Archive for Julio, 2021

Los secretos que guardamos, una novela de Lara Prescott

Miércoles, Julio 14th, 2021

“Me preguntaba si dormían juntos. No lo creía, pero aun así la sola idea de que lo hicieran se convirtió en una mancha de tinta sobre un mantel blanco”.

(Los secretos que guardamos, Lara Prescott. Traductor: Aurora Echevarría, Seix Barral, 2020)

En los años más calientes de la Guerra Fría los soviéticos estaban muy por delante de los Estados Unidos de Norteamérica en el tablero de juego mundial. Un mundo al borde de la III Guerra Mundial.

Los soviéticos tras la muerte de Stalin habían puesto en marcha un proceso de tímido deshielo interior que dio un poco de aire a una sociedad hasta ese momento sujeta al miedo. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ocupaba el puesto de cabeza en la carrera espacial y propagaba su doctrina con éxito en los países del Tercer Mundo sin que Occidente apenas reaccionase, sobre todo después del frustrado levantamiento popular en Hungría.

Todo parecía indicar que la Guerra Fría la estaban ganando los soviéticos prácticamente en todos los frentes, incluido el cultural, lo que generó frustración en Norteamérica y otros países aliados que no terminaban de entender cómo el gran oso soviético ganaba espacio mientras el águila norteamericana se replegaba noqueado a sus cuarteles de invierno.

Los secretos que guardamos de Lara Prescott se desarrolla en estos agitados tiempos y narra el que fue, probablemente, el primer gran éxito que los servicios secretos estadounidenses contra el gigante soviético: la publicación en Italia de Doctor Zhivago, una novela escrita por un poeta hasta ese momento prácticamente desconocido fuera de su país, Boris Pasternak.

No debe de leerse Los secretos que guardamos como una novela de espías al uso, que también, sino el retrato de tres mujeres que a lo largo de un relato sutilmente construido y entrelazado fueron testigos directos, e indirectos en otros casos, de esta proeza propagandística que logró hacer temblar a la URSS, nación que puso en marcha un gigantesco aparato propagandísticos para obligar a Pasternak a que renunciase al Nobel cuando la Academia sueca decidió otorgárselo por este libro singular, redondo, obra maestra que dio origen a una desigual película y que popularizó los nombre de Zhivago y Lara como nuevos Romeo y Julieta del siglo XX. El libro de Pasternak significó también un puñetazo al estómago de un régimen que, tímidamente y en aquellos años, comenzaba una pequeña apertura.

La publicación de Doctor Zhivago primero en Italia por la editorial Feltrinelli y más tarde en el resto de países occidentales terminó por revelar el cinismo soviético, régimen que no dejaba de vindicar libertad y socialismo mientras le negaba el pan y a la sal a un escritor que el sistema soviético había convertido en enemigo del Estado.

Según las autoridades, la novela no contaba la verdad ni política ni social tras la revolución bolchevique de 1917. Tacharon las páginas de Doctor Zhivago de falsas porque no mostraban los logros alcanzados en la que se conocía como república de los trabajadores.

Para narrar cómo llegó el manuscrito a las manos del editor socialista italiano Feltrinelli, Lara Prescott presenta a tres mujeres que le sirven para guiarnos por los laberintos y vericuetos en los que se libraron las batallas silenciosas de la Guerra Fría. Esta es pues la historia de una hazaña que conmovió al mundo.

Uno de los personajes de la novela es real, Olga, la amante de Pasternak y el personaje que le inspiró su Lara literaria. A través de Olga conoceremos cómo fue la relación entre el escritor y su amante los meses previos en los que se desarrolló la operación Zhivago, también lo que sucedió cuando la novela fue publicada en Occidente y el ostracismo al que fue sometido el escritor por las autoridades soviéticas al ser acusado de alta traición.

Las otras dos protagonistas son mecanógrafas de la CIA y en torno a ellas se teje una historia de amor solo que prohibido para los años en los que se desarrolla la acción, los cincuenta.

En torno a estos tres personajes se estructura una novela que no hace aguas y que se deja leer porque combina muy bien lo que es información sobre aquellos tiempos con ficción.

Doctor Zhivago fue una novela capaz de cambiar el mundo. O al menos de agujerear el telón de acero que dividía ambos bloques porque fue un libro que, pese a estar prohibido en los países del Este, sí que se leyó a escondidas, convirtiendo a Pasternak a un lado y al otro de esa cortina ahora rasgada en un héroe.

Para escribir esta novela y resultar creíble, apabulla la cantidad de documentación con la que trabajó Lara Prescott para hacer realidad Los secretos que guardamos, una novela muy necesaria en los tiempos que corren ya que pone de manifiesto hasta donde puede llegar el poder cuando se ve amenazado por algo tan inocente como un libro. Casi parece como si Prescott quisiera decir que en ocasiones la pluma vale más que la espada aunque la creación de Zhivago y su amor por Lara le costara a su autor, Pasternak, la libertad y el silencio durante muchos años.

Lara Prescott narra esta historias recurriendo a distintas voces. Se puede escuchar la de Olga, que expresa su amor y devoción por el escritor, un amor que éste supo reflejar en las páginas de su novela; también la de dos secretarias, una de ellas de familia rusa, que trabajan en una oficina de la CIA, un microcosmos cerrado y masculino en el que la mujer es explotada como trabajadora y, en ocasiones, como mujer.

Este mundo no acepta una relación entre mujeres, como es la que mantienen las protagonistas. Los secretos que guardamos es una novela donde el amor es lo más importante, más importante incluso que la lealtad a tu país.

El libro de Prescott habla de muchas cosas más pero sobre todo habla de amor entre las personas y con independencia de cual sea su orientación sexual. El espionaje, el traslado secreto del original de Doctor Zhivago a Occidente, pasa a un segundo plano porque lo que le interesa a Lara Prescott (la escritora se llama como el personaje de la novela de Pasternak) es contar la relación y el sacrificio que asumió Olga para estar junto al escritor y el amor escondido, también secreto que une a la dos mecanógrafas en un universo cínico y perverso como es el de la CIA.

Un mundo masculino violento que solo entiende la publicación de Doctor Zhivago como arma con la que atacar al enemigo sin tener en cuenta la calidad ni el mensaje de la novela: el amor entre iguales, el amor que queda cuando todo a tu alrededor se desmorona.

Saludos, deshielo, desde este lado del ordenador

Antonio Álvarez de la Rosa: “Flaubert nunca dijo Madame Bovary soy yo”

Martes, Julio 13th, 2021

Una selección de 350 cartas de las casi 5000 que escribió Gustave Flaubert (1821-1880) a lo largo de su vida son las que ha traducido y anotado el catedrático de Filología Francesa de la Universidad de La Laguna, Antonio Álvarez de la Rosa (Santa Cruz de Tenerife, 1946), en un libro que con el título de El hilo del collar (Alianza Editorial, 2021), coincide con el bicentenario del nacimiento del escritor francés, uno de los gigantes de la literatura universal que en su correspondencia reflexiona sobre su pensamiento y su poética -detalle no menor en alguien que hizo de la escritura su razón de ser- desde su infancia hasta su muerte. En una cuidada selección y edición, el objetivo de Antonio Álvarez de la Rosa fue el de ofrecer un retrato humano del autor de Madame Bovary siendo consciente desde el principio que “las traducciones envejecen” aunque no así la literatura de un autor rebelde y polémico que quiso dedicar su vida al arte de “escribir y leer”.

- Se cuenta que Gustave Flaubert dijo ‘Madame Bovary soy yo’. Tras estudiar su copioso epistolario ¿Antonio Álvarez de la Rosa es Gustave Flaubert?

“En mi caso más que Flaubert es Madame Bovary, desde luego, aunque Flaubert nunca dijo eso de Madame Bovary soy yo sino un profesor que, a comienzos del siglo XX, explicó que una amiga de Flaubert lo había dicho pero eso no aparece por ningún lado. Ni en sus correspondencia y ni en su cuaderno de trabajo. Lo que sí es cierto es que cuando le pincha alguna corresponsal o le proponen preguntas impertinentes empieza a desarrollarse en el escritor ese concepto de la autoría que lo define. Esa relación del autor con el personaje”.

- ¿Qué es el bovarismo?

“Flaubert es un hombre que siendo un misógino empedernido tiene una capacidad de observación portentosa. Está atento y explora debajo de las apariencias. En Madame Bovary describe la situación de una mujer como bovarismo, lo que explica que a veces la novela se compare con El Quijote. El bovarismo son los deseos que más o menos gestionas aunque a veces estos desbordan la irrealidad de tu propia realidad, lo que produce un quiebro, la locura, las frustraciones que quizá desemboquen en el suicidio como es el caso de Emma Bovary pero Flaubert lo mismo construye este personaje como construye otro masculino”.

- El libro selecciona 350 cartas de una correspondencia que se aproxima a las 5000.

“Conocidas y perfectamente archivadas son 4500”.

- ¿Por qué escogió unas y desechó otras?

“Se me ocurrió escribir una introducción general donde explico lo que pretendía, un seguimiento cronológico y dividido por etapas de su vida, como refleja la primera carta que incluye el libro y que Flaubert escribe a los nueve años. En esa primera carta expresa su rechazo a la gente lo que me obligó durante la traducción a cometer errores en español para que el lector se percate que eso está escrito por un niño. Otra carta que se incluye es la que dirige a su profesor de Historia, que es muy importante porque ya con dieciocho años escribe con una tremenda claridad que lo único que quiere hacer es escribir”.

- Creo que Sartre llamaba a Flaubert el idiota de la familia.

“Lo llama así porque en principio aquel chico parecía que no iba a llegar a nada pero al final sí que consigue lo que quería: dedicar su vida a leer y a escribir”.

- ¿Cómo es el Flaubert epistolar?

“Tiene dos etapas en la correspondencia. Flaubert nace en 1821 y publica Madame Bovary en 1857. Es decir, 36 años después. Hasta ese momento nadie lo conocía. Cuando se publica el libro resulta un escándalo, a punto está de ir a la cárcel pero sirvió para que se vendieran muchos ejemplares de la novela. Las cartas hasta ese entonces son espontáneas pero después de la publicación de Madame Bovary es como si tomara conciencia de que por fin es escritor y se muestra más cuidadoso en su correspondencia. Flaubert fue un hombre de firmes convicciones pero también, cuando lees sus cartas, un hombre al que nunca le gustó bajarse del burro”.

- ¿Por qué planteó así la edición de su correspondencia?

“No quise colocar en el libro ni una sola nota a pie de página. En casi todas las cartas, cuando aparece un personaje que evoca un hecho anterior, explico al lector antes de que comience a leerla lo que se va a encontrar. Las cartas que contiene el libro son completas salvo alguna, y hubo un momento en que lo vi más como un tapiz que otra cosa aunque al final me abrumé por tantas fechas, etc. Conté con la ayuda del equipo de corrección de la editorial, que se dio cuenta de que si una novela es difícil de corregir con la correspondencia es como intentar cruzar a nado el Amazonas. Pensé que lo ideal es que el lector leyera las cartas desde un punto de vista biográfico, por lo que cada capítulo avisa de la edad y del momento en que Flaubert escribió esa carta”.

- ¿Qué constantes destacaría de las dos etapas que distingue en la correspondencia de Flaubert?

“La belleza y el amor, que llega hasta el proceso de escritura de Madame Bovary. En esos diez años se puede entender la metamorfosis que lo convierte en escritor. Leyendo las cartas aprecias todo ese proceso de creación, el trabajo literario de Madame Bovary y un hecho que cualquier creador consagrado o no debería de conocer porque Flaubert piensa que nunca será un gran escritor al darse cuenta que, cada día que pasa, le cuesta más escribir”.

- Cuanto más escribe más le cuesta escribir.

“Exacto. De alguna manera el éxito de Madame Bovary no le impidió que continuara escribiendo y publicando otras novelas. Dijo que Bovary se trataba solo de una etapa pasada, lo que lo se somete a una nueva tortura ya que tras Madame Bovary escribe Salambó que le costó diez años que ocupó en empaparse de la cultura cartaginesa. Pero Salambó es un ladrillo que tuvo mucho éxito ya que por aquel entonces estaba de moda lo exótico. Retoma después La educación sentimental, que le cuesta escribir y publica Tres cuentos y más tarde Beauvoir y Pécuchet, su última novela y piensas ¡cómo se le ocurrió meterse con ella! pero lees las cartas y descubres que jamás se detuvo en la escalera, que todo aquello para él resultaban etapas”.

- No llegó a terminar Beauvoir y Pécuchet.

“No, pero eso es porque es una novela interminable”.

- Y sí que publica en su juventud La tentación de San Antonio, un texto que revela su querencia por la mística.

La tentación de San Antonio es una especie de ensayo místico que cuenta en el fondo la misma historia que La leyenda de San Julián el hospitalario, que forma con Un corazón sencillo y Herodias el libro Tres cuentos. Flaubert es un escritor que se tortura buscando cosas nuevas con una idea fija en la cabeza: vivir para escribir. Y así quema etapas y en todas ellas se percibe la nostalgia por lo que hizo”.

- ¿En las cartas habla de otros escritores?

“Se incluye la correspondencia que mantuvo con Baudelaire. Flaubert alaba Las flores del mal. También la primera carta que escribió a Victor Hugo, al que llamaba El gran cocodrilo; con Mallarmé, Maupassant… Flaubert fue un gran lector y le comunica a Maupassant que con Bola de cebo ha escrito una obra maestra”.

- ¿De las más de trescientas cartas que incluye el libro distinguiría alguna por su rareza?

“Destacaría las que escribe durante su etapa reflexiva, vamos a llamarla también ideológica y social, que es la correspondencia que mantiene con George Sand, que era mayor que él. Flaubert oye de ella cuando publica Salambó y La educación sentimental, que tuvo una crítica muy negativa pero que deslumbró a George Sand. Fueron dos caracteres opuestos pero su correspondencia es respetuosa. Sand dice que Flaubert escribe para la posteridad mientras que ella lo hace para mañana. Esta relación epistolar está marcada por la ternura cuando eran dos personas que en principio no tenían nada que ver. Se cruzaron más de 400 cartas y para mi esa es la etapa más rica en reflexiones de su correspondencia. Flaubert le dice que hay que escribir con frialdad para lograr que el lector se emocione”.

- Santa Teresa, El Quijote… ¿cuál es la relación de Flaubert con la literatura española?

“Conoce el Siglo de Oro, a Cervantes y la mística a través de Santa Teresa”.

- ¿Y cuál era su visión de España?

“Su imagen de España es la de la época, una mirada peyorativa. Escribe, cuando los prusianos invaden Francia, que como esto siga así Francia acabará como España, a un lado de la Historia. Otra cosa son Homero Rabelais, Montaigne, Cervantes, Shakespeare, Goethe…, que no tienen patria. Son escritores”.

- Imagino que se tomará un tiempo para desintoxicarse de Flaubert pero… ¿prepara algo nuevo?

“Estoy muy interesado en un escritor francés de finales del XVIII poco conocido, Louis-Sébastien Mercier, autor de Le tableau de Paris, El cuadro de París. Mercier es una mezcla de escritor, sociólogo, periodista y político. Fue testigo de la Revolución y miembro de la Convención. Estuvo a punto de que Robespierre se lo llevase por delante… Un personaje realmente interesante aunque este libro consta de 3000 mil páginas. Lo más probable es que plantee una antología de unas seiscientas páginas”.

BAJO LA SOMBRA DE FLAUBERT

Antonio Álvarez de la Rosa dice que siempre ha creído en la Universidad por lo que agradece que cuando comenzó en la enseñanza en 1995, el autor de Madame Bovary fuera, precisamente, el objeto de un curso al que invitó a uno de los mayores especialistas sobre la vida y obra del escritor para que hablase sobre Flaubert en la literatura moderna. Esa misma década y por medio de una beca del Gobierno de Canarias, viajó hasta Rouen donde contactó con uno de los profesores de la Universidad que ahora es el coordinador nacional de todos los actos sobre Flaubert que se celebran en Francia. En un correo electrónico, Álvarez de la Rosa le avisó de la publicación de El hilo del collar, el libro en el que selecciona parte de su correspondencia y la respuesta no tardó en llegar: ¿Puede presentarlo el 10 de septiembre en el Ayuntamiento de Rouen?

Saludos, haya paz, desde este lado del ordenador

La política desleal de la Viceconsejería de Cultura con el libro

Lunes, Julio 12th, 2021

Hace unos meses la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias anunciaba que iba a seleccionar por convocatoria pública las colecciones literarias que iba a editar. Se añadirían dos nuevas (infantil y cómic) a las ya existentes (narrativa, poesía, ensayo y teatro) pero no se decía, nunca se dice aunque las administraciones presuman de transparentes (yo tampoco), que el departamento que dirige Juan Márquez clavaba otro clavo (y van) a la cruz que sostienen las pequeñas empresas editoras que se reparten por estas islas. Olvidadas, tan olvidadas de la mano de los dioses.

Hace dos años entrevisté a Juan Márquez (1) a quien le estoy agradecido que me adelantara unas cuantas primicias que con el paso del tiempo, es verdad, ha ido cumpliendo. Márquez me pareció un tipo serio, todos los que llevan barba lo parecen menos unos cuantos que trabajan precisamente con Márquez en Tenerife, aunque percibí cierto nerviosismo en su mirada. Pero me dije que sería cosa del cargo, de la nueva responsabilidad que asumía… No he vuelto a tropezarme con él desde entonces, pero algo me dice que ese mirar a un lado y al otro quizá ya no existe. Que se muestra más cómodo ahora que empieza a creerse que es Viceconsejero de Cultura. Y mira que el caballero, o mi niño que decimos por esta tierra, no lo ha tenido fácil de momento.

El confinamiento al que nos sometieron en 2020 y la pandemia que sigue ahí ha deslucido un mandato que por muy poco que haya hecho ha hecho el doble que su antecesor en el cargo, Aurelio González, entonces no sé si ahora miembro del Partido Nacionalista Canario (yo tampoco).

En resumen, que Juan Márquez me pareció un tipo voluntarioso y con ganas de cambio. Pasado el tiempo, voluntad no sé si conserva pero de lo que sí estoy seguro es que cambios poco, o prácticamente ninguno porque siguen ocupando las mismas responsabilidades los que trabajaron a las órdenes de González, de ahí que llamen maliciosamente al actual Viceconsejero y su director general, Rubén Pérez Castellano, los gatopardos por aquello de que todo cambia para que no cambie nada.

Oh, sí, es verdad que ya no existe Canarias Cultura en Red que sirvió para cambiar (aunque no cambió nada) aquello que se llamó Socaem. Ahora, con Márquez, más que desaparecer se sustituye Canarias Cultura en Red por Instituto Canario de Desarrollo Cultural, aunque al paso que van quizá sea mejor reconocerlo como Instituto Canario del (sub)Desarrollo Cultural porque mucho Márquez, mucha izquierda con conciencia, mucho cambio para que al final no cambie nada. Es decir, que se da juego a los de siempre.

En este sentido, la gestión con el libro parece diseñada más para neutralizar que estimular el negocio de las editoriales canarias. Así que mientras espero que alguien le recuerde al Viceconsejero de Cultura que su mando en plaza algún día concluirá, explique también porque ha dado luz verde a una serie de iniciativas que en vez de dejar huellas ya están (de)generando en una catástrofe de incalculables dimensiones para el sector editorial de las islas. Tanto, que Márquez y su equipo (heredado de Aurelio aguañac González) podrían pasar a la Historia como el Imán y los muyahidines que al grito de Allah akbar! se cargaron el sector editorial en Canarias.

El nuevo proceso que proyecta la Viceconcejería de Cultura a través de la secta, digo la Unidad del Libro para lo que resta de 2021 es el siguiente: que se elija una nueva obra (con independencia de la colección) original e inédita, de la que se editarán 500 ejemplares, 50 de los cuales se entregará a su autor junto a un incentivo económico de 4.000 euros, contemplando su distribución para el siguiente año.

“Todo ello con la firme voluntad de potenciar, incentivar y ayudar a la difusión de la literatura canaria”, esto último parece estar escrito con la diabólica ironía de un Guayota de papel.

El caso es que hasta hace unos días pensaba que era tarea de las editoriales privadas y no del Gobierno canario la de publicar, rescatar y recuperar la obra de escritores/as inéditos y que los objetivos del Gobierno regional deberían ser los de dar a conocer los grandes nombres de la literatura que genera una tierra en la que sus editores se encuentran al borde del precipicio.

Pero parece que los que dirigen, los que tienen ciertas responsabilidades en la Viceconsejería y a los que se les paga, por cierto, por ello, no se enteran. O no se quieren enterar, lo que resulta más incómodo.

Les invito a que consulten las condiciones específicas de cada colección en www.icdcultural.org. Y a que me respondan con la cabeza fría ¿por qué?

Las colecciones, que llevan nombres propios salvo una, son Agustín Espinosa (narrativa), Natalia Sosa Ayala (poesía); Clavijo y Fajardo (ensayo de literatura o lingüística); Nuevas Escrituras Canarias (poesía, novela, cuentos y microrrelatos, ensayo, teatro) que solo admite a escritores/as de 18 y 35 años; libro infantil ilustrado que lleva el nombre de Isabel Medina y la de Cómic, que no lleva como decíamos nombre propio. Le sugeriría, y gratis por cierto, al viceconsejero de Cultura, Juan Márquez, y su equipo de apandadores que rebautice la colección cómic con el nombre de Enrique Cichosz, que fue como no sabe ninguno de los que han puesto en marcha esta política, uno de los mejores guionistas y dibujantes de Canarias. Kiko, como lo llamamos quienes lo conocimos, dejó de estar con nosotros en 2011 pero para muchos sigue estando presente.

No sé en que estarían pensando en esa santa casa que es la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias pero parece que vive en otra realidad. Y eso que apenas cuenta con funcionarios que son, estos últimos, los que sí viven en otra realidad (ese milagro de contar con un trabajo fijo). Otra cosa son sus “técnicos” y “asesores”, gente que se ha agarrado al sillón como la lapa se aferra a la roca.

Por esto y más, agradecería que alguien me explicara cuando las colecciones comiencen a andar el impacto económico que va a suponer para el área que dirige Márquez y cómo calarán estos libros entre los canarios que cogemos todavía la guagua o el tranvía. También los que pillan la guagua de San Fernando, un ratito a pie y otro andando.

Mientras tanto, el sector más dormido que acobardado, asiste en silencio a su aniquilación ante la competencia desleal que pretende ejercer el Gobierno canario a través de la Viceconsejería que dirige Juan Márquez y sus cuates. Lo que es muy grave, sobre todo en estos tiempos que vivimos. Tan confusos, extraños, de fantasmagóricos virus que cada día se parecen más a los indocumentados que fraguan la política del libro en Canarias.

El caso es que ya comienzan a protestar algunas de las asociaciones del mundo del libro. Una de ellas es la de Profesionales y Empresas de Diseño de Canarias (di-Ca) que en una nota de la que se hace eco la edición digital de Canarias 7 (2) expresó por carta “y en dos ocasiones a la Viceconsejería de Cultura del Gobierno su disconformidad con la convocatoria pública para actualizar el diseño de cada una de las seis colecciones literarias que se editan desde esta entidad”.

Al parecer y desde el Ejecutivo se les aseguró, también por escrito, que el procedimiento se ajustaba a la legalidad aunque así no lo ven los profesionales del diseño en Canarias, que en la información afirma que este “no es un procedimiento correcto y lo que hace es ayudar a precarizar aún más al sector. Hicimos un acercamiento primero explicándoles las cosas que estaban mal, modificaron algunas, pero lo que han sacado está aún peor, porque incluye cosas como exigir la residencia fiscal que consideramos incluso que puede ser ilegal”, opina Ignacio Alcántara, presidente de la Asociación de Profesionales y Empresas de Diseño de Canarias (di-Ca).

El colectivo, cuyos asociados no se presentarán a esta convocatoria en señal de protesta, llama también la atención “sobre la falta de transparencia sobre los integrantes del Jurado”, denuncia que puede hacerse extensible a quiénes serán las personas (“con acreditado prestigio”) que formarán el comité que dará el visto bueno a la publicación de las obras que se presenten a la seis colecciones que prevé editar la Viceconsejería de Cultura a través de la Unidad del Libro, que haberla hayla, aunque no haga bien las cosas.

Algunas de las preguntas son:

¿Por qué competir con las editorial privadas?

¿No era más adecuado y solidario convocar un concurso entre las editorial de las islas?

¿Repetirán como jurado los mismos de siempre?

¿Qué criterios se tendrán en cuenta para publicar a unos y no a otros?

¿Por qué no se dice quiénes formarán parte del jurado?

Preguntas, preguntas y preguntas que no tendrán respuesta aunque como escribió Pedro García Cabrera, republicano y socialista, “la esperanza me mantiene”. Claro que… ¿hasta cuándo?

(1) Juan Márquez Fandiño: “Canarias Cultura en Red se identificará ahora como Instituto Canario de Desarrollo Cultural”

http://www.elescobillon.com/2019/12/juan-marquez-fandino-%e2%80%9ccanarias-cultura-en-red-se-identificara-ahora-como-instituto-canario-de-desarrollo-cultural%e2%80%9d/

(2) La asociación de diseñadores y la Viceconsejería ‘chocan’ por la convocatoria para las colecciones

https://www.canarias7.es/cultura/asociacion-disenadores-viceconsejeria-20210710190259-nt.html

Saludos, esto es todo… por ahora, desde este lado del ordenador

“Puerto de Letras quiere ser una bisagra entre las literaturas de ambas orillas”

Jueves, Julio 8th, 2021

El Puerto de la Cruz ha desarrollado a lo largo de estos años una política que ha dado como resultado una programación cultural consolidada, estable y para toda clase de públicos.

La primera ciudad turística de Canarias apuesta objetivamente por la cultura no solo con la celebración de festivales sino también con otras actividades más discretas pero que, afortunadamente, no han sido episódicas sino que han mantenido una línea constante en el tiempo.

Con ese objetivo, este viernes, 9 de julio, se inicia Puerto de Letras. Escritura en diálogo, una iniciativa coordinada por el escritor Antonio López Ortega, la artista plástica Nela Ochoa y el poeta Rafael-José Díaz, con una mesa, Mandíbulas contra Amazon, en la que participarán la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda y el escritor catalán Jordi Carrión. El encuentro tendrá lugar en el Lago Martiánez a partir de las 20 horas. Este mismo escenario acogerá en agosto, octubre y noviembre de este año otros diálogos que cerrará el escritor rumano Mircea Cartarescu, uno de los candidatos que más suena para recibir el Nobel de Literatura.

- ¿Por qué Puerto de Letras. Escritura en diálogo?

ANTONIO LÓPEZ ORTEGA (A.L.O): “El origen vino en gran medida por la apertura de proyectos culturales que convoca todos los años el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, lo que nos animó a presentar el proyecto. Todo este proceso fue el año pasado, que sufrió algo de lentitud por el Covid-19. Tras el fallo del concurso público, se nos avisó que nuestro proyecto había sido aprobado entre cuarenta presentados de los que se seleccionaron seis”.

– ¿Cuál creen que fue la clave para que el proyecto resultara seleccionado?

A.L.O.:
“El proyecto que presentamos está muy pensado en ver la ciudad como marco propicio para un acto literario permanente en el tiempo, preferentemente. También la de aprovechar las posibilidades de esta ciudad marítima con abolengo patrimonial histórico, carácter cosmopolita y la de reivindicar la obra de César Manrique que hay en la ciudad”.

– Pero ¿qué diferencia Puerto de Letras de otros encuentros literarios del mismo tipo?

A.L.O.: “El nuestro se diferencia por su estilo a lo Hay Festival, que en la edición de 2004 que se celebró en Cartagena de Indias, Colombia, reivindicó el diálogo a partir de la literatura tanto entre los escritores como entre los lectores”.

– ¿En qué consistirá la programación?

A.L.O: “La programación cubre el segundo semestre de este año y contará con cuatro grandes mesas. En la primera intervendrán Mónica Ojeda y Jordi Carrión. Jordi es novelista y un hombre de la comunicación, la cultura y el análisis de los procesos culturales y las nuevas realidades de la comunicación cultural. Mónica Ojeda es una novelista ecuatoriana afincada en Barcelona que cuenta con una obra de mucho impacto. Esta mesa se titula Mandíbulas contra Amazon y tendrá lugar, como todas las actividades de Puerto de Letras, en el Lago Martiánez que es un sitio emblemático y que se pensó para albergar público no solo de la ciudad sino de otras partes. La segunda mesa, que tendrá lugar en agosto, Poesía en el Lago, reunirá a los poetas Ricardo Hernández Bravo, que representa a una generación de poetas y es autor de varios libros de poesía y Katia Vázquez Schröeder, para ubicar a una generación emergente. Vázquez Schröeder ha ganado premios, entre otros el del Festival Índice. Esta mesa contará también con Adalber Salas Hernández, poeta, ensayista y traductor venezolano de origen canario que se va a radicar en la isla después de terminar un doctorado sobre escritura creativa en una universidad de Nueva York. Es un gran poeta, ha publicado en Venezuela, Norteamérica y en España, además de ser un excelente traductor de francés e inglés. Entre sus traducciones, Una vida de pueblo, de Louise Glück, premio Nobel de Literatura. La mesa la moderará Rafael-José Díaz. En octubre volverá la ficción con dos escritores nacidos en las islas como son Alicia Ramos y Nicolás Dorta quienes hablarán con Juan Cruz sobre sus historias y de la situación de la narrativa de los autores canarios y la generación a la que pertenecen. La mesa se llama Ficción o fricción. Puerto de Letras finaliza, sin desmerecer las otras mesas, con un plato fuerte en noviembre: el escritor rumano Mircea Cartarescu, quien vendrá acompañado de su traductora, Marian Ochoa de Eribe y Enrique Redel, de la editorial Impedimenta que publica su obra en España”.

– ¿Por qué una cita con escritores y escritoras al mes y no seguir el curso de una semana o cuatro o cinco días de festival?

A.L.O.: “Tiene mucho que ver con los acuerdos alcanzados con el Ayuntamiento y con la idea de lograr una permanencia en un periodo de tiempo un poco más largo. También porque quisimos atender un requerimiento de la alcaldía de expandir la programación durante más tiempo. Esperamos para los próximos años trabajar con una programación más expansiva”.

- ¿Cómo fue la selección de autores?

RAFAEL-JOSÉ DÍAZ (R-J.D.): “Se barajaron diferentes autores pero quisimos desde el principio que un escritor de Hispanoamérica dialogara con uno español pero al no poder traer directamente a nadie de América pensamos en autores hispanoamericanos que vivieran en España y planteamos varios nombres hasta que al final nos pareció una buena apuesta contar con escritores jóvenes y con mucho prestigio como Mónica Ojeda y Jordi Carrión que, además de mediáticos, escriben una literatura de calidad”.

– ¿Incluir una mesa sobre poesía se barajó desde que comenzaron a armar el programa de Puerto de Letras. Escritura en diálogo?

R-J.D.: “Desde el principio tuvimos claro combinar poesía y narrativa por lo que tenía que haber una mesa de poesía. Queríamos también que en esa mesa estuvieran inicialmente poetas canarios aunque al final se pudo sumar también a Adalber Salas, que es venezolano de origen canario. Pensamos una mesa en la que hubiera poetas de alguna isla que no fuera de Tenerife, como es Ricardo Hernández Bravo, que pertenece a la generación de los 80 y cuenta con una trayectoria muy destacada y se trata, al mismo tiempo, de un poeta hasta cierto punto discreto al que queríamos combinar con alguien de Tenerife pero que representara a otra generación como es Katia Vázquez, que es una de nuestras autoras con mayor proyección. La tercera mesa se quiso vincular en un principio a Agustín Espinosa, escritor nacido en el Puerto de la Cruz, como anclaje local pero nos dimos cuenta que al estar Espinosa en diferentes foros, su obra muy estudiada y ser el protagonista hace unos años del Día de las Letras Canarias, nos decantamos por una mesa centrada en la narrativa canaria pero desde un punto de vista no exclusivamente canario. Alicia Ramos vive en Madrid y además de escritora es cantautora mientras que Nicolás Dorta es autor, de momento, de un solo libro pero que ha tenido mucho tirón y los dos hacen una combinación interesante de la que sacará mucho jugo el moderador de la mesa, Juan Cruz. Mircea Cartarescu fue un golpe de suerte ya que de pronto se nos ocurrió ¿por qué no intentarlo con algún escritor europeo? y Cartarescu nos dijo que sí a la primera. Su editor en España, Enrique Redel, nos comentó que es rarísimo que acepte este tipo de invitaciones… Vendrá a la isla con su traductora para que haga de intérprete en el acto además de su editor en España, por lo que estarán prácticamente representados todos los agentes del mundo literario. La mesa, cómo no, lleva por título Todo sobre Cartarescu”.

- ¿Contará Puerto de Letras . Escritura en diálogo con actividades paralelas?

R-J.D.: “Sí, en octubre y noviembre y coincidiendo con la tercera y cuarta de las mesas, Nicolás Dorta, Alicia Ramos y Cartarescu visitarán los tres institutos del Puerto de la Cruz”.

- ¿Y cuál es el papel de Nela Ochoa en este encuentro?

NELA OCHOA (N.O.): “En la isla de Margarita se celebra desde 2015 una feria del libro donde ejercí tareas de producción hasta 2017. En Puerto de Letras hago lo mismo, producción, y he comprobado que a los escritores les interesa el Puerto de la Cruz no solo como destino turístico sino también literario”.

- En contra de otras ciudades de Canarias, donde la cultura casi brilla por su ausencia, el Puerto de la Cruz cuenta con una programación cultural dinámica y estable. ¿Tiene alguna explicación?

A.L.O: “Hay una vocación genuina con los festivales y el de propiciar este tipo de actividades. Desde que estoy radicado en Tenerife he intentado tocar muchas puertas presentando proyectos de estas características a distintas instancias pero no ha sido fácil. Mi sorpresa fue, tras las primeras conversaciones con el alcalde portuense, Marco González, su respuesta, cómo valoró y entendió este proyecto. Y no es fácil porque Puerto de Letras al margen del impacto que pueda ocasionar en el público, ha tratado la oferta literaria de la mejor manera posible. Por eso, contar por parte de la instituciones con una aceptación como la que hemos recibido es muy importante porque se ha entendido el alcance que puede tener. El espacio de recepción puede ayudar además al tipo de encuentro que vamos a realizar. La idea es que en ocho años Puerto de Letras se convierta en una cita obligada de grandes escritores no solo en español para generar la asistencia de público de la isla, el archipiélago, España y Europa. El objetivo es que el encuentro sea una bisagra permanente para conocer lo que pasa entre las literatura de ambas orillas. Hay un elemento natural, que es el encanto y el atractivo del Puerto de la Cruz, una ciudad que resulta ideal para acoger este diálogo entre volcanes y océano”.

N.O.: “En una reunión con el alcalde me di cuenta que al ser un hombre que vienen del mundo del teatro tiene una compresión y un entusiasmo con todo tipo de actividades culturales que no encuentras en otros sitios”.

– ¿Están preparando ya la edición 2022?

A.L.O.: “Lo que tenemos es una programación fruto de meses y meses de trabajo con el Covid-19 atravesado. Hay nombres que estamos pensando para el 2022 en parte porque algunos no podían y otros manejaban otras fechas para que pudieran estar en la edición de este año. Pero sí, ya estamos trabajando la programación del 2022. Para la ciudad es importante el verano desde el punto de vista de todo lo que concentra de público pero el verano no es el mejor mes para los escritores”.

- Una de las características de Puerto de Letras es su espacio para la poesía.

R-J.D.: “En Tenerife no existe ningún festival permanente en torno a la poesía. La isla no cuenta, además, con ninguna casa museo de escritores a diferencia de Gran Canaria. La poesía tampoco se fomenta, o por lo menos hasta ahora, aunque la Viceconsejería de Cultura lleva un tiempo desarrollando labores de apoyo a diferentes iniciativas. Está por ver que hará el Cabildo de Tenerife tras un año de cambio. En cuanto a los ayuntamientos, veo una excepción en el de La Laguna que parece que se mueve con la creación de una Poeteca pero no sé si lo de Poeteca ya estaba registrado en Caracas por lo que la experiencia lagunera podía haber pensado en otro nombre… Hay lugares como Santa Cruz de Tenerife que están bastante desaprovechados. Barajamos organizar esta experiencia en la capital tinerfeña pero pensamos que en verano no iba a funcionar pero sí en el Puerto de la Cruz porque combina un escenario grandioso, cuenta con una importante actividad turística en verano y es un lugar con mucha tradición cultural. La idea, si podemos, es mantener la presencia de la poesía y ampliarla. Es verdad que la poesía es más complicada por el tirón que puede tener de público al requerir de un formato más intimo pero pensamos que organizar un acto en un horario tardío, las 20 horas, que coincide con el atardecer en verano, podría resultar muy atractivo al celebrarse al aire libre y junto al mar en un lugar tan especial como es el Lago Martiánez, el Lago de César Manrique“.

Saludos, una ciudad, desde este lado del ordenador

Luis Gasca coge el tren

Miércoles, Julio 7th, 2021

Mi fascinación por los cómics, hasta entonces llamados colorines, fue gracias a Luis Gasca, Luis María Francisco Gasca Burges (San Sebastián, 17 de septiembre de 1933-​San Sebastián, 6 de julio de 2021). Es decir, que sin Gasca no habría descubierto, o lo habría hecho más tarde, ese universo que comprimen las viñetas, ese cine para los pobres que decía el otro y ese arte, noveno lo llaman, que me enseñó a leer mientras observaba las viñetas.

En ese remoto pasado en el que casi nadie se reconoce llegó a mis manos por casualidad un álbum de Flash Gordon a todo color que editaba entonces, hablo de inicios de los 70 del pasado siglo, la editorial Buru Lan, cuya línea de cómic dirigía el señor Gasca que los dioses guarden.

Más tarde me regalaron varios números de aquella colección. 106, el 107 lo conseguiría años después sin saber todavía si hubo un 108, un 109 y hasta el infinito, de las historietas del gladiador rubio como la cerveza que termina en el planeta Mongo para hacer la revolución contra el empesador Ming, una especie de dictador chino del espacio. El caso es que su lectura me cambió literalmente la vida.

En aquellas revistas que luego se encuadernaban como tomos, los álbumes estaban dibujados por Alex Raymond, que fue el creador en los años 30 de Flash y por Dan Barry, que imprimió al héroe de otro carácter en los años 60. Tanto, que osaron traumatizar al pobre Gordon cuando Dale Arden, su resignada compañera cuaderno a cuaderno, lo abandona por un astronauta.

Durante mucho tiempo me pregunté si la Arden regresaría a los brazos de Flash. El caso es que Gordon se quedaba noqueado en esas historietas que, ya digo, marcaron mi niñez que es lo mismo que decir que marcaron mi vida y mi futura relación con las mujeres.

Gasca fue también el director de la primera gran enciclopedia de cine que leí en mi vida. Me refiero a la de Buru Lan, otra vez la dichosa editorial. Como las historietas de Flash (y de El hombre enmascarado, entre otros), la enciclopedia del cine llegaba en fascículos a los kioscos, fascículos que luego se encuadernaban en tomos.

Recuerdo que el apartado de ciencia ficción de esta enciclopedia –si no me falla la memoria– estaba firmado por José Luis Garci, autor de un libro sobre Ray Bradbury que se ha vuelto a editar, y uno de los guionistas del mediometraje más raro y exitoso del cine español: La cabina (Antonio Mercero, 1972).

Siendo todavía un infante me dediqué aquellos años donde era prácticamente imposible encontrar material sobre fantástico en España a buscar, precisamente, información sobre aquel cine y aquella literatura que apenas se explotaba ni traducía.

Logré poca cosa hasta que ediciones Vértice publicó la versión en castellano del Famous Monster of Filmland, lo que me llevó a conocer al mayor coleccionista y aficionado del género, Forrest J. Ackerman, un tipo que había convertido su casa en un museo de cosas raras relacionadas con el género y que encima hablaba esperanto.

Unos reyes mis padres acertaron con el regalo de aquel año, un libro de tapas blancas con la imagen de Bowman, el astronauta de 2001, en la portada que hablaba sobre cine y ciencia ficción. El libro, que todavía conservo, estaba escrito por Luis Gasca y si bien espantará a los que buscan ensayos sesudos sobre el género, aquella obra me mostró una nueva mirada sobre lo que más me gustaba esos días.

Es verdad que la ciencia ficción ha dado pasos de gigantes desde entonces pero el libro de Gasca tiene la virtud de hablar de muchas películas que mucho me temo no veré nunca. Además, y como se dijo, el especialista no perdía el tiempo destripando el largometraje fabulando retorcidas conclusiones intelectuales sino que contaba de qué iba, su argumento en unas pocas líneas que te daban la sensación entonces y ahora de que ya la habías visto porque Gasca te la había contado.

Recordad que eran tiempos en los que hablar de algo tan común hoy día como el vídeo y los computadores resultaba cosa de… ciencia ficción. Recordad que ni existía teléfono móvil ni video llamadas. ¡¡¡Joder, eso solo lo veías o lo leías en películas y novelas!!!

Me consta que Luis Gasca escribió otros libros. Libros sobre cómic, alguno firmado con Roman Gubern, y libros sobre cine. Uno de ellos centrado en el destape que publicó entrega por entrega la revista Interviú. Su muerte, como era natural, ha conmocionado al fándom nacional, y razones no faltan para lamentar la ausencia de un hombre que hizo todo lo posible para que España se adentrara en un cine y en unos cómics que, gracias a gente como él, comenzamos a llamar así, cómic, lo que antes reconocíamos como colorines, chistes o tebeos.

Leo también que Luis Gasca fue director del Festival de Cine de San Sebastián y que formó parte de una asociación de críticos de cómic. Creo, no obstante y como Groucho Marx, que saldría por patas si existe un club capaz de admitir a gente “como yo” pero no hay duda que su aportación como pionero a que todas estas revistas populares se establecieran en España se debe al tesón y el empuje de gente como Luis Gasca. Tipos que entendieron que el cómic y el cine del espacio (ese que se hace preguntas sobre cómo será nuestro futuro) son un arte.

Un arte que Gasca, se repite, contribuyó a que llegara a gente como quien ahora les escribe. Y tanto fue el efecto, tanto ruido hizo la detonación, que todavía –y a mi edad– sigo enganchado a ellos. A los cómics, al cine que me cuenta amenazas de otros mundos.

Y no vale solo dar las gracias. Vale en todo caso volver a sus libros y recordar que hace tiempo, eones si quieren, aquellos friquis pobres y progres (en eso no hemos cambiado demasiado) fuimos niños. Eso sí, niños más parecidos al de El pueblo de los malditos que a los otros. Niños, imaginaba uno entonces y ahora, que pensaban que el futuro era suyo. Nuestro.

Sobre si tenían razón o no eso, mucho me temo, es otra historia.

Saludos, gracias, desde este lado del ordenador

Hambre española

Lunes, Julio 5th, 2021

La frase de la semana, del mes y el año, probablemente, es la que pronuncia Pablo Casado, presidente del Partido Popular, la semana pasada en el Congreso de los Diputados. La recojo de un titular de El País, y cuanto menos llama la atención porque se empeña en sacar de sus tumbas otra vez los fantasmas de la contienda fratricida española. La perla sin cultivar dice así: “La Guerra Civil fue un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia”.

Si lo que quería Pablo Casado era imitar a Winston Churchill con una frase ingeniosa tipo Sangre, sudor y lágrimas lo mejor que podía haber hecho es callarse la boca porque Churchill solo hay un. Además, sugiere con lo que dice que no hubo nada bueno entre los que quisieron una democracia sin ley (¿la II República, incluidos comunistas, socialistas y anarquistas así como republicanos a secas?) y una ley sin democracia (¿los rebeldes, con monárquicos, carlistas, falangistas y derechas en general?) Y la verdad es que, es que, es que no se puede ser más tonto.

Como a muchos y por razones familiares (un tío abuelo al que desaparecieron por anarquista y pena de cárcel por masón para el abuelo) aquella Guerra a la que mala puñalada le den siempre estuvo presente en casa. De hecho, mi padre era lector de libros de Historia y novelas sobre “nuestra Guerra”, “vicio” si quieren que heredé.

A pronta edad, sentí por dentro que pertenecía al lado de los que la perdieron e intenté aproximarse a aquel conflicto con la objetividad con la que me educó padre, un hombre, por cierto, que más que socialista fue negrinista toda su vida.

Como en toda guerra, y como en toda guerra vil que es la que libran hermanos que de repente dejan de serlo, en los dos bandos se cometieron tropelías y desmanes así como rasgos generosos y si me apuran heroicos. Formo parte de lo que llaman una tercera España que es esa especie de purgatorio donde al final caemos todos los que nos negamos a estar de un lado y del otro, los que continuamos hablando con gente de un lado y del otro aunque a veces el diálogo sea de sordos porque ni unos ni otros admiten otra opinión que no sea las que tienen sobre una república idealizada, una guerra que a todas luces resultó inevitable y una postguerra que sufrió, como siempre, la gente de a pie.

El hambre no tiene ideología, y este país aquellos años y los que vinieron después pasó mucha, demasiada hambre.

Mi padre tenía la convicción que el hambre precisamente fue lo que marcó el carácter de los que sobrevivieron a aquella Guerra, y que ese anhelo que Escobar materializó en sus tiras cómicas en la persona de Carpanta sigue estando presente en el disco duro de nuestra memoria.

Como muchos españoles nací y crecí en una familia donde no se tiraba la comida. La comida había que comérsela. Y esa lección todavía forma parte de mi vida. No puedo tirar comida. Me sienta mal tirar la comida.

En casa sin embargo nunca me educaron para odiar a nadie. Y mucho menos por opiniones e ideas. Podía estar equivocado o el otro o la otra errar en sus argumentos pero no por ello íbamos a llegar a las manos… Dice un dicho español que el que calla otorga pero me quedo con aquel otro que dice a palabras necias, oídos sordos.

Todo esto y un poco más me asaltó cuando mis ojos tropezaron con ese subtítulo. Subtítulo que abrió la caja de Pandora que llevo dentro porque la Guerra, ya dije, me acompaña desde hace mucho tiempo. Y comienzo a estar cansado tanto de unos como de otros. De los que dicen que son de izquierdas como de derechas y no admiten la duda por respuesta. Allá ellos, aunque mis fantasmas que ya creía enterrados reaparecen en mi memoria cuando me tropiezo con frases como las que dicta Pablo Casado.

Una frase gratuita, mentirosa y muy peligrosa porque la cicatrices de “nuestra Guerra” no han cerrado. Supuran pus porque los vivos, los nietos y bisnietos de aquella generación que sí vivió “nuestra Guerra” continúan empeñados en mantenerla abierta mientras retuercen el dedo en la llaga para que la paz no llegue nunca.

Pasan las horas y… ¿todo esto a cuenta de qué? Ah, sí, la frase chulesca no churchillesca que pronunció Pablo Casado en el Congreso de los Disputados Diputados…

Hace calor, los rayos del sol cascan las piedras y los lagartos asoman la cabeza.

Saludos, hambre española, desde este lado del ordenador