Mariano Vega

Domingo, Julio 17th, 2011

Ha muerto Mariano Vega, periodista de Radio Juventud de Canarias, Radio Nacional de España y Televisión  Española, hasta su prejubilación en 1999.

De Mariano Vega recuerdo su amable corrección. Un trato exquisito que me permitía ver que, detrás del periodista, se escondía el corazón de un escritor y poeta que deja ahora, tras el anuncio de su ausencia, una serie de obras de necesaria recuperación.

Escribió poesía, Preverbios (1976) y Oquedal en verano (1985), y también textos de teatro, cuentos y ensayos que muestran a un hombre luminoso y profundamente preocupado por el mundo de la cultura.

No lo traté demasiado, pero las pocas veces que conversamos me ayudó a comprender mejor el universo que habitamos sin recurrir a magisterio alguno porque no nunca le hizo falta. Bastaba con escuchar su voz radiofónica.

Me entero de su desaparición por una nota de condolencia emitida desde la Asociación de la Prensa de Tenerife, lo que me hace pensar que con la muerte de Vega se va un buen pedazo de la historia del periodismo en esta provincia.

También la de un profesional que luchó con coraje por dar a conocer la voz de la Cultura de su archipiélago en los medios en los que trabajó.

Se nos ha ido, en definitiva, un buen periodista.

Un buen hombre.

Saludos desde este lado del ordenador.

¡Sueños para unos, pesadillas para otros!

Jueves, Junio 23rd, 2011

El ambiente es espeso aunque la mayoría controla los nervios. Hay un silencio generalizado que solo rompe el ligero chasquido cuando algunos se encoge de hombros. Todos coinciden sin embargo en la incertidumbre de lo que vendrá.

O de si permanece lo que está, en cómo lo organizará estos próximo cuatro años.

Veo el futuro como el río que atraviesa la jungla y termina en el corazón de las tinieblas. Contemplo en mi bola de cristal al próximo/a viceconsejero/a de Cultura del Gobierno de Canarias susurrar el horror, el horror mientras hace malabares con el presupuesto cada vez más raquítico que llega a sus manos rodeado de pigmeos caníbales con forma de gestores culturales y artistas pidiendo argo.

“¡Dame arguito por favor, dame arguito!”, exlaman las criaturas.

Escucho la opinión de algunos inquietos ante la idea de que Cultura caiga en manazas socialistas, que son todos aquellos de la tribu a los que hace tiempo nadie invitaba a cenar y que tras el pacto mefistofélico post elecciones parece que ahora comienzan a recibir llamadas de propios y extraños para invitarlos, precisamente, a cenar.

Otros, los menos la verdad, se cuestionan qué destino tendrá quien a lo largo de todo ese tiempo ha ocupado tan alta responsabilidad mientras se comenta en los mentideros nombres, añadiendo a continuación y con la boca pequeña que el perfil de los sustitutos que se barajan es muy bajo.

“¿Pero tú no suenas como asesora?” pregunto.

Shhhhh”.- me responde.

Otras voces me comentan como si tragaran choricitos de Teror que el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, quiere Cultura. Y que la quiere tanto –lo que me confunde más de lo que estoy–  que no descarta la posibilidad de desgajarla de Educación, Consejería que en la negociación del pacto mefistofélico cae en manos socialistas.

La pregunta es donde meterían a Cultura.

Unos dicen que en Presidencia y los demás que en el fondo de un armario.

Intento buscar en mi cabeza algún referente literario o cinematográfico para describir la situación de “sálvese quien pueda” que flota en el aire y solo se me viene a la cabeza filmes de zombis. Y escribo zombis porque parece que tantos tipos que parecían muertos de repente han vuelto a la vida para reclamar: ¡dame argo, dame argo!

En la Viceconsejería de Cultura muchos señalan a Alberto Delgado y dibujan un interrogante en el aire y las opiniones que se cruzan suenan a cálculo marciano. 

Fuera del área de Cultura las cábalas se multiplican y todo hiede a falso.

También a filtraciones demasiado interesadas que son más cortina de humo que otra cosa.

Lo mejor en estos casos es asentir y negar con la cabeza y recurrir a la socorrida frase que Guiseppe Tomas di Lampedusa nos dejó escrita en el Gatopardo: todo cambia para que no cambie nada.

Porque no cambiará nada. Se apreciará, eso sí, un notable descenso de actividades artísticas y culturales subvencionadas estos próximos cuatro años porque, reitero, el afeitado del presupuesto será inevitablemente más salvaje que el que se ha venido gestionando hasta el día de hoy.

Ello generará más iniciativas privadas que, contra viento y marea, aportarán su granito de arena al panorama cultural del archipiélago y a buscar otras fórmulas de inversión por parte del Ejecutivo regional en Cultura. Un sector que, pese a los dramáticos días que vivimos, crece.

Me refiero al de la Cultura, obviamente.

Lo más recomendable ante lo que se avecina es que se mire hacia atrás para no repetir las políticas de excesos partidistas que enterró otras iniciativas quién sabe si más provechosas. Claro que eso nunca lo sabremos.

Tengo la esperanza que los cada vez más estoicos repartos dinerarios se hagan con la transparencia que requieren y que los criterios de valoración –que a mi juicio parecen a veces caprichosos por no escribir otra cosa–  estén liberados de prejuicios.

Quiero ser optimista.

Ya saben, esos que creen que al final del túnel hay luz. Aunque sea la de una bombilla.

Y quiero pensar que en estos días de fiesta para unos y derrotas para otros, se tome en cuenta lo que, pese a todo, se ha avanzado en estos cuatros años.

Se cuenta con un Plan Estratégico para la Cultura muy cuestionado pero que espero no sea un documento cerrado sino abierto a debates porque los tiempos que vivimos ya no son los tiempos que vivimos ayer.

Continúa también el programa Septenio que pide a gritos una urgente revisión.

Y otras iniciativas que solo puede impulsar la Viceconsejería como es el universo audiovisual, siempre y cuando lo haga con coherencia y una visión objetiva del sector como elemento cultural y de espectáculo, lo que implica –cosa que se ha ignorado hasta ahora–  no perder de vista sus posibilidades de negocio. Su rendimiento económico. Que un largometraje que cuenta con una aportación dineraria del Gobierno canario no se estrene solo en las dos capitales de provincia del archipiélago para dejar conciencias tranquilas.

Percibo sin asombro que son tiempos de incertidumbres y que hay un temblor que entiendo pero no comparto por lo que podrá cambiar mañana.

Porque si algo espero –continúe gestionando los recursos el hoy en funciones viceconsejero de Cultura u otro u otra– es que en los próximos cuatro años todos tengan derecho a competir en igualdad de condiciones para arañar el dinero que pueda facilitarles este departamento.

Pero me cruzo en la avenida de Anaga con Traci Lords y me suelta una frase que me deja literalmente acojonado: “Baby, ya conozco la película y me sé el final.”

“A mandar, señorita Traci”, tartamudeo con una sonrisa boba en la boca.

Cuando la Lords se disuelve en la calima grito

“¡No, No, Nooooo te me vayas Traci Lords!”

asocio sus sabias palabras con la Cultura que se emana de las instituciones públicas canarias… 

… Conozco la historia y me sé el final.

Pero ¿quién sabe?, igual nos aguardan cuatro años de éxito y fortuna si las cosas se hacen bien siempre y cuando cambien de chip los que hasta ahora no han hecho que nada cambie.

Saludos, buscando desesperadamente a Traci esta noche de San Juan, desde este lado del ordenador.

Be a Clown

Sábado, Abril 2nd, 2011

I.- ANTES DE LA FUNCIÓN

Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias, se mira en el espejo. Al fondo, sentado en un cómodo sofá blanco, uno de los asesores le dice que está impecable.

ASESOR: Se parece al James Bond.

Rivero (Elevando la ceja izquierda y mientras se ajusta el nudo Windsor de la corbata color Burdeos): Mi nombre es Rivero, Paulino Rivero.

La sonrisa se le congela en la boca cuando suena en la habitación la danza de los enanos de la Bajada de la Virgen.

Se trata del móvil del asesor, quien responde a la llamada.

Rivero, sin dejarse de mirar en el espejo, hace que no escucha.

ASESOR: ¿Qué ya están abajo? Mmmm, bien, muy bien… Denles algo de comer que esa gente es de estómago fácil y anuncie que en unos minutos estaremos con ellos.

Rivero hace un gesto con las manos. Se mete en el cuarto de baño. Al cabo del rato sale dejando tras de sí un aroma a perfume caro. El asesor intenta detectar la marca con su nariz pero es tanto el que se ha puesto encima que le lloran los ojos y anestesia su sentido del olfato.

PAULINO RIVERO: ¿Bajamos?

ASESOR (recuperándose de la nube tóxica): Bajemos.

 II.- A PUNTO DE SALIR A LA PISTA

 Al salir del ascensor se encuentra con el viceconsejero de Cultura, Alberto Delgado.

PAULINO RIVERO: ¿Cómo está usted?

Alberto Delgado se sonroja y dice que bien. Observa la mano extendida de Rivero y la estrecha efusivamente.

Rivero y el asesor cruzan el pasillo mientras dejan detrás a Delgado, que se lleva uno de los dedos a la nariz. 

“¿Se habrá dado cuenta el presidente?”

Camina confuso detrás de ellos.

 III.- EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO

Paulino Rivero abre los brazos y muestra su mejor sonrisa a los artistas canarios que han participado en el programa Canarias Crea.

Da palmadas en la espalda, comenta con alguno el estado inestable del tiempo y hasta se permite soltar una carcajada que suena, o a sí al menos lo entiende el asesor, como a sincera.

PAULINO RIVERO (mientras hace gestos para que el asesor le entregue los papeles): Esto no es un acto electoral. Esto es un acto de reconocimiento a la labor que todos ustedes, empresarios de la construcción, están…

ASESOR: Ejem

Rivero no abre la boca.

ASESOR (susurrándole a la oreja):  Son artistas, presidente…

Paulino Rivero tuerce la sonrisa aunque una bombilla parece encenderse en su cabeza.

Paulino Rivero se dobla de rodilla.

PAULINO RIVERO (limpiándose las lágrimas de los ojos): Yo me parto… Esto que he hecho es… ¿cómo se llama esto que he hecho?

Los artistas permanecen en silencio. Uno que tiene pinta de haber sido liberado de un campo de concentración levanta la mano.

PAULINO RIVERO (sonándose los mocos en un pañuelo de seda también de color Burdeos): Sí, sí, hable usted…

ARTISTA CON PINTA DE CADÁVER ANDANTE: Usted ha hecho una perfomance, presidente.

PAULINO RIVERO (que hace que se lo toma en serio): ¿Una perfoqué?

ARTISTA CON PINTA DE CADÁVER ANDANTE: Perfomance.

El asesor le murmura algo en la oreja al presidente del Gobierno canario.

PAULINO RIVERO (llevándose las manos al estómago): Pues que sea eso… ay que dolor, ay que risa más tonta…

Caminando se pone de frente a los artistas premiados. Los mira un rato, observando la variedad de disfraces que los distingue y vuelve a estudiar sus papeles.

PAULINO RIVERO (leyendo): Estamos reunidos hoy aquí porque quiero que sepan que desde el Gobierno de Canarias sabemos que la cultura es una actividad económica en la que podemos crecer mucho como región.

Rivero se calla e inclina la cabeza.

¿Está tosiendo?

CREADORA BIENINTENCIONADA: Jesús, señor presidente.

Paulino Rivero se mueve de un lado al otro, el asesor tiene que ayudarlo a ponerse firme.

PAULINO RIVERO (consultando con el dedo índice el texto): ¿Por dónde iba? Ah, sí… La aportación actual del sector cultural en el PIB de Canarias es importante, pero hay que seguir ampliando la presencia en la actividad económica de Canarias porque son oportunidades de trabajo. 

ALBERTO DELGADO (con ojos de cernícalo mirando a los presentes): ¿Se me han enterado?

La artistada asiente.

PAULINO RIVERO: Canarias Crea es un programa de la Viceconsejería de Cultura dirigido a fomentar y difundir la producción y creación cultural de Canarias fuera del archipiélago y favorecer la igualdad de condiciones de los artistas canarios con los del resto del país. Y todo eso, todo eso, desde el respeto a nuestro medio y a la proyección de nuestra cultura en todas las vertientes.

CREADORA BIENTENCIONADA: ¡Jesús, presidente!

ALBERTO DELGADO (molesto y mirando a la CREADORA BIENINTENCIONADA): ¿Se me ha enterado?

PAULINO RIVERO (conciliador): No pasa nada. No pasa nada… Lo que importa es que están aquí, en vuestra casa que es la sede de la Presidencia del Gobierno canario porque todos ustedes han participado en el programa Canarias Crea y han obtenido premios en festivales nacionales e internacionales en 2010 por su talento, creatividad y capacidad. 

ALBERTO DELGADO: ¿Se me han enterado?

CREADORA BIENINTENCIONADA: Jesús, presidente.

PAULINO RIVERO (mientras observa como uno de los invitados no deja de comer bollos rellenos de jamón de York y queso amarillo): Gracias.

Se hace un nuevo silencio. Pero en esta ocasión muy espeso.

ALBERTO DELGADO (con voz de tenor): Y los afortunados son…

Los artistas se ponen firmes. Incluso el que no deja de devorar bollitos.

ALBERTO DELGADO: En el sector audiovisual: María Sanz, por el corto Serendipia; David Baute, por la película Ella(s); y Eugenia Arteaga, por su corto Algo que aprender.

Paulino Rivero mueve la cabeza mientras intenta aflojarse el nudo de la corbata color Burdeos.

ALBERTO DELGADO: En artes escénicas, la compañía Helenaturboteatro y Burka Teatro.

Los llamados van circulando para darle la mano del presidente.

ALBERTO DELGADO: En música Sr Fusion, Bruttalized Kids, Tina Riobo, Priscila Estévez, Juan José López, Itziar Fernández, Goyo Tavío y el rapero Guille El invencible.

PAULINO RIVERO (interesado): ¿Es usted Guille?

GUILLE: El invencible.

ALBERTO DELGADO: ¿No se le olvida algo, Guille?

GUILLE (encogiéndose de hombros): ¿Las cholas?

El artista que no ha dejado de comer bollos aparta a Guille y se detiene ante  Rivero.

PAULINO RIVERO: ¿Y éste?

EL ARTISTA QUE COME: El de siempre, presidente. ¿Qué hay de mis cholas?

ALBERTO DELGADO: ¡Canarias Creaaarl!

 Saludo, presidente, desde este lado del ordenador.

Día de las Letras Canarias, ¿los últimos rescoldos?

Miércoles, Febrero 16th, 2011

Dulce Xerach Pérez rectifica en su blog la defensa enconada que había mantenido hasta ahora de conceder el Día de las Letras Canarias en 2012 al científico Blas Cabrera.

Diario de Avisos, el periódico que mejor ha seguido la polémica abierta entre escritores y poetas con algunos diputados del Parlamento de Canarias, publica hoy una serie de declaraciones con profesionales de las ciencias en las islas en las que casi todos ellos rechazan que este día (hasta el día de hoy un día más, seamos francos) se dedique a Cabrera porque, como apunta uno de los encuestados digamos que desproporcionadamente, “sería como si se le concediera a Stephen Hawking el Nobel de Literatura.”

Puestas así las cosas, solo falta que alguien corrija el desaguisado cometido por la Cámara regional al votar por unanimidad la PNL de la polémica y que las aguas agitadas de la literatura canaria vuelvan a sosegarse.

Recomiendo no obstante a los escritores canarios –que han sido los responsables de este insólito maremoto– que no se duerman en los laureles y que continúen con los ojos abiertos. Ya habrá tiempo de regresar a los cuarteles de invierno para enfrentarse a la terrible prueba de llenar las hojas en blanco.

¿Ha servido de algo esta polémica? ¿Este cruce de declaraciones entre narradores y poetas con políticos de encefalograma plano? Creo que sí.

Por un lado se ha escenificado cierta idea de unidad en un sector que, reitero, vive plácidamente encerrado en sus retiros espirituales. Por otro, se ha mostrado una vez más la dejadez e incapacidad del Parlamento de Canarias cuando aborda asuntos relacionados con la Cultura.

Personalmente y a raíz de lo generado por esta polémica, aún tengo la molesta sensación que estos hombres y mujeres que presuntamente representan a la sociedad canaria son en verdad una pandilla de majaderos. De gente que desconoce lo más básico del pasado y presente de nuestra –pese a todo– realidad literaria.

El desprecio que algunas de sus señorías han manifestado hacia los escritores de las islas (vivos y muertos) materializa no ya un divorcio sino el profundo desinterés que la mayoría de los diputados acostumbrados a comer aparte siente hacia el mundo de la cultura en general.

Si de algo sirve el ejemplo dado por la Cámara regional es, en todo caso, para que la ciudadanía se dé cuenta de una vez de la incapacidad de un órgano al que se la trae  floja cualquier cosa que huela a Cultura. A pensamiento y reflexión, herramientas que sirvan para enriquecer a esta región desestructurada.

Parece, en todo caso, que prefirieran (en comunión con cabildos y ayuntamientos) continuar mareando la perdiz del personal asociando carnaval y fiestas populares con Cultura. Y que más allá del carnaval y de las fiestas populares no hay más Cultura.

A la espera de que se disuelva esta PNL, ahora es momento de exigir que diputados como el popular Sigfrid Soria pida disculpas públicas por descalificar a un colectivo que, para mi sorpresa, por una vez se ha unido en defensa de una causa que han creído común: la dignidad y razón de ser de un Día de las Letras Canarias que a partir de 2012 muchos podríamos comenzar a tomarnos en serio.

Saludos, no sé la razón pero recuerdo al general De Gaulle, desde este lado del ordenador.

Alberto Delgado, la llamada y el informe del CES

Domingo, Febrero 13th, 2011

Me imagino al viceconsejero de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Alberto Delgado, con una extraña sonrisa dibujada en los labios mientras se encuentra sentado en su despacho.

Mira por la ventana y observa como si se tratara de una señal como un rayo de sol se filtra por un conglomerado de nubes rabiosamente grises, de las que amenazan tormenta, y que inunda de luz su despacho.

Ahora me imagino a Delgado bebiendo un vaso de agua mientras mira los papeles que tiene delante. Es probable que suelte un eructo de satisfacción, recuerdo del bocadillo de pata y el cortadito que se tomó antes de subir al despacho…

Me imagino que vuelve a mirar los papeles, que los acaricia. De reojo observa el teléfono esperando una llamada. La llamada.

Imagino que Alberto Delgado no es de los que toman la iniciativa de llamar primero. Hay que entenderlo, demasiadas frustraciones, demasiados cabreos que ha tenido que comerse por la gestión de otros…

El caso es que me lo imagino acariciando esos papeles mientras el rayo de sol que sale de las nubes grises comienza poco a poco a desaparecer.

Delgado mira la ventana y descubre que ahora llueve. Una lluvia tonta pero de esas que calan hasta los huesos. Queda bien apuntar que de fondo, igual producido en el mar, llega retardado el bramido de un trueno.

Imagino que llaman a la puerta de su despacho y que el buen hombre pide a gritos que lo dejen en paz. Vibra el móvil, lo coge. No le interesa quien lo llama así que deja que el aparato continúe bailando sobre la mesa.

Sus ojos, digo, están atentos al teléfono fijo. De ese aparato se enciende de tanto en tanto una luz encarnada que le avisa de todas aquellas llamadas que pidió que le desviaran si no era la que esperaba.

Y esa llamada no llega. Pero tampoco le desespera.

Hay tiempo. Aún hay tiempo.

Lo curioso del caso es que esa extraña tranquilidad en la que se encuentra el viceconsejero no tiene razón de ser.

Pero él es así.

Lo curioso del caso también es que si fuera otro aprovecharía lo que revelan esos papeles que hoy le han alegrado este día tonto y tormentoso para reivindicar la importancia del departamento que dirige como vehículo para estimular la economía en banca rota de nuestro iluminado Gobierno de Canarias pero no, no. Alberto Delgado se limita a esperar una llamada que viendo la hora que es, es probable que nunca se produzca.

¿Comienza a inquietarse Alberto Delgado?

Pensemos que sí.

El viceconsejero comienza a trazar un esquema en una hoja cuadriculada de un cuaderno Guerrero.

Alguien toca a la puerta.

- Estoy trabajando.- grita.

Dejan de llamar a la puerta.

Alberto Delgado lee el pequeño resumen que ha escrito y se da por satisfecho. Silba el Born to Be Wild de Steppenwolf cuando subraya párrafos y párrafos de ese resumen.

Vuelven a llamar a la puerta.

- Ahora no….- exclama Delgado, que se lleva el rotulador Pilot a los dientes.

Mira la lluvia que cae sobre la desolada capital de provincias en la que se encuentra.

- Ahora no… .- musita para sí mismo.- Ahora no…

¿Eso que se escucha es otro trueno?

Si es así el trueno ya no se hace oír en alta mar sino sobre la capital de provincias en la que se encuentra.

Alberto Delgado parpadea porque cree que ha visto el resplandor de un rayo. Un flash mágico que ha llenado de luz su despacho repentinamente.

Claro que como tal se fue.

¿O habrán sido imaginaciones suyas?

No… no… Ese nuevo resplandor no son cosas suyas…

El teléfono fijo continúa mudo.

Lee sus anotaciones.

“Las estadísticas del último informe del Consejo Económico y Social (CES) revela que la actividad cultural en las islas genera puestos de trabajo cuatro veces más que el otro sector que crece en estos tiempos de crisis en Canarias, la agricultura.”

“El sector de la cultura ocupa en torno a unas 38.000 a 42.000 personas en las islas. Y crece. Crece”.

Ha subrayado siete veces lo de Crece.

El viceconsejero de Cultura suelta el Pilot.

Y espera la llamada.

Vuelven a llamar a la puerta.

Observa el teléfono fijo mientras el móvil comienza a vibrar una vez más sobre la mesa.

Mira el número… “caramba, se trata de un periodista. Que le dén”.

Teléfono fijo mudo.

Móvil vibrando.

Alguien llama a la puerta de su despacho.

Móvil vibrando.

Alguien llama a la puerta de su despacho.

Teléfono fijo mudo.

Alberto Delgado se pasa el dedo por encima del labio superior, casi como si notara en falta su bigotón.

Teléfono fijo mudo.

Móvil vibrando.

Alguien llama a la puerta de su despacho.

Móvil vibrando.

Alguien llama a la puerta de su despacho.

Teléfono fijo mudo.

En la calle continúa lloviendo.

Ahora suenan truenos. Y los relámpagos llenan de flash luminosos la triste y olvidadiza ciudad de provincias en la que se encuentra.

Saludos, ¿aún sigue esperando la llamada?, desde este lado del ordenador.

El virus del pleito

Miércoles, Febrero 9th, 2011

Vivimos en un territorio que camina peligrosamente por la cuerda floja del pleito. Cuerda inestable, casi comprada en una tienda de todo a un euro y a la que suele recurrir nuestra miserable familia política con el único fin de despistarnos de los problemas que de verdad nos preocupan.

Los medios de comunicación de estas mal repartidas islas atlánticas contribuyen a avivarlo con el fin de grabarlo al rojo en titulares cuyo texto dice de todo menos lo que anuncia el titular. Pero se ha convertido, digo, en costumbre para que los miembros de unas y otras islas nos recriminamos historias para generar controversias y tranquilizar nuestras molestas conciencias con la creación recurrente de nuevas polémicas que quieren hacernos creer que solo hay un culpable: los que habitan justo en la isla de enfrente. Entelequia tildada en alguna ocasión de sanedrín que no ha encontrado aún a su Simonini para que redacte algo así como Los protocolos del enemigo, ese que tiene usted delante de sus narices.

Durante un tiempo pensé que este mal que nos caracteriza nacía en la isla en la que nací y habito, Tenerife, pero me he dado cuenta que la enfermedad también alimenta las entrañas de Gran Canaria, lo que ha originado un circo de ida y vuelta que gira en torno a ideas tan aldeanas como nosotros somos los más guapos y pese a todo ustedes tienen más que nosotros los guapos.

En esta extraña y si quieren shakesperiana relación que mantenemos los habitantes de una y otra ínsula (dejando de lado a las otras cinco que conforman nuestro maltratado archipiélago) me pregunto aún a que intereses obedece que en esta región desestructurada por razones obvias apenas haya habido gente preocupada por crear cierta conciencia de unidad, espíritu de que o jugamos todos o se rompe la baraja.

Lo insólito del caso es que, culturalmente hablando, un ciudadano meridianamente informado de, pongamos por caso Gran Canaria, no sepa un pimiento de lo que se está generando en Tenerife y viceversa. El señor o la señora meridianamente informado de estas islas (amplio el arco y contemplo también a las otras cinco) no es que no se la traiga floja lo que se crea culturalmente (insisto) en cada una de las siete geografías en la que amamos y sufrimos, es que no cuenta con instrumentos que le haga conocer los fenómenos artísticos que se generan en cada uno de estos trozos de piedra.

Si bien es cierto que el canario padece el síndrome isla, o esa sensación de que nos cuesta un riñón hacer la maleta para ver otros paisajes, no deja de sorprenderme todavía que nos pase lo mismo cuando se trata de coger un barquito o un avioncito para atracar o aterrizar en lo que considero mi mismo territorio pese a que nos separe lenguas de ancho mar.

Lo que no es de recibo es que apenas conozcamos algo de lo que se trabaja en esta tierra si no salimos de los estrechos límites de la nuestra, y que así se pierda la oportunidad de enriquecernos o empobrecernos un poco más culturalmente hablando.

El lunes pasado, conversando con un joven y prometedor escritor y poeta tinerfeño, me confesó en estado de alucinación que él se sentía como un extraño cuando por razones de trabajo (que no tienen que ver con las literarias) viajaba a Gran Canaria, La Palma, El Hierro, La Gomera, Lanzarote o Fuerteventura. “No me reconozco”, me comentaba ya digo sin salir de su estado lisérgico. El remate fue cuando resaltó que, por ejemplo, cuando visita Madrid esta sensación desaparece. “Es como si la ciudad me aceptara”.

Esta reflexión no es baladí. Creo de hecho que es un examen de conciencia por el que hemos pasado muchos de los que perdemos el tiempo leyendo literatura de aquí y viendo cortos de aquí por poner dos ejemplos, con la esperanza siempre de sentirnos identificados con las historias (o delirios mentales) que nos cuentan.

Otro fenómeno curioso que se genera en las islas es la caprichosa necesidad que tienen muchos creadores por evitar que se reconozca este territorio en sus obras.

Entre la gente que está haciendo cine con lo puesto y que apuesta por proyectos pequeños pero no exentos de personalidad, observo que Canarias, las islas, se convierten en paisajes sin identificar donde transcurren su historia o delirio mental. No sé si esta obsesión obedece al profundo rechazo que siente la mayoría de ellos por su entorno, a quitarse de encima el sucio polvo canario porque lo asocian a provinciano. O a un espacio de segunda o tercera categoría.

Hay que darles, en todo caso, gran parte de razón pero también a instarlos a que se atrevan a desafiar ese miedo a su realidad. Lo escribe una persona que no es muy aficionada a ver su propio reflejo en el espejo, pero reconozco que es un ejercicio al que me estoy obligando en los últimos tiempos con la idea de contemplar al monstruo que hay en mí.

No sé a través de qué canales podríamos retroalimentarnos culturalmente. Es decir, qué caminos deberían de construirse  para conocer y apreciar –cuando lo mereciera– lo que se está guisando en las cocinas artísticas de las islas. Pero sí que es un planteamiento que ese gran mecenas (hoy con menos presupuesto y entusiasmo) que es la Viceconsejería de Cultura del Gobierno regional debería de plantear en estrecha colaboración con cabildos y ayuntamientos.

Y para ello sí que es necesario atacar en nuestra memoria el virus del pleito. Y las recetas para hacerlo no es la de reavivarlo sino la de buscar una solución (o soluciones) que lo haga desaparecer para siempre de nuestro castigado cerebro.

Saludos, al grito de ¡salvemos el puchero!, desde este lado del ordenador.