Archive for Junio, 2014

Permanezcan en sintonía

Jueves, Junio 12th, 2014

Dando la nota

Miércoles, Junio 11th, 2014

* El Foro Enciende la Tierra 2014, que organiza la Fundación CajaCanarias, clausura este jueves, 12 de junio, su calendario de actividades con la conferencia Instrucciones para fundar una economía futura, que protagonizarán los economistas Serge Latouche y José Luis Rivero. El acto se celebra en el salón de actos del Espacio Cultural CajaCanarias, de Santa Cruz de Tenerife, y dará comienzo a las 20 horas, con entrada libre hasta completar aforo. El encuentro será moderado por el periodista Antonio Salazar.

* El Espacio Cultural CajaCanarias La Laguna acogió el martes pasado, 10 de junio, el fallo del Premio de Artes Plásticas Manolo Millares, que convoca la Fundación CajaCanarias, y la inauguración de una exposición compuesta por las seis series finalistas, y que permanecerá abierta al público hasta el próximo 26 de julio. El Premio Manolo Millares, convocado en esta ocasión en la modalidad de fotografía, recayó en la serie titulada Paraísos Perdidos, de Sergio Acosta. El jurado, formado por Carmelo Vega (profesor de la Universidad de La Laguna), Fernando Morales (director de la Escuela de Fotografía Alternativa) y Juan Manuel Márquez (ganador del certamen en el año 2009), seleccionó como finalistas otras series de Pedro Pérez Esteban, Coromoto Hernández Alonso, Enrique Portero Álvarez, Alexis W. y Enrique Arnaiz Ibarrondo, que acompañan en la exposición a la ganadora.

* TEA Tenerife Espacio de las Artes ofrece el 12 de junio el estreno del cortometraje Las leyes físicas del amor, de Iván López. Previamente se podrán ver tres trabajos anteriores del mismo director: El mundo está en otra parte, Tú por mí e Inocencia. Las proyecciones comenzarán a las 20 horas, con entrada gratuita previa retirada de las invitaciones en la taquilla del centro de arte contemporáneo del Cabildo de Tenerife.

La imagen que ilustra este post corresponde al largometraje Planeta sangriento (Queen of Blood, Curtis Harrington, 1966)

Saludos, dando la nota, desde este lado del ordenador.

Aviso a los navegantes: Robert McCammon

Martes, Junio 10th, 2014

El rey de la literatura contemporánea de terror, ya lo ven, así lo dice su apellido, es Stephen King, un escritor por el que confesamos bulliciosa devoción en este su blog pero es injusto y equivocado olvidar a los que conocí tras la estela de su éxito como Peter Straub, Dean R. Koontz, Robert R. McCammon y, ultimamente, Joe Hill.

El caso de Robert McCammon es una curiosidad dentro del género macabro norteamericano. Curiosidad porque lo han promocionado como un Stephen King para pobres. Es decir, un escritor mucho más liviano y truculento que el original. También más excéntrico en sus apuestas literarias, las mejores aquellas en las que combina elementos tan diferentes como son los de la novela de espías, de misterio y policíaca con el terror.

Primer aviso pues a los navegantes: hay que despiojarse de prejuicios para leer a McCammon. Entre sus novelas cuenta con La hora del lobo, mezcla de relato bélico y de comandos –la acción transcurre pocas semanas antes del desembarco de las tropas aliadas en las costas de Normandía– con el de hombres lobos y lobos hombres; Mary Terror, donde una ex terrorista norteamericana roba un bebé para entregárselo en ofrenda al líder de la banda y una historia  sobre vampiros que asaltan la ciudad de Los Ángeles, Sed de sangre, que comienza como un convencional policíaco para degenerar en un convencional relato de terror.

Segundo aviso a los navegantes: Con sus vicios y defectos, Robert McCammon ofrece entretenimiento. Es verdad que sin apenas atisbo de sutileza, pero sí entretenimiento grueso que puede despertar instintos adolescentes que ya creías dormidos.

Tercer aviso a los navegantes: Escribo sobre McCammon porque estos últimos días –días a ratos oscuros– he regresado a su universo con la lectura nerviosa y disparatada de La hora del lobo. Una novela que  lo ubica en la cima de la literatura barata y de ocasión.

Cuarto aviso a los navegantes:  McCammon, como otros tantos escritores industriales, cuenta con destellos que no termina de bordar porque lo suyo no deja de ser  ficción para leer durante un viaje aburrido de carretera.

Y quinto aviso a los navegantes: cualquiera de sus libros promete evasión sin dolor de cabeza.  Sos novelas perfectamente prescindibles y por ello tan necesarias para quemar la seriedad de algunas de tus neuronas.  

Saludos, fantasías animadas de ayer y hoy, desde este lado del ordenador.

El escritor venezolano Antonio López Ortega presenta su último libro de relatos, La sombra inmóvil, en Santa Cruz de Tenerife

Lunes, Junio 9th, 2014

La editorial Pretextos y la MAC Mutua de Accidentes de Canarias han organizado, este martes, 10 de junio y a partir de las 19 horas, la presentación del libro La sombra inmóvil, del escritor y periodista venezolano Antonio López Ortega, un acto en el que se presentará este libro de relatos que, en gran medida, reflejan la realidad venezolana contemporánea.

Antonio López Ortega recala en Santa Cruz de Tenerife después de una gira de presentaciones en Ginebra, París y Madrid, “precisamente porque en Canarias, dadas sus relaciones con Venezuela, este libro interesa particularmente”, informa el escritor.

El acto, que contará con la participación del escritor canario Víctor Álamo de la Rosa, tendrá lugar en el salón de actos de la MAC Mutua de Accidentes de Canarias en Santa Cruz de Tenerife (c/Robayna, 2).

En La sombra inmóvil, elegido libro del año 2013 en Venezuela por el periódico El Nacional, Antonio López Ortega reúne catorce relatos que retratan desde la memoria la Venezuela que pudo ser y no fue, un país que ha vivido grandes cambios y fenómenos políticos y sociológicos en los últimos años. Caracas, Valencia, Barquisimeto, Isla Margarita, Puerto Cabello son algunos de los escenarios de estas historias que en España ha publicado la editorial Pre-textos y en Venezuela la editorial Seix Barral. La asistencia al acto es libre y gratuita.

Saludos, quedan avisados, desde este lado del ordenador.

Un mensaje dentro de una botella

Domingo, Junio 8th, 2014

Paseando por la playa de Las Teresita, una playa larga y de arena dorada traída del Sahara, me encuentro con un mensaje en una botella. Una hoja que saco con dedos temblorosos. Firma al pie de un texto escrito a mano y con letra menuda y nerviosa, José Garcés. Me siento en una de las rocas del brazo de la barra que separa el océano del trozo de mar de la playa. Y leo:

“El cine me aburre. Y mira que he perdido, y pierdo el tiempo, viendo películas que, últimamente, me aburren. Sea frente al televisor o la pantalla cada vez más reducida de una sala. Sea en dos dimensiones como en tres… tenga un sonido que te parta los tímpanos como que no… Cuente una historia sencilla como compleja que se resuelve en una, dos y tres o cuatro horas que es lo que actualmente dura una película.

Me anima una amiga a que vea cine europeo, asiático y de otros continentes pero los intentos que he realizado hasta ahora han concluido también en sonoros fracasos. Me quedan, no obstante, un puñado de películas de las de antes… pero procuro no verlas demasiado no vaya a quemarlas o a decepcionarme como me ha pasado con algunas…

¿Qué me pasa, doctor?

Yo antes no era así, más que ver consumía todo lo que llegaba ante mis ojos y, fruto de la generosidad, solía ser bastante benévolo con lo que solo eran inevitables tomaduras de pelo y una manera poco elegante de quitarme el dinero.

Recuerdo que en mi adolescencia apuntaba las películas vistas en un cuaderno ya perdido. Cuaderno en cuyas páginas anotaba la ficha técnica y artística, y que las valoraba con el sistema de las estrellitas. Estrellitas que más tarde comparaba con un amigo para comprobar si nuestros pareceres coincidían o no.

Nos decantábamos por las películas de terror, que fue un género que estuvo de moda en los ochenta y que fabricó todo tipo de monstruos. Ninguno real aunque fuera esa la intención con algunos, que iban de psicópatas enmascarados que revivían y revivían en interminables entregas.

Abandoné el género cuando comenzó a derivar al tremendismo. A la sangre y tripas porque ya no se trataba de asustar sino de meter el miedo en el cuerpo mostrando con todo lujo de detalles mutilaciones varias.

Con el paso de los años me he acostumbrado a fabricar mi propia película en la cabeza a través de novelas. Da igual que sean mediocres. Si la cosa funciona es que tiene algo. Ese algo que engancha, que te hace devorarla con velocidad de crucero, ajeno a la realidad que se mueve a tu alrededor.

Ese efecto ya no me pasa con el cine. El cine que veo y que se estrena este año, y el pasado y el otro es como repetir la misma historia pero con actores diferentes. Se ruedan además demasiadas nuevas versiones de títulos que se consagraron en aquellos tiempos donde era joven y no sé si más feliz que ahora.

No estoy en contra de estas nuevas versiones, a su manera actualizan aquellas películas de hace unos años a una realidad que avanza tecnológicamente pero poco en lo espiritual y moral. Sé que suena a doctrina religiosa esto de moral y espiritual pero fueron señas de identidad de producciones de antes, cuando las películas se exhibían en un blanco y negro que a veces resultaba tétrico y otras luminoso y también en resplandeciente technicolor.

Me cuesta ir al cine y me cuesta ver películas de estreno que no vi en su momento sentado cómodamente en el salón de mi castillo.

¿Tengo remedio, doctor?

¿Existe cura?

No contesta y sí que agita la cabeza en premonitorio silencio…”

Los rayos del sol caen con justicia sobre la playa de Las Teresitas. Observo la raya del horizonte y unos mercantes anclados fuera del muelle y, a la derecha, la silueta de la isla de Gran Canaria. En la arena dorada sahariana de la playa unas parejas toman el sol, unos niños juegan dentro del agua y damas y caballeros de mediana edad pasean por la orilla arriba y abajo como si se tratara de un péndulo humano. No veo gaviotas aunque sin las gafas toda la visión está desenfocada. Me pregunto si también el cine ha terminado por aburrirme. Si ya no aguanto ver una película completa mientras me levanto de la roca y camino por la barra.

Llevo la botella en mano y en la otra la hoja arrugada que firma Garcés.

En un gesto de urbanidad, deposito la carga en una papelera repleta de basura.

Encajo la botella como puedo, aplastándola entre envoltorios vacíos de helados y mulatos, de polos de limón y naranja. Pocas colillas de cigarrillos y sí papel de plata repleto de moscas que devoran los restos de un almuerzo o merienda que me resulta difícil de identificar.

Pedaleo con la bicicleta rumbo a la capital y mientras las piernas suben y bajan noto que se disuelve en mi memoria ese día de playa pero no el encuentro de un  mensaje dentro de una botella.

¿Hay cura? pregunta José Garcés, quien quizá sea un marino de uno de los barcos mercantes anclados más allá de la barra de la playa… Y no tengo respuesta. Las sensaciones son encontradas mientras el sudor corre por mi cara y empaña el cristal de las gafas.

Saludos, un día de playa, desde este lado del ordenador.

¡Que vienen los rusos!

Viernes, Junio 6th, 2014

Pese a que los tiempos hayan desplazado la amenaza comunista del que se conocía como mundo libre (los villanos son hoy narcotraficantes latinoamericanos, norcoreanos y terroristas musulmanes) todavía se ruedan películas e incluso series de televisión donde se recuerda aquella paranoia que, dicen los expertos en estas cosas, ya se preocupó por mostrar el cine de serie b estadounidense en los años cincuenta. Uno se encuentra así ante numerosos títulos del pasado en los que se refleja la invasión silenciosa del virus rojo en un puñado de inteligentes y turbias reflexiones cinematográficas como Manos peligrosas (Samuel Fuller, 1953), aunque no es éste sino otro –el miedo al triunfo del presunto igualitarismo soviético– el objeto de este post para nostálgicos de la Guerra Fría.

Hace años leí en un periódico de tirada nacional un faldón publicitario donde se anunciaba con grandes letras blancas sobre fondo negro La URSS invade Estados Unidos. En televisión, mientras tanto, se exhibía una serie marciana, Amerika, que discurría en unos Estados Unidos divididos tras ser ocupados por los soviéticos y Rocky se liaba a castañazo –metáfora en dolby etéreo de la III Guerra Mundial– enfrentándose en el ring contra Ivan Drago, un coloso hermoso y rubio como la cerveza con pantalón corto rojo con hoz y martillo en brillante dorado.

¿Sería entonces verdad que la URSS podía invadir Norteamérica?

¿Que el mundo libre quedara noqueado por unos tipos, los rusos, con tan poco sentido del humor?

Estas y otras preguntas se resolvieron con el estreno de Amanecer rojo (1984) de John Milius. La madre de todas las películas paranoicas sobre invasiones rojas.

John Milius era un cineasta que no solía dejar indiferente. Conservo grato recuerdo de Dillinger y Adiós al rey. También de El viento y el león, Conan, el bárbaro y alguna otra más. Como guionista recuerdo dos interesantes western: La aventura de Jeremiah Johnson y El juez de la horca, así como la parte de Apocalypse Now! que todo el mundo recuerda. La del teniente coronel Kilgore y su me encanta el olor del napalm por la mañana

Amanecer rojo es un disparate ultra en la carrera del cineasta. Tan ultra, que causa desconcierto que cuente con una nueva versión estrenada en 2012 que no dirige Milius y que ni siquiera se estrenó en los cines del imperio aunque, se cuenta, respeta la idea original: una invasión.

Pero… y siempre hay un pero…

si en la primera la América profunda, esa que parece que está armada hasta los dientes, era ocupada por soldados soviéticos, cubanos y nicaragüenses, ahora es el ejército de Corea del Norte el que hace lo mismo con fría mentalidad oriental.

Chuck Norris también se apuntó a la moda en la década de los ochenta con la delirante y aburrida Invasión USA (Joseph Zito, 1985), en la que un agente comunista dirige un desembarco masivo de terroristas contra unos cebados Estados Unidos.

Pero… y siempre hay un pero…

ni vista como una comedia involuntaria aguanta un pase.

El cine norteamericano sobre una invasión comunista se ha transformado en el siglo XXI en un cine que fantasea con la amenaza terrorista. Un fantasma que recorre el mundo tras los brutales atentados de Nueva York, Madrid, Londres, Islamabad, Boston…

Se ruedan y se estrenan películas que son la misma.

Dos gemelas:

Si Objetivo: La Casa Blanca (Antoine Fuqua, 2013) es un comando norcoreano el que ataca la Casa Blanca, en White House Down (Roland Emmerich, 2013) es un grupo de mercenarios el que hace lo mismo.

La idea recuerda, inevitablemente, a Air Force One (Wolfgang Petersen, 1997), pero ésta funciona mejor que las otras dos.

Somos conscientes que hay más películas donde se plantea este mismo escenario, pero ahora no recuerdo otros que mostrasen la posibilidad de que la Guerra Fría la pudo haber ganado soviéticos y satélites… Se agradece por lo tanto información sobre películas que no hayan sido reseñada en este post de urgencia y fin de semana.

Porque, ya lo saben, siempre hay más de un pero…

Saludos, que vienen los rusos, desde este lado del ordenador.