Archive for Febrero, 2013

Palabra de Jebediah Leland (2)

Viernes, Febrero 22nd, 2013

* Este domingo, 24 de febrero, los que aún lo recordamos libaremos en recuerdo del escritor tinerfeño Ezequiel Pérez Plasencia, fallecido hace dos años y por una de esas extrañas jugarretas del destino tal día como ése en Cartagena, ciudad en la que vivió hasta su repentina muerte. Aprovechamos para preguntarnos desde esta humilde bitácora ¿qué pasó con aquel afortunado proyecto de editar su obra completa?

* La escritora tinerferña Felicidad Batista  ha resultado distinguida con la Mención de Honor por su relato Tiempo de mar en la décima edición del Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro.

Al concurso, que lleva el nombre del profesor y poeta chileno perteneciente a la denominada generación de 1938 y premio Cervantes 2003, se presentaron casi doscientos trabajos de los que el jurado estimó como ganador El huerto del tío Jacinto, de Alejandro Plá Alfonso (España), y mención de honor al título de Felicidad Batista así como Presagio, de Maia L. Blanck (Israel).

Este certamen de carácter internacional está organizado por El Club de Amigos de la Biblioteca Pública Municipal de Lebu, y patrocinado por el Gobierno Regional de Bio Bio en Chile.

Felicidad Batista ha sido invitada por la organización a la ceremonia de entrega de los galardones, que tendrá el lugar el jueves, 28 de febrero en la ciudad chilena de Lebu.

Cabe destacar que la escritora tinerfeña recibió el año pasado Mención Especial en el I Concurso de Microcuentos Lebu en Pocas Palabras con la narración breve Pensaré en Lebu.

Batista ha publicado en revistas y libros colectivos, digitales y en papel, de España, Venezuela, Chile, Argentina y Perú. Y es responsable del blog Buenos Aires 1929 Café Literario.

Tiempo de mar es un relato que se inicia cuando al amanecer Mar, una mujer de mediana edad y relojera, descubre que el mar que la rodea se ha retirado. El acontecimiento perturba las vidas de los habitantes de Bórcor y la suya propia. Al atardecer las mareas vivas regresarán pero entre tanto se desata el conflicto con Martín, su marido. Y las manecillas de su reloj vital girarán en otra dirección.

* La obra del arquitecto canario Fernando Menis, la Iglesia del Santísimo Redentor, está ya presente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York [MOMA], en su colección permanente, donde también los visitantes pueden disfrutar de piezas de los artistas canarios Manolo Millares y Óscar Domínguez.

De este proyecto, cuya maqueta y dibujos ya se encuentran en Nueva York, Berry Bergdoll [Philip Johnson Chief Curator de Arquitectura y Diseño del MOMA] ha destacado la capacidad del arquitecto español para, a través de su dominio de la luz, la forma y los espacios, dar un sentido espiritual “incluso a una pequeña iglesia parroquial, en los límites de crecimiento de la ciudad, en un barrio de construcciones residenciales convencionales”.

Bergdoll explica también cómo “el interior evoca el origen de las islas mediante la erupción volcánica”, y liga a Menis con una capacidad innata par interpretar el paisaje que le rodea”.

* Recibimos los últimos trabajos literarios de los escritores grancanarios José Luis Correa y Alexis Ravelo, Blue Christmas y La estrategia del pequinés, novelas que espero reseñar en breve. Terminamos, días antes, la lectura de la que quizá sea una de las mejores historias escritas por John Le Carré, Nuestro juego, título con el que nos encontramos hace unas semanas y de forma casual en el Rastro de la capital tinerfeña.

Quién aún insista en demostrar que Le Carré solo es un escritor de género debería de leerse esta formidable historia que toca todos los lados de nuestras maltratadas conciencias. No dejo mientras tanto de preguntarme lo curioso que ha sido reencontrarme con este potentísimo narrador en una etapa de mi vida que los cursis podían calificar como tiernamente otoñal.

Saludos, asomado a la ventana, desde este lado del ordenador.

La isla del infierno regresa con más escenas

Jueves, Febrero 21st, 2013

Cinemabandit pondrá próximamente a la venta, y al módico precio de 1,99 euros, una nueva versión –con más escenas y mejoradas, dice su director Javier Fernández Caldas– de La isla del infierno, título del que pueden ver su tráiler si pinchan este enlace.

Catorce años después de su estreno, este filme inclasificable que va cogiendo cuerpo a medida que pasa el tiempo, justifica que se haya convertido en un título de culto porque en él se integran de manera aparentemente desordenadas la mayoría de las referencias cinéfilas de su director, quien ya había tanteado en ellas en sus cortometrajes El último latido y Frágil, apuestas arriesgadas y en blanco y negro que eclosionó en lo que podríamos denominar como una nueva etapa del cine rodado en Canarias y que abrió la puerta de lo que muchos creían  solo podía ser un sueño hasta ese entonces.

Compruebo por ello, y tras revisar más de diez años después La isla del infierno en un viejo casete de VHS, la frescura y el aire camp que aún conserva un largometraje que flota en el limbo porque no ha perdido la capacidad de asombro de la primera vez.

Por ello, es una excelente idea que Fernández Caldas recupere este clásico gamberro para comprobar de lo que se era capaz en unos tiempos donde el reino de las sombras aún no había tomado por la fuerza nuestros inocentes –creíamos– corazones.

En este aspecto, La isla del infierno es una película para ver con lo que aún recuerdas de aquellos tiempos. Para sorprenderte de un filme en el que en una curiosa mixtura se reinterpreta en clave, a veces involuntariamente golfa, el cine de aventuras.

En esta cinta se puede rastrear un poco del humor delirante de los Monty Python de su primera época, antes de que el grupo británico se volviera demasiado estirado y preocupado de sí mismo; de películas de piratas de los años cuarenta e incluso de cierto western de serie B donde los buenos, por una vez, son los indios. En el filme de Caldas, los indios son guanches y los villanos unos conquistadores castellanos que meten mucho miedo.

Gran parte de lo mejor de La isla del infierno continúa siendo, a mi juicio, el trabajo de selección de extras y actores de reparto que acompañan a los protagonistas de la película.

Como el desaparecido José Conde y Pablo Scola, profesionales cuyo trabajo ensombrece esa peculiar galería de secundarios que Caldas reunió en su momento, probablemente la fauna más excéntrica de la isla en la que vivo. Y en la que rockeros como Pablo Meneses y Silver, actores de teatro como el potentísimo Arturo Soriano o el inquietante Domingo Regalado junto a la entonces debutante actriz Toni Acosta, le roban literalmente los planos a las estrellas oficiales de un filme que solo pretendió y pretende divertir al espectador.

Si ven el tráiler entenderán mejor lo que intento contarle solo con palabras.

La isla del infierno nació como un colorín, y como cómic transformado en celuloide aún conserva, reitero, su capacidad de asombro, de que como espectador fogueado te preguntes pero esto que coño es… y como el niño que llevas dentro notes como la sonrisa que se dibuja en tu boca crece –como va creciendo esta película– hasta su apoteósico final.

Final heredado de aquellos tantos filmes que vimos en su día en una pantalla de televisión en blanco y negro y en las ya legendarias sesiones de cine a las cuatro de la tarde.

Las míticas matinés que forjaron a varias generaciones de espectadores a este lado del Atlántico. Algunos de los cuales incluso –caso de Caldas– le metieron el veneno del cine en el cuerpo.

Saludos, aún mordiendo la bala, desde este lado del ordenador.

¿Qué hacer?

Miércoles, Febrero 20th, 2013

SIEMPRE NOS QUEDARÁ EL PUERTO DE LA CRUZ

Pese a los recortes, pese a que el mismo presidente del Gobierno de las Expaña proclame desde la tribuna que son momentos no duros sino durísimos, en el norte de Tenerife hay una ciudad que resiste numantinamente a la borrasca apostando por algo tan prescindible en tiempos de crisis como es la cultura.

Así que solo puedo saludar sus iniciativas con un caluroso olé.

Un olé en el que se manifiesta mi emoción por su elegante pase de verónica y su saber encontrar dinero en unos días donde lo más natural es que te respondan en cualquier sitio lo de no hay dinero. Y mucho menos para eso que llaman Cultura.

Por eso, para los que nos confesamos consumidores culturales caiga quien caiga, nuestra mirada está detenida con inocente asombro en la labor que desarrolla el área de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, quien sin sobresaltos está garantizando la continuidad y también una serie de novedosas acciones para 2013 porque confía, precisamente, no ya en la Cultura sino en la rentabilidad de la Cultura.

Entre otras actividades, se anuncia Mueca, el Festival Internacional de Arte en la Calle, para la segunda semana de mayo de este año.

Pero no se vayan porque hay más.

Se anuncia también la celebración de la que esperamos sea la primera edición de Periplo. Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras, que se celebrará en septiembre.

¿Cómo ha hecho este milagro el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz?

En una nota de prensa se informa sin rubor alguno que ha sido el primer municipio español “en cantidad de fondos obtenidos del ministerio de Educación, Cultura y Deporte para el desarrollo de actividades culturales en su programa de ayuda a las corporaciones locales.”

Los fondos suman algo más de 146.000 euros, de los que 65.000 están destinados al  proyectado Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras Periplo y el resto a Mueca, que se recuperó en 2012 después de dos años de suspensión.

Vaya por Dios, pienso.

Mientras tanto, en el otro extremo de la isla y en una ciudad que se llama Santa se mira al suelo para no contemplar su derrumbe, comenzando por su Ayuntamiento.

Afortunadamente, siempre nos quedará el Puerto de la Cruz.

¿TANTO DINERO?

Me entero leyendo la prensa que los trece capítulos que Televisión Canaria emitió de la serie La Revoltosa –a partir del 15 de diciembre de 2010–, y con el gran humorista Manolo Vieira como uno de los actores protagonistas, costaron la friolera de algo más de un millón de euros. Los datos los revela el portavoz del PP en materia de Comunicación, Víctor Moreno. Otros espacios como La Gala, Quiero ser como Pepe o Nuestra gente costaron, respectivamente, más de 3 millones de euros, así como unos 620.000 euros solo en 2010 y 1,7 millones en 2009.

Y MIENTRAS TANTO…

Los Profesionales de las Bibliotecas de Gran Canaria (Abigranca) y Tenerife (Probit) han hecho un llamamiento común, coincidiendo con el Día de las Letras Canarias, para expresar su malestar por los “fuertes recortes” en cultura y fondos bibliográficos. Estas asociaciones han manifestado que las bibliotecas canarias han sufrido en los últimos años “un recorte tras otro” tras la supresión de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas en octubre de 2010, que pasó a fusionarse con la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural. Desde que comenzó el Proyecto BICA (Red de Bibliotecas Públicas de Canarias) se han realizado más de dos millones de préstamos, contando actualmente con 307.211 socios en el sistema y visitándolas en el último año casi 3,7 millones de usuarios.

Saludos, ¿se acabó el pastel?, desde este lado del ordenador.

El hombre que ama a Gene Tierney, una novela de Daniel María

Martes, Febrero 19th, 2013

“Hay un amor que duele. Un amor que congestiona el sendero, lo atiborra de dolores, de amarguras, incluso de recuerdos que no son, que no se produjeron nunca.

Hay un beso que aterra, el que no se ha dado, el que se sueña y se evapora con el paso del tiempo, que de tanto desearlo se inventa y parece que se ha besado.”

Un escritor que confiesa ya desde el título de su novela que ama a Gene Tierney no puede ser un mal escritor. El hombre que ama a Gene Tierney tiene así el mismo efecto que los rayos gammas sobre las margaritas, que es una película dirigida y no protagonizada por Paul Newman y que a mi, ya ven, aún me dice muchas cosas.

Accésit de edición del Premio de Novela Benito Pérez Armas 2011, y trabajo por el que la escritora y también miembro del jurado Cecilia Domínguez Luis apostó aunque no contara con el resto del consenso del comité deliberador, El hombre que ama a Gene Tierney, de Daniel María, ha sido editada recientemente por La Página en su colección Synoros, Narrativa y corre serio peligro, como suele pasar con casi todas las novelas premiadas y finalistas del Benito Pérez Armas, de pasar desapercibida por su nula promoción y, más en el caso de la novela de María que la de Francisco Estupiñán que obtuvo el galardón, El corsario de Lanzarote, porque habrá alguno que piense que se trata de un título difícil.

Que no tiene la estructura de una novela al uso, que el narrador se nos pierde en ensayos literarios de lo que pudo ser pero no fue.

Entendida de este modo, flaco favor se le hace a El hombre que ama a Gene Tierney, porque si bien no es una obra redonda, sí que cuenta con un puñado de páginas que saben a auténtica literatura. Esa auténtica literatura cuyas palabras te tocan por dentro, esa auténtica literatura que te está hablando desde dentro, esa auténtica literatura que te marca por dentro.

La estructura de El hombre que ama a Gene Tierney mezcla primera persona, guión cinematográfico, biografía incluso y esqueleto argumental de una posible novela dentro de la misma novela, entre otros elementos con los que se autor aspira a contar la experiencia aún sin complementar de su protagonista, de nombre Daniel, como el Daniel original que piensa y escribe en El hombre que ama a Gene Tierney.

Un detalle cuanto menos interesante parte así, nada más comenzar, con su título.

A mi juicio, el empleo del tiempo presente del verbo amar no es caprichoso. De hecho, esta es una novela o un ensayo de novela en lo que importa es amar por encima de todas las cosas, por encima de las derrotas cotidianas que nos van despojando de ser persona.

Se revela, por otro lado, a un profundo y emocionado conocedor de las letras que se escriben a este lado del Atlántico. Sus referencias y citas están bien orquestadas y se agradece que todavía queden voces que reivindiquen el trabajo de quienes le precedieron en esto de contar historias.

Por fragmentaria que resulte, por delirantemente deudora de un clásico de la literatura de aquí como es Crimen, de Agustín Espinosa, título a quien el protagonista de El hombre que ama a Gene Tierney rinde un curioso homenaje  al mismo tiempo que invita a que releamos a un autor que, empleemos el tópico, si hubiera nacido en otro territorio que no fuera Canarias ni Expaña tendría la notoriedad que merece.

El hombre que ama a Gene Tierney es una historia troceada. Cortada en piezas.

En lo que podríamos considerar su primera parte se nos presenta a su protagonista a través de un largo monólogo en el que se masculla su hastío. También una soledad compartida en la que aprecio un conmovedor y resignado existencialismo: “No soporto la rutina y las repetidas imágenes de los días. No soporto los rostros invariables de los bibliotecarios y las eternas estanterías que parecen no parar nuevos volúmenes. Me he acostumbrado a base de resignación. La entrada de la biblioteca es lúgubre y perezosa. Los edificios grises deberían estar prohibidos.”

Y más tarde, ya dentro del tranvía que sube y baja y baja y sube, escribe: “El gusano de la ciudad nos arrulla con torpeza y la voz insípida que anuncia las paradas nos despierta monótonamente a medida que avanzamos. La gente odia esa voz. La perfección modulada y el sabelotodo de nuestros destinos. Alguna vez se equivocará. Dirá Taco en la parada de Puente Zurita y entonces todos gritaremos sonrientes  y pletóricos que se ha equivocado, que es asquerosamente una voz humana.”

Ceniceros es un guión cinematográfico inconcluso.

No es novedosa esta técnica, tampoco creo que fuera pretensión de María. Recuerdo, inevitable, el ejercicio que Max Aub –otro de esos grandes escritores españoles sepultados por la losa del olvido– emplea con el guión cinematográfico en su Campo francés, aunque con un fin distinto al de Daniel María.

En este sentido, casi parece que el autor de El hombre que ama a Gene Tierney recurre a la estructura del guión cinematográfico para desdramatizar su relato, y así dotarlo de cierta cercanía. Quien lo escribe y su protagonista, que también escribe, son hombres resignados, y precisamente por su resignación hacen y juegan con el estilo porque ambos –el escritor real y el imaginario– tienen la certeza de que todo vale bajo la incógnita de lo experimental.

Esta idea se refuerza en la parte de la novela Como piedras rodando (cuaderno a la memoria de Joey Ramone), según mi parecer la más floja, pero en la que mastico frases como si se trataran de consignas: “Mi último suspiro para ti, Gene Tierney. Dime, ¿cómo se ama a los fantasmas?

No obstante, y en donde crece esta novela que no puede ser novela aunque sí sea una novela es Vuelos de pardela (autobiografía temprana).

Aquí encuentro las mejores páginas del libro. Esas páginas que, como comenté con anterioridad, golpean y te hablan desde dentro hacia adentro.

A mi me parece tierno en sus retratos humanos, sobre todo de mujeres, que ofrece. Y extremadamente emotivo. Momento en el que Daniel María se descubre como el gran narrador que es.

Un ejemplo: “Aquella anciana, centenaria y menuda, me miró a los ojos con toda la inmensidad del tiempo. Luego me besó en la frente como besan las madres a sus retoños y sentí que un siglo cabe en los labios.”

Y otro: “Era la abuela de mi mejor amigo de la infancia. Aquel amigo que murió temprano, en plena niñez, de una enfermedad amarga. Ella lo recordaba siempre. Conmigo sé que lo recordaba del todo, que lo veía a mi lado, riéndose con mis gracias, haciendo alguna alusión a mi obesidad, mi torpeza en el fútbol, mis chistes desternillantes.

Fue la mujer de otra sangre que más me quiso. Yo la llamaba abuela. Simplemente. Sé que era feliz escuchando aquel “abuela” de una voz infantil que no era la de su nieto.”

Hay mucha poesía contenida en esta pequeña novela –no llega a las doscientas páginas–.  También una delicada sensibilidad para conectar con el alma del lector más encerrado en sí mismo.

En esta parte pues, es donde aprecio la capacidad que tiene el escritor Daniel María para compartir sentimientos que no son ideas. Páginas que sin ser perfectas sí que dejan huella.

El hombre que ama a Gene Tierney, con todos sus defectos, se convierte así en un libro para encontrarlo.

¿Por qué encontrarlo?

Porque los libros de verdad son los que se encuentran.

Saludos, ya sin carnaval, desde este lado del ordenador.

Cine español querer fumar pipa de la paz

Lunes, Febrero 18th, 2013

INTRO

Lo que prometía espectáculo polémico y agitador se quedó al final en coqueto bofetón al Gobierno que nos gobierna con sus salvajes recortazos. Mucha broma sobre sobres. Tantas, que incluso se mete la pata en el de Mejor Canción Original. Le faltó chispa a Eva H., aunque lo hizo bien en los sketches de las nominadas a Mejor Película. Y se visualiza, esa era la intención, un cine español que asume ponerse el bozal porque no está el horno para bollos. Aún se recuerda con escalofríos en el sector aquella gala del No a la guerra que, pese a todo, no desluce en su XXVII edición alguna impertinencia, más que crítica, lanzada por la presentadora y algunos de los ganadores de las estatuillas. El mensaje, no obstante, es contundente: “El cine español no pertenece a ningún partido político. Ni a los de la ceja ni a los del bigote. El cine español nos pertenece a todos”, dice el presidente de la Academia, Enrique González Macho.

I.- Los Goyas, la noche glamorosa del cine español. Mucho traje de seda, mucho traje de etiqueta, la inevitable sensación de que flota en el aire el aroma a pachulí. La XXVII edición comienza con una parodia –en una noche de parodias que intenta mantener los pies sobre la cruda realidad– con un sketch de Bienvenidos Mr. Marshall en el que participa el mismo presidente de la Academia, Enrique González Macho junto a la presentadora de la gala, Eva H.

La elección del título berlanguiano no es baladí.

Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar

Noto en falta que no se cante el americanos… Vienen a España gordos y sanooos

II.- Espero con impaciencia desde el minuto uno las reclamaciones de los miembros que  forman parte de la Unión de Actores. Desde el minuto dos me doy cuenta que la honorable Academia del Cine Español ha diseñado un plan de desactivación a la protesta anunciada. Sentado junto a González Macho, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, pone cara que está acostumbrado a los bofetones y desaires que lleva el cargo. No se le ve así nervioso, sino como a la espera… Visto así, da un poco de miedo el Wert.

III.- Discurso introductorio de Eva H. a quien se nota a lo largo de la noche que no le han redactado demasiado bien los guiones. O será cosa que la H. cuando improvisa carece de la elegancia de un músico de jazz que hace del caos fresca, retumbante melodía. Suelta, no obstante, algunas perlas dirigidas a Wert: “Buenas noches, ministro, no es una amenaza.” Y un clavo cuando se pregunta la razón de que no estén en la gala los príncipes de Asturias. “No lo  entiendo –viene a decir la H.– porque sí que asisten a partidos de balonmano con lo mal que le ha venido el balonmano a esta familia.” En su intervención, Eva H. lamenta en clave de humor blanco, necesario pero con la sensación de que no se quiere hacer daño, los brutales recortes a Cultura, Sanidad y Educación de nuestro deslustrado Gobierno. Y un último lanzazo: ¿por qué Gérard Depardieu se ha hecho ruso si cruzando Los Pirineos tenía el paraíso fiscal?

IV.- Comienzan el reparto de estatuillas. Como no he visto casi ninguna de las películas nominadas nada que objetar, aunque los discursos me resulten como siempre largos. Pero esto pasa también en la Meca del cine. Agradecimientos a papás y a mamás, a los nominados que no se han llevado la estatuilla del cabezón. Joaquín Núñez, que obtiene el Goya al mejor actor revelación por su trabajo en Grupo 7 reivindica un cine español con mayúsculas y sobre todo un público que reivindique ese cine español que sigue viendo el público español con escandalosa minúscula. El conejero Paco Delgado se lleva el cabezón para casa por su trabajo de Vestuario en Blancanieves.

V.- Comienzan las parodias que protagoniza la H de las películas nominadas. Me hace reír, y bastante, la de El artista y la modelo, de Fernando Trueba. También la de Grupo 7, que dirige Alberto Rodríguez.

VI.- Eva H. anuncia el discurso del presidente de la Academia. Dice que como el I have a dream, de Martin Lutero King, “se lo ha escrito un negro.” Se burla, además, de los brotes verdes que anunciara José Luis Rodríguez Zapatero. “¿Verdes?, ¡mustios!”, exclama la presentadora de una gala que quiere evitar en todo momento el color político.

VII.- Enrique González Macho hace recapitulación del cine español en 2012. “Doce meses de inquietudes”, afirma mientras lamenta la subida del IVA a Cultura, “el más alto de Europa”, y el dinero que se pierde por la piratería –Expaña ocupa un puesto de cabeza en la lista de bucaneros– por lo que reclama “el control del Estado”. Menciona el canon digital y el deterioro de TVE. Reclama que se mantenga la colaboración entre ésta y el cine español. “España necesita de una televisión pública”, destaca mientras sostiene que 2012 “ha sido la mejor temporada del cine español” aunque las películas se produjeron con anterioridad al año del fin del mundo según el calendario maya. Macho opina que los resultados en 2013 “no serán tan brillantes como los de este año.” Por eso insta a trabajar en una Ley de Cine en la que por primera vez se sentarán a ambos lados de la mesa el poder político y los que ostentan el poder del sector. Por último, subraya que “el cine español debe ser una cuestión de Estado” y apunta “que el cine español no pertenece a ningún partido político. Ni a los de la ceja ni a los del bigote. El cine español nos pertenece a todos.”

VIII.- Continúa la entrega de Goyas. Candela Peña, tres años apartada del cine, exige cuando recibe la estatuilla de mejor actriz revelación: “Trabajo. Tengo un niño al que alimentar.”

IX.- Goya de honor a Concha Velasco. La Velasco es un pedazo de actriz y lo demuestra sobre el escenario. Numerito musical un tanto estrafalario con las canciones que forman parte de la banda sonora de muchas de sus películas como Las chicas de la Cruz Roja y El día de los enamorados, entre otras.

X.- Momentazo desagradable. Culpa del directo, y de dejar los puñeteros sobres (en una noche con continúas alusiones a los dichosos sobres, of course) abiertos sobre el atril. Equívoco en el de Mejor Canción Original. Se dice un nombre pero fatal error, es un fallo. No me gustaría estar en la piel de los presentadores y mucho menos en la de los protagonistas que se anunciaron en un principio como merecedores de ese Goya. Disculpas por el equívoco. Mal rollo.

XI.- Los Goyas basculan entre Blancanieves y Lo imposible. Alguno cae a Grupo 7 y la cinta de animación Tadeo Jones.

XII.- Me gusta el apartado In memoriam, el que se dedica a los ausentes, los que nos dejaron el año pasado. Un rótulo dice algo así como fuisteis sombras y ahora sois luz.

XIII.- En la operación por desactivar las criticas de la Unión de Actores participa la gente de La hora Chanante/Muchachada nui.  Noto en falta su humor chusco. Casi parece que han domesticado a estos reyes de la risa garrula.

XIV.- El oscarizado y goyarizado Javier Bardem sube al escenario cuando Los hijos de la nube, de Álvaro Longoria, obtiene el Goya al mejor documental. El malo de No es país para viejos y Skyfall grita desde la tribuna: ¡Sahara libre! Momentos antes, la película cubana Juan  de los muertos recibe la estatuilla a Mejor película Iberoamericana. Todos muy nerviosos. Su director, Alejandro Brugés, reclama un cine independiente en Cuba. Uno de sus actores grita: en Cuba no hay nada pero hacemos de todo. Más o menos así queda grabado en mi memoria.

XV.- Los premios gordos en una gala que, pese a sus inevitables improvisaciones, tiene un ritmo ágil comienzan con la entrega del Goya al mejor actor a José Sacristán por una película que no ha visto ni Dios. Se quiere hacer justicia, no obstante avisa el comentarista de televisión, a que no haya recibido ni uno de los cabezones en la ya larga historia de los premios del glamuroso cine español. Sacristán se lo dedica a la memoria de Pedro Masó. A Concha Velasco se le saltan las lágrimas. Juan Antonio Bayona cuando recibe el de Mejor Director de manos de Alejandro Amenábar apuesta por un cine grande, mediano y pequeño –algo así como España una, grande y libre–  y después, en un gesto que le honra, entrega la estatuilla a la mujer que inspiró la historia de Lo imposible. Finaliza la función con el galardón a Mejor Película, que obtiene Blancanieves, que dirige Pablo Berger.

Saludos, punto y pelota, desde este lado del ordenador.

¿No es carnaval?

Viernes, Febrero 15th, 2013

Tras salir del dentista algo me cuenta que la ciudad vive en carnavales.

Eso cantan los escaparates de las escasas tiendas que todavía se resisten a  cerrar pese a la crisis que hunde la ciudad en la que vivo.

También, qué cosas, que a mi lado cruce gente disfrazada de gatitos, enfermeros, soldados, extraterrestres, policías y de tipos con albornoz que me hacen recordar a Hugh Heffner, el envidiado libertino capitalista fundador de la revista Play Boy.

Pero no.

Porque a los malandros les falta la pipa de la paz.

En una esquina de una de las calles más transitadas de la capitá me encuentro a un tipo subido a una columna que grita para a todo aquel que quiera escucharlo.

El disfraz me parece original y hay un grupo de personas que deben pensar lo mismo porque lo rodean.

Unos turistas, incluso, le arrojan monedas.

- ¡¡¡Soy Simón, el del Desierto!!!- suelta con voz aguardentosa el que está arriba de la columna para darse a conocer….

Me detengo y pienso que solo hace fatal un demonio con forma de la venerada Silvia Pinal para que lo y me tiente cuando de pronto el que va de Simón señala…

- ¡Esto es solo el principio del fin del mundoooo!

Saco un cigarrillo y lo enciendo con mano temblorosa.

- ¡¡¡Er meteorito, er Papa que se va… ¡Señales!, ¡Señales!.- grita el que va de Simón cada vez más metido en su papel.

- Tamos condenados…. ¡Er fin!.- sentencia.

A muchos que están junto a mí les aburre la broma y se marchan a buscar algo más interesante por otro callejón de los presuntos milagros.

- ¡¡¡Pibe, tómate un ron!!!.- le grita un caminadelado.

-Vétete y haz mala vida.- responde otra voz, afeminada.

- ¡¡¡Olvido Hormigos deja la política para concursar en un programa de televisión!!!- exclama el que va de Simón.

- ¿Olvido?.-me pregunta una chica que está a mi lado.

- Sí, mujer, la ñora que…

- Hugo Chávez Frías vive…- grita ahora el que va de Simón del desierto.

- Y en Portugal le cantan a sus diputados el himno de la Revolución de los Claveles.- suelta un caballero bajito que quiere ir de rojo.

- Pollo, deja de hacer de Colón y tómate una garimba.- le suelta un pibe que está a mi lado y  al que le gusta dejar claro que es de barrio.

- ¡¡¡Esto solo es el principio del fin del mundoooo!!!

-Si lo ves, díselo a Paulinoooo.- contesta alguien.

El que va de Simón continúa aullando.

Dos chicos y una chica disfrazados de pitufos hablan de cine tomando cubalibres mientras hacen que ven y que escuchan al que va de Simón del desierto.

- Según la Soraya el cine debe ser lo principal en los Goyas.

- ¿La Saroya?, ¿los Goyas?

- Sí, coño, esos premios en los que cada vez se habla mejor inglés.

- Es más bonito el alemán.- opina la chica que debió de estudiar en el Colegio Alemán.

- Pues follón.- dice el otro pibe mezclando el ron con cola.

Y como oyente pienso en La mandrágora, la novela de Hans Heinz Eiwers que justo en ese momento llevo bajo el brazo.

El que va de Simón del desierto sigue desgañitándose desde su inestable altura hasta que veo, entre la gente que sube y baja, a un tipo vestido de demonia.

- Chacho, déjalo ya… Arranca pa’ya.- le grita desde su sólida bajura.

- ¿El fin del mundo?.- duda entonces Simón.

- Que te calles.

- ¿Pero no es carnaval?.- grito a quien quiera oírme.

Saludos, duermo, luego estoy despierto, desde este lado del ordenador.