. La clave del largomentraje es cómo resulve y muestra la integración de un objetor de conciencia en esa estructura tan rígida. Y como llega a ser un héroe en la batalla sin disparar un solo tiro.

De esta pasta se forjan los héroes de Mel Gibson. Y lo desconcertante es que se tratan de héroes reales, que son de carne y huesos. Hombres (atención al trabajo de Andrew Garfield) y mujeres (atención al trabajo de la actriz Teresa Palmer) capaz de darlo todo por los demás. Y dicho así, en estos tiempos que corren, es más que un mérito todo un milagro.

Saludos, cielo azul celeste, desde este lado del ordenador.

María Isabel González Espino y Pilar Blanco Herráiz, premio de Cuento infantil y Juvenil Fundación CajaCanarias

Viernes, Diciembre 16th, 2016

María Isabel González Espino y Pilar Blanco Herráiz han obtenido el premio de Cuento infantil y el de Cuento juvenil, respectivamente, por El mejor astronauta del mundo y El boleto. Estos premios están dotado con 1.500 euros y son  organizados por la Fundación de CajaCanarias.

María Isabel González Espino, natural de Gran Canaria, es profesora de Educación Primaria y, con El mejor astronauta del mundo, se estrena en un concurso literario. Pilar Blanco Herráiz también es primeriza en cuanto a participar en certámenes de cuentos, si bien obtuvo el primer premio en el III Concurso de relato corto organizado por el IES Tegueste.

(*) En la imagen Pilar Blanco, premio  de Cuento Juvenil

Saludos, enhorabuena alas ganadoras , desde este lado del ordenador.

Prestad atención

Miércoles, Diciembre 14th, 2016

* La Biblioteca de TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge el viernes 16 de diciembre la presentación “a dos manos o cuatro voces” de Sinfonía de la sombra blanca y Las transmisiones, de Fermín Higuera y Rafael-José Díaz, respectivamente. El acto, que comenzará a partir de las 20 horas, será introducido por Yaiza Afonso Higuera y lleva el nombre genérico de La espada en el ágata, presentación a dos voces.

* Conocido por sus libros de cine, y en especial los que ha dedicado al cineasta Woody Alen, Jorge Fonte se estrena ahora como escritor con Natalia y otros relatos solo para adultos (Ediciones Idea, 2016). Fonte firmará ejemplares del libro de 11 a 13 horas el sábado 17 de diciembre en la Librería La Isla, en Santa Cruz de Tenerife.

* Villablanca, dos calles que dan al mar, de Matilde Magdalena Coello, se presenta este viernes a las 19 horas en el salón de actos de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), en Santa Cruz de Tenerife. Intervendrán junto a la autora Cirilo Leal y Ánghel Morales.

* El sábado, día 17 de diciembre, la Asociación de Cineastas de Canarias Microclima hará entrega del Primer Premio Microclima a la Asociación de cine Vértigo, por su trabajo en pos de la promoción y la difusión de la actividad cinematográfica en Gran Canaria. El acto tendrá lugar en el Palacete Rodríguez Quegles de Las Palmas de Gran Canaria a las 17 horas y contará con las intervenciones de Víctor Moreno (Microclima) y María Victoria Pérez Afonso (Vértigo).

* Rebeca Rodríguez Pulido obtiene el primer premio en narrativa y el primer premio en fotografía en el III Certamen de Narrativa y Fotografía que anualmente convoca la fundación José Clavijo y Fajardo y el Ayuntamiento de Haría.

Saludos, sol, sol, sol, desde este lado del ordenador.

Demasiados cadáveres en los armarios

Martes, Diciembre 13th, 2016

A punto de cerrar el año lo hacemos con la lectura de una novela que a nuestro juicio encaja y muy bien con calificativos como imprevisible y desconcertante. Cabría también lo de monumental, por su número de páginas, número que quizá pueda echar para atrás a más de un lector, y que si bien ralentiza las historias que en ella se cruzan –es muy difícil manejar con agilidad y recursos los tiempos muertos– al final se terminan por absorber porque El santo al cielo (Editorial Dos Bigotes, 2016), de Carlos Ortega Vilas, augura ser el primer volumen de una serie protagonizada por Aldo Monteiro, inspector jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos de la Policía Nacional, y el teniente Julio Mataró, teniente de la Guardia Civil.

Estamos ante una novela que más que negra apuesta por el suspense. Luego quien busque síntomas de crítica social, retrato de los barrios altos y bajos, algo de existencialismo urbano, desamor y soledad y ese peculiar sentido de la justicia que despliegan los protagonistas de un género que hizo grande escritores como Dashiell Hammett o Raymond Chandler, que no se llamen a engaño porque nada más iniciarse el relato primero se sospecha y más tarde se confirma que si algo negro tiene El santo al cielo son las pistas falsas que salpican la historia y algún cadáver que despiertan a esos fantasmas que se creían bien guardados en los armarios. La novela es, en todo caso, un intento por mezclar literatura negra y criminal con la de misterio que suscita la aparición de un cadáver en una habitación cerrada.

Este género lo cultivó con gran éxito de público escritoras, más que escritores, como Agatha Christie y Ann Perry en la actualidad, ésta última con un punto más sórdido que la respetable dama del crimen británico, y exige una arquitectura casi matemática en cuanto a diseño del caso (y cuanto más aparentemente caótico mejor) así como de los personajes, que son al final los factores que actúan en la operación y en el cálculo de este tipo de literatura.

Como en toda novela de misterio que se precie (y en las negras y criminales también) Carlos Ortega Vilas presenta a una pareja protagonista que funciona y tiene química. Así que su Holmes y doctor Watson, su Poirot y capitán Hasting, se apellidan Monteiro y Mataró, y cada uno de ellos tiene si se quiere observar así, su debilidad y su fortaleza.

Aldo Monteiro es un experto en santos. Los conoce a todos. Esta manía sirve al autor de la novela para introducir un elemento humorístico que es otro de los hallazgos de un libro al que se le puede censurar su extensión aunque no su ironía y una impecable galería de secundarios que, como marionetas, actúan en esta a ratos divina comedia negra.

Otro personaje en El santo al cielo es Silvia, un carácter que también tiene sus defectos o virtudes, según se mire. Y un muerto que aparece al principio, Orion Dauber, que introduce a los protagonistas para desarrollar y justificar, claro está, una investigación policial que, como marca la tradición, se complica. Y se complica hasta decir basta.

Es en ese basta donde nace una de las críticas más directas que hacemos a una novela que hubiera resultado más redonda e intensa con un recorte de páginas. La idea que defendemos es que en ocasiones, y aunque cueste creerlo, el tamaño no importa.

Con todo, El santo al cielo es una novela original y subyace en ella un notable sentido de la comedia que se combina con ironía. Además,  está muy bien escrita y no tiene nada que ver con su sombrío primer libro, Tuve que hacerlo y otros relatos (Baile del Sol, 2015), lo que pone de manifiesto que estamos ante un escritor de variados registros.

El santo al cielo debe de entenderse así y pese a su extensión, como una corriente de aire fresco dentro de la novela policial que se escribe hoy en España.

Saludos, se acerca la Navidad, desde este lado del ordenador.