Archive for Septiembre, 2012

¿Los últimos mohicanos?

Viernes, Septiembre 14th, 2012

Se me hace enormemente difícil comentar los tres cortometrajes que el jueves 13 de septiembre se estrenaron y con notable presencia de público en TEA Tenerife Espacio de las Artes (1).

Las razones giran en torno a que estas experiencias están realizadas al menos por dos de los últimos mohicanos de lo que podríamos denominar como cine independiente rodado en estas islas, lo que siempre revela audacia y un conmovedor entusiasmo por hacer lo que les salga en gana, motivación que genera que sus propuestas no estén encadenadas a lo que un espectador meridianamente iniciado en cortos espera recibir.

También, porque estos trabajos, al menos en los casos concretos de Daniel León Lacave y Josep Vilageliú, y pese a que no salgan del pequeño circuito de exhibición que impone las islas, se caracterizan por una voluntariosa y persistente insistencia en lo que denominan –como quien se agarra a un clavo ardiendo– cine leve no sé si con la idea de justificar sus flaquezas presupuestarias.

Si partimos de esta premisa, y guste o no guste lo que hacen, si por algo hay que reivindicar el trabajo de estos dos mohicanos es por su constancia y no traicionar su no tan críptica mirada a sus obsesiones particulares porque éstas forman parte indisociable de su manera de entender el cine. Una actitud, quiero entender, radical, sincera y valiente aunque tropiece con la indiferencia de un público que no está acostumbrado a someterse al ejercicio intelectual que supone ir desgranando sus claves.

Pienso así que ésa y no otra es una de las razones que explica la congelada reacción de un espectador que no sabe donde se mete ni a donde lo llevan cuando se enfrenta a esta forma de hacer cine, pero espero que ese mismo espectador no condene a la hoguera una manera de plantearlo solo por ser diferente.

Detecto en dos de los cortos –lamento afirmar que desconozco anteriores trabajos de Borja Texeira– piezas de un rompecabezas a través de las cuales ambos cineastas insisten y experimentan, no tan caprichosamente como pudiera parecer, en los mismos temas de sus anteriores películas solo que desde otro prisma pero siempre con la misma mirada.

Dos de los cortometrajes contienen además elementos comunes.

No se ubica al espectador en el espacio geográfico en el que se desarrollan sus propuestas y cada uno y a su manera reflexiona sobre las relaciones entre hombres y mujeres; y más que por la narración, se apuesta por un lenguaje poético que proporciona imágenes de una belleza cuanto menos insólita.

En esta ocasión, además, Borja Texeira, Lacave y Vilageliú tantean géneros tan reconocibles como el fantástico, el espagueti western y la ciencia ficción pero reinterpretados a su gusto. Es decir, que rompen sin pudor alguno sus límites fronterizos para asumirlos como propios, por lo que los géneros son finas capas de barniz para indagar en sus reflexiones acerca de las relaciones de pareja, la incomunicación, la soledad y el sexo. Los cuatro grandes ejes que tratan con mejor y peor fortuna estos tres cortometrajes.

El visionado de Ángeles, de Daniel León Lacave, permitirá a los iniciados comprender qué demonios es eso de cine leve, o cine de coste cero, o cine indigente. Rodado en Madrid aunque en ningún momento se mencione la capital de España, se trata, a mi juicio, de un curioso corto en el que se detecta influencias de El cielo sobre Berlín y Tan lejos, tan cerca, de Win Wender, con los últimos y laberínticos largometrajes al fondo de la psique humana de David Lynch.

Lacave planifica con regulares resultados el relato, y revela, e incluso a veces sorprende, sus claves cinéfilas (¿Picnic at Hanging Rock?) para construir excelentes planos que destilan inquietud. Desgraciadamente, no son elementos suficientes para seguir con meridiana atención una historia que se disuelve por no estar nada clara en la cabeza de su director, aunque tiene vida. O ese sello que ya es una marca que caracteriza otros de los trabajos de su director.

Me conmueve y sorprende a ratos estos Ángeles, pero no es un trabajo redondo cuyos diálogos lastra, desafortunadamente, un sonido que no le hace justicia a lo que estamos viendo.

Borja Texeira propone con El duelo una divertida y salvaje metáfora sobre parejas e infidelidades. El formato escogido por el actor y director es el de un duelo que casi parece mimetiza los que en su día rodara Sergio Leones para su ya célebre trilogía de los dólares. La estética, por otro lado, quizá recuerde al Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino.

Lo mejor de El duelo es la ácida ironía que introduce al final. Y el estupor que despierta en el espectador.

Más profunda y ambiciosa es la reflexión que suscita Josep Vilageliú con Nube9, una historia de ciencia ficción que parece recoger elementos de Soylent Green, como los hombres y mujeres que están para el disfrute sexual de los poderosos y que se reconocían en el filme de Richard Fleischer como mobiliario, y explorar hacia donde se están escorando las relaciones humanas con la aparición de las redes sociales y sus “amistades virtuales.”

El filme despierta el interés de todo aficionado al género, aunque Vilageliú, que es un cineasta al que le preocupa más el cuidado de la imagen que la narración, lo emplea para indagar de manera un tanto confusa sobre esa nueva ¿deshumanización? que nos caracteriza como especie y en la que ya incidió en su mediometraje Entre los arrozales.

Con todo, y si se cribase el abusivo empleo de la voz en off, se me antoja un trabajo notable en el que su autor convierte –en un principio casi en clave de comedia del absurdo– lo que prometía ser una utopía en una alienante distopía en la que se vacía a los visitantes de esa misteriosa Nube9 de sus recuerdos para convertirlos en voraces voyeurs.

Ya lo anuncia el mismo Vilageliú en la estupenda frase que publicita el cartel de su último trabajo: “cuando el sexo es obligatorio y la intimidad está prohibida.”

Conclusión:

No se tratan de trabajos redondos pero sí de piezas que generan sensaciones y hace trabajar, al menos a quien le escribe, la cabeza.

La modestia y el entusiasmo con el que están realizadas no les quita convicción y sí pone de manifiesto madurez y lealtad a unos principios que son los que les sigue animando a continuar en esto del cine.

En este aspecto, solo espero que más salvajes se sumen a esta tribu de infatigables mohicanos.

Palabra de Uncas, hijo de Chingachguk.

(1) A destacar el meritorio trabajo que está desarrollando Emilio Ramal al frente del departamento de actividades y audiovisuales de TEA Tenerife Espacio de las Artes en su más que elogiable empeño en dar a conocer lo que en la actualidad se está rodando en largos y cortos independientes en Canarias.

Saludos, hao, desde este lado del ordenador.

El ‘Ecce Homo’ canario

Jueves, Septiembre 13th, 2012

(antes de la mutilación)

En Canarias, a veces, vivimos con una hora de adelanto con respecto a la península.

Desgraciadamente, en estas islas abandonadas de las manos de los dioses adelantamos el reloj para pasar a la Historia por acciones que podríamos denominar coloquialmente como totufadas ya que podrían inscribirse en el Libro Record de las Torpezas como fue dejar salir al general Francisco Franco un 17 de julio de 1936 o la mutilación, por razones de seguridad, así lo anunciaba al menos un responsable del Ayuntamiento santacrucero un triste 3 de febrero de 2009 a Lo que pasa en Tenerife, de la escultura El sueño de los continentes del escultor grancanario Martín Chirino.

El sueño de los continentes es una pieza ubicada en la santacrucera plaza de Alberto Sartoris, y si bien era conocida por un entrañable amigo que ya no está entre nosotros como “el tobogán de las putas” por encontrarse en zona de mercadeo sexual en plena noche chicharrera, no merecía el “despiece” al que fue sometido por orden municipal. Una orden que ahora, pasado el tiempo, se adelantó a la ya celebérrima reinterpretación que hace poco emprendió Cecilia Giménez con el cuadro titulado Ecce Homo del hoy también celebérrimo Elías García Martínez.

El caso de El sueño de los continentes resulta menos risible y sí más sangrante.

(después de la mutilación)

Han tenido que pasar cuatro años y la amenaza de un litigio que en su momento interpuso en nombre del artista la Asociación Visual Entidad de Gestión de Artista Plásticos (Vegap) en el que, entre otras cosas, se contemplaba la parte de reposición de la escultura y una salada indemnización por daños morales y de mala conservación de la obra, para que el nuevo equipo municipal haya comenzado con las tareas de reposición para dejarla tal y como se instaló en su día en la plaza de Alberto Sartoris.

José Manuel Bermúdez, alcalde, declara: “Respecto a los problemas surgidos con el autor, esperamos que con estos gestos y la recuperación de la imagen queden totalmente solventados. Creo que estamos cumpliendo con los deseos del artista, pero también con los del grupo de gobierno y de la ciudad.”

Y añade, imagino que cruzando los dedos, que asume que el Ayuntamiento “se tenga que hacer cargo de algún gasto que se haya producido durante el litigio”, aunque espera que se alcance al final “un acuerdo total” (la cursiva es nuestra).

Hay un dicho que resume todo este esperpento, así como la falta de sensibilidad de unas autoridades y de una ciudadanía –con honrosas excepciones– ante un objeto artístico al que olvida y mutila, que dice “más vale tarde que nunca.”

Puestas así las cosas, y pese a la que nos está cayendo y que seamos más pobres e infelices, es una oportunidad para que ese mismo alcalde que reivindica “un nuevo Santa Cruz” exija un informe pormenorizado sobre el estado de conservación de otras esculturas que se diseminan por las calles y plazas de la capital tinerfeña con el objetivo de que la mayoría de ellas recupere su forma original y liquidar, de una vez, el estado de abandonado en el que se encuentran en la actualidad.

Desgraciadamente, soy consciente de que no hay que pedir peras al olmo.

Y mucho menos si no se acompaña la reclamación con una alarmante petición de dinero.

Las imágenes han sido tomadas de Rinconcito canario (antes de la mutilación) y Canarias 8.es (después de la mutilación).

Saludos, anoche soñé que vivía en otra ciudad, desde este lado del ordenador.

El Perseguidor, el domingo con Diario de Avisos

Miércoles, Septiembre 12th, 2012

Informamos que El Perseguidor cambia la próxima semana el día de publicación.

A partir del 23 de septiembre podrá encontrarse en la edición del domingo del Diario de Avisos, periódico en el que El Perseguidor comenzó su andadura en julio de 2010.

El Perseguidor, que se editó en este mismo periódico primero los sábados y más tarde los miércoles,  llega hoy, 12 de septiembre de 2012, a los 115 números. Números que tal y como están los tiempos nos saben a todos los que trabajamos en él a resistencia.

Desde El Perseguidor agradecemos la confianza que ha depositado en nosotros el Diario de Avisos, decano de la prensa en Canarias, y su firme apuesta por la Cultura.

A partir de ahora El Perseguidor todos los domingos con el Diario de Avisos.

Saludos desde este lado del ordenador.

El día en que ya nada fue igual

Martes, Septiembre 11th, 2012

Hay fechas en las que formas parte de la Historia, con H mayúscula aunque tú seas un protagonista minúsculo de esa misma Historia.

El 11 de septiembre de 2001, lo que prometía ser una prodigiosa odisea espacial acabó por transformarse en una odiosa pesadilla servida en riguroso directo por las pantallas de televisión.

Creo que deben ser pocas las personas que ese día no recuerden donde se enteró de la noticia de lo que pudo ser el fin de unos tiempos cuyas secuelas estamos viviendo en la actualidad aunque sin la trágica espectacularidad del desmoronamiento de las Torres Gemelas.

A mi me cogió el brutal atentado en casa, a punto de almorzar. El anuncio primero de que un avioneta se había estampado contra uno de los dos edificios me sorprendió pero cuando iba a tragarme el trozo de bistec empanado digamos que se me atragantó cuando el presentador del informativo anunció que un segundo avión, ya no era una avioneta, había chocado contra la otra Torre.

En ese instante tuve la sensación de que estaba viendo una película, que aquello no podía ser real. Intentaba encontrar algo de lógica a algo que no tenía lógica. El atentado, en definitiva, fue algo así como si ese mismo presentador nos advirtiera que los extraterrestres, por fin, habían aterrizado en la Tierra y que sus intenciones no eran nada amistosas.

Estaba asistiendo al comienzo abrupto de una nueva época y me preguntaba si volvería despertarme al día siguiente. Por la televisión, mientras tanto, se desmoronaban los históricos edificios a los que tantas veces había visto en el cine como parte del paisaje de Nueva York, y observaba estupefacto como aquella inmensa nube de polvo engullía a los ciudadanos de toda raza y condición que huían despavoridos de ella como si se tratara del tráiler de una nueva película de catástrofes…

La espectacularidad del atentado, que parecía escrito por un guionista habilidoso mezclando elementos de la serie Aeropuerto con los de la Jungla de cristal, me llenó de una congoja y un miedo que todavía me acompaña. Como me acompaña el timbre del móvil, que no dejaba de sonar.

La noticia del día, como es natural, fue el atentado. Y como muchos, imagino, permanecimos ese mismo día zapeando para averiguar quién demonios había sido capaz de organizarlo y cuál sería la reacción de la nación más poderosa la Tierra.

Once años después de la tragedia, continuamos igual de desinformados que entonces. Aunque al director del ataque, Osama Bin Laden, le volaron la cabeza en mayo de 2011 en su retiro paquistaní un grupo de militares estadounidenses en una de esas operaciones plagadas de misterio y que cuenta con una fotografía –la del presidente demócrata de Estados Unidos Barak Obama y su equipo viendo en directo la vendetta en un aparato de televisión– que volvió a dar la vuelta al mundo pero no puso fin, sino multiplicó, los numerosos interrogantes que aún planean en torno al 11-S.

Aún son escasas las producciones cinematográficas que se han preocupado en analizar con rigor y buenas historias aquel desgraciado día. El mismo día que, veintiocho años antes, un golpe perpetrado por militares chilenos arrebató por las fuerzas de las armas el poder a Salvador Allende.

El cineasta Michael Moore intentó tocar las teclas en su polémica Fahrenheit 9/11, documento que como todo lo que rueda Moore convence cuando se contempla pero que empieza a hacer aguas cuando analizas sus conclusiones en casa con el inútil fin de encontrarle objetividad.

Protagonizada por actores pero planteada como un testimonio veraz se encuentra la discutible Vuelo 93, del británico Paul Greengrass, en la que se cuenta –por y desde dentro– el secuestro de uno de los cuatro aviones que fueron secuestrados el 11 de septiembre y que contó con el respaldo de los familiares de las víctimas.

Ese mismo años, 2006, Oliver Stone dejaría de lado el discurso político de izquierdas para apostar por el drama humano y heroico en World Trade Center, basada en la experiencia real de dos bomberos que participaron en las tareas de salvamento de los supervivientes de los atentados terroristas y que fueron rescatados tras permanecer casi 24 horas atrapados bajo las toneladas de escombros de las Torres Gemelas.

El cine norteamericano también se ha preocupado en mostrar las secuelas que aquellos sucesos han dejado en los familiares de las víctimas. Entre otros títulos, Reign Over Me (Mike Binder, 2007) y Tan fuerte, tan cerca (Stephen Daldry, 2011), que a la postre resultan dramas excesivos que solo buscan tocar la fibra sensible del espectador.

A modo de curiosidad, está 11’09’01, filme integrado por varios cortos dirigidos por cineastas en distintos lugares del planeta con el fin de ofrecer una perspectiva distinta sobre lo que pasó ese día. Firman estos trabajos actores y cineastas como Sean Peen (Estados Unidos); Ken Loach (Reino Unido), Claude Lelouch (Francia); Danis Tanovic (Bosnia-Herzegovina); Shohei Imamura (Japón); Amos Gitaï (Israel); Samira Majmalbaf (Irán); Yusef Chahine (Egipto); Idrissa Uedraogo (Burkina Faso); Mira Nair (India) y Alejandro González Iñárritu (México).

Hay más películas sobre el 11-S, sobre todo documentales, aunque en el territorio de la ficción y por estar aún demasiado cerca el atentado, creo que los títulos aún se pueden contar con los dedos de la mano.

Once años después, la imagen de los aviones de la American Arilines y United Airlines vuelve a ocupar los espacios informativos. Y regresan las sensaciones que me asaltaron aquel 11 de septiembre de 2001 con renovada fuerza.

Casi las mismas que me golpearon un 11 de marzo de 2004.

Claro que esa es otra historia que forma parte de la misma Historia.

Saludos, ya nada fue igual, desde este lado del ordenador.

‘El juego de los viejos’

Lunes, Septiembre 10th, 2012

“Hace poco tuve una idea para un concurso: El juego de los viejos.

Llevas al estudio a tres hombres mayores armados con pistolas, repasan lo que han hecho en la vida, lo que han sido, las cosas que han logrado y lo cerca que han estado de cumplir sus sueños. El ganador es quien no se vuela la tapa de los sesos.

El premio: una nevera.”

(Chuck Barris, en la imagen).

Saludos, ¿existencialistas?, desde este lado del ordenador.

Los rápidos y los furiosos

Domingo, Septiembre 9th, 2012

Un tipo que está regateando con un caballero que vende tornillos de todas clases en el Rastro de la capital tinerfeña no deja de hablar entusiasmado, casi a gritos, que Vin Diesel va a venir a Canarias para rodar una película de coches.

La película a la que hace referencia es la sexta entrega de The Fast and the Furious (A todo gas) en la que el actor norteamericano que se ha hecho un hueco en Hollywood asumiendo el rol de macarra, vuelve a repetir con un personaje que, como todo futurista que se precie, representa ”el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.”

El hombre máquina que vindicara el loooco de Marinetti.

Lo que ignora el tipo, y tampoco soy nadie para decírselo, es que además de macarra en The Fast and the Furious, Triple X y esas dos curiosas cintas de c/f que son Pitch Black y Las crónica de Riddick, es que detrás de ese cuerpo modelado en gimnasios se encuentra un buen actor cuando cae en manos de un buen director como fue Sidney Lumet en su aún desconocida Find Me Guilty (Declaradme culpable, 2006), donde Diesel interpreta con mucha convicción y toneladas de maquillaje al gángster Jackie DiNorscio.

Les recomiendo que la vean si no la han visto.

Lo curioso del caso, volviendo al Rastro, es que quien intenta venderle los tornillos no sabe quién es Vin Diesel, aunque coincide con el informante en que si se trata de una película de carreras –así, “de carreras”– “tiene que estar guapa.”

Nunca fui un seguidor del subgénero. Aunque reivindico un título –con la misma pasión con la que reivindico el Ecce Homo restaurado por Cecilia Giménez– como es La carrera de la muerte del año 2000 (Paul Bartel, 1975). Cinta que no ha tenido su remake pero sí su reboot y el reebot su precuela. Lo del reboot es la última fórmula que se han sacado de la manga en la Meca del Cine para explotar lo que parecía inexplotable: un reinicio o relanzamiento de una historia como sucedió también con Carlitos Brigante antes de que Brian de Palma lo liquidase a balazos en la estupenda Carlitos’s Way (Atrapado por su pasado, 1993)

Dejo al entusiasmado fan de Diesel esta mañana soleada de Rastro en busca de libros. Y como siempre, encuentro alguna cosa apetecible. Entre otras, Lulu en Hollywood, un volumen que recopila recuerdos escritos por una de las mujeres más bellas que jamás proyectó la pantalla silente y sonora.

Me refiero a Louise Brooks. Una modelo y actriz de la que me estoy enamorando inoportunamente al repasar su vida en los felices años 20 pero sobre todo un ejemplo de coraje y sinceridad que, defiende ella en este volumen, caracterizó su existencia en ese lugar donde “te pagan mil dólares por un beso, pero te dan cincuenta centavos por tu alma” (1).

El mundo ha cambiado mucho desde entonces, querida Louise y querida Marilyn, porque Hollywood ya ni siquiera paga tanto por tu alma.

Escribo esto un pesado domingo, como son todos los domingos, en los que hago repaso de los días calcinados y procuro averiguar como serán los aún parduscos pastos que me quedan por devorar en este itinerario que es la vida.

Barajo el riesgo.

El riesgo es salir de casa y meterme a ver Madrid Days, de José Luis Garci. Pero la diosa de la razón se impone y me ordena que ahorre el dinero porque no está la cosa para malgastarlo y encima te entren ganas asesinas por degollar a ese fumador empedernido que presentó Qué grande es el cine.

Veo en la red el tráiler, pero me niego en redondo a leer comentarios y críticas de una película donde, curiosamente y por lo que he podido contemplar, Sherlock y Watson hablan un perfecto español de Valladolid y hace un cameo ese político estirado y marciano que es Alberto Ruiz-Gallardón. Dicen que como Isaac Albéniz. Dios nos coja confesados.

Después de lo que Garci le hizo a Benito Pérez Galdós con El 2 de mayo, si hubiera justicia en este país lo hubieran exiliado al islote de Perejil.

Nunca he entendido el entusiasmo que aún le profesan algunos aficionados al cine que perpetra este señor.

Claro que deben ser cosas mías porque no tolero el exceso de azúcar, y la mayoría de sus películas, pero en especial Canción de cuna, fue como zamparme una bandeja entera de tocinitos de cielo… Será que a mi me gustan más los dulces borrachos. Y de eso no entiende ni el cine del señor Garci ni el que se rueda en este país.

Un país, ahora mismo, que pretende que alguien le explique como la abundacia de la que disfrutó hace unos años resulta ahora un inquietante espejismo. O un mal chiste.

Tarea compleja, porque obliga a pensar.

Eso explica, sin embargo, lo que se está haciendo: despistar al españolito que ya está en el mundo sacando lo peor que lleva dentro y que se pregunte, como si la vida le fuera en ello: ¿por qué está triste Ronaldo?

Penélope Cruz, súper Pe, por otro lado, desmiente un titular publicado por La Stampa y que ha contribuido a hacer un poquito más grande la zanja que está separando a los ricos y famosos (sean de derechas como de izquierdas) de los pobres y desgraciados españolitos (sean de derechas como de izquierdas) que estamos en el mundo.

Titular malintencionado: “Produciré un par de cintas al año en España para dar trabajo.”

Respuesta de súper Pe: “se han manipulado mis palabras.”

Lo único bueno de todo esto, del brutal movimiento sísmico que nos está haciendo bailar a casi todos el mal de San Vito antes de que caigamos dentro de las grietas profundas que se abren bajo nuestros pies, es que yendo al Rastro de la capital tinerfeña puedo escuchar a un chaval loooco de contento porque el Vin Diesel vendrá a Canarias a rodar la última entrega de una película cuyo título, curiosamente, se me antoja como inquietante metáfora de estos tiempos que me han tocado vivir:

El rápido y el furioso.

Elijan ustedes quienes es el rápido y quien está furioso.

(1) Marilyn Monroe, una rubia que al parecer no fue tan tonta.

(*) La ilustración que acompaña este post corresponde al cuadro La calle ante la casa (Umberto Boccioni, 1911).

Saludos, ¿es que nadie  se acuerda de La Roca?, desde este lado del ordenador.