Novedades, presentaciones y un encuentro

Martes, Enero 29th, 2013

“Cada uno pone su propio paraíso en el infierno de los otros.”

(Alberto Moravia, La romana)

NOVEDADES

* José Luis Correa, Antonio Lozano, Javier Hernández Velázquez, Alexis Ravelo, Carlos Álvarez y mi admirado Jaime Mir son, hoy por hoy, los nombres más destacados de cuantos se han atrevido a escribir en clave negro criminal sobre la realidad de Canarias. Una realidad a la que, con mejor o peor fortuna, han sabido sacarle los colores y al mismo tiempo que proponer un paisaje realista en torno a unas islas en las que ya no parece que nunca ocurra nada.

Con la publicación a finales de diciembre pasado de Morir despacio y este febrero de La estrategia del pequinés de Alexis Ravelo; que Un camino a través del infierno, de Javier Hernández Velázquez quedara como único finalista del prestigioso Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial, que convocan el Ayuntamiento de L’Hospitalet y Roca Editorial, son signos que ponen de manifiesto que la literatura policiaca que se escribe en y desde Canarias comienza a interesar en la geografía peninsular, desde siempre tan alejadas de estas costas para nada algodonosas.

A la espera de que Mir y Lozano recuperen fuerzas, y mientras Carlos Álvarez termina por promocionar su novela ¿histórica? La Señora. Beatriz de Bobadilla, Señora de Gomera y Fierro, José Luis Correa regresa al terreno de juego editorial con Blue Christmas, sexta entrega de la serie que viene dedicando a su peculiar detective privado Ricardo Blanco tras Quince días de noviembre, Muerte en abril, Muerte de un violinista, Un rastro de sirena y Nuestra Señora de la Luna.

Correa presentará Blue Christmas el 9 de febrero en Barcelona y el 26 del mismo mes en la capital grancanaria. En marzo, es probable que haga lo mismo en Santa Cruz de Tenerife.

Reproducimos a continuación la sinopsis de Blue Christmas (Alba Editorial): “El día de los Inocentes es tan buen día como otro para morir. Eso debió pensar Gervasio Álvarez cuando le dieron la noticia de la aparición de un cadáver. Andrea Mérida, viuda de militar, madre de tres hijos, pensionista, ha sido envenenada con un compuesto de cianuro. Nadie ha oído ni visto nada. Nadie puede explicar la causa del crimen. Nadie parece ganar con esa muerte. Por eso Álvarez decide rescatar a un buen amigo de su retiro voluntario.”

* El año 2012 fue el año de Jorge Fonte. El investigador tinerfeño presentó como si de una ametralladora se tratara libros sobre los cineastas Robert Zemeckis, Russ Meyer y Woody Allen, de quien nos desveló su lado literario como primer volumen de una trilogía en la que estudiará además sus cinefilias y canciones.

Nada más rodar 2013, y con un nuevo volumen dedicado a Allen editado por Cátedra que no tiene nada que ver con el primero que publicó en esta misma editorial, Fonte da a conocer las claves del cine que maneja ese mago de la animación de nuestro tiempo que es John Lasseter (colección Signo en imagen / cineastas) en un trabajo que no dejará indiferente a nadie.

Lástima, de todas formas, que el libro preste más atención a la obra del director que a su vida, pero con todo es un manual más que recomendable para descubrir lo que esconde la mayoría de los trabajos de un hombre que ya ha dejado huella en títulos imprescindibles de la animación. Fonte, que no para, está ya trabajando en sendos estudios sobre Ridley Scott y Quentin Tarantino.

PRESENTACIONES

* El Ámbito Cultural de El Corte Inglés acoge este martes, 29 de enero, la presentación de la novela Entre bambalinas, de Sonia Díaz Oval, a las 19.30 horas. Junto a la autora comparecerán los periodistas Doris Martínez y quien ahora les escribe.

* Carlos Álvarez presenta este jueves, 31 de enero en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés en Santa Cruz de Tenerife La Señora. Beatriz de Bobadilla, Señora de Gomera y Fierro. El acto, en el que lo acompañará Andrés Doreste, comenzará a las 19.30 horas.

* El sábado 2 de febrero a las 19 horas, la escritora y periodista Yolanda Delgado Batista mantendrá una presentación-charla-entrevista-encuentro sobre La isla de las palabras desordenadas (Editorial Izana) con quien ahora les escribe. El acto tendrá lugar en la Librería de Mujeres de Santa Cruz de Tenerife.

Y UN ENCUENTRO

* El viernes 1 de febrero concluye en TEA Tenerife Espacio de las Artes el Encuentro de Coordinación y Cooperación Cultural organizado por el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, con la colaboración del Gobierno de Canarias y la FECAM.

El programa, que comenzará a las cuatro de la tarde, abordará La reforma de las administraciones canarias. La perspectiva de la cultura, que impartirá José Luis Rivero Ceballos, presidente del Comité de Expertos para la Reforma de las Administraciones Públicas canarias; Gobierno de Canarias: presupuestos, objetivos, líneas de gasto, visión de la coordinación-cooperación interinstitucional, que expondrá el director general de Cultura del Gobierno de Canarias, Xerach Gutiérrez Ortega;

Cabildo de Tenerife: presupuestos, objetivos, líneas de gasto, visión de la coordinación-cooperación interinstitucional, a cargo de Cristóbal de la Rosa Croissier, director insular de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife; Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife: presupuestos, objetivos, líneas de gasto, visión de la coordinación-cooperación interinstitucional, que desarrollará la teniente del alcalde y presidenta del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Clara Segura y, finalmente, Federación Canaria de Municipios: el gasto cultural municipal, la cultura en la FECAM, visión de la coordinación-cooperación interinstitucional, asunto del que hablará Ángel Víctor Torres Pérez, presidente de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes de la Federación Canaria de Municipios (FECAM).

El Espacio de Coordinación y Cooperación Cultural de Tenerife está dirigido a responsables y técnicos de las administraciones culturales canarias y profesionales especializados en gestión y planificación cultural.

* La imagen que ilustra este post corresponde a Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941)

Saludos, hemos dicho, desde este lado del ordenador.

Un año de narrativa en Canarias

Viernes, Diciembre 28th, 2012

INTRO

* Al margen del bichado programa Santa Cruz, ciudad leída, promocionado por el Ayuntamiento de la capital tinerfeña (1), se celebró LuchaLibro, un original concurso de improvisación literaria; la Casa-Museo Pérez Galdós puso en marcha la iniciativa Archivos Literarios de autores contemporáneos y continuó el encuentro NNegra de Arona; una editorial nacional como Roca fichó para sus edición de bolsillo la trilogía iniciada con Ira Dei. La ira de Dios de Mariano Gambín, y la obra del escritor Víctor Álamo de la Rosa fue objeto de tres tesis doctorales, dos de ellas en universidades italianas y la tercera en una universidad brasileña.

* Por otro lado, la colección G21 Narrativa Canaria Actual no dejó de presentar títulos este año que se acaba; Ediciones Escalera los Escritos breves, de James Joyce, una edición bilingüe y crítica de varios textos del reconocido escritor irlandés traducidos por nuestro colaborador Mario Domínguez Parra, y el Premio Canarias de Literatura reconoció la trayectoria de Luis Alemany y el periodista y también escritor tinerfeño Juan Cruz obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Cultural.

* El Día de las Letras Canarias, dedicado en 2012 al poeta Pedro García Cabrera, pasó sin pena ni gloria. Esperemos que no sea igual en 2013, año que volverá a estar protagonizado por José Viera y Clavijo, de quien se conmemora el bicentenario de su muerte.

* En cuanto a lo malo del 2012, destaca la medida conjunta adoptada por el Ministerio de Cultura y el Gobierno de Canarias de suprimir el dinero asignado para la adquisición de novedades bibliográficas en las dos bibliotecas públicas del Estado y el traumático cierre, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, de dos librerías que hasta el día de ayer fueron oasis y lugar de encuentro entre lectores y escritores como la lagunera Mistério y la santacrucera Tenerife.

* A pesar de estos percances, afortunadamente, las editoriales canarias supieron sortear los vientos huracanados de la crisis aunque es probable que para alguna de ellas  este 2013 sea algo así como su año de desguace. Con todo, se ha publicado bastante, y la calidad ha ido pareja por una vez con la cantidad de títulos que ha recibido el mercado

* El veterano José Rivero Vivas presentó La magua y Trova y furor, mientras que Sabas Martín regresó a su territorio mágico de Nacaria con Pleamar y Cecilia Domínguez Luis se adentró en los territorios de la novela juvenil con Los niños de la lata de tomate.

* Descubrí por mediación del escritor Jesús Castellano, Retrato de Marlou Diesel, de Marcelino R. Marichal, una novela editada en 2004 y que pide a gritos su pronta reedición. Castellano fue además autor de El libro del Cuervo, novela en la que narra sus experiencias vitales y laborales en un Gijón fronterizo, más cerca del espíritu de El asesino dentro de mí de Jim Thompson que la de otros modelos literarios considerados por los cursis como más serios.

* Víctor Conde, álter ego literario de Alfredo Moreno Santana, alejado del género por el que es reconocido en el mercado nacional, como es la fantasía y la ciencia ficción, aprovechó el año para revelarnos a un escritor experimental con su Malpaís. Conde también será noticia en 2013 porque se publicará en Alemania, Austria y Suiza su trilogía juvenil Heraldos, cuya última entrega, Heraldos del bien y el mal (Editorial Hidra) se puso a la venta en España el 14 de mayo.

* Pude leer El fulgor del barranco, de Juan Royo Iranzo, una historia que se desarrolla en la capital tinerfeña durante los años de la Guerra Civil y Puerto Santo, título que el autor presentó en 2012 y en el que se movió con sinuosa comodidad por las geografías de la novela histórica con divertido esperpento.

* Hosman Amin Torres propuso relatos en su más que recomendable Paréntesis y Jesús Villanueva se atrevió con la novela histórica con El fuego de bronce, título que puso a la venta en las navidades pasadas. Fiestas en las que coincidió en las librerías con la reedición de El caso del cliente de Nouakchott, de Jaime Mir Payá; El círculo platónico, de Mariano Gambín y Caminos de agua, de Román Morales, un volumen en el que su autor nos contó la travesía continental en kayak que realizó desde Buenos Aires al Caribe a través de los grandes ríos de sudamérica.

* Gregorio Duque y Juan Luis Calero me sorprendieron gratamente con Pequeños homenajes y El Porvenir de Juana Vizcaíno, y encontré una apasionante relectura de En el camino de Jack Kerouac en Cuaderno afortunado, de Eduardo Montelongo.

* Esther Terrón Montero saltó al ruedo con su más que interesante, reflexiva y crítica Junio; y editaron Agustín E. Díaz Pacheco, Proa en nieblas; el abogado y escritor José María Lizundia, Línea líquida (Memorias de unos años algo frívolos) y David Galloway, quien recopiló antiguos y nuevos relatos en el volumen El perfil de las esquinas.

* En la colección G21 Narrativa Canaria Actual publicaron también María Teresa de Vega y Ana Joyanes Romo las novelas Merodeadores de orilla y Noa y los dioses del tiempo.

* Arima Rodríguez Vega presentó Los crímenes de Asthon y Las pesadillas de Uriel, mientras que Juan Santana hizo lo mismo con Mujeres con gafas de luna y en los territorios de la novela negra, José Luis Correa y Antonio Lozano presentaron Nuestra Señora de La Luna y La sombra del Minotauro, respectivamente, y Alexis Ravelo publicó en  diciembre Morir despacio.

Faltan muchos más títulos, pero su ausencia es involuntaria. Nuestra intención es la de orientar y ofrecer una selección con las diez novelas que, a nuestro juicio, resultaron las más atractivas del 2012.

¿POR QUÉ ESTOS DIEZ TÍTULOS?

El futbolista asesino (Casa de cartón), de Nicolás Melini, porque pese a tratarse de una reedición significó la  recuperación de uno de los títulos clave para comprender la evolución que ha ido tomando la literatura que se escribe en esta tierra en los últimos años y porque se trata de un texto que no ha perdido todavía la vigencia, ni la rabia ni el nihilismo de cuando fue escrita.

Cucarachas con Chanel (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea), de Dr (JRamallo), porque se trata de una de las mejores novelas que se han publicado este año en este archipiélago sin memoria. Porque sus páginas muerden, porque resulta demoledoramente crítica y ácida con una ciudad, Santa Pus, y las gentes que la habitan. Esto, y no otra cosa, es el Realismo.0.

No es la noche (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea), de Carlos Cruz, porque la segunda novela de su autor, tras la perturbadora h. (Dilema Editorial), revela a un escritor en el que se aprecian constantes que analiza con distanciada frialdad. No es la noche transcurre en una ciudad sin identificar ubicada en el sur de una isla que podría ser Tenerife, en la que un hombre y una mujer hacen todo lo posible por resistir.

El sueño de Goslar (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea), de Javier Hernández Velázquez, porque su autor continúa tirando de la novela negro criminal con la excusa de escribir los libros que le apetece y, de paso, rendir cariñoso y nostálgico homenaje a la ciudad donde nació: Santa Cruz de Tenerife. Tras El fondo de los charcos, Velázquez propone ahora una atractiva pop fiction con una turbadora protagonista, la pelirroja Alex Stibtings.

La isla de las palabras desordenadas (Izana Editores), de Yolanda Delgado Batista, porque es una novela sobre la soledad, sobre el desarraigo, sobre la descomposición familiar. Elementos que en otras manos no hubiera resultado tan atractivo e inquietante material de derribo existencial.

La Señora Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro (Hora Antes Editorial), de Carlos Álvarez, porque el escritor hace ficción –y de la buena– con uno de los personajes más atractivos de la Historia de Canarias. Cuenta con una primera parte excelente aunque las ambiciones y los personajes que se desarrollan a lo largo de sus más de cuatrocientas páginas terminan por dañar un libro que al final no resulta redondo.

El corsario de Lanzarote (La Caja Literaria), de Francisco Estupiñán, porque se trata de una obra histórica que recupera, gracias a un notable trabajo de documentación, la recreación de unos tiempos en los que vivir en el archipiélago significaba algo así como habitar el último territorio del mundo conocido. Estupiñán nos cuenta la vida y obra de Agustín de Herrera y Rojas en una obra en la que se mezcla aventuras, hazañas bélicas, humor, psicología, política y algo de surrealismo. El escritor obtuvo por este título el Premio Benito Pérez Armas 2011.

Hola fondo sur (colección Dando Pata, Editorial Baile del Sol), de Daniel Ortiz Peñate, porque junto a Cucarachas con Chanel y La isla de las palabras desordenadas me parece uno de los mejores títulos publicados este año no ya tanto por lo que tiene de ficción, a mi juicio lo más imprescindible del relato, sino como libro de viaje y de aventuras –con ecos a lo Kerouac– que emprende su protagonista por varios países  sudamericanos.

Queridos Reyes Magos (Anroart Ediciones), de Santiago Gil, porque su aplastante crudeza, su acerada radiografía sobre la familia en fechas tan aparentemente felices como son las navidades se lee como un violento cogotazo. Leo de Gil también este año Las derrotas cotidianas, una novela anterior, en la que reflexiona con feroz realismo sobre los mismos temas, y la irregular Yo debería estar muerto (colección G21 Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea), su último título hasta la fecha.

La lista (Principal de los libros), de Juan Bosco, porque su publicación ha contribuido a recuperar la memoria de los que perdieron la Guerra Civil española en una localidad cerrada y ombliguista, tan idiotizada por un sistema de castas, al que su autor pone nombre: La Orotava. Novela gruesa en páginas y que cae en un inevitable maniqueísmo, La lista cuenta con más virtudes que defectos, así como una atractiva reelectura de la pasión y muerte de Jesucristo que encarna su joven protagonista.

(1)  Tras iniciar la experiencia con fragmentos de las novelas Los puercos de Circe y La ciudad de las miradas, de Luis Alemany y Pablo Martín Carbajal, respectivamente, se prevé que después de los Carnavales continúe el programa obras de Javier Hernández Velázquez y Fernando Delgado.

(*) Sin pinchan los enlaces de los diez títulos seleccionados accederán a los comentarios que, en su momento, escribimos sobre ellos en este su blog El Escobillón.

Saludos, ¡el baile es vida!, desde este lado del ordenador.

‘El corsario de Lanzarote’, una novela de Francisco Estupiñán

Lunes, Noviembre 12th, 2012

La publicación de El corsario de Lanzarote (1), novela por el escritor y periodista Francisco Estupiñán obtuvo el premio Benito Pérez Armas 2011, coincide en las librerías canarias con una serie de historias que más o menos se desarrollan en el mismo periodo histórico que ésta: la conquista de Canarias y el asentamiento y posterior desarrollo de los primeros pobladores europeos, y sus generaciones, en las islas.

Sin embargo, y en contra de otros títulos como El guanche en Venecia, de Juan Manuel García Ramos y La Señora. Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, de Carlos Álvarez, el título de Estupiñán me parece el más logrado de todos ellos. La primera razón que podría argumentar para sostener esta reflexión es la sencillez de su escritura y la claridad de objetivos que caracteriza a la novela. También, la habilidad que ha tenido el autor para jugar con la variedad de géneros que se dan cita en ella.

En este aspecto, parece como si Francisco Estupiñán se moviera como pez en el agua sin descuidar en ningún momento la psicología con la que arma a sus personajes, en especial el retrato que hace del marqués Agustín de Herrera y Rojas, el protagonista de este relato en el que se dan la mano ambiciones políticas, amores apasionados y escaramuzas por la captura de esclavos en unos tiempos en los que, tal y como reproduce la cita de Antonio Rumeu de Armas que encabeza este libro: “De las Islas Canarias puede decirse que hasta tiempos recientes no han conocido la paz.”

El corsario de Lanzarote es además una apasionante novela sobre la sociedad que comenzaba a configurarse en el archipiélago la segunda mitad del siglo XVI, y en concreto la de una isla, Lanzarote y tangencialmente Fuerteventura, en la que aquellos hombres y mujeres sacaron provecho de un territorio aparentemente hostil por yermo. Castigado por las inclemencias del tiempo, la falta de agua potable y los ataques continuados de corsarios berberiscos.

Pero son muchas las historias que contiene esta novela que apenas alcanza las doscientas páginas. Rasgo que la convierte si cabe en más destacable por la capacidad que ha tenido el escritor para condensarlos en un volumen que usa la Historia para narrar un relato lo más aproximado posible a las fuentes que lo inspiran.

Porque casi todo lo que se cuenta en El corsario de Lanzarote (2) está recogido de documentos de la época. Es decir, contrastados por el escritor en una intensa labor de recolección de datos que se materializa en el libro con un vistoso realismo de época. Realismo que contagia en el lector actual el miedo que aquellos canarios ya de cuarta generación debieron de sentir viviendo en una isla que sufría el ataque depredador de piratas a los que Estupiñán retrata sin maniqueísmos, y sí presentándolos como lo que debieron ser: soldados de fortuna.

El escritor dibuja además, con la precisión de un cirujano, el retrato psicológico de Agustín de Herrera y Rojas. Un hijo de su tiempo, producto de una sociedad mestiza.

“Doña Constanza logró impresionarlo aún más vivamente cuando le explicó que, a través de su otra abuela, de nombre Catalina Dafía, llevaba sangre de la casa del normando Jean de Bethencourt, conquistador y primer señor de Lanzarote y Fuerteventura, y de reyes canarios, paganos, que tenían su antigua capital también en la misma Teguise, y que fueron cristianizados por los Bethencourt y los Herrera.”

Este linaje obliga a que el protagonista de la novela forje desde su más tierna niñez “un carácter imbuido de su propia importancia y destino. Este hecho influía enormemente en el niño Agustín, que en ocasiones convertía la prestancia en arrogancia, la valentía en bravuconería o el mando en tiranía.”

La adolescencia de Herrera y Rojas queda marcada así por su abuela Constanza, quien no deja de darle consejos como los de rodearse de sus hermanastros “pues solo los de tu misma sangre serán capaces de sacrificarse por ti, si llegara el caso. Para obtener la lealtad de los demás, siempre necesitarás de las prebendas.”

El corsario de Lanzarote es una novela sin buenos ni malos sino la historia de un tiempo cuyos ecos aún continúan resonando en Canarias.

En este sentido, el libro aborda la lucha de poderes para defender un apellido por encima de otros; también la de abrirse paso ante un paisaje difícil, sin apenas agua, pero que contiene una poesía que contribuye a modelar el carácter de sus habitantes. En un viaje que emprende el protagonista para conocer sus dominios, describe Estupiñán: “Luis y Agustín se sentaron muy próximos, en sendos pedruscos pulidos por las inclemencias de la intemperie. Se repartieron pan bizcochado, queso y cebolla y lo tragaron con agua de lluvia recogida en los aljibes de la casa señorial. Se divisaba el cortijo en medio del llano en que se remataba el valle, con la casa central y las cuadras a un lado. Detrás de la casona se podía ver una amplia extensión poblada de hoyos en cuyo interior crecían, protegidos del ventarrón, las vides. Algo más atrás, varias fanegadas de trigo luchaban por madurar, cercadas de a poco por higueras y olivos que servían de cortavientos.”

Es decir, Estupiñán transmite al lector la sensación de que se está ante una geografía que merece la pena proteger.

Agustín alcanza la mayoría de edad siendo apenas un adolescente cuando lidera la defensa de Lanzarote ante un ataque pirático. Su abuela, tan determinante en su primera juventud, le hace entrega de las armas de su padre. Y escribe Estupiñán: “Sus sensaciones eran encontradas: la decisión de defender el señorío heredado de sus padres le irrigaba valentía en cada poro de su piel: saber que la muerte podía estar cerca le aceleraba el corazón y tensaba sus articulaciones.”

La descripción de la batalla es uno de los capítulos más cinematográficos de esta novela. Casi parece un western. “Se oyeron los primeros disparos. Los lanzaroteños los esquivaban, escondidos tras las barricadas y los muros de las casas, mientras sentían las descargas cada vez más próximas.”

Pero es que hay más en El corsario de Lanzarote. Que es literatura de la buena. Es decir, toda aquella que sabe enganchar el interés del lector no solo por estar bien escrita sino porque cambia la manera de ver las cosas de ese mismo lector.

Hay poso detrás de cada uno de los capítulos que vertebra este libro. Pero sobre todo se aprecia un profundo respeto, fruto del conocimiento del autor, por el periodo que narra. Un  momento de la historia de Canarias, ya parte de un  imperio español, en cuyo reflejo podemos reconocernos salvando las distancias…

El logro de Francisco Estupiñán es que cuenta todas estas cosas sin recurrir a ironía ni explotar la mitología que casi siempre suscita este periodo de la historia de Canarias. El autor no juzga a los personajes porque entiende que el narrador del siglo XXI no puede juzgar a unos hombres y mujeres cuyas acciones estaban marcadas por su tiempo.

Eso explica las voces a las que recurre para contar esta historia. Se aprecia que el escritor se preocupa, sin alardes estilísticos, sin fuegos artificiales, por darle nombre a las cosas. Casi como si se tratara de una obsesión por imprimir verosimilitud al relato a través de las palabras escogidas. Es lo que demanda un relato que nos retrotrae a un momento de la historia de Lanzarote, y de Canarias, que comenzaba a adoptar una nueva identidad.

Leer por eso El corsario de Lanzarote es como viajar en una máquina del tiempo. Y descubrir, con la perspectiva del lector del siglo XXI, una historia en la que un grupo de hombres y mujeres fueron capaces de combatir por alcanzar sus sueños, por muy egoístas y equivocados que estos pudieran resultar.

Son muchos los párrafos que entresacaría de este libro. Como su descripción del Real de Las Palmas, territorio que para Agustín Herrera de Rojas “era mucho más de lo que hasta entonces había conocido.” O su madurez, en la que olvida algunas de las recomendaciones que tan atinadamente le enseñó su abuela Constanza.

El corsario de Lanzarote es la historia de un hombre que, con todas sus contradicciones, forma parte de Canarias. Una Canarias que adquiere especial protagonismo cuando se descubren las tierras de América.

Estamos pues ante un novela redonda. Una novela que hace justicia a la historia de Canarias novelada. Una novelada historia de Canarias en la que recurriendo a las fuentes descubrimos que su surrealismo –hoy más vivo que nunca– ya caracterizaba esta geografía antes de la visita a Tenerife del padre del movimiento, el francés André Breton.

La caza de burros salvajes en Fuerteventura, tal y como lo narra Abreu y Galindo, personaje junto a Torriani, que aparece también en El corsario de Lanzarote, no tiene desperdicio. Como no tiene desperdicio otros momentos de un título al que no le falta ni le sobra nada.

Pienso en las relaciones sentimentales que salpican la existencia de su protagonista. Sus incursiones en territorio africano para capturar esclavos. Su defensa enconada de la isla contra el ataque de, precisamente, corsarios… Las ambiciones políticas que se desatan para ser señor de un territorio… Pero sobre todas las cosas, el ritmo que ha sido capaz de dotarle a su relato el escritor. Un relato que empieza y termina con una carta escrita por uno de sus hermanastros preso en berbería que ofrece algo de luz en torno a Agustín de Herrera y Rojas…

El corsario de Lanzarote es, en definitiva y a mi juicio, literatura de verdad.

Con todas sus letras: Verdad.

(1) El miércoles, 21 de noviembre, se presenta El corsario de Lanzarote en la sede centra de CajaCanarias, en Santa Cruz de Tenerife.

(2) El corsario de Lanzarote puede adquirirse a través de la página web de CajaCanarias, así como en las librerías La Isla, Canaima, Librería del Cabildo y Lemus, al precio de 10 euros

Saludos, quien lanza sabe mover, ella le da de comer, desde este lado del ordenador.

Una novela sobre los otros canarios

Domingo, Septiembre 30th, 2012

“-¿Quiere la guerra? ¡La tendrá!”

(La Señora. Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro.- Carlos Álvarez. Horas Antes Editorial)

Las cien primeras páginas de La Señora. Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro del escritor Carlos Álvarez (1) es literatura de frontera de primer orden. O la descripción, fascinada, de un territorio considerado el fin del mundo conocido, y lugar en el desembarca uno de los personajes más interesantes de aquel momento: Beatriz de Bobadilla.

Personaje que hasta el día de ayer, antes de la publicación de la novela de Carlos Álvarez, formaba parte de la amplía galería de villanos de los que participaron en la conquista de Canarias. Todos ellos, con sus numerosas dobleces, cuya sangre circula entre  los que nacieron con posterioridad en estos peñascos.

Los otros canarios.    

Beatriz de Bobadilla, la Señora, fue una mujer educada en la Corte de los reyes Católicos al que el peso de la Historia más que ubicar, desubicó en una isla que formaba parte de un archipiélago aún bronco y en el pleno proceso de conquista. Un archipiélago en el que comenzaba a fusionarse, con violencia desatada, dos sociedades radicalmente distintas. Una de las cuales estaba condenadas a integrarse.

Este y no otro es el eje a través del cual gira la última novela del escritor y también guionista Carlos Álvarez. Ambiciosa  y compleja tarea que su autor narra mezclando personajes reales y ficticios que les sirven de comodines –estos últimos– para recorrer el pasado de una isla, y por extensión de las seis restantes que conforman el archipiélago canario.

Estamos pues ante un relato en el que se cuenta la Historia de Canarias desde la perspectiva de quienes la conquistaron pero también de quienes se sumaron a un Imperio que en aquel momento apenas andaba en pañales.

Álvarez reivindica así el protagonismo en ese proceso de transformación, salpicado de hombres, de una mujer culta y refinada que aprende a fusionarse con un entorno que parece detenido en el tiempo.

No escatima el escritor la durísima empresa que significó esta aventura. Entre otras, la brutal matanza de los gomeros a raíz del asesinato de su marido, Hernán Peraza; las conjuras en las que se vio inmersa y las alianzas que pactó quien también era conocida como La cazadora, porque La Señora. Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro es un relato de ambiciones pero sobre todas las cosas, una novela que muestra la compleja fusión de dos mundos radicalmente distintos.

Su lectura, en este sentido, contribuye a que los habitantes de estas islas aprehendan su pasado y quizá –e ignoro si esta fue la intención de su autor– aprendan lo que costó sumarse a un territorio que empezaba a iluminarse con la luz del Renacimiento.

Carlos Álvarez apuesta por la ironía y el humor para narrar este momento tan trascendental para la Historia de Canarias y lo que hoy es España.

Recurso narrativo que le sirve para contar una historia que transcurre en un periodo muy concreto de nuestra Historia común, pero elemento que, a mi juicio, se desorienta tras sus primeras cien páginas.

Parece como si el autor, desbordado por introducir otros acontecimientos de lo que podríamos denominar el amanecer de un Imperio –la conquista de La Palma y Tenerife coincide con el eco del descubrimiento de América– perdiera el rumbo en las trescientas páginas siguientes.

No obstante, Carlos Álvarez es un escritor de oficio y tiene la notable capacidad de que las mismas se lean con interés porque resultan creíbles pese a que no explote a los antagonistas y apenas dote de consistencia  a los personajes secundarios de su relato.

En este aspecto, los secundarios principales de La señora. Beatriz Bobadilla. Señora de Gomera y Fierro carecen de doblez. Es más, da la sensación que están puestos ahí para mostrarnos paisajes y momentos. Es decir, que se mueven por necesidades narrativas para describir hechos.

Parece incluso como si Álvarez no quisiera molestar a nadie, consciente quizá de que aquel periodo de la Historia en la que Canarias se sumó al Imperio que daba sus primeros pasos, es asunto delicado.

Tan delicado que aún  despierta debates maniqueos entre los que defienden la condición de buen salvaje de los primeros pobladores de estas islas abandonadas de la mano de los dioses e insisten en tachar a los otros canarios, los conquistadores, como corruptores al imponer por las armas y la religión un modelo de civilización que en ese momento resultaba arrollador.

Con todo, la novela de Carlos Álvarez se lee muy bien. Y si bien no se trata de una novela histórica como se apresura a explicar su propio autor, procura en todo momento –pese alguna que otra licencia– ser riguroso con la Historia.

Una Historia, con H mayúscula, en la que intenta drenar en la medida que puede la leyenda negra que todavía promueven otros narradores cuando cuentan su historia –sin H mayúscula– al enmarcarla en ese mismo periodo de la Historia.

En contra de la mayoría de ellos, a Carlos Álvarez le interesa más integrar que separar, aunque esa integración sea fruto de la fascinación:

Don Fernando de Guanarteme quería saber cómo era Salamanca y Burgos y León y Osma porque el viaje que hizo para presentarse a los reyes le supo a poco. Por él se hubiera quedado en Toledo, no es que lo dedujera Martín, fue que don Fernando se lo dijo. Estaban fuera de la casa cuando el sol se acercaba al ocaso y el horizonte, el mar, las nubes y el Pico, desorientando a Martín, se incendió en todos los tonos del rojo y atrapó la mirada de los dos por un buen rato. Martín le estaba hablando de las casas y palacios que los Quirós por un lado y los Velasco por otro tenían entre Ciudad Rodrigo, Salamanca, Béjar, Osma, Toledo y Medina (…). Quedaron en silencio y entonces Martín dijo: Es bello este paisaje.

- Cambio este valle por cualquiera de aquellos palacios –le dijo don Fernando de Guanarteme, antes Tenesor Semidán, recordando Toledo con nostalgia.

O de la resignación:

A Martín los gomeros le parecían tristes y después de lo que escuchó, motivos no les faltaban.

Eran los primeros de su estirpe que habían perdido la soberanía de su isla. Y la isla, para un isleño es toda la Tierra. Habían tenido que aprender otra lengua y no podían usar la suya en presencia de los nuevos amos; también habían tenido que esconder sus creencias, aprender las nuevas y someterse a la infamia del último de los Peraza que en solo unos años diezmó la isla. Ya sabían todos que cualquier revuelta era inútil, que podrían matar también a la Señora y a sus hijos, pero vendría otro Pedro de Vera y la venganza sería aún mayor que la anterior y pondrían a otro señor, si no al mismo verdugo. Motivos de aflicción no les faltaban.”

El escritor aprovecha su novela para desmontar la leyenda negra que rodea a Beatriz de Bobadilla, personaje que se han empeñado unos en que quede registrado en nuestro imaginario colectivo como una especie de Mesalina.

Que nadie espere así encontrar tórridas escenas de sábanas revueltas con, entre otros, uno de sus presuntos amantes, Cristóbal Colón, a quien describe Carlos Álvarez como un arribista seductor:

Beatriz notó que el marino también había puesto plano a su visita, parecía que tenía prisa por terminarla. Apenas se interesó por sus heridas y no usó las galanterías que otras veces prodigaba para conquistarla. Cómo mudan los afectos de los hombres, tal vez ni afectos, solo el deseo es lo que les mueve, pensó Beatriz. (2).”

Estamos pues ante un libro ambicioso y si me apuran definitivo sobre lo que significó que siete islas olvidadas hasta ese entonces comenzaran a figurar en el mapa del mundo conocido.

Una labor en la que Álvarez destaca el importante papel que en esta empresa  jugaron las mujeres. Mujeres que en esta obra tienen mayor peso que los hombres. Casi como si quisiera darnos a entender que ellas, y no ellos, fueron las que tuvieron la misión de integrar y no disgregar a los que a partir de ese entonces habitaron los territorios conquistados.

La sombra de Beatriz de Bobadilla planea en toda la novela, pero no es una novela en sentido estricto sobre Beatriz de Bobadilla.

Álvarez, con feroz gracia, ya lo advierte nada más empezar la lectura de su interesante recorrido por una de las etapas más interesantes y también manipuladas de la Historia (con H mayúscula) de Canarias y España.

Bobadilla en primera persona inicia el relato, pero la voz de su primera persona se detiene abruptamente.

No es un Yo, Beatriz de Bobadilla…

Tenía diecisiete años y no podía oponerme a la voluntad del rey. Tampoco presenté ninguna resistencia, es verdad. Y si he de ser totalmente sincera, lo deseaba tanto…”

Un deseo que se torna en castigo al ser desterrada por su falta –originada, cuenta Álvarez, por la libido desatada del rey Fernando– al último rincón del mundo conocido.

Un mundo conocido que deja de serlo cuando se descubre lo que más tarde será América.

A propósito, reflexiona Bobadilla en la novela: “No, las islas ya no estaban en el fin del mundo, tampoco eran un convento ni un reino, era el Señorío de las islas de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Fierro”.

El resto es Historia. Una Historia de la que Álvarez hace historia…

Una historia que cuenta en clave de humor e ironía.

La novela incluye en sus páginas un artículo firmado por el catedrático emérito de la UNED y director del Anuario de Estudios Atlánticos, Antonio de Béthencourt Massieu; así como un apéndice con apuntes históricos que dan por cierto algunos de los capítulos del libro.

Curiosamente, y a mi entender, los que resultan más insólitos de esta novela.

(1) Carlos Álvarez es autor también de La pluma del arcángel, título por el que obtuvo el Premio de Novela Benito Pérez Armas y que se desarrolla en Gran Canaria “en algún momento del siglo XVI”.

(2) La negrita es nuestra.

Saludos,  ”la vida imita al arte mucho más de lo que el arte imita a la vida”,  desde este lado del ordenador.

Entre indígenas y conquistadores

Viernes, Septiembre 28th, 2012

La publicación este mes de la última novela del escritor y guionista Carlos Álvarez, La señora: Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, inspirada en la vida de una mujer que ha pasado a la historia de este archipiélago como “rara, que teniendo todas las gracias y flaquezas de su sexo, tuvo la crueldad y constancia de un hombre sañudo” (Viera y Clavijo) y la presentación el 21 de noviembre de El corsario de Lanzarote, de Francisco Estupiñán, por la que obtuvo el XXVII Premio Benito Pérez Armas, anima la redacción de este artículo que solo pretende dar cuenta de algunos títulos recientes cuya acción se desarrolla en aquellos tiempos en los que tardó en asentarse la colonización europea en el archipiélago canario. Este marco histórico reúne suficientes atractivos para ser un territorio abonado de relatos y novelas aunque, desgraciadamente, aún son escasos los títulos que han intentado recrear literariamente cómo fue aquel momento tan trascendental para la Historia de Canarias.

Ignoro las razones que ha generado este desinterés, aunque sospecho que probablemente una de ellas sea el trabajo de investigación que implica una novela de estas características y el miedo, contagioso, de intentar recrear literariamente el nacimiento de un territorio en el que aún corría la sangre indígena mezclada ahora con la de una cultura exterior que, en el caso de la castellana, se había forjado reconquistando a golpe de espada y fuego lo que hoy conforma la península Ibérica.

Ese momento, que ha llegado hasta nosotros confundido por la leyenda, está plagado de personajes fascinantes. Hombres de su tiempo que, como Alonso Fernández de Lugo, son encarnaciones “del villano perfecto” en palabras del escritor y también historiador Mariano Gambín; o la mismísima Beatriz de Bobadilla, una mujer que muchísimo tiempo antes de que inspirara a Carlos Álvarez ya había sido objeto de carne literaria en Doña Beatriz de Bobadilla: drama histórico en cuatro actos (1840) de Manuel de Ossuna y Saviñón, y objeto de una biografía de Alejandro Cioranescu en Doña Beatriz de Bobadilla. Una amiga de Cristóbal Colón.

Con estos antecedentes y con estos protagonistas, continuo pensando que trabajada con perspectiva histórica y huyendo del maniqueísmo en el que, desgraciadamente, aún se caracterizan muchas de las ficciones que han intentado novelizar aquel capítulo que unió a Canarias con una España que en aquel entonces aprendía a dar sus primeros pasos como unidad, es un rico filón narrativo a través del cual poder entender la realidad de las islas y un momento trascendental para comprender el sentido de frontera que anida entre los que residen en estos territorios desvertebrados.

Al margen de la literatura que se escribió sobre la conquista de Canarias en el siglo XIX, y que contribuyó en gran parte a alimentar el sentimiento de buen salvaje por los primeros pobladores del archipiélago y entre cuyos títulos cabría destacar Los guanches o la destrucción de las monarquía de Tenerife (1834), del ya citado Manuel de Ossuna y Saviñón; El último de los canarios (1858), de Agustín Millares Torres y La baja del secreto (1900), de Benito Pérez Armas basada en la rebelión de Los Gomeros de 1488, resulta curioso como en las novelas recientes que hemos recopilado sobre aquellos hechos planee todavía en la mayoría de ellas una visión idealizada del indígena. Es decir, que caen en una visión del buen salvaje encarnado en el guanche –por generalizar aunque no sea correcto a los primeros pobladores de las islas Canarias– que debilita sensiblemente sus ficciones por resultar más que literarias, panfletos en los que se describe el desmoronamiento de una cultura que, presuntamente, habría logrado una perfecta comunión con la naturaleza.

Se tratan pues de títulos, en estos casos, que resultan más una reinterpretación propagandística y en algunos casos incluso folletinesca. Historias que pretenden explotar el mito del buen salvaje que a aproximaciones objetivas, lo que hace, es mi parecer, que resulten a la postre productos literarios fallidos porque no quisieron, o no supieron sus autores, aprovechar la riqueza de aquel período.

Los guanches.- Títulos como El guanche en Venecia (Artemisa Ediciones) de Juan Manuel García Ramos y en mucha mayor medida Taucho, la memoria de los antiguos (colección Atenai, CSB Ediciones) de Fernando Hernández González, son así relatos demasiado ingenuos sobre los guanches, aunque García Ramos sabe imprimir a su novela de cierto carácter aventurero, lo que se agradece  aunque no termine por convencer por su idealizada reivindicación de lo guanche.

Por el contrario, sí que carece de ese sentido de la aventura Taucho, la memoria de los antiguos, obra en la que su autor está más preocupado por reflejar con cierto realismo –sobre todo recurriendo a discutidas fuentes orales–  la cultura guanche que al propio relato en sí .

Escrita como una novela de aventuras en su sentido más festivo se encuentra Canaria, de Jesús Piñeiro (De Librum Tremens), relato que narra la historia de dos gaditanos que a mediados del siglo XV recalan en la isla de Gran Canaria donde las circunstancias hacen que militen en bandos contrarios. Es decir, que uno terminará combatiendo al lado de los canarios y el otro de los castellanos.

Novelizar la Historia es lo que se propuso el historiador Agustín Guimerá Ravina en su Tenerife, la nueva frontera (colección Tid, Idea), donde da voz, entre otros protagonistas al mencey Bencomo y Alonso Fernández de Lugo, aunque no es un título a recomendar para quienes busquen un retrato psicológico de personajes.

Lo guanche sirve también a Jesús Caudevilla para componer Las Cañadas de Achinet (Equipo Sirius), donde dos parejas de turistas peninsulares de visita en Tenerife viajan al pasado… Esta excusa, permite al escritor describir cómo vivían los primeros pobladores del archipiélago, moradores que aparecen también en Guanche, de Enrique Nacher, título por el que obtuvo el premio Benito Pérez Galdós de Novela y que con un poco de suerte puede encontrarse en la reedición que el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC) hizo en 1999 de este título.

En esta incursión literaria nos encontramos también con las tres novelas juveniles que el escritor grancanario Carlos Guillermo Domínguez publicó con los títulos de Bencomo, Atacayte: corazón valiente y Sosala. El hijo del volcán, y ya en otros territorios no estrictamente a los que quiere circunscribirse este artículo, La sima del diablo (Alfaguara juvenil) de Heinz Delan, y La cueva de las mil momias (Herques editorial), de David Galloway. La primera porque su autor propone una curiosa aventura fantástica que entronca con la leyenda de los tibicenas y la segunda porque, también en clave de fantasía aventurera, se cuentan las andanzas de un descendiente de guanches en pleno siglo XVIII.

Destacamos, igualmente, el relato que el escritor vasco José Luis Urrutia ambienta en Tenerife a finales de mayo de 1494 en La amistad de los vencidos, cuento que se incluye en la antología  2.050 kilómetros. Antología de relatos vasco-canaria (editorial Baile del sol), coordinada por Agustín Díaz Pacheco; y en los territorios de la novela de evasión y aunque no tenga nada que ver con la conquista de Canarias pero sí con la de América, los siete volúmenes (1) que Alberto Vázquez Figueroa dedicó a su Cienfuegos, o las andanzas bélicas, amorosas y un poco golfas que emprende un gomero por el Nuevo Mundo y que siempre he querido ver como la respuesta del escritor tinerfeño al canario que dibuja en la fascinante La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, Ramón J. Sender. Un tipo, ese canario, que el autor de Imán describe como taimado y cizañero.

Cosas de la tarumba equinoccial, supongo.

Alberto Vázquez Figueroa es también Garoé (Ediciones Martínez Roca), ambientada en la isla de El Hierro y obra en la que el autor combina ingredientes de la novela de aventuras con la de romance para componer un atractivo fresco sobre las relaciones entre castellanos y bimbaches en la más occidental de las islas Canarias y título por el que obtuvo en 2010 el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, patrocinado por la Obra Social de Caja Castilla La Mancha.

Con un espíritu más próximo a Zane Grey, dos escritores alemanes explotaron el mito del buen salvaje en sendas novelas que deben ser leídas como relatos de aventuras meridianamente atractivas como son Tanausú, rey de los guanches y El rey de Taoro de Harald Braem y Horst Uden, respectivamente, y que pueden encontrarse en la editorial Zech.

Otras incursiones literarias son Achineche (ediciones Aguere/Idea) en la que su autor, Andrés Martín Peinado, narra las aventuras de Alejandro, un joven capitán español que tras caer herido en la batalla de Acentejo es trasladado como prisionero por los guanches a Taoro y salvado por una indígena llamada Cataysa; Bentorán (colección Tid, ediciones Idea) de Félix Díaz, en la que un guanche tiene que adaptarse a su nueva vida tras la derrota de la batalla de La Laguna, mientras intenta no renunciar a sus creencias religiosas para emprender, finalmente, viaje a las Indias Occidentales; Iballa (Globo editorial), de Manuel Mora Morales, en la que se recrea la revuelta de los gomeros a finales del siglo XV en contra de Fernán Peraza el joven por su presunta relación con la joven que da título a la novela, y que obligó a Beatriz de Bobadilla a refugiarse en la Torre del Conde, y material histórico que también se desarrolla en Iballa (Edirca, 1992) de Juan del Río Ayala, autor también del romance Tirma, material que sirvió para la película del mismo título.

Destaca también El Garoé. La leyenda del árbol el agua (Centro de la Cultura Popular Canaria), de Emilio González Déniz, y cuya acción se desarrolla en la isla de Pluvalia donde vive pacíficamente el pueblo bimbache, y del mismo González Déniz, Ico, la princesa blanca (Centro de la Cultura Popular Canaria) que está inspirada en una leyenda de los aborígenes de Lanzarote).

Por su valor histórico y literario reseñamos por último Ritos y leyendas guanches (Miraguano Ediciones), de Sabas Martín, un título que ha terminado por convertirse de culto.

Los conquistadores.- Carlos Álvarez cuenta además de La señora con una novela que, a mi juicio, es de las más sobresalientes de cuantas se hayan escrito sobre aquel período. Período, insisto, que entiendo como una especie de amanecer de lo que sería Canarias.

La pluma del arcángel se desarrolla en la isla de Gran Canaria durante el siglo XVI, territorio en el que desembarca el inquisidor Fermín Ximénez con la idea de poner orden y reinstaurar la fe verdadera que es la que le ha dado sus poderes.

La pluma del arcángel, por la que su Álvarez obtuvo el premio Benito Pérez Armas, es un relato que quiere ser picaresco y que aún se deja leer porque está poblado de personajes a cada cual más extravagante.

Es además la única novela de todas las citadas con anterioridad que se centra en esos nuevos canarios que, como los marcianos de Ray Bradbury, son los que, viniendo de otro lugar, decidieron establecerse en una geografía que, cosas de la vida, aún continúa sin querer reconocerlos como sus antepasados.

Para cerrar este recorrido, destacamos la última novela ganadora del premio Benito Pérez Armas, El corsario de Lanzarote, cuya acción se desarrolla en el siglo XVI. Escrita por Francisco Estupiñán, en la novela los personajes reales y ficticios se cruzan. Así, en su relato desfilan, entre otros, el primer marqués de Lanzarote, Agustín de Herrera y Rojas, o el pirata Morato Arráez.

El corsario de Lanzarote se presenta el 21 de noviembre en el salón de actos de CajaCanarias.

(1)  Las cinco novelas de la serie Cienfuegos son Cienfuegos; Caribes; Azabache; Montenegro; Brazo fuerte; Xaraguá y Tierra de bisontes.

(Artículo publicado en el número 116 de El Perseguidor, Diario de Avisos).

Saludos, ya llegan las primeras nubes, desde este lado del ordenador.

Noticias de esas cosas que tanto me (dis)gustan

Martes, Septiembre 4th, 2012

UN CINEASTA CON MUCHA PECHONALIDAD

El investigador tinerfeño Jorge Fonte es el autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico (Ediciones JC). En este volumen Fonte desentraña las claves que configuran el universo cinematográfico de un cineasta cuya obra se caracteriza por una búsqueda constante de la carnalidad que, en ocasiones, hizo equilibrios para no caer en la pornografía, un género, por otro lado, que detestaba cordialmente el autor de cintas tan extravagantes y salvajes como Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965) y Vixen (1968). Hay que aclarar que Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico no es el primer libro que se dedica en España al director. Hace años Pedro Calleja (responsable de uno de los mejores fanzines de cine fantásticos de este país, el mítico Serie B) dio a conocer su  filmografía en el todavía recomendable Meyerama: las películas y las supermujeres de Russ Meyer (editorial Midons), volumen que incluye una jugosa entrevista con este amante de las mujeres con destacada pechonalidad que fue Russ Meyer. Calleja será, precisamente, el encargado de presentar el libro de Fonte en el Salón Erótico de Barcelona (SEB), que se celebra en octubre. Otros libros del autor de Russ Meyer. El indiscutible rey del cine erótico, son los dedicados a Walt Disney, Steven Spielberg, Oliver Stone, Woody Allen y Robert Zemeckis. El volumen de Fonte, además de biografía y un extenso e interesante estudio sobre todas las películas rodada por el cineasta, incluye filmografía y bios muy jugosas sobre las actrices y actores que intervinieron en sus filmes. La aparición del libro coincide además con el noventa aniversario del nacimiento del director, quien falleció en Los Ángeles, California, en septiembre de 2004.  

UNA MUJER DE ARMAS TOMAR

El escritor y guionista Carlos Álvarez presenta este mes su tercera novela, tras La pluma del arcángel (Alfaguara), título por el que obtuvo el premio Benito Pérez Armas y Si le digo le engaño. 100 kilos a la deriva para salir de la crisis (Hora antes editorial). Lleva por título La señora. Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro (Hora antes editorial), y mezcla realidad y ficción con el objeto de ofrecer un retrato diferente de una mujer adelantada a su tiempo y con tanto peso protagónico en aquellos tiempos en los que Canarias comenzaba a integrarse en la Corona de Castilla. Beatriz de Bobadilla es también protagonista de Doña Beatriz de Bobadilla: drama histórico en cuatro actos, publicado en 1840, y cuyo autor es Manuel de Ossuna y Saviñón y su figura ha sido estudiada, entre otros, por Alejandro Cioranescu (Doña Beatriz de Bobadilla. Una amiga de Cristóbal Colón) y descrita por el polígrafo canario José Viera y Clavijo como una mujer “rara, que teniendo todas las gracias y flaquezas de su sexo, tuvo la crueldad y constancia de un hombre sañudo.”

EDUARDO, ESTÁ USTÉ NOMINADO

El guionista y dibujante de cómics Eduardo González está nominado en la categoría de mejor guionista nacional por Dentro de la noche a los Premios de la crítica de la revista Dolmen en su XII edición, relativa a los años 2011/2012. Un total de dieciséis especialistas ha votado en esta primera fase, la segunda comenzará este mismo 5 de septiembre y el fallo se dará a conocer el 15, coincidiendo con la clausura de las Jornadas del Cómic de Avilés. Eduardo González compite junto a Paco Roca, Gabi Beltrán, Díaz Canales, Cristina Durán y M. A. Giner. Para seguir el trabajo de Eduardo les recomiendo que visiten su para mi imprescindible blog Tirón de ojeras.

HISTORIAS DE UN MAÑO EN AMÉRICA

El ermitaño errante. Buñuel en los Estados Unidos, del catedrático de Historia del Cine de la Universidad de La Laguna, Fernando Gabriel Martín, es un más que recomendable trabajo sobre el cineasta aragonés durante su todavía poco conocida estancia en el país donde ondea las barras y las estrellas. En este volumen, que fue editado hace dos años por la Filmoteca Regional Francisco Rabal (Murcia), el autor propone un riguroso seguimiento por tierras norteamericanos del director de Los olvidados. Gran parte del material es resultado de numerosas consultas en los archivos Rockefeller, Universidades de Columbia y Nueva York; Washington y Los Ángeles. Con suerte, y para buñelistas de pro, el libro aún se puede encontrar en librerías. Como todo el mundo sabe, Luis Buñuel dirigió en su etapa mexicana, a mi juicio la mejor de su filmografía, Él, que está basada en la novela del mismo título de la escritora tinerfeña Mercedes Pinto. Y para no ser menos, recomendamos el visionado de La joven (1960), una de las cintas menos conocidas del director, en la que plantea una reflexión políticamente incorrecta sobre el racismo.

FUERTEVENTURA EN NEGRO

Me informan de una nueva incursión en la literatura negro criminal escrita en Canarias. Aún no he tenido acceso a la novela, aunque las reseñas que he leído no son malas. Se trata de Sangre de perros, de Carlos David Gutiérrez Robayna, y la acción transcurre en la isla de Fuerteventura. Solo que una isla, la de Fuerteventura, de noche, alejada de la brillante y poderosa luz del día.

CORTOS MADE IN CANARY ISLANDS

Tenerife Espacio de las Artes (TEA) acoge el jueves, 13 de septiembre y a las 20.30 horas, el estreno de tres cortometrajes realizados en Canarias. Los trabajos son Nube9, de Josep Vilageliú; Ángeles, de Daniel León Lacave y El duelo, de Borja Texeira. Estas piezas se exhibirán también el lunes, 17 de septiembre, en los Multicines Monopol de la capital grancanaria. Atención a los carteles promocionales de estos tres cortos… Impecables. Esperemos que el resultado en pantalla resulte igual de convincente.

Saludos, cuando despertó, el dolor de barriga continuaba ahí, desde este lado del ordenador.

(www.elescobillon.com)