Soy yo sin ser yo… Destripando ‘Generación 21: nuevos novelistas canarios’

Sábado, Abril 23rd, 2011

Aunque a algunos les cueste reconocerlo la aparición de la antología Generación 21: nuevos novelistas canarios es un libro muy oportuno para aproximarnos a las distintas realidades narrativas que proponen sus doce autores seleccionados.

Con independencia de la calidad de algunos de sus textos, puedo asegurar que se trata de un volumen que lleva camino de convertirse en referencia no solo en la literatura costalera que se escribe a este lado del Atlántico sino también fuera de sus fronteras.

Como toda antología que se precie, Generación 21 no termina por llegar a ser redonda pero espero que funcione como tarjeta de presentación de una serie de autores que cuentan ya con un currículum más que suficiente en los territorios de la novela.

Que el título de este curioso muestrario de relatos sea el más idóneo o no es un asunto que los propios participantes en este volumen deberían de debatir si tienen tiempo y ganas –y sospecho que no tendrán ni tiempo ni ganas– pero reitero que me parece un libro oportuno a través del cual pulsar el estilo y algunas de las obsesiones de los escritores invitados.

En la mayoría de estos cuentos planea casi como una obsesión lo erótico. Lo erótico desde una perspectiva irónica y digamos que desastrosa. Poco madura podrán decir unos. También la sombra de la traición y la muerte. La muerte como liberación. En este conjunto de relatos hay muertos por casi todos los lados. La madre, la novia, el ermitaño que parece que lo cura todo…

En general, los doce relatos escogidos son piezas que se leen con agrado y en algunos casos con insólita sorpresa. Y cuando escribo lo de sorpresa quiero decir que desconocía el trabajo de varios de ellos, y que leerlos me anima a buscar otros de sus textos porque en algunos casos he encontrado la simiente de lo que, a mi juicio, debe ser un buen escritor.

Y he encontrado esta simiente, digo, en cuentos escritos con humildad que han sabido entretenerme y en algunos casos emocionarme.

Generación 21: nuevos novelistas canarios, una iniciativa de Ánghel Morales, se inicia con el relato Vino con el azúcar, de Víctor Álamo de la Rosa, y trabajo por el que su autor obtuvo el premio Taramela 2008.

Álamo de la Rosa ambienta su historia en Isla Menor, geografía en la que se desarrolla casi toda su producción narrativa, y si bien captura por su descripción de ambientes debo decir que no termina de convencerme por la rusticidad de su final.

Creo que Víctor Álamo de la Rosa no sabe explotar la inquietante fascinación que en un momento parecía prometer su personaje protagonista, acelerando un the end de manera gratuita.

Isabel y los visionautas es el segundo cuento de esta antología y lo firma Víctor Conde (pseudónimo de Alfredo Moreno Santana).

Conde se ha especializado en fantasía y ciencia ficción y se nota que se mueve muy bien en estas lagunas. Isabel y los visionautas es un relato de aventuras disfrazado de fantasía donde su autor crea –como creó Antonhy Burgess en La naranja mecánica– una especie de dialecto que deja buen sabor de boca porque está descrito con ironía.

Es un cuento desenfadado y por lo tanto divertido no solo para especialistas en el género de la ciencia ficción y la fantasía.

El humor es también la herramienta que emplea José Luis Correa para su Vida, pasión y muerte de Felipe Marqués, una historia que suscita lecturas varias aunque el relato no termina por estar lo bien construido que, como lector, desearía.

Aún así, no deja de leerse con cierto asombro ya que a su manera se trata también de una aventura. La aventura de un tipo que parece que no supo superar su adolescencia.

Tiene momentos hermosos, en especial cuando el escritor recrea la infancia del protagonista describiendo una excursión del colegio a ver la nieve que manchan las cumbres de Gran Canaria y aprovechar para contarnos su primer amor.

El cuarto cuento está firmado por David Galloway y es una adaptación del relato Sin  cara ni cruz publicado en el libro El perfil de las esquinas.

Galloway más que un narrador es un creador de atmósferas y en este sentido pienso que las primeras y últimas páginas de su relato son las mejores de esta historia de traiciones en nombre del amor.

Se aprecia, de todas formas y en su fondo, a un autor que si cuidara más el esqueleto de lo que quiere contar, daría más carne y grasa a sus propuestas literarias.

Entre otras frases de este sin embargo fatalista relato me quedo con: “No se deben pedir peras a un alma herida. Por los siglos de los siglos afortunados son los agraviados de este mundo porque las sombras siempre dependerán del movimiento de la luz.”

El escritor Santiago Gil participa en Generación 21 con El encargo, para quien les escribe uno de los mejores cuentos de esta antología.

Y digo que se trata de uno de los mejores porque es el que más me ha sabido a auténtico. A sincero. También a canalla.

Se trata, como muchos otros cuentos de este libro, de un largo monólogo donde un personaje a la contra toma la decisión de su vida.

El mismo Gil se confunde con quien narra este cuento que concluye con un inevitable ajuste de cuentas de lo que se conoce como complejo de Edipo.

Las seis caras del azar, de Cristo Hernández, es un relato loco. Y cuando digo loco me refiero a loco divertido. Se desarrolla en la ciudad de Nueva York y mientras lo lees no se te va la cabeza de que algo, o argo, va a pasar.

Con o sin dados. Lo de los dados lo escribo porque son claves para entender esta curiosa fantasía animada de ayer y hoy.

Más cerca del espíritu de Mike Spillane está Los ojos de Henry Fonda, que firma Javier Hernández Velázquez.

Hernández Velázquez rinde en su relato homenaje a Fonda mientras nos cuenta una historia más que policíaca negra donde lo que más le importa es la atmósfera y menos la historia.

Huellas en el barro, de Álvaro Marcos Arvelo, es un curioso relato fantástico, sí, fantástico, que comienza muy bien pero que no termina por cerrar muy bien. Da la sensación, mientras lo lees, que si su autor lo hubiera limado más –prescindiendo de momentos prescindibles– hubiera resultado otra cosa.

La edad de Cristo, de Pablo Martín Carbajal es más que un cuento un divertimento que no termina de cuajar como relato.

Está escrito con ironía, lo que se agradece, pero carece de brújula para orientar al lector en la propuesta que quiere narrar.

Nicolás Melini es el décimo escritor de esta antología, que incluye Una superviviente, tal vez eso lo explica todo publicado en su libro Pulsión del amigo.

Ya escribí en su momento que Melini es, a mi modesto entender, uno de los mejores cuentistas del panorama literario nacional y el relato que incluye en Generación 21: nuevos novelistas canarios pone de manifiesto que sigo pensando lo mismo ya que una nueva relectura da intensidad a esta pieza de apariencia inocente que esconde algo, o argo, que emociona y no deja indiferente.

Con el título de Otra vida (que ya fue publicado en Ceremonias de interior), Alexis Ravelo juega con uno de los temas para mi más atractivos de la literatura.

Y no se trata del doble, precisamente.

El cuento empieza muy bien –a mi me supo a un agradable episodio de Los límites de la realidad– cuando su protagonista se percata que gente a la que conoce no existe… O sí.

Desgraciadamente, el escritor desaprovecha las posibilidades de la historia con un final que si bien quiere dar una vuelta de tuerca a lo anteriormente narrado no termina de cuajar porque resulta forzado.

Cierra esta antología El perro, de Anelio Rodríguez Concepción, cuento que junto a El encargo de Gil, me parece uno de los mejores  de esta antología.

No merece la pena deshuesarlo sino invitar a que lo lean. Solo apuntaré que su autor maneja con sabiduría literaria un aparente costumbrismo que se hace añicos y deja tarumba al lector.

Conclusiones.

Insisto, Generación 21: nuevos narradores canarios es una antología necesaria. Es verdad que faltan otras tantas voces pero como adelanto de lo que hay sí que merece la pena como libro.

Libro que se tiene que leer como lo que es, ventanas que dan voz a un grupo de escritores que sin renunciar a su pasado ya ocupan nuestro presente.

Saludos, ¡resurrección!, desde este lado del ordenador.

El libro de los doce

Jueves, Marzo 31st, 2011

Como en toda antología que se precie no están todos los que deberían de estar pero quién sabe, igual el éxito de Generación 21: nuevos novelistas canarios obliga a Ediciones Aguere –que publica este volumen en colaboración con Ediciones Idea– a una segunda, una tercera… o una cuarta entrega con nuevos nombres que ahora no aparecen registrados.

El libro, de unas 260 páginas, publica doce relatos y está antologado por Ángel Morales, quien explica en la introducción las razones que lo motivaron para organizar la publicación de Generación 21.

Se trata, en todo caso, del primer título que compila en un mismo volumen el trabajo narrativo de una serie de escritores nacidos la mayoría de ellos en la década de los años sesenta del pasado siglo XX, y cuyos derroteros creativos en contra de lo marcado por sus padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos literarios, tantea sin prejuicios y en ocasiones con una estimable voz que sabe a viento fresco la novela de género.

En Generación 21: nuevos novelistas canarios participan David Galloway (Santa Cruz de Tenerife, 1960), José Luis Correa (Las Palmas de Gran Canaria, 1962), Anelio Rodríguez Concepción (Santa Cruz de La Palma, 1963), Álvaro Marcos Arvelo (Santa Cruz de Tenerife, 1965), Santiago Gil (Guía, Gran Canaria, 1967), Cristo Hernández Morales (La Laguna, 1968), Javier Hernández Velázquez (Santa Cruz de Tenerife, 1968), Víctor Álamo de la Rosa (Santa Cruz de Tenerife, 1969), Nicolás Melini (Santa Cruz de La Palma, 1969), Pablo Martín Carvajal (Algeciras, 1969),  Alexis Ravelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1971) y Víctor Conde (pseudónimo de Alfredo Moreno Santana, Santa Cruz de Tenerife, 1973).

Como se observa, un amplio abanico de narradores aunque llame la atención la notable ausencia de mujeres, aunque quiero pensar que es más que probable que muchas de ellas se incorporen en próximas entregas de esta feliz iniciativa.

En cuanto a los relatos incluidos en Generación 21 todos ellos ofrecen una variedad de estilos y propuestas interesantes. Y en algunos casos, significativamente atractivas.

El libro, que será presentado el próximo 29 de abril en la sede la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), en la capital tinerfeña, a las 18.30 horas, sirve además como  excelente carta de presentación para dar a conocer el trabajo de cada uno de ellos, así como para atisbar por donde se mueven los estilos y  tendencias de este grupo escogido de nuevos (aunque ya veteranos) narradores canarios. Así que merece la pena seguirles la pista a la mayoría.

Generación 21: nuevos novelistas canarios incluye los cuentos relatos Vino el azúcar (Víctor Álamo de la Rosa); Isabel y los visionautas (Víctor Conde); Vida, pasión y muerte de Felipe Marqués (José Luis Correa); Sin cara ni cruz (David Galloway); El encargo (Santiago Gil); Las seis caras del azar (Cristo Hernández): Los ojos de Henry Fonda (Javier Hernández Velásquez); Huellas en el barro (Álvaro Marcos Arvelo); La edad de Cristo (Pablo Martín Carvajal); Una superviviente, tal vez eso lo explica todo (Nicolás Melini); Otra vida (Alexis Ravelo) y El perro (Anelio Rodríguez Concepción). 

Saludos, caminante no hay camino, se hace camino al andar, desde este lado del ordenador.

Pueblo chico, infierno grande

Lunes, Enero 24th, 2011

Pueblo chico, infierno grande. Es un dicho que detesto pero creo que debería de figurar como leyenda en ese escudo con los dos perritos que representa a esta comunidad autónoma.

En esta tierra –no sé si será por ser islas, por aislados y asilados, por la frontera de agua que nos rodea y por una falta de autoestima que combatimos buscando pelotitas de mierda en los ombligos de los demás–  hablar bien de alguien duele.

Duele y molesta.

Quizá sea esta la razón por la que nos gusta tanto cuchichear, poner a parir al vecino siempre y cuando no tengamos delante al vecino, convertir la descalificación gratuita en una especie de deporte nacional siempre y cuando no pertenezcas a una tribu, a uno de esos clanes adoradores del gran tótem que consigue las subvenciones.

Si no es es así: vétete por ahí

Con esto quiero decir que es muy jodido ir de independiente por la vida en Canarias, y que cuando llega un italiano y descubre una cosa llamada literatura canaria y escribe y reflexiona sobre la obra de uno de sus narradores, como es el caso de Víctor Álamo de la Rosa –con independencia de que te guste o detestes su universo narrativo–… algo está pasando.

O ha hecho, como apuntó esta tarde el también escritor Pablo Martín Carvajal en la presentación de El Hierro literario. Exploración de la obra de Víctor Álamo de la Rosa, “lo que casi nadie ha hecho en estas islas: valorar el trabajo de un escritor canario”.

Para Martin Beux, autor de este ensayo, el universo narrativo de Álamo de la Rosa está muy vinculado “al hombre canario y su relación con el mar”, una constante, dijo, que aprecia en otros narradores de las islas, la mayoría de ellos con una rica capacidad expresiva.

No entendí muy bien –esa es la verdad– que quisiera apoyar este argumento resaltando que muchos de estos escritores “exploran en sus raíces guanches una razón de ser”, aunque quiero imaginar que si lo hizo fue para reforzar una tesis a través de la cual convencer a los presentes que no hay porqué sonrojarse al afirmar que existe una literatura canaria “pese a su relativo éxito dentro y fuera de las islas”.

¿Una frivolidad? No lo sé, pero que tenga que venir un italiano, un senegalés y hasta un afgano (por si lo hubiera) a decirnos cosas como éstas da que pensar…

Saludos, ya dejé de pensarlo, desde este lado del ordenador.

¿Debemos odiar los lunes? y una reflexión sobre la subsistencia de los escritores

Domingo, Enero 23rd, 2011

* El investigador italiano Martin Beux presentó en 2010 –en la Facultad de Lengua y Literatura Extranjera de la Universidad  de Génova– su tesis El tamaño del daño en la obra de Víctor Álamo de la Rosa (análisis y traducción). De ese trabajo parte El Hierro literario. Exploración de la obra de Víctor Álamo de la Rosa, un volumen que alivia las cuestiones puramente académicas para entregar al lector un viaje por la literatura del Archipiélago y sus paisajes. El libro -que acaba de ser coeditado por Ediciones Idea y Ediciones Aguere- se presenta este lunes, 24 de enero, a las 19 horas en la sede de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC) de la calle Robayna nº 2, en Santa Cruz de Tenerife. En el acto, intervendrán, junto al autor, el escritor homenajeado y estudiado, Víctor Álamo de la Rosa; el escritor Pablo Martín Carbajal, y el director de Ediciones Aguere, Ánghel Morales García.

* El documental Fotógrafo de guerra, dirigido en 2001 por Christian Frei, abrirá este lunes 24 de enero el ciclo Robert Capa. Cine y fotoperiodismo organizado por CajaCanarias de forma paralela a la retrospectiva que se encuentra instalada en el Espacio Cultural de la entidad. La cinta se exhibirá en versión original con subtítulos en español, a las 20 horas, con entrada libre hasta completar aforo. Fotógrafo de guerra es una radiografía del realizador suizo Christian Frei, basada en el trabajo del fotógrafo de guerra James Nachtwey. El documental se adentra en el corazón de los conflictos bélicos más actuales a través de una serie de reportajes, en los que queda patente la reivindicación del derecho de información.

* Me llega un extenso pero muy bien razonado artículo de Nicolás Melini sobre la subsistencia de los escritores. Pide que se difunda y así lo hago en este humilde blog que lucha contra los elementos mientras navega contra viento y marea. Estas reflexiones, informa Melini, fueron publicadas en La Mancha, también en la web de la la Escuela de Letras y en la de la Asociación Canaria de Escritores (ACAE). Como bien resume el propio Nicolás Melini los planteamientos que expone en esta larga reflexión son:

-La industria editorial tiene que hacer mucho más por la subsistencia de los escritores (reparto equitativo de beneficios).

-Las instituciones públicas tienen que hacer mucho más por la subsistencia de los escritores (legislación y recursos económicos en diversas modalidades).

-Los escritores tienen que hacer mucho más por su subsistencia (activismo).

Saludos, a lo game over por hoy, desde este lado del ordenador.