Archive for Abril, 2013

Superman cumple 75 años

Martes, Abril 16th, 2013

La verdad es que para la edad que tiene, Superman, el hombre de acero, se conserva lo que se dice muy bien.

Imagino que para muchos este icono del universo del colorín no les dirá mucho pero para quienes, como ahora les escribe, comenzó a transitar en eso que llaman noveno arte leyendo sus historietas, el asunto se convierte en una celebración con cierta trascendencia…

Una trascendencia de aficionado que se inició en sus aventuras a través de las revistas que la editorial mejicana Novaro editó allá por los años setenta, y que nos llegaba a este país que camina hoy al borde del abismo y necesitado de héroes sin máscaras, a cuenta gotas y en unas traducciones que hacía, a mi juicio, más atractiva su lectura.

Lo apunto porque en Novaro tenían la manía de castellanizar los nombres de sus protagonistas.

Es cierto que el álter ego del hombre de acero continuaba siendo Clark Kent, tímido pero intrépido reportero del diario El planeta, aunque su compañera de redacción respondía a Luisa Lane, el fotógrafo al de Jaime Olsen y el del director al de Pedro White. Los coches se denominaban carros y a los malos, sencillamente como pillos.

El Superman que leí era, además, un Superman para chavales, nada que ver con los complejos que más tarde se sacaría de la sesera ese genio de la historieta que es Stan Lee para la Marvel; tampoco se caracterizaba por explotar su lado oscuro como Batman, el hombre murciélago, compañero de Superman en el mismo y legendario sello editorial: DC Comics… Pero con todo, aquellas inocentes historietas de Superman a la que se añadiría más tarde como secundarios Superniña o Superperro, tenían precisamente un lado naïf que, qué quieren que les diga, a mi me marcó durante ese periodo de la vida donde parece que el mundo conspira en tu contra.

Dejé de leer las historietas de Superman cuando Novaro desapareció del mapa, así que no me molesté en seguir su trayectoria cuando en España, en los ochenta, se produjo un nuevo boom de los colorines vendiendo que aquella legión de súper héroes se había vuelto adulto como, se sospechaba, se había vuelto adulto sus lectores.

En algún lado, no obstante, debo de tener lo que ahora se conoce como novelas gráficas en las que un personaje de la Marvel, por ejemplo Spiderman, se cruzaba con otro de la competencia, Superman… Hombre de acero al que también enfrentaron en un tebeo con el mismísimo Cassius Clay/Muhammad Ali, que para muchos es un héroe pero de carne y hueso.

Mi distanciamiento con el hombre de acero se produjo a raíz de la película del mismo título que Richard Donner dirigió a finales de los años setenta. Y no porque la película me resultara mala, que no, de hecho aún continuo siendo un ardiente defensor de la primera y segunda entrega, que firmó el gamberro de Richard Lester, sino por el desprecio que la DC Comic tuvo por sus dos creadores originales, dos chicos de origen judío, Joe Shuster y Jerry Siegel, que se liaron la manta a la cabeza para que la DC reconociera de una puñetera vez su autoría.

El resto de la historia podría resumirse en una batalla legal cuyo escenario se desarrolló en tribunales que, por norma general, acababan dándole siempre la razón a la editorial y no a Shuster/Siegel, quienes concibieron a un héroe procedente de otro mundo con un sentido de la bondad y de la justicia que no admitía turbios grises.

Pese a que con la edad haya dejado de lado las historietas de Superman, y por lo tanto que no haya observado su evolución en las revistas, series de televisión y películas, está claro que cuando veo esa S de color rojo sobre fondo amarillo limón, algo se despierta en el disco duro donde guardo mi memoria…

¿Entusiasmo?, ¿mesmerismo?, ¿identificación con ese sentido nada objetivo de la bondad y la justicia que no admite turbios grises?

Concluyo que en todo caso, lo que enciende en mi recuerdo son unos tiempos ya lejanos donde posiblemente era más feliz con muy poca cosa.

Le debo no obstante a la personalidad con la que se disfraza el héroe para pasar como humano entre todos nosotros, mi afición al periodismo.

Desgraciadamente, y en mi faceta a lo Clark Kent de provincias no me encontré nunca con una Luisa Lane que me sacara de mis casillas, aunque sí como un Jaime Olsen sacando fotografías para ilustrar aquellos artículos y un Pedro White dando órdenes desde su despacho…

Comienzo a entender ahora, mientras escribo estas líneas que pretenden ser un tributo muy personal al héroe de las historietas, al dios de azul de la ciudad de Metrópolis, el golpe que me produjo cuando, viendo la segunda parte de Kill Bill, el mismo Bill, que interpretaba con sentido budista David Carradine, le explica a la vengadora asesina quién es realmente Superman:

“Elijamos a mi superhéroe favorito, Superman. No es un gran cómic. No está especialmente bien dibujado. Pero la mitología, la mitología no es solamente grandiosa, es única. Uno de los elementos principales de la mitología del superhéroe es que hay un superhéroe y hay un álter ego. Batman es en realidad Bruce Wayne, Spiderman es en realidad Peter Parker. Cuando ese personaje se levanta por la mañana, es Peter Parker. Tiene que ponerse un disfraz para convertirse en Spiderman. Y es ahí, en esa característica, donde Superman es único. Superman no se convirtió en Superman. Superman nació Superman. Cuando Superman se levanta por la mañana, él es Superman. Su álter ego es Clark Kent. Su traje con la gran S roja es la manta que le envolvía siendo un bebé cuando los Kent le encontraron. Ésa es su ropa. Lo que lleva Kent –las gafas, el traje de negocios– es el disfraz. Es el disfraz que Superman lleva para integrarse entre nosotros. Clark Kent es tal como Superman nos ve a nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, es inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana.”

Sí, puede resultar filosofía de bolsillo empapada de kriptonita, e incluso un largo monólogo que parece dictado por Lex Luthor, el mejor archienemigo de Superman. Un tipo, el Luthor, con alarmante problema de alopecia, pero una reflexión definitiva sobre un héroe al que por fin se le mostraba otra cara.

El lado siniestro, y adulto, de un personaje que ya forma parte de nuestra, o al menos mi existencia.

Saludos, ¿es un pájaro?, ¿es un avión?, desde este lado del ordenador.

La Feria del Libro regresa a su espacio natural: el parque de García Sanabria y el de San Telmo

Lunes, Abril 15th, 2013

La XXV Feria del Libro se celebrará, finalmente, en el parque de García Sanabria y en el parque de San Telmo, en la capital tinerfeña y grancanaria, respectivamente, tras prenderse semanas pasadas la mecha de la polémica al rumorearse que este año la tradicional fiesta en la calle de los libreros podía cambiar de ubicación e incluso desarrollarse en un espacio cerrado.

Esta edición se caracterizará con respecto a las anteriores por su radical ajuste presupuestario y cambio de fechas. En este sentido, es de destacar que Santa Cruz de Tenerife tendrá el honor de inaugurar este encuentro con los libros la primera semana de mayo mientras que en Las Palmas de Gran Canaria se prevé que se celebre a finales de ese mes y comienzos de junio.

Puestas así las cosas, un total de veinticinco casetas formarán parte de la XXV Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife, que se instalará en una de las avenidas del parque municipal de García Sanabria coincidiendo con la XXXVII Exposición Regional de Flores, Plantas y Artesanía Tradicional Canaria.

La Feria del Libro contará este año con un presupuesto muy reducido, ya que no supera los treinta mil euros, veinte mil de los cuales aporta la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y, según fuentes consultadas, cinco el Cabildo de Tenerife. Que el encuentro tenga finalmente lugar en el parque de García Sanabria se debe también a la colaboración de las concejalías de Fiesta y Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

A mediados de la semana pasada, la Feria marcó el orden del día de un encuentro celebrado entre los miembros de la Asociación de Libreros de Tenerife. Una reunión, aseguran fuentes consultadas, que resultó  “muy tensa” ya que un grupo hizo público su malestar a que en esta edición se instale una caseta que ponga a la venta libros de liquidación de su stock.

Por otro lado, representantes de Ediciones Aguere/Idea lamentaron a El Escobillón que aún no hayan recibido invitación para participar en ella con una caseta pese a tratarse de una de las escasas editoriales canarias que “mantiene una línea activa de publicaciones”, explicaron.

En cuanto a mesas redondas y presentaciones de novedades que tendrán lugar en la carpa institucional –este año con dimensiones más reducidas que las anteriores– se prevé la asistencia de los escritores Mariano Gambín (Ira Dei. La Casa Lercaro); Jesús Villanueva (Cuentos para ser leídos antes de dormir) y Alexis Ravelo (Morir despacio).

Se baraja, además, encuentros con el escritor y periodista Juan Cruz, probablemente en torno a su último libro, Viaje a las Islas Canarias; y probablemente con el economista Juan Torres López, así como del presidente de la Conferencia Española del Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), Juan Manuel Cruz Gálvez.

Las Palmas de Gran Canaria.- Todo parece indicar que el sector de libreros en Gran Canaria ha replanteado sus posiciones iniciales y que al final la apuesta sea celebrar la XXV Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria en su espacio natural: el Parque de San Telmo.

La iniciativa surge a raíz del trabajo de dos personas que han asumido su organización, quienes además de gestionar los 20 mil euros que facilita la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural, han comenzado a buscar publicidad y a que los afiliados de la Asociación de Libreros paguen cuota por caseta. Estudian, igualmente, incrementar el precio del stand a los que no sean miembros de la misma.

Como ya hemos adelantado, la Feria del Libro en la capital grancanaria tendrá lugar a finales de mayo e inicios de junio.

Otras ferias.- En la isla de Tenerife se multiplican los municipios que acogerán también sus Ferias del Libro.

Son citas pues obligadas estar en La Orotava del 19 al 21 de abril en la plaza de La Constitución; en La Matanza, del 27 al 28 en el Mercadillo del Agricultor, así como en Santa Úrsula y Adeje, entre otros.

(*) La imagen que ilustra este artículo –de José Luis González– ha sido tomada de La Opinión de Tenerife.

Saludos, seguiremos informando, desde este lado del ordenador.

La fiesta, una novela de Luis Gutiérrez Maluenda

Sábado, Abril 13th, 2013

La fama es, en muchos aspectos, como un bebé, nace de cualquier descuido y, si no la mimas y cuidas, debido a su propia indefensión y a la enorme cantidad de agentes hostiles, muere“. (La fiesta. Luis Gutiérrez Maluenda, Alrevés Novela Negra).

No me ha resultado gratificante la lectura de La fiesta, novela del escritor Luis Gutiérrez Maluenda que edita Alrevés, por razones varias, muchas de las cuales me asaltan ahora, digerido el libro y mientras escribo estas líneas.

La primera de ella es su número de páginas, más de trescientas, que se notan han sido redactadas para hinchar un volumen que si bien parece sorprender al principio se va desinflando a medida avanza su ¿acción?

Novela coral, narrada en primera persona por cuatro aparentes testigos de un crimen cometido en un lujoso chalet barcelonés durante una fiesta, y un quinto protagonista secundario, un inspector de la policía con un ojo de cristal, La fiesta podría haber resultado un libro diferente si su autor, Luis Gutiérrez Maluenda, hubiera tenido claro desde sus inicios hacía donde iba el edificio que tenía entre manos.

La fiesta es una novela, reitero, a la que le sobra al menos cien páginas así como la complejidad exigible a cualquier trama que quiere ir de negrocriminal.

Las cuatro voces que narran el relato carecen, además, de sustancia, aunque Maluenda pretenda atenuar este defecto recurriendo a un lenguaje irónico, salpicado de chistes algunos relativamente logrados y otros bastante sosos.

Puedo entender que el escritor se sirviera del género para escribir este larguísimo relato con aroma de suspense, pero debajo de la superficie no late nada. Lo que produce la sensación, eso me pasó a mi como lector, que me preguntara si realmente debo de juzgar el nivel de la novela policíaca que se escribe hoy en España partiendo de un título como La Fiesta.

Protagonizada y narrada por Raúl, Marta, Susana y Salvio, personajes que dan una visión quisiera pensar que poliédrica sobre su percepción no ya del crimen por el que resultan sospechosos para ese inspector con parecido a Colombo, sino también de las relaciones que mantienen unos con otros –Raúl se está separado de Marta, Marta es una zorra con furor uterino que está liada con Salvio y Susana es una aspirante a actriz que encuentra el cadáver– la novela transita entre la comedia con barniz negro y una trama detectivesca cuya solución resulta frustrante. Todo ello, aderezado todo con gotas de sexo.

Rutinario cóctel que me hizo reflexionar en más de una ocasión porqué demonios estaba perdiendo el tiempo leyendo esta novela. Debe ser esa afición compulsiva por leer cualquier tipo de cosas, por aburridas y obvias como esta La fiesta.

Una fiesta a la que le falta mucha sal, una narración baja en grasas que no funciona tampoco como vehículo con el que soltar una risas.

Desconozco otras novelas firmadas por Maluenda, pero leo en algún lado que son libros más meditados. No me anima, sin embargo, a seguir la trayectoria de un escritor que tuvo que haber dejado dormir en el disco duro de su ordenador La fiesta quizá con el fin de recuperarla más adelante y dotarla de la entidad que –es solo una opinión muy personal–reclama a gritos.

No tengo queja en cuanto a su escritura, directa. Aunque sospeche de un final que protagoniza el propio escritor para atar los cabos sueltos de una novela que a mi me sabe apresurada, con escaso espíritu de fiesta.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador.

Deconstruyendo el cine de autor

Viernes, Abril 12th, 2013

En el trayecto del tranvía rumbo a La Laguna leo Muros de adobe, de William R. Burnett. Una novela del oeste en toda regla que, a medida que avanzo en la acción, a medida que me voy sumergiendo en la intrincada complejidad de sus personajes me doy cuenta que hoy sería un libro al que los inquisidores de lo políticamente correcto tirarían a la hoguera no por ser una novela de género en toda regla –que lo es– sino por el ambiguo mensaje que traduzco de sus absorbentes páginas.

Esto me demuestra, cuando la oruga azul me deja en la antigua ciudad colonial, que cuando una historia está bien escrita no hay elementos capaces de hundirla en el cieno de la desmemoria.

Consulto la hora y me encuentro con un amigo que me entrega, mientras tomamos un café, dos dvd que esa noche que todavía no ha llegado me darán un golpe seco en el estómago.

Más tarde, en el ahora centro cultural Aguere que –como todo el mundo sabe– fue antaño un multicine, me encuentro con los participantes en una mesa redonda que la Cátedra Cultural de la Fundación Pedro García Cabrera ha tenido la gentileza de invitarme a que modere.

Tomo un vaso de agua de bolitas mientras hago tiempo. La sesión, que debe comenzar a las 20 horas se retrasa a las 20.30 con la esperanza de que haya más público. Sin embargo, cuando entro en la sala no hay nadie sentado en las butacas.

Afortunadamente, cuando nos distribuimos en los asientos, comienza a entrar gente. No se llena el espacio, pero por lo menos son como el doble de los que estamos sentados en torno a una mesa redonda que es, paradójicamente, rectangular.

Contándome a mí, somos cinco.

Objeto del debate: Cine de géneros vs Cine de autor.

Me da viruje lo de escribir cine de autor. No termino de entender qué demonios es eso de cine de autor.

Yo solo sé que hay un cine que me toca el alma, un cine de géneros con autores tan comerciales como Alfred Hitchcock y John Ford que nunca renegaron de hacer lo que hacían… Sus películas, de hecho, casi no tienen arrugas pese al andar de la perrita, que es el  tiempo.

¿Suena por algún lado la trompeta?

Es probable.

Porque comienza un debate muy sosegado, con intervenciones que no se lían y que en unos casos voluntaria, y en otros involuntariamente, van deshojando eso de autor hasta convertirlo en nada.

O en lo que es: reclamación de espectadores entusiastas a una fe que desprecian como gentiles a los que no han sido iniciados…

En el turno de preguntas alguien del público pone como ejemplo de autor a Val Lewton, productor y escritor por el que siento debilidad. Casi es como si se mencionara el nombre de un buen amigo que me mostró lo poético que puede llegar a ser un género aparentemente tan poco poético como el terror…

Una mujer pone el dedo en la llaga cuando comenta que el secreto no es ya el autor de la película en sí, sino saber si como público te ha gustado (emocionado) esa película. ¿Has llorado con ella?, ¿te sentiste feliz cuando saliste de la sesión tras verla?, ¿notaste como tu percepción del mundo cambió a partir de ese día?

¿Has vuelto a ver la película y te sigue conmoviendo igual?

Demasiadas preguntas dentro de mi cabeza mientras llego a la conclusión que estamos ante un arte hoy en franca involución.

Alguien apunta que el cine ha muerto.

Pero no creo que haya muerto. En todo caso ya no será el cine que conocimos.

Adiós, muchachos, a la pantalla grande. La pantalla grande se ha transformado en la reserva espiritual de las grandes producciones.

Esta misma mañana, hablando con un amigo con el que suelo ir al cine, quedamos para dentro de dos semanas.

Misión: Iron Man 3.

Que no es cine de autor, claro está.

Y sí cine de género.

Mucho efecto especial y Robert Downey Junior como Tony Stark.

Alguien de la mesa saca a relucir el nombre de Manuel de Oliveira, cineasta portugués felizmente centenario cuyas películas a mi me produce el mismo efecto que un valium. Es probable que no tenga cabeza para tamaña, tamaña… yoquesé.

No descarto, de todas formas, descubrirlo un día de estos… Pero será después de Iron Man 3.

Alguien del público dice que asocia lo de cine de autor con cine experimental. Pero, demonios, ¿acaso no es experimental Hellzapoppin, la delirante comedia musical que H. C. Potter dirigió a principio de los años cuarenta?

Entre lo interesante de este debate, entre lo que me quedo con esas dos horas de conversación e intercambio de ideas es que se deconstruyó, precisamente, eso que llaman cine de autor.

Y a ello contribuyeron voluntaria o involuntariamente los cuatros participantes de la mesa redonda que era rectangular.

Gracias pues (en riguroso orden alfabético) a Manuel Díaz Noda, Pedro Mérida, Emilio Ramal y Josep Vilageliú.

Al llegar a casa, ya en Santa Cruz de Tenerife, pongo en el gastado dvd uno de los dos discos que esa misma tarde, antes de entrar en los Aguere, me pasa ese amigo que me orienta en el proceloso y cada día más atractivo mundo de las series de televisión, mundo en el que el director no es la estrella sino el creador, el guionista de la serie.

Al azar, escojo ver la segunda temporada de Black Mirror, producción británica que reactualiza el espíritu de Twilight Zone.

Y me quedo clavado frente a la pantalla del televisor.

¿Es una serie de autor?, ¿una serie de género?

Solo sé que la firma un iluminado que responde al nombre de Charlie Broker.

Y solo sé que bebo de los tres episodios, uno detrás de otro, como quien ha encontrado agua en el desierto.

Anoche pues soñé que regresaba a Manderlay.   

Saludos, fundido encadenado, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Jueves, Abril 11th, 2013

¿CINE DE GÉNERO CONTRA CINE DE AUTOR?


Bajo la denominación de Cine de género vs. Cine de autor, cuatro especialistas vinculados al mundo del cine en Canarias debatirán este jueves, 11 de abril, a las 20 horas, en el Aguere Espacio Cultural de La Laguna.

Con este acto, que está organizado por la cátedra cultural Pedro García Cabrera que dirige Rafael Alonso Solís, se inicia las actividades de 2013 con un diálogo en el que se quiere exponer dos visiones sobre el cine, como son “la que entiende el cine como el arte de contar historias bajo el paraguas de unos géneros determinados (suspense, comedia, drama, etc.) y, por otro, la tendencia del cine como experimentación, fruto de la visión subjetiva de un creador, de un autor”, se destaca en una nota informativa.

La mesa estará coordinada y moderada por quien ahora les escribe, y en ella intervendrán Manuel Díaz Noda, crítico de cine y responsable del blog Adivina quién viene al cine; Pedro J. Mérida, coordinador de programación de la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Estepona y también crítico de cine; Emilio Ramal Soriano, responsable de programación de la sala de cine de TEA Tenerife Espacio de las Artes; y Josep Vilageliú, veterano director y bloguero de En pos de la ballena blanca.

UN DOCUMENTAL SOBRE PILAR REY


El teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria acogerá el jueves 18 de abril, a las 20 horas, el estreno del documental Pilar Rey, pasión por el teatro, dirigido por Susi Alvarado y producido por Almacabra.

FIMUCITÉ AL SERVICIO SECRETO DE SU GRACIOSA MAJESTAD


El Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (Fimucité), que se celebrará entre los días 5 y 14 de julio con el patrocinio del Cabildo Insular, el Gobierno de Canarias y los Ayuntamientos de Santa Cruz y Arona, contará en su séptima edición con la presencia de los compositores Marco Beltrami y David Arnold, quienes marcarán el contenido del primero de los dos conciertos sinfónicos del Festival.

Así, el viernes, 12 de julio, el Auditorio de Tenerife Adán Martín acogerá, de la mano de la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) y el Tenerife Film Choir, algunas de las partituras de ambos músicos, completando un repertorio en el que se repasará, a modo de homenaje, las mejores canciones de la saga James Bond, de la que el propio Arnold ha sido musicalmente responsable en los últimos años.

En la Gala de Clausura del sábado 13, está previsto un amplio homenaje a algunas de las creaciones de Dreamworks Animation Studios, cuyas bandas sonoras se sumarán al reconocimiento concertístico que, durante la velada, se brindará a Vàrese Sarabande, sello discográfico de edición de bandas sonoras, con  motivo de su 35 aniversario.

Saludos, eso es todo por hoy, desde este lado del ordenador.

Rastreando por el Mercadillo de las maravillas

Miércoles, Abril 10th, 2013

Un buen y profético amigo me comenta que el único espacio que respira de Santa Cruz de Tenerife es la zona del Mercado de Nuestra Señora de África y creo que no le falta razón. Es más, para mi se ha convertido ya casi en visita obligada dar una vuelta los domingos que es el día en el que se habilita en sus aledaños lo que popularmente conocemos por esta tierra como Mercadillo y otros, hoy más me temo, el Rastro.

Gracias al Mercadillo me he llevado agradables sorpresas literarias. O encontrado, para que me entiendan, ejemplares de autores olvidados en el actual panorama editorial, así como otras gangas que hacen de estas visitas –casi cacerías–  una aventura con la que completar el día.

El domingo pasado, sin ir más lejos, consigo tres libros que han sido toda una sorpresa.

Por un lado Muros de adobe, de William R. Burnett, para quien ahora les escribe uno de los grandes del género policíaco así como guionista de una de esas películas que me llevaría sin dudarlo a una isla de verdad desierta: La gran evasión.

Burnett escribió además una novela clave: El último refugio, que convirtió en obra maestra Raoul Walsh en la película del mismo título protagonizada por Humphrey Bogart, para mi el mejor papel de su carrera junto a El tesoro de Sierra Madre y La Reina de África, estas dos dirigidas por John Huston.

Por otro, los ojos casi se salen de las cuencas cuando descubro ahí tirado y medio escondido entre otros volúmenes El señor Witt en el Cantón, de Ramón J. Sender, periodista y escritor al que me enseñaron a detestar en la escuela (obligatoria era la lectura entonces de Réquiem por un campesino español y La tesis de Nancy) pero al que redescubrí a tiempo y sin presiones escolares a través de Imán y más tarde El bandido adolescente, una extraordinaria biografía de Billy el niño y una gran novela sobre el lejano oeste.

Sender es, de hecho, uno de esos autores españoles que no suele decepcionarme pese a lo fecunda que sea su producción narrativa. Cito de memoria otros títulos que considero fundamentales como La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, Bizancio, Crónica de alba, Carolus Rex y Siete domingos rojos.

Hay otros con los que espero encontrarme en el Mercadillo un día de estos, como Túpac Amaru… Cruzo los dedos mientras lo escribo.

Y la tercera sorpresa, en un puesto donde los libros se desparraman sobre una sábana blanca, un título que tuvo que haber sido editado en los años cuarenta aunque no se especifica en el ejemplar que ayer mismo termine de leer mientras una tormenta sacudía mi cabeza: Un español tras el telón de acero.

No ha dejado de sorprenderme estas supuestas memorias de Alberto Lavedán –descubro en la red que en verdad se trataba del pseudónimo del periodista Alberto Lázaro– porque si quirúrgicamente se sabe extraer todo el mensaje casposamente franquista con el que esta escrita, y en el que no se cansa de elogiar hasta el ridículo al bando ganador de nuestra Guerra Civil, el libro no deja de resultar un apasionante reportaje que, confío que escrito de primera mano, ubica a su protagonista en Praga los últimos días de la II Guerra Mundial.

En este sentido, el texto de Lavedán resulta un interesante documento siempre y cuando se tenga cuidado en drenar su rancia ideología.

El periodista describe el abandono al que las potencias democráticas aliadas sometieron a la antigua Checoslovaquia cuando fue ocupada por el ejército de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y como finalmente terminó convirtiéndose en su satélite. También las tiranteces que mantiene con un grupo de españoles republicanos, recién liberados de campos de concentración, ante los que debe fingir para que no  descubran lo que tan insistentemente repite en el libro que es: un franquista convencido.

Esto me hizo sospechar, durante la lectura, que el tal Lavedán/Lázaro además de periodista tuvo que ser algo así como un agente secreto, pero el autor no sale del armario, luego mi sospecha queda en eso: una sospecha.

Salvo una breve nota cronológica, publicada en El País (enero de 1981) no encuentro más información, más referencias sobre Lázaro/Lavedán.

En esa nota, se informa que el periodista fue corresponsal en varias naciones europeas de la extinguida cadena Prensa del Movimiento y que hasta su muerte desempeñó la corresponsalía literaria de El Alcázar, diario de la derecha más resentida y extrema. Lo que no me sorprende leyendo sus supuestas vivencias en Un español tras el telón de acero, aunque insista que, despiojándolo de su orgullo patrio, se trata de un volumen muy atractivo para quienes, como yo, sentimos debilidad por leer las crónicas, artículos y reportajes que periodistas españoles cubrieron en el extranjero durante la década de los treinta y cuarenta del pasado siglo XX.

Gracias a Internet, me entero también que Lavedán fue autor de Legión de bronce-Legión de paz, título en el que para glorificar a la Legión española lo redactó enrolándose como novio de la muerte para que su historia se contara desde dentro.

No he podido hacerme con él, pero no descarto –si los dioses conspiran– que pueda al menos tomarlo entre mis manos un domingo cualquiera en uno de esos puestos que se diseminan por el Mercadillo de la capital tinerfeña.

Rastro, Mercadillo de las maravillas que se ubica en el único espacio donde todavía es posible la aventura en esta triste y resignada capital de provincias.

Saludos, pese a todo aún respiro, desde este lado del ordenador.