Archive for Julio, 2019

Un jueves muy especial

Miércoles, Julio 10th, 2019

El templete de la Farola del Mar, en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, acogerá este jueves, 11 de julio y a las 20 horas, un acto de homenaje a Alfonso Delgado que coincide con la segunda edición de su novela Queda la broza (Canarias3puntocero, 2019), y que publicó antes de que la muerte se lo llevase a finales de enero de este año. En este tributo participarán la alcaldesa de la capital tinerferña, Patricia Hernández, el presidente de Puertos de Tenerife, Pedro Suárez y el escritor Vicente Molina Foix. Queda la broza se ambientada en un Santa Cruz de Tenerife de principios del siglo XX, “cuando la ciudad aún miraba al mar, y en un trepidante y surrealista París”.

La librería Agapea recibe este jueves al escritor Manuel Jabois, quien presentará a partir de las 19 horas, la novela Malaherba (Anagrama, 2019). Jabois intervendrá acompañado del epriodista y escritor Juan Cruz. Malaherba “es un ceñido relato de infancia. Nada le distrae a Jabois de recuperar las experiencias de unos niños de alrededor de diez años que cursan EGB. El propósito de condensar la historia le lleva a destacar unos pocos personajes en torno a dos familias. Una incluye al auténtico protagonista y narrador, Tambu, y a su hermana Rebe. La otra, que proporciona cobijo a la primera en las varias ocasiones en que ésta pasa por dificultades, reúne también a dos hermanos, Elvis y Claudia”, destaca un artículo publicado en la edición digital de El Culturañ. .

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Una presentación y a los pies de Galdós

Martes, Julio 9th, 2019

* TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge este martes, 9 de julio y a las 18 horas, la presentación del nuevo libro de relatos del poeta tinerfeño Francisco León, Reptil con piel de jade (Ediciones Franz, Madrid, 2019).El acto de presentación de este trabajo contará con la presencia de los escritores Bruno Mesa y Daniel Bernal y del propio autor.

El libro reúne cinco relatos “formalistas e introspectivos” y todo ellos, se dicer en una nota informativa, “comparten una mirada perspicaz y un ritmo hipnótico”.

* El sábado pasado, 6 de julio, se presentó en el parque del Buen Retiro en Madrid y junto a la estatua de Benito Pérez Galdós la novela El gran amor de Galdós (Ediciones La Palma, 2019), del escritor y periodista Santiago Gil. Acompañaron a su autor los literatos José Esteban y J.J. Armas Marcelo. Entre los asistentes se encontraban Anelio Rodríguez Concepción, Domingo Villar, Juan Carlos Chirinos, Nicolás Melini (editor de la novela), la periodista Adriana Bertorelli, la montadora de cine Cristina Otero Roth, el secretario de ASALE Francisco Javier Pérez, la directora del Museo Insular de La Palma Isabel Santos, el conservador del Museo del Prado José de la Fuente, la periodista Sonia Sánchez y Soledad Santana, doctora e investigadora en Derecho Constitucional Europeo.

Saludos, mirando al firmamento, desde este lado del ordenador

Andrés de Souza: “La historia de la Universidad de La Laguna se vincula a la de los Nava-Grimón”

Lunes, Julio 8th, 2019

Entre las familias canarias con apellido destaca en la isla de Tenerife la de los Nava-Grimón, entre otras. Descendiente de esta familia, Andrés M. de Souza Iglesias era uno de los más indicados para escribir sobre ella pese a que el libro que ahora presenta, Los Nava-Grimón. Referentes de la Ilustración en Canarias. Origen y descendencia (Cultania Libros, 2019) tiene su origen en una exposición y en una necesidad, explica, de hacer justicia sobre su enorme legado en el archipiélago.

- ¿Cuál es el origen del libro?

“Era un proyecto latente desde hace años pero la decisión de materializarlo se produce a raíz de la exposición Los Nava-Grimón que en 2017 tuvo lugar en la Real Sociedad Económica tinerfeña. De la misma no se editó catálogo lo que me incitó a afrontar y organizar el trabajo que tenía en la mente y en muchas notas recopiladas a lo largo del tiempo, integrando en el mismo alguno de los paneles de aquella muestra. Mi pretensión era dar respuesta de una manera sencilla, ordenada y con rigor, al devenir de la esta familia, poniendo énfasis en aquellos hechos y acciones que han posibilitado que su proyección haya permanecido hasta la fecha. Asimismo trasladar a la sociedad un mensaje de responsabilidad social, inquietud intelectual y amor a la patria del que fueron ejemplo aquellos que pusieron su fortuna y cualidades personales al servicio de la misma”.

- ¿Por qué Referentes de la Ilustración?

“Porque no estamos analizando el carácter ilustrado de una persona. Se suele tomar como elementos representativos de la Ilustración canaria al V y VI marqués de Villanueva del Prado, pero no comparto esa acotación temporal. La Ilustración es un movimiento que se gesta en la República Holandesa e Inglaterra donde adquiere su consolidación. Se difunde en toda la Europa de entonces a lo largo de los siglos XVII y XVIII, con unos rasgos definitorios que podemos situar en la filosofía materialista, secularización, libertad individual, democracia, tolerancia, igualdad y el progreso intelectual y social. Son los padres y abuelos de don Tomás de Nava- Grimón, V marqués del título, los que propician su desarrollo e inquietudes intelectuales dotándolo de una sólida formación marcadamente europeísta que él a su vez transmite a sus descendientes, de ahí deriva el subtítulo del libro”.

- ¿De dónde procedían ambas familias y desde que año llegan a Canarias?

“Jorge Grimón llega a la península procedente de Namur, en Valonia, una región que pertenecía al ducado de Borgoña que hoy está integrado en Bélgica. Disponiendo de espingarderos participa como capitán en la toma de Alhama de Granada, al servicio de la reina Isabel I de Castilla, en esa campaña conoce a Alonso Fernández de Lugo que le invita a participar en la conquista de Tenerife. En 1494 Íñigo de Mendoza, primer Virrey de Granada, le expide patente de nobleza con libertad de movimientos por lo que en 1495 se desplaza a Tenerife con su tropa para poder culminar la conquista. Alonso Vázquez de Nava nació en Jerez de los Caballeros y fue hijo de Álvaro Vázquez de Nava, caballero de la Orden de Santiago, miembro de la ilustre Casa de Nava en Asturias. Se estableció en Tenerife en 1525, con 29 años, después de haber participado en la conquista de Granada. Era capitán de infantería y fue amparado con Caballero Noble Hijodalgo en 1537. El emperador Carlos V, en 1539, le autoriza con su esposa Beatriz de la Guerra, a fundar Mayorazgo de su Casa, imponiéndoles el apellido y armas de Nava. Un nieto de Alonso con el mismo nombre, el 10 de enero de 1600, contrae matrimonio con Antonia Grimón y Hemerando, nieta del conquistador Jorge Grimón. Al fallecer sin descendencia los hermanos varones de ésta, se integran en la Casa Nava los mayorazgos de la Casa Grimón, quedando a partir de entonces unidos ambos apellidos”.

- Jugaron un papel destacado en la conquista de Tenerife.

“Lo tuvo destacado el capitán Jorge Grimón, que acepta la propuesta del Adelantado de integrarse en la conquista de la isla y asumir en 1495 la encomienda de reducir la comarca de Abona que hasta ese momento se resistía. Así lo hace, conquistando aquellas tierras del sur de la isla debido a la decisiva eficacia del fuego de sus espingardas”.

- ¿Qué otros hechos destacaría de la familia?

“Creo especialmente destacables aquellos hechos de armas que se orientan a preservar la integridad del Archipiélago y conservarlo unido a la Corona española, así cabe señalar la actuación de Tomás de Nava-Grimón, primer marqués de Villanueva del Prado para repeler el ataque a la plaza de Santa Cruz por la escuadra del almirante Robert Blake el 30 de abril de 1657. Posteriormente, su hijo Alonso interviene con sus milicias el 5 y 6 de noviembre de 1706 en la defensa de la plaza ante el ataque de la poderosa escuadra del contralmirante sir John Jennings y finalmente el VI marqués del título, como teniente coronel del regimiento de La Orotava acude con las tropas a su mando el 25 de julio de 1797 a responder al ataque de la escuadra del entonces contralmirante sir Horacio Nelson. Al margen, no podemos obviar que se debe al que luego fue Teniente General de la Real Armada, Domingo de Nava-Grimón y Porlier, entonces capitán, el documentado informe redactado en agosto de 1785 por encargo del Cabildo de Gran Canaria para emplazar un muelle en Las Palmas. Elige con notable visión la Isleta, hoy Puerto de la Luz, pese a la frontal oposición popular; finalmente se aprueba su propuesta por Real Cédula en 1788”.

- ¿A quiénes de los Nava-Grimón destacaría y por qué?

“No es sencillo contestar a esta pregunta, pero me ha impactado la gran personalidad de Tomás de Nava Grimón, primer marqués poseedor del título. Como jurista fue celoso defensor de los privilegios e inmunidades del antiguo Cabildo y de la buena administración de Islas, hasta el extremo de presentar ante la Corte denuncia de los atropellos y desmanes del Capitán General Alonso Dávila, en un amplio memorial de 36 capítulos que el polígrafo José de Viera y Clavijo califica: “pudiera servir de modelo de virilidad y energía para aquellos que se llaman al presente ciudadanos”. El resultado fue el cese de aquella autoridad. A su muerte el venerable Obispo de Canarias, Bartolomé García Ximénez, lamenta en un hermoso panegírico lo que significa su pérdida para el país”.

- No hay que olvidar la Tertulia de Nava.

“La Tertulia de Nava nace por iniciativa del V marqués de Villanueva del Prado, reuniéndose en su casa palacio de La Laguna. Constituyó una de las manifestaciones más evidentes del espíritu ilustrado, primero por la configuración intelectual de sus componentes, factor determinante para formar parte de la misma más allá del origen social. En segundo lugar por la variedad de los asuntos que trataban, sin olvidar la voluntad de aportar soluciones reformistas y prácticas para un mejor gobierno del Archipiélago. En tercer lugar por los resultados prácticos de sus propuestas. En aquella Tertulia se pueden situar los inicios del periodismo canario, con un marcado contenido político y social, y en sus debates se abarcan todos los problemas de aquel Siglo de la Luces, educación, reforma agraria, música, ciencia, literatura, historia dando lugar al magno proyecto de las Noticias de la Historia General de la Islas Canarias, del tertuliano Viera y Clavijo y al proyecto de instalación de la Real Sociedad Económica”.

- También fue importante su protagonismo en la introducción de los estudios universitarios en las islas.

“Sin la menor duda se puede considerar que tuvieron un papel decisivo y además con una constancia realmente encomiable para superar continuas dificultades; se implicaron personalmente en ello los titulares del marquesado tanto utilizando su influencia en la Corte como en el Vaticano y empleando cuantiosos recursos económicos para este fin. Se puede afirmar que la historia de la Universidad de La Laguna está directamente vinculada a la familia Nava-Grimón. Merced al patronazgo e impulso del II marqués de Villanueva del Prado, los frailes agustinos conciben el proyecto de transformar los Estudios del Convento de San Agustín en Universidad Literaria y el 4 de junio de 1701 se obtiene del Papa Clemente XI la bula Pastoralis Officii, que facultó a los estudiantes del convento agustino a que se les pudiera conferir el grado de bachiller, licenciado e incluso el de maestro o doctor. Frustrada posteriormente esta primera implantación, su hijo el III marqués continua apoyando el proyecto consigue obtener del rey Felipe V, la autorización pertinente en octubre de 1742 y del Papa Benedicto XIV el 27 de marzo de 1744, la bula Eternae sapientiae consilio, que dispone la erección en Universidad de los hasta entonces Estudios agustinianos de La Laguna. A partir de aquí todo fue un constante recorrido de supresiones, reinicios, suspensiones y refundaciones en un largo discurrir de casi dos siglos en los que la familia Nava-Grimón nunca cesó en su empeño de ver La Laguna como la ciudad universitaria de Canarias”.

- Alonso, VI marqués de Villanueva del Prado, tuvo un papel protagonista ten Canarias tras la invasión napoleónica de la península.

“Precisamente este es uno de esos hombres que debe destacarse tanto para la historia de Canarias como para la de España. Fue el presidente de la Junta Suprema de Canarias que asumió todos los poderes del Estado en el Archipiélago en nombre del rey Fernando VII que había sido forzado en Bayona a renunciar a la Corona de España en favor del emperador Napoleón I el cual a su vez, designó rey de España a su hermano José. La firme actitud de Alonso y los miembros de la Junta Suprema impidió no solo la ocupación por las tropas francesas de la Islas sino el reconocimiento del rey José I Bonaparte. La labor desarrollada por los junteros mereció el elogio del profesor Antonio Rumeu de Armas, director de la Real Academia de la Historia, al afirmar “…acometieron en plazo brevísimo una serie de reformas en materia de economía, agricultura, industria, comercio, finanzas etc. que acreditarán para siempre el nombre y la fama de sus propulsores”.

- ¿Cuáles son las obras que impulsaron y que aún se mantienen en las islas?

“Sin ánimo de ser exhaustivo señalaré tres obras que son indicativas del perfil de la familia que se estudia. Por impulso del rey Carlos III, se crea la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, cuyas personalidades fundadoras derivan de la Tertulia de Nava, siendo su primer director con carácter vitalicio Tomás de Nava-Grimón. Esta institución que fue la fuente nutricia de la Junta Suprema de Canarias pervive en la actualidad con plena actividad después de 242 años. Obra personal de Alonso de Nava-Grimón, VI marqués de Villanueva del Prado, debe considerarse el Real Jardín Botánico de Aclimatación de La Orotava, hoy en el Puerto de la Cruz, cuya realización se le encomienda por Real Orden de 17 de agosto de 1788 y al que la Corona otorga tal importancia que el VI marqués de Villanueva del Prado es nombrado director y superintendente con las mismas prerrogativas y honores que el correspondiente del Real Jardín Botánico de Madrid. Realiza la encomienda y lo mantiene a su exclusiva costa hasta su fallecimiento. La preocupación social y la importancia de la educación se pone de manifiesto en la creación del Patronato Nava de las Escuelas Católicas de La Laguna, en cuyo colegio Nava-La Salle se han formado muchas generaciones de alumnos desde su creación el 19 de febrero de 1912 hasta la actualidad. Además de lo señalado para la creación de la Universidad de La Laguna, cuando en 1845 la Reina Isabel II aprueba el Plan General de Estudios que suprime la Universidad de San Fernando, el VII marqués de Villanueva del Prado interviene decisivamente para que se asigne a La Laguna el Instituto de Segunda Enseñanza de Canarias consignado en dicho Plan, éste pervive actualmente en la calle San Agustín. Asimismo fue decisiva la intervención del VI marqués, junto con la del confesor del rey Fernando VII, Cristóbal Bencomo, en la erección de la Diócesis Nivariense, dividiendo el ámbito territorial del hasta entonces Obispado de Canarias”.

- ¿Cómo son recordados los Nava-Grimón en la actualidad en las islas?

“Su recuerdo aparece con cierta frecuencia en actividades, medios de comunicación y en publicaciones del más variado carácter, una prueba de ello es la exposición que ha sido el detonante del libro que motiva esta entrevista. Asimismo, anualmente se hace entrega anual del Premio Alonso de Nava-Grimón en el acto institucional conmemorativo de la fundación de la Universidad de La Laguna. Otras muestras de este recuerdo es el reconocimiento de los Ayuntamientos del Puerto de la Cruz imponiendo su nombre a una de sus principales avenidas y de La Laguna a la calle que parte del palacio Nava, el busto de bronce situado en la plaza de la Junta Suprema y la colocación en 2017 de una placa en la casa que hoy ocupa el antiguo Jardín de Nava (hoy calle Anchieta). Por su parte también la Consejería de Educación ha dado su nombre a uno de sus colegios públicos, el CEIP Alonso de Nava y Grimón”.

Grande de España

La familia Nava-Grimón es la única que cuenta en Canarias con el título de Grande de España. Andrés de Souza explica que se obtuvo tras se solicitada por Alonso de Nava-Grimón a Fernando VII, basándode en los muchos méritos y servicios prestados a la Corona por el solicitante y sus predecesores. Por sin, así fue estimado pero no en vida de éste y tampoco del rey, sino que fue su hija Isabel II, la que dispuso por Real Orden de 15 de noviembre de 1850 otorgar este honor en la persona del VII marqués de Villanueva del Prado y sus sucesores. Entre las condiciones impuestas por la monarquía para conservar este título se encontraba “continuar con el costoso mantenimiento del Jardín Botánico y aceptar una senaduría vitalicia que obligaba a frecuentes desplazamientos a Madrid”, lo que fuerza a que renunciasen a este honor.

Saludos, al borde del abismo, desde este lado del ordenador

Madrid. Ofrenda y homenaje a Benito Pérez Galdós

Miércoles, Julio 3rd, 2019

El 4 de enero de 2020 se conmemora el centenario de la muerte del escritor Benito Pérez Galdós, lo que ha generado cierto revuelo y expectación no solo en los galdosianos irredentos sino también en algunos lectores que, sin ser demasiado proclives a la literatura del maestro, comienzan a buscar en muchas de sus novelas claves que expliquen esta pasión por un autor que, sin lugar a dudas, es el cronista oficial del Madrid de finales del XIX y principios del XX. O mejor uno de los grandes escritores españoles de su tiempo que puso su talento al servicio de la Historia de España (Los episodios nacionales) y de una amplísima galería de personajes con los que describe las formas y el carácter de la burguesía y las clases menos favorecidas que cohabitaban en la capital de España de aquel entonces.

En torno a la figura de Benito Pérez Galdós se ha escrito y se escribirá más el próximo año. Sabemos que trabaja en una biografía sobre el personaje la profesora emérita y catedrática por la Universidad de Gran Canaria, Yolanda Arencibia; el escritor aparece también como personaje en una novela de misterio y me entero que hay alguien que quiere reeditar La incógnita, titulo que califican los entusiastas como la primera novela policíaca de la literatura española.

Si ya este año la sombra de Galdós se cernió sobre muchos de nosotros y nadie acierta a explicar aún de quien salió la leyenda negra que asegura que cuando tocó tierra peninsular el autor de Fortunata y Jacinta se sacudió los zapatos para desprenderse del polvo de Gran Canaria, polvo que es de Canarias, si hay un libro que nos enseñó a ver a Galdós con otros ojos, ojos más humanos, fue El gran amor de Galdós, una pequeña novela, pequeña por el número de páginas y no por las cosas que cuenta, de Santiago Gil en la que reconstruye el primer flechazo que sintió (¿sufrió?) el escritor al conocer a su prima cubana Sisita.

La novela, que edita Ediciones La Palma, se ha convertido en una de las más leídas en Gran Canaria, tierra natal de don Benito y de Santiago Gil, a quien no le damos tratamiento de don porque es un hijo de una época que se desprendió de don y dones, y tras presentarse en el archipiélago, la última vez en la Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife a finales de mayo, se dará a conocer en Madrid este mismo sábado 6 de julio y a las 11 ante la estatua de don Benito que se encuentra en el parque de El Retiro de Madrid.

El acto mezcla ofrenda y homenaje a Galdós ante la estatua que le hizo en vida Victorio Macho, y rodearán a Gil escritores, escritores amigos y amigos, así como público en general para recordar la obra y no sé si la vida, algo errática en su juventud, de quien es sin lugar a dudas el gran cronista de Madrid del siglo XIX.

Saludos, quién pudiera…, desde este lado del ordenador

Un manual revela las claves y los secretos de una buena crítica de cine

Martes, Julio 2nd, 2019

No es habitual encontrarse con un libro teórico sobre crítica cinematográfica escrito y publicado en Canarias. Hubo intentos en el pasado y uno de los protagonistas de aquel intento fue David Fuentefría, quien suma junto a sus obras anteriores Espacio y libertad-Examen crítico de una porción de cine, Visto y comprobado y Gestión de talentos y audiovisual interpretativo, Tu alma por medio dólar. Manuel de crítica de cine para periodistas culturales (Colección Libros de Cine, Ediciones Idea, 2019), que recoge además textos de Luis Fernando de Iturrate y Carlos Javier Eguren.

Tu alma por medio dólar. Manuel de crítica de cine para periodistas culturales se trata de un libro que ofrece una visión de la crítica cinematográfica con ánimo pedagógico, por lo que orientará a los estudiantes y aficionados que quieran comentar películas.
De lectura fácil, la obra ofrece una serie de reglas y recomendaciones a seguir pero no sienta cátedra, algo que se agradece. El libro bascula entre lo pedagógico y lo ortodoxo para dar su visión de los elementos que son necesarios para comentar con mejor o peor acierto un largometraje.

No sé si finalmente este libro pondrá orden en este género o subgénero literario pero sí que se ha convertido desde el momento de su publicación y difusión en librerías en un trabajo a tener en cuenta. Tengo la esperanza de que se continúe explotando un filón tan necesario para contar con críticos cabales y no solo con espectadores que escriben sobre cine.

La crítica cinematográfica en Canarias dio un salto a finales de los años ochenta y principio de los noventa. En ese período fueron muchos los periódicos de las islas que apostaron por publicar críticas de cine. El panorama fue tan intenso y variopinto que se podría hacer un estudio sobre aquellos textos, la mayoría escritos más con el corazón que con la cabeza por aficionados que por normal general se caracterizaban por sus conocimientos cinematográficos.

Si se escarba en algunas de esas críticas el lector avisado encontrará un poco de todo porque, como se dice, cada maestrillo tiene su librillo. Este librillo se hace extensivo a la crítica de otras artes como la pintura, la música, las novelas gráficas, la literaria… y suelen coincidir en sus fines que no objetivos, comentar de buen grado la obra con independencia de que funcione o no.

Tu alma por medio dólar, el título reinterpreta un comentario que se le atribuye a Marilyn Monroe sobre su experiencia en Hollywood, está avalado por el currículo de quienes lo escriben: Fernando de Iturrate es profesor titular y director del Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trabajo Social de la Universidad de La Laguna; David Fuentefría es profesor del Área de Comunicación del mismo centro universitario y Carlos Javier Eguren es profesor de Lengua Castellana y Literatura, tres miradas, tres voces que dotan a este manual de una agradecida solidez académica.

El libro sienta así las bases de un género o subgénero sujeto a tantas interpretaciones como es el de la crítica.

Los artículos que firma David Fuentefría van desde cómo enfrentarse a la crítica de cine y audiovisual a la que se practica en prensa y en su versión digital. Fuentefría es el responsable además de Matemática del producto: una fórmula para sistematizar la obra cinematográfica y de una Metodología para futuros especialistas. El libro incluye ocho críticas del periodista y profesor universitario en las que destripa las películas que analiza (La gata sobre el tejado de zinc, Los siete samuráis, El Último, Raíces profundas, El resplandor, entre otras) y en las que explica los elementos que se han de destacar y la estructura que sostiene su discurso crítico. Por su carácter didáctico y por la originalidad de muchos de estos análisis, destacaría este capítulo como uno de los más interesantes del libro. Las razones son varias. Por un lado razona cómo hay que hacer las cosas, cómo se debe educar la mirada para ver lo que hay más allá del celuloide. Por otro, aprovecha para enseñar con ejemplos cómo se debe escribir una crítica cinematográfica y el armazón que utiliza para narrar sus impresiones sobre éste o aquél largometraje. Todo ello sin olvidar el contexto histórico en el que se rodó el filme y otras fórmulas con las que centrar el discurso crítico.

Igual de interesante pero por otras razones son la unidad ¿El imperio del cine está podrido? Analizando la web de crítica cinematográfica Rotten Tomatoes, de Carlos Javier Eguren Hernández y el relato que hace Fernando de Iturrate de “un experimento en el Aula de Cine de la Universidad de La Laguna” que, para los que estamos ya fuera de círculos académicos, resulta muy instructivo.

Si hay que criticar un libro que habla, reflexiona y analiza la crítica de cine es que sus autores no hayan fijado su mirada en algunas de las películas que se ruedan a este lado del Atlántico. Las islas, por sus políticas fiscales y la variedad de sus paisajes, se han convertido en platós de rodaje de producciones extranjeras y nacionales. Muchos naturales o residentes en las islas están rodando además películas con una dignidad que crece con el paso de los años.

La Universidad debería de atender una realidad que ya no es fenómeno con el fin de generar críticos no solo con el cine extranjero y nacional sino con el nuestro. Con todo, Tu alma por medio dólar da lo que ofrece. Y lo que ofrece son recomendaciones que invitan a ver películas de una manera crítica y objetiva sin que el espectador, el crítico y futuro crítico, renuncie a juzgarlas también por sus emociones.

Lo viene a decir el título de un libro que debería llegar para quedarse: vender el alma ¿al diablo? es muy barato, solo cuesta “medio dólar”.

Saludos, encadenados, desde este lado del ordenador

Apuntes sobre la (in)sumisión a las antologías

Lunes, Julio 1st, 2019

NOTA: EL ESCOBILLÓN reproduce íntegramente un texto firmado por Ernesto Suárez, Carlos Bruno y Daniel Bellón en el que reflexionan sobre la antología Insumisas, un libro editado por Baile del Sol que ha generado cierta polémica en el mundillo literario canario al no incluir a ninguna poetisa de las islas.

APUNTES SOBRE LA (IN)SUMISIÓN A LAS ANTOLOGÍAS, SOBRE CÓMO LAS LEEMOS Y SOBRE LAS RELACIONES (LITERARIAS) ENTRECANARIAS Y ESPAÑA

1.
El 4 de junio de 2019 echa a andar una interesante polémica desde las redes sociales. Creemos que se inicia con un comentario de Rafael José Díaz en su muro de Facebook. Unos días más tarde, el 11 de junio, y de la mano de Sergio Lojendio, periodista de El Día, la prensa se hace eco. El titular y las primeras líneas del artículo periodístico son las siguientes: “Una antología poética editada en Canarias excluye a autoras isleñas. La editorial canaria Baile del Sol ha sacado al mercado la obra ‘Insumisas’, una compilación que recoge el trabajo de 78 escritoras entre las que el antólogo no ha recogido ninguna voz insular“. Hablamos por tanto de Insumisas, antología cuyo responsable Alberto García-Teresa.

A partir de este momento, poetas, mujeres y hombres, algún que otro periodista y distintas lectoras y lectores alientan el debate sumándose o abriendo nuevos hilos de discusión en la red, particularmente en Facebook. También lo hace el editor de Baile del sol. No así, hasta donde sabemos, el antólogo. Esto podría ser una somera y neutra descripción de lo acontecido hasta este momento. Cuatro cuestiones más para comenzar.

La primera. Parte de los comentarios en la red han consistido en alabanzas a la trayectoria y el trabajo editorial de Baile del sol a lo largo de sus casi treinta años de existencia. Pueden añadirse a estos comentarios de apoyo al Baile del sol, aquellos otros de quienes, valorando negativamente la antología, también precisaban que sus críticas se circunscribían a la misma, sin pretender poner en cuestión en su totalidad ni a la editorial ni al esfuerzo de sus responsables.

Segundo. Algunas intervenciones por parte de seguidores y seguidoras en la red del editor de Baile del Sol en tierras peninsulares mostraban cierta extrañeza cargada de tonito condescendiente ante la queja de la inexistencia de autoras isleñas en una antología editada por una editorial radicada en Canarias.

Tercero. Algunos de los comentarios recogidos en los diferentes hilos abiertos, y algún artículo en prensa sobre el asunto estaban “salpimentados” con calificativos gruesos, tanto entre aquellos que critican la antología como entre los que “defienden” a la editorial. El uso de la descalificación no pasa de ser una fórmula frecuente en la red para mantener sobre ascuas vivas cualquier discusión. También es cierto que no emplear adecuadamente las formas de “netetiqueta” termina por impedir un cruce interesante de opiniones, pudiendo llegar incluso al insulto y la descalificación personal y, como consecuencia, enconando también posiciones.

Cuarto. Mientras se desarrolla el debate, la antología es presentada en la Feria del libro de Madrid, aún no ha llegado a las librerías insulares, sólo podía ser adquirida electrónicamente y, por tanto, apenas es conocido su contenido entre los posibles lectores canarios.

2.
Este hecho, es decir, que la discusión y la crítica a Insumisas se produzca, en apariencia, al margen del contenido de la misma, parece plantear que el debate está más allá de lo estrictamente poético y que tiene que ver, sobre todo, con aspectos culturales preexistentes. Estos aspectos se refieren además exclusivamente a la incuestionable ausencia en la antología de autoras canarias. El primer elemento crítico por tanto se fundamenta en la idea de las proporciones y del ángulo desde el que se observa la figura geométrica de esta antología.

Entre 78 poetas, ni una de ellas desarrolla su actividad literaria en las Islas Canarias. La crítica más repetida entre los comentarios en la red a la antología Insumisas es el olvido de las poetas canarias ¿No hay entre las poetas radicadas en las islas ninguna cuya obra pueda ser caracterizada como “poesía crítica”? Atendamos sin embargo y por un instante a un aspecto previo. Nos referimos a cómo tendemos a “interpretar” las antologías.

La historiografía literaria española nos ha acostumbrado a describir la evolución y cambios poéticos del siglo XX (y también del XXI) a golpe de antología. Todos estudiamos con la antología del 27; todos supimos de la antología de Castellet sobre los novísimos y de ahí en adelante. Tal práctica -la descripción a través de una antología de lo que sucede en la poesía- se vuelve además particularmente inflacionaria a partir de los años 80 de la mano de críticos como Luis Antonio de Villena o José Luis García Martín. Por supuesto, no son los únicos, de hecho, en el siglo XXI el fervor antológico se dispara. Así, en España, el panorama poético actual parece haberse dirimido en el espacio de las antologías. Claro que hay distintas fórmulas de antología. Están, por un lado, aquellas antologías que buscan definir la nómina, el catálogo del quién es quién poético en un determinado momento. Se diseñan con el fin de fijar la fotografía de los cambios (frecuentemente generacionales), sin que en ellas se refleje, al menos explícitamente, un claro alineamiento estético. No obstante, son las antologías preferidas desde el periodismo y la gestión cultural: evitan tener que hacer un trabajo lector y de investigación demasiado concienzudo (y extenuante). Aunque no lo expresemos abiertamente, buena parte de los autores y autoras actuales asumimos que es en estas antologías donde hay que estar ¿La razón? A estas antologías y a sus antólogos se les confiere la capacidad de designar presencia y asignar, por tanto, valor.

Por otro lado, tal y como quiso ser aquella de los Nueve novísimos (poetas españoles), están las antologías interpretadas expresamente como programáticas o como contra-programáticas. Entre las segundas, una en concreto fue planteada abiertamente desde el contexto insular como intento de contravenir al canon vigente. Nos referimos a La otra joven poesía española, que reunió en 2003 a catorce poetas, todos nacidos entre 1962 y 1974, cinco de los cuales eran tinerfeños, y donde se incluyeron también los propios antólogos, Francisco León y Alejandro Krawietz. La antología entonces como una forma de intervención cultural más o menos interesada.
Porque, en cualquier caso, ambos tipos de antología pueden servir de plataforma a partir de la cual se distribuya un cierto tipo de prebendas literarias en forma de invitaciones a eventos, de concesión de premios o de presencia en medios periodísticos y audiovisuales, las antologías son piezas clave en lo que podríamos denominar el canon contemporáneo como juego de estrategia. Un matiz importante: las selecciones de poetas son limitadas. El club nunca ha de ser numeroso en exceso, precisamente porque, de serlo, dañaría las opciones para alcanzar la tan anhelada visibilidad.

También, sin embargo, es posible encontrar antologías que buscan presentar en extenso. Esto es, frente a las restricciones selectivas, son aquellas que usan un mecanismo contrario. Se trata de acoger bajo el concepto o tópico de interés la gama más amplia posible de textos y autores -“joven poesía”, “poesía del siglo XX”, “poesía escrita por mujeres”, “treinta años de poesía”, “poesía canaria contemporánea”, lo mismo da el ejemplo-. En este caso, la persona responsable de la antología no elige activamente; podría decirse que de alguna manera se deja llevar generosamente por una especie de “todo vale”. Pese a que utilicen un acercamiento diferente, estas antologías ómnibus (guagua, en canario) con sus entre setenta y ochenta autores y sus respectivos poemas pueden responder al mismo interés prescriptivo que las antologías selectivas.

Imaginen la siguiente situación. Si bajo el título de “poesía confesional española” se agrupasen, 50, 70 o, incluso más, hasta 90 autores y autoras, no resulta descabellado pensar que quienes leyeran tal hipotética antología terminaran por aceptar que la poesía española es poesía confesional y que no hay otra forma de concebir la poesía española. También es posible pensar que los poetas se vieran tentados a sumarse a ese “mayoritario signo de su propio tiempo”. ¿Quién no tendría tres o cuatro poemas confesionales para que pudiera ser incluido en la susodicha propuesta? ¿Y para el antólogo o la antóloga, qué depararía este tipo de trabajo? Sin duda podría convertirse en alguien “indispensable para interpretar” la evolución de la poesía: sería toda una autoridad, la más cualificada experta en el tema. Recuerden no obstante que sólo estamos planteando un ejemplo ficticio, ¿verdad?

El afán por delimitar territorios y por asentar alineaciones ha contribuido a la inflación antológica. En apenas diez años, sólo en lo que a mujeres poetas se refiere, se han publicado, que tengamos detectadas: 23 Pandoras (Baile del Sol, 2009), que, en cierto modo inauguró este subgénero, La manera de recogerse el pelo: Generación Blogger (Bartleby, 2010), (Tras)lúcidas (Bartleby, 2016), y las muy recientes Decir mi nombre: muestra de poetas contemporáneas desde el entorno digital (ed. Milenio, 2019) y la que ha dado pie a esta intervención: Insumisas (Baile del Sol, 2019). Seguramente se nos escapa alguna más.

3.

Volvamos, pues, a Insumisas. Es cierto, la antología no incluye poemas de autoras insulares. Habría no obstante que decir que la reclamación sobre dicha ausencia no pretende considerar estrictamente el lugar de nacimiento sino el entorno desde el que se desarrolla estéticamente y editorialmente una obra poética. De ahí que, si bien Yaiza Martínez o Ana Pérez Cañamares, ambas seleccionadas por el antólogo, han nacido en las islas, a ninguna de las dos se les puede considerar “poetas canarias”, en el sentido de responder a una tradición que se autoidentifica como diferente (volveremos sobre este asunto). Esta apreciación nos lleva a plantear una cuestión que no atañe exclusivamente al hacer de García-Teresa en Insumisas sino que enmienda la manera habitual de buena parte de las prácticas literarias en el estado español. Nos referimos a la invisibilidad de los criterios territoriales en la configuración de eso que se denomina poesía y literatura españolas.

El canon poético español tiende a ser representado de forma desterritorializada. Es decir, parte de la premisa de que el lugar desde el que se escribe no aporta diversidad o singularidad destacables. Tampoco, en el mismo sentido, parece reseñable la existencia, vinculadas a algunos enclaves, de ciertas tradiciones particulares, o la confluencia y acceso a determinadas lecturas, incluso, el uso en el poema de formas lingüísticas territorialmente específicas. En apariencia, se escribe desde un no lugar poético.

Así, se asume de manera escasamente crítica que la poesía española “se escribe en castellano” y que los programas estéticos se distribuyen homogéneamente en todas y cada una de las regiones y comunidades del estado. Esto es, que cuando, por ejemplo, la poesía de la experiencia se planteaba como la poética española dominante se presuponía que lo era entre los poetas de cualquier lugar, peninsular e insular. Los hechos, sin embargo, refutan esta idea. La poesía de la experiencia tuvo su principal foco irradiante en Andalucía (particularmente en Granada) para conjugarse también en Valencia. En cualquier caso, es difícil hallarla en lugares como el norte castellano y León, donde la influencia y presencia de autores como Antonio Gamoneda o Juan Carlos Mestre dará lugar a poéticas muy alejadas de la escuela andaluza (pensamos en la escritura de Olvido García, Miguel Casado, Miguel Suárez, Ildefonso Rodríguez), o, desde una posición aparentemente menos territorializada, pero más políticamente delimitada, en el caso de la llamada “poesía de la conciencia crítica” (Falcón, Riechmann, Orihuela, entre otros nombres). Por supuesto, tampoco es posible identificar a ningún poeta canario que se haya sumado a la poética de la experiencia, al menos en la etapa que va de los años 80 a mediados de los 90 del siglo XX, periodo de desarrollo y consolidación de la misma.

Ese “no lugar” canónico es disputado por las diversas “comunidades” o “círculos” de poetas a cuchillo, porque jugar desde el centro del tablero ofrece ventajas tangibles e intangibles, y esa disputa ha estado en el cogollo de los debates “poéticos” españoles, más allá de las tendencias estéticas de cada cual. Si se conocen los nombres y los entornos, no es difícil convertir en grafos los diferentes “circuitos poéticos” que atraviesan la península, y ver cómo raramente se cruzan. En estos circuitos, tan importante como ser es estar (participar en lecturas, convocatorias, reuniones, encuentros, verse en los mismos bares…). Sin embargo, estar desde una distancia de 1000 kilómetros (la que separa las Islas Canarias de las costas peninsulares más cercanas), a pesar de la “desterritorialidad” que ha podido suponer internet, es bastante difícil, a decir verdad.

De una manera tal vez inevitable, los y las poetas canarias se ubican en la periferia de esos circuitos. (No son las y los únicos, habría que hablar de la poesía escrita en otras lenguas del estado, que viene a ser tratada mayormente como literatura extranjera, o de la escrita por poetas inmigrantes) Y es de justicia recordar y reconocer que la única empresa cultural canaria que mantuvo una estrategia seria de difusión de los autores isleños a nivel nacional e internacional ha sido Baile del Sol, con sus actividades “Acercando orillas” y con un catálogo entreverado de autores canarios junto a las y los de otras latitudes. Una estrategia inteligente que ha permitido a la editorial situarse más allá de la tradicional “editora isleña de poesía”, por así decirlo, y sobrevivir (los que hemos vivido en nuestras carnes el trabajo editorial sabemos que sobrevivir es una victoria) con mucha dignidad, precisamente, por haber dado ese salto.

4.

Quizá uno de los argumentos más certeros en el debate alrededor de Insumisas es el aportado por Aida González Rossi en un comentario en el muro de Facebook de Rafael-José Díaz:

“una antología de mujeres pretende paliar o corregir los fallos que la mirada sesgada de la industria cultural ha provocado en la representación de las y los artistas. Mirar hacia lo que se ha convertido en “lo otro” precisamente porque se ha impedido mirarlo. Entonces, si estamos apoyando lo que desgraciadamente se ha colocado en un lugar periférico, ¿cómo es posible que impidamos, de nuevo, el paso a algo que también se ha convertido en periférico? O sea, corregir la exclusión con más exclusión. (…) si entendemos los mecanismos de exclusión de la industria cultural en un sentido, si entendemos las hegemonías en un sentido, también deberíamos entender otros procesos y hacer un esfuerzo por no continuar con los vicios de la representación. Por desgracia, ser mujer + ser canaria es igual a doble otredad”.

González Rossi plantea así que en el caso de las autoras canarias les afecta una doble invisibilidad: su condición femenina y su condición de habitantes de la ultraperiferia, y que trabajos como Insumisas vienen a ahondar en esa invisibilidad. Porque, hay que decirlo, la única razón que se nos ocurre para que no aparezcan en una obra que se quiere exhaustiva (o eso da a entender el alto número de poetas que recoge), voces femeninas de calidad evidente y que escriben desde Canarias, es el puro desconocimiento. Las poetas canarias no están en el punto de mira del investigador (ni de este ni de los autores de las otras antologías mencionadas) porque las autoras isleñas no han publicado en las editoriales correctas, ni han participado en los eventos adecuados. Punto. Y por parte de los diferentes antólogos no se ha hecho el esfuerzo de asomarse a ver “qué hay por ahí”. Cabría pensar que, tal vez, el sesgo “crítico” con el que se subtitula Insumisas vino a ser la raya que fijó quién y quién no, lo cual vendría a ser el ejercicio del criterio que se supone a un trabajo de selección. Aceptemos, habida cuenta de que no tenemos Insumisas en nuestras manos, ya sea incluso provisionalmente, la definición de poesía “crítica” explicitada por Alberto García-Teresa en otra antología ómnibus (81 poetas fueron allí seleccionados), Disidentes (La Oveja Roja, 2015):

“(…) todas esas voces que, de manera central, constante, o bien en tramos amplios de su trayectoria, y no sólo de forma puntual o circunstancial, ni reservada a declaraciones y manifiestos, han hecho en su práctica poética del verso una expresión de disidencia y de antagonismo; una crítica a la estructura socioeconómica actual, a su ideología y a los valores que la sustentan. En su diversidad de abordajes, en su multiplicidad de registros, reside una de las potencias de la poesía crítica española contemporánea, como manifiesta el conjunto de textos aquí reunidos. Se revela, entonces, que la perspectiva crítica del presente no conlleva una opción estética determinada, sino que da pie a diferentes modos de enunciar, transmitir y provocar un cuestionamiento del orden actual de la sociedad. De este modo, en los poetas críticos contemporáneos descubrimos la utilización de dicción clara, lenguaje directo, registro narrativo, discursivo y referencial, captura de hablas populares, ampliación del campo referencial a lo excluido, tono menor y cercano, refuerzo de los explícito pero también expresión surrealista, decir descompuesto, ritmo disruptivo, lenguaje desarticulado, potenciación de la evocación , discurrir filosófico, concisión, torrencialidad, reconstrucción lírica, apoyo en la sensorialidad metafórica, potenciación de la evocación, collage, acercamiento irónico, búsqueda de lo contradictorio, juego con lo elíptico, carácter épico, anclaje conceptual”.

Visto así, es difícil llegar a comprender cómo ese amplio “sesgo crítico” ha podido excluir la obra de poetas como la propia González Rossi, Alba Sabina Pérez o Belén Lorenzo, por hablar de las más jóvenes. Insistimos, sólo se explica tal exclusión desde el desconocimiento. El mismo desconocimiento que obvia a Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón cuando se escribe sobre modernismo español, o que desconoce a revistas como Gaceta de Arte y La rosa de los vientos cuando se habla de la vanguardia española, o deja de mencionar a los poetas de Antología Cercada cuando se trata de la poesía social española de los años 50 (y no son los únicos olvidos aunque sí los más flagrantes). Esa invisibilidad, ese ser parte de un secreto, es la que, en cierto modo, está en la base de una tal vez identidad propia de la poesía escrita en las islas respecto al mainstream peninsular. Si bien podemos adherirnos con una antorcha bien cebada a la correspondiente hoguera (San Juan acaba de pasar), hay que reconocer que la invisibilidad de las escrituras poéticas radicadas en las islas no es, desde luego, una novedad y tiene muchos, sonoros y tristes antecedentes. Se trata de una carencia estructural en la visión de muchos críticos y prescriptores peninsulares olvidar que las islas existen, que los territorios existen, pero también se trata de una carencia estructural de la propia vida literaria y cultural en las islas, que parece impedir, primero, ser influyente en su propia comunidad, y segundo, dar a conocer lo que de valor se desarrolla.

Hay otra cuestión a dilucidar respecto a la poesía canaria. Tal vez haciendo de la necesidad virtud, como decíamos antes, la poesía isleña ha ido construyendo cierta identidad propia sobre los hombros de autores y autoras muy relevantes. Estos poetas, mujeres y hombres, sin la merecida repercusión en el exterior, han quedado como una especie de tesoro escondido, tesoro que, sin embargo, en las islas manoseamos, más que tratarlo crítica y activamente. Nos referimos entonces a la necesidad de decidir cuál es nuestro lugar en el mapa de la poesía escrita en el español de las diferentes orillas del Atlántico: ¿Somos una provincia ansiosa de una pizca de reconocimiento metropolitano y nos duele el displicente silencio? ¿Tiene la poesía isleña una identidad propia y diferenciada y, por tanto, no asimilable por la visión “estatal”? ¿Sabemos o queremos saber dónde estamos? Las nuevas tecnologías ¿nos ayudan o nos acaban de enterrar? Pensamos que el que cabe llamar “Incidente Insumisas” puede ser una buena oportunidad para volver a debatir todas estas preguntas, más allá de las polémicas en redes sociales, esas que por su propia dinámica suelen llevar a la descalificación personal y al enfrentamiento cainita.



5.

Una de las cuestiones que interesaría plantearse es el peso canónico de las antologías de autores y autoras contemporáneas en el actual momento inflacionario: si su publicación tiene un sentido básicamente comercial, al modo de los discos de recopilación de “éxitos del año”, en el que el papel de la investigación, y, en especial, de la reflexión, se reduce a su mínima expresión. Si esto fuese así, sería bueno preguntarse también por su valor a la hora de ofrecer pistas sobre cuáles son las o los poetas de referencia en un momento dado. Basta con repasar algunas de las antologías publicadas en los 90 para empezar a preguntarnos dónde están a día de hoy buena parte de aquellos autores seleccionados: dónde su obra, dónde sus libros.

Cabría decir, en defensa de los antólogos de entonces y ahora, que esas selecciones reflejan un momento, una instantánea de la escritura de poesía en un tiempo concreto. Y entonces deberíamos plantearnos si la sobreabundancia actual de este tipo de libros no es sino parte del fenómeno social del selfi o de la foto de móvil que se comparte entre los participantes de la fiesta y que se borrará en cuanto se vaya llegando al tope del límite de datos acumulables en la correspondiente “nube” (otro concepto que nos habla de la fragilidad y provisionalidad). Y si así fuese, que pudiera ser, ¿merece la pena luchar por ocupar un breve espacio, una esquina de la foto? Auden comentaba en su “El poeta y la ciudad” lo siguiente: “Hasta la Revolución Industrial la forma de vida de los hombres cambiaba tan lentamente que cualquiera podía pensar en sus bisnietos e imaginarlos como personas que compartirían sus mismas necesidades y satisfacciones. La tecnología, con sus transformaciones cada vez más aceleradas, nos ha clausurado la posibilidad de imaginar cómo serán las cosas dentro de veinte años. El artista, en consecuencia, ya no cuenta siquiera con la seguridad de que su producción pueda ser disfrutada o comprendida por la generación siguiente. No puede evitar el deseo de un éxito inmediato, con todos los peligros que esto implica para su integridad.” El fervor editorial antológico-temático de los últimos tiempos (por ahí hemos visto una de poetas suicidas en la que ninguno de los abajo firmantes tiene gran interés en participar) habría que identificarlo como parte de este fenómeno/modelo social y creativo centrado en la obsesión por la presencia cristalizada en el concepto de “marca personal” y en la provisionalidad. Quizá convenga pues preguntarse, antes de seguir este ritmo de pollos sin cabeza, si todo eso tiene sentido. Si merece la pena enfadarse, o pelear por el huequito ante la cámara.

6.
Una hipótesis de trabajo (acaso incómoda) que combina el concepto de poesía crítica y el modelo social dominante de sobreexposición personal. Todas (y todos) sabemos escribir, todos (y todas) tenemos móviles inteligentes, todos (y todas) podemos opinar sobre todo y, además, estamos expuestos a un grado extremo de flujos comunicativos, informacionales y de propaganda. Luego, cualquiera tiene derecho a expresar(se) y todo “tema”, “contenido”, “mensaje” “reivindicación”, “problema” es “ineludible”, a la par que una oportunidad perfecta para poder ser/estar/mostrar(se) socialmente comprometido/a. A elegir entonces: guerras, terrorismos, discriminaciones, pobreza, represiones, crisis, migraciones, violencias, explotaciones.

En cualquier caso, si quieres ser relevante más allá de tu grupo de amistades, amiga, amigo poeta, te lo tienes que trabajar: participa en foros, alinéate (sin excesos), analiza los diferentes circuitos -no hace falta un bot para hacer eso, sólo afinar la vista y realizar las oportunas conexiones-, participa en todos los eventos relacionados con la poesía posibles aquí, y si puedes (ya hemos visto que es absolutamente importante) allí. Gestiona la agenda de concursos con profesionalidad (no hay premio pequeño), Trabaja tu imagen, que forma parte de tu Marca Personal, aunque tal vez vaya contra tus principios pero es que algunos pelos hay que perder en la gatera. Déjate ver. Haz branding. Ah, bueno, y cuando todo esto te deje tiempo, trata de escribir algún poema que valga la pena aunque, bien mirado, tampoco es imprescindible.

En este contexto, cierta actitud escritural y pose vital “crítica”, no deja de ser otra etiqueta más, como la de “poeta youtuber”, o “intensitos” , “de la experiencia”, “del silencio” o “fragmentaria”… tras las cuales hay un vacío de reflexión colectiva documentada. Sí, quizá también por eso haya tanta y tanto poeta de cualquier cosa. Desde esta ultraperiferia bendita y ante el contenido vacío de buena parte de esas etiquetas, no acabamos de entender qué valor aportan a la escritura de poesía, más allá de una sencilla clasificación para ordenar (y estar en) los correspondientes circuitos.

7.
Hemos visto que la poesía escrita en Canarias tiene un problema de visibilidad exterior, algo que, de nuevo, una antología como Insumisas no hace sino a recordarnos. Es decir, viene a rozar la escocedura, vaya, y ese resquemor que viene de viejo es incomprendido desde miradas externas. Pero, siendo ese un problema, creemos que existe uno mayor: la falta de visibilidad y repercusión en el interior, en el propio territorio isleño, de las escrituras canarias. Y ante ambos problemas la pregunta es siempre la misma ¿Qué hacer?
Asistimos con cierta inevitable ilusión a un cambio político en las islas tras cinco lustros de “nacionalismo” de base clientelar. Resulta paradójico que el periodo de tiempo (en realidad, casi todo el vigente ciclo democrático) en que una opción “nacionalista” ha gestionado las políticas culturales públicas en la mayor parte del archipiélago sea, también, la etapa en la que entre en crisis profunda el concepto mismo de “literatura canaria” como clave diferenciadora.

Anticipando las también inevitables decepciones (porque ya estamos mayores), quienes escribimos esto no podemos dejar de pensar que, tal vez, se abra lo que llaman una “ventana de oportunidad” para la literatura y el arte hecho en Canarias. Tal vez. Y tal vez también debería plantear la comunidad algunas propuestas prácticas y útiles al comienzo de este nuevo ciclo. Aunque quizá haya que hacerse unas preguntas previas: ¿existimos aún como comunidad, como un conjunto de escritoras y escritores que nos reconocemos en tanto partícipes de algo en común? ¿Seríamos capaces de citarnos, hablar y proponer esas iniciativas colectivas, realistas y creativas a las nuevas administraciones canarias para fomentar la producción poética y literaria en las islas y, si somos ambiciosos, internacionalizar su difusión? Probablemente de cómo contestemos a este tipo de preguntas dependerá el cariz que tome ese futuro propio. Eso sí, también podemos esperar tranquilamente a la próxima antología.