Archive for Julio, 2013

M.A.R publica en septiembre Un camino a través del infierno, de Javier Hernández Velázquez

Miércoles, Julio 31st, 2013

El escritor Javier Hernández Velázquez publicará su próxima novela Un camino a través del infierno en M.A.R. Editor. Este título, que resultó finalista en la última edición del Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial, que convocan el Ayuntamiento de L’Hospitalet y Roca Editorial, llegará a las librerías en septiembre y se presentará en la capital tinerfeña el 11 de octubre.

Un camino a través del infierno está protagonizado por Mat Fernández, un personaje que ya había aparecido en dos relatos cortos del escritor. La novela, con ecos a Dashiell Hammett, se desarrolla en una pequeña capital de provincias en tiempo de elecciones. Lo que promete cosecha roja. Roja de verdad. Con todas sus letras.

Los que conocen anteriores trabajos de Hernández Velázquez saben que Santa Cruz de Tenerife no sería la misma sin, precisamente, las novelas y cuentos de Javier Hernández Velázquez.

La capital tinerfeña es una protagonista más en El fondo de los charcos (colección Serie Negra, Baile del Sol Ediciones), una ambiciosa novela que se mueve entre lo emocional y lo sentimental, así como en El sueño de Goslar (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea) una de las más atractivas muestras de pulp pop que se han escrito en este país en los últimos años.

El escritor es autor además de las proféticas Factotum y La identidad fragmentada (ambas en Benchomo) y un título, este último, a rescatar para comprender la idiosincrasia de los que habitan el archipiélago canario.

Javier Hernández Velázquez es autor también de una colección de relatos reunidos bajo el título de Los días prometidos de la muerte. En una de cuyas historias, La medida de la vida, puede estar Mat. Aunque Mat Fernández sí que protagoniza Los ojos de Henry Fonda, cuento incluido en la ya histórica antología G21: nuevos narradores canarios, una iniciativa editorial de Ánghel Morales, el responsable con nombre y apellido de descubrir y explotar este feliz movimiento.

También de advertirnos de lo que hay y habrá…

Por proximidad generacional y por haber nacido en la misma ciudad, son muchas las claves que reconozco en la literatura de Javier Hernández Velázquez.

Un narrador con imaginación desbordante –recurriendo al tópico– y un excelente creador de atmósferas –comparto con todos ustedes una broma privada que mantengo con el escritor– que fue el primero de su generación en reivindicar la vida y obra del poeta Domingo López Torres en la que, a mi juicio, continúa siendo su mejor novela: El fondo de los charcos.

Este viernes, 2 de agosto, y en la MAC, en Santa Cruz de Tenerife, podrán verlo en acción, posiblemente empañando el protagonismo del editor de este su blog, en la presentación de Yo debería de estar muerto (colección G21 Narrativa Canaria Actual), la última novela de otro compañero 21, Santiago Gil. Periodista y escritor que cuenta con dos títulos que, personalmente, contribuyeron a que cambiara mi percepción de la literatura que se escribe en Canarias. De hecho, me cambiaron la vida: Las derrotas cotidianas y Queridos Reyes Magos (Anroart).

No soy adivino, suspendí las oposiciones hace mucho tiempo, pero ver en directo a estos dos tipos promete…

Yo, mientras tanto, quiero leer Un camino a través del infierno.

Pero será en septiembre.

“Matar te asegura ascender como un meteoro en el escalafón. Cargarse a un hijo de puta como yo supongo que debe de tener su mérito y su recompensa. Abatir a una mujer embarazada… no sabría donde encuadrarlo. No me importó su suerte. Me desentendí del lógico ajuste de cuentas en prisión para un culo de diecinueve años o de la soga que quebró su cuello en las duchas. El auténtico culpable seguía vivo”. (Los ojos de Henry Fonda, Javier Hernández Velázquez).

Saludos, ¿esperar hasta septiembre?, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Lunes, Julio 29th, 2013

* Hiroku: defensores de Gaia se estrenará en cines de toda España a partir del próximo 6 de septiembre, informan fuentes de la productora. El largometraje, que ya hemos podido ver en las dos capitales canarias, está dirigido por Saúl Barreto Ramos y Manuel González Mauricio, y se trata de la primera película en animación 3D rodada íntegramente en el archipiélago. El filme cuenta la historia de un grupo de resistentes contra la Corporación que dirige Kane. Los rebeldes operan en una base situada en las entrañas del volcán Teide, en la isla de Tenerife, y se trata de la primera entrega de lo que se espera sea una serie o, al menos, una trilogía de acción futurista con mensaje claramente ecologista. La banda sonora de Hiroku: defensores de Gaia la firma el músico y compositor Raúl Capote y la produce Oasis Europkikara, con la colaboración de Silverspace Animation Studios, Televisión Pública de Canarias, Euskal Irrati Telebisa y Canarias Cultura en Red.

* Leemos en las páginas de Canarias Gráfica, suplemento que incorpora Diario de Avisos en su edición de los domingos, que Jaime Falero y Joaquín Sánchez, director y productor, respectivamente, emprenden una nueva aventura cinematográfica de la que darán cumplida información en rueda de prensa el 9 de agosto. No hay título por el momento, ni se avanza nada sobre la historia, aunque Falero y Sánchez aseguran que el largometraje se rodará en Tenerife y que su equipo humano estará formado “casi en 100%” por canarios. Poco más sobre un proyecto que, anuncian sus responsables, se grabará en inglés. Pendientes aún del estreno de El clan, primer largometraje de ficción de Jaime Falero, estaremos al tanto de informar sobre éste y su nuevo trabajo.

* Tras la exitosa experiencia del verano pasado, el Organismo Autónomo de Museos y Centro del Cabildo de Tenerife junto a la Filmoteca Canaria exhibirá todos los jueves de agosto y a partir de las 21.30 horas un ciclo de películas que lleva por título Mares lejanos. Los largometrajes que forman parte de esta iniciativa, y que se proyectarán en el patio del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife son: Tiburón (Steven Spielberg, 1975); El gran miércoles (John Milius, 1978); Life Acuatic (Wes Anderson, 2004); Náufrago (Robert Zemeckis, 2000) y Whale Rider (Nicki Caro, 2002).

Saludos escobilloneros desde este lado del ordenador.

Otros Holmes y otros Watson

Sábado, Julio 27th, 2013

INTRO

Sir Arthur Conan Doyle no es Sherlock Holmes pero sí que el mejor Sherlock Holmes es el que escribió Arthur Conan Doyle.

Dicho esto, estas líneas pretenden reseñar solo algunas de las películas que se han rodado sobre el que probablemente sea el más famoso detective privado de todos los tiempos. Ninguna de las que citamos están basadas, sin embargo, en las historias oficiales que Doyle dedicó a su personaje. Una mente privilegiada, violinista en sus ratos libres y consumidor de drogas duras que continúa incluso hoy enfrentándose contra toda clase de rivales y resolviendo misterios.

Faltan muchos títulos en esta lista, entre otros obviamos los filmes que protagonizó Basil Rathbone como Holmes así como el frustrado largometraje Madrid Days, de José Luis Garci, pero sí comentamos aquellos películas que sin estar inspiradas en los relatos de Conan Doyle ofrecieron, a nuestro juicio, una curiosa reinterpretación del detective y explotaron las posibilidades de un personaje que, como bien entendió su resignado creador, nunca muere.

La vida privada de Sherlock Holmes (Billy Wilder, 1970).- Solo el prodigioso talento de Wilder unido al de su guionista de referencia I. A. L. Diamond era capaz de preguntarse qué pudo haber detrás de la estrecha relación que une a Holmes (Robert Stephens) con el doctor Watson (Colin Blakely). El filme propone así un matrimonio bien avenido entre la comedia wilderiana, diálogos ágiles y con doble sentido, festiva ambigüedad y tierno romanticismo, con el misterio holmesiano en una película que estoy seguro que hubiera convencido al mismísimo Conan Doyle. Todos los elementos que han dado vida a este personajes se concentran en este título al que apenas araña el paso de los años. Se trata, en definitiva, de un filme atrevido y sí, muy adelantado a su tiempo.

El hermano más listo de Sherlock Holmes (Gene Wilder, 1975).- El éxito de El jovencinto Frakenstein (Mel Brooks, 1974) generó en los setenta una serie de películas paródicas de grandes títulos del cine y de la literatura que no solo firmó Brooks, sino algunos de los actores de la que es su película fundacional como fue el caso de Gene Wilder, entre otros. Wilder dirige e interpreta al hermano de Holmes en esta comedia desenfadada y poco respetuosa con el personaje, aunque si destaca por algo es por Marty Feldman, un actor de ojos saltones y uno de los grandes secundarios habituales de estas películas.

Elemental, doctor Freud (Herbert Ross, 1976).- Basada en la novela del mismo título de Nicholas Meyer, Elemental, doctor Freud enfrenta a Holmes (Nicol Williamson) con el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud (Alan Arkin). Robert Duvall interpreta a un robusto y algo marcial doctor Watson en esta película que intenta explicar de donde le viene la afición por la cocaína al detective privado. La dirige un casi siempre sólido Herbert Ross, un cineasta que cuenta con un puñado de películas nada desdeñables en su filmografía. El autor de la novela, Nicholas Meyer, escribió otras dos con Holmes y Watson como protagonista, y también dirigió películas como la excelente Los pasajeros del tiempo, en la que H. G. Wells y Jack el destripador viajan a finales de los años setenta para darse cuenta el primero del fracaso de su utopía y el segundo de que llegado a un lugar en el que no desentona.

Asesinato por decreto (Bob Clark, 1978).- La idea era buena, cruzar en una misma película a Holmes y a su inseparable doctor Watson –interpretados por Christopher Plummer y un siempre gigantesco James Mason, respectivamente– con Jack el destripador. El filme aún resiste el paso del tiempo, y convence tanto a los seguidores del legendario detective como a quienes aún se rompen la cabeza intentando averiguar quién demonios fue Jack, oficialmente el primer asesino en serie de la historia. En la película se dan cita algunas de las teorías que pretenden dar luz a tan oscura cuestión, así que por ahí se cuelan masones y aristócratas, algunos de ellos muy cercanos a la reina Victoria.

El secreto de la pirámide (Barry Levinson, 1985).- Unos la detestan y otros la ven como un título con el que solo pasar un buen rato. Me encuentro entre los segundos. La película, producida por Steven Spielberg, narra la juventud de Holmes (Nichola Rowe) y Watson (Alan Cox) y es de las primeras que ofrecía algo más tras sus títulos de crédito finales. Me entero, por otra parte, que el efecto de animación de la vidriera fue realizado por un tal John Lasseter.

Sin pistas (Thom E. Eberhardt, 1988).- La película parte de un atrevido suspuesto: ¿Y si Holmes no existe? ¿Y si solo es resultado de la imaginación del doctor Watson). Las circunstancias obligan al buen doctor (Ben Kingsley) a contratar los servicios de un actor borrachín y mujeriego (Michael Caine) para que se haga pasar por su creación literaria en una deliciosa comedia de engaños y situaciones que todavía convence. Que da el pego. Caine está maravilloso en su papel de incorregible calavera y Kingsley perfecto como un estirado doctor Watson.

Sherlock Holmes (Guy Ritchie, 2009).- El director de Snatch: cerdos y diamantes, reactualiza al personaje de Conan Doyle en dos películas que todavía hacen poner el grito en el cielo a los seguidores de Holmes y sorprender a los que solo querían ver qué demonios había hecho el cineasta con el detective. Sherlock Holmes y su continuación nos presenta así a un héroe que no tiene nada que ver con el que salió de la pluma de Doyle. Personaje al que va desmontando nada más iniciarse la cinta. No traiciona, en este sentido, las expectativas de su público objetivo, quien aplaude (y me sumo a estos aplausos) que el hoy felizmente recuperado Robert Downey Junior interprete a Holmes, y Jude Law aporte su toque británico a un doctor Watson que también se encuentra en las antípodas de su original literario. Director y actores repitieron con los mismos personajes en Sherlock Holmes: Juego de sombras, 2011.

Saludos, elemental, doctor Watson, desde este lado del ordenador.

El sueño de la razón produce monstruos

Viernes, Julio 26th, 2013

INTRO

Muchas son las películas que marcaron mi infancia, y muchas son las película que, presuntamente dirigidas a un publico infantil, marcaron mi infancia.

La selección de diez títulos que propongo a continuación responde así a los que me marearon cuando las vi por primera vez. Escribo marearon porque tocaron una tecla que desde ese día continúa tocando insistentemente para recordarme que cualquier tiempo pasado no tiene que ser, necesariamente, mejor.

Hemos procurado en esta lista escoger únicamente largometrajes protagonizados por actores y omitir las cintas de dibujos animados porque a mí, así de raro fui y soy, disfrutaba y disfruto más con las primeras que con las segundas.

En varias de ellas, no obstante, se mezclan personajes de carne y hueso con personajes animados. Muchos de los filmes, además, pertenecen a la Walt Disney, nombre hecho marca e inevitable cuando se pretende seleccionar un puñado de películas que sacudieron tu niñez.

Títulos, en definitiva, que cuando los vuelves a ver tocan, ya dije, una tecla.

Por celebrar este año su sesenta aniversario dedico más extensión a Los 5.000 dedos del doctor T, una estrafalaria producción inspirada en uno de los relatos del inquietante (¿y mefistofélico?) Dr. Seuss.

1.- El mago de Oz (Victor Fleming, 1939).- ¿La razón? Fue la primera película que vi solo en un cine, el Cinema Victoria, y aún recuerdo la conmoción que me produjo nada más empezar. ¡Era en blanco y negro! Aunque no, no… De pronto se hace el color. Hemos llegado al mágico mundo de Oz. A veces, a solas, tarareo el Over the Rainbow y llamo a Dorothy, que es Judy Garland, y a su perrito Totó, para que juntos encontremos un cerebro, un corazón y el valor suficiente  mientras recorremos un sendero de baldosas amarillas rumbo a la Ciudad Esmeralda perseguidos por la molesta, diabólica y malvada Bruja del Oeste. ¿El culpable de esta historia? L. Frank Baum.

2.- El barón de Munchausen (Josef von Báky, 1943).- La familia pasaba el verano en unos apartamentos, Picaflor, en el Puerto de la Cruz. Sería un sábado, o un domingo por la tarde. La gente está en la piscina pero yo me encuentro en el apartamento con la vista clavada en el televisor viendo El barón de Munchausen. Cada imagen de esta película producida y dirigida por el régimen nacionalsocialista cuando la II Guerra Mundial comenzaba a torcérseles me resulta hipnótica. Es probable que por su capacidad de evasión, por su manera festiva y atolondrada de escapar a la cruda realidad que se les avecinaba. La recuperé hace unos años y no ha perdido ni un ápice de su hechizo. De hecho, para mi solo hay un Munchausen cinematográfico, el que interpreta Hans Albers y no el entusiasta John Neville en la descafeinada versión de Terry Gilliam de 1988.

3.- Los 5.000 dedos del doctor T (Roy Rowland, 1953).- Entre las muchas rarezas que podemos encontrar en la literatura y el cine infantil, aunque escribir infantil haga que se me erice la piel, se encuentra una película extravagante, loca, extraña y por lo tanto fascinante. Responde al título de Los 5.000 dedos del doctor T y está basada en un relato de doctor Seuss, un escritor norteamericano que vivía en otro planeta.

La adaptación cinematográfica, que celebra este año su sesenta aniversario, aguanta sin embargo un nuevo visionado. Un visionado con ojos de adulto que desea desesperadamente recuperar su mirada inocente, con garantía al asombro, libre de prejuicios en ocasiones equivocadamente críticos.

Dirige esta producción en flamante technicolor, Roy Rowland, un cineasta que como muchos cineastas de su tiempo prestó su talento a toda clase de historias.

Lo mejor de Los 5.000 dedos del doctor T no es, sin embargo, su dirección, ni siquiera el equipo técnico y artístico que trabaja en la película. No, lo mejor del filme son sus todavía llamativos escenarios. Esa ciudad que gobierna el excéntrico personaje que da nombre a la película.

Se trata, además, de un largometraje que suscita lecturas al margen de su sobresaliente ambientación. Destacaría, especialmente, una visión de la infancia libre de prejuicios adultos, vista desde los ojos de un niño que en la película no deja de mirar a cámara y explicarte sus reflexiones.

A través de este niño se mueve una cinta que cuenta con inevitables pero también irregulares números musicales y pequeñas historias que, entiendo y vistas hoy, podrían resultar para algunos padres de un inquietante mensaje subversivo.

Los 5.000 dedos del doctor T no deja de ser, en este sentido, el relato de un niño que para escapar de las torturantes lecciones de piano que le imparte su estirado y ambiguo profesor, se refugia en un universo paralelo, fantástico, que dirige este adulto que ahora se llama doctor T. El doctor T mantiene esclavizada a su madre, con quien pretende casarse, y aspira a componer su sinfonía definitiva que interpretarán las manos de 2.500 niños; entre otras la de nuestro protagonista en la que, posiblemente, sea una de las escenas más delirantemente catastróficas y divertidas de la película.

En su fantasía, el niño intentará por todos los medios dinamitar la obra del doctor T contando para ello con la ayuda de un adulto, fontanero en la vida real y en la mágica, enamorado secretamente de su madre y el padre ideal –su progenitor murió siendo él muy pequeño– para formar la que desea y espera sea su nueva familia.

Los 5.000 dedos del doctor T es una sucesión de aventuras por escenarios extravagantes y dalinianamente surrealistas donde su protagonista no descansa para conseguir su objetivo. La película aún resiste el paso del tiempo. Y pese a que se nota que se rodó deprisa y corriendo, que los actores –salvo el fantástico Hans Conried, que hace del extravagante profesor Terwilliker/Dr. T– parecen que están jugando más que interpretando, seduce porque la película es muy rara. Muy, pero que muy rara.

Al final, y una vez despierta el niño de su fantasía, las aguas vuelven a su cauce.

La madre, es un suponer, se casará con el fontanero. Mandamos a paseo al irritante profesor de piano y el jovencito –que hasta ese momento no se ha quitado de la cabeza un ridículo sombrerito con una mano de goma encima– sonríe a cámara porque con su nuevo papá y su esperamos que feliz mamá, dice adiós a las clases de piano.

4.- Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964).- Fue de obligado visionario. Quizá eso explique la extraña relación que mantengo con esta película así como con Julie Andrews. Y es que si en los títulos de crédito aparecía la señora Andrews lo asociaba inmediatamente a canciones. Nunca, además, aprendí a decir supercalifrásticoespialidoso

5.- Un gato del FBI (Robert Stevenson, 1965).- Pese a que les tengo alergia, confieso mi debilidad por los gatos. Y el siamés de esta comedia con animales de la inevitable Disney tiene su encanto. Yo prefiero, sin embargo, El gato que vino del espacio (Norman Tokar, 1978) aunque ya puestos, revelo que hoy soy incapaz de verlas enteras. Y no por el felino, no…

6.- Chitty Chitty Bang Bang (Ken Hughes, 1968).- Basada en un relato de Ian Flemming, el creador de las novelas de James Bond, Chitty Chitty Bang Bang es una de las películas de mi infancia, adolescencia, juventud y… esa etapa de la vida en la que me encuentro. No me canso de ver fragmentos cuando me torpedean los fantasmas de la depresión. Aún tarareo sus canciones y Dick Van Dike nunca volvió a estar mejor que en este fantástico largometraje cuyo protagonismo le roba el coche tuneado y fantástico que sale de su taller, de su imaginación. Por ahí aparece, además, Benny Hill

7.- Oliver (Carol Reed, 1969).- ¿Una para niños? No, pero la vi siendo un niño y me parece de las mejores adaptaciones al cine de la novela de Charles Dickens pese a que se trate de un musical. La dirige el sólido Carol Reed y sus canciones forman parte de la banda sonora de mi vida. Defiendo, además y con uñas y dientes, que Ron Moody hizo uno de los mejores Faguin de la historia del cine…

8.- The Love Bug (Robert Stevenson, 1969).- Herbie, el Volkswagen que está vivo, vivo, y sus continuaciones formaron parte del cine que consumí cuando en esta tierra los más pequeños solo podíamos ir a las sesiones de las 4 de la tarde. Me encantaba, tanto, que todavía cuando veo un escarabajo imagino que tiene vida propia, que se va a poner a bailar, a corretear, a demostrar que, pese a que es pequeño y cabezón, puede ganarle a cualquiera. ¡Grande Herbie!

9.- La flauta mágica (Hollingsworth Morse, 1970).- No la he vuelto a ver, pero no me cansaba de repescarla en aquellas sesiones de cine a las cuatro de la tarde. En cierta ocasión, y cuando el Greco era Cine Greco, el portero me pregunto qué hacía yendo a ver esa película para chiquillos y no quedarme en casa, donde televisaban un partido de fútbol que había detenido a la ciudad. ¿La respuesta? Prefiero La flauta mágica.

10.- La bruja novata (Robert Stevenson, 1971).- Resulta curioso eso de la primera vez. La bruja novata la vi en el cine Price cuando era cine Price y no multicines Price y más tarde Renoir/Price. Tampoco la he vuelto a ver, ni pienso verla porque no quiero traicionar el entusiasmo de la primera vez. Solo sé que disfruté como ella, y que la bruja por una vez no estuviera del lado de las tinieblas, los nazis.

Saludos, dejad que los niños se acerquen a mi, desde este lado del ordenador.

El Cine Víctor abrirá sus puertas el 16 de agosto

Jueves, Julio 25th, 2013

La inauguración oficial del Cine Víctor en Santa Cruz de Tenerife no se producirá el 1 sino el 16 de agosto, informó a este su blog el director gerente de EFT Ocio S.L., Eladio Fraga, quien añadió que espera que la primera película que se proyecte en la nueva etapa que emprende la sala sea Elysium, del director sudafricano Neill Blomkamp, cuya ópera prima, el filme de ciencia ficción Distrito 9, fue una de las sorpresas del 2009.

La profunda remodelación a la que está siendo sometido el Cine en su interior explica el retraso en abrirlo en la fecha que barajaba en un principio Fraga, quien explicó que se está respetando el estado original del Víctor, aunque habrá ciertos cambios. Uno de ellos será la pantalla, que ocultará el escenario de la sala, así como el proyector de última generación que llegará en breve a la isla.

El nuevo Cine Víctor contará aproximadamente con 750 butacas, más o menos el mismo aforo de la histórica sala, aunque las que comúnmente conocemos como parte de arriba no será como la de abajo, una sección que permanecerá prácticamente igual que hasta su último cierre.

En cuanto a la política de precios, Eladio Fraga informó que la entrada costará cinco euros a menores de trece años y mayores de 65. El resto de espectadores tendrán que abonar 6,50 euros.

Hemos tenido esta misma mañana la oportunidad de recorrer las instalaciones del Cine, y observar el ritmo de las obras. Ilustramos este post con algunas imágenes que tomamos durante este recorrido, aunque reconocemos que su calidad resulta penosa.

Sin embargo, esperamos que puedan dar una idea de cómo avanzan los trabajos a los que esperan con entusiasmo el renacer del Víctor como sala de pantalla única.

A título particular, el momento más emocionante se produjo cuando subí a la sala de proyección.

Mirar por una de esas ventanitas e imaginarme la milagrosa recuperación de una sala que muchos ya dábamos por perdida fue algo así como una experiencia religiosa poniéndome algo cursi.

IMÁGENES

Saludos, seguiremos informando, desde este lado del ordenador.

Mañana hablaremos del Gobierno

Martes, Julio 23rd, 2013

INTRO

Si fuera un adivino de la antigua Roma y supiera leer el vientre de una paloma podría vaticinar que lo que está pasando literariamente en estas costas es síntoma de que por fin argo está cambiando.

En la lejanísima Península –para quien escribe Expaña continúa siendo la Península– se están dando cuenta que aquí se escribe y que lo se escribe cuanto menos llama la atención sin renunciar a nuestra peculiar idiosincrasia y a nuestra también peculiar forma de hablar.

Nunca he entendido, en este sentido, por qué los amigos y conocidos peninsulares se molestan cuando les pregunto: “¿Vienen a cenar?” y me responde entre ofendidos y sorprendidos “tutéanos”.

¿Tutear?

¿Pretenden acaso que emplee el vosotros?

Esa segunda persona del plural me parece demoledoramente cursi.

- ¿Venís a cenar?

- Arrállate un millo.

No pretendo con este post reivindicar mi forma de hablar pero sí que, pese a que se esté perdiendo la sonoridad, a veces brutal, de muchas de las palabras que utilizaron mis padres y abuelos y bisabuelos y lo que hay más atrás, continúe empeñado en llamar fechillo a un cerrojo; zarcillo a un pendiente y mojo a la rica salsa canaria que cantara Caco, Juan Carlos Senante, en sus años de trovador.

No quiero decir con todo esto que los escritores de aquí –vivan o no aquí– insistan en sus obras en cómo decimos las cosas, pero sí que argo de todo esto se rastrea, precisamente, en sus obras.

Llámalo si quieres seña de identidad o simplemente forma de asumir una realidad que por circunstancias diversas, entre otras la puñetera insularidad, nos hace percibirlas con otro acento y con otro color.

Al margen de esta reflexión, mi objetivo es informar de una serie de iniciativas y novedades que se están produciendo en la república de las letras escritas en Canarias.

Si fuera un adivino de la antigua Roma interpretaría que los vientos son favorables y que para derrotar a nuestro característico miedo –si se observa desde fuera y afortunadamente desde dentro– lo que se está escribiendo en estos territorios atlánticos africanos llama la atención.

Y que si hubiera un faycán con dos dedos de frente podría aprovechar este interés y venderlo como se merece.

LA PUNTA DEL ICEBERG

* La última novela de Juan Manuel García Ramos, El zahorí del Valbanera (colección Narrativa Baile del Sol) es reseñada por Juan Cruz en Babelia.

* Alexis Ravelo obtiene por  La última tumba el XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe.

* Víctor Conde, escritor de referencia en la ciencia ficción y la fantasía que actualmente se escribe en Expaña, publica He oído a los mares gritar mi nombre (colección Stoker, Dolmen).

* El inevitable e imprescindible Ánghel Morales prepara próximos lanzamientos en la colección G21: Narrativa Canaria Actual como El peso del tiempo, de Gerardo Pérez, ya camino de la imprenta. Esperan mientras tanto salida Un crimen lejos de París, de Daniel María; 9 horas para morir, de Ángel Vallecillo; Cinco mujeres que no subirán al cielo, de Juan Andrés Herrera; Sándalo y rapsodia, de Juan Jesús Pérez; Mujeres, de Javier Marrero; Ucanca, de Gustavo Reneses y La Laguna de los olvidados, de Benjamín Barreto.

* Agustín Díaz Pacheco, quien presentó recientemente una reedición de Breves atajos (Ediciones Idea), prepara una antología de relatos –que presumo editará Baile del Sol– de escritores canarios y mejicanos tras sus 2.050 km. de palabras (Antología de relatos vasco-canaria); De la saudade a la magua. Antología de relatos luso-canaria y Entre Orientales y Atlantes. Antología de relatos uruguayo-canaria, por citar solo unas cuantas de estas experiencias de fusión, de acercar narrativas paradójicamente no tan diferentes.

* Y, para agitar un poco más las aguas, Juan Andrés Herrera anuncia que pone en marcha un nuevo proyecto editorial en Canarias, Neys Books y otro escritor lo mismo pero en Gran Canaria, una isla que está justo enfrente de Tenerife pero que por caprichos del carnavalero pleito insular se empeña todavía en que los que estamos a un lado y al otro de la orilla vivamos de espaldas.

Hay más.

Pero son rumores, entusiasmos que hasta que no se confirmen no puedo registrar en este su blog.

(*) La imagen que ilustra este post corresponde a Metrópolis (Fritz Lang, 1927), próximamente le dedicaremos un comentario a la fantástica novela de Thea von Harbou.

Saludos, una pared de madera nos salvará, desde este lado del ordenador.