‘Rodajes en Canarias 1951-1970′

Lunes, Diciembre 3rd, 2012

En su generosa labor compiladora Joseph Vilageliú es el único especialista que se ha preocupado por contabilizar el número de publicaciones que a este lado siempre inestable del Atlántico se han dedicado a estudiar y analizar el cine rodado aquí. En Canarias.

Imagino así que en esta lista, ya imprescindible para todos aquellos que quieran trabajar sobre una realidad que todavía suscita debate, Vilageliú habrá añadido el último volumen que nos aproxima a lo que ya casi nadie cuestiona como una realidad.

Me refiero al volumen editado recientemente por la Filmoteca Canaria Rodajes en Canarias 1951-1970, un ejemplar que prolonga y continúa el trabajo emprendido hace unos años con Rodajes en Canarias 1896-1950 y en el que se recogen todos los títulos en formato largo, medio y cortometrajes que se han filmado en las islas así como los proyectos que nunca pudieron ver la luz pero de los que se dio cumplida información en la prensa de su tiempo. 

Cruzando los dedos para que la experiencia se repita con un tercer y necesario volumen que llegue hasta nuestros días, esta nueva entrega que notaría las producciones rodadas en el archipiélago entre los años cincuenta hasta principio de los setenta del pasado siglo es un interesante libro que debe ser entendido como fuente de estudio e ideal para especialistas y curiosos que tienen inquietudes por conocer la insólitamente rica historia de películas rodas en las islas.

Coordinado por Enrique Ramírez Guedes, Rodajes en Canarias 1961-1970 presenta sin embargo algunas modificaciones con respecto al primer volumen, editado en 2004.

Como explica Guedes, se ha apostado en esta ocasión por centrar los contendidos “exclusivamente en las producciones que han tenido lugar en territorio insular, suprimiéndose los apartados que trataban de las realizaciones sobre Canarias rodadas fuera del archipiélago y las películas de directores canarios rodadas también fuera de las islas.”

Se ha apostado además por presentar las entradas por géneros “y no atendiendo solo al criterio cronológico”, estructurando el volumen en las categorías de Ficción, Documental, Noticiarios y Amateurs.

Personalmente, el capítulo más atractivo es el dedicado a largometrajes de ficción porque se recogen títulos ya conocidos Moby Dick, Tirma, El reflejo del alma y Hace un millón de años, entre otros, con cintas bélicas alemanas como La estrella de África (Alfred Weidenmann, 1957), sobre las experiencias en combate del as de la aviación alemana durante la II Guerra Mundial, Hans Joachim; extravagantes cintas de espionaje, S.O.S. Pacífico (Guy Green, 1959) y peplum, o películas de romanos, Ulises contra Hércules (Mario Caiano, 1962).

También rarezas, como los musicales pop Días maravillosos (Sidney J. Furie, 1964) y la española Escala en Tenerife (León Klimovsky, 1964) con, respectivamente, Cliff Richard y el Dúo Dinámico (Manuel de la Calva y Ramón Arcusa) como protagonistas.

En cuanto a los proyectos que nunca fueron realizados me llama poderosamente la atención el anuncio de lo que pudo haber sido una adaptación de La isla y los demonios, novela de Carmen Laforet, así como de El señor de las moscas, que intentó levantar el productor Sam Spiegel y que su director, Peter Brook, rodaría en 1963 con gruón del propio autor de la novela, William Golding.

Para los aficionados al cine, no solo con las islas como escenario, Rodajes en Canarias 1951-1970 es un libro de referencia y consulta imprescindible. Repletos de títulos poco o nada conocidos y muy preciso en su información.

Felicidades a la Filmoteca Canaria, y al equipo de colaboradores que ha participado en su elaboración, por este trabajo del que se han editado seiscientos ejemplares.

Saludos, hace demasiado frío, desde este lado del ordenador.

¿Los últimos mohicanos?

Viernes, Septiembre 14th, 2012

Se me hace enormemente difícil comentar los tres cortometrajes que el jueves 13 de septiembre se estrenaron y con notable presencia de público en TEA Tenerife Espacio de las Artes (1).

Las razones giran en torno a que estas experiencias están realizadas al menos por dos de los últimos mohicanos de lo que podríamos denominar como cine independiente rodado en estas islas, lo que siempre revela audacia y un conmovedor entusiasmo por hacer lo que les salga en gana, motivación que genera que sus propuestas no estén encadenadas a lo que un espectador meridianamente iniciado en cortos espera recibir.

También, porque estos trabajos, al menos en los casos concretos de Daniel León Lacave y Josep Vilageliú, y pese a que no salgan del pequeño circuito de exhibición que impone las islas, se caracterizan por una voluntariosa y persistente insistencia en lo que denominan –como quien se agarra a un clavo ardiendo– cine leve no sé si con la idea de justificar sus flaquezas presupuestarias.

Si partimos de esta premisa, y guste o no guste lo que hacen, si por algo hay que reivindicar el trabajo de estos dos mohicanos es por su constancia y no traicionar su no tan críptica mirada a sus obsesiones particulares porque éstas forman parte indisociable de su manera de entender el cine. Una actitud, quiero entender, radical, sincera y valiente aunque tropiece con la indiferencia de un público que no está acostumbrado a someterse al ejercicio intelectual que supone ir desgranando sus claves.

Pienso así que ésa y no otra es una de las razones que explica la congelada reacción de un espectador que no sabe donde se mete ni a donde lo llevan cuando se enfrenta a esta forma de hacer cine, pero espero que ese mismo espectador no condene a la hoguera una manera de plantearlo solo por ser diferente.

Detecto en dos de los cortos –lamento afirmar que desconozco anteriores trabajos de Borja Texeira– piezas de un rompecabezas a través de las cuales ambos cineastas insisten y experimentan, no tan caprichosamente como pudiera parecer, en los mismos temas de sus anteriores películas solo que desde otro prisma pero siempre con la misma mirada.

Dos de los cortometrajes contienen además elementos comunes.

No se ubica al espectador en el espacio geográfico en el que se desarrollan sus propuestas y cada uno y a su manera reflexiona sobre las relaciones entre hombres y mujeres; y más que por la narración, se apuesta por un lenguaje poético que proporciona imágenes de una belleza cuanto menos insólita.

En esta ocasión, además, Borja Texeira, Lacave y Vilageliú tantean géneros tan reconocibles como el fantástico, el espagueti western y la ciencia ficción pero reinterpretados a su gusto. Es decir, que rompen sin pudor alguno sus límites fronterizos para asumirlos como propios, por lo que los géneros son finas capas de barniz para indagar en sus reflexiones acerca de las relaciones de pareja, la incomunicación, la soledad y el sexo. Los cuatro grandes ejes que tratan con mejor y peor fortuna estos tres cortometrajes.

El visionado de Ángeles, de Daniel León Lacave, permitirá a los iniciados comprender qué demonios es eso de cine leve, o cine de coste cero, o cine indigente. Rodado en Madrid aunque en ningún momento se mencione la capital de España, se trata, a mi juicio, de un curioso corto en el que se detecta influencias de El cielo sobre Berlín y Tan lejos, tan cerca, de Win Wender, con los últimos y laberínticos largometrajes al fondo de la psique humana de David Lynch.

Lacave planifica con regulares resultados el relato, y revela, e incluso a veces sorprende, sus claves cinéfilas (¿Picnic at Hanging Rock?) para construir excelentes planos que destilan inquietud. Desgraciadamente, no son elementos suficientes para seguir con meridiana atención una historia que se disuelve por no estar nada clara en la cabeza de su director, aunque tiene vida. O ese sello que ya es una marca que caracteriza otros de los trabajos de su director.

Me conmueve y sorprende a ratos estos Ángeles, pero no es un trabajo redondo cuyos diálogos lastra, desafortunadamente, un sonido que no le hace justicia a lo que estamos viendo.

Borja Texeira propone con El duelo una divertida y salvaje metáfora sobre parejas e infidelidades. El formato escogido por el actor y director es el de un duelo que casi parece mimetiza los que en su día rodara Sergio Leones para su ya célebre trilogía de los dólares. La estética, por otro lado, quizá recuerde al Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino.

Lo mejor de El duelo es la ácida ironía que introduce al final. Y el estupor que despierta en el espectador.

Más profunda y ambiciosa es la reflexión que suscita Josep Vilageliú con Nube9, una historia de ciencia ficción que parece recoger elementos de Soylent Green, como los hombres y mujeres que están para el disfrute sexual de los poderosos y que se reconocían en el filme de Richard Fleischer como mobiliario, y explorar hacia donde se están escorando las relaciones humanas con la aparición de las redes sociales y sus “amistades virtuales.”

El filme despierta el interés de todo aficionado al género, aunque Vilageliú, que es un cineasta al que le preocupa más el cuidado de la imagen que la narración, lo emplea para indagar de manera un tanto confusa sobre esa nueva ¿deshumanización? que nos caracteriza como especie y en la que ya incidió en su mediometraje Entre los arrozales.

Con todo, y si se cribase el abusivo empleo de la voz en off, se me antoja un trabajo notable en el que su autor convierte –en un principio casi en clave de comedia del absurdo– lo que prometía ser una utopía en una alienante distopía en la que se vacía a los visitantes de esa misteriosa Nube9 de sus recuerdos para convertirlos en voraces voyeurs.

Ya lo anuncia el mismo Vilageliú en la estupenda frase que publicita el cartel de su último trabajo: “cuando el sexo es obligatorio y la intimidad está prohibida.”

Conclusión:

No se tratan de trabajos redondos pero sí de piezas que generan sensaciones y hace trabajar, al menos a quien le escribe, la cabeza.

La modestia y el entusiasmo con el que están realizadas no les quita convicción y sí pone de manifiesto madurez y lealtad a unos principios que son los que les sigue animando a continuar en esto del cine.

En este aspecto, solo espero que más salvajes se sumen a esta tribu de infatigables mohicanos.

Palabra de Uncas, hijo de Chingachguk.

(1) A destacar el meritorio trabajo que está desarrollando Emilio Ramal al frente del departamento de actividades y audiovisuales de TEA Tenerife Espacio de las Artes en su más que elogiable empeño en dar a conocer lo que en la actualidad se está rodando en largos y cortos independientes en Canarias.

Saludos, hao, desde este lado del ordenador.

Noticias de esas cosas que tanto me (dis)gustan

Martes, Septiembre 4th, 2012

UN CINEASTA CON MUCHA PECHONALIDAD

El investigador tinerfeño Jorge Fonte es el autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico (Ediciones JC). En este volumen Fonte desentraña las claves que configuran el universo cinematográfico de un cineasta cuya obra se caracteriza por una búsqueda constante de la carnalidad que, en ocasiones, hizo equilibrios para no caer en la pornografía, un género, por otro lado, que detestaba cordialmente el autor de cintas tan extravagantes y salvajes como Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965) y Vixen (1968). Hay que aclarar que Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico no es el primer libro que se dedica en España al director. Hace años Pedro Calleja (responsable de uno de los mejores fanzines de cine fantásticos de este país, el mítico Serie B) dio a conocer su  filmografía en el todavía recomendable Meyerama: las películas y las supermujeres de Russ Meyer (editorial Midons), volumen que incluye una jugosa entrevista con este amante de las mujeres con destacada pechonalidad que fue Russ Meyer. Calleja será, precisamente, el encargado de presentar el libro de Fonte en el Salón Erótico de Barcelona (SEB), que se celebra en octubre. Otros libros del autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico, son los dedicados a Walt Disney, Steven Spielberg, Oliver Stone, Woody Allen y Robert Zemeckis. El volumen de Fonte, además de biografía y un extenso e interesante estudio sobre todas las películas rodada por el cineasta, incluye filmografía y bios muy jugosas sobre las actrices y actores que intervinieron en sus filmes. La aparición del libro coincide además con el noventa aniversario del nacimiento del director, quien falleció en Los Ángeles, California, en septiembre de 2004.  

UNA MUJER DE ARMAS TOMAR

El escritor y guionista Carlos Álvarez presenta este mes su tercera novela, tras La pluma del arcángel (Alfaguara), título por el que obtuvo el premio Benito Pérez Armas y Si le digo le engaño. 100 kilos a la deriva para salir de la crisis (Hora antes editorial). Lleva por título La señora. Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro (Hora antes editorial), y mezcla realidad y ficción con el objeto de ofrecer un retrato diferente de una mujer adelantada a su tiempo y con tanto peso protagónico en aquellos tiempos en los que Canarias comenzaba a integrarse en la Corona de Castilla. Beatriz de Bobadilla es también protagonista de Doña Beatriz de Bobadilla: drama histórico en cuatro actos, publicado en 1840, y cuyo autor es Manuel de Ossuna y Saviñón y su figura ha sido estudiada, entre otros, por Alejandro Cioranescu (Doña Beatriz de Bobadilla. Una amiga de Cristóbal Colón) y descrita por el polígrafo canario José Viera y Clavijo como una mujer “rara, que teniendo todas las gracias y flaquezas de su sexo, tuvo la crueldad y constancia de un hombre sañudo.”

EDUARDO, ESTÁ USTÉ NOMINADO

El guionista y dibujante de cómics Eduardo González está nominado en la categoría de mejor guionista nacional por Dentro de la noche a los Premios de la crítica de la revista Dolmen en su XII edición, relativa a los años 2011/2012. Un total de dieciséis especialistas ha votado en esta primera fase, la segunda comenzará este mismo 5 de septiembre y el fallo se dará a conocer el 15, coincidiendo con la clausura de las Jornadas del Cómic de Avilés. Eduardo González compite junto a Paco Roca, Gabi Beltrán, Díaz Canales, Cristina Durán y M. A. Giner. Para seguir el trabajo de Eduardo les recomiendo que visiten su para mi imprescindible blog Tirón de ojeras.

HISTORIAS DE UN MAÑO EN AMÉRICA

El ermitaño errante. Buñuel en los Estados Unidos, del catedrático de Historia del Cine de la Universidad de La Laguna, Fernando Gabriel Martín, es un más que recomendable trabajo sobre el cineasta aragonés durante su todavía poco conocida estancia en el país donde ondea las barras y las estrellas. En este volumen, que fue editado hace dos años por la Filmoteca Regional Francisco Rabal (Murcia), el autor propone un riguroso seguimiento por tierras norteamericanos del director de Los olvidados. Gran parte del material es resultado de numerosas consultas en los archivos Rockefeller, Universidades de Columbia y Nueva York; Washington y Los Ángeles. Con suerte, y para buñelistas de pro, el libro aún se puede encontrar en librerías. Como todo el mundo sabe, Luis Buñuel dirigió en su etapa mexicana, a mi juicio la mejor de su filmografía, Él, que está basada en la novela del mismo título de la escritora tinerfeña Mercedes Pinto. Y para no ser menos, recomendamos el visionado de La joven (1960), una de las cintas menos conocidas del director, en la que plantea una reflexión políticamente incorrecta sobre el racismo.

FUERTEVENTURA EN NEGRO

Me informan de una nueva incursión en la literatura negro criminal escrita en Canarias. Aún no he tenido acceso a la novela, aunque las reseñas que he leído no son malas. Se trata de Sangre de perros, de Carlos David Gutiérrez Robayna, y la acción transcurre en la isla de Fuerteventura. Solo que una isla, la de Fuerteventura, de noche, alejada de la brillante y poderosa luz del día.

CORTOS MADE IN CANARY ISLANDS

Tenerife Espacio de las Artes (TEA) acoge el jueves, 13 de septiembre y a las 20.30 horas, el estreno de tres cortometrajes realizados en Canarias. Los trabajos son Nube9, de Josep Vilageliú; Ángeles, de Daniel León Lacave y El duelo, de Borja Texeira. Estas piezas se exhibirán también el lunes, 17 de septiembre, en los Multicines Monopol de la capital grancanaria. Atención a los carteles promocionales de estos tres cortos… Impecables. Esperemos que el resultado en pantalla resulte igual de convincente.

Saludos, cuando despertó, el dolor de barriga continuaba ahí, desde este lado del ordenador.

(www.elescobillon.com)

Sobre dos mujeres y el corto ‘Una puta crítica’

Domingo, Agosto 5th, 2012

LA ÑORA Y LA RUBIA

Ha muerto Chavela Vargas. Una cantante de la que me percaté de su existencia gracias a la versión de Piensa en mi que en su día interpretó Luz Casal para una película del Almodowuar.

No tengo sus discos, pero leo retazos de su biografía donde se resalta que estuvo marcada por el alcohol y el sufrimiento como si con eso quisieran despertar una lástima cínica en el lector.

La Vargas fallece con 93 años… ¿93 años marcados por el alcohol y el sufrimiento? Una buena vida, entonces.

Lo digo porque desafiar a la muerte comprando todos los boletos para adelgazar el periodo existencial en su caso se quebraron. La muerte, a veces, es una discreta olvidadiza.

Su muerte, no tan repentina, coincide con el cincuenta aniversario de la desaparición de otra señora. Se llamaba Norma Jeane Mortenson aunque popularmente se la conocía como Marilyn Monroe.

La rubia de escandalosas caderas que volvía loooocos y loooocas a Tony Curtis y Jack Lemmon en esa obra maestra que es Con faldas y a lo loco.

Yo me quedo, sin embargo, de entre todas sus películas con un título que algunos consideran menor en la carrera de la actriz y en la de su director: Río sin retorno. La firma el señor Otto Preminger, al parecer un hijo de puta cuando estaba tras las cámaras. Si no, que se lo pregunten a Tom Tyron, actor y escritor. Escritor de una novela turbadora, El otro, llevada al cine por Robert Mulligan.

También me gusta la Monroe en Niágara, en Bus Stop, y en casi todo lo que apareció. Los caballeros las prefieren rubias, La tentación vive arriba, de nuevo a las órdenes de ese sátiro salvaje que fue Billy Wilder; Vidas rebeldes, El multimillonario, El príncipe y la corista… Pero donde despertó mis instintos más primitivos fue en Río sin retorno. Todavía me emociono al escuchar su One silver dólar… que cambiando de mano en mano va…

Norma Jeane tuvo una vida también marcada por el alcohol, las drogas y el sufrimiento. Solo que la muerte, en esta ocasión, sí que la encontró ese 5 de agosto de 1962… ¿Caería un puto domingo?

Dicen que se suicidó.

Yo sigo pensando que algo tuvo que ver en su muerte aquel happy birthday, mr. President, que le cantó al canalla de JFK, a quien ¿un tirador solitario? le voló la cabeza un día de noviembre de 1963…

Lo extraño del caso es que estas noticias tristes, negras, manchadas con la sombra de la muerte me ponen muy triste. Sentimental que estoy últimamente. Lo que me hace pensar cómo demonios será mi último día en la tierra de los vivos.

Pero no tengo estómago ni ganas para especular sobre cómo podrá ser mi estado de ánimo cuando me llegue la inevitable fecha de caducidad.

VOLANDO VOY, VOLANDO VENGO

Si hay un cineasta canario que mantiene casi la misma heroicidad por presentar sus últimos trabajos que Joseph Vilageliú ese es Daniel León Lacave, uno de los miembros más activos de esa puñetera pandilla que dice hacer cine leve.

Un cine, llámalo leve o no, cuyo primer antecedente ha sido detectado recientemente en este blog tras dar a conocer la primera experiencia de la inquietante y desconocida (y esto sí que es ir de leve por la vida) Petra Herzog.

Si pinchan el personalísimo blog de Lacave podrán observar su nuevo trabajo adscrito a los presupuestos de esta manera de hacer y quiero pensar entender el cine, Una puta crítica, comedia supuesta donde el director roza el rizo: reírse de sí mismo y reírse de una manera de hacer y entender el cine.

A mi juicio, le falta a este sorprendente y leve chiste egótico mayores dosis de ironía así como de autocrítica. Que nunca es sana pero sí efectiva cuando la cosa consiste en burlarse de las pretensiones de uno mismo, pero tiene su no sé qué.

Y sobre todo el riesgo, no sé si asumido, de la comedia. Una comedia que como todas las buenas comedias deja al final un regusto ciertamente amargo porque como decía el maestro Boris Vian “reírse es bueno y es tomarse las cosas en serio.” O algo así.

Ver su cortometraje ha supuesto al menos para quien les escribe el día que más detesta de la semana –el domingo, of course– que la tela de araña donde crecen y se reproducen sus frustraciones se rasgue por esta  corriente de aire fresco que ha espantado a otro lugar, a otro rincón, los insectos que emborronan mi/su  fuente de ideas.

Lo que le agradezco, porque de bien nacidos es ser agradecidos.

El mejor golpe del corto leve, o leve corto, me parece no obstante la imagen congelada que se ve al final de esta pequeña e interesante confesión de cineasta looooco por el cine ¿leve?

Me refiero a la que cierra los título de crédito para fundir al inevitable negro.

Me recuerda Una puta crítica, además, a un relato leído tiempo a… en Sin plumas o en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, de Woody Allen. Claro que, seamos objetivos, lo mismo da, probablemente.

Lo de probablemente es porque esto ha pretendido ser, precisamente, una puta y leve crítica de cine leve.

(*) En la imagen, y es qué últimamente me ha dado por el cine silente, el gigantesco Harry Lagndon.

Saludos, empiezo a temer los domingos, desde este lado del ordenador.

¿Quién diablos es Petra Herzog?

Viernes, Agosto 3rd, 2012

Llegué a Petra Herzog a través de un aficionado al cine que se rueda en estas islas con independencia de cual sea su formato.

- He encontrado algunos de sus trabajos en una casa deshabitada. No puedo decirte donde se encuentra esa casa pero sí que el material es cuanto menos perturbador.

- ¿Pero quién demonios es Petra Herzog?- pregunto.

- Una cineasta alemana que a finales de los ochenta rodó una serie de cortometrajes en las islas.

- ¿Vive esa señora?

- Ahí está la gracia del asunto. Una de mis fuentes asegura que sí. Otra, por el contrario, dice que desapareció misteriosamente del paisaje de Canarias tras el atentado a las Torres Gemelas.

- ¿El 11-S?

- Sí, sí, el atentado terrorista…

- ¿Y que vas a hacer con el material de Herzog?

- He subido la primera pieza a You Tube. Se titula Messe am Sonntag.

- Pues que bien.

- Que traducido al español es Misa en Domingo.

- ¿Y?

- Échale un vistazo y me cuentas.

- ¿Pero a ti que te parece lo que rodó esa señora?

- A mi juicio es eso algo así como eso que algunos puñeteros llaman cine leve.

- Madre del amor hermoso.

- No (se ríe), pincha en el enlace y juzga por ti mismo.

- No sé como se lo va a tomar Josep Vilageliú

- Pues con alegría, joder.

- ¿Y no sabes nada más de esa tal Petra Herzog?

- Pues poco más de lo que te he dicho.

- Espera, no me cuelgues, que voy a ver el corto.

- Aquí estoy, descuida.

- …

- ¿Qué te ha parecido?

- Hombre, no sé que decirte. Me gusta el rollito retro, y la aparición mariana. Los dos actores me recuerdan además a dos grandes personas, con una de las cuales mantuve una descuidada pero vibrante amistad.

- Pero ¿no es raro? ¿No te parece concreto dentro del surrealismo?

- ¿Concreto qué…?

- Ya te digo, concreto dentro del surrealismo.

- Vétete pa el carajo…

- Tú espera a que siga subiendo a You Tube otros materiales que he ido recopilando de esta señora. Un descubrimiento, sí señor.

- Bueno, se está haciendo tarde y me están llamando por la otra línea. Hasta la próxima.

- Chao.

Cuelgo y cojo la nueva llamada.

- ¿Diga?

- Es usted.

- Si pregunta por mi, seguro que sí, aunque últimamente lo pongo en duda. ¿Quién es usted?

- Petrrrra Herrrrzog.

- Encantado de conocerla, señora Herzog. Habla usted muy bien mi idioma. No le digo nada si corrigiese esas rrrr.

- He vuelto.

Y cuelga el teléfono.

Devuelvo la llamada.

- El número al que usted llama está apagado o fuera de cobertura.- me informa una grabación.- El número al que usted llama está apagado o fuera de cobertura.- repite la metálica voz femenina de la grabación.

- ¿Quién diablos es usté, Petra Herzog?- rompo el silencio de la habitación formulando esta pregunta.

(*) La imagen corresponde al filme Häxan: La brujería a través de los tiempos (Benjamin Christensen, 1922)

Saludos, escucho una extraña carcajada, desde este lado del ordenador.

‘Catálogo Canarias en corto 2011-2012′

Viernes, Junio 8th, 2012

¿TENEMOS TODO EL TIEMPO DEL MUNDO?

Algo así he sentido viendo los trabajos que componen el catálogo Canarias en corto 2011-2012. Lo apunto porque, tratándose de cortos, la sesión que comienza sobre 20.45 horas viene a finalizar sobre las 23 horas. Es decir, una invitación a que gaste un puñaíto de horas para ver trabajos muy correctos técnicamente y, en contra de otros Catálogos, alejados de bizarros experimentalismos.  

Bien saben los dioses que me lo advirtió Josep Vilageliú nada más verme, sorprendido de mi incursión en territorio lagunero: “Esto va a durar como dos horas”, pero me lo tomé como una broma. Un chiste malicioso…

Fatal conclusión, aprendiz de Ismael, porque tenía toda la razón del mundo esa especie de capitán Acab que todavía busca una ballena blanca a este lado siempre agitado del Atlántico…

La sesión, que tiene lugar en la sala mayor del Aguere Espacio Cultural, recoge buena entrada. Me sorprende, entre el público, que haya tantos niños. 

Los realizadores de los trabajos presentan sus obras…

Entre otras cosas explican lo duro que ha sido rodar estas piezas, siete en total, y todos coinciden en agradecer a Canarias Cultura en Red la labor que ha venido desarrollando en favor del audiovisual. Una labor, sospecho, cuya existencia podría desaparecer el próximo año en los planes de un Ejecutivo regional al que no le ha temblado el pulso para drenar los presupuestos destinados a Cultura.

La crisis.

Un fantasma, el de la crisis, que no protagoniza ninguna de las historias del Catálogo.

Se apagan las luces y empieza la función.

MELODRAMA

El primer mediometraje de la noche es Cosas que olvidamos, de Iván López. Una historia de amor a tres bandas de la que apenas me entero de nada por ¿será el pésimo sonido de la sala?

Me sorprende, pese a todo y muy gratamente, el aroma a melodrama que reúne esta cinta. 

López no es Douglas Sirk, obviamente, pero respiro en su trabajo el aire –no sé si voluntario– de irrealidad que caracterizaban las películas del maestro.

Eso me hace perdonar la debilidad de la historia, el callejón sin salida en el que su autor introduce a la protagonista femenina e incluso su almibarada –y algo sonrojante– ternura. 

UNA DE AMOR EN CLAVE FANTÁSTICA

Samuel Alarcón y José Cabrera son los responsable del segundo  mediometraje. Se titula La caja de Medea y a mi me recuerda a una reinterpretación de Mullholand Drive, de David Lynch, que como el Mulholand Drive de Lynch se pierde como me gustaría perderme a mi por el barranco de Masca. 

La historia tiene tintes fantásticos y comienza muy bien aunque empieza a desbarrar en su desarrollo y se pierde definitivamente en su parte final con un resultado incierto que no es lo mismo que desconcertante. 

A mi no me convence por seguir las doctrinas de don Confuso. Es decir, que cuando parece que va por ahí se mete por allá y se acaba liando la cosa.

Tanto es el lío, tantos son los nudos que se atan pero no se desatan en esa compleja tela de araña que debe ser la cabeza de su protagonista, que cuando la cosa termina no sé si hacer lo mismo que lo que hacen las chicas que tengo al lado: ponerme a reír.

Claro que lo mismo da, pienso mientras mi culo inquieto se revuelca en la butaca.

EL SUEÑO DE LA ADOLESCENCIA PRODUCE MONSTRUOS

Lo mejor de Una historia de amor, de Chedey Reyes, son sus originales títulos de crédito. El corto que es mediometraje está rodada en la comunidad de Madrid por lo que sus actores hablan –por cierto, vuelvo a quejarme del ¿penoso sonido de la sala?– con marcado acento continental. Ya saben: C y Z muy marcadas.

No lo hacen mal los actores. A su manera, resultan naturales protagonizando esta historia de amor –que se teje entre dos hermanos y una mujer– en clave nostálgica.

Pero bostezo. Y van, mientras observo como más de uno se levanta de la butaca y juye por la puerta donde pone Salida.

DRAMA

Vasni Ramos dirige En un momento…

Y creo que En un momento es uno de los cortos más arriesgados de la noche por el género en el que se ubica: el drama. El drama en su sentido más duro: asistir a la agonía del ser que más quieres.

O esa persona por la que serías capaz de sacrificarte y que no es, precisamente, la imagen con la que te  encuentras todas las mañanas frente al espejo. 

Sin embargo, y pese a estar bien narrado, no me emociono ni empatizo con el sufrimiento en el que se ven implicado sus dos protagonistas.  

NO HACEN FALTA PALABRAS PARA DECIR TE QUIERO

El mejor trabajo de la noche es, a mi juicio, El Círculo, de Eugenia Arteaga.

¿Por qué? porque siendo un corto que no es un corto es el que me resulta más corto en esta noche que no es de cortos. 

El círculo está protagonizado por Carlos A. Valencia y Lorena Plasencia, dos actores que me sorprenden por su naturalidad y como llenan pantalla. También me asombra cómo lo hacen los actores de reparto. Gente sin experiencia que lo hace igual de bien que los actores profesionales que intervienen en el resto de los cortometrajes que forman parte de este Catálogo.

El Círculo me emociona porque es un trabajo sincero.

Y me conmueve y alecciona pero sobre todas las cosas logra que me crea lo que estoy viendo gracias a que su realizadora evita caer en tontos sentimentalismos.

Rueda con un par de lo que hay que tener una historia en la que escucho a los mudos y entiendo a los sordos y me cabreo con la excelente actriz que hace de normal –Lorena Plasencia– porque  escucha y habla en un universo de signos en el que sobran las palabras para decir te quiero.

Solo basta un abrazo.

Asombrado no bostezo.

E incluso contribuyo con aplausos a reivindicar un trabajo que me parece deliciosamente inteligente y sobre todas las cosas honesto con lo que cuenta.

NO SÉ, NO CONTESTO

Me aburro con La vida en las manos, de Mercedes Afonso.  Afonso comete un error de base: el cine no es teatro y el teatro no es cine.

Es decir, que cine debe ser contar una historia con imágenes y no a través de palabras.

En La vida en las manos un hombre y una mujer hablan y hablan en un lecho de edredones revueltos. El trabajo, así, se centra en lo que dicen y lo poco que entiendo de lo que dicen –el sonido ¿será el de la sala?– me entra por un oído y me sale por el otro. 

Pienso de todas formas que  si lo veo en condiciones diferentes y sin el acompañamiento de los otros seis trabajos, igual descubro la llama que debe de tener dentro.

ESPERPENTO 

Cierra esta sesión el mediometraje Velando a los muertos, de Sebastián Álvarez.

Técnicamente es el trabajo más impecable de la noche. Y cuenta además con una banda sonora muy pegadiza y está  basado en un texto de Antonio Tabares

El trabajo, con fotografía en blanco y negro, quiere ser una comedia negra que se queda en….

… Todavía me estoy preguntando en que se queda…

No me río. No sonrío. Aunque hay espectadores que se ríen y es probable que otros incluso sonrían.

Viendo este trabajo es inevitable que recuerde La caja, el estupendo largometraje de Juan Carlos Falcón basado en la también estupenda novela Nos dejaron el muerto de Víctor Ramírez. El recuerdo, conste, es porque hay un muerto. 

El trabajo de Álvarez comete el mismo error que el de Afonso: el cine no es teatro y el teatro no es cine. Y sus actores, que son de teatro, me resultan demasiado artificiales así como los personajes que interpretan. Requetevistos. Resultan típicos y tópicos (el hermano bobo, los hermanos julandrones, la hermana encallecida y la cuñaaaada que no habla).

Estos elementos contribuyen a que el presunto esperpento que  propone Velando a los muertos se drene… No, no me convence este corto que no es corto sobre la familia y la codicia humana con acento canario.

Cuando finaliza la proyección me levanto como una centella mientras oigo a alguien preguntar bastante mosquiado ¿ónde vas?

Me planteo esa misma pregunta mientras regreso en tranvía a Santa Cruz de Tenerife.

¿Ónde vas cine canario, ónde vas triste de ti

Saludos, ¡Hasta el infinito… Y más allá!,  desde este lado del ordenador.