Archive for Marzo, 2012

Un centenario desapercibido: Bill S. Ballinger

Lunes, Marzo 19th, 2012

El pasado 13 de marzo se cumplió el centenario del nacimiento del escritor norteamericano Bill S. Ballinger, fallecido en 1980 en la localidad de Tarzana, California.

Resulta sorprendente que entre los muchos aficionados a la novela policíaca el nombre de Ballinger continúe siendo desconocido, más cuando se trata de uno de los primeros escritores del género que se atrevió a experimentar con sus fórmulas en una serie de novelas a las que el paso del tiempo apenas envejece.

No obstante, y mucho me temo, el trabajo de Ballinger continúa sin reivindicarse con la justicia que se merece porque sus historias todavía resultan incómodas, y más que un policíaco al uso, al escritor le interesaban otros asuntos colaterales al género como son las relaciones que se tejen entre sus protagonistas que la trama estrictamente criminal en la que desembocan todas las historias que dedicó al género.

Ballinger, como James M. Cain, apuesta más por el retrato de mujeres duras y encallecidas, femme fatales en la mayoría de los casos, de las que resulta imposible no enamorarse.

No pertenece Ballinger, sin embargo, al santísimo grupo de grandes escritores de novela policiaca de los 30, 40 y 50 por lo que ya va siendo hora de ubicarlo en tan distinguida como infame sociedad porque, sencillamente, se lo merece.

Como casi todos ellos, Ballinger se formó en las redacciones de periódicos y emisoras de radio, así como en medianas editoriales donde publicó libros que le dieron de comer a lo largo de toda una carrera en la que destacan piezas maestras y trabajos de una mediocridad desarmante.

Pero el caso es que, pese a su formidable producción alimenticia, se encuentran títulos de una brillantez y un lirismo que, como ávido lector de la edad de oro de la literatura negra escrita en Estados Unidos, solo he encontrado, desde otra perspectiva y con otras intenciones, en otro gigante olvidado del género como es David Goodis.

Se ha publicado y bien dos de las obras maestras de Ballinger en España: Retrato de humo y  La mujer del pelirrojo. También se pueden encontrar otras novelas del escritor que sin la dimensión de las dos anteriormente citadas, son títulos que, pese a resultar irregulares, respiran el fascinante aliento onírico Ballinger, como son Rafferty, teniente de homicidios, Cazadores de herederas, El segundo más largo, El diente y la uña y El Corso, entre otras. Aunque todas ellas  se devoran con el mismo placer porque forman parte de la carrera de un gran escritor.

Un escritor de oficio con una notable capacidad para crear ambientes y hacer creíbles los personajes que se desenvuelven en sus historias.

Retrato de humo (Portrait in Smoke, 1950) relata la búsqueda obsesiva que emprende Dan April de una mujer a la que amó hace diez años. Para él, Krassy representa lo más bello, lo más digno del amor aunque, desgraciadamente, la realidad no encaje con los sueños de su protagonista.

Estructurada en dos narraciones paralelas, en la que April cuenta en primera persona la obsesiva investigación que emprende para encontrar a Krassy mientras en tercera persona se nos descubre quién es realmente esta hermosa pero ambiciosa mujer, la maestría de Ballinger está en que al final del relato hace coincidir ambas historias con una inteligencia que ubica este título no solo entre lo mejor de la corriente lírica de la novela negra estadounidense de los años cincuenta, sino también en un libro que trasciende las fronteras del género sin renunciar a las características que lo hicieron grande, como son la denuncia social y el realismo urbano, al mismo tiempo que reivindica el sobresaliente papel de una mujer que utilizando sus armas intenta hacerse camino en un entorno férreamente masculino.

La mujer del pelirrojo (The Wife of the Red-Haired Man, 1957) es para el investigador Javier Coma la mejor novela de Ballinger, juicio al que nos sumamos siempre y cuando la equipare a la brillante e inteligente Retrato de humo,  obra con la que mantiene contactos estrictamente de estilo ya que la historia se desarrolla en dos niveles paralelos: los capítulos impares están escritos en tercera persona –y en los cuales se narra el relato de la pareja formada por Mercy y Hugh y la huída que inician juntos desde la ciudad de Nueva York hasta Nueva Orleáns– y los pares a través de la mirada del detective que tiene la misión de darles caza. Personaje que a medida que avanza en su investigación comienza a entender las acciones de los fugitivos, lo que hace difuminar su visión del bien y del mal.  

Este encruzamiento de perspectivas, de dobles miradas a través de la cual Bill S. Ballinger estructuró muchas de sus novelas es una de las características que diferencian a este escritor del resto de otros compañeros de generación como Kenneth Fearing y Fredric Brown, y técnica que le sirvió para ofrecer un descarnado análisis moral de la sociedad de su tiempo cuyo latido aún resuena en un género, como es el policíaco, que con escritores como Bill S. Ballinger se transforma en literatura con todas sus letras sin renunciar por ello al entretenimiento del lector.

Saludos, más Bill S. Ballinger, desde este lado del ordenador.

Travis Bickle se llama Marlou Diesel

Domingo, Marzo 18th, 2012

Uno conduce toda la noche, y como dice Sullivan, “es otro mundo.” El único del turno que lleva a los yonquis a comprar caballo a La Cuesta  Piedra soy yo. Los demás dicen que no llevan a esa gente porque no pagan. A mi siempre me pagan hasta la espera. En realidad no los llevan porque les tienen miedo, miedo a ellos y a ciertos barrios de la ciudad a ciertas horas. Sé de muchos que se dejarían matar antes que llevar a alguien al Cuarto Distrito.”

(De la luz verde del Pájaro Azul, Retrato de Marlou Diesel, Marcelino R. Marichal)

En la película Taxi Driver dirigida por Martin Scorsese y escrita por Paul Schrader se cuenta la vida un taxista llamado Travis Bickle (Robert De Niro) que recorre como un alma en pena las calles de la ciudad de Nueva York mientras los pasajeros que transporta le cuentan sus penas y en ocasiones incluso desnudan su alma. Película que para quien les escribe continúa siendo junto a Toro salvaje la obra maestra de un cineasta que también tocó el cielo con Uno de los nuestros y Casino, Taxi Driver es un poema urbano sobre la soledad con un protagonista, un taxista ex veterano de Vietnam y algo tarado, que busca su lugar en el mundo.

El filme, al que el paso del tiempo ha convertido en un clásico, no ha generado sin embargo títulos que intentaran ver el mundo desde el punto de vista de quien conduce noche y día escuchando los lamentos de los demás. De quien tiene la vista fija en la carretera y también en el espejo retrovisor como si éste, el espejo retrovisor, fuera una hermosa e inquietante metáfora de la vida de los otros.

Ya saben, el taxista solo conduce, va de un lado al otro recogiendo y dejando gente con sus miserias y alegrías. Sube y baja la bandera mientras observa la carretera y por el espejo retrovisor al nuevo cliente.

Por todo ello, era inevitable que pensara en Taxi Driver al leer Retrato de Marlou Diesel, de Marcelino R. Marichal (Colección Burro, Tierra de Asir, 2004), un título que goza de la categoría de culto entre los iniciados que me lo recomendaron hace apenas unos meses.

De su autor, solo conocía el volumen de relatos Y fumar puede matar (Ediciones Aguere/Idea, 2010), un libro que, francamente, me dejó indiferente en su momento, por lo que recibí los elogios que otros me hacían sobre Retrato de Marlou Diesel con un resignado encogimiento de hombros. Preocupado además por las buenas sensaciones que intentaban transmitirme todos ellos acerca de una obra que, reitero, parecía ser una especie de icono al que tener que rendir culto.

Por aquello del azar, finalmente logré hacerme con un ejemplar de Retrato de Marlou Diesel en un conocido bar de la capital tinerfeña. El libro estaba metido en un sobre marrón y dirigido a mi atención y lo recogí a una hora de la noche en la que parece que  tus fantasías por fin se van a convertir en realidad aunque, lamentablemente, al día siguiente compruebes con un formidable dolor de cabeza que no fue así.

Abrí pues el sobre marrón, y lo primero que me sorprendió de Retrato de Marlou Diesel fue el número de sus páginas, apenas sobrepasaba el centenar. También que se trataba de cuentos, relatos.

Trece en total.

Una cita de la que quizá sea una de las mejores obras de Fiodor Dostoievski (Memoria del subsuelo) abre este volumen que muestra en portada al autor rodeado de tuneras y la copa de una palmera al fondo. Y me tiro de cabeza sobre sus páginas con la enojosa sensación de que aparco momentáneamente otros libros que me están ayudando tanto a seguir vivo.

Y leo.

Y leo.

Y leo.

La historia de un taxista, Marlou Diesel, que recorre por la noche las calles de La Laguna y Santa Cruz de Tenerife.

Y leo.

Y me sorprende el retrato de la noche que su autor, Marcelino R. Marichal, hace de los tristes gatos pardos que pueblan la geografía nocturna de estas dos ciudades a las que une el cordón umbilical de una carretera y una autovía. Y me quedó conmocionado con algunos relatos. Porque encuentro en ellos esa misma poesía urbana sobre la soledad que en su día descubrí en Taxi Driver.

Y sé, que detrás de los momentos que describe este Marlou Diesel, se esconde un escritor de verdad cuando escribe de y desde la verdad.

Es decir, que lo que me atrae y atrapa de Retrato de Marlou Diesel es cuando cuenta las experiencias como taxista de su protagonista recogiendo a toda esa fauna que vive en nocturnidad y alevosía.

Hombres y mujeres que pueblan ese mismo territorio en el que me muevo –y pienso que vivo– pero que solo sale de noche, con todo lo que implica la noche, que es ese tiempo en el que parece que no hace falta ponerse la máscara que sí nos colocamos sobre la cabeza de día.

Diesel escucha sus miserias mientras no deja de contemplarlos por el espejo retrovisor.

Por ahí van desfilando prostitutas, travestís, yonquis –es decir, todos nosotros pese a que nuestra vida sea diurna y no nocturna– que cuando cae el sol sabe que de nada sirve colocarse la careta para esconder lo que realmente somos: gente sin rumbo ni concierto, víctimas en definitiva de una conspiración que nos hemos tejido nosotros mismos.

Algunos conscientes y la mayoría inconscientemente.

Y de fondo, dos ciudades de provincia de noche.

Noche que rompe los faros de un taxi –el metafórico Pájaro Azul– hasta que llega la luz de un amanecer que solo va a traer más oscuridad, si cabe, sobre sus gentes disfrazadas en lo que parece un perpetuo y malévolo carnaval.

Porque todos, al final, solo quieren huir de la cruda realidad.

Retrato de Marlon Diesel no es un libro redondo.

Pero de sus trece relatos me quedo con tres piezas que te estrujan y acongojan el alma.

Me refiero a De la luz verde del pájaro azul, Roto corazón y El dedo de Dios.

Tres cuentos que han sabido conmoverme. También pasar miedo pese a que Marlou Diesel desarme por manera de ver y entender la vida. Casi como si pareciera que para él todo lo malo y bueno que puede sucederle dentro del taxi fuera lo mismo.

Calle Juan de Vera, esquina Herradores. Alguien que levanta el brazo. Decido hacer la última carrera antes de irme a la pensión. Pareo y se sube detrás un tipo que me dice que lo lleve a Los Gladiolos. No es una de mis carreras favoritas, el material que venden por allí está muy cortado y eso hace enloquecer a la gente. Le echo un vistazo por el retrovisor y me quedo tranquilo. Apago la luz verde y me pongo en marcha para coger la autopista. Se trata de un tipo normal, claro que a estas horas no hay ángeles despiertos.” (Roto corazón).

“- ¿Quieres un francesito, mi vida?.- dijo de pronto. Creí que era alguna buscona que no encontraba clientes y le dije que no tenía dinero mientras miraba por el retrovisor. Había cierto tufillo a podrido, me intrigaba una bolsa plástica que la mujer llevaba entre las manos” (El dedo de Dios).

Ahhhhh

una buena noticia.

Al parecer, Ediciones Aguere/Idea planea reeditar Retrato de Marlou Diesel.

Y si bien no es un libro de culto sí que tiene algo.

Yo lo llamo verdad.

Verdad.

Saludos, mirando por el retrovisor, desde este lado del ordenador.

¿La familia del padrino? Muy bien, gracias…

Viernes, Marzo 16th, 2012

El abuelo, que viste de manera modesta, juega a perseguir a uno de sus nietos por el pequeño huerto de su casa cuando un ataque al corazón lo derriba. Un aspersor derrama gotas de agua sobre el cadáver de ese hombre entrañable…

Fundamos a negro…

Y preguntémonos, ¿realmente merece la pena conocer la vida de ese hombre bueno y amante de los niños?

Si nos acercamos al cadáver observaremos el rostro de un jubilado que vivía tranquilo y feliz rodeado de entre los suyos…

Así comienza El padrino, probablemente una de las últimas grandes películas del cine norteamericano. Con un viejo jugando con su nieto… El resto es historia.

El padrino cumple cuarenta años y lo celebramos los cinéfilos y cinéfagos del mundo con reverencial y sagrado respeto. Se escriben artículos en prensa, se menciona la película en programas de radio y televisión… Y todos adoran un título que desde ese entonces se ha convertido en referencia.

Loas y más loas a El padrino.

Loas y loas a esa historia que comienza con un viejo llamado Vito Corleone (Marlon Brando) que se derrumba en su pequeño huerto de hortalizas. Loas a un largometraje que, visto ahora desde la distancia, parece un milagro.

Atención, pregunta ¿qué tiene El padrino que despierta tantas pasiones encontradas?

No me canso de plantearme esta cuestión mientras veo y vuelvo a ver El padrino.

El padrino habla fundamentalmente de la familia.

Y también del mal.

Y de la ambición.

Y de la amistad.

Y de los negocios.

Y de la lealtad.

Pero sobre todas las cosas habla de la familia.

De los que son los tuyos.

Por sangre.

El padrino es una de esas películas que forma parte de ti cuando la ves por primera vez.

Y sabes que es tan buena porque tras verla no por segunda ni por tercera ni cuarta vez sino, probablemente, por veinteava vez, compruebas que es una película diferente que la primera, la segunda, la tercera, la cuarta y la veinteava vez que te quemaste los ojos mirando fijamente la pantalla.

Casi como si pareciera que el filme crece contigo.

La primera vez, entusiasmado, comentas con los amigos la escena de la cabeza del caballo; la violenta muerte de Sonny Corleone (James Caan) en el puesto de peaje o el paso al lado oscuro que emprende su hermano Michael cuando, tras el atentado que ha sufrido su padre, don Vito, decide acabar con la vida de quien ha ordenado su muerte en esa inolvidable escena del restaurante…

Cuando la ves más veces, compruebas que sumas a esas escenas otras que se te pasaron desapercibidas.

Y que ya no te quedas con los protagonistas de la cinta sino también con los secundarios de un filme que habla de la familia.

Y descubres otra película que sigue siendo la misma.

Ahora estoy en un centro comercial donde venden la trilogía completa de El Padrino, más un disco repleto de extras, que te llevas a casa sin hacer caso del dinero que has desembolsado.

Y te pasas una tarde entera contemplado las casi nueve horas de metraje redescubriendo nuevas claves de una cinta que supo crecer en su segunda parte y, desgraciadamente, empequeñecer en su capítulo final.

Pero incluso así, asumes que no ha sido tiempo perdido el de sumergirte contemplando la trilogía completa de un filme (que ya es unidad) que habla de, entre otras muchas cosas, la familia.

La familia

¿Qué te pasa?, ¿se te ablandó el cerebro? Nunca dejes que nadie de fuera de la familia sepa lo que estás pensando.”

La amistad lo es todo. La amistad vale más que el talento. Vale más que el gobierno. La amistad vale casi tanto como la familia.”

La familia.

Esta misma mañana, mientras hablaba con un amigo sobre El padrino a propósito de su cuarenta aniversario concluimos lo mismo: “Ya no se hacen películas así.”

Aunque coincidimos que Francis Ford Coppola, su director y coguionista junto a Mario Puzo, repetiría la jugada en Apocalypse now!

Un filme, Apocalypse now!, que habla también de la familia aunque desde otra perspectiva: un grupo de soldados tiene la misión de matar al padre.

Todo lo contrario a El Padrino, donde la clave, lo que hace grande a esta revolucionaria película, es el traspaso de responsabilidades –la heredad– en la familia cuando fallece su fundador.

Y pienso en esa escena final en la que los miembros de la Honorable Sociedad rinden lealtad al nuevo cabeza de familia besando su mano.

Un Michael Corleone (Al Pacino) que sabe que un hombre que no vive con su familia no puede ser un hombre.

Saludos, “algún, día, y puede que ese día no llegue nunca, iré a pedirte un favor”, desde este lado del ordenador.

Mundo bizarro: las intrépidas adaptaciones al cine de las novelas de Alberto Vázquez Figueroa

Miércoles, Marzo 14th, 2012

INTRO

A parte de don Benito Pérez Galdós no creo que haya escritor canario más adaptado al cine que Alberto Vázquez Figueroa.

Amado por unos y detestado por otros, la producción literaria de este narrador tinerfeño debe de figurar sin embargo con letras destacadas en los escasos tanteos que en España se ha hecho en el género de la aventura pura y dura. Sobre todo en los primeros títulos de su carrera, con novelas aún tan potentes y eficazmente resueltas como son Como un perro rabioso, Manaos y Tuareg, libros en los que su supo combinar con habilidad aventuras bizarras en tierras exóticas con un entretenido, y osado para la época, discurso denuncia.

Escritor al que muchos no consideran escritor por su portentosa capacidad de sacar títulos y más títulos mientras otros pierden el tiempo contemplando a las musarañas, y que en su momento contó con el favor del público al situarse algunos de sus libros en la lista de los más vendidos, en este post pretendemos aproximarnos a las adaptaciones cinematográficas que se han realizado sobre sus historias, algunas de las cuales estuvieron firmadas por cineastas de la solvencia de Richard Fleischer, el rebelde Monte Hellman y el artesano Enzo G. Castellari, así como protagonizadas por actores de la dimensión de Michael Caine, Jason Miller y Peter Ustinov, entre otros. 

Antes de repasar las películas basadas en las novelas de Vázquez Figueroa, tenemos que señalar que el escritor colaboró como guionista en varios proyectos y que en dos ocasiones incluso se puso tras las cámaras para dirigir Oro rojo (1978) y Manaos (1979). El primero una historia original para el cine y el segundo adaptando una de sus novelas de mayor éxito.

Dicho esto, les invitamos a que se adentren con nosotros en el fascinante, chiripitifláutico, bizarro mundo cinematográfico del maestro Alberto Vázquez Figueroa.

LA LISTA

 

 

El perro (Antonio Isasi-Isasmendi, 1976).- Antes de leer ninguna novela de Vázquez Figueroa, autor que descubrí por mediación de un entusiasmado amigo, probé a ver esta película en un cine de la capital tinerfeña (¿fue el hoy desaparecido Rex o quizás en el Numancia?) recibiendo una mezcla de emociones que iban desde el más rancio orgullo regionalista –porque el filme estaba basado en una novela de un escritor que había nacido en el mismo territorio que este apuntador– y, por otra parte, porque este largometraje de evasión estaba interpretado por Jason Miller (a quien había visto años antes como el padre Karras en El exorcista), que se pasa casi todo el metraje que dura la cinta perseguido por un perro que solo tiene un solo objetivo en su perruna cabeza: darle caza. Junto a Miller comparte protagonismo la atractiva, la grandiosa  Lea Massari.

Ashanti (Ebano) (Richard Fleischer, 1978).- No es una de las mejores películas de Richard Fleischer. De hecho, creo que con esta película inició el declive de una prodigiosa carrera como director que tocó techo con la incómoda y todavía feroz Mandingo (1975). Compruebo, descompuesto, por eso, que Ashanti (Ébano) no ha superado la prueba del tiempo, aunque si se la ve con ojos bondadosos tiene su no sé qué. Es decir, una película de acción y aventuras sin mayores quebraderos de cabeza. Lo mejor de esta película sobre trata de esclavos continúa siendo el impresionante reparto de viejas glorias que participan en ella, como el incombustible Michael Caine, Beverly Johnson, Peter Ustinov, Rex Harrison, Kabir Bedi (¡el Sandokán televisivo!), Omar Shariff y William Holden.

Manaos (Alberto Vázquez Figueroa, 1979).- Manaos no pasará a la historia del cine aunque no creo que fuera ésta la pretensión que circuló por la cabeza de su director y guionista. Con todo, es un título recomendable para cinéfagos con estómago indestructible, algunos de los cuales podría incluso a animarse a leer una novela en la que, sin embargo, Vázquez Figueroa supo moverse muy bien. Pienso, de hecho, que Manaos es uno de los mejores títulos de su carrera como escritor. La cinta la protagonizan sin ponerle demasiada convicción los atractivos galanes latinos Fabio Testi y Jorge Rivero y la explosiva Florinda Bolkan.

Tuareg (Enzo Castellari, 1984).- Cineasta fogueado en el espagueti western (fue director de Keoma, un clásico del subgénero) y más tarde lo que le echaran encima, como la cinta bélica Aquel maldito tren blindado que tanta gracia le hizo a Quentin Tarantino, Castellari lograría uno de los mayores éxitos de su carrera con Tuareg, probablemente la novela de más éxito de Vázquez Figueroa. Su protagonista fue Mark Harmon, un actor de televisión a quien recuerdo más encarnando al atractivo y siniestro asesino en serie Ted Bundy en el telefilme Deliberate Stranger y como coprotagonista de la serie Navy, investigación criminal que como Tuareg en Tuareg. Un título, no obstante, que hay que ver como lo que es: un western al dente. Solo que las planicies del oeste americano que fueron recreadas en su día en la rocosa geografía de Almería es sustituida aquí por las arenas eternas del desierto del Sahara.

Iguana (Monte Hellman, 1988).- Promesa del cine independiente norteamericano, la carrera como realizador del rebelde Monte Hellman visualiza muy bien su descenso como director en la industria de Hollywood. Algo que resulta insólito, sobre todo si tenemos en cuenta que Hellman fue un cineasta muy reivindicado por la crítica especializada y casposa por títulos como Carretera asfaltada en dos direcciones (1971) y Gallos de pelea (1974). No he leído Iguana, pero por lo que me informó en su momento el amigo deslumbrado por los libros de Figueroa, se trata de un título que pedía a gritos su adaptación al cine. Iguana de Hellman, como otras producciones basadas en las novelas del escritor tinerfeño, tuvo una errática carrera comercial y cuenta la historia de un marinero deforme que se ha convertido en rey de las islas Galápagos.

Océano (Ruggero Deodatto, (1989).-  Firmada por Ruggero Deodatto, el director de esa obra maestra del cine macabro que es Holocausto caníbal, si por algo se recuerda Océano es por la polémica que suscito en su momento en el aún incipiente mundillo cinematográfico de las islas cuando el Gobierno de Canarias le asignó “aleatoriamente la cantidad de 400 millones de las antiguas pesetas”. La serie, cuya carrera comercial fue, digámoslo con palabras suaves, casi nula, circula ahora en una edición dvd. Coproducida además de por el Gobierno Canario por un grupo italiano en el que se encontraba el ya fallecido Giovanni Bertolucci, no confundir con el cineasta italano del mismo apellido, Océano estuvo protagonizada por un excelente reparto de grandes secundarios del cine internacional como Irene Papas, Martin Balsam, Senta Berger, Marisa Berenson, Ernest Borgnine y Mario Adorf, entre otros actores… canarios. La serie se rodó en Lanzarote y Venezuela y narra las peripecias de los Perdomo, una familia conejera que se ve obligada a emigrar huyendo de la pobreza. Cabe reseñar, que se intentó repetir años más tarde la misma operación con la anunciada y frustrada adaptación al cine de una de las novela más mediocres del escritor tinerfeño, Ciudadano Max, pero que se frenó el proyecto cuando el Gobierno de Canarias a través de su Consejería de Turismo –dirigida entonces de Miguel Zerolo– optó por destinar los 1.700 millones de pesetas que había previsto para la puesta en marcha de la Televisión Canaria en un concurso audiovisual al que acudieron, como a un panal de rica miel, productoras que brotaron de la noche a la mañana ante la llamada del dinero, poderoso caballero. El concurso, que se conoció entre las gentes del gremio como Zeroloto, al final repartió la cifra entre 71 proyectos, muchos de los cuales todavía estamos esperando ver. La historia de este escándalo me anima a que algún día escriba el post que se merece ya que tengo la teoría de que ahí, precisamente ahí, se encuentra en parte el origen de todos los males que ha venido caracterizando desde entonces las políticas audiovisuales que dicta el Gobierno canario.

Rottweiler (Brian Yuzna, 2004).- Este filme es resultado de ese audaz y extravagante proyecto llamado Fantastic Factory, que capitaneó en España Brian Yuzna, productor de la delirante y, oh yeahh, cult movie Re-Animator. Rottweiler nació como una nueva versión pero en clave de ciencia ficción de El perro, aunque viendo la película más que inspirarse en la novela de Vázquez Figueroa uno saca la conclusión como espectador que lo que se intentó hacer fue una versión canina de Terminator. Con todo, me parece un título a tener en cuenta porque, pese a todos sus peros, tiene su algo. Y si a este algo le unimos la parquedad de su presupuesto y que, entre otros actores, uno pudiera ver a ese monstruo de la pantalla que fue Paul Naschy, (o Jacinto Molina para los amigos), Rottweiler tiene su punto, qué digo punto, su dimensión cafre que la convierte en un título imprescindible en las adaptaciones al cine de las novelas de Alberto Vázquez Figueroa.

Saludos, ¡¡¡exigiendo veinte Premios Canarias a nuestro escritor más internacional!!!, desde este lado del ordenador.

La mirada del observador

Martes, Marzo 13th, 2012

Me preguntaba esta misma mañana, mientras asistía a la rueda de prensa Steve McCurry. Retrospectiva, qué demonios va a pasar en esta tierra el día que la Obra Social de CajaCanarias deje de apostar –e invertir, porque de eso se trata la cosa– por la Cultura tal y como ha estado desarrollando la Entidad a lo largo de los últimos años.

Un ejemplo más: gracias a su iniciativa, que la capital tinerfeña acoja hasta el 29 de junio una muestra fotográfica de estas características y dimensiones, 101 imágenes del maestro norteamericano, me ha hecho pensar que a este lado del Atlántico, cada día más pobre y desnortado, podemos también tocar el cielo y ver de cerca, a dos palmos de la cara, un trabajo que llega al alma porque narra historias y te obliga a reflexionar sobre tus miserias cotidianas. Esas incómodas frustraciones que, observando el trabajo de Steve McCurry, se hacen más diminutas si cabe al observar la realidad de los habitantes de distintos países del Tercer Mundo.

Ese Tercer Mundo al que el Primero mira con tanto temor como desprecio.  

Veo el rostro de un niño afgano cuyo cuerpo cruza en forma de aspa varias cintas con balas. También la imagen de una madre y una niña que descansan sobre una hamaca mientras una serpiente de considerable tamaño se desliza por el suelo, y pienso que estas imágenes además de quemarte la conciencia,  quizás contribuyan a que seamos mejores persona si descubres en ellas, como te hace descubrir McCurry, que tu gris y anodina existencia pese a la que está cayendo resulta bastante cómoda y tranquila en comparación con la que se han resignado a vivir esos rostros que te devuelven la mirada con un asombro indescriptible porque se han acostumbrado a vivir al límite y a sufrir demasiado.

Esas caras parecen decir que no tienen tiempo para perderlo en tontos problemas, y que pese a que sus necesidades sean tan básicas, continúan  dando pasos al frente por muy espantosa que sea su existencia.

El señor McCurry es un hombre bajito y con unos ojos poderosamente claros que se han acostumbrado a retratar el horror con un sentido de la composición y de la estética que hace que todas las fotografías que integran esta colección resulten de una inquietante belleza que no pierden su demoledor mensaje de denuncia.

Estamos pues ante una obra mayúscula que pone de manifiesto que el periodismo –en este caso gráfico– sirve además de para contar mentiras, para informar y revelar de verdad las perversiones que nos caracterizan como personas así como la grandeza de esas mismas personas cuando viven en condiciones límites y se aferran unas a otras porque no hay mayor crimen en el mundo que estar solo.

McCurry se dedica a tomar instante de esos momentos sin tomar partido, lo que hace que su trabajo no caiga en un molesto alegato reivindicativo sino que refleja momentos que detienen la respiración del observador porque su trabajo te hace meter en los escenarios y rostros que capta porque parecen que salen del marco en el que están expuestos.

McCurry explica su trabajo, en un inglés con marcado acento americano: él solo se limita con su cámara ”a buscar flores en medio del desierto”, y parte de esta experiencia se transmite en esta retrospectiva que recorre cuarenta años de su vida profesional visitando diferentes lugares del planeta, aunque su mirada, la mirada McCurry, encontró su lugar en Asia, continente que ha visitado en numerosas ocasiones y una de cuyas fotografías, la de la mujer afgana tomada en 1984 y que quizá sea la más conocida de su abundante y sorprendente producción al ser portada de National Geographic, logró capturar “una mañana cualquiera porque a menudo las cosas importantes suceden en el momento que menos te lo esperas. ”

Salgo conmovido y por lo tanto alterado tras ver la exposición. Y me pregunto, mientras paseo por Santa Cruz sumido en la telaraña de mi melancolía, la suerte que aún tenemos por aquí de contemplar el trabajo de un hombre que, pese a sus años, esta misma mañana me hizo entender que la verdad podemos encontrarla si sabemos mirarla con la paciencia de un observador. Solo hay que esperar el momento para la revelación.  

Saludos, hánganme caso y vayan a verla, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Lunes, Marzo 12th, 2012

TRÁILER DE HIROKU Y LOS DEFENSORES DE GAIA

Ya circula en la red el primer tráiler del largometraje de dibujos animados en 3D Hiroku y los defensores de Gaia. Si pinchan este enlace podrán ver el avance –en inglés– de un trabajo de animación que ha sido realizado íntegramente en Canarias. Hiroku y los defensores de Gaia cuenta la historia de un grupo de jóvenes que unen sus conocimientos científicos para enfrentarse a la Corporación. Su misión: salvar a la Tierra. Según se informa en su página web, el proyecto abarca además del largometraje (con una duración de 72 minutos), una serie con capítulos de 26 minutos cada uno, a través de los cuales se pretende transmitir al público valores ecológicos, así como concienciarlos sobre la necesidad de que vivan en un mundo sostenible. El equipo que conforma Hiroku y los defensores de Gaia son, entre otros, Manuel González Mauricio (producción, guión y dirección); Saúl Barreto Ramos (dirección técnico-artística, animación, composición); y Raúl Capote (producción de música original, banda sonora, efectos salas, grabación, locuciones).

RECUPERAR EN LOS ARROZALES

Aguere Espacio Cultural acoge este martes, 13 de marzo, y a las 20.30 horas la exhibición del largometraje En los arrozales, de Josep Vilageliú. Rodado en 2007 en La Laguna, este trabajo está protagonizado por Miguel Ángel Rábade, Fátima Luzardo, Natalia Ruiz y Germán Prieto, y trata sobre dos parejas que conversan en la distancia por medio de la webcam. Luis es un escritor que busca la inspiración para su única y definitiva novela mientras charla con Fátima, su pareja, que viaja por diversas ciudades como productora de un spot sobre calzados deportivos. Alicia, mientras atiende las llamadas de auxilio que le llegan por teléfono, espera el regreso de Chicho, que trabaja en una ONG en Dakar, Senegal.

 LA ESPERANZA ME MANTIENE

Declaraciones del director del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, Claudio Utrera, al periódico Diario de Avisos. Destacamos las reflexiones que hace sobre la evolución del Foro Canario: “Es una sección que se refuerza por sí misma. Era necesario crear un espacio estrictamente consagrado al cine canario, tanto es así que el año pasado, por primera vez hicimos extensible el concurso a los largos. Ya hay suficiente producción de largometrajes: este año se presentan siete al certamen, además de 14 cortos. Hemos contribuido a elevar el nivel de autoexigencia de los cineastas canarios como proyección de la propia autoexigencia que nos imponemos a nosotros. Tanto es así que el comité de selección de la sección informativa y oficial es el mismo que también selecciona el Foro Canario, con lo cual no hay ningún tipo de discriminación ni positiva ni negativa hacia el cine que se realiza en el Archipiélago. Algunos lo consideran negativo, pero creo que flaco favor hacemos al cine de aquí si empezamos a verlo desde la perspectiva del paternalismo. Hay que apoyar el buen cine canario, no el cine canario”.

UNA SIMPÁTICA RAREZA

Tenerife Espacio de las Artes TEA acoge el jueves, 17 de marzo, la exhibición del largometraje Réquiem por amor y sangre (David dl Rosa) de cuyo estreno ya nos hicimos eco en este mismo El Escobillón. El resumen que proporciona la web de Objetivo Canarias  es el siguiente: “Una película de bajo presupuesto que para algunos es un esperpento cinematográfico y para otros una historia de pasión en todo su sentido concebida al modo de las grandes tragedias, con un toque shakesperiano, donde una aparente felicidad y una existencia anodida se tornan en violencia, sangre y muerte. La soledad del hombre en un mundo que se desmorona, la pérdida de valores, la superficialidad, la amistad, la lealtad, el sentido del honor, la pérdida de la inocencia, la ternura… Donde la violencia es parte del protagonismo.”

KAPUT!

En declaraciones oídas a Claudio Utrera el viernes 9 de marzo en Canarias Radio La Autonómica nos enteramos que, finalmente, el equipo que ha hecho posible MiradasDoc tira la toalla ante la imposibilidad de continuar con un encuentro en el que ya se habían hecho a la idea de reducir costes pero no sus ambiciones. El director del Festival Internacional de Las Palmas de Gran Canaria expresa su consternación y resalta que es un mal día para la Cultura en las islas. Para nosotros también.

AQUELLOS SALVAJES INDEPENDIENTES

Tras el interesante ciclo dedicado al cineasta norteamericano Robert Aldrich, la Filmoteca Canaria inicia en abril una muestra bajo el título de Independientes. USA, 1950-1990. Los filmes, que se podrán ver entre abril y mayo en los multicines Renoir y Monopol de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, respectivamente, incluye trabajos de Paul Morrissey y Alan Rudolph, entre otros. A nuestro juicio, entre los títulos más atractivos se encuentra Trash de Morrissey, pese a que el paso del tiempo haya despedazado a dentelladas el espíritu transgresor con el que fue realizada. Produce esta pese a todo rareza, Andy Warhol, y la protagoniza Joe Dallesandro.

Saludos, cut!, cut!, desde este lado del ordenador.