Gracias por el tiempo (Mercurio Editorial, 2017) es una nueva novela de Santiago Gil (Guía de Gran Canaria, 1967), y en la que cuenta la historia de un padre y su hijo a los que la vida parece que casi nunca les ha sonreído. En el texto dejan rastro muchas de las constantes de la producción literaria de un autor que cuenta, entre otros libros de narrativa y poesía, con Queridos reyes magos, Las derrotas cotidianas y El motín de Arucas. El autor adelante que tras Gracias por el tiempo, se publicará en breve La extraña suerte, un libro de poemas que editará Gas Edition.
- La historia está basada en un hecho real. Nos gustaría que nos contara que le inspiró para escribirla y hasta que punto hechos reales condicionan su trabajo literario.
“Casi todo lo que escribo lo encuentro en la calle, en la mirada de la gente, en los cruces de caminos y en todas esas vivencias, aparentemente sin importancia, en las que creo que se encuentran las historias que luego terminamos inventando. La furgoneta de esta novela fue real, aparcó en mi calle durante unas semanas, aunque en lugar de un padre y un hijo había un hombre y una mujer más o menos de mi edad, también fuera del foco de lo exitoso y de lo que nos cuentan. Todo lo que tenían lo llevaban en aquellos asientos. Así vive mucha gente ahora mismo. También conozco a muchos viejos que están solos en las residencias y que echan de menos la visita de sus familiares, o que no encuentran ese paraíso que les prometieron cuando estuvieron madrugando toda su existencia.”
- La novela se estructura en tres partes y está narrada en primera persona por los dos protagonistas, padre e hijo, que casi parecen ser la misma persona.
“Los dos pierden, los dos echan de menos a alguien y los dos viven con esa sensación de ser intrusos en un mundo que no les ha invitado nunca a la fiesta que viven otros. Fui cada uno de ellos cuando escribía, por eso opté por la primera persona, me siento cómodo en la primera persona cuando escribo porque puedo ser, sentir y vivir como el personaje. Al final te das cuenta de que también vivimos la vida que quisieron vivir nuestros padres; ese hijo, por ejemplo, no era más que una proyección de las frustraciones de su propio padre.”
- ¿Y por qué ese título, Gracias por el tiempo?
“Porque aun en las peores circunstancias la vida merece la pena, porque al final el tiempo, el que vivimos, el que nos acompaña, es una gran novela en la que no se agotan nunca los argumentos. Esos personajes agradecen ese tiempo, sobre todo el tiempo en que fueron amados.”
- Sus novelas están caracterizadas por explorar más o menos las mismas constantes. Hay dolor y melancolía, pero en algunas también reseñable sentido del humor. ¿Por qué estas constantes?
“Así es, lo descubro cuando corrijo las galeradas. Pero es que yo escribo de lo que veo y de lo que imagino más allá de la mirada, y lo que veo se escora casi siempre hacia la melancolía o la derrota. Quien me conoce sabe que soy un tipo jovial, casi diría que optimista y alegre, pero cuando escribo y me acerco a los personajes que casi nadie cuenta o que queremos esconder debajo de las alfombras se asoma esa infinita tristeza que uno a veces ni siquiera sabe que lleva dentro.”
- ¿Escribe Santiago Gil para exorcizar sus demonios?
“Escribo para entender este paso efímero por la existencia, porque si no lo hiciera entendería aún menos mi vida. No concibo la vida sin la literatura, sin leer y escribir para inventar otras preguntas y otras respuestas. Creo, sobre todo, en la belleza, en la emoción, es lo único que nos permite soñarnos eternos de vez en cuando.”
- Aprecio cierta preocupación por la fortuna, eso que podría llamarse los caprichos del azar.
“Yo he estado dos veces muerto. Me ahogué de niño y me quedé sin conocimiento tras un accidente de bicicleta con dieciséis años, cómo no voy a creer en el azar. Para mí estar vivo es un milagro, y cada día me sorprenden más los caminos del azar y del destino. Claro que buena parte de lo que somos depende de nuestras decisiones y de nuestro esfuerzo, pero luego está ese bendito orden del universo que no deja de sorprenderme y de regalarme nuevos amores y nuevos argumentos.”
- ¿Cómo define su autor a los protagonistas de Gracias por el tiempo?
“Me quedo con la definición que escribió Emilio González Déniz hace unos días: son los sin nombre, los hijos de esta crisis que estando dentro aún no somos capaces de valorar, pero que está arrasando con todo lo conseguido durante cientos de años. Me preocupa este tiempo que estamos viviendo. Ahora más que nunca tenemos que defender a carta cabal los Derechos Humanos. No podemos perder esa batalla que tanto costó ganar a los seres humanos que nos precedieron.”
- Imparte talleres de escritura. ¿El escritor nace o necesita de otros para hacerse?
“Todos empezamos una vez a escribir. En los talleres, como en la vida, hay mucha gente diferente. En este último que estoy impartiendo en la Casa Museo Pérez Galdós tengo la suerte de contar con un grupo con un alto nivel de lectura y de escritura. El escritor necesita de otras lecturas para ir haciéndose, mis talleres casi diría que son talleres de lecturas, de recomendaciones y estudios de los escritores que a mí me han marcado. También insisto mucho en el esfuerzo y en el oficio. Ya todo lo demás es azar o talento.”
- ¿Su experiencia como periodista ha contribuido a su manera de contar historias?
“Ha influido en todo, sobre todo en la mirada a lo cotidiano, a lo que me voy encontrando por la calle. También ha sido importante en la disciplina de trabajo, en la constancia y, por supuesto, en el propio uso del idioma, en la búsqueda de la sencillez a la hora de contar las historias.”
- ¿Y cuán es su opinión sobre el estado de la literatura en Canarias en la actualidad?
“Vivimos un gran momento. Hay mucha gente haciendo el camino, cada cual por su cuenta, pero confluyendo en el respeto hacia el lector y en la búsqueda de textos que vayan más allá de las modas pasajeras. Admiro el trabajo de muchos escritores y escritoras que están escribiendo ahora mismo en las islas. Y escribir en las islas no significa aislarse. Todos los escritores somos islas que rebuscamos en nuestros adentros. A mí lo que me gusta de lo que se está haciendo ahora en Canarias es la búsqueda de la universalidad, de que nos puedan leer en Nueva York o en Tokio, y de que en muchos casos los escenarios sean las propias islas, pero vistas como escenarios literarios al alcance de los lectores del mundo entero. Creo que en Canarias se está escribiendo ahora mismo una literatura sin complejos.”
- Pero ¿no son demasiados escritores?
“¿Cuántos son demasiados escritores? ¿Qué número debería ser el apropiado? Siempre ha habido muchos escritores, y eso está bien, siempre y cuando no nos creamos genios de andar por casa ni cabezas de ratón que no van a ninguna parte. Ya luego será el tiempo, como decía Borges, el gran antólogo que haga la criba y el que elija a los que queden. Cuantos más escribamos más difícil se lo pondremos a ese tiempo para que haga bien su trabajo dentro de unos años.”
FIRMA FOTO: Txefe Betancort
Saludos, lunes, desde este lado del ordenador.