El viejo león que vino del mar

Martes, Abril 19th, 2022

Manuel Mora Lourido es miembro de la International Churchill Society y autor de un libro, Churchill, entre Cuba y Canarias (2007), de necesaria lectura para todos aquellos que quieran conocer las tres visitas del ex primer ministro británico a las islas. La más importante la primera, que realizó en febrero de 1959.

Mora Lourido impartió el mes pasado en el Casino de Tenerife una conferencia en la que habló sobre Churchill, Rusia y la guerra, lo que inevitablemente nos lleva a pensar cómo hubiera reaccionado el político ante la actual situación que vive Ucrania.

Sir Winston Leonard Spencer Churchill (Woodstock, Oxfordshire, Inglaterra; 30 de noviembre de 1874-Londres, 24 de enero de 1965) fue uno de los hombres que contribuyó a que el mundo siguiera siendo mundo cuando asumió el liderazgo de su país durante la II Guerra Mundial. Finalizado el conflicto, y tras disolverse el gabinete que lideró, volvió a presentarse a las elecciones de 1945 que perdió por aplastante mayoría aunque recuperó el poder en las que se celebrarían en 1951, mandato que no pudo finalizar por unos problemas de salud que le obligaron a abandonar tan alta responsabilidad pero no su acta de diputado, a la que renunció en 1964, un año antes de su muerte.

La primera visita a Canarias de Winston Churchill tuvo lugar a finales de febrero de 1959. El político británico tenía entonces la respetable edad de 84 años y vino a las islas como un pasajero más del yate Christina O del multimillonario griego Aristóteles Onassis, a quien había conocido en la Costa Azul.

El Christina O zarpó del puerto de Safi (Marruecos) rumbo a Canarias, siendo la primera isla en avistar la de Lanzarote el 20 de febrero. Al día siguiente, la embarcación hizo su primera escala en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Churchill viajaba en compañía de su mujer, Clementine, y de su hija, Diana. Hubo otros pasajeros más en el yate y la excursión más recordada y fotografiada de su estancia fue la que realizó con el armador griego al Puerto de la Cruz, donde hicieron una parada en el Hotel Taoro.

Este recorrido se hizo en un Fiat 500 que Onassis tenía en el barco. El mismo multimillonario fue el que condujo todo el trayecto al que seguían en otros automóviles las autoridades tinerfeñas de aquel entonces. “Del Hotel Taoro se trasladaron al valle de La Orotava, vista que le impresionó”, dice Mora Lourido, quien añade que la comitiva visitó más tarde la piscina de San Telmo y fueron recibidos por Isidoro Luz Carpenter, médico y alcalde de la primera ciudad turística de Canarias.
Oleadas de personas esperaban en las calles y plazas avistar a aquellos famosos que venían del mar, entre la multitud turistas británicos que no quisieron perderse la oportunidad de ver de cerca al hombre que derrotó a Hitler.

De nuevo en Santa Cruz de Tenerife y tras visitar el Ayuntamiento y el Cabildo Insular, Onassis ofreció una cena a las autoridades abordo del Christina O, cena que contó con una representación de baile español y actuaciones de grupos folclóricos como el que ofreció el cuarteto Los Guaracheros.

El yate navegó rumbo a Gran Canaria a primeras horas de la mañana del 22 de febrero para fondear en el Puerto de la Luz, frente a la playa de las Alcaravaneras. Desde allí se trasladaron a la Caldera de Bandama donde quiso la casualidad que se encontrara con un amigo de la infancia que hacía turismo en la isla y a quien Churchill reconoció. El 23 de febrero, y tras agasajos varios, entre otros tabaco, los excursionistas se trasladaron a Arucas donde el ex mandatario se interesó por conocer en qué dirección se podía ver el Teide. Satisfecha su curiosidad, el viaje continuó hacia Teror para regresar finalmente a la capital grancanaria donde el grupo de ilustres se topó con un ejercicio militar en el que intervinieron fuerzas paracaidistas del ejército español que se lanzaron desde aviones Junker Ju 52, de fabricación alemana, y fuerzas de infantería de marina que simulaban un desembarco. En este escenario, Churchill contactó con un hombre de origen escocés que formó parte del contingente aliado que se preparó durante la II Guerra Mundial para la invasión de Canarias (Operación Pilgrim) que, finalmente, no se llevó a cabo.

La madrugada del 24 de febrero, el Christina O puso rumbo a La Palma, isla a la que llegaron por la tarde, dándoles aún tiempo para pasear por Fuencaliente, donde visitaron una bodega aunque Churchill se interesó más por conocer la técnica del cultivo del tabaco. De las tres islas que conoció, “La Palma fue la que más le llamó atención”, dice Manuel Mora. “Churchill, como pintor que fue, dijo de hecho que le gustaría regresar a La Palma para pintar”.

En esta visita se produjo una anécdota curiosa y es que conoció a un tal Nelson que le solicitó un autógrafo, petición a la que accedió con sentido del humor el político británico ya que firmó “De Churchill a Nelson”. Horacio Nelson fue uno de los personajes que más quiso y admiró el político británico a lo largo de su carrera, tanto que una de sus películas favoritas, Lady Hamilton (Alexander Korda, 1943) narra la escandalosa relación para la época que mantuvo el marino con una mujer casada. En una escena de este largometraje se recuerda que el almirante perdió el ojo en Córcega y el brazo en Santa Cruz de Tenerife.

La noche del 24 el Christina O puso rumbo a Agadir. Este fue el único viaje en el que Churchill bajó a tierra de los tres que realizó a las islas. Regresaría en dos ocasiones más aunque en todas ellas permaneció en el barco. La primera se produjo el 12 de marzo de 1960 en Puerto de la Luz, en un crucero que lo llevaba a América y de nuevo en el mismo puerto pero al año siguiente, 1961. En este último viaje su secretario personal, Montague Browne, le comentó a Churchill que sus padres estaban de vacaciones en la isla y éste los invitó, también a un mariscal de la RAF, a cenar en el yate de Aristóteles Onassis.

Sir Winston Churchill no dejó constancia escrita de estos viajes que realizó a Canarias. Estaba muy avejentado pero solía comentar que aquellos itinerarios en el yate del multimillonario griego “lo rejuvenecían”.

La relación del político británico con España comenzó en 1895 cuando fue invitado por el ejército español como observador en la guerra de Cuba, experiencia en la que recibió su bautismo de fuego a la edad de 21 años.

Churchill, a quien acompañaba un colega, fue extremadamente respetuoso con lo que vio en tierras cubanas e inició sus pinitos periodísticos enviando crónicas a un periódico británico que se las pagaba generosamente.

La conferencia que Manuel Mora Lourido impartió en el Casino de Tenerife propuso un recorrido por la vida de sir Winston Churchill, centrándolas en las relaciones que mantuvo con España a lo largo de su vida (guerra de Cuba, su relación con Alfonso XIII, cómo entendió la Guerra Civil y Canarias como objetivo militar durante la II Guerra Mundial). En su intervención hizo énfasis en las relaciones que mantuvo toda su vida con Rusia, desde los zares hasta la Revolución de 1917 y que tuvo su punto culminante durante el feroz combate que los aliados mantuvieron contra la Alemania nazi.

El paso del tiempo agranda la dimensión del político británico. La mayoría de los historiadores coinciden cuando afirman que el destino de la guerra hubiera sido otro si no llega a estar al frente de Gran Bretaña. Churchill le puso nombre a la resistencia al fascismo, y a la victoria moral también del pueblo británico mientras éste sufría los bombardeos de castigo de la Luftwaffe. Su enorme popularidad no resuelve, sin embargo, el enigma de que no saliera reelegido en las elecciones de 1945.

“Los que nos acercamos a la biografía de Churchill y a la historia del Reino Unido no lo entendemos a primera vista. Él fue el líder que llevó a su país a la victoria, él fue quien mantuvo unido al gobierno de coalición durante la guerra. Al terminar el conflicto en Europa, no en Asia, Churchill renunció como primer ministro y el rey le encargó que formara gobierno, un gobierno de signo conservador que convocó elecciones cuyo resultado fue catastrófico para él y para su partido. Este asunto ha sido objeto de muchos debates. Unos piensan que los británicos lo vieron siempre como un líder para la guerra pero no para la paz. Otros se mostraron temerosos de que pudiera seguir con acciones bélicas y que las relaciones con la U.R.S.S. se hicieran más tensas. No hay, en general, unanimidad que explique las razones de que perdiera las elecciones aunque, personalmente, creo que se debió a un cúmulo de circunstancias que podrían resumirse en que el pueblo británico le agradeció los servicios prestados pero no que se mantuviera al frente del país en tiempos de paz”.

“Circula una anécdota –comenta Manuel Mora– en la que su esposa Clementine para consolarlo después de la derrota electoral le dijo que no se preocupara ya que bien entendido se trataba de una bendición disfrazada, a lo que Churchill respondió que demasiado bien disfrazada”.

Este fracaso no le animó a retirarse de la política ya que siguió como líder de la oposición y volvió a ganar años más tarde unas elecciones que lo llevaron de nuevo a ser primer ministro.

Que fue un personaje clave en su día lo demuestra que expresiones suyas como Cortina de Hierro o Telón de Acero se usasen para definir la separación en dos bloques de las antiguas potencias aliadas durante la II Guerra Mundial y que se acrecentara, si se podía acrecentar más, su feroz anticomunismo. Anticomunismo que se diluyó durante el conflicto bélico contra los nazis porque había un objetivo común: derrotar a Hitler.

Sir Winston Churchill fue anticomunista desde muy joven. De hecho, el historiador Paul Johnson piensa que fue el primer político que se percató del alcance de la revolución de 1917. “Fue contrario a ella y mantuvo esa posición toda su vida aunque también fue contrario a la Rusia zarista”, destaca Mora Lourido.

En otro orden, Churchill estaba preparado para recibir el Premio Nobel de la Paz pero al final se llevó sin que se lo esperara el de Literatura en 1953. Sus biógrafos coinciden en que mantuvo desde joven una relación muy especial con la literatura. Escribió crónicas prácticamente de todos los países en los que estuvo y que seguían numerosos lectores, e impartió conferencias, una de las cuales lo llevó de gira por Norteamérica.

Sus memorias sobre la II Guerra Mundial fueron un éxito de ventas y hoy es un material de primera mano para acercarse a ese conflicto desde los ojos y la mentalidad de un hombre que se exigió a sí mismo y a todo el pueblo británico aquellas noches oscuras: sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.

Sir Winston Churchill solo escribió una novela Savrola, que se desarrolla en un país ficticio de Europa, Laurania, en el que estalla una revolución.

Su biógrafo en Canarias, Manuel Mora Lourido, procede de una familia de marinos y terminó siendo miembro de la International Churchill Society al escribir un artículo sobre el Queen Mary 2, barco en el que viajó Churchill a Norteamérica para conferenciar con Roosevelt.

“Recordé entonces que Churchill estuvo en Canarias y me interesé sobre su estancia en las islas y me hice socio de la Asociación. Lo que nació como un artículo se convirtió en conferencia y más tarde en libro: Churchill, entre Cuba y Canarias”.

Pasan los años y el político británico sigue siendo respetado entre gentes de distintas tendencias ideológicas. ¿Qué lo hace tan especial? Para Mora Lourido, que lo conoce bien, “supo mezclar la épica que se le exige a un líder con una fortísima humanidad”. Todo eso reconociendo que también “tuvo muchos defectos”.

Saludos, esto es todo, desde este lado del ordenador

Nathalie Le Brun: “La imagen de Canarias que desprenden los diarios es la de unas islas situadas en la periferia”

Martes, Enero 18th, 2022

Profesora de la Universidad de Estrasburgo y autora, entre otros, de Un francés entre guanches. Sabino Berthelot y las islas Canarias, Nathalie Le Brun escribe la documentada introducción de Apuntes de viajes. Excursiones en las costas de Marruecos y las islas Canarias durante los años 1877, 1878, 1879 y 1881 (Instituto de Estudios Canarios, 2021), de Arthur Jean-Philibert Grasset, diarios de los que no se tenía noticia hasta que Le Brun los encontró reseñados en el catálogo de una librería especializada.

Estos cuadernos se ocupan en muchas de sus páginas de las excursiones que Grasset hizo a las islas a finales de la segunda mitad del XIX, notas e ilustraciones que describen cómo era Canarias por aquel entonces.

-¿Quién fue Arthur Jean-Philibert Grasset?

“Arthur Grasset fue un viajero francés, una persona culta, que procedía de la alta burguesía de la región de Franco Condado, en el este de Francia. Nació en Dijon en 1828 y murió relativamente joven, a los 58 años, en Argelia, donde pasó los últimos años de su vida, junto con su amada, a la que llamaba Blanche, y rodeado de animales, perros y monos, entre otros. Su padre era un magistrado de la ciudad de Dijon, que poseía un castillo y tierras, y su madre, a la que nunca llegó a conocer, porque murió poco después de dar a luz, procedía de una familia de industriales. Creció en un entorno muy acomodado, lo que le permitió recibir una muy buena educación y, posteriormente, viajar por el mundo sin más preocupaciones que las de dedicarse a lo que le gustaba, la historia natural y las artes, entre otras cosas. Un administrador francés llamado Henri Drouet, que lo conoció en 1886, es decir, poco antes de que falleciera en medio de una excavación arqueológica que se estaba realizando en la zona de Cherchell, lo definió como naturalista, arqueólogo y artista. De hecho, estas tres facetas de su personalidad se reflejan, aunque en distinto grado, en sus diarios de viaje a Canarias”.

- ¿Y cuáles son las razones que motivan sus viajes a las costas de Marruecos y las islas Canarias en 1877, 1878, 1879 y 1881?

“Entre 1877 y 1881, realizó tres viajes a Canarias, en un contexto que podría calificarse de “turístico”, de paseo y ocio, y para pasar tiempo con sus amigos. El objetivo inicial de estos viajes era cumplir con una promesa hecha a su viejo amigo Sabin Berthelot, al que había conocido en 1854 en Santa Cruz de Tenerife, de volver a visitarlo algún día. El paso por los puertos marroquíes como Tánger, Rabat y Mogador fue circunstancial, dependiendo de las escalas de los vapores que hacían la conexión entre el Mediterráneo y el archipiélago canario. Grasset viajaba siempre con compañías marítimas francesas. La principal era la de Nicolás Paquet, que operaba la ruta Marsella-Tenerife, con paradas en Arrecife y Las Palmas, además de las realizadas en los puertos de la costa marroquí. En realidad, para él, estos viajes a Canarias no supusieron exactamente un “descubrimiento” sino un “redescubrimiento” de esta región del mundo, porque ya había estado en Tenerife y Gran Canaria 23 años antes. De hecho, la mirada y observación comparatista del viajero, entre lo que estaba viendo y los recuerdos que había conservado de algunos lugares en concreto, se manifiesta en varias ocasiones en los diarios. Lo que sí descubre Grasset durante estos nuevos viajes son las islas de Lanzarote y Fuerteventura, aunque esta última, muy brevemente. El viajar por placer lo llevó, además, a dedicarse ocasionalmente a actividades como la búsqueda de conchas para enriquecer sus colecciones, o a interesarse por las antiguas poblaciones del archipiélago y a acompañar a René Verneau a la Cueva de los Reyes, en Güímar, en enero de 1878”.

- ¿Qué tipo de impresiones sacó de sus viajes a Canarias?

“¡Qué pregunta más difícil de responder con pocas palabras! La imagen general del archipiélago que se desprende de los diarios es la de unas islas situadas en la periferia de los grandes centros europeos donde se generaba lo que entonces se consideraba como el “progreso”. Grasset reparó en algunas mejoras en las infraestructuras de comunicación de las islas en comparación con la década de 1850. Por ejemplo, las carreteras habían mejorado, pero seguía habiendo deficiencias en otros ámbitos, como en materia portuaria, especialmente en Las Palmas, que todavía no tenía su puerto de Refugio. Los interiores de las viviendas, nos dice, estaban llenos de objetos que el norte de Europa ya no quería, etc. Pero este retraso, según él, no era exclusivo de Canarias, sino que concernía a España de modo general. En cuanto a los habitantes de las islas, al igual que todos los españoles, le parecía que conservaban un fuerte vínculo cultural con los árabes. Lo constataba a través de una multitud de hábitos comunes. El isleño se acercaba al “salvajismo” en sus hábitos y forma de vida, en contraposición a la civilización que caracterizaba a Europa. Otro aspecto destacable, en nuestra opinión, es que coincidía con Sabin Berthelot en que se había producido una degradación progresiva de los bosques de Tenerife, especialmente los de Agua García y Las Mercedes, entre 1854 y 1877. En fin, son muchos más los aspectos interesantes de los diarios que podríamos comentar, como su observación de las relaciones que los isleños tenían con sus animales, su percepción de las mujeres canarias y europeas, etc”.

- ¿Y qué elementos destacaría usted de sus dibujos y textos?

“Grasset escribe diarios de viaje de carácter íntimo, que comparte con Blanche, la persona amada, sin las limitaciones que imponen los proyectos editoriales como los de René Verneau o Jules Leclercq, por ejemplo, cuyas estancias en el archipiélago se remonta a la misma época. Desde el punto de vista de los contenidos, son textos que, además de contar la vida cotidiana del viajero, desde la salida hasta el regreso, brindan impresiones en caliente sobre los paisajes que iba observando, comentarios espontáneos sobre las poblaciones con las que se cruzaba o las personas con las que tenía trato, y nos permiten penetrar en el día a día de la sociedad santacrucera del último cuarto del siglo XIX. En esto difieren bastante estos diarios de los relatos o libros de otros viajeros. Otra de sus especificidades es el estilo de escritura de Grasset, que incorpora en los textos referencias y citas literarias, recurre con frecuencia a la ironía y el sarcasmo. Es un estilo ligero que hace que el lector se impregne con facilidad de los textos y los lea como si se tratara de una obra recreativa. En cuanto a los dibujos y las acuarelas, representan casi exclusivamente paisajes. Son instantes inmortalizados, como destellos visuales que remiten a lo que experimentaron los cinco sentidos del viajero durante sus peregrinaciones, lo que queda reflejado en diarios no solo a través de lo que vio e intentó reproducir artísticamente, sino también a través de la evocación, en los textos, de los sonidos y las músicas que escuchó, los olores en las calles o los barcos, los sabores que descubrió, como el del vino de Lanzarote, por ejemplo, o la comida que le sirvieron, etc”.

- ¿Cómo descubre usted estos Apuntes de viajes?

“La figura de Arthur Grasset empezó a interesarme cuando estaba investigando sobre Sabin Berthelot, por la amistad que los unía a los dos y porque tenía conocimiento de sus viajes a Canarias. También sabía que escribía diarios íntimos cuando estaba en Francia y diarios de viaje cuando viajaba. De ahí que durante varios años haya andado buscando sus escritos, aunque hay que reconocer que consideraba más probable la localización de una correspondencia epistolar relacionada con Canarias que la de encontrar el paradero de sus diarios. Finalmente, fue hojeando el catálogo de una librería especializada en libros y documentos antiguos como los localizaron. Quisiera subrayar que no es tan inhabitual que un investigador utilice este tipo de fuentes como documento de trabajo. Por supuesto, la investigación se realiza con más frecuencia a partir de una documentación encontrada en archivos públicos, pero la consulta de bibliotecas privadas, incluso la compra de documentos, también es una práctica ocasional para el investigador”.

- ¿Cree que todavía se puede encontrar textos inéditos sobre Canarias escritos en siglos anteriores al nuestro?

“No sucede todos los días, pero puede pasar. De hecho, estos diarios de viaje a Canarias no fueron los primeros que examiné en una librería. Ahora bien, la calidad de los textos es variable”.

- ¿Tuvo relevancia la obra de Arthur Jean-Philibert Grasset en Francia?

“Hoy en día, Arthur Grasset es prácticamente un desconocido. Solo unas pocas personas interesadas en la malacología conocen su nombre. Se le conoce por la colección de conchas marinas y terrestres que reunió a lo largo de su vida, de las cuales 4.500 piezas se conservan hoy en el Museo de Historia Natural de Dijón, y otras 200, en los museos de Lons-le-Saunier. Empezó a forjarse una reputación de viajero y naturalista en la década de 1850. Su nombre se menciona de forma recurrente en el Journal de conchyliologie, así como de forma esporádica en los boletines de la Société de géographie y de la Société d’anthropologie de París, de las que era miembro desde 1861 y 1878, respectivamente. Sin embargo, nunca estuvo en el primer plano científico ni en la vanguardia artística, a pesar de haber participado como exponente de obras en salones parisinos y exposiciones provinciales. Era un hombre relativamente discreto”.

- ¿Cuál es su formación como artista y evolucionista?

“No lo sabría decir exactamente. Muchos aspectos de su vida siguen siendo enigmáticos. Sabemos que realizó sus estudios de secundaria en el Collège de Juilly, un establecimiento fundado por el rey Luis XIII, donde Montesquieu había estudiado antes que él. Una vez terminada la adolescencia, vivió unos años de vida bohemia en París antes de embarcarse, a los 22 años, para un viaje alrededor del mundo. En esa época ya tenía inclinación hacia la historia natural y el dibujo. Uno de sus familiares, un primo llamado Hippolyte Plantet, era pintor, pero no sabemos si este pariente, que solo tenía un año menos que él, pudo ayudarle a acercarse al mundo de los artistas. En cuanto a las teorías de Darwin, ignoramos cuándo las descubrió. De lo que sí tenemos constancia es que a principios de la década de 1870 ya rechazaba las teorías fijistas. Había adoptado el principio de la variación permanente de las especies y el de la selección natural”.

¿Y cómo es su vinculación con Canarias y su amistad con Sabin Berthelot?

“Grasset conoció a Sabin Berthelot al final del año 1854, con ocasión de un viaje a Senegal. El archipiélago canario, al encontrarse en su ruta, fue una parada en su periplo. En aquel entonces Berthelot dirigía el viceconsulado francés, que era un lugar de paso imprescindible para los franceses que paraban en Santa Cruz, especialmente para los naturalistas. Berthelot era toda una referencia para quienes necesitaban orientación en sus excursiones por la isla de Tenerife. Después de este primer encuentro, los dos hombres siguieron en contacto por carta. Parece que se vieron en una ocasión en Francia, hacia el año 1861. Ese mismo año, Berthelot lo presentó a la Sociedad Geográfica, y quedó elegido socio de la asociación. Pero no fue hasta 1877 cuando cumplió su promesa de volver a visitar a su amigo. Ese año, se encontró con un hombre debilitado por la edad. Berthelot tenía 83 años, perdía un poco la memoria, pero aún disfrutaba de la buena compañía. En su casa de la calle de Las Flores, en Santa Cruz de Tenerife, organizaba reuniones y compartía su mesa con René Verneau, que estaba realizando su primera misión científica en las islas. En ese momento, Berthelot estaba escribiendo la obra que se publicaría con el título Antiquités Canariennes. La cuestión del origen de las primeras poblaciones del archipiélago, que también ocupaba a Verneau, debió de ser un tema de conversación durante estos encuentros en la calle de las Flores. Aunque Grasset tenía otras amistades en Tenerife, es probable que los tres viajes realizados entre 1877 y 1881 tuvieran algo que ver con Berthelot. El de 1881 tuvo lugar unos tres meses después del fallecimiento del viejo cónsul. Ese año, Grasset conoció a Elías Zerolo, que, junto con el marsellés León Lavialle, era uno de los albaceas testamentarios de Berthelot. Durante los dos siguientes, participó en las gestiones para la publicación, en la editorial parisina Plon, de la obra póstuma Souvenirs intimes ou miscellanées épistolaires. Se trata de una obra de 1883, que Luis Diego Cuscoy tradujo al español y dio a conocer en 1980 como Recuerdos e epistolario”.

- ¿Es cierto que Berthelot le publicó un libro de viajes que realizó alrededor del mundo?

“Sí, totalmente cierto. En 1879, Berthelot le publicó en Francia los diarios de un viaje que realizó entre abril de 1850 y enero de 1853. Fue un viaje por las costas suramericanas, el litoral occidental norteamericano, los archipiélagos del Pacífico, Australia, China, Indonesia y la costa occidental de África. Pero como bien indica el título del libro, Journal d’un voyageur ou Recueil de notes pendant un voyage autour du monde, mis en ordre par S. Berthelot, en este caso no se trata de una reproducción fiel de los textos, sino de la publicación de fragmentos de los diarios, pasajes seleccionados por Berthelot y comentados por él. Estos diarios contenían dibujos, que no se reprodujeron en el libro”.

- ¿Qué cree que pueden aportar estos Apuntes de viaje a la bibliografía que ha escrito sobre el Archipiélago canario?

“Estos diarios vienen a enriquecer un corpus de textos ya conocidos, escritos por extranjeros que estuvieron en Canarias en el último tercio del siglo XIX, como, por ejemplo, los ya mencionados Jules Leclercq y René Verneau, pero también Eugène Goblet d’Alviella, Olivia Stone, etc. Pertenecen al género de la literatura de viajes, de viajes reales, que nos permiten descubrir las islas a través de los ojos de los europeos y entender qué lugar ocupaban en su cartografía mental del mundo. Por supuesto, nos proporcionan además valiosos detalles sobre las islas en sí y los isleños, sobre cómo se relacionaban entre ellos, sus hábitos y costumbres, y también, en el caso de los diarios de Grasset, sobre cómo se viajaba al final del siglo XIX. El viajero nos cuenta todo lo que sufría el que navegaba bordeando la costa africana, para ir y venir entre el Mediterráneo y el Archipiélago”.

- En uno de los apartados de la introducción señala los estereotipos y prejuicios que caracterizan a Arthur Jean-Philibert Grasset. ¿Podría indicarnos algunos? ¿Se conoce si logró desembarazarse de ellos?

“Ya he mencionado algunos, como la imagen de una España atrasada, que era un estereotipo bastante arraigado en Francia en el siglo XIX. Podemos señalar también los prejuicios judeófobos, muy presentes en las páginas escritas en Gibraltar y Tánger, los estereotipos como el del judío avaro, que no hacen sino reflejar el antisemitismo creciente en la sociedad francesa de esa época. Pasa también con la comunidad musulmana, especialmente con sus componentes masculinos vistos como seres bastante brutales, a veces guiados por pulsiones violentas. Grasset busca entre los estereotipos los recursos necesarios para describir a la otredad dentro de una lógica de separación que va del distanciamiento, en el caso de los isleños, por ejemplo, a la exclusión en el caso de las poblaciones del Magreb. Tiene cierto trato social con los habitantes de Canarias, pero no con los judíos ni con los musulmanes. En relación con el choque cultural que experimentaban los viajeros en una época en la que viajar era más complicado que ahora, y a modo anecdótico, podemos mencionar una experiencia vivida por Grasset en Canarias. Me refiero a su descubrimiento del vino de Lanzarote. Él partía del principio de que todo lo que se comía y se bebía en las islas era malo. La primera vez que probó el vino, no le gustó para nada. Al segundo día, tampoco le pareció bueno, pero dijo que se bebía a pesar de todo. Pero al final, al tercer día, ya no le parecía tan malo. Este ejemplo nos muestra cómo la confrontación con lo diferente da lugar a veces a comentarios negativos, pero si aceptamos o nos tomamos el tiempo de aprender a conocer, nuestro juicio puede cambiar y volverse positivo”.

- De los dibujos que realizó en sus viajes a las islas, ¿resaltaría alguno? ¿Por qué?

“Me resulta interesante, por ejemplo, la acuarela del idolillo de la antigua colección de la familia Maffiotte, por lo que nos sugiere y no se cuenta en los diarios. Grasset viajó a Canarias en un momento en que la élite isleña se interesaba por las poblaciones prehispánicas y se estaba desarrollando el coleccionismo. Estamos hablando de finales de la década de 1870, y no olvidemos que la fundación del Museo Canario data de 1879. Como dije antes, Sabin Berthelot estaba escribiendo su obra Antiquités canariennes y esto coincidió, además, con la primera misión de René Verneau en el archipiélago. Una de las primeras tareas que se propuso este antropólogo al llegar a Santa Cruz fue precisamente visitar a las personas que poseían colecciones de objetos prehispánicos. Este idolillo que pintó Grasset y también se reproduce en la obra del cónsul, no está representado en la obra que publicó Verneau en 1891, Cinq années de séjours aux Canaries, aunque sí, se menciona en sus publicaciones. No cabe duda de que tanto Verneau como Berthelot vieron esta colección o una parte de ella, y no podemos descartar que Grasset también. Por otra parte, me llama la atención una serie de paisajes, en particular de Gran Canaria, como el Barranco Seco, el de la Angostura, que se corresponden con los que, más adelante, se fotografiaron y salieron en las primeras postales que circularon por Europa con el turismo de las primeras décadas del siglo XIX”

- Es autora, entre otros, de Un francés entre guanches e Informes y memorias consulares de Sabino Berthelot (1847-1874), ¿por qué este interés en la Historia de Canarias y en concreto en la vida y obra de Berthelot?

“Existe un cierto apego a la figura de Sabin Berthelot no solo en el mundo académico canario sino de forma general entre las personas interesadas en la cultura y la historia del archipiélago. Esto siempre me ha llamado la atención, como francesa que ha pasado muchas estancias en Tenerife. Mis primeras lecturas de las obras de Berthelot se remontan a mi época de estudiante, y las hice en un ambiente propicio al descubrimiento y al estudio, en la biblioteca universitaria de La Laguna. La idea de desarrollar su biografía a partir de fuentes archivísticas francesas surgió más tarde, en un momento en que yo vivía en París y me encontraba en una situación ideal para intentarlo. Son muchos años de investigación, pero aún queda mucho por hacer. En cuanto a las memorias y los informes consulares, fue un proyecto que nos planteamos, de forma conjunta, un compañero de la Universidad de Estrasburgo, Cristian Díaz Rodríguez, y yo. El objetivo de esta iniciativa era poner las fuentes documentales a disposición de un público que no siempre tiene acceso a los archivos. De hecho, la idea que guio la publicación de los diarios de Arthur Grasset es la misma. Me refiero a hacer lo necesario para difundir un documento que podría haber permanecido “encerrado”, por así decirlo, en una gaveta o un armario, y hacer lo posible para que su significado sea accesible a un amplio número de lectores mediante su traducción y notas explicativas”.

- ¿Cuál es la visión que tenían los intelectuales franceses de las islas en el XIX? ¿Y cuál piensa que es la aportación que Berthelot a suscitar esta curiosidad?

“El interés por las Islas Canarias surgió en Francia en gran medida gracias a la contribución de Sabin Berthelot, no solo mediante la publicación de obras, sino también por su gran implicación en diversas sociedades científicas francesas, como la Sociedad de Geografía, la Sociedad Etnológica, de la que fue uno de los fundadores en 1839, o, posteriormente, la Sociedad Imperial de Aclimatación Zoológica y la Sociedad de Antropología de París. Tres de ellas llegaron a ser reconocidas de interés público por el Estado francés. Los trabajos que Berthelot presentó allí y la información que trató de difundir a través de ellas pusieron a Canarias en el centro de la atención de los científicos, especialmente entre 1835 y 1847. A partir de 1870, una nueva generación de intelectuales tomó el relevo, sobre todo en lo que se refiere al estudio de las antiguas poblaciones del archipiélago: pensamos, por ejemplo, en Gregorio Chil y Naranjo y Diego Ripoche, que publicaron algunos trabajos en Francia, así como en René Verneau, que llegó a Tenerife en junio de 1877 con la intención de continuar lo iniciado por Berthelot. Verneau sólo tenía 25 años en ese entonces y rápidamente se alejó de Berthelot. Pero no es menos cierto que, inicialmente, este fue una referencia para él”.

FOTOS:

1.- Portada del libro-

2.- La profesora Nathalie Le Bruen

3, 4 y 5: ilustraciones de las islas Canarias realizadas por Arthur Jean-Philibert Grasset y que se incluyen en el libro.

Saludos, maravillados, desde este lado del ordenador

Los Multicines Yelmo de Canarias reabren el 12 de junio

Viernes, Junio 5th, 2020

La empresa gestora de la cadena de multicines Yelmo ha acordado reabrir sus salas en las islas Canarias el próximo 12 de junio, el viernes de la semana que viene.

Los multicines abrirán respetando los protocolos de seguridad especial y con una cartelera “sin estrenos por el momento”, que incluye entre otros títulos Conjuring I, Wonder Woman, Joker y Geminis.

Se prevé así que la semana pròxima reabran los Multicines Meridiano, los Yelmo Orotava en Tenerife, así como llos Cine Yelmo Vecindario, Cine Yelmo Las Arenas, Cine Yelmo Premium Alisios en Gran Canaria y los Cine Yelmo Fuerteventura.

La reapertura de las salas se realizará de manera progresiva y se indicará con señalizaciones la distancia de seguridad que deben respetar los espectadores, reducción de aforo y el aumento de la frecuencia en la limpieza y desinfección de superficies de mayor contacto, entre otras medidas. Se fomentará además la compra de entradas y productos de bar a través de la web y app y las salas contarán con dispensadores de gel hidroalcohólico.

Por último,” todos los empleados de la compañía contarán con sistemas de protección individual y, en los casos en los que sea posible, se fijará una distancian física de 1,5 metros entre las filas de espera del bar y de 2 metros entre el personal de restauración y clientes”, informa el periódico ABC.

Saludos, ¿ganas de ir al cine?, desde este lado del ordenador

23 de abril. Un Día del Libro diferente (y 2). Los editores, al borde del abismo

Sábado, Mayo 2nd, 2020

El sector editorial en Canarias no está pasando, como el resto de las industrias culturales, su mejor momento. La declaración del Estado de Alarma para frenar la expansión de la Covid-19 ha tenido efectos muy contraproducentes entre los profesionales que contra viento y marea habían logrado, al menos hasta el pasado marzo, que el negocio de fabricar libros caminara e incluso generara cierta expectación entre los lectores.

Una expectación todavía reducida pero lo suficiente para que tanto el iniciado como el profano reconocieran a los autores que publican dentro como fuera del archipiélago.

Todo eso se ha fragmentado y por lo que cuentan, parece que costará mucho reconstruir lo alcanzado. La incertidumbre sobre su futuro es grande y ante tamaño panorama devastador el Gobierno de España responde con escasísimo tacto al sector cultural y el de Canarias toma decisiones precipitadas sin calcular lo que viene. El nuevo escenario presagia “malos tiempos para la lírica”.

Este artículo completa el que se publicó el domingo pasado (19-IV-2020) con el título de Los editores recomiendan… para celebrar un Día del Libro, el 23 de abril, muy especial por razones ya del todo conocidas.

Se formuló un total de diez preguntas a los once responsables de editoriales canarias que participaron en esta encuesta. Motivos de espacio, obligaron a dejarlas –sin premeditación– en siete

1.- ¿Cómo afecta la crisis de la Covid-19 a la editorial?
2.- ¿Han explorado la alternativa digital?, si es así ¿cuáles han sido los resultados?
3.- ¿Qué libros han tenido que detener en imprenta?
4.- ¿Cree necesaria una Dirección General del Libro?
5.- ¿Les ha explicado su política editorial la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias?
6.- Problemas con la distribución.
7.- Además de la Feria del Libro ¿demandarían una Feria de Editores?

JORGE A. LIRIA.
Editorial Mercurio (Gran Canaria)

1.- La actual crisis supone el cierre de las distribuidoras y librerías dentro de la obligación del Estado de Alerta, y en consecuencia, las editoriales padecen la misma angustia que el resto de las empresas del país. Es un momento donde todos están en situación parecida. La editorial se ve en la obligación de paralizar la salida de novedades, al tiempo que deja de ingresar por los miles de libros que tiene en unas librerías cerradas y a las que la crisis coloca en una complicada situación de cara al futuro.

2.- En nuestra editorial siempre hemos tenido títulos en digital, aunque durante estas últimas semanas hemos puesto muchos títulos más a un precio máximo de 0,99 euros.

3.- Hemos paralizado gran parte de las novedades de este trimestre, precisamente las que tienen sus presentaciones antes de las ferias del libro y que después son lecturas para el verano. Muchos ensayos, novelas y los nuevos títulos de poesía de la colección El Faro de la Puntilla, la colección Sobrescritos, la Colección Universidad o varios títulos infantiles. Ahora su salida a la calle es una incógnita, pues depende de lo larga que sea esta situación, que parece que va a ser bastante prolongada, lo que aconsejaría que la mayoría de las novedades de primavera se retrasen hasta otoño.

4.- No es sólo necesaria, sino imprescindible. Un organismo que garantice existencias suficientes en las bibliotecas canarias, pues es la única garantía de igualdad social de acceso a la cultura. No un organismo de ayudas a ediciones, sino que permita el acceso de los libros en todas las bibliotecas, tanto municipales, insulares o escolares. A ello debería continuar una labor que se hizo hace años, la presencia de las editoriales canarias en las principales ferias internacionales con stand propio. Pero sea una labor continua, no un capricho puntual, de abril caminos para después abandonarlos.

5.- El silencio. Si siquiera conozco a sus responsables.

6.- A finales de 2018 y principios de 2019 Canarias vivió un pequeño terremoto de distribuidoras, con una concentración que supuso importantes pérdidas para muchas editoriales isleñas. Un año después, la situación se ha normalizado. No hay problemas de distribución si tienes libros suficientes en el mercado para surtir a las librerías y contratos con distribuidoras en las distintas zonas geográficas. Si una editorial no suscribe contratos con distribuidoras no puede pretender vender en todos los sitios. No es un problema de distribución es una decisión de los editores que no suscriben estos acuerdos.

7.- No creo necesaria una feria de editores, pero sí una especie de seminario técnico-profesional anual.

Zebensui López
Trujillo.
Le Canarien
(Tenerife, 2012)

1.- Nos ha paralizado prácticamente por completo. Con el cierre de las librerías tradicionales, la única vía que ha quedado es la online. Sin embargo, dado nuestro perfil de libro canario, el número de publicaciones disponibles en plataformas como Amazon es reducido. Tampoco podemos hacer presentaciones, enviar los libros a los patrocinadores y hemos perdido la campaña del Día del Libro. Ante esto, nuestros ingresos desde el día de la declaración de alerta es de prácticamente cero. Insostenible.

2.- Es la única vía que nos queda. Y ahora mismo estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en subir todo nuestro catálogo a las distintas plataformas, pero es una tarea lenta y compleja. Calculamos que terminaremos de subir la mayoría de los títulos a finales de abril.

3.- Todas las reimpresiones de títulos para las ferias se han paralizado. Unas doce publicaciones se han parado en distintas fases del proceso editorial. Siete ya listas para imprimir. Cuándo saldrán a la venta es difícil de calibrar.

4.- Es imprescindible para el libro canario. Que se sigan editando libros de contenido canario, es decir, divulgando conocimiento sobre nuestro territorio, debe ser una prioridad. El acceso al conocimiento que se produce por parte de nuestros investigadores y universidades es un derecho que tenemos todos los canarios y canarias. Si no se publica no se divulga. Y es evidente que las ventas del libro canario han descendido progresivamente desde su auge en los años 80, de manera que las administraciones deben tomar cartas en el asunto y apoyar al sector para que no desaparezca.

5.- Por ahora, ninguna. Además, las ayudas a la edición de 2019 no se convocaron y no hay previsión que lo hagan este año.

6.- Afortunadamente tenemos una distribuidora estupenda. Canaria. Llena de energía y que comparte nuestra misma pasión. Tamonante es, sin duda, aire fresco en la distribución, ya que nos permite ser eficaces y al mismo tiempo ser independientes de los nuevos entramados de la distribución en España.

7.- Nunca lo había pensado, pero quizás sería interesante.

María Jesús Alvarado y Juan Ramón
Tramunt. Editorial
Puentepalo (Gran Canaria, 2001)

1.- Dado que somos una editorial muy pequeña, nos afecta solo en la medida en que se nos han retrasado los nuevos trabajos de imprenta, pero no tanto a nivel económico de ventas, etc.

2.- Sí, independientemente de esta crisis, hace ya algún tiempo que barajamos la posibilidad de edición digital, tanto por abaratar costes, como para llegar más lejos geográficamente, pero de momento no lo hemos llevado a efecto. Quizás en un futuro próximo.

3.- Tenemos tres libros nuevos para este año: El niño de la tienda de telas (Jesús I. Chamali), Intervalo abierto (Irina Georgescu) y Urbs (Eliseo Méndez), en tres colecciones diferentes (narrativa, bilingüe y poesía). Verán la luz desde que volvamos a la actividad normal.

4.- Nos parece muy necesaria una Dirección General del Libro, especialmente para que favorezca la visibilidad de los autores y editores canarios, no solo en las islas sino en el resto del estado y fuera de él. (Apoyo editorial, distribución, difusión, etc).

5.- La desconocemos.

6.- Es el gran problema de las editoriales, y no se entiende que las distribuidoras no consigan funcionar de manera eficiente y rentable para ellas, dadas sus posibilidades de trabajo y beneficios potenciales. Quizás una Dirección General del Libro de Canarias, que se ocupe de gestionar el tema de la distribución ayudaría a solucionar el problema.

7.- Una Feria de Editores de Canarias es imprescindible para darle vida al sector. Ya la hubo, hace varios años, promovida por la editorial Baile del Sol, y constituyó una experiencia muy enriquecedora. Sería estupendo recuperar y renovar esa iniciativa.

Emilia Vié, Manuel Pérez Cedrés.
Ediciones DelMedio
(Tenerife)

1.- Nuestro principal canal de llegada al lector son las librerías, al no estar funcionando con normalidad, los efectos nos llegan directamente.

2.- Nosotros siempre publicamos nuestros títulos en ambos formatos, físico y digital. El mercado digital es muy complicado, tiene muchísima oferta y cualquier título nuevo tiene muy poca vida en las plataformas, salvo excepciones.

3.- El día 20 de marzo íbamos a presentar el poemario de Enrique González, Cuarto Menguante. No queremos pensar en fechas de lanzamiento aún, vamos planificando a corto plazo y siguiendo las fechas que nos dan por los canales oficiales.

4.- Ahora mismo, no.

5.- No hemos tenido contacto con ningún organismo oficial.

6.- Muchísimos. La insularidad es un gran problema para las editoriales en Canarias. Con el cierre de los distribuidores tradicionales, nos vimos abocados durante el 2019 a distribuir nosotros mismos. Eso nos cerró muchas puertas, pero nos abrió muchas otras. Ahora mismo hemos firmado un convenio de distribución con una distribuidora canaria, también nueva en el mercado. Colaboramos activamente con ellos para que puedan abrir muchas puertas y así beneficiarnos todos. Ahora contamos con un sistema de distribución bajo demanda que nos permite llegar a librerías asociadas en todo el mundo. Un mercado muy complicado pero que hemos visto moverse muy bien en el caso particular de algunos títulos de nuestro catálogo.

7.- Nosotros apostamos por los libreros, ellos son el motor y el corazón del libro. Una feria de editores implicaría meternos en terreno de librerías, y preferimos respetarlo. Y apoyarlos.

Ángel Morales.
Ediciones Aguere
(TENERIFE, 1997). desde 2007 coedita con
Ediciones Idea

1.- Hemos tenido que parar la producción y cancelar más de veinte presentaciones entre Tenerife, Gran Canaria, La Palma y Madrid. Más de veinte libros en la imprenta están pendientes de imprimir. Librerías cerradas; por lo tanto, sin venta y sin ingresos y freno a la maquetación y distribución: un parón total.

2.- La gente sigue prefiriendo el libro en físico y hemos comprobado que en estos días no han aumentado la descargas. Presentaciones que hemos hecho en Colombia, Honduras o México, hemos tenido que imprimir directamente allí, el transporte sale mucho más caro.

3.- Tenemos como una docena de libros pendientes de presentar. Por lo tanto, imprimir más no tiene sentido, porque sería ir acumulando libros sin poderlos mover, con el agravante de que hay que pagar.

4.- Para funcionar como funciona, rotundamente no, todos han estado al margen del mundo editorial canario y si han tenido un denominador común ha sido proyectos vacíos y el amiguismo.

5.- Lo poco que sé de los proyectos de este señor lo conozco por su promoción en los medios, la mayoría de ellos llenos de humo y vacío de contenido. No se puede hablar de un sector sin conocer a los que lo formamos y nuestros proyectos. He pedido entrevistarme con el Director General de Cultura y con el Viceconsejero y solo he recibido la callada por respuesta. Por lo tanto, más de lo mismo, ignoro sus planes e intenciones.

6.- En un territorio fragmentado todas las editoriales tenemos ese problema. Nosotros tenemos distribución directa en el área metropolitana y una distribuidora para el resto de las islas. En península nos apañamos con Agapea.com que está en ocho capitales de provincia.

7.- Siempre que se haga con cabeza y teniendo en cuenta a todas las editoriales de las islas, creo que sería un tema positivo, ya se hizo hace años y funcionó, pero para hacer chapuzas mejor no hagan nada.

Guadalupe Martín Santana. ATTK
Editores
(Gran Canaria)

1.- Si tengo que valorarlo desde el punto de vista de mi editorial, que es digital, y que fue así desde su origen, esta crisis, sin duda, nos beneficia. El lector, el lector voraz, el que todavía no había dado el salto al mundo digital, se anima a hacerlo, porque una de las ventajas del libro digital es, precisamente, que puedes adquirirlo sin “moverte de casa”.

2.- Nos falta mucho. Así como en otros países, Alemania, por ejemplo, en el que los lectores más jóvenes leen en digital y leen mucho, aquí todavía mostramos reticencias al libro digital (y se lee poco).

3.- Trabajo también como correctora ortotipográfica y de estilo y sé que algunos de los títulos que estaban ya en la fase de artes finales para entrar en imprenta, se han parado. La incertidumbre es precisamente esa, cuándo se reanudarán los trabajos. Creo que una vez se salga de esta situación que, aunque creo que es coyuntural, sí va a afectar al sector del libro, sobre todo, y por desgracia, a las librerías, distribuidoras, los eslabones quizás menos fuertes para soportar este período de inactividad, sin olvidarnos de las pequeñas editoriales, sin tantos recursos para soportar este parón en un ya de por sí maltrecho sector, se producirá un reajuste, no solo del sector editorial, de todos, al igual que se produjo tras la crisis del 2008.

4.- Creo que todo lo que sirva para dar difusión a las letras españolas, a nivel nacional e internacional, lo que ayude al fomento de la lectura, lo que sirva de alguna manera para ayudar al sector, claro que es necesario.

5.- Precisamente, he recibido un correo electrónico desde el Gobierno de Canarias, en el que me enviaban una guía con las medidas de apoyo para empresas y autónomos adoptadas por el Gobierno de Canarias y que sirven para el sector cultural. Tengo que leerlas con detenimiento, pero la ayuda principal y más reclamada, no solo por este sector sino por todos, que es la suspensión el pago de la cuota de autónomos durante el tiempo que dure la situación de alarma.

6.- Digamos que en nuestro caso, más que la distribución lo importante es la salida mediática de nuestros libros, su promoción en los medios y en los distintos foros especializados en literatura.

7.- Creo que sería interesante que todos los actos literarios tuvieran un carácter multidisciplinar en el que confluyeran escritores, distribuidores, libreros y editoriales. El objetivo de todos es la búsqueda de lectores, por tanto lo inteligente sería que pudiéramos remar todos en la misma dirección.

Tito Expósito. Baile del Sol (Tenerife, 1992)

1.- Pues ahora mismo, a estas alturas con un parón generalizado en todo lo que respecta a movimiento de los títulos a nivel comercial, nos hemos centrado en ir poniendo al día las tareas más administrativas e ir actualizando el trabajo pendiente en cuanto a maquetación y diseño de títulos que habían quedado rezagados.

2.- Tenemos aproximadamente un 20% de nuestro catálogo en formato digital, y distribuido por diferentes plataformas nacionales e internacionales, pero aún es pronto para tener resultados en cómo ha afectado esta crisis en las ventas digitales.

 3.- Tenemos en los almacenes de la imprenta seis títulos a la espera de distribuirlos cuando sea posible, es decir, cuando las librerías vuelvan a abrir.

4.- Creo que para empezar lo que se necesita es tener un simple interlocutor que de momento no existe. Y sin tener un interlocutor todo lo demás es mera fantasía.

5.- Ninguna. Que yo sepa no se han puesto en contacto con el sector desde que tomaron posesión de los cargos, al menos a nosotros no nos han llamado. De hecho, fuimos nosotros quienes solicitamos una reunión con la Dirección General de Cultura en repetidas ocasiones, casi hasta el cansancio y nunca nos dieron respuesta, tampoco nos desviaron hacia la Viceconsejería, ni hacia ningún responsable político que llevase a su cargo el libro. Así que esa ha sido la gestión del nuevo Gobierno con respecto al sector.

6.- Los de siempre. Cada vez hay menos distribuidores en las islas si te refieres a nuestro ámbito y por tanto se hace imprescindible la comunicación con el librero o con el propio autor que muchas veces es el mejor distribuidor, al menos de su obra. Nuestra distribución fuera del archipiélago funciona con sus altos y bajos, mantenemos relación con distribuidores desde hace veinte años, otros pasan por una crisis y cierran, pero surgen otros nuevos. Quizás algo que nos afecta mucho son los costes de correos, algo que parece difícil de solucionar. La distribución en países como Méjico la hemos solventado imprimiendo alguno de los títulos allí, al igual que cuando hacemos una coedición.

7.- Creo que lo primero que hace falta es tener una buena gestión desde el gobierno que de momento no ha dado señales de vida, porque la activación del interés social por la lectura no se restringe a la celebración anual de una feria del libro que siempre mantiene el mismo formato y que no cuenta en su organización con todos los sectores implicados en el libro. Por otro lado, como bien sabes hablamos de dos cuestiones distintas, la feria del libro está enfocada a la venta por parte de las librerías, es una feria, como todas las ferias del libro de pura venta y presentación de novedades. Una feria de editores es otra cosa, es un encuentro profesional donde se deben dar cita los múltiples agentes que forman parte de la edición y donde se incluye obviamente a la librería, para tratar como industria que somos, de buscar soluciones o mera información sobre todos aquellos temas que nos afectan, y que no es únicamente la venta de nuestros libros. El mundo editorial es complejo y difícil, y merecería sin duda que se le prestara una mínima atención…con o sin feria.
 
Remedios Sosa.
Centro de la
Cultura Popular Canaria (Tenerife, 1980)

1.- La venta de un libro es un engranaje en el que si falla una de las piezas, se bloquea la “cadena de producción”. Con la crisis la población está confinada, las librerías cerradas… Así que no se publica. Se acumulan los libros a punto de entrar a imprenta y se acortará el recorrido de los ya publicados, , puesto que la gran oportunidad que suponen las Ferias del Libro queda en suspenso.

2.- No, aunque esperamos hacerlo antes del verano. El libro digital no ha acabado de despegar, incluso en los países más desarrollados se han reducido sus niveles de venta. El libro en papel subvenciona gran parte de los contenidos del libro digital y los ingresos del e-book, con niveles de venta, insuficientes para pagar los derechos de autor, diseños, traductores…

3.- Hemos tenido que parar tanto novedades como reediciones. Entre los nuevos podemos citar Fray Antón y su hábito de quita y Pon, libro infantil y juvenil de Pepa Aurora, Memorias de un árbol en los tiempos del cambio climático, de Amílcar Martín, Amores Truncos libro de relatos cortos de José Juan Pérez y el poemario Mensaje-Planta de Maribel Díaz. También hemos parado proyectos como la Enciclopedia de la Cocina Canaria de Carlos Gamonal, la obra inédita de Elfidio Alonso, la colección Ocho Puertas, que recoge libros históricos fundamentales, y que empezaremos con Historia de la conquista de las siete Islas Canarias de Fray Juan de Abreu y Galindo, edición anotada y comentada por el historiador y escritor Francisco Osorio Acevedo.

4.- Sí. El libro es el vehículo cultural más importante y la Cultura es el medio fundamental para trasmitir la Identidad Canaria. Por tanto debería tener al menos una Dirección General, aunque lo lógico sería una Consejería. En lo único que se ha avanzado es que ya tenemos Ley de Bibliotecas.

5.- En el Centro de la Cultura Popular Canaria estamos esperando una reunión con la Consejera de Educación, Cultura… Creemos que nuestra labor y nuestra trayectoria de de 40 años se lo merece.

6.- El CCPC desde 1980 distribuye sus propios libros. Hemos visto cómo han desaparecido la mayor parte de las librerías, las pequeñas librerías. Las que no han cerrado, sobreviven en gran medida de la venta de papelería u otros productos. Luego hay unas pocas grandes librerías que subsisten con mucho esfuerzo. Y, un caso aparte, las librerías de los grandes centros comerciales a los que El Libro Canario ha dejado de interesar. Nos consideran una colonia y así nos tratan. En otras Autonomías no se permiten estos desprecio a La Cultura del territorio que los acogen.

7.- Sí, todos los espacios para el encuentro, el intercambio de experiencias, el conocer nuevas alternativas, que se hable durante unos días de los libros canarios… redunda en beneficio de todos los que formamos parte del desafío de publicar libros en Canarias.

Ismael Lozano.
Editorial Siete Islas
(Lanzarote, 2015)

1.- Nos ha afectado muy negativamente, teníamos previsto dos lanzamientos Vagos y Maleantes de Ismael Lozano Latorre y la nueva novela de Víctor Álamo de la Rosa. Estaban planificadas las presentaciones, en ferias, festivales… y los libros no han salido a la venta. En cifras económicas esto nos ha supuesto un gran descalabro, porque hemos hecho una gran inversión con estas dos obras y reponiendo stock de las otras para las Ferias del Libro y al no producirse, solo hemos tenido grandes gastos que hemos tenido que abonar. Esto va a afectar al número de títulos que podremos sacar este año.

2.- Nosotros hemos apostado por el formato digital desde el principio y tenemos un distribuidor de libros digitales, no obstante, hemos de decir, que aunque se producen ventas no suponen ni el 2% de los ingresos que nos generan las ventas en papel.

3.- Vagos y maleantes Ismael Lozano Latorre / Lanzamiento previsto: Marzo 2020 Actual: Mayo, Junio. Víctor Álamo de la Rosa / Lanzamiento previsto: Marzo 2020 Actual: Mayo, Junio.

4.- Tenemos problemas más importantes en Canarias, como conseguir que la calidad y precio de las imprentas canarias puedan competir con las de Península.

5.- Que a mí me conste, ninguna.

6.- Hemos vivido la desaparición de Libros siete y después, por desgracia, la mala gestión de Redbooks que estuvo a punto de terminar con el sector editorial canario. A título personal Redbooks nos hizo más daño de lo que está haciendo ahora el Coronavirus.

7.- Sí, pero no para el público en general. Una Feria de Editores, con mesas de trabajo comunes para todos y que podamos dar a conocer nuestro catálogo a librerías.

Elsa López. Ediciones La Palma
(La Palma, 1989)

1.- Como a la gran mayoría de las editoriales por no decir todas. Algunos escritores me han comentado que sus novelas están inmovilizadas incluso en las grandes editoriales del país. Todo ha quedado paralizado: No hay librerías, no hay distribución, no hay imprentas. No se salva ninguna. Quizá aquellas que tienen un fondo muy amplio en edición digital y pueden vender por ese medio, puedan seguir ganando algo. Las que hemos trabajado la edición sólo en papel lo tenemos más difícil.

2.- Vamos a empezar a lanzar novedades en formato ebook la próxima semana. Un formato que nunca habíamos trabajado hasta ahora. Comenzamos con la novela de Santiago Gil. El gran amor de Galdós, al que seguirán otros como Arena negra, de Méndez Guédez (de narrativa) y Asombrosas aventuras de Ismael Belda o Westahaven Bay y la montaña Amarilla de Iván Cabrera Cartaya.

3.- Bastantes. Unos diez aproximadamente. Sólo en la colección que yo dirijo (Ministerio del aire) hay cuatro títulos a la espera. Cuatro libros de poemas que llevaba tiempo preparando. De Ernesto García Abad, Oscar Lorenzo, Isabel Medina y Félix Hormiga. Hemos tenido que parar otras novedades que iban a salir para la Feria del Libro de Tenerife: Afinaciones, de José Balza, El reloj de Clío”, de Emilio González Déniz y Química del erro”, de Antonio Arroyo.

4.- No, por Dios, no más direcciones generales. El campo es pequeño y los editores canarios tienen las cosas claras. Lo que no tienen tan claro es el tema de ayudas a las editoriales. No se entiende el apoyo que las instituciones dan a editoriales peninsulares comprando libros de autores canarios, y pagándolos a precios desorbitados mientras escasean las compras a editoriales que editan también a autores de las islas sin que se les ofrezca ayuda para sacar esos libros a la calle, venderlos y distribuirlos. Para eso no hace falta una dirección general. Hace falta voluntad de hacerlo y una buena gestión desde dentro del gobierno. Podría poner muchos ejemplos de editoriales peninsulares que colocan sus libros en las islas con ayuda de ayuntamientos y cabildos, incluso del gobierno, facilitando así la edición de los autores canarios que les interesa, mientras las editoriales de Canarias tienen que hacer esfuerzos para sacar títulos de esos mismos autores, distribuirlos y venderlos, tanto en la península como en las islas.

5.- La desconozco.

6.- Es el talón de Aquiles del mundo editorial, tras años trabajando con la mayor distribuidora nacional, UDL, hemos decidido coger las riendas de la distribución y aunando esfuerzos con otros editores hemos montado El Paso Distribuciones (www.elpasodistribuciones.com), para la distribución nacional de nuestro fondo.

7.- Hay divergencias dentro de la propia editorial. El coordinador general, David Cabrera, opina que sin duda es necesaria basándose en lo que decía yo más arriba: el desconocimiento que tenemos de la producción de unas y otras y sería útil poder encontrarse y ponerse al día en la producción de unas y otras. Yo no lo creo así. Pienso que es demasiada dispersión y mucho gasto para tan poco rendimiento. Ya tenemos bastante gasto con las ferias.: traslado de libros, viajes, hospedaje en las distintas islas, etc. Y el gasto que estos traslados producen en las editoriales pequeñas es muy grande para ampliarlo con ferias de editores.

Elena morales.
Escritura entre las nubes (TENERIFE, 2014)

1.- Hemos tenido que aplazar sin fecha las presentaciones de las siguientes novelas: Adopción, de Ángel Nazco, en la que se intercalan dos historias paralelas de intriga y emoción. Nadie me dirá quién soy, con la que Miriam Luz Terrero Ramírez irrumpe en las lides literarias. Una casa en la colina, de Manuela Jiménez, la historia de un famoso escritor que, tras recibir un importante premio literario, se queda sin ideas. La Laguna, de la escritora austriaca Erika Kronabitter, traducida al castellano por Olga Sánchez Guevara, sobre el conflicto entre amor y libertad que especula también en una misteriosa desaparición. Se han pospuesto las presentaciones de los libros Nubes de relatos 2, así como de Teguisamos cuentos y Teguise Story cookbook. E igualmente se han aplazado las presentaciones de los libros Haya y Haya. Para los más pequeños, la nueva obra de Héctor José Riverol que cuenta con ilustraciones del dibujante mexicano Ivanevsky. Por otro lado, hemos parado la impresión de algunas obras que estaban a punto de ver la luz.

2.- Todo nuestro catálogo está a la venta en formato digital, pero no hemos experimentado ningún aumento de las ventas en este formato durante los días que llevamos confinados.

3.- Hemos parado la impresión de Lena y de Quemando rastrojos. Poemas de desarraigo, de Pilar Herrera Gimeno. Sin embargo, hemos puesto a la venta estas obras en nuestro canal bajo demanda y en formato digital por lo que se pueden adquirir en librerías que faciliten la venta a través de su página web, como Agapea. En el momento en que acabe el estado de alarma, estos y otros libros que tenemos en preparación podrán llegar a la calle y ser presentados en distintas instituciones.

4.- Sí. Todo el apoyo que reciba este sector es poco. Los libros son la base de la cultura y de la educación, reflejan el avance de la sociedad.

5.- No tengo constancia de ninguna respuesta, al menos por el momento.

6.- Ese es y ha sido siempre nuestro gran problema. Nuestros libros son poco visibles en librerías porque realizamos tiradas pequeñas. No podemos trabajar con grandes distribuidoras porque sus requisitos son inasumibles para nosotros; además, nos imponen restricciones excesivas. Entendemos que si las librerías no piden nuestros libros, las distribuidoras pequeñas también tienen problemas para colocarlos.

7.- Por supuesto que sí. Cualquier feria que promocione el libro siempre será una fiesta y un motivo de celebración para nosotros.

saludos, se les desea, desde este lado del ordenador

“Todo lo abarca y con furor lo aterra”. Literatura sobre las epidemias en Canarias

Martes, Marzo 31st, 2020

“En esta infausta isla del Atlante,
Si desde el mar á la enriscada sierra
Tiende su brazo el cólera gigante,
Y sin dar tregua á su execrable
Todo lo abarca y con furor lo aterra
”.

No se trata de una estrofa para recordar pero sí que es, hasta donde hemos podido indagar en estos tiempos confusos, uno de los primeros testimonios literarios que intenta reflejar los efectos devastadores de una epidemia en las islas. En este caso, la del cólera en la isla de Gran Canaria en 1851 que diezmó al 10 por ciento de la población, censada entonces en 58.943 personas de las que 5.593 fallecieron por el brote de cólera.

El poema lleva el título de El cólera-morbo y fue escrito ese mismo año por Ventura Aguilar, poeta romántico que dedica esta obra a la memoria de su sobrino “y caro amigo el licenciado d. Esteban Cambreleng” y que puede consultarse en la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico, que reproduce en pdf la versión impresa en la imprenta de M. Collina. Esta misma imprenta publicó “el que puede ser el primer relato de los acontecimientos, firmado por el jurista Antonio López Botas en la temprana fecha del 15 de agosto]. El folleto de 12 páginas no lleva título, y muestra en primer lugar el terror incomparable que sintieron la noche del 5 de junio los facultativos que identificaron la epidemia y comunicaron a la Junta de Sanidad que se trataba del cólera morbo”, explica el artículo Memorias del cólera. Plegaria de Juan M. Doreste publicado en la revista digital 7iM.

No existe, sin embargo, una bibliografía extensa y con carácter de ficción que trate las distintas epidemias que a lo largo de los siglos sacudieron al archipiélago canario, aunque rastreando hemos podido encontrar algunos títulos que quizá sirvan a los preocupados en estos asuntos para conocer con mayor amplitud cómo se enfrentó la ciudadanía a estos ataques invisibles que solían propagarse como la pólvora por toda las islas.

Ambientada el mismo año que el poema de Ventura Aguilar, 1851, Verano de Juan El Chino, de Claudio de la Torre fue escrita en 1971 y aprovecha la epidemia de cólera morbo que asoló la isla de Gran Canaria para narrar a través de su personaje, “sano” en toda esta debacle, las miserias y grandezas del ser humano. Más que la enfermedad, a Claudio de la Torre lo que le interesa destacar en la novela es cómo el mal afecta al carácter de sus semejantes, ya que la mayoría aprovecha la situación para sacar lo peor de sí mismos aprovechándose del vacío de poder.

En este mismo marco histórico localiza José Miguel Alzola algunos momentos de su Don Chano Corvo Crónica de un jardinero y su jardín (1973) mientras la fiebre amarilla es la protagonista de la novela Días de paso, de Javier Estévez, relato en el que describe cómo su protagonista recala en la isla de Gran Canaria para refugiarse en el interior, en un pueblo de nombre Lucena. Escrita en forma de diario, el libro se desarrolla entre 1811 y 1812, Días de paso es en palabras de su autor: “un hermoso viaje vital por la geografía inesperada del destino”.

Ambientada en Tenerife la segunda década del siglo XX, El sepulcro vacío (2015) de Cecilia Domínguez Luis se hace eco de la gripe española que segó la vida de Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja, y la construcción del mausoleo con claves masónicas que su madre ordenó erigir en su honor en La Orotava.

Inspirado en hechos reales aunque adaptados a su universo literario, Sabas Martín probó también el aliento de la epidemia en Nacaria, inspirándose en hechos reales que se desarrollaron en la isla de Tenerife cuando se propagó la peste negra. La enfermedad, que se cebó con los más débiles como con los más fuertes, se unió a la crisis de la cochinilla lo que resultó dramático no solo para las familias de la isla sino también para su economía.

Ángel Sánchez trata el asunto de manera episódica en sus Crónicas de Artemi, volumen cuya nueva edición a cargo del Gobierno de Canarias se presentó el año pasado. Lástima que, como otros libros que auspicia la Viceconsejería de Cultura apenas haya tenido recorrido.

Los leprosos son los protagonistas de La cueva de los leprosos, de Víctor Álamo de la Rosa, historia que se desarrolla en Isla Menor, territorio mítico en el que se ambientan muchas de las novelas de este escritor y que no es sino un trasunto literario de la isla de El Hierro. En esta obra el escritor explota una vez más su vena romántica y si bien no se trata la enfermedad como epidemia, sí que subraya la diferencia que existen entre los que están aquejados de ese mal y viven recluidos en un lugar apartado de la isla. Álamo de la Rosa insistiría ahora sí con una pandemia, aunque una pandemia imaginaria que provoca suicidios masivos, en su más reciente novela, El pacto de las viudas.

Personajes aislados por la enfermedad son los protagonistas de La umbría, de Alonso Quesada, obra que cuenta con una interesante adaptación cinematográfica dirigida por Pepe Dámaso y El silencio de Los Abades, de Juan Alberto Reyes Cornejo. En ambos casos, sus protagonistas sufren aislamiento por tubercolosis.

En el terreno de la anticipación y el fantástico, varios autores han escogido las islas como escenario para sus propuestas literarias. Los muertos vivientes, que como un virus se extienden entre los vivos que le sirven de alimento, son los protagonistas de Caminarán sobre la tierra, de Miguel Aguerralde, novela que transcurre en una isla de Gran Canaria igual de distópica que la pesimista y futurista Pasa la tormenta y Anturios en el salón, de Tomás Felipe y Juan Ramón Tramunt, respectivamente, aunque ni el primero ni el segundo justifican sus propuestas por causa de una pandemia sino por catástrofes que para nada resultan naturales.

Otras novelas fantásticas serían Evanescencia (2017), de Manuel Almeida, El despertar (2012) de Elio Quiroga y Los espectros de Nuevo Ámsterdam (2019), también de Aguerralde aunque salvo la primera no se desarrollan en las islas como tampoco recurre a Canarias como escenario Víctor Conde en su Naturaleza muerta.

Sí que se cuenta en la isla con una nutrida y sólida producción historiográfica sobre las diferentes epidemias que han asolado el archipiélago a lo largo de la historia y todo hace asegurar que tras la pandemia del Coronavirus se publicarán trabajos en el que se analizarán su impacto en Canarias. A la espera de que esta pesadilla acabe, de que las cosas vuelvan a la normalidad, los interesados pueden consultar obras tan interesantes como las epidemias del cólera del siglo XIX vistas por Benito Pérez Galdós, a quien por cierto el coronavirus ha deslucido los fastos organizados para celebrar el centenario de su fallecimiento.

En este apartado destacaría El barco de la viruela. La escala de Balmis en Tenerife, de Víctor García Nieto y escogiendo entre otros títulos que no deslucen interés, Del Río de La Plata a Tenerife de Paolo Mantegazza, quien tuvo que ser internado al llegar a la isla en el Lazareto de Santa Cruz de Tenerife.

Antropólogo darwinista –mantuvo correspondencia con el autor de La teoría de la evolución de las especies– desembarcó en Tenerife en 1858 y cuestiona en la obra las leyes de cuarentena de la época impuesta ante los riesgos de epidemia así como los lazaretos, centro en los que se concentraba a los contagiados.

Las epidemias en Canarias dieron origen además a dos novelas muy diferenciadas. La primera es Los argonautas, de Vicente Blasco Ibáñez, que narra la escala de un trasatlántico en el puerto de la capital tinerfeña. Escrita en 1914, su lectura puede evocar a la novela Los premios de Julio Cortázar ya que sus protagonistas –en el caso de la novela de Blasco Ibáñez emigrantes– tienen prohibido bajar a tierra.

En su libro Entrada y salida de viajeros, el crítico tinerfeño Domingo Pérez Mink afirma que Santa Cruz de Tenerife siempre estará en deuda con el escritor valenciano ya que escribió una de las páginas más hermosas dedicadas a la capital tinerfeña.

La segunda novela está cuenta con una interesante adaptación cinematográficas de la que damos amplia información en otro artículo.

Finalizamos este recorrido por novelas que nos recuerdan la vulnerabilidad de Canarias ante estos casos el anuncio hace unas semanas y en este mismo periódico de un nuevo libro en el que está trabajando en la actualidad el escritor tinerfeño Alberto Vázquez Figueroa quien no revela su título pero sí el subtítulo que con toda probabilidad llevará: Cien años después y en la que el coronavirus es uno de sus más señalados protagonistas.

Si omitimos Gran Canaria, el filme que Irving Cummings dirigió en los años treinta y que adapta la novela de A.J. Cronin, Canarias ha servido de plató de varias películas que tratan los efectos devastadores en la sociedad ante una pandemia tan feroz pero afortunadamente ficticia como es la de los zombies.

Y en el cine

Aunque no se desarrolla en las islas destacamos 28 semanas después (2007), ya que está dirigida por el tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo y Generación Z (Steve Barker, 2015) porque pese a que a no está rodado en las islas sino en Mallorca, transcurre en un resort que se ubica en Canaria (¡!).

REC 4: Apocalipsis
(Jaume Balagueró, 2014) se rodó entre Gran Canaria y Barcelona mientras que La mansión de los muertos vivientes (1985) cuenta con varias escenas filmadas en las islas. La película está dirigida por un cineasta todoterreno en el cine español, Jesús Franco, pero no se trata de uno de sus más inspirados trabajos. Como en otras de sus películas, la actriz protagonista es Lina Romay, compañera sentimental de este hombre que era capaz de rodar cualquier historia por mínima que fuera con dos centavos.

Rodada en paisajes naturales de las islas es también No crezcas o morirás (Thierry Poiraud, 2015), una cinta que propone una interesante vuelta de tuerca al género de los muertos vivientes en el cine ya que no se trata de que los muertos se levanten de sus tumbas para acabar con sus semejantes, los vivos, sino de no crecer ya que cuando se cumple la mayoría de edad y sin que se explique en ningún momento en la película, los adultos enloquecen y solo desean matan a los más jóvenes.

El filme da bastante importancia al paisaje, ya que prácticamente transcurre en exteriores, pero su función es la de servir solo de marco estético. La idea, por otra parte, revisa con nota la propuesta que ya en los setenta había anotado Narciso Ibáñez Serrador con ¿Quién puede matar a un niño?

Por último y en el terreno del cortometraje, una curiosidad, 21-Z, el primer corto canario zombi de la historia del corto canario y que fue rodado íntegramente con un teléfono móvil. Dirigen: Aitor Padilla y Eduardo Gorostiza.

Saludos, cuídense, háganme el favor, desde este lado del ordenador

La paciencia del peregrino, una novela de Daniel Pérez Estévez

Lunes, Marzo 30th, 2020

Antes de que estallara con toda su virulencia el Covid-19 se publicó en las islas y en la misma editorial (Ediciones Idea) dos novelas de temática parecida: El águila de San Juan y La paciencia del peregrino, de Francisco Estupiñán y Daniel Pérez Estévez, respectivamente. No sé sabe muy bien, pero probablemente por despiste del sello editor la portada de ambos volúmenes reproduce la misma imagen: la de unos pilotos de la Royal Air Force (RAF) estudiando un mapa de la isla de Gran Canaria. Se trata de una fotografía escasamente conocida de la II Guerra Mundial, y llama poderosamente la atención porque en ella se ilustran posibles ataques aéreos de la aviación británica que servirían de anticipo a un desembarco que, finalmente no se realizó.

La novela de Francisco Estupiñán, que ya comentamos en estas mismas páginas, ampliaba su radio de acción no solo a la presencia de las islas en aquel conflicto bélico sino también a los primeros días de la Guerra Civil en Canarias, capítulo en el que ofrecía una buena descripción de la marcha de Carmen Polo de Franco de Gran Canaria; de la Guerra Civil en territorio peninsular, donde el protagonista, marino mercante profesional, pasaba a formar parte del aparato de propaganda nacional y durante la II Guerra Mundial, en la que juega un importante papel en la no intervención de España en el conflicto gracias a su anglofilia y a su pasado (ahora celosamente oculto) de masón.

El libro de Daniel Pérez Estévez se ocupa también de Canarias pero durante los años 1940 y 1941, salvo un breve paréntesis al comienzo y al final del libro que el autor data en 1959. Con estos elemento, se estructura una novela de espionaje que tiene como escenario los paisajes de la isla de Gran Canaria, espacio en el que su protagonista, Miguel Miranda, actúa de agente secreto para la Gran Bretaña.

En la novela se explica la importancia que tuvo el archipiélago en aquellos años de sangre, sudor y lágrimas y se describe los preparativos de invasión que tanto británicos como alemanes estudiaron para tomar unas islas que, estratégicamente, podían haber tenido una gran importancia en el teatro de operaciones de ambas potencias.

Los británicos diseñaron para ello diferentes planes, el más conocido de ellos bajo el nombre de Operación Pilgrim, Peregrino. La Alemania nazi contó también con un plan de respuesta que, con la denominación de Félix, intentó adueñarse de Canarias con el visto bueno franquista. Visto bueno que nunca llegó a confirmarse sobre todo tras la reunión que el dictador nazi mantuvo con el dictador español en Hendaya.

La paciencia del peregrino está escrita más como novela de aventuras que como novela de espías de todas formas. No se preocupa, como sí se preocupó El águila de San Juan, en el juego político que se libró en Canarias aquellos años pero se deja leer no solo por la información que el escritor facilita al lector sino porque lo que tiene que contar se cuenta en sus más que apretadas doscientas y pico páginas. Páginas en las que personajes reales se mezclan con ficticios, resultado de la imaginación de Pérez Estévez, quien es doctor en Economía y director de la Sociedad Científica El Museo Canario.

La paciencia del peregrino comienza a finales de los años cincuenta con el arribo a Gran Canaria del yate de Aristóteles S. Onassis en el que viaja como invitado de honor sir Winston Churchill, quien fuera el premier británico durante la II Guerra Mundial y el hombre que fue capaz de unir a toda una nación para detener el avance nazi, avance que los primeros años de la guerra parecía imparable hasta la derrota del invencible ejército alemán en el frente ruso.

La novela, que pronto adquiere un tono más próximo al de los relatos de Falcó, de Arturo Pérez Reverte que a las novelas de espías de Eric Ambler, el maestro indiscutible del género de la sospecha y la traición, incluye los ingredientes necesarios para disfrute de cualquier seguidor de historias basadas en hechos reales aunque como se dijo, a Daniel Pérez Estévez le interesa más la aventura y el romance que distingue este tipo de literatura que el propio trabajo de espionaje, que lo hay y mucho. Prevalece, de todas maneras, el sentido de la aventura, una aventura que se desarrolla en escenarios que serán reconocibles para los que conozcan la isla de Gran Canarias ya que una de las misiones que debe realizar su protagonista es la de desarticular la red de abastecimiento de la flota alemana en el Puerto de la Luz.

Paralelamente, la novela cuenta la historia de amor que nace entre Miguel Miranda con una mujer que puede desbaratar la misión que se le ha asignado, aunque cuenta con el apoyo de su jefe de operaciones, un escocés de nombre Gabriel North, que hará todo lo posible para que su pupilo no cometa los mismos errores que él cometió en el pasado.

La paciencia del peregrino es una novela de fácil lectura que se desarrolla en distintos espacios geográficos (la capital grancanaria, Londres, Berlín, Madrid…) y no ahorra en acciones, lo que da mucha agilidad a su lectura. No se distingue, sin embargo, por un consistente perfil psicológico de personajes ya que apuesta más por los estereotipos, sobre todo los inspirados por Ian Fleming en su serie de novelas de James Bond, pero como producto ligero es muy recomendable para pasar el rato estos días de amenaza invisible, de confinamiento en el hogar, de guerra global a un virus que no tiene, mucho me temo, la paciencia del peregrino.

Saludos, gracias por estar al otro lado, desde este lado del ordenador