Archive for Junio, 2022

Adiós a todo eso

Miércoles, Junio 22nd, 2022

Recibo el aviso que José Luis Balbín ha muerto y pienso en el presentador y periodista (esto es más importante de lo que se cree) que condujo La clave cuando todavía éramos jóvenes y creíamos en algo.

No sé que edad tendría entonces, pero en mi casa lo seguían de cuando la televisión era en blanco y negro. Luego llegó el color y le pudimos ver los colores a José Luis Balbín. Si uno recuerda alguno de aquellos programas reconocerá que comenzaba con una presentación de los invitados, el tema a debatir, la exhibición de una película relacionada con la charla y la tertulia con una media de seis invitados por programa.

Gracias a La clave pude ver El planeta de los simios, una de esas películas que me cambió la vida. Siempre me cayó mal el arrogante Taylor, el astronauta que desprecia a los monos porque se cree superior. Nunca olvidaré a Cornelius y sobre todo a la doctora Zira, que debe ser la primera y última mona de la que me enamoré gracias al cine.

No recuerdo ni de qué iba ni de quiénes estuvieron en aquel debate pero aún le guardo agradecimiento especial a Balbín por eso.

La Clave nació con vocación de ser un programa de tertulia serio porque se tomaba en serio. Desde los títulos de crédito, la cosa anunciaba seriedad por los cuatro costados gracias a la música, que fue compuesta expresamente para el programa por Carmelo Bernaola.

En La Clave se fumaba, estaba permitido entonces. Y creo que también se bebía. Al menos algunas risas nos cogimos con Balbín sobrio al principio de la emisión y con el Balbín digamos que festivo con los que despedía aquel kilométrico programa. Claro que esto de que estaba sobrio y terminara alegre puede ser un infundio de los monárquicos.

Si uno revisa algunos de los debates que se encuentran en You Tube, descubrirá una forma de hacer periodismo televisivo que hoy chirría. En La Clave se charlaba y no recuerdo yo que se chillara. En ocasiones se producían momentos de alta tensión, como el que se vivió en el estudio con Enrique Tierno Galván, político, sociólogo, jurista, ensayista, fundador del Partido Socialista Popular y alcalde de Madrid; Santiago Carrillo, Secretario General del Partido Comunista de España y el filósofo francés Bernard-Henri Lévy.

Les rogaría que lo vieran. Uno se siente orgulloso de cómo torean Tierno como Carrillo a Bernard-Henry Lévy.

Veo ahora fotografías de José Luis Balbín sin barba, lo que me resulta curioso porque para mi siempre tendrá barba y una pipa como Maigret en los labios. Pero más allá de la imagen que proyectó, si me emociona ahora recordarlo es por su voz. Una voz que a veces planteaba preguntas con una risilla para despistar.

Se es consciente de que va resultar difícil que vuelvan estos programas. Conducidos por personas no sé si inteligentes pero con olfato para oler la noticia e invitados serios. Tan serios que incluso los cómicos parecían descafeinados. Con la ausencia de Balbín me doy cuenta que la televisión que conocí entonces desaparece, que ya no es tiempo de dinosaurios aunque cuando despierte sigan ahí.

Afortunadamente, nos queda mucho Balbín en las redes sociales así que volver a él es como volver a un país de nunca más. Esa España que comenzaba tímidamente a tomarse en serio porque estaba aprendiendo a dejar atrás el miedo que todavía llevamos dentro. Parece que no, pero el periodista que hablaba con esa voz que te metía en el bolsillo me ayudó a ver las cosas con otra mirada. Golpito a golpito. Obligándome a dejar atrás todo eso.

La chica que escribía cartas, una novela de Pascal Buniet

Miércoles, Junio 22nd, 2022

Pascal Buniet es un caso aparte en las literaturas negras que se escriben a este lado del Atlántico. Francés de nacimiento aunque canario de adopción, Buniet decidió hace ya un puñado de años escribir novelas policíacas no en su lengua natal sino en español. Hasta el momento lleva publicadas cinco novelas, sin contar algunos relatos en antologías varias, y en todas ellas se pueden apreciar una paulatina y lenta evolución. Sobre todo en el estilo con el que escribe estas historias.

La chica que escribía cartas (M.A.R. Editor, 2022) está coescrita con Karlota Rocha, que es la autora de una serie de cartas que escribió cuando tenía quince años y que Buniet ha rescatado para hacerlas pasar por las de una de las protagonistas de la novela, Lucía, que ha desaparecido de su casa, en el sur de Tenerife. Todo esto lo cuenta el escritor en una pequeña nota introductoria y es, al mismo tiempo, una aclaración necesaria para entender el “contenido” que se le quieren dar a estas letras en la novela.

Tiene su miga esta aportación por lo que de experimento literario contiene. Aportan además de sustancia al desarrollo de un relato que propone una investigación para averiguar dónde se encuentra la adolescente desaparecida.

Los padres de la joven, divorciados, colaborarán en las pesquisas que realiza la inspectora Elena del Río, un personaje que ya había aparecido en una novela anterior de Pascal Buniet, Sombras en la meta, y que parece que podría convertirse en un personaje fijo, con serie propia aunque eso solo lo sabe su creador.

Los padres de la chica desaparecido son Freddy, un músico que toca en los garitos del sur de Tenerife, y su mujer, Carolina, con la que mantiene regulares relaciones después de que su matrimonio se hiciera añicos.

Unas de las características más atractivas del universo literario de Pascal Buniet es su descripción de los extranjeros que han fijado su residencia en el sur de la isla. El escritor se ha preocupado por mostrar en una serie de títulos cómo piensan y se mueven estas colonias que han reproducido a pequeña escala la vida de sus países. Pone el acento en la endogamia que los caracteriza y en este aspecto, los ingleses solo se relacionan con ingleses y los alemanes con alemanes. Sus interacciones con la población local se reduce así al área de servicios. Es decir, que se relacionan con la población nativa cuando salen de compras, van a la farmacia o realizan cualquier tarea con las administraciones.

No se da el caso en La chica que escribía cartas aunque al principio y de la mano del escritor conoceremos como se busca la vida un músico profesional digamos que varado en esta tierra, la tinerfeña.

Con el paso de los años las historias de Pascal Buniet se han ido ocupando en la investigación de un caso, en este caso la desaparición de una menor. Resolver el misterio se está convirtiendo así en una de las constantes literarias del escritor, que ya lo hizo y bien en La muerte sabía a chocolate, a título personal la mejor de sus novelas. La fórmula pero con otros personajes se aprecia en La chica que escribía cartas y el suspense invita a que se siga leyendo el libro para encontrar la solución y que uno se percate si sus sospechas primerizas eran correcta o solo infundadas.

No es nada fácil lograr que el lector se preste al juego. Para conseguirlo no hace falta crear trampas sino convencer a quien lee que no lo están engañando. Y Pascal Buniet, en este caso con la colaboración de Karlota Rocha, lo consigue.

La idea de añadir las cartas de la desaparecida y que se puedan leer las reflexiones de una mujer que todavía está descubriendo el mundo tienen mucho interés pese a que no aporten demasiado a la historia. Dan, sin embargo, densidad psicológica a la protagonista y pone color a lo que comenzó en blanco y negro. Tienen por lo tanto y ya se dijo, su miga.

La nueva novela de Buniet, novela que podría convertirse en la segunda de la serie “Elena del Río”, sabe mantener el equilibrio por lo que algunos se prestarán al juego de averiguar con las pistas que se ofrecen qué pudo pasar: ¿Un secuestro? Si fue así, ¿quién y por qué? El caso es que se sigue una investigación para descubrir lo qué pasó con una joven desaparecida de la que conocemos que es una voraz lectora.

Al enigma se suma la desaparición de un compañero de Lucía y cómo la pérdida, el no saber qué ha pasado, va consumiendo por dentro a los progenitores de la adolescente desaparecida. Está muy bien narrada la tragedia que viven los padres, la incertidumbre que los devora.

Pascal Buniet narra también cómo la desaparición afecta a su entorno más inmediato, a familiares y amigos. De fondo, un paisaje al que no cuesta dar identidad. El espacio urbano es el urbanizable del sur de la isla. El otro, un desierto salpicado por matas que parecen que esperan pacientemente las máquinas de demolición, las que horadan la tierra para construir nuevas viviendas, hoteles, apartamentos y cafeterías.

Constato que las novelas de Pascal Buniet están más cerca del universo de la novela enigma que del de la novela negra y criminal pero a veces se produce una mutación entre ambos géneros que el escritor procura dominar. Y cuando lo doblega su universo literario se vuelve oscuro, tanto, que a veces deja reflexiones muy negras. Críticas de alguien que conoce muy bien esta tierra.

Saludos, rock and roll, desde este lado del ordenador

Chad Hahne: “El transformismo en Cuba tiene un matiz clandestino y peligroso”

Martes, Junio 21st, 2022

La primera sala de fiesta gay que hubo en la revolucionaria Cuba castrista no fue en La Habana sino en Santa Clara, la ciudad que liberó el comandante de origen argentino Ernesto Che Guevara en 1958 y que desde ese día lleva con orgullo y entre otros títulos el de “ciudad heroica de la guerrilla” pero no el del lugar en el que la sociedad cubana dio un paso hacia adelante. Pero tiempo al tiempo porque los tiempos cambian de manera vertiginosa aunque en Cuba vayan con un poco de retraso.

De esta sala de fiesta y de un grupo de personas que se transforman trata el documental Transformistas, un trabajo dirigido por el cineasta norteamericano Chad Hahne que presentó hace unas semanas en Tenerife, invitado por la Filmoteca Canaria y como uno de los protagonistas de un ciclo que quiere “promover la diversidad y la igualdad, y contribuir, desde la cultura, a avanzar hacia una sociedad en la que todas las personas tengan las mismas oportunidades, libres de estereotipos de género”, informa una nota de prensa.

Esta entrevista con el director fue posible gracias a la colaboración del coproductor de Transformistas, el cubano Rockney Vega Iglesias, quien también da sus opiniones sobre la situación que la comunidad LGTBIQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer) vive en la actualidad en la mayor de Las Antillas.

- ¿Cómo surge la posibilidad de rodar el documental?, ¿Contaron con algún tipo de ayuda del gobierno cubano?
CHAD HAHNE (CH. H.): “La idea inicial del documental me vino por un documental anterior en el que colaboré hace varios años en Nueva York sobre activismo gay y la aparición del Sida en los años 80. La enfermedad del Sida era vista entonces como una “enfermedad gay” cuando, lógicamente, no era así. Si sumamos este trabajo, que nos mantuvo ocupados cuatro años, y un viaje que realicé con mis hermanos junto a mi madre a Cuba, que sentía mucho amor por el país, un amor que me transmitió, creo que se trataron de circunstancias que hicieron que volviera a la isla en 2016, año en el que conocí a unos amigos cubanos LGTBIQ+, y que comenzara a rumiar ideas que, finalmente, dieron como resultado Transformistas, un documental que quiere enseñar cómo se ve y como se siente el mundo gay en Cuba”.

- Tengo entendido que rodó todo el documental con un iphone. ¿Es cierto?

ROCKNEY VEGA IGLESIAS (R.V.I.): El gobierno cubano no dejó que entraran las cámaras y se tuvo que hace con un iphone. Un iphone 6”.

CH.H.: “Para poder filmar en Cuba tienes que inscribirte en una agencia para que te concedan el permiso pero no quería que esto pasara porque sí lo hacía iba a tener a alguien detrás mío todo el tiempo y las chicas no se iban a sentir cómodas ni sinceras en las entrevistas. Así que tomé la decisión de rodarlo por mi mismo con un iphone 6 en aquel momento. Contaba además con muchas imágenes de archivo, algunas de las cuales fui adquiriendo durante la filmación”.

– ¿Tuvieron problemas con las autoridades cubanas?

CH.H.: “No tuve problemas a la hora de filmar ya que lo hacía con un iphone y pasaba desapercibido. En este sentido, no contaba con un equipo de producción amplio aunque una de las personas que trabaja con nosotros sí que fue llamada por la policía pero se trató más de una cuestión de seguridad y no por lo que estábamos haciendo. En realidad, no hubo problemas con el gobierno cubano”.

- ¿El documental sigue un guión o fue haciéndose sobre la marcha?

CH.H.: “No, no hubo guión. No tenía demasiada información sobre las protagonistas del documental, que se rodó en la ciudad de Santa Clara, así que se trata de un trabajo hecho sobre la marcha: las entrevistas con las chicas, recabar información, hacerme con imágenes propias que pasaron a formar parte de mi archivo personal…”

- Tras rodar el documental, ¿cree que el transformismo en Cuba tiene rasgos que lo distingan de otros transformismos que se viven en el mundo?

CH.H.: “Sí, noto una diferencia entre el transformismo que se hace en Cuba con el de los Estados Unidos de América y algunos países de Europa. La diferencia es que el transformismo norteamericano y europeo están siendo ya un fenómeno popular, pop y globalizado, mientras que el que se hace en Cuba tiene un matiz mucho más undeground. Es como más peligroso, decadente, casi clandestino debido, probablemente, a la política cubana y el machismo y la homofobia que se vive en el país”.

- El documental habla, en tre otros temas, de un lugar de encuentro gay en la ciudad de Santa Clara. ¿Por qué en Santa Clara?

R.V.I.: “Porque el primer local gay que hubo en Cuba fue en Santa Clara”.

- ¿Y no en La Habana?

R.V.I.: “La Habana es la capital de Cuba y en la ciudad viven muchas personas de la comunidad LGTBIQ+ pero Santa Clara, al ser mucho más pequeña y contar con un gran número de integrantes de este colectivo digamos que en proporción su comunidad es más grande que la de La Habana. Ramón Silverio, un actor consagrado e importante además de ser miembro del Partido Comunista Cubano (PCC) creó un espacio que nació siendo una pequeña tertulia de arte y música que se celebraba sin un espacio fijo dos veces al mes. Silverio solicitó a las autoridades que le facilitara un local donde poder reunirse y le fue otorgado. El espacio se llamó El Mejunje de Silverio o El Mejunje de Santa Clara que fue creando diferentes ambientes. Allí se reunían rockeros, drags, músicos, niños… Se fue ampliando poco a poco, dejando los fines de semana para la comunidad LGTBIQ+ y más tarde una discoteca. La primera discoteca gay en Cuba nace en Santa Clara y celebra su fiesta los sábados. Durante la realización del documental, El Mejunje llevaba en activo unos 33 años, ahora debe de tener unos 35. Se trata de una iniciativa que apareció en los años 80 y que resultó muy atípica y un fenómeno que ayudó a cambiar a la sociedad cubana si bien al principio la gente se mostraba renuente hasta que se fue abriendo y ganando prestigio. Actualmente es un centro cultural de los mejores que hay en Cuba”.

- ¿Hubo algún momento especialmente difícil en la realización del documental?

CH.H.: “En general fue muy duro pero revela las historias de cada una de sus protagonistas. ¿Hubo momentos tristes?, sí que los hubo porque el documental muestra la batalla de todas estas chicas para salir adelante, a veces en contra de sus propias familias. Al final del día, cuando terminábamos de rodar, todos teníamos un sentimiento de celebración, de fiesta y esperanza lo que compensaba un poco el dolor que encierra en sí esta historia porque al final subyace un sentimiento de amor y perseverancia por parte de todas ellas y es importante que el fruto de su esfuerzo se les reconozca”
.
- El documental data de 2020, año que coincide con la pandemia y la fase de confinamiento por la Covid-19. ¿Se ha podido estrenar en Cuba?

CH.H.: “No”.

- ¿Por qué?

CH.H.: “Se ha estrenado de forma particular a las protagonistas de la película y algunas personas que trabajaron en producción. Si no se ha estrenado oficialmente es por consejo de amigos que han hecho trabajos similares en Cuba y que me aconsejaron que por el control político que existe en el país desistiera, que no lo hiciera. Tuve miedo que el gobierno tomara alguna medida de represalia contra la película”.

- ¿Y le gustó a las protagonistas del documental?

CH.H.: “Sí, las chicas estaban muy contentas y eso que durante la filmación estaba muy preocupado por ellas, no quería se que metieran en problemas por protagonizar la película”.

- ¿Creen que tras las manifestaciones del Orgullo gay que se vienen celebrando en Cuba comienza a cambiar la percepción hacia este colectivo?

R.V.I.: “Es muy complicado porque los desfiles por el Orgullo Gay ya se venían celebrando en Cuba desde años atrás gracias a la labor de Mariela Castro, que es psicóloga y está especializada en sexología y es la fundadora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en Cuba. Mariela Castro ha hecho una labor meritoria en favor de la educación sexual pero tiene también una vinculación muy fuerte con la política al ser hija de Raúl Castro. En 2019 el desfile del Orgullo Gay fue cancelado por motivos ajenos. No se explicó la razón de que fuera suspendido aunque se dijo que fue por un problema administrativo. De todas formas, muchos sí que lo celebraron extraoficialmente en la calle donde hicieron su conga. Detrás de la labor que ha hecho Mariela Castro, que repito es muy meritoria, queda todavía mucho por trabajar. Los vestigios machistas están muy arraigados en la sociedad cubana, sociedad que debe de enfrentarse a problemas reales como son los de violencia de género aunque estos casos son mucho peor en otros países de Latinoamérica”.

- Además del transformismo ¿qué otros asuntos trata el documental?

CH.H.: “La película toca ciertas aristas pero su objetivo no es la política. Como estadounidense y como ciudadano que forma parte de la comunidad LGTBIQ+ he sentido la homofobia en mi país y vivir en una sociedad heteronormativa pero el fin de la película es que sirviera de plataforma donde las chicas pudieran contar su historia. Hice el filme con chicas cubanas y si ellas no se hubieran sentido identificadas ni deseado participar, no habría podido rodar este documental”.

– ¿Hay un cineasta que le haya influenciado a la hora de rodar esta película?

CH.H.: “Me inspira en éste y otros trabajos un documental, Paris is burning (Jennie Livinstone, 1991), que se rodó en Nueva York y estuvo nominado a los Oscars. La película habla de la comunidad gay y del Virus de la Inmunedeficiencia Humana (VIH) en los años 80. Esta película ha sido desde que la vi una inspiración en mis trabajo”.

- ¿Cómo se planteó el documental?

R.V.I.: “Chad no tenía una idea preconcebida. Iba a entrevistar a las chicas y a ver un espectáculo en El Mejunje pero la cosa se fue ampliando al poder rodar en las casas de algunas de ellas. El caso es que la historia se fue conectando lo que llevó a que el proceso de edición resultara muy largo, de dos a tres años por la pandemia. Se tenía tanta información e imágenes de archivo que lo que comenzó siendo un corto terminó por ser un largometraje de 80 minutos”.

- ¿Está preparando algún proyecto cinematográfico?

CH.H.: “Ahora no, mi trabajo es a tiempo completo en televisión. Sí que habrá alguno en el futuro, de eso estoy bastante seguro, pero ahora mismo no barajo ningún proyecto”.

FIRMA FOTO: María Calimano

Saludos, y gracias, desde este lado del ordenador

La cultura en Canarias, otra vez a debate

Lunes, Junio 20th, 2022

Que los tiempos no son nada propicios por mucho que insista el viceconsejero de Cultura que se trata de todo lo contrario se traduce no ya solo en la falta de apoyos a su proposición de ley, ya admitida a trámite, que no cuenta con el respaldo de uno de sus socios de gobierno, los socialistas del Cabildo de Tenerife, sino por los nervios que unos y otros están aguantado. Sobre todo tras los espectaculares resultados obtenidos por el PP en las elecciones andaluzas, cifras que conocimos ayer mismito.

Que la cosa está revuelta, con whatssap incendiarios, presbicia física y espiritual de algún iluminado al que se la ha pasado la rosca, lo pone de manifiesto que nunca, hasta estos tiempos (al menos que uno recuerde), se había invitado tanto a que la gente se movilizara si no para defender sus derechos sí al menos para hablar de ellos.

Viene todo esto a colación del Encuentro por la cultura que está previsto para hoy, lunes, y mañana martes también, en el Laboratorio Escénico (calle de Baltasar Gracián, 12) a partir de las 10 de la mañana, en La Laguna y este martes, pero a las 20,30 horas, en Gabinete Literario (plaza de Cairasco, 1), en Las Palmas de Gran Canaria.

Organiza el Movimiento de Artistas y Gestores Culturales por la Música y las Artes plásticas (MAGMA), que debe ser de reciente creación porque no sabíamos de su existencia hasta ahora.

Entre los temas que se tratarán en esta jornada se hablará de circuitos, sobre la proyección exterior de las creaciones canarias, la gestión de los espacios culturales públicos y sobre el enredo y la burocratización de las ayudas. Ya veremos que da de sí esta reunión, pero se recalca que a quien proceda debería de llamarle la atención estas asambleas para discutir la realidad del sector, en especial porque se reproducen últimamente con un entusiasmo que debería de dar vértigo a la autoridad.

El kastillo

Domingo, Junio 19th, 2022

Aunque nos reservamos otros whatsapp en la nevera para que se conserven frescos con la caló que ya tenemos encima, reproducimos en este su blog un nuevo texto de esos anónimos que circulan de teléfono móvil en teléfono móvil por la gracia del texto y la comparación –fácil podrá pensar alguno– con una obra de Frank kafka que no es, casi, La metamorfosis.

El texto está escrito para iniciados en los acontecimientos recientes en materia de políticas culturales que emanan del Cabildo Insular de Tenerife. Ese kastillo (con k que ponemos nosotros) al que hace referencia el título de estas líneas.

“De la misma forma que en la obra homónima el Castillo de Kafka. Su protagonista, conocido solamente como K., lucha para poder acceder a las misteriosas autoridades de un castillo que gobierna una isla al cual K. ha llegado a trabajar como agrimensor, como último recurso, como segundo plato de una comida indigesta.

Esas misteriosas fuerzas, Arriaga y Martín, luchan por conseguir el poder del castillo, tras un falso pacto entre antagonistas. El segundo coloca al K., dado el fallido intento con su primer esbirro L., habitante del castillo, con un problema psicológico, quizás bipolar, donde no llega al año en el cargo. Fruto de su inoperancia y soberbia. Ya le pasó en otra aventura más musical, pero nadie aprendió la lección. Ni siquiera este pobre agrimensor. Aunque se entiende que eso no importa, si se trata de repetir los mismos errores.

Oscura y a ratos surrealista, como la obra de Kafka, este castillo trata sobre la alienación, la burocracia, y la frustración de unos y otros, aparentemente interminable, de los intentos de unos péleles de oponerse a un sistema que no es el suyo, un sistema que no entienden e intentan acomodar a sus amigos y pleitesías. Que les queda grande, que los supera con el agravante de que el anterior agrimensor a K., L., es íntimo amigo suyo y le impone una forma de entender el asunto cultural, sesgado, elitista y sobretodo, el de una persona que usa la venganza, fruto de sus frustraciones como motivo y razón para sobrevivir, y donde siempre necesita de una némesis o enemigo imaginario para poder levantarse de la cama, como motivo.

Esa edificación, encierra la historia del agrimensor K. en su intento imposible de acceder a un castillo cuyos propietarios le han contratado para realizar un trabajo del que ni siquiera sabe su naturaleza. No lo sabe, y es manejado por los intereses bastardos de su predecesor y del resto de los interesados en esta bastarda aventura. A ambos agrimensores les mueve el dinero y el poder. Les importa muy poco cambiar la situación, sólo sus bolsillos y el de sus amigos.

Resulta curioso, que el trato que reciben los campesinos más próximos sea exquisito, mientras que al resto los obliguen a competir mediante un invento llamado subvenciones de concurrencia competitiva. Una doble moral camuflada con sus intentos de mostrarse como individuos éticos. Dando lecciones a diestro y siniestro bajo el signo de la falsedad. Nombrando unos jueces de su cuerda para aparentar una falsa justicia en el reparto de dádivas.

Si tras estas licencias literarias, no son capaces de comprender la historia lo diremos más claro. Se trata de Alejandro Krawietz Rodríguez y su mano negra Leopoldo Santos Elorrieta, que de santo, no tiene nada.

Pobre cultura insular, pobres gentes de la cultura. Este castillo es una ruina. Y no, la pandemia no tiene la culpa. La tienen ellos, que son más letales y para los cuales no hay vacuna que valga”.

Saludos, saludos y saludos, desde este lado del ordenador

Alejandro Krawietz Rodríguez, el ausente

Jueves, Junio 16th, 2022

Me pasan la intervención del diputado del grupo nacionalista canario, Juan Manuel García Ramos, durante la tramitación de la Proposición de Ley sobre el Sistema Público de Cultura de Canarias, en la que votó a favor “porque es necesario encontrar un sistema de colaboración la cooperación y coordinación de todas las instituciones públicas y privadas”.

Pero no es su voto a favor lo único que llama mi atención sino cuando risueño saluda a los representantes de los cabildos insulares que acompañaron al viceconsejero de Cultura del Gobierno canario, Juan Márquez Fandiño (sí, ese mismo al que se conoce en los mentideros como el gatopardo) que como un guirre observa desde las alturas la tediosa sesión.

Y digo que me sorprende porque García Ramos celebre que Márquez Fandiño esté rodeado por los representantes de los siete cabildos insulares pero… pero ¡oh, un momento, profesor!, no cuento siete personas, ocho con Juan Márquez, sino seis. Siete si sumo al que se conoce como el gatopardo.

¿Dónde está el séptimo?, ¿qué nuevo misterio es éste?

El representante que falta es el del Cabildo Insular de Tenerife. En la imagen y más tarde en la foto salen todos menos el vicepresidente Primero y Consejero de Carreteras, Movilidad, Innovación y Cultura, Enrique Arriaga Álvarez, cuya ausencia uno puede disculpar por la cantidad de departamentos que están bajo su responsabilidad pero no la del director insular de Cultura, Alejandro Krawietz Rodríguez. Y si éste tampoco pudo ¿no había nadie en esa santa casa para dar la cara y estar ahí?

Incluso entendiendo que el peso de la curtura en Tenerife es colosal, enooorme, y que trabajar desde la administración pública requiere un gran sacrificio ¿de verdad no había ningún representante del área de Cultura del Cabildo de Tenerife para respaldar con su presencia la Proposición de Ley de Juan Márquez Fandiño?

Esta ausencia, que parece que es una práctica común entre los que ocupan los escalones más altos de la jerarquía del Cabildo Insular, no sé si huele a desplante o a ese hábito al que se han acostumbrado sus jefes para eludir responsabilidades claro que si fuera cosa de un desplante, ¿desplante a cuenta de qué? Al fin y al cabo y aunque pertenezcan a formaciones políticas diferentes si Márquez y Krawietz están ahí es por consecuencia del llamado Pacto de las Flores.

Era inevitable entonces que ante este estado de las cosas y sorprendido porque Juan Manuel García Ramos no se percatara de la ausencia –o sí y lo disimuló, que no hay que descartar posibles– me asalta una catarata de preguntas que mucho me temo no tendrán respuesta (pasa lo mismo cuando las planteo a la Viceconcejería, que nunca sabe, que casi nunca contesta) lo que dice mucho del modo de actuar despectivo hacia la ciudadanía que se gastan los actuales representantes de las cosas públicas en Canarias.

Comenzamos con las cuestiones:

¿Por qué no hubo nadie del Cabildo Insular de Tenerife apoyando al Viceconsejero de Cultura en el Parlamento regional?

¿Prefirió Márquez no cursar una invitación? Y si se cursó, ¿decidieron en el Cabildo de Tenerife no ir? Si fue esto último, ¿por qué? ¿Acaso queda muy lejos el Cabildo Insular de la sede del Parlamento de Canarias y nuestro hombre podía cansarse por el camino? ¿Se puso enfermo Kravietz y su sombra, Leopoldo Santos Elorrieta? ¿Se avisó a Juan Márquez Fandiño, que no iban a poder asistir y respaldar con su presencia la Proposición de Ley sobre el Sistema Público de Cultura de Canarias?

¿Por qué esas ausencias? ¿Por qué no hubo nadie del Cabildo de Tenerife apoyando al Viceconsejero?

Esto es de locos. Y visualiza, sospecho, un desencuentro entre la primera institución insular con el Ejecutivo regional solo que ¿a qué se debe ese desencuentro si es tal el desencuentro?

Sospecho también que Juan Márquez al aparecer en el Parlamento canario rodeado de los representantes de la cultura de los seis Cabildos insulares lo que pretendía era demostrar que su Proposición de Ley contaba con el apoyo de las siete islas aunque la de Tenerife le saliera rana por razones aún desconocidas.

Uno puede pensar así que el diálogo entre la Viceconsejería y el Cabildo en materias culturales es prácticamente inexistente. También que es un FEO con todas sus letras a quien gestiona desde el Gobierno de Canarias las política en cultura que afectan a todo el archipiélago. Sin embargo, insisto ¿qué pudo provocar este desencuentro si los dos son tipos, presuntamente, progresistas?

Así que no, parece que Juan Manuel García Ramos no se enteró cuando miró a los cielos y descubrió a Juan Márquez rodeado de seis, no siete, representantes de los cabildos insulares…

Cosas de la edad, cosas de la presbicia.

Un suponer.

FOTO:

La imagen fue tomada el día en que el Parlamento de Canarias aprobó por unanimidad tramitar la proposición de ley del Sistema Público de Cultura de Canarias. Junto al actual viceconsejero de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Juan Márquez Fandiño, los consejeros de Cultura del Cabildo de El Hierro, Tatiana Brito Gutiérrez; La Palma, Jovita Monterrey Yanes; La Gomera, Rosa Elena García Meneses; Gran Canaria, Guacimara Pérez; Lanzarote, Alberto Aguiar Lasso y Fuerteventura, Rayco León Jordán.

¿Dónde está el representante de Tenerife? Ay, ay, ay…

Saludos, esto es de locos, de veras, desde este lado del ordenador