Archive for Noviembre, 2013

Tablón de anuncios sin final feliz

Sábado, Noviembre 30th, 2013

* El escritor Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964) ha obtenido el Premio Torrente Ballester con la obra El enigma del convento, una novela histórica ambientada en el siglo XIX entre España y Perú y en la que la intriga, el suspense y las conspiraciones conducen la acción. Convocado por la Diputación de La Coruña, esta es su XXV edición y está dotado de 25.000 euros y la edición de la obra. 

* El galardón cultural Almendro de las Artes y las Letras 2013 recae en el escritor Víctor Álamo de la Rosa por su trayectoria literaria. Esta distinción tiene carácter anual y fue creada por un colectivo de artistas y escritores con el fin de destacar y reconocer la creación artística y literaria de autores canarios. El galardón consiste en una pieza escultórica diseñada por el Taller de Artesanía El Alfar y le será entregada a Víctor Álamo de la Rosa el próximo lunes 2 de diciembre, y a partir de las 20 horas, en la librería del Cabildo de Tenerife, en Santa Cruz de Tenerife.

* La escritora Yanet Acosta, autora de la divertida El chef ha muerto, anuncia en su página Facebook la pronta publicación de la que será su segunda novela, No hay trabajo bueno, historia que define como “un western urbano y erótico”.

*Los domingos continuamos tropezándonos con Colin Wilson en nuestros merodeos por los puestos de cachivaches y libros usados del Rastro de la capital tinerfeña. Repaso el Manifiesto de los jóvenes airados, grupo del que formó parte un tiempo junto a animales como John Osborne y Doris Lessing, entre otros. Wilson firma su credo en este libro –publicado en español por la Editorial Dédalo, Buenos Aires, en 1960– con el título de Más allá del outsider

Donde escribe

Mi mente no es, por desgracia, sistemática ni académica. Mi visión del mundo es completamente personal, y me resulta imposible apartarme lo suficientemente lejos de esta predisposición subjetiva para escribir lo que pudiera llamarse crítica o filosofía especulativa”.

Saludos, ¡mañana es diciembre!, desde este lado del ordenador.

El chico de la trompeta, una novela de Dorothy Baker

Viernes, Noviembre 29th, 2013

Era una luminosa mañana de verano, ya hacía calor, y ellos, poco a poco, fueron avanzando y recuperando el equilibrio y la racionalidad. Aunque eso tampoco era importante: para ambos, en esa época, la realidad valía lo mismo que las alucinaciones. El mundo era estupendo con independencia del punto de vista que eligieran para contemplarlo. Lo podía soportar tal como era, o completamente desenfocado e intensamente desfigurado”.

(El chico de la trompeta, Dorothy Baker. Traducción: Israel Attrache. Contraseña Editorial)

El chico de la trompeta es un caso singular en la literatura. Singular porque se trata de una novela de y sobre el jazz, singular también porque está escrita por una mujer, Dorothy Baker, que sintió una sensibilidad especial por una música en cuya alma intentó explorar Julio Cortázar en uno de sus más hermosos y musicales relatos: El perseguidor.

Inspirada en la vida de Bix Beiderbecke y título que dio origen a una película, El trompetista (Michael Curtiz, 1950), protagonizada entre otros por Kirk Douglas, Doris Day y Lauren Bacall, la novela no tiene mucho que ver con el filme salvo el nombre y el oficio de su personaje central, Edward Richard Martin Ricky Martin–, un blanco de clase media baja que a finales de los años treinta queda abducido por un estilo y una forma de entender la música cuyas fuentes emanan de la cultura afroamericana: el jazz.

El chico de la trompeta es pues una novela, ya se ha dicho, de y sobre el jazz, pero también sobre los músicos que lo cultivaron en los años en que como expresión artística comenzaba a consolidarse en los Estados Unidos de Norteamérica. Es decir, a que fuera considerado un estilo de interpretar que iba más allá del baile. Una música, en definitiva, que se metía en la venas entre sus grandes músicos.

Se aprecia que Baker conoció a esos músicos y que pasó horas y horas en los garitos y salas donde el público dejaba de ser ellos mismos mesmerizados por un sonido que ya tanteaba sus posibilidades de improvisación.

La grandeza de una música que además de evadirte te cambia por dentro siempre y cuando el artista que esté encima del escenario sienta la magia, el alma, el duende de hacer historia con su peculiar sonido.

Puede leerse El chico de la trompeta como la biografía no autorizada de Beiderbecke, pero está narrada con tanta ternura y clase que es probable que el trompetista, allá donde se encuentre, le dedique a esta escritora un solo de trompeta.

Dorothy Baker hace lo imposible, deconstruir al personaje empleando un lenguaje llano para adentrarse nunca como una intrusa en la complejidad del corazón de su protagonista. Un hombre, viene a decir, que vivió solamente para la música.

El chico de la trompeta debe de entenderse, además, como una novela adelantada a su tiempo, y como un relato casi periodístico en el que se describe las razones que explican las grandezas del jazz.

Ricky Martin, el protagonista, se mezcla con negros y blancos aunque está más cerca de los negros que de los blancos. Los une la misma pasión musical, el mismo sentimiento por lo que hacen. Su mejor amigo, Smoke, un batería afroamericano, es como su reflejo, y el grupo en el que le invita a entrar, sus generosos mentores. Músicos que le convencen a que pruebe la trompeta más que el piano para explorar y explotar sus posibilidades como creador de sonidos que tienen colores.

La vida de Martin es breve –no revelamos nada nuevo, ya lo anuncia Dorothy Baker en el prólogo del libro– lo que deja cierta sensación de rabia cuando se llega al final de la novela.

No hay redención ni reconocimiento, así lo expresa el trompetista en el lecho donde agoniza: “Si hubiera nacido en un mundo distinto, en otro lugar, en otra época, con todo cambiado, el apellido Martin hubiera pervivido junto al de otros devotos, aquellos a quienes apasiona la música, los que la desarrollan para que sea algo bueno, para que siga siéndolo. Pero ¿qué oportunidades se le presentan a uno que se dedica a la música de baile? Toca un tema, lo termina, y solo él sabe todo lo que ha sido necesario para interpretarlo. Lo cual resulta triste, pero así son las cosas, aunque al final la cuestión se puede considerar de otra manera. Lo bueno, al fin y al cabo, es vivir una vida entregada a una pasión, por muchos vaivenes que eso te suponga, aunque eso te lleve a caerte de bruces”.

Curiosamente, y aunque está escrita por una mujer, son solo dos los personajes femeninos que aparecen en esta historia: Josephine Jordan, cantante y hermana de Smoke, una mujer que ha aprendido a sobrevivir en un mundo de hombres, dura y cínica pero tierna cuando canta; y Amy North, la caprichosa hija de un multimillonario y una mujer ambigua,  que se casa con Martin más por capricho que por otra cosa. Será precisamente esta relación la que convenza al trompetista de que solo tiene un refugio: su música.

Si tiene algún defecto El chico de la trompeta es que una vez terminada sus casi 250 páginas, sabe a poco. Y que como lector exijo más quizá porque tras su lectura he notado “un cambio.”

Y cuando notas un cambio descubres que el libro que te ha acompañado durante un rato forma parte de tu vida. Y que por obras así, merece la pena continuar leyendo para aprender a ser distinto.

Saludos, no lo dejen escapar, desde este lado del ordenador.

Vocea, vocea y vocea que algo queda

Jueves, Noviembre 28th, 2013

INTRO

Por las calles de Santa Cruz de Tenerife, probablemente igual de grises que la de este jueves 29 de noviembre, un caballero las recorría voceando el diario vespertino:

- La Taaaardeeee.- iba cantando mientras una fila de chiquillos le seguía como al flautista de Hamelín imitando su aguardentoso vozarrón.

El caballero ni se inmutaba, continuaba atravesando parques y avenidas, callejones que ya no existen, siempre lanzando el mismo grito:

- La Taaardeee.

Sirvan pues estas líneas como homenaje a su voceo.

LO QUE HAY Y MAÑANA HUBO

* La Editorial Zech anuncia la publicación de El diario de Luise Schmidt: Canarias 1904-1906. En febrero de 1904, Luise Schmidt llegó a Tenerife a bordo del vapor Lucie Woermann para trabajar como niñera e institutriz en Tenerife. Durante tres años y medio estuvo al servicio de la familia Trenkel, en el Hotel Martiánez, en el Puerto de la Cruz. Sus experiencias e impresiones durante esta etapa de su vida –Schmidt tenía solo veinte años cuando llegó a la isla– quedaron reflejadas en un diario que guardó en una  cajita junto con numerosas fotografías, tarjetas postales, cartas y recortes de prensa. El volumen que ahora edita la editorial Zech es una recopilación de todos estos recuerdos llevada a cabo por su nieto, Klaus Matzdorff, una narración inédita en la que se muestra cómo era Tenerife a principios del siglo XX.

* El ciclo de cine sobre Derechos Humanos organizado por Amnistía Internacional concluye hoy, a partir de las 19.30 horas, en TEA Tenerife Espacio de las Artes, con la exhibición del largometraje No matarás, de Krzysztov Kieslowski. Tras la proyección tendrá lugar un debate sobre la relación entre pena de muerte y el cine que moderará la activista de Amnistía Internacional Grupo de Tenerife, Sara Felipe, y en el que intervendrán el cineasta Teodoro Ríos; quien ahora escribe estas línea y la activista de Amnistía Internacional, Silvia Almenara.

* TEA Tenerife Espacio de las Artes acogerá del 29 de noviembre al 1 de diciembre la quinta edición de Espacio Enter Canarias, el Festival Internacional de la Creatividad, Innovación y Cultura Digital, un encuentro de todos los sectores relacionados con el arte y la cultura digital. La edición de 2013 incluye un programa especial dedicado a la artista islandesa Björk a través de Streaming Museum New York y la participación de los laboratorios de creación Serious Game: Game on! (Argentina) y MediaDome LaSalle (Barcelona). Espacio Enter es un proyecto creado y dirigido por Artechmedia, organización cultural internacional sin ánimo de lucro fundada y dirigida por los artistas Montse Arbelo y Joseba Franco.

* El escritor y traductor Mario Domínguez Parra es responsable de la traducción en inglés de la edición bilingüe del nuevo libro de poemas de Miguel Ángel Galindo, Rising Sun.

* El viernes, 29 de noviembre, y en el salón de actos de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), en Santa Cruz de Tenerife, se presenta a las 19 horas el libro de relatos ¿Quién cuidará de mis guardianes?, de Alba Sabina Pérez. Intervienen además de la autoras, Nieves Mª Concepción, profesora titular de Filología Española de la Universidad de La Laguna e Iván Cabrera Cartaya, poeta y crítico.

* Ediciones Escalera regresa a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2013. En esta edición cuentan con un puesto de venta directa. Los editores de Escalera estarán además presentes en las jornadas profesionales, donde se reúnen algunos de los más importantes libreros, editores y distribuidores del mundo.

* El primer encuentro del ciclo Las Otras Europas, que forma parte del séptimo Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, contará este jueves, 28 de noviembre, con la intervención de Dušica Nikolić, poeta y artista de origen serbio. Dušica es la presidenta de la Asociación Casa Serbia y es licenciada por la Universidad de Belgrado. Ha expuesto sus creaciones en París, Moscú, Toronto, Belgrado y Madrid, así como publicado en numerosas revistas literarias de Serbia, Rusia y España. Entre su obra escrita destaca el libro de poesía Otro modo de tristeza (Ed. Alfalfa, 2010) en edición bilingüe y ahora prepara su segundo libro, El Sur de su sonrisa. El acto comenzará a partir de las 19.30 en el Ateneo Miraflores 3. Calle Miraflores, n.º 3. Santa Cruz de Tenerife.

* Este viernes, 29 de noviembre, se celebra la tercera edición del Día de las Librerías, iniciativa a la que se suma La Isla en Santa Cruz de Tenerife con un apretado calendario de actos en el que se sacarán mesas a la calle. La Isla abrirá de 9:30 hasta las 22 horas y se hará un descuento del cinco por ciento entre los volúmenes adquiridos por los clientes. La nota musical la pondrá en directo el grupo Entre las olas y Elena con su voz y su guitarra. En cuanto a escritores, Balbina Rivero promocionará su última novela Amaro Pargo, el pirata de Tenerife, que firmará ejemplares y realizará un pequeño recital de una de sus obras; Jesús Villanueva, autor de la novela El fuego de bronce, quien recitará también algunos de sus poemas, y Javier Hernández Velázquez, que mantendrá un encuentro con los lectores y hablará sobre su último libro Un camino a través del infierno en el lounge La Isla. Todos los actos tendrán lugar a partir de las 19.30 en La Isla situada en la calle Robayna 2, excepto el encuentro con Javier Hernández, que comenzará a las 18 y en la librería ubicada en la calle Imeldo Serís 75.

* La escritora tinerfeña Carmen de la Rosa es una de las diez finalistas del III Concurso Internacional de Microrrelatos Museo de la Palabra, convocado por la Fundación César Egido Serrano, y en el que han participado 119 países, con un total de 22.571 microrrelatos. El lema de este año fue Palabra y libertad. El primer premio, dotado con veinte mil dólares, recayó en el escritor argentino Armando Macchi, por el relato El Francotirador. Además se otorgaron dos accésits en lengua inglesa y árabe dotados con dos mil dólares, un accésit en lengua hebrea y diploma acreditativo a los 10 finalistas. Carmen de la Rosa es escritora y médico rehabilitadora. Ha publicado el libro de relatos Todo vuela (2007) en Ediciones Idea y tres de sus microrrelatos aparecen en la Antología Somos Solidarios, compuesta por los volúmenes: Minitextos para sonreír, Minitextos comprometidos y Minitextos de amor y de lujuria, editados por Elena Morales en colaboración con Ediciones Idea (2013).

Saludos, La taaardeee, desde este lado del ordenador.

Ven y enloquece

Miércoles, Noviembre 27th, 2013

INTRO

Hay un puñado de películas sobre pequeñas ciudades y pueblos con chiflados que va más allá de lo que explora la casa encantada o las familias excéntricas y si quieren disfuncionales. Emplear la idea de la pequeña ciudad, del pueblo, es la de ampliar a la comunidad el radio de acción del malestar que se siente cuando se confía demasiado, o no se confía demasiado, en la colmena humana.

La mirada sobre este universo es en mucho de los casos de perfil fantástico y terrorífico, pero también hay comedias (Bienvenido Mr. Marshall, Calabuch) e incluso musicales (Brigadoon, La leyenda de la Ciudad sin Nombre, Un americano en París) que nos saltamos voluntariamente con el objeto de centrarnos solo en las visiones distorsionadas sobre la aldea y de cómo la lucha por sobrevivir afecta a sus habitantes.

En este aspecto, hemos optado por omitir películas como Los chicos del maiz (Fritz Kiersch, 1984) y series como El misterio de Salem´s Lot (Tobe Hooper, 1979), La tormenta del siglo (Craig R. Baxley, 1999) y La cúpula (Brian K. Vaugham y Niels Asrden Oplev, 2013) que adaptaron al cine y la televisión relatos y novelas del casi siempre atractivo Stephen King; así como películas de y sobre muertos vivientes deambulando por ciudades y pueblos (Zombi, Soy leyenda) y las que protagonizan bastardos con instintos homicidas que regresan para vengarse incluso de la tumba –ver Freddy Krueger– al entender que si bien la razón de su vuelta se debe a una confusa manera de interpretar la justicia de hombres y mujeres aparentemente normales, la presión que sufren los buenos ciudadanos tras perpetrar el sádico crimen contra el monstruoso marginado no sale a relucir salvo cuando la criatura objeto del punitivo castigo regresa con pésimo sentido del humor. No hay crítica pues a ese dicho que asegura que un pueblo chico es igual a un infierno grande.

Admitimos, en todo caso, la tentación de añadir en el listado producciones basadas en un popular vídeo juego como Silent Hill (Christophe Gans, 2006), una cinta con excelente atmósfera pero en la que el pueblo es, en esta ocasión, fantasma y una especie de antesala al mismísimo averno.

Somos conscientes que en esta breve selección nos faltan más títulos, algunos de ellos incluso fundamentales para ilustrar cómo condiciona la vida un pueblo donde todo resulta extraño y que guarda demasiados secretos en sus armarios, pero sí tenemos claro que los títulos que repasamos son los que deberían de figurar en un recorrido tan idiotamente ambicioso como el que hoy ofrecemos en este su blog El Escobillón.

MALDITO PUEBLO, MALDITO FORASTERO

La invasión de los ultracuerpos (Don Siegel, 1956).- Que una mañana te despiertes, desayunes y bajes a la calle para tropezarte con vecinos que no son los mismos es una excelente excusa para que La invasión de los ultracuerpos aparezca en una lista como ésta. El filme refleja el miedo y la paranoia en su estado más puro al proponer que la ciudad en la que vives y tu familia y tus amigos son diferentes. De hecho, parecen forasteros. O lo que es peor, tú eres el forastero. Basta con rendirte para dejar de serlo. La novela de Jack Finney dio y dará origen a varias versiones más, algunas de ellas tan notables como la dirigida por Phillip Kaufman y estrenada en 1978.

El pueblo de los malditos (Wolf Rilla, 1960).- Como George Sanders casi al final de la película, me he acostumbrado tapiar con ladrillo y cemento mi cabeza. La razón en el filme son seis niños de cabellos blancos que no nacieron, precisamente, del espíritu santo. ¿O sí?, allá cada uno con sus interpretaciones. Basada en la novela del mismo título de John Wyndham, El pueblo de los malditos contó también con una nueva versión, firmada por John Carpenter, aunque la que resplandece –y fue rodada en blanco y negro– es la de Wolf Rilla. Su inicio es ejemplar para capturar la atención del espectador.

El carnaval de las almas (Herk Harvey, 1962).- Algunos la han convertido en una película de culto porque son pocos, al parecer, los elegidos que la han visto. Sin pertenecer a esta legión, El carnaval de las almas es desconcertante. E inquieta pero sin demasiado fuelle. De todas formas, siempre da miedo sentirse perseguido por desconocidos. Más si eres  forastero en tierra extraña. ¿Forastero en tierra extraña?

2000 Maníacos (Herschell Gordon Lewis, 1964).- Durante años anduve como un penitente para ser bautizado en la religión de 2000 Maníacos, una película de culto de la que soy ahora apóstata una vez no quedé cegado por la revelación. Solo recuerdo de esta película la canción… Y a unos forasteros a los que quieren convertir en picadillo a golpe de martillo y canción.

The Wicker Man (Robin Hardy, 1973).- Es extravagantemente pop y es extravagantemente atemporal. Un sargento de Scotland Yard se traslada a una isla de la costa de Inglaterra que gobierna un hombre que parece un druida reencarnado. El filme cuenta con una nueva versión, dirigida por Neil LaBute y que se estrenó en 2006. Entre otras cosas, cambia el sexo del líder religioso. La catarsis, por lo tanto, no es la misma. Ni como habitante de ese pueblo ni como espectador.

La niebla (John Carpenter, 1980).- Que John Carpenter repita con dos títulos en esta lista tiene su lógica. Por un lado, porque es de los escasos cineastas cuya obra se emparenta inevitablemente con el género que nos ocupa, el fantástico. También porque se trata de un agudo aunque no redondo autor preocupado por exponer a sus personajes en situaciones extremas. La niebla es una de sus más pequeñas pero sin embargo grandes películas. Un filme en el que se saca los colores a los habitantes de un pequeño pueblo costero cuyos ancestros asesinaron a unos piratas para hacerse con su tesoro. Maléfico tesoro. El guión cuenta con ecos lovecraftianos pero sobre todo de ese fantástico marinero que describió con olor a sal William Hope Hodgson en algunos de sus mejores relatos. Con el mismo título pero inspirándose en un libro de Stephen King, Frank Darabont rodaría décadas más tarde una de las mejores –por siniestra– película de terror de los últimos tiempos. En esta ocasión, se reúne en un supermercado a los habitantes de una población acosada por extrañas criaturas que salen de… de la niebla.

Muertos y enterrados (Gary Sherman, 1981).- Con todos sus defectos, que los tiene como producción de mediano presupuesto, Muertos y enterrados es una cinta sobre el infierno y la resurrección de la carne. En una aparentemente tranquila población aparecen muertos de forma violenta forasteros, casos que el sheriff quiere investigar y el forense, en contra, solo reconstruir los cadáveres. Se dispara el misterio, se adereza con golpes de efecto y concluye con una parábola siniestra: darte cuenta que eres resultado de la obra de un dios al que se le ha ido la pinza.

En la boca del miedo (John Carpenter, 1995).- Hasta la fecha debe de seguir siendo la mejor película que ha adaptado al cine el universo Lovecraft, lo que podría convertirla en un título solo para iniciados. Probablemente sea, además, el filme más extraño y personal en la filmografía de su director, un tipo que incluso en sus horas más bajas, es un autor. Llámalo autor de género si quieres.

La quinta estación (Peter Brosens & Jessica Woodworth, 2012).- ¿Cómo afectaría el fin del mundo en una pequeña comunidad rural? Esta y otras claves son la que plantea esta pareja de cineastas en esta extraña y poética cinta, repleta de referencias y rodada con refinada y hasta torturante lentitud. La película obtuvo el premio Alex North en la primera edición de Fimucinemá celebrado este año dentro de la programación del séptimo Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife Fimucité.

The Purge (James DeMonaco).- El planteamiento inicial es uno de los más inteligentes que he encontrado en el cine fantástico de los últimos años. En un futuro cercano, los Estados Unidos han logrado reducir a mínimos históricos los índices de criminalidad y desempleo instituyendo un día con doce de sus horas para que la gente dé rienda suelta a sus instintos más agresivos porque en ese periodo toda actividad criminal es legal. Para nuestra desgracia, la cinta no profundiza en esta nota (doce horas en la que amigos ya no son amigos, en las que puedes acercarte a la casa de tu jefe para purgar en él tu falta de autoestima; en la que los amantes no resultan tan amantes y en la que el vecino llama a tu puerta no para pedirte azúcar, precisamente) sino que degenera en una película de justicieros con sabor familiar pero sin el pulso feroz de una de Charles Bronson. Con todo, la película invita a una curiosa y poco sana reflexión sobre la gente que te rodea.

Saludos, se acabó lo que se daba, desde este lado del ordenador.

Cinco mujeres que no subirán al cielo, una novela de Juan Andrés Herrera

Martes, Noviembre 26th, 2013

Van más lento de  lo que pensaban. El barro del camino, la fuerte lluvia y el viento han transformado la carretera en un paisaje irreconocible. Parece como si hubiesen enfermado de la  vista y no pudieran ver sino formas borrosas, asustadizas imágenes que se mueven cual ánimas de lodo y agua.”

(Cinco mujeres que no subirán al cielo, Juan Andrés Herrera. Colección: G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere / Ediciones Idea)

La colección G21 Narrativa Canaria Actual ha ido haciéndose un hueco a medida que pasan los años. Lo que comenzó como una apuesta divertida y entre amigos, tiempo después ha terminado por convertirse en una realidad que, pese a sus inconstancias, ya ha hecho historia en el universo literario y editorial del archipiélago. Lo que no es poco, más si tenemos en cuenta que son malos tiempos para arriesgadas aventuras editoriales.

Cinco mujeres que no subirán al cielo, del escritor y ahora también editor Juan Andrés Herrera, es el último volumen que se suma a esta iniciativa y como otros tantos de los libros publicados en G21, no tiene nada que ver, aparentemente, con lo publicado por otros compañeros de colección.

Éste es, a mi entender, uno de los mayores logros de G21, una iniciativa que dirige contra viento y marea Ánghel Morales a quien en su apuesta por dar a conocer lo que se cocina literariamente en la actualidad en Canarias, no hace ascos a lo que se podría entender como comercialidad, término que se asocia a la literatura de géneros.

En G21 ha tenido así cabida desde la distopía con mensaje (El peso del tiempo, de Gerardo Pérez Sánchez); al policíaco como festivo divertimento pulp (El sueño de Goslar, de Javier Hernández Velázquez); el relato de fantasmas (Julia y la guillotina, de Jonathan Allen) hasta la novela con conciencia y ánimo provocador que podría estar representada por Cucarachas con Chanel, de Dr R (JRamallo); El centro del gran desconocido, de Eduardo Montelongo y Malpaís, de Víctor Conde, entre otros.

Se suma a esta lista que, supuestamente no guarda orden ni concierto, un nuevo título: Cinco mujeres que no subirán al cielo, una curiosa y entretenida novela de aventuras, más próxima al thriller y que firma Juan Andrés Herrera, autor de otra novela, La casa de las flores rotas, pero que ahora cambia radicalmente de registro y de intenciones.

Tal y como advierte su título, Cinco mujeres que no subirán al cielo está protagonizada por cinco mujeres, cuatro de ellas víctimas de malos tratos y una psicóloga que procura que se reconcilien con ellas mismas. Todas ellas habitan una casa de acogida que mantiene un enigmático multimillonario.

La muerte del mismo, obliga al quinteto protagonista a buscarse la vida tras conocer el origen de la fortuna de su benefactor: un ladrón de objetos religiosos.

Juan Andrés Herrera procura a lo largo del relato dar coherencia a sus personajes, y quizá aquí se encuentre lo mejor de una novela que transporta al lector desde un lugar remoto de Tenerife a un pueblecito igual de remoto de la república de El Salvador, llamado La Virgencita, al tiempo que va dotando de sustancia las razones que anima a cada una de sus particulares heroínas.

Heroínas porque luchan contra los demonios que las han anulado como mujeres, lo que da como resultado, paradójicamente, que el personaje con menos conflicto de la novela, la psicóloga, sea a la postre el menos preparado para enfrentarse al robo que deben de realizar para resolver su futuro.

Tiene gancho e ironía Cinco mujeres que no subirán al cielo. Y es además un relato que logra lo que quiere: que el lector se evada de la realidad. Lo que se agradece, tras leer tantas y tantas historias que huyen de la evasión como si de un mal innecesario se tratara.

Novela lineal y sin demasiadas complicaciones, Cinco mujeres que no subirán al cielo deja entrar, y entretiene. Lástima que la estructura que la sostiene tiemble en ocasiones y que la variedad de personajes a veces, solo a veces, resulte algo confusa.

Con todo, y al margen de otros errores que la reblandecen, la novela de Juan Andrés Herrera se lee con interés si usted es aficionado a los misterios y espera lo que, previsiblemente, sea una inevitable redención de cinco mujeres que, transitando por el infierno, al salir de él probablemente se conviertan en otras personas. En mujeres completas.

Cinco personajes, en definitiva, que tras las experiencias que han desfigurado sus vidas, sí que merecen subir al cielo.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador.

La gran desilusión

Lunes, Noviembre 25th, 2013

Una mala noticia. Va directa y a la cara.

Fundido encadenado a…

A partir de mañana, martes, 26 de noviembre, se apagarán las seis pantallas de los Multicines Renoir Price en Santa Cruz de Tenerife. Lo confirma el gerente de las salas, Enrique González Kuhn en el Diario de Avisos.

La capital tinerfeña se queda así sin uno de sus cines más emblemáticos, situado en lo que podría considerarse antaño como la milla de oro de las salas de exhibición cinematográfica en la ciudad junto al Teatro Baudet, el Cinema Victoria, los Minicines Charlot y el hoy, felizmente recuperado, Cine Víctor. Más allá, pero por la misma zona: el Greco, luego multicines, los Oscars…

Todos ellos muertos y enterrados.

El cierre de los Multicines Renoir Price terminó por convertirse en los últimos meses en la crónica de una muerte anunciada tras la mala situación en la que se encuentra la cadena en toda España. Si a ello sumamos efectos demoledores como la crisis y el elevado precio de las entradas, así como una programación que intentó apostar por otro cine, quizá explique el final de unas salas que ya formaban parte del mobiliario de una ciudad que hoy vive, si cabe, más en soledad.

Enrique González Kuhn explica en la nota que publica Diario de Avisos que el cierre se barajaba para finales de año aunque “el proceso se ha adelantado porque las pérdidas aumentaban día a día por la falta de espectadores”. Añade también que la inversión necesaria para adaptarse a los nuevos tiempos resultaba “muy alta”.

El Cine Price comenzó a funcionar como sala de pantalla única en los años cincuenta por una iniciativa del empresario Antonio Saavedra Carballo, quien contrató los servicios del arquitecto Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo.

Reconvertido en multicines en los noventa –seis salas y con un aforo de 1.289 localidades, obra del arquitecto Gilbert López Atalaya Mañosa–, durante unos años lo dirigió Francisco Melo Junior, uno de los espíritus más visionarios de estas tierras, testigo que recogió en 2005 la cadena Renoir para convertirlo en Renoir Price con un aforo de mil butacas.

Nueve años mostrando, y en algunos casos revelando, otras miradas, otras cinematografías cuyo labor queda hoy reducida a TEA Tenerife Espacio de las Artes como fuente a la que recurrir para estar al tanto de lo que se rueda en la actualidad sin bandera norteamericana.

Solo sé que la capital tinerfeña se queda sin uno de sus cines de referencia y hace viajar en la máquina del tiempo a quien ahora escribe estas líneas.

Por mi cabeza desfilan largometrajes, ciclos organizados por la Filmoteca Canaria y colectivos privados –gracias a uno de ellos pude ver Cabeza borradora de un por aquel entonces desconocido David Lynch, ¿David qué?, Lynch, David Lynch–y, en los últimos años, una serie de películas con escasa cabida en los grandes multicines que se encuentran en los centros comerciales y que revela en lo que ha terminado por convertirse este negocio.

Esto me hace concluir que vender ilusiones ya no es lo era.

E ir al cine, mucho menos.

Claro que, afortunadamente, todavía nos queda a los habitantes de esta capital de provincias grandes clásicos como el Víctor. El último dinosaurio, el último palacio de cine que se resiste a morir en este archipiélago cada día más abandonado de la mano de los dioses.

(*) Los datos están sacados del volumen El templo oscuro. La arquitectura del cine. Tenerife 1897/1992, del profesor Álvaro Ruiz Rodríguez.

La imagen es de La Opinión de Tenerife y está firmada por José Luis González.

Saludos, fundido a negro, desde este lado del ordenador.