Archive for Agosto, 2012

Simón Bolívar, Simón, cazador de chupasangres…

Miércoles, Agosto 8th, 2012

A finales del pasado julio el presidente de la república Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, reveló el que dice es el verdadero rostro del libertador Simón Bolívar en una multitudinaria rueda de prensa donde, entre otras cosas, señaló con ese tono populista y paternal que produce escalofríos: “A partir de hoy, tu rostro verdadero rescatado por las manos amorosas de tus hijas científicas y de tus hijos científicos brillará mucho más, porque ya sabemos con precisión y recibimos con intensidad infinita la luminosa presencia de esa mirada.”

Me pongo a investigar la imagen de Bolívar más por curiosidad que por otra cosa, comparándola con los numerosos cuadros que existen del hombre que declaró: “Españoles y Canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”, e intento descubrir en ese retrato robot algún rasgo de los habitantes de este proverbialmente aplatanado archipiélago en el que vivo cuando leo, no hace ni dos días, otra información relacionada con el militar y político venezolano en la que se afirma que por sus venas corrió sangre de…¡¡¡Aborígenes canarios!!!

Si pinchan este enlace tendrán información suficiente sobre este descubrimiento que supone algo así como un pequeño paso para el hombre aunque un gran salto para la humanidad, mientras el Curiosity comienza a enviar las primeras imágenes borrosas del planeta rojo, algunas de las cuales muestra caprichosas formaciones geológicas que si uno deja volar la imaginación tienen la imagen del mismísimo Simón Bolívar.

El Simón Bolívar cuyo verdadero rostro ha sido recreado por las manos amorosas de “tus hijas científicas y de tus hijos científicos” con el fin de que brille más y más en la constelación de los mitos que son, como todo el mundo sabe, maleables pedazos de cartón.

No sé a que extraños intereses obedece ahora esta reivindicación. Es decir, a mostrar el supuesto verdadero rostro de un hombre al que se ha transformado en leyenda y reivindicar que por sus venas corrió sangre de aborígenes canarios…

Claro que, es un suponer, pienso que todo obedece a impulsar la figura de un caballero que, a juicio de quien ahora escribe este post, no deja de resultarle un feliz iluminado que dejó demasiados cadáveres tras sus espaldas mientras perseguía un sueño que al final terminó convirtiéndose en pesadilla.

Pero esto pasa con los mitos. Y en especial con los mitos que se forjan en campos de batallas mientras se lucha en nombre de la libertad.

Libertad…

Voltaire proclamó en cierta ocasión y con ácida ironía su viva a la libertad de pensamiento siempre y cuando “muera el que no piense como yo”.

Y algo de esto es lo que arrastra la herencia de los que reivindican a Bolívar cuando lo transforman en una especie de dios –ahora con rostro verdadero y sangre de aborígenes canarios– que al parecer no conoció flaquezas ni contradicciones humanas.

No sé que pensaría Andrés Bello de todo esto.

Ni el pobre de Francisco de Miranda.

Pero puesta así las cosas, a mi este resurgir Bolívar super star me suena sospechosamente a lo que se conoce como una serpiente de verano.

Una serpiente, esta de verano, que es la misma serpiente que nos emiten todos los días del año desde los medios de comunicación solo que, en esta ocasión, es de verano.

Esta es una de las razones por las que espero nervioso, mordiéndome las uñas, que algún escritor nacido a este lado o al otro de las orillas que separa España de lo que fue la América española se atreva a escribir pronto algo así como Simón Bolívar, Simón, cazador de chupasangres...

Una historia donde el Libertador acaba el solito –como en la estrafalaria  Abraham Lincoln: cazador de vampiros, de ese terrorista que responde al nombre de Seth Grahame-Smith con toda una legión de no muertos con acento despiadadamente peninsular.

ESPAÑOL: Entregad vuestro cuello, animal de bellota.

SIMÓN BOLÍVAR (sacando la espada y clavándosela en el pecho): ¡¡¡Muere, papito!!!

Solo entonces me daré cuenta que por fin hemos sido capaces, a un lado y al otro del Atlántico, de desacralizar esos mitos que más que engrandecernos nos empobrecen.  Y que somos capaces de despiojar a nuestros santos laicos de su carácter sacro, tengan estos o no sangre aborigen canaria.

Mientras no sea así, todos ellos continuarán siendo peligrosamente maleables a intereses traicioneros y con olor a sacristía.

Ya saben, pedazos de puto cartón.

ESPAÑOL (mientras agoniza): ¡¡¡Traidor, ahora tenéis también la misma sangre que corre por las venas de Paulino Rivero!!!

SIMÓN BOLÍVAR (victorioso mientras se tapa la nariz): Fossssss.

Saludos, por prófugo a la vida condenado, desde este lado del ordenador.

¡Cotufas en el Museo!

Lunes, Agosto 6th, 2012

Pese a que las islas no disfrutan de la legendaria titularidad del desierto de Tabernas, en Almería, como plató natural por excelencia en esta España nuestra que se nos pierde, Canarias ha acogido numerosos rodajes que han aprovechado la variedad de sus paisajes y la bondad de su clima en una serie de películas que abarcan todo tipo de historias y de géneros.

Cuatro de estos largometrajes son los que articulan el ciclo Cotufas en el Museo. Cine de Verano en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, que se exhibirá en el Patio de Las Palmeras a partir de las 21.30 horas todos los jueves de agosto.

Las cuatro cintas que forman parte del ciclo coinciden por la audacia de sus propuestas cinematográficas y también por el raquítico presupuesto de sus producciones. Todas ellas proponen además una excéntrica visión de pueblos remotos en clave aventurera. Desde una visión antihistórica y en clave de serie B sobre el mundo aborigen canario en Tirma (Paolo Moffa y Carlos Serrano de Osma, 1954) y La isla del infierno (Javier Fernández Caldas, 1999); hasta la desmesuradamente pop Hace un millón de años (Don Chaffey, 1966) y el relato de hazañas bizarras con Viaje al mundo perdido (Kevin Connor, 1977).

Lo curioso de estos cuatro largometrajes es que con distintos discursos cinematográficos y estéticos coinciden en contar una misma historia: el descubrimiento de un mundo prehistórico por parte de sus protagonistas y el shock que genera el contacto que mantienen con los naturales de esas geografías que parecen detenidas en el tiempo.

La primera película del ciclo, y obedeciendo a un criterio estrictamente cronológico en el orden las proyecciones, es Tirma, una coproducción hispano italiana protagonizada por Silvana Pampanini, Marcello Matronianni en uno de los primeros papeles de su carrera como protagonista; Gustavo Rojo, hijo de la escritora e intelectual tinerfeña Mercedes Pinto; y José María Lado y Félix de Pomés, entre otros.

Felizmente recuperada su versión en color por la Filmoteca Canaria, el filme de Moffa/Serrano de Osma es una película de capa y espada inspirada en la obra teatral del mismo título de Juan del Río Ayala y trascurre en Gran Canaria en el siglo XV. El filme se centra en la historia de amor que surge entre un caballero castellano, don Hernán (Mastroianni), y una princesa canaria, Guayarmina (Pampanini), con el telón de fondo de las revueltas entre indígenas y castellanos.

La popularidad de Hace un millón de años se debe más a su actriz protagonista, Raquel Welch, que al espíritu por reflejar con exactitud histórica los ya remotos orígenes del  hombre. Con todo, este trabajo producido y distribuido por la prestigiosa Hammer Film Productions, ha alcanzado la categoría de culto no solo por los espectaculares paisajes del Valle de Ucanca –silueta del Teide incluida–, sino por descubrirnos las también espectaculares curvas de la Welch.

Basada en una entretenida novela de aventuras de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán de los monos, Viaje al mundo perdido es una cinta fantástica de bajo presupuesto cuyos efectos especiales no han superado la prueba del algodón. El filme, cuyos exteriores se rodaron en la isla de La Palma y cuya primera parte se llamó La tierra olvidada por el tiempo, reúne no obstante todos los elementos que han hecho atractiva la novela popular y el cine fantástico de bajo presupuesto como es originalidad e imaginación a raudales. La película está protagonizada por Doug McClure, estrella de la televisión de los años setenta al que quizá algunos recuerden por su papel de Trampas en la serie El Virginiano.

La cuarta película del ciclo, La isla del infierno, propone una divertida incursión en el género de la aventura mucho más cercano al espíritu camp que a los estrictamente cinematográficos. Verla de otra forma sería negar las virtudes de un largometraje que respira sano amor a las películas de sesión de tarde, presentado una galería de personajes cada cual más estrafalario.

Dirigida por Javier Fernández Caldas y protagonizada por el tristemente fallecido José Conde, Arturo Soriano y Pablo Scola, entre otros, este trabajo sin pretensiones trascendentes ha terminado por convertirse en algo así como la primera cinta de culto rodada en Canarias por un canario. Y razones no faltan para volver a revisarla (o descubrirla) en un ciclo que, como Cotufas en el Museo, solo busca que el espectador pase un rato entretenido viendo rarezas cuyo mayor encanto es que son, precisamente, rarezas.

Para completar la velada, la oferta gastronómica la pondrá Armando Saldanha. Picoteo a buen precio para digerir estas sesiones tan especiales de cine de verano en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, ubicado en Santa Cruz de Tenerife.

Saludos, están avisados, desde este lado del ordenador.

Sobre dos mujeres y el corto ‘Una puta crítica’

Domingo, Agosto 5th, 2012

LA ÑORA Y LA RUBIA

Ha muerto Chavela Vargas. Una cantante de la que me percaté de su existencia gracias a la versión de Piensa en mi que en su día interpretó Luz Casal para una película del Almodowuar.

No tengo sus discos, pero leo retazos de su biografía donde se resalta que estuvo marcada por el alcohol y el sufrimiento como si con eso quisieran despertar una lástima cínica en el lector.

La Vargas fallece con 93 años… ¿93 años marcados por el alcohol y el sufrimiento? Una buena vida, entonces.

Lo digo porque desafiar a la muerte comprando todos los boletos para adelgazar el periodo existencial en su caso se quebraron. La muerte, a veces, es una discreta olvidadiza.

Su muerte, no tan repentina, coincide con el cincuenta aniversario de la desaparición de otra señora. Se llamaba Norma Jeane Mortenson aunque popularmente se la conocía como Marilyn Monroe.

La rubia de escandalosas caderas que volvía loooocos y loooocas a Tony Curtis y Jack Lemmon en esa obra maestra que es Con faldas y a lo loco.

Yo me quedo, sin embargo, de entre todas sus películas con un título que algunos consideran menor en la carrera de la actriz y en la de su director: Río sin retorno. La firma el señor Otto Preminger, al parecer un hijo de puta cuando estaba tras las cámaras. Si no, que se lo pregunten a Tom Tyron, actor y escritor. Escritor de una novela turbadora, El otro, llevada al cine por Robert Mulligan.

También me gusta la Monroe en Niágara, en Bus Stop, y en casi todo lo que apareció. Los caballeros las prefieren rubias, La tentación vive arriba, de nuevo a las órdenes de ese sátiro salvaje que fue Billy Wilder; Vidas rebeldes, El multimillonario, El príncipe y la corista… Pero donde despertó mis instintos más primitivos fue en Río sin retorno. Todavía me emociono al escuchar su One silver dólar… que cambiando de mano en mano va…

Norma Jeane tuvo una vida también marcada por el alcohol, las drogas y el sufrimiento. Solo que la muerte, en esta ocasión, sí que la encontró ese 5 de agosto de 1962… ¿Caería un puto domingo?

Dicen que se suicidó.

Yo sigo pensando que algo tuvo que ver en su muerte aquel happy birthday, mr. President, que le cantó al canalla de JFK, a quien ¿un tirador solitario? le voló la cabeza un día de noviembre de 1963…

Lo extraño del caso es que estas noticias tristes, negras, manchadas con la sombra de la muerte me ponen muy triste. Sentimental que estoy últimamente. Lo que me hace pensar cómo demonios será mi último día en la tierra de los vivos.

Pero no tengo estómago ni ganas para especular sobre cómo podrá ser mi estado de ánimo cuando me llegue la inevitable fecha de caducidad.

VOLANDO VOY, VOLANDO VENGO

Si hay un cineasta canario que mantiene casi la misma heroicidad por presentar sus últimos trabajos que Joseph Vilageliú ese es Daniel León Lacave, uno de los miembros más activos de esa puñetera pandilla que dice hacer cine leve.

Un cine, llámalo leve o no, cuyo primer antecedente ha sido detectado recientemente en este blog tras dar a conocer la primera experiencia de la inquietante y desconocida (y esto sí que es ir de leve por la vida) Petra Herzog.

Si pinchan el personalísimo blog de Lacave podrán observar su nuevo trabajo adscrito a los presupuestos de esta manera de hacer y quiero pensar entender el cine, Una puta crítica, comedia supuesta donde el director roza el rizo: reírse de sí mismo y reírse de una manera de hacer y entender el cine.

A mi juicio, le falta a este sorprendente y leve chiste egótico mayores dosis de ironía así como de autocrítica. Que nunca es sana pero sí efectiva cuando la cosa consiste en burlarse de las pretensiones de uno mismo, pero tiene su no sé qué.

Y sobre todo el riesgo, no sé si asumido, de la comedia. Una comedia que como todas las buenas comedias deja al final un regusto ciertamente amargo porque como decía el maestro Boris Vian “reírse es bueno y es tomarse las cosas en serio.” O algo así.

Ver su cortometraje ha supuesto al menos para quien les escribe el día que más detesta de la semana –el domingo, of course– que la tela de araña donde crecen y se reproducen sus frustraciones se rasgue por esta  corriente de aire fresco que ha espantado a otro lugar, a otro rincón, los insectos que emborronan mi/su  fuente de ideas.

Lo que le agradezco, porque de bien nacidos es ser agradecidos.

El mejor golpe del corto leve, o leve corto, me parece no obstante la imagen congelada que se ve al final de esta pequeña e interesante confesión de cineasta looooco por el cine ¿leve?

Me refiero a la que cierra los título de crédito para fundir al inevitable negro.

Me recuerda Una puta crítica, además, a un relato leído tiempo a… en Sin plumas o en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, de Woody Allen. Claro que, seamos objetivos, lo mismo da, probablemente.

Lo de probablemente es porque esto ha pretendido ser, precisamente, una puta y leve crítica de cine leve.

(*) En la imagen, y es qué últimamente me ha dado por el cine silente, el gigantesco Harry Lagndon.

Saludos, empiezo a temer los domingos, desde este lado del ordenador.

¿Quién diablos es Petra Herzog?

Viernes, Agosto 3rd, 2012

Llegué a Petra Herzog a través de un aficionado al cine que se rueda en estas islas con independencia de cual sea su formato.

- He encontrado algunos de sus trabajos en una casa deshabitada. No puedo decirte donde se encuentra esa casa pero sí que el material es cuanto menos perturbador.

- ¿Pero quién demonios es Petra Herzog?- pregunto.

- Una cineasta alemana que a finales de los ochenta rodó una serie de cortometrajes en las islas.

- ¿Vive esa señora?

- Ahí está la gracia del asunto. Una de mis fuentes asegura que sí. Otra, por el contrario, dice que desapareció misteriosamente del paisaje de Canarias tras el atentado a las Torres Gemelas.

- ¿El 11-S?

- Sí, sí, el atentado terrorista…

- ¿Y que vas a hacer con el material de Herzog?

- He subido la primera pieza a You Tube. Se titula Messe am Sonntag.

- Pues que bien.

- Que traducido al español es Misa en Domingo.

- ¿Y?

- Échale un vistazo y me cuentas.

- ¿Pero a ti que te parece lo que rodó esa señora?

- A mi juicio es eso algo así como eso que algunos puñeteros llaman cine leve.

- Madre del amor hermoso.

- No (se ríe), pincha en el enlace y juzga por ti mismo.

- No sé como se lo va a tomar Josep Vilageliú

- Pues con alegría, joder.

- ¿Y no sabes nada más de esa tal Petra Herzog?

- Pues poco más de lo que te he dicho.

- Espera, no me cuelgues, que voy a ver el corto.

- Aquí estoy, descuida.

- …

- ¿Qué te ha parecido?

- Hombre, no sé que decirte. Me gusta el rollito retro, y la aparición mariana. Los dos actores me recuerdan además a dos grandes personas, con una de las cuales mantuve una descuidada pero vibrante amistad.

- Pero ¿no es raro? ¿No te parece concreto dentro del surrealismo?

- ¿Concreto qué…?

- Ya te digo, concreto dentro del surrealismo.

- Vétete pa el carajo…

- Tú espera a que siga subiendo a You Tube otros materiales que he ido recopilando de esta señora. Un descubrimiento, sí señor.

- Bueno, se está haciendo tarde y me están llamando por la otra línea. Hasta la próxima.

- Chao.

Cuelgo y cojo la nueva llamada.

- ¿Diga?

- Es usted.

- Si pregunta por mi, seguro que sí, aunque últimamente lo pongo en duda. ¿Quién es usted?

- Petrrrra Herrrrzog.

- Encantado de conocerla, señora Herzog. Habla usted muy bien mi idioma. No le digo nada si corrigiese esas rrrr.

- He vuelto.

Y cuelga el teléfono.

Devuelvo la llamada.

- El número al que usted llama está apagado o fuera de cobertura.- me informa una grabación.- El número al que usted llama está apagado o fuera de cobertura.- repite la metálica voz femenina de la grabación.

- ¿Quién diablos es usté, Petra Herzog?- rompo el silencio de la habitación formulando esta pregunta.

(*) La imagen corresponde al filme Häxan: La brujería a través de los tiempos (Benjamin Christensen, 1922)

Saludos, escucho una extraña carcajada, desde este lado del ordenador.

Gore Vidal, el último clásico

Miércoles, Agosto 1st, 2012

Con la muerte de Gore Vidal desaparece una de las voces más sensatas y reformistas de la literatura norteamericana de nuestros inestables tiempos. Estaba a punto de cumplir noventa años y su cabeza continuaba igual de bien ordenada que en su época de más rabioso esplendor. Para entender lo que ha significado la historia de los Estados Unidos, es inevitable refugiarse en la obra del escritor para asumir las altas y bajas pasiones de un país que se ha transformado en algo así como la nueva Roma desde la segunda mitad del siglo XX.

Llegué al escritor a través de uno de sus libros más ambiciosos y recomendables, Lincoln, probablemente la mejor biografía de quien todavía sigue siendo reconocido como el mejor presidente de Estados Unidos. Me lo regaló un buen y querido amigo en un cumpleaños, y se trata de uno de esos presentes afortunados que de vez en tanto te hacen la vida un poquito más feliz.

Lincoln es un volumen pródigo en páginas que se leen con insólita rapidez porque propone un retrato psicológico y controvertido acerca de una de las figuras más sagradas de la iconografía estadounidense.

Vidal despedazada con el cariño y la paciencia de un cirujano su vida, su forma de hacer política y en especial su modo de enfrentarse a una de las mayores crisis de la historia de su país como fue la Guerra de Secesión. Fue además uno de los primeros pensadores norteamericanos que se atrevió a desmontar algunos de los mitos que han ido tejiendo la figura de este presidente, destacando su habilidad para hacer política, que es algo así como su talento para el arte de la mentira.

Gore Vidal continuó repasando la historia de los Estados Unidos en otras novelas claramente políticas como Washington D.C., Imperio y Hollywood, entre otras, y al parecer se encontraba trabajando en la actualidad en uno de los hechos históricos que contribuyó al crecimiento y al carácter de esa sin embargo gran nación como fue la guerra que sostuvo contra Méjico en 1848. Hecho que demuestra que, pese a su edad, el escritor seguía explotando el pasado de su país para llegar a comprender muchas de las claves que lo identifican con su turbio presente.

Vidal, que conoció a lo mejor y a lo peor de la intelectualidad de su tiempo, dejó también escritas una serie de novelas de ciencia ficción que deben de ser leídas como apasionantes sátiras sobre la condición humana. En este sentido, son muy recomendables su excelente Kalki y Mesías.

En el terreno de la ficción histórica es autor también de Juliano, el apóstata, una obra maestra donde estudia la vida del último emperador romano que intentó frenar el avance del cristianismo, recuperando las tradiciones paganas del Imperio. Juliano, el apóstata es una novela que genera desasosiego, aunque su mensaje es ejemplar para los que ponemos en duda la existencia de un más allá teledirigido desde el más acá por una jerarquía eclesiástica que sostiene una farsa para mantener cierto orden social.

Me dejo muchos títulos del escritor en el tintero, pero es que Vidal cuenta con una obra amplia y ambiciosa a la que nunca le faltó inteligencia y en ocasiones un razonable sentido del humor como es su delirante Myra Breckinridge, donde reflexiona en clave de comedia sobre la transexualidad, y una serie de ensayos donde la mayoría de sus lectores es donde más lo reconocen.

En este sentido, es muy recomendable la correspondencia que mantuvo con Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma, y relación por la que fue muy criticado desde las más altas instancias en su propio país.

Con el pseudónimo de Edgar Box escribió tres novelistas de misterio protagonizadas por el detective Peter Sergeant, divertimentos brillantes que garantizan una gozosa lectura.

Gore Vidal cuenta además con un delicioso libro de Memorias –estaba trabajando últimamente en el segundo volumen– y atractivos, aunque por normal general frustrados, tanteos como guionista en el cine como son sus colaboraciones en películas como Ben Hur, Calígula, así como The Best Man, Un marciano en California, comedia con Jerry Lewis que adaptaba su obra teatral Visit to a Small Planet y ¿Arde París?, entre otras.

En la producción Satyricon y en la cinta de ciencia ficción Gattaca hace incluso simpáticos cameos.

Con Vidal desaparece, ya lo decimos en el título de este post, probablemente el último gran clásico de la literatura norteamericana. Un gigante necesario y al que recurrir para enfrentarnos al desmoronamiento del que últimamente somos víctimas ¿involuntarias?

Saludos, ha muerto un coloso en la república de las letras, desde este lado del ordenador.