Archive for the ‘Colorines’ Category

Dick por Crumb, una experiencia religiosa

Lunes, Septiembre 9th, 2013

La primera vez que tomé contacto con Philip K. Dick no fue a través de sus libros ni de las hoy numerosas adaptaciones cinematográficas. La primera vez que tomé contacto con Philip K. Dick fue leyendo El Víbora, gracias a una historia adaptada y dibujada por Robert E. Crumb que en español se tituló La experiencia religiosa of Philip K. Dick.

Tras descubrir a Dick de la mano del creador de Mr. Natural resultaba inevitable que llegara al escritor a través de su obra.

Tras el éxito de Blade Runner, esa rareza en la filmografía de Ridley Scott, un amigo me prestó una antología Dick que incluía ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, cuento que inspiró la película de Scott, pero que no me conmovió como el cómic de Crumb. Más tarde llegaron Ubik y El hombre en el castillo pero fue después del cómic de Crumb.

Crumb interpreta un fragmento de la vida de Dick y le pone imágenes. Una experiencia mística que resume su velocidad como creador de anticipación y que Crumb define como “la cualidad ilusoria de la realidad”.

En marzo de 1974, Dick vio lo que luego describiría como una visión del Apocalipsis, y dedicó el resto de la vida a intentar comprender lo que había experimentado. ¿Era el inicio de una esquizofrenia o una auténtica revelación? O, lo que es más, ¿existe alguna diferencia entre ambas cosas?

Robert Crumb ilustra sin renunciar a su cínico cachondeo el origen, cómo a raíz de un encuentro fortuito con una joven K. Dick siente en ese momento “lo que, como luego supe, se denominaba Anamnesis –palabra griega cuyo significado literal es ‘perdida del olvido’.

El cómic, que recoge casi todos los diálogos de El último testamento de Philip K. Dick según Gregg Rickman, refleja muy bien la metamorfosis del autor en una lectura que a veces se vuelve demasiado peligrosa:

Aquello invadió mi mente y asumió el control de mis centros motores, y obraba y pensaban por mí… Esa mente, cuya identidad me era completamente a oscura, estaba equipada con tremendos conocimientos técnicos. Tenía recuerdos que se remontaban a dos mil años… Hablaba griego, hebreo y sáncrito. Al parecer, no había nada que no supiera.”

El relato contado por Crumb continúa y lo que es peor, abduce.

Puede molestar al principio tanto  globo, tanto bocadillo en las viñetas pero todo es palabra de Dick.

Me recuperé del intento de sucidio pero, de no haberme recuperado, todo habría seguido sin mi.”

(*) La historieta gráfica de La experiencia religiosa of Philip K. Dick está recogida también en Crumb. Obras completas-3, La historia de mi vida, Ediciones La Cúpula.

Saludos, ubik, desde este lado del ordenador.

¡Vétete pa’llá Falconetti!

Viernes, Junio 7th, 2013

Escucho en un centro comercial, sonando de fondo, The logical song, un tema de Supertramp que asocio a un verano perdido ya en el tiempo. Siento el sabor amargo de la nostalgia mientras mis pulmones exigen piedad.

Recorro las instalaciones como un muerto viviente, un zombi de esos que salen a colación esta mañana, mientras mantengo una conversación con Jessica Herrera, una escritora de grancanaria que ha editado recientemente una novela de vampiros para jóvenes, me aclara, titulada El pentáculo de sangre.

Mientras camino con errático rumbo recuerdo a bote pronto Hombre rico, hombre pobre, que fue una serie que impactó a la chiquillada de mi generación y que supuso además, el segundo amor platónico de mi vida –el primero fue Dale Arden– la actriz Susan Blakely.

Buceando en la red descubro el impresionante reparto de Hombre rico, hombre pobre.

Sabía que fue el trabajo que sirvió de trampolín para el hoy reconocido Nick Nolte (el hermano pobre) y que enterró para siempre en la televisión la carrera de Peter Strauss (el hermano rico). También a Edward Asner, quien más tarde contribuiría a que esa misma generación de chiquillos pensaran que las bondades del periodismo era posible por Lou Grant; y a Dorothy McGuire, que interpretaba el papel de la sufrida madre de la familia Jordache. Y, cómo no, a Susan Blakely, que si no me equivoco terminaba alcoholizada en la serie y en la novela, escrita por Irwin Shaw, uno de esos narradores que han sido relegados al purgatorio por alcanzar en vida el éxito de ventas pero que tuvo que salir de los Estados Unidos de Norteamérica cuando se produjo la tristemente caza de brujas…

También aparecía en Hombre rico, hombre pobre Ray Milland, Gloria Grahame, una señora a la que no me puedo quitar de la cabeza desde que la vi En un lugar solitario y William Smith. Un actor, Smith, cuya carrera marcó al rojo vivo Hombre rico, hombre pobre al interpretar a Falconetti, uno de esos malos que terminó por devorar su restante trayectoria artística y que cuando intentaba hacer de bueno obligaba a que no te lo creyeras.

Fue tanto el éxito de Falconetti, que en aquellos años de instituto cuando insultabas a alguien lo llamabas simplemente Falconetti.

- Vétete pa’llá Falconetti.- decías.

Y el aludido bajaba la cabeza.

Al margen de Hombre rico, hombre pobre, alguien me llama esta tarde para decirme que en la capital grancanaria y en un acto de homenaje a Benito Pérez Galdós saltan algunas chispas.

Chispas que no prende en polémica, pero que mucho me temo que al autor de Los episodios nacionales le haría saltar las lágrimas. Y no de pena, precisamente.

¡Viva el espíritu de Gabriel Araceli!

Y con ese mismo espíritu pretendo participar en un coloquio en el que interviene el dibujante y guionista Alfonso Zapico y Juan Antonio Martín Muñoz, este último junto a Jonay Martín Perdigón, autor de Imidawen, un cómic que me sorprende por su voluntad de reconstruir la última etapa de la conquista de Tenerife. Han sacado dos álbumes, y pronto, si hay suerte, el tercero que concluirá su trilogía sobre la resistencia de los aborígenes de Tenerife.

En la charla, que modera Elena y Carlos, se habla de colorines/chistes/tebeos y se cita, entre otros, a Will Eisner, que es algo así como uno de los gigantes de un arte que dicen ocupa el número nueve de la lista.

Como el debate tiene lugar en La Laguna, aprovecho cuando finaliza para dar una vuelta por la Feria del Libro, donde veo rostros conocidos. Pregunto en un puesto si tienen el Necronomicón pero me responden que está agotado.

Abdul Alhazred estaría contento, Lovecraft mucho más porque parece que ese libro prohibido finalmente existe y no se encuentra en los sótanos del Vaticano.

Esta mañana, mientras hablaba con Jessica Herrera, la autora de El pentáculo de sangre, le pregunté qué opinaba de esa moda que consiste en reinterpretar clásicos de la literatura como Orgullo y prejuicio y El lazarillo de Tormes en clave terrorífica.

Vino a responderme algo así como vade retro Satanás.

Yo no lo tengo tan claro, pienso que a veces es sano quitarle el barniz sagrado a las cosas.

Me pregunto en este sentido que tal quedaría una Mararía poblada de vampiros y licántropos… O Unos puercos de Circe con zombis.

Pero  relájense porque no sucederá. Al menos de momento. Aunque quizá una Fortuna y Jacinta en este plan…

Cuando bajo en el tranvía rumbo a Santa Cruz de Tenerife siento que la máquina tiembla, que vibra de un extremo a otro de los vagones, como si quisiera salirse de las vías y dirigirse a toda velocidad, mientras destroza el pavimento, en el mar.

Pero vivo en una capital de provincias que vive de espaldas al mar. Así que probablemente la maquinaria, y conmigo dentro, acabaría deteniéndose en el laguito de risa de la Plaza de España.

Un amigo me comenta el jueves, cuando me lo tropiezo por casualidad en la calle del Castillo, que a él le encantaría si le ofrecieran la posibilidad de viajar en el tiempo, detenerse en el Santa Cruz de Tenerife de finales de los años sesenta.

Suelto la broma, con mirada seria aunque timbre en la voz socarrón, que apenas se daría cuenta que había retrocedido en el tiempo.

- ¿Por qué?-pregunta el amigo.

- Porque esta ciudad desordenada continúa aún anclada en esos años.

Mi amigo me observa detenidamente. Se pasa la mano por la barbilla y sonríe.

- ¿Qué?- escupo.

- ¿Qué? Vétete pa’llá Falconetti

Saludos, The logical song, desde este lado del ordenador.

Superman cumple 75 años

Martes, Abril 16th, 2013

La verdad es que para la edad que tiene, Superman, el hombre de acero, se conserva lo que se dice muy bien.

Imagino que para muchos este icono del universo del colorín no les dirá mucho pero para quienes, como ahora les escribe, comenzó a transitar en eso que llaman noveno arte leyendo sus historietas, el asunto se convierte en una celebración con cierta trascendencia…

Una trascendencia de aficionado que se inició en sus aventuras a través de las revistas que la editorial mejicana Novaro editó allá por los años setenta, y que nos llegaba a este país que camina hoy al borde del abismo y necesitado de héroes sin máscaras, a cuenta gotas y en unas traducciones que hacía, a mi juicio, más atractiva su lectura.

Lo apunto porque en Novaro tenían la manía de castellanizar los nombres de sus protagonistas.

Es cierto que el álter ego del hombre de acero continuaba siendo Clark Kent, tímido pero intrépido reportero del diario El planeta, aunque su compañera de redacción respondía a Luisa Lane, el fotógrafo al de Jaime Olsen y el del director al de Pedro White. Los coches se denominaban carros y a los malos, sencillamente como pillos.

El Superman que leí era, además, un Superman para chavales, nada que ver con los complejos que más tarde se sacaría de la sesera ese genio de la historieta que es Stan Lee para la Marvel; tampoco se caracterizaba por explotar su lado oscuro como Batman, el hombre murciélago, compañero de Superman en el mismo y legendario sello editorial: DC Comics… Pero con todo, aquellas inocentes historietas de Superman a la que se añadiría más tarde como secundarios Superniña o Superperro, tenían precisamente un lado naïf que, qué quieren que les diga, a mi me marcó durante ese periodo de la vida donde parece que el mundo conspira en tu contra.

Dejé de leer las historietas de Superman cuando Novaro desapareció del mapa, así que no me molesté en seguir su trayectoria cuando en España, en los ochenta, se produjo un nuevo boom de los colorines vendiendo que aquella legión de súper héroes se había vuelto adulto como, se sospechaba, se había vuelto adulto sus lectores.

En algún lado, no obstante, debo de tener lo que ahora se conoce como novelas gráficas en las que un personaje de la Marvel, por ejemplo Spiderman, se cruzaba con otro de la competencia, Superman… Hombre de acero al que también enfrentaron en un tebeo con el mismísimo Cassius Clay/Muhammad Ali, que para muchos es un héroe pero de carne y hueso.

Mi distanciamiento con el hombre de acero se produjo a raíz de la película del mismo título que Richard Donner dirigió a finales de los años setenta. Y no porque la película me resultara mala, que no, de hecho aún continuo siendo un ardiente defensor de la primera y segunda entrega, que firmó el gamberro de Richard Lester, sino por el desprecio que la DC Comic tuvo por sus dos creadores originales, dos chicos de origen judío, Joe Shuster y Jerry Siegel, que se liaron la manta a la cabeza para que la DC reconociera de una puñetera vez su autoría.

El resto de la historia podría resumirse en una batalla legal cuyo escenario se desarrolló en tribunales que, por norma general, acababan dándole siempre la razón a la editorial y no a Shuster/Siegel, quienes concibieron a un héroe procedente de otro mundo con un sentido de la bondad y de la justicia que no admitía turbios grises.

Pese a que con la edad haya dejado de lado las historietas de Superman, y por lo tanto que no haya observado su evolución en las revistas, series de televisión y películas, está claro que cuando veo esa S de color rojo sobre fondo amarillo limón, algo se despierta en el disco duro donde guardo mi memoria…

¿Entusiasmo?, ¿mesmerismo?, ¿identificación con ese sentido nada objetivo de la bondad y la justicia que no admite turbios grises?

Concluyo que en todo caso, lo que enciende en mi recuerdo son unos tiempos ya lejanos donde posiblemente era más feliz con muy poca cosa.

Le debo no obstante a la personalidad con la que se disfraza el héroe para pasar como humano entre todos nosotros, mi afición al periodismo.

Desgraciadamente, y en mi faceta a lo Clark Kent de provincias no me encontré nunca con una Luisa Lane que me sacara de mis casillas, aunque sí como un Jaime Olsen sacando fotografías para ilustrar aquellos artículos y un Pedro White dando órdenes desde su despacho…

Comienzo a entender ahora, mientras escribo estas líneas que pretenden ser un tributo muy personal al héroe de las historietas, al dios de azul de la ciudad de Metrópolis, el golpe que me produjo cuando, viendo la segunda parte de Kill Bill, el mismo Bill, que interpretaba con sentido budista David Carradine, le explica a la vengadora asesina quién es realmente Superman:

“Elijamos a mi superhéroe favorito, Superman. No es un gran cómic. No está especialmente bien dibujado. Pero la mitología, la mitología no es solamente grandiosa, es única. Uno de los elementos principales de la mitología del superhéroe es que hay un superhéroe y hay un álter ego. Batman es en realidad Bruce Wayne, Spiderman es en realidad Peter Parker. Cuando ese personaje se levanta por la mañana, es Peter Parker. Tiene que ponerse un disfraz para convertirse en Spiderman. Y es ahí, en esa característica, donde Superman es único. Superman no se convirtió en Superman. Superman nació Superman. Cuando Superman se levanta por la mañana, él es Superman. Su álter ego es Clark Kent. Su traje con la gran S roja es la manta que le envolvía siendo un bebé cuando los Kent le encontraron. Ésa es su ropa. Lo que lleva Kent –las gafas, el traje de negocios– es el disfraz. Es el disfraz que Superman lleva para integrarse entre nosotros. Clark Kent es tal como Superman nos ve a nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, es inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana.”

Sí, puede resultar filosofía de bolsillo empapada de kriptonita, e incluso un largo monólogo que parece dictado por Lex Luthor, el mejor archienemigo de Superman. Un tipo, el Luthor, con alarmante problema de alopecia, pero una reflexión definitiva sobre un héroe al que por fin se le mostraba otra cara.

El lado siniestro, y adulto, de un personaje que ya forma parte de nuestra, o al menos mi existencia.

Saludos, ¿es un pájaro?, ¿es un avión?, desde este lado del ordenador.

Noticias de esas cosas que tanto me (dis)gustan

Martes, Septiembre 4th, 2012

UN CINEASTA CON MUCHA PECHONALIDAD

El investigador tinerfeño Jorge Fonte es el autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico (Ediciones JC). En este volumen Fonte desentraña las claves que configuran el universo cinematográfico de un cineasta cuya obra se caracteriza por una búsqueda constante de la carnalidad que, en ocasiones, hizo equilibrios para no caer en la pornografía, un género, por otro lado, que detestaba cordialmente el autor de cintas tan extravagantes y salvajes como Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965) y Vixen (1968). Hay que aclarar que Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico no es el primer libro que se dedica en España al director. Hace años Pedro Calleja (responsable de uno de los mejores fanzines de cine fantásticos de este país, el mítico Serie B) dio a conocer su  filmografía en el todavía recomendable Meyerama: las películas y las supermujeres de Russ Meyer (editorial Midons), volumen que incluye una jugosa entrevista con este amante de las mujeres con destacada pechonalidad que fue Russ Meyer. Calleja será, precisamente, el encargado de presentar el libro de Fonte en el Salón Erótico de Barcelona (SEB), que se celebra en octubre. Otros libros del autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico, son los dedicados a Walt Disney, Steven Spielberg, Oliver Stone, Woody Allen y Robert Zemeckis. El volumen de Fonte, además de biografía y un extenso e interesante estudio sobre todas las películas rodada por el cineasta, incluye filmografía y bios muy jugosas sobre las actrices y actores que intervinieron en sus filmes. La aparición del libro coincide además con el noventa aniversario del nacimiento del director, quien falleció en Los Ángeles, California, en septiembre de 2004.  

UNA MUJER DE ARMAS TOMAR

El escritor y guionista Carlos Álvarez presenta este mes su tercera novela, tras La pluma del arcángel (Alfaguara), título por el que obtuvo el premio Benito Pérez Armas y Si le digo le engaño. 100 kilos a la deriva para salir de la crisis (Hora antes editorial). Lleva por título La señora. Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro (Hora antes editorial), y mezcla realidad y ficción con el objeto de ofrecer un retrato diferente de una mujer adelantada a su tiempo y con tanto peso protagónico en aquellos tiempos en los que Canarias comenzaba a integrarse en la Corona de Castilla. Beatriz de Bobadilla es también protagonista de Doña Beatriz de Bobadilla: drama histórico en cuatro actos, publicado en 1840, y cuyo autor es Manuel de Ossuna y Saviñón y su figura ha sido estudiada, entre otros, por Alejandro Cioranescu (Doña Beatriz de Bobadilla. Una amiga de Cristóbal Colón) y descrita por el polígrafo canario José Viera y Clavijo como una mujer “rara, que teniendo todas las gracias y flaquezas de su sexo, tuvo la crueldad y constancia de un hombre sañudo.”

EDUARDO, ESTÁ USTÉ NOMINADO

El guionista y dibujante de cómics Eduardo González está nominado en la categoría de mejor guionista nacional por Dentro de la noche a los Premios de la crítica de la revista Dolmen en su XII edición, relativa a los años 2011/2012. Un total de dieciséis especialistas ha votado en esta primera fase, la segunda comenzará este mismo 5 de septiembre y el fallo se dará a conocer el 15, coincidiendo con la clausura de las Jornadas del Cómic de Avilés. Eduardo González compite junto a Paco Roca, Gabi Beltrán, Díaz Canales, Cristina Durán y M. A. Giner. Para seguir el trabajo de Eduardo les recomiendo que visiten su para mi imprescindible blog Tirón de ojeras.

HISTORIAS DE UN MAÑO EN AMÉRICA

El ermitaño errante. Buñuel en los Estados Unidos, del catedrático de Historia del Cine de la Universidad de La Laguna, Fernando Gabriel Martín, es un más que recomendable trabajo sobre el cineasta aragonés durante su todavía poco conocida estancia en el país donde ondea las barras y las estrellas. En este volumen, que fue editado hace dos años por la Filmoteca Regional Francisco Rabal (Murcia), el autor propone un riguroso seguimiento por tierras norteamericanos del director de Los olvidados. Gran parte del material es resultado de numerosas consultas en los archivos Rockefeller, Universidades de Columbia y Nueva York; Washington y Los Ángeles. Con suerte, y para buñelistas de pro, el libro aún se puede encontrar en librerías. Como todo el mundo sabe, Luis Buñuel dirigió en su etapa mexicana, a mi juicio la mejor de su filmografía, Él, que está basada en la novela del mismo título de la escritora tinerfeña Mercedes Pinto. Y para no ser menos, recomendamos el visionado de La joven (1960), una de las cintas menos conocidas del director, en la que plantea una reflexión políticamente incorrecta sobre el racismo.

FUERTEVENTURA EN NEGRO

Me informan de una nueva incursión en la literatura negro criminal escrita en Canarias. Aún no he tenido acceso a la novela, aunque las reseñas que he leído no son malas. Se trata de Sangre de perros, de Carlos David Gutiérrez Robayna, y la acción transcurre en la isla de Fuerteventura. Solo que una isla, la de Fuerteventura, de noche, alejada de la brillante y poderosa luz del día.

CORTOS MADE IN CANARY ISLANDS

Tenerife Espacio de las Artes (TEA) acoge el jueves, 13 de septiembre y a las 20.30 horas, el estreno de tres cortometrajes realizados en Canarias. Los trabajos son Nube9, de Josep Vilageliú; Ángeles, de Daniel León Lacave y El duelo, de Borja Texeira. Estas piezas se exhibirán también el lunes, 17 de septiembre, en los Multicines Monopol de la capital grancanaria. Atención a los carteles promocionales de estos tres cortos… Impecables. Esperemos que el resultado en pantalla resulte igual de convincente.

Saludos, cuando despertó, el dolor de barriga continuaba ahí, desde este lado del ordenador.

(www.elescobillon.com)

Dos tristes noticias

Lunes, Agosto 13th, 2012

NIDIA

Me entero, con amarga sorpresa, del fallecimiento hace ahora un año, de Nidia Fajardo Ledea, Puchi, a quien tuve ocasión de conocer durante su la larga estadía en la isla de Tenerife a finales de los 90 y principios del siglo XXI.

Nacida en Manzanillo en 1958 y fallecida en La Habana en agosto de 2011, Fajardo Ledea fue ensayista y escritora, y una mujer que no descansó para reivindicar la vida y obra del escritor Gastón Baquero.

Graduada en Filología Hispánica, especialidad de Literatura Cubana, en la Universidad de La Habana donde impartió clases en los años 80 y principios de los 90, en su producción destaca la antología de poesía cubana De transparencia en transparencia (La Habana: Editorial Letras Cubanas), la novela Poniendo los sueños… de penitencia (Encantada de conocerme) (Madrid, Betania, 2002) y del relato El amortajado (Madrid, Betania, 2003), escrito junto a su marido José Fernández Carpintero. La escritora obtuvo en 2001 el segundo premio de cuentos de CajaCanarias por Mis vicios lucirán con esos deliciosos colores del veneno.

Tras la muerte de su marido, Nidia Fajardo se trasladó a la capital tinerfeña, donde se integró en su pequeño universo cultural y puso en marcha un blog, Puchi en alguna parte, que invito a que visiten si pinchan este enlace. 

UNCLE JOE

Fallece el gran dibujante de tebeos norteamericano Joe Kubert. A él le debemos, entre otros personajes, las aventuras bélicas del Sargento Rock,  así como As Enemigo, en las que ilustró las hazañas de un pilo alemán de la I Guerra Mundial, Barón Hans Von Hammer, inspirado en Manfred von Richthofen, que ha pasado a la Historia como el Barón Rojo.

Junto a John Severin, Alex Toth y Russ Heath, Kubert fue a mi juicio uno de los grandes del cómic norteamericano de la segunda mitad del siglo XX. Un notable dibujante para reflejar caracteres con solo un trazo y una capacidad insólita para dibujar con realismo máquinas de guerra que iban desde los bi y triplanos de la Gran Guerra, a la artillería pesada que se empleó durante la II Guerra Mundial.

Kubert, que tiene dos hijos, Andy y Adam también reconocidos dibujantes, fue responsable de la serie Hawkman, un épico súper héroe para la DC.

Saludos desde este lado del ordenador.

A Josep Maria Berenguer, fundador de ‘El Víbora’

Martes, Abril 24th, 2012

Ha pasado el tiempo pero todavía recuerdo cuando llegó a mis manos el primer número de la revista El Víbora y su apuesta por el comix para supervivientes. Aún debo de conservar el ejemplar en algún lugar de mi desordenada biblioteca, pero no ha habido manera de encontrarlo para reproducir el editorial en el que su editor, Josep Maria Berenguer, anunciaba los ¿principios? de una revista cuya portada estaba dibujada –creo recordar– por Nazario y que a partir de ese momento trastocó mi manera de ver y entender los comics.

Fui leal a El Víbora, que en un principio iba a salir al mercado con el explosivo nombre de Goma 2, durante su primera etapa, aquella que recorre los turbulentos años ochenta con una visión descarnada pero también festiva de la vida. Quiero pensar que fue su ciclo más undeground, también el más políticamente incorrecto de su carrera hasta desaparecer en 2005 convertida en otra cosa. En una revista en la que apenas se podía rastrear el contenido canalla y subversivo de sus números anteriores aunque, pese a todo, contara con destellos que obligaba a su manada de lectores a seguirla si bien no con la periodicidad de antaño, sí a leerla casi a escondidas si uno tenía la fortuna de encontraba olvidada en algún lado.

El Víbora original, el que nace en 1979 y continúa como un un cohete su trayectoria durante los ochenta, contribuyó a que mirara el mundo de otra manera, y que descubriera que el tebeo, el colorín, la historieta podía narrar historias subterráneas de este territorio del que formo parte y que se llama Expaña.

Gracias a sus páginas, y a la dirección de Berenguer, descubrí a Max y su endiablado Peter Punk o a su contestarlo Gustavo. También el perturbador erotismo de Anarcoma, escrito y dibujado por Nazario, o las historias negras, con cierto aliento poético a lo David Goodis, creadas por Alfredo Pons, fallecido el 23 de abril de 2002, lo que me hace pensar que quizá el maestro de la línea chunga espere a Berenguer en algún lugar de ese territorio donde ya no existe ni el bien ni el mal para irse juntos de fiesta… Sin olvidar, claro está, las geniales cafradas de Miguel Gallardo y Juan Mediavilla; del desarmante Martí, cuyos dibujos estaban tan notablemente influenciados por Chester Gould, el creador de Dick Tracy, y responsable de una de las series que, para quien les escribe, se convirtió en uno de los iconos de la revista, Taxista, entre otros grandes sin olvidar las creaciones de los estadounidenses Robert Crumb y Gilbert Shelton, responsable de esos locos adoradores de la marihuana que son The Freaks Brothers y del descacharrante ¿súper héroe? Superserdo, entre otros muchos.

Berenguer, personaje que sin su trabajo la historia del underground en este país no hubiese sido la misma, logró impregnar a la revista de su personalidad antes de que dejara descansar el proyecto en otras manos quizá porque supo darse cuenta al finalizar los años ochenta que las cosas estaban cambiando y no precisamente para mejor.

A él, y al fantástico grupo de guionistas y dibujantes con los que supo rodearse, le debemos el primer especial de la revista –más tarde una colección paralela de monografías salvajes–  en la que se tomaba con mucho humor y por lo tanto muy en serio el asalto del coronel Antonio Tejero al Congreso de los Diputados en febrero de 1981, así como que a través de El Víbora se hablara siempre con tono políticamente incorrecto de sustancias psicotrópicas, el ejército, la religión y la policía. También, que se tratara por primera vez el travestismo y la homosexualidad sin falsos victimismos, y sí como una defendible opción sexual más.      

Con la muerte de Berenguer desaparece un agitador que quizá fue inconsciente de la labor que estaba desarrollando entre sus lectores, pero estoy seguro que colaboró bastante para que muchos de ellos hoy vean las cosas de otro color y desde otra perspectiva. También, que se hagan preguntas. Una de las cuales me asalta mientras estoy repasando los tebeos de la primera etapa de la revista.

¿Hubiese tolerado la sociedad en la que nos hemos convertido la feliz anarquía que inicialmente se desplegó a través de las páginas de El Víbora?

Probablemente no.

Y es que ya ni se respeta a los clásicos.

Saludo, fundido a negro, desde este lado del ordenador.