Archive for Enero, 2019

Claudio A. Marrero, presidente del Ateneo de La Laguna

Sábado, Enero 26th, 2019

Claudio Antonio Marreo Escudero (Arucas, Las Palmas, 1967) fue elegido ayer, viernes, 25 de enero, presidente del Ateneo de La Laguna en unas elecciones en las que su plancha fue única para optar a esta responsabilidad. A tenor de lo que nos dice el ahora presidente de la institución lagunera, fue elegidpo por unamidad.

Claudio A. Marrero sustituye en el cargo a Lourdes Bonnet Fernández-Trujillo y dirigirá los destino de esta santa casa junto a Carlos Díaz-Bertrana Marrero (vicepresidente 1º); Ernesto Valcárcel Manescau (vicepresidente 2º); Carlos Berástegui Afonso (secretario general) y Ceferino Brito Arencibia (tesorero-contador).

En cuanto a las secciones Rafael-José Díaz Fernández y Sandra Santana Pérez son presidente y secretaria de la de Literatura y Teatro, respectivamente; Antonio Vela de la Torre y Miguel García Morales, presidente y secretario de la de Audiovisuales; Néstor Torrens Ferández y Samuel Aguilar Pereyra, presidente y secretario de la de Música; Leonor C. Trujillo González y Víctor José Ruiz Guzmán, presidente y secretario de Humanidades y Ciencia y, por último, Néstor Delgado Morales y Juan José Valencia Rodríguez, presidente y secretario de la de Arte.

Actuarán como vocales Nira Llarena Alberto, Juan Carlos Acosta Llarena, Alicia González-Calimano Espinosa y Rafael de Miguel Martínez.

Claudio A. Marrero es licenciado en Bellas Artes, especialidad de Escultura, por la Universidad de La Laguna y Máster en Conservación del Patrimonio Edificado, ha participado en exposiciones colectivas en las islas y en el Reino Unido, concretamente en Newcastle; Madrid, en la Galería Cruce, y en Gran Canaria, en La Regenta. Ha organizado y comisariado diversos proyectos, entre ellos Mangas verdes en La Habana y Santa Cruz de Tenerife.

Saludos, desde el observatorio, desde este lado del ordenador

Otra noche de mierda en esta puta ciudad, una novela de Nick Flynn

Jueves, Enero 24th, 2019

El aparente desorden cronológico de Otra noche de mierda en esta puta ciudad no es tal sino que forma parte de la estructura de una novela que nada en varios géneros aunque sea el testimonial el que casi devore los otros vericuetos en los que se adentra y sale una ficción que tampoco es tal ficción.

Escrita por Nick Flynn, la novela o la no novela se inscribe en eso que los enterados definen como autoficción, o relato en el que el escritor con independencia de su sexo escribe y en ocasiones fantasea sobre determinados episodios de su vida. En el caso de Otra noche de mierda en esta puta ciudad, en las relaciones que mantuvo el ahora escritor con su padre, progenitor que debió de meterle el veneno de las letras en la sangre además de su afición al alcohol y las drogas ya que no se cansó de repetir en la correspondencia enviada a su hijo desde la cárcel que se convertiría en el mejor escritor norteamericano de todos los tiempos, tiempo al tiempo.

El libro se bifurca así en vasos comunicantes en los que se describe el proceso de autodestrucción del padre que acaba por ser un vagabundo que busca asilo en el albergue social en el que trabajaba su hijo, como en las complejidades de la creación literaria.

Todo esto y más narrado en varios tiempos que abarca un arco temporal que va de los setenta a los años noventa del pasado siglo XX, períodos en los que el tira y afloja entre padre e hijo agranda el vacío que los separa aunque, y es una conclusión muy particular, de tal palo tal astilla aunque sea el hijo el que alcance el sueño de publicar ya que la obra que hereda del padre son restos dispersos, notas en servilletas y en páginas arrancadas de agendas pero sin ton ni son, sin ningún hilo narrativo que confirme lo que aseguraba en su cartas desde la cárcel, que sería reconocido por ser el autor de la gran novela americana.

Aunque no tengan nada que ver salvo que su protagonista dice que es escritor, en el caso de Otra noche de mierda en esta puta ciudad dejando atrás papeles diversos carentes de coherencia, me asaltó la memoria mientras leía esta novela sobre y de perdedores con sueños inalcanzables por su afición a las drogas y el alcohol con la estupenda El secreto de Joe Gould de Joseph Mitchell, periodista y escritor que siguió al Joe Gould del título pensando que iba tras las huellas del que podría ser el escritor revelación norteamericano de su tiempo y que trabajaba en los arrabales en una monumental historia oral. No vamos a revelar más sobre un libro que reflexiona sin cinismo alguno sobre literatura y sobre escritores pero merece la pena sumergirse en sus páginas si lo que se quiere es vivir esa autoficción en la que se meten numerosos aspirantes a escritores cuando descubren que las puertas de la fama y del reconocimiento no se abren rendidas a su talento. Conozco más de un caso en estas islas en las que me tocó nacer.

Las intenciones de Nick Flynn apunta sin embargo en dos direcciones, la familiar, la relación que el autor mantiene con el padre es de franco desprecio, y el proceso de creación literaria, dos mundos aparentemente opuestos que terminan por fusionarse en una obra que si bien no es redonda no deja de sorprender por la crudeza con la que está escrita, palabras a través de las cuales el escritor se desnuda como acto de exorcismo. También, sospecho, de redención y de pedir perdón tras matar –simbólicamente– al padre.

Saludos, libros, libros y más libros, desde este lado del ordenador

LaLaZ, una novela de Guillermo Alemán

Jueves, Enero 24th, 2019

“El Josema ya está despierto. Tiene los ojos como chernes y vaga por la casa diciendo aquello de “más nunca”, que siempre repite cuando la resaca le arranca el estómago. Se alonga a la ventana y vomita una bilis verdusca que pronto se confunde con la lluvia ácida que cae a mares”

(LaLaZ, Guillermo Alemán, Fatiga Books, 2018)

Escrita en tiempo presente y ambientada en el año 2077 en La Laguna y episódicamente en Santa Cruz de Tenerife, dos ciudades de provincias condenadas a entenderse, LaLaZ de Guillermo Alemán fue una de las grandes sorpresas literarias del 2018. Un libro absolutamente imprescindible para conocer y saber por donde transita la literatura que se concibe aquí, en el archipiélago canario, una república de las letras cada vez más segura de sí misma y psicotrónicamente libertaria y sin ataduras con una tradición a la que, sin embargo, respeta.

Resulta difícil despiezar una novela repleta de cápsulas de nitroglicerina pura, sin artificios, directas a reventar el estómago del lector a base de espontánea carcajada porque todo cuanto se dice, se dice en clave de ácido humor y por lo tanto, parafraseando al músico y escritor Boris Vian, suficiente para tomarse las cosas en serio. Dispuesto así el tablero, no están los tiempos para perder el tiempo con basura diversa, llámela tele realidad y novelas rosas pero sí a que te cuenten las miserias que definen el día a día con una mirada irónica, no exenta de cinismo sobre tu vida diaria aunque el escritor ambiente la acción en un futuro que, ya ven, no resulta tan lejano.

LaLaZ afronta varios géneros pero sobre todo los géneros que cruza destaca uno, el de la sátira, una sátira feroz y en ocasiones descarnada que muestra las vergüenzas de una isla y de sus habitantes. Que explora a veces rozando el ánimo paródico el ser y el cómo ser del canario de a pie visto a través de los ojos de uno de los supervivientes de aquellos ya lejanos pero por eso legendarios años 80 que ahora, precisamente ahora, pasan factura.

Novela urbana, que transcurre en un escenario que se encuentra “frente a las costas de África, en una isla nauseabunda que flota a la deriva de un océano radiactivo”, y que no es otra que Tenerife, poblada por los pocos supervivientes de una masacre mundial que despiojó al plantea de más de la mitad de la humanidad, la escritura de LaLaZ es tan afilada como la de un naife, narración en cuyo estilo proliferan los canarismos de todo tipo y color así como ese argot urbanita, de barriada que se resiste a perecer y que marcó tanto a una generación que se hizo mayor en unos tiempos, los ochenta, donde todo aún parecía posible.

Aunque Guillermo Alemán lo niegue, la historia está plagada de personajes reconocibles de nuestra realidad insular aunque lo aconsejable es leer la novela a su aire, evitando buscar paralelismos con lo que nos rodea porque la intención del autor es otra.

Entre las muchas cualidades que contiene esta explosiva fábula que bien podría haber empezado con el clásico érase una vez en La Laguna, la LaLa del título (nos ahorramos de explicar la Z), la novela no deja tomar descanso al lector, es como si lo invitara a viajar en una montaña rusa que sube y sube para bajar y bajar mientras el corazón casi parece salir por la boca ante las acometidas de una carcajada que parece que no quiere terminar nunca. Y créanme, no es nada fácil hacer reír, y mucho menos si se cuenta con palabras que ubican al lector en un mundo futuro donde ha subido el nivel del mar, casi todo es mutante y el poder lo manejan, como siempre, los mismos poderosos de siempre rodeados de una guardia pretoriana que se distingue por las escasas luces de sus miembros.

El responsable de todo este desaguisado, de esta novela aparentemente dispersa pero bien pertrechada para provocar centenares de detonaciones por minuto es un escritor que cultiva y conoce su territorio, además de ser autor de otras dos historias largas que con los títulos de El fantasma del viejo arlequín y Paté de foie ponen de manifiesto que estamos ante un escritor consolidado aunque viva al margen del circo literario canario. Lo que uno, desde esta modesta atalaya, agradece sobre todo porque así su literatura no está contaminada aún por los otros, los que pueblan ese zoológico en el que se encuentran y desencuentran tantos escritores y escritoras que no terminan de convencerse que más que estrellas son estrellados protagonistas de la dura pero tan circense realidad literaria canaria.

La voz de Guillermo Alemán suena por eso tan fresca y novedosa en este mundo, y por ser tan auténticamente canaria, universal. Es decir, apta para otras tribus lectoras que no necesariamente tienen que haber nacido en estas islas tan abandonada de la mano de los dioses.

Saludos, noche cerrada, desde este lado del ordenador

Manuel Hernández: “El clero canario fue acusado de contrabandista”

Miércoles, Enero 23rd, 2019

El catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Henández González se ha especializado en sus investigaciones en tres grandes países del continente americano: República Dominicana, Venezuela y Cuba. Es además autor de numerosos trabajos que vinculan Canarias y América, labor que ha dado origen a estudios como Los canarios en la independencia de Venezuela y La emigración canaria a América a través de la historia que han destruido mitos y obligado a observar las relaciones entre el archipiélago y lo que un a vez se conoció como Nuevo Mundo de otra manera.

Manuel Hernández es autor ahora de un nuevo libro en el que vuelve a insistir en la presencia de los isleños en América, solo que en esta ocasión es la que se refiere al clero. Editado por Idea, el volumen lleva el título de Al margen de la Corona. La emigración del clero regular canario a América en la Edad Moderna y en las páginas del manual revela el protagonismo que muchos de estos religiosos tuvieron en aquellas tierras como el hermano Pedro y fray José Fernández Monroy, natural de La Orotava (Tenerife) y un personaje cuya vida parece sacada de una película de Hollywood.

- El título de este trabajo es Al margen de la Corona. La emigración del clero regular canario a América en la edad moderna. Pero ¿por qué Al margen de la Corona?

“Porque Canarias no participó en la política misional, primero por haber sido conquistada al mismo tiempo que América y en segundo lugar porque se acusó al clero canario, como al conjunto de la sociedad isleña como contrabandistas. Al margen de la Corona fue porque emigraban sin permiso del Consejo de Indias, que era obligatorio para emigrar por parte del clero y solo con el permiso de los provinciales de su orden”.

- Sin embargo, ¿qué causas y motivos provocaron esta emigración?

“La crisis de la economía insular a partir del último tercio del siglo XVII, que influyó en los numerosos conventos que se habían erigido desde el siglo XVI y que llevó a sus miembros a emigrar al Nuevo Mundo para buscarse la vida y ayudar a la subsistencia de sus comunidades”.

- ¿Y qué papel juega el clero regular canario en América con respecto al de otras regiones de España?

“Hay que tener en cuenta que al emigrar sin permiso regio se integraron en las incipientes comunidades urbanas incluso en las Antillas extranjeras, como aconteció con varios de ellos que se trasladaron en buques foráneos. Muchos se dedicaron a las actividades mercantiles, llegando a crear redes para dar salida a los productos que comercializaban. Algunos hicieron considerables fortunas que legaban a los conventos de los que procedían, como fue el caso de fray José Fernández Monroy dominico orotavense que fue vicario provincial de Chiapas y que estuvo presente en las rebeliones indígenas de la región. Al tener intereses comunes con los criollos apoyaron a estos en sus luchas por el control de las provincias religiosas, como se puede ver en el mismo Michoacán mejicano, donde detentaron la presidencia de la provincia agustina en cinco ocasiones. Pero también en Cuba y Venezuela. En la primera se comprometieron con las rebeliones de los vegueros contra el monopolio del tabaco, donde varios de ellos fueron sus impulsores. Los peninsulares los denunciaron a la Corona, acusándoles de ser criollos en esas luchas por la alternancia en el poder en los provincialatos, pero la Corona falló que sí pertenecían al Consejo de Castilla, pero no podían vivir en América por no tener permiso del Consejo de Indias. El Papa llegó a considerarlos americanos por una bula”.

- Una puntualización ¿clero regular y clero irregular?

“Regular porque está sometido a regla frente al secular que dependía directamente del obispo. Fueron dominicos, franciscanos y agustinos las tres órdenes establecidas en Canarias, aunque se reclutaron también capuchinos para los Llanos venezolanos y jesuitas en el oriente boliviano y en Paraguay”.

- ¿Qué trabajo es el que desarrollaron en el Nuevo Mundo?

“Se dedicaban fundamentalmente a actividades mercantiles, aunque juegan también un papel importante en la vida religiosa de sus comunidades y algunos en la evangelización de las comunidades indígenas”.

- ¿Cuál es el periodo histórico en el que alcanzan más notoriedad?

“A partir del último tercio del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII”.

- ¿Y las zonas americanas en las que se establecen?

“Fundamentalmente en Venezuela, Cuba y México, aunque unos pocos fueron también a parar a la Península de Florida”.

- ¿Fue importante su influencia en estas comunidades?

“Por su alianza con los criollos, fueron numerosos los que ejercieron como priores y como provinciales”.

- ¿Y a qué órdenes religiosas pertenecían?

“Salvo el caso excepcional de los jesuitas, que fueron ordenados generalmente en la Península, eran miembros de las tres órdenes arraigadas en el Archipiélago: dominicos, franciscanos y agustinos”.

- ¿Sufrieron persecución?

“Se propuso en numerosas ocasiones su expulsión por haber arribado ilegalmente. Las autoridades gubernativas en numerosas ocasiones ordenaron su expulsión, pero ellos buscaron la vía para permanecer por el arraigo e influencia que alcanzaron por lo que generalmente a pesar de tales decisiones, terminaron viviendo en el Nuevo Mundo”.

- En el libro dedica capítulos a la labor desarrollada, entre otros, por el hermano Pedro, fray José Fernández Monroy, Manuel Pimienta. ¿A cuáles destacaría por la labor que desarrollaron en América?

“Ya mencioné a Fray José Fernández Monroy, quien jugó un papel fundamental en la provincia de Chiapas, donde fue vicario general, interviniendo en las misiones indígenas y en las rebeliones mayas. Fue considerable la fortuna que llegó a cosechar y que dejó a su convento dominico de La Orotava, donde había profesado y tanto en dinero como en piezas de orfebrería que pasaron al Estado después de la desamortización aunque aún se conserva una custodia guatemalteca donada por él en la parroquia de Taganana. Manuel Pimienta fue un intelectual de la orden que fue el único agustino del que conocemos que migró al Perú, trayendo de ese virreinato piezas de orfebrería”.

- Me llama la atención el relato de un franciscano en la denominada desastrosa expedición colonizadora canaria a Guinea Ecuatorial y que culmina en Uruguay…

“El lagunero Fray Manuel González Ramos emigró con una serie de familias canarias para la colonización de la isla de Fernando Poo, en la Guinea ecuatorial, pero fue un fracaso, muriendo muchas de ellas y las que sobrevivieron fueron con él al Uruguay, donde llegó a participaron en la fundación de uno de sus pueblos”.

- ¿Podría adelantarnos próximos trabajo?

“Acabo de finalizar un trabajo sobre la vida y la obra de Miguel Cabral de Noroña, un exfraile secularizado madeirense de ideología liberal y filosmasónica, que criticó en un sermón las conquistas de Canarias y América, se opuso a la Junta Suprema de Canarias, por lo que se le llevó preso a Cádiz, donde publicó un periódico liberal. Al programarse su detención, huyó a los Estados Unidos, donde colaboró primero con los independentistas, y después con la embajada española, aunque siguió escribiendo sobre masonería. Finalmente Fernando VII le encargó la redacción de un periódico contra la independencia de América en Londres”.

- Si no me equivoco, prepara también uno sobre la Luisiana española…

“Concretamente sobre el Círculo de los Gálvez, una familia malagueña que controló la política indiana entre 1776 y 1787 y que influyó en la colonización de la Luisiana, donde uno de sus miembros, Bernardo, fue su gobernador. Abordo en ese libro su proceso de formación como elite dirigente, su apogeo y su decadencia”.

Saludos, historeando, desde este lado del ordenador

Las cosas de TEA (2) y presentación en septiembre del piloto de ‘Antes de la guerra’

Martes, Enero 22nd, 2019

* Leemos con estupor como un periódico local se hace eco de una noticia de la que nosotros ya informamos en la edición de papel de El Perseguidor, que publica Diario de Avisos el 24 de septiembre y en este su mismo blog al dìa siguiente, 25 de septiembre, en la que informábamos de la aparición del segundo número de la revista Índice, la publicación que dirigió Domingo López Torres en los años treinta y de la que se conocía hasta ahora la existencia de solo el número uno. La revista se encuentra en TEA Tenerife Espacio de las Artes, que en uno de esos alardes de despiste (las cosas de TEA, que le decimos) ya conocidos de la institución, sobre todo en los ùltimos tiempos, informó como si nada de su existencia en la Memoria correspondiente al año de 2017.

Lo dramático del caso, porque tiene drama además de ese principio de incertidumbre que se le quiere dar ahora al espacio, es que hasta ayer, prácticamente, los responsables de TEA negaban que los investigadores pudieran consultar el segundo número de Índice porque… la verdad es que no tenemos muy claro los por qué, aunque ayer, 21 de enero sí que informaron a los interesados y a toro pasado (Ias cosas, qué cosas, de TEA) de que ya se puede acceder a ellos tras los trabajos de conservación preventivos y de habilitación para su consulta. Se anuncia, además, que en febrero, se subirá a la página web. A ver si es verdad y no otra, y van, de las cosas de TEA.

* Nos informan que la fase de post producción del episodio piloto de la serie Antes de la guerra ha finalizado. Se anuncia, además, que pronto se notificará a través de la Road Films y Mahiro Production LTD de las novedades que se vayan generando en torno a un proyecto que se basa en la saga litreraria Memorie´s, una creaciòn de Ángel Reyes.

Está previsto que en mayo y en una rueda de prensa que se celebrará en Tenerife, se exhiba en un paso privado para los representantes de los medios de comunicación el tráiler oficial de Antes de la guerra así como la presentación oficial del capítulo piloto de la serie el 28 de septiembre también en Tenerife.

Saludos, hermanos y hermanas, desde este lado del

Los responsables de la librería La Isla confirman ‘extraoficialmente’ su cierre

Lunes, Enero 21st, 2019

El rumor se propagó por las redes sociales y esta mañana nos lo confirman desde la propia librería aunque todavía no desean hacerlo oficial: la Librería La Isla, situada en la calle de Imeldo Serís de Santa Cruz de Tenerife, cierra. No quisieron indicarnos si a finales de este mismo mes o inicios del próximo, quién sabe si en marzo o si aguantarán hasta abril pero que cierra hace verdad lo que primero se trasladó este fin de semana como sospecha en Internet.

Contrastado el anuncio, solo cabe decir que es una malísima noticia para la ciudad, que algo se muere en el alma de esta capital de provincias que me vio nacer y en la que resido, contra viento y marea, en la actualidad.

Como recordarán algunos, en verano de 2014 La Isla puso el cartel de cerrado a su primer establecimiento, ubicado en la calle de Robayna de la capital tinerfeña, librería que hasta ese entonces había prestado sus servicios durante 43 años primero como librería Xerach y más tarde como librería La Isla con José María Celis a la cabeza, más tarde su hijo Juan y en la actualidad sus nietas.

Santa Cruz de Tenerife se quedó entonces y ahora un poco más huérfano, y eso teniendo en cuenta que fue antaño una capital de provincias que disfrutó de numerosas librerías. En la actualidad quedan en activo Ifara, que celebró el año paado su cincuenta aniversario; Agapea, El Atril, la librería de Mujeres, El libro en blanco y Solican, que se ha especializado en la venta de libros de ocasión. A esta lista añadimos también la de El Corte Inglés.

El cierre ya confirmado aunque todavía no oficial por parte de los responsables de la Isla se suma al de otros históricos establecimientos situados a lo largo de la geografía española como la de Nicolás Moya, la más antigua de Madrid, y la librería Los Portadores de Sueños en Zaragoza. Por otro lado y en Zamora, colgó recientemente en su fachada el cartel de traspaso la librería y editorial más antigua de esta localidad, Semuret, que llevaba 118 años luchando, como don Quijote, contra los molinos de viento.

(*) La imagen está tomada de la página web de la Zona Comercial Tranvía

Saludos, hoy muy amargos, desde este lado del ordenador