Archive for Noviembre, 2010

Titanic 2 (¡Náufragos!)

Miércoles, Noviembre 10th, 2010

Decíamos…

Alberto Delgado hace inventario de las provisiones con que cuentan: un queso palmero, ocho quesadillas herreñas, una ración de puchero y otra de garbanzas y cuatro bidones de agua. Eso sin contar una piña de plátanos variedad gran enana.

ALBERTO DELGADO: Administrándolo bien, nos puede dar para una semana.

Mira al improvisado pasaje formado por una decena de personas. Un cineasta, el teatrero, un timplista, un pintor, un fotógrafo, una escultora, alguien que hizo danza, un gestor cultural, un poeta y un escritor.

La pequeña embarcación se pierde en la noche, de fondo se escuchan los gritos de los que aún intenta sobrevivir nadando en las frías aguas salpicadas de bloques de hielo con la palabra crisis dibujada en sus frontales.

DIARIO DEL ESCRITOR

El primer día en alta mar ha transcurrido con relativa calma. Escribo lo de relativa calma porque el que toca el timple no ha dejado de darnos la lata con su instrumento mientras el resto nos rendíamos al sueño. Lo último que veo antes de cerrar los ojos es a Alberto Delgado mirando la media luna con expresión preocupada.

Segundo día.- Primeras tensiones en la embarcación a cuenta de las provisiones. Alguien se ha comido las garbanzas. Delgado, muy enfadado, ha decidido repartir raciones aún  más pequeñas de lo que nos queda de alimento. Esta misma medida la ha aplicado con el agua.

Tercer día de navegación.- Creo que estamos dando vueltas en el océano por mucho que insista Delgado que sabe orientarse por las estrellas. A media tarde vemos un avión sobrevolar los cielos. Nos ponemos de pie en la embarcación y agitamos nuestras camisas en el aire… Es tanto el entusiasmo que el fotógrafo, la escultora y el que hace danza se caen al agua donde son devorados por los tiburones.

Cuarto día.- Ya no queda queso ni quesadillas. Apenas hay cuatro plátanos en la piña. El teatrero pregunta qué donde está la ración de puchero pero Delgado le contesta que no había puchero ni nada que se le pareciera. Esto nos hace cabrear y genera un pequeño motín a bordo. Delgado saca del bolsillo del pantalón un revólver y dispara al teatrero, que con las manos en el estómago da dos pasos al frente para caer como una losa en el suelo.

- ¡Despejad el barco!- ordena Delgado apuntándonos con el cañón del revólver.

Tiramos al teatrero al mar para que sirva de festín a los tiburones.

Quinto día.- El gestor cultural delira. Grita, calla, vuelve a gritar. Nadie se atreve a cerrarle la boca.

Sexto día.- Nos despertamos sin encontrar al gestor cultural ni al pintor. Lo único bueno es que el timplista ya no toca el timple. Delgado nos mira y pide silencio: “No nos quedan provisiones pero sí algo de agua”.

Séptimo día.- Me despierto por la noche al oír un extraño chillido. Abro los ojos y veo a Delgado y al cineasta estrangular al timplista, que tiene tiempo de estampar el instrumento en la cabeza del cineasta, que se lleva las manos a la frente y al grito de “acción” cae al océano. Delgado tapa la boca del músico, y luego lo estrangula mientras murmura: “vamos cantemos juntos todos en un mismo mar”.

Octavo día.- Estoy muy cansado pero no puedo dormir. Creo que es lo que espera Delgado que no deja de observarme mientras se pasa la lengua por los labios.

- ¿Por qué no descansa usted?- pregunta con amabilidad.

No puedo dormir. Intento pensar en la novela que estaba escribiendo y que dejé en el barco. Trataba sobre… ¿¿¿de qué demonios trataba esa novela???

Noveno día.-  Abro los ojos al sentir un dolor horrible en la rodilla. Veo a Delgado llevarse a la boca un buen trozo de mi muslo derecho. El dolor es horrible. Delgado arroja sobre la herida un poco de agua salada. Grito hasta desvanecerme.

Décimo día.- Adiós pierna izquierda. Es lo primero que pienso cuando veo el muñón en que se ha convertido. Sopla una ligera brisa. Delgado mira al horizonte donde no hay nada salvo más mar.  

Onceavo día.- El viceconsejero se levanta, y señala al infinito: “Tierra”, exclama, “tierra…”

Miro en esa dirección pero sólo veo mar. Delgado sin embargo cree lo contrario. “Tierra, tierra” repite como un autómata. No sé si condicionado por su esperanza, me parece ver planear en el cielo a una gaviota.  ¿Tierra?

Doceavo día.- Estoy solo en la barca, que navega a la deriva. No tengo tiempo a plantearme preguntas, éstas vendrán mucho después. De repente estremece la noche el bramido de una sirena.

Treceavo día.- Abro los ojos y veo a un payaso que me da té. Recorro con la mirada la estancia y compruebo que estoy en un pequeño camarote. Intento hablar pero las palabras se niegan a salir de mi boca.

Catorceavo día.- Algo recuperado, salgo a cubierta ayudado por el payaso. Me golpea el aire gélido de la mañana y pregunto entrecortadamente por Delgado.

Silencio.

- ¿En qué barco estoy?.- pregunto mareado y con ganas de vomitar.

- En el Canarias Crea y Canarias Crea Canarias.

- ¿Y que ruta lleva?

- La marcada por nuestro…

Alguien grita: ¡Iceberg a estribor!

- A estribor coño, no a babor….- repite la misma voz.

Estampido del hielo contra el metal. Ruido de desgarro. Gritos enloquecidos y vuelta a empezar…
 
Info: Razones varias nos han obligado a trocear este post.

Saludos, de otro marinero en tierra, desde este lado del ordenador.

Titanic 2 (El hundimiento)

Martes, Noviembre 9th, 2010

El viceconsejero de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado, vestido de marinero, gorra de plato blanca encima de la cabeza, se encuentra en la proa del barco llamado Cultura fumando en pipa tranquilamente cuando de improviso ve como el iceberg de la crisis desgarra la niebla como si fiera un velo y muerde como una navaja un lado de la embarcación.

ALGUIEN: Zozobramos, zozobramos…

ALBERTO DELGADO (hace bocina con las manos): ¡Las mujeres y los niños primero!

A la primera que tiran por la borda con salvavidas es a Blanca Quintero. Cuando su cuerpo toca el agua se aferra a una tabla que casualmente flotaba por ahí en la que se puede leer Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias.

Delgado recorre la cubierta atestada de gente. Unos marineros bajan lanchas de salvamento al agua agitada del Atlántico. Otros piden orden al pasaje enloquecido. Un grupo de músicos canarios toca, en la popa, temas ligeros para relajar el ambiente.

Una de las lanchas salvavidas se suelta de los amarres y cae al agua donde se hace añicos.

UNA VOZ: ¡Dios mío, sólo nos queda una!

Alberto Delgado reparte órdenes a diestro y siniestro a quien quiera escucharle. Logra, sin embargo, que la única lancha que queda americe con suavidad en el mar agitado. Delgado desciende el primero, bajando con sorprendente agilidad por la escala. Detrás de él, un grupo de pasajeros se amontona, varios de ellos caen al agua donde son arrastrados por las olas.

ALBERTO DELGADO: ¡Qué no cunda el pánico!, ¡qué no cunda el pánico!

El barco lentamente se hunde en el mar. El ruido de hierros destripándose atraviesa la noche como el grito desgarrador de mil gatos en celo. Más allá, en el horizonte, otros navíos de  la escuadra del Gobierno de Canarias se ponen en posición vertical para ser tragados por las aguas rabiosas del Atlántico.

Un teatrero que ha logrado hacerse sitio en la barca exclama: ¡Esto es el fin!
Todos miran como el barco Cultura se hunde en el mar.

Saludos, de un marinero en tierra, desde este lado del ordenador.

Cosas de la crisis. De la puta crisis

Lunes, Noviembre 8th, 2010

* Cosas de la crisis. De la puta crisis. El viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado, avanza en declaraciones a Diario de Avisos(pinchar en el post anterior) que la tercera Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias ha tenido que ser “aplazada por lo menos un año”. Lo que me hace pensar que entonces ya no sería bienal sino trienal, así como preguntar (como quien no quiere la cosa) ¿qué ha pasado con el dinero que se llevaba invertido en su preparación? porque, digo yo, ¿se habría invertido argo, no?  En la misma entrevista, Delgado destaca que cuando se lo comunicó al director de la Bienal, el arquitecto Juan Manuel Palerm, éste lo entendió “perfectamente bien”. El viceconsejero añade, además, que espera que la Bienal continúe aunque se produzca “un cambio de gobierno” tras las elecciones previstas para mayo de 2011. Y ruega (es un suponer) que el futurible equipo entrante “no haga peligrar tanto éste como el resto de proyectos culturales”  que ahora caminan por la cuerda floja.

* En el mismo periódico, pero en la edición del domingo, leo que también en nombre de la crisis, María Isabel (Maribel para los amigos) Oñate, concejala de Patrimonio Histórico, Cultura y Consumo del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, anuncia que por los dramáticos recortes que ha sufrido su departamento el recién abierto Teatro Guimerá de la capital tinerfeña –llevaba un año cerrado por obras– se verá en la obligación de suspender su programación. Lo que significa –hablando en plata– que nuestro viejo y señorial teatrito de provincias volvería a cerrar sus puertas si no baja Dios y lo remedia. El artículo recaba la opinión de algunos profesionales del sector, y la mayoría coincide al señalar la contradicción que supone haber abierto el Guimerá –volvemos a recordar: un año cerrado por obras– para que ahora se anuncie que lo fechan porque carece de financiación para mantenerlo abierto. En Facebook un grupo de creadores, artistas y seguidores ha abierto un canal para plantear propuestas e iniciativas sensatas con el objetivo de detener tan lamentable y patética decisión.

Saludos, aún con molesta tos, desde este lado del ordenador.

Uno, uno, dos…

Sábado, Noviembre 6th, 2010

Después de leer la entrevista que Diario de Avisos publica el viernes con el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado, me lo imagino como a  Jake La Motta con la cara de Robert De Niro en lo más duro de Toro salvaje.

El último tortazo el que revela La Provincia.

En la información, el Viceconsejero afirma que Cultura pagó a un diputado del PSOE (Domingo Fuentes Curbelo) una colaboración en Septenio.

Claro que, supongo yo, ese proyecto iría a concurso… Pero esto no se explica en la noticia.

Sigo leyendo, y aprecio que falla el gancho de Delgado cuando ”se muestra molesto” ante las críticas de su rival –Fuentes Curbelo– que ahora dirige su pegada al plan estratégico del sector cultural de Canarias. 

El viceconsejero responde golpeando al hígado del contricante recordándole que ese plan “no fue un objetivo marcado al principio de este mandato sino que fue consecuencia del encuentro organizado por el Gobierno en La Palma a finales de 2008, que reunió a más de 200 profesionales del sector cultural”.

Y si bien recuerdo aquel encuentro de más de 200 profesionales del sector cultural en La Palma (yo era un número más) no recuerdo que saliera algo tangible de allí. 

Domingo Fuentes Curbelo sin embargo ignora su ventaja y procura dar puñetazos en ese periódico tachando de fracaso Septenio con la excusa de que las primeras cuatro anualidades del programa ascienden a 14,5 millones de euros “con el inicio de la crisis”.

Me pregunto como espectador ¿hasta dónde quiere llegar usted, señor Curbelo?

Según el diputado socialista a conseguir su “tramitación parlamentaria de los presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2011” con el objetivo de presentar enmiendas para “liquidar la línea de financiación que se mantiene en 3.300.000 euros para el próximo año”. Lo que significa 400.000 euros menos que en el presente ejercicio.

Y me pregunto como público que asiste al ring: ¿Le están aconsejando bien sus entrenadores?

Espero la respuesta cuando Delgado insiste con su uno, uno, dos:  “usted también ha cobrado del programa Septenio.”

Saludos, mirando el ring, desde este lado del ordenador.

Mucho, mucho miedo…

Viernes, Noviembre 5th, 2010

No he visto A Serbian Film y la verdad es no que entraba en mi agenda de prioridades verla. Enterarme hoy, sin embargo, que han prohibido su exhibición en la Semana de Cine de Terror de San Sebastián me ha obligado a que busque este título manchado con el deshonor para comprobar el por qué de su prohibición.

¿Y…?

Me pregunto si quienes han tenido poder para prohibirla son conscientes del daño que nos han hecho. No por ver esta cinta sino por prohibir. Censurar. Marginar un producto que ya de por sí nacía marginal.

Que le quiten así todos nuestros derechos para poder verla engrandece una cosa que no tenía que ser engrandecida y condiciona a que como espectadores reclamemos nuestro derecho para verla porque tenemos todo el derecho del mundo para verla.

Admito, no obstante, que me lo tomé a risa cuando leí la noticia. Pensé que se trataba de una estrategia publicitaria de los productores de la cinta y del propio Festival. Pero no,  al final resulta que es verdad que el Juzgado de Instrucción número 4 de San Sebastián ha decidido lo así decidido: “suspender cautelarmente la proyección de A Serbian Film en la Semana de Cine Fantástico y de Terror”.

Hace unos años sucedió lo mismo con Irreversible.

La película recibió ataques desde todos los frentes. Se trata de una cinta incómoda porque su historia es perturbadora. No es un filme fácil de ver, y sales bastante noqueado de la sala.

Lo mismo me pasa con Saló, los 120 días de Sodoma, de Passolini.

Son de esas películas que parece que te tocan algo muy delicado.  Y eso me hace pensar que son catarsis extremas.

Así que no entiendo porque le retiran el derecho a que podamos verla.

Hacia atrás, hacia atrás vamos peligrosamente.

Saludos, con mucho, mucho miedo, desde este lado del ordenador.

Contra el mundo, contra la vida

Jueves, Noviembre 4th, 2010

Tachado de provocador y trasgresor, la literatura de Michel Houellebecq no deja indiferente a nadie. Su nombre suena ahora como favorito para el premio Gouncourt por su novela La carte et le Territoire, título que los que hemos caído bajo el hechizo del escritor francés esperamos en español como agua de mayo. No sé cuanto tiempo durará la espera, pero aprovecho así la oportunidad no para recomendarles algunas de sus novelas anteriores (Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales, Plataforma, La posibilidad de una isla) sino un ensayo, de apenas un centenar de páginas, donde el escritor reivindica y reiventa para sí mismo a H. P. Lovecarft, creador de terrores cósmicos que, al igual de Houllebecq, desata odios y pasiones sin términos medios.

La edición que tengo de H. P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida es de Siruela, esa editorial que junto al Acantilado y Galaxia Gutenberg sí que parece tomarse en serio esto de editar un libro.

Aguda reflexión sobre el creador de los Mitos de Cthulhu, Houellebecq sugiere que el universo lovecraftiano es resultado de la experiencia de un hombre que intentó llevar una vida normal sin poder lograrlo. También el retrato de un escritor que quiso vivir al margen de su tiempo, lo que lo convierte en “un ejemplo para todos aquellos que quieren aprender a malograr su vida y, llegado el caso, a triunfar con su obra. Aunque esto último no esté garantizado”.

El retrato que propone Houellebecq de Lovecraft es el de una persona a la que le costó arrancar en la vida. Un individuo que estuvo hasta el gorro de la vida en especial cuando llegó a la edad adulta con sus principios de realidad, placer, competitividad permanente, sexo y empleo. “No hay que reprochárselo”, concluye el lúcido escritor francés porque “Lovecraft sabe que no tiene nada que ver con ese mundo”.

Esta reflexión me hace pensar que quizá sea precisamente ésta una de las razones por las que los cuentos de Lovecraft entran tan bien en el imaginario del lector adolescente. Suponed a un chiquillo/a que se está iniciando en la lectura y que intuye tras esas historias de fantasía tenebrosa, que ese miedo poderoso a lo desconocido (también la emoción más antigua de la humanidad) representadas a través de deidades primigenias son una metáfora retorcida del miedo a crecer.

Así, en casi todos sus relatos el ¿héroe? terminará perdiendo (enloqueciendo) al contemplar a los Primeros. Y entre ellos, al Gran Cthulhu, deidad remota que es convocada a través del Necronomicón, volumen se cree perdido escrito por el árabe (loco) Abdul Alzhared.

He vuelto a leer de una sentada este pequeño ensayo de Houellebecq y todavía hecho humo por la cabeza.  Es un extraño y muy hermoso homenaje el que le rinde a Lovecraft en estas páginas.

Confieso, no obstante, que intenté releer a continuación En las montañas de la locura, El horror de Dunwich y que, por Cthulhu, descubrí que ya no sentía la misma fascinación que me embargó cuando me sumergí en aquellos territorios hace ahora casi treinta años.

Me pregunto si ya no seré el mismo.

Mastico.

Digiero.

E inevitablemente busco mi particular Necronomicón.

Saludos, con una tos que me quema por dentro, desde este lado del ordenador