Archive for Octubre, 2014

Otra vez dando la nota

Jueves, Octubre 16th, 2014

* El Ayuntamiento de La Laguna y el servicio de corrección de textos Lavadora de textos han convocado el primer concurso de microrrelatos Hoja en blanco como parte del programa oficial de actos de La Noche en Blanco del año 2014, que se celebrará el 29 de noviembre. El concurso tiene como objetivos premiar la creatividad literaria y resaltar los valores singulares de la ciudad de La Laguna. Cada concursante deberá escribir un microrrelato original e inédito, de no más de 30 palabras, que contenga la palabra noche y al menos una expresión relacionada con La Laguna, como La Laguna, lagunero, etcétera. Las bases del concurso están disponibles en la web www.lavadoradetextos.com. El ganador del concurso recibirá como premio dos libros sobre el buen uso de la lengua española (Manual de estilo de la lengua española, de José Martínez de Sousa, y El genio del idioma, de Álex Grijelmo) y un ejemplar del libro Lavadora de textos. Cada uno de los diez finalistas recibirá como premio un ejemplar del libro Lavadora de textos. Los microrrelatos se podrán enviar, en formato Word, hasta las 23:59 horas del día 18 de noviembre a la dirección de correo electrónico nocheenblanco@lavadoradetextos.com, del servicio Lavadora de textos. Los nombres del ganador y de los diez finalistas serán anunciados en las redes sociales el día 27 de noviembre. El mismo día también serán informados los once premiados mediante un correo electrónico y se publicará la lista de ganadores en la web www.lavadoradetextos.com.

* La recaudación del concierto de los cantautores Féloche y Rogelio Botanz, que inauguró las actividades del Otoño Cultural Fundación CajaCanarias 2014 el pasado jueves, 9 de octubre, se entregará a la asociación tinerfeña de Trisómicos 21, que estuvo representada en el concierto por su presidente, Lorenzo Moreno Ruiz.  La asociación tinerfeña de Trisómicos 21 es una asociación que busca la integración social, escolar y laboral de los hijos con síndrome de Down.

* La penúltima sesión de Encuentros con el cine exhibe el jueves 16 de octubre algunos trabajos del cineasta José A. Alayón. Entre otros, se proyectará Slimane, su debut en el largometraje y En el insomnio, uno de sus cortometrajes. El coloquio tras la proyección estará moderado por el investigador Emilio Ramal. La sesión dará comienzo a las 20 horas en el Teatro Guimerá y el precio de la entrada es de 3 euros.

* La sala MAC acoge el viernes 17 de octubre y a las 19 horas la presentación de la novela La Laguna es ella, de Maca Martinón, título que ha sido publicado por Ediciones Idea y Ediciones Aguerre. Intervendrán en el acto la autora y la también escritora y poeta Cecilia Domínguez.

* El viernes, 17 de octubre y a las 19.30 horas, se presenta el libro Entre montañas, escrito por César Tejedor. El acto tendrá lugar en el Casino de Tenerife y contará con la presencia del autor así como del cineasta Teodoro Ríos.

Saludos, silencio, desde este lado del ordenador.

Galveston, una novela de Nic Pizzolatto

Miércoles, Octubre 15th, 2014

“Un día naces y cuarenta años después sales renqueando de un bar, perplejo por todos tus achaques. Nadie te conoce. Conduces por oscuras carreteras y te inventas un destino porque la clave es seguir moviéndose. Así que enfilas hacia el último asidero que te queda por perder, sin tener idea de qué vas a hacer con él.”

(Galveston, Nic Pizzolatto. Colección Black, Ediciones Salamandra, 2014. Traducción: Mauricio Bach Juncadella)

Nic Pizzolatto se dio a conocer por ser el guionista de la serie de televisión True Detective, serie que cuenta con legiones de seguidores y de la se ha hablado y escrito demasiado. Aún me queda como asignatura pendiente sumergirme en esta propuesta a la que tanto se elogia pero pensaba que debía iniciarme en Pizzolatto no por la que cacarean es un arriesgado relato destinado a esa caja que cada día deja de ser tan tonta, sino por su primera y hasta la fecha única novela: Galveston. Un libro que aseguran sus incondicionales continúa explotando las constantes de True Detective –narración fragmentada en el tiempo y el gusto por los escenarios del sur de los Estados Unidos– pese a que su publicación no alcanzó la resonancia de la serie.

Entre las muchas preguntas que asaltan al lector de Galveston planea sobre todas ellas si realmente se trata de una novela de género. En este caso de género policíaco. Y la respuesta podría ser afirmativa aunque con matices porque Galveston es ante todo un relato de perdedores, esos personajes que caminan al borde del abismo y están desubicados y a los que todo les sale mal.

El protagonista de la historia es Roy Cody, un matón profesional que reside en la ciudad de Nueva Orleans y al que las circunstancias hace que huya para encontrarse en el camino con dos mujeres, una joven y una niña, que le acompañarán durante un buen trecho de la travesía. Travesía que tal y como anuncia el título, los hará recalar en Galveston (Tejas), una especie de purgatorio en el que el trío protagonista intenta vivir la ficción de una vida normal y corriente. El problema que plantea la historia es que para estos personajes desubicados y demasiados castigados no existe eso que se llama vida normal y corriente.

La literatura de Nic Pizzolatto es concisa, por lo que casi parece que está escrita a hachazos. No obstante, ello no evita que a medida que se avanza en sus páginas éstas se vayan inundando de calor, que el lector se identifique con su protagonista, a quien imagino como una especie de Richard Boone, y termine el libro con una incómoda tristeza porque afortunadamente Galveston revienta los tópicos a los que nos está acostumbrado el género negro y criminal.

La historia es narrada a través de la voz de Roy Cody, un pistolero víctima de una enfermedad terminal que observa lo que sucede a su alrededor con cierta distancia, la de un tipo que sabe que, efectivamente, su destino ya está escrito. No modela este conocimiento, sin embargo, su existencia a lo largo de la novela porque parece que la enfermedad rehúye acabar con la existencia de un personaje que descubre, llegando al final, que sus pies son de barro.

Tiene mucho de lirismo está también novela de carreteras. Y de una desesperación cansada ante lo que se intuye resultará el final. Podría ser entendida Galveston además como uno de esos western modernos en los que los caballos han sido sustituidos por automóviles y los indios y forajidos por miembros de mafias sureñas que no conocen el significado de la piedad.

Una novela, en definitiva, que bebe de numerosas fuentes que nacen del mismo manantial: la novela popular norteamericana solo que ahora reescrita por un intelectual, alguien que la conoce y que juega con sus claves con el fin de moldearlas a su estilo. Un estilo que también está empapado de esas influencias aunque su redacción acentúe más el tono poético que la fría descripción de acciones.

Es más que probable que Galveston termine convirtiéndose en una película o en otra de esas miniseries que últimamente experimentan con los géneros. Los géneros, ya se sabe, han estado ahí para eso, precisamente, desde que se convirtieron en literatura, cine y cómic para todos los públicos. Una forma de contar las mismas historias solo que desde múltiples perspectivas y adaptándose a su época o bien para reinterpretar un pasado que solo el amor lo hace soportable.

Y mucho amor, pero un amor contaminado de recelo, hay en Galveston. Una novela que siendo de género parece que no es de género.

“Si haces algo bien, nunca lo hagas gratis.”

Saludos, tras una parada, desde este lado del ordenador.

Hasta que la muerte los separe

Martes, Octubre 14th, 2014

No recibe el trato que se merece una película como Perdida, el último trabajo hasta la fecha de su director, David Fincher, probablemente uno de los cineastas más personales del cine norteamericano de los últimos tiempos, por razones que aún se me escapan.

El filme adapta la novela del mismo título de Gillian Flynn, guión del que se ocupa la misma escritora y libro que nada más aparecer en librerías se convirtió en todo un éxito de ventas por lo que resultaba inevitable su versión cinematográfica. Lo que quizá no imaginó casi nadie es que un cineasta que siente tanto atractivo hacia lo oscuro como Fincher fuera el encargado de su correspondiente traducción en imágenes. Claro que, probablemente, muchos olvidaran que David Fincher fue quien asumió la tarea de dirigir la versión norteamericana de otra novela de mucho éxito, El hombre que no amaba a las mujeres y de su gusto por, más que mostrar, analizar lo perverso, el monstruo que todos llevamos dentro.

Si se estudia la filmografía de este cineasta se detecta la atracción que siente hacia el mal. Una obsesión, nos atreveríamos a decir, que roza incluso con los religioso. Este discurso forma parte en la todavía desconcertante Alien 3 y vuelve a explotarse en Seven y Zodiac, dos excelentes películas en las que se radiografía con una mirada sucia pero a la vez poética lo demoniaco, personificado en la liturgia de dos asesinos seriales (uno real y el otro de ficción) y cómo afecta sus crímenes a los protagonistas aparentemente corrientes de ambos largometrajes.

Esta misma temática da una violenta vuelta de tuerca en su todavía polémica y provocadora El club de la lucha, en la que el mal es el monstruo que todos llevamos dentro y ahora, con Perdida, insiste en el mismo asunto pero en un espacio tan rutinario como es el del matrimonio que encarnan un convicente Ben Affleck y una turbadora Rosamund Pike.

Se le puede criticar a Perdida las trampas que pueblan el guión, la mayoría de ellas escandalosamente chirriantes por su vocación de sorprender continuamente al espectador, pero creemos que va en función de la virulenta crítica que el cineasta propone ante tan sagrada institución, al tiempo que machaca todo el circo mediático que se desarrolla a su alrededor. En este aspecto, Perdida resulta un filme inquietantemente actual para los tiempos que vivimos por cómo refleja el tratamiento de los medios la primero desaparición y más tarde supuesto crimen de la atractiva protagonista de la cinta.

Hacía tiempo que no seguía con tanta atención una película con calado tan explosivo en un cine, así como la conmoción y el deseo de compartirlo con amigas y amigos con los que tuve la suerte de pasar rato tan desasosegante. Tan alejado del convencional cine que últimamente nos llega de Hollywood.

Perdida es una película con muchas trampas pero todas ellas están al servicio de un fin que descontrolará a más de uno. Por eso el regusto amargo que deja en la boca cuando se termina de verla, gusto que no desaparece incluso cuando uno intenta recuperarse de tanta calculada mentira mientras regresa a casa.

Es un error, en este sentido, observar esta película como un thriller más porque siendo un thriller va más allá al contagiar desconfianza y recelo con todos sus personajes. La sensación de que ninguno de ellos, y me refiero no solo a los protagonistas, merece salir bien librado de esta historia que a ratos parece un panfleto feminista y al otro sencillamente machista.

Los cachetones que el filme proporciona al espectador forman parte del juego (y Fincher es un cineasta al que le gustan los juegos, ver si no The Game) que da un insólito brío a una película en la que no es que nadie sea lo que parece sino que explora con turbia mirada las entrañas de la pareja. En este caso de una pareja aparentemente feliz.

Al final se agradece, concluye un espectador cansado de tanto infantilismo hecho cine, que un cineasta se atreva a meter el dedo en la llaga y hurgar en la herida. Que muestre que el monstruo no es tu compañera/o de cama sino esa persona que observas cada mañana y antes de desayunar frente al espejo.

Y que le reconozcas.

Y le sonrías.

Saludos, de juerga en Bada Bing, desde este lado del ordenador.

Cinco personajes en busca de redención

Lunes, Octubre 13th, 2014

Crónicas del desencanto.- Dirección: Daniel León Lacave / Guión: Daniel León Lacave, Borja Texeira, Lamberto Guerra / Fotografía: Pablo G. Gallego, Mario Blanco / Intérpretes: Cathy Pulido, Lamberto Guerra, Penélope Acín, Borja Texeira, Fátima Luzardo, Leonor Cifuentes, Abraham Santacruz, Tamara Déniz, Víctor León y José Antonio González.

Daniel León Lacave es uno de los cineastas más inquietos y audaces, por constante, que trabaja en esta región desestructurada que llamamos Canarias. Su cine, porque ya cuenta con una filmografía generosa con todos sus aciertos y desaciertos se caracteriza por una mirada muy personal que pone al servicio de la historia, historias que hasta Crónicas del  desencanto, su primer largometraje, podíamos entender como relatos cortos y medianos en los que subyace en ocasiones una vena de ironía que, a nuestro juicio, debería de explotar más esta especie de hombre orquesta del cine que se rueda por esta tierras.

Si siguen con atención su recomendable bitácora Algo que se parece a cine, Lacave es, precisamente, un personaje de cine. Cansado y harto de estamparse contra el muro de los que dirigen hasta el día de hoy con fantástico estrabismo la política audiovisual en Canarias, el cineasta se sumó a la corriente del denominado cine leve que no es otra cosa, entiendo, que la de fabricar películas muy profesionales pero con presupuestos que rayan el coste cero. Al límite, ya saben, de la indigencia.

Sin embargo, no es ésta una buena razón para relegar el conjunto de su obra al cajón de los cineastas aficionados ya que posee una filmografía compacta y objetivamente personal que gira sobre unas mismas constantes. Es decir, que no le resta interés la escasez de recursos con las que pone en pie sus producciones ya que su cine es un cine que se adapta a estas circunstancias.

Y ese entusiasmo lo asume con rigor, tanto que a veces se traduce en sus películas.  Películas que se suceden unas a otras porque apenas respira entre un rodaje y otro lo que  lastra, a veces, unos cortos y ahora un largo que en ocasiones parecen ejercicios leves pero en otras relatos intimistas, muy humanos, que le otorga a Lacave una denominación de origen dentro de esa filmografía tan cacareada que se intenta articular en Canarias.

Como ya se ha dicho, Crónicas del desencanto es su primer largometraje. Un largometraje insiste Lacave en calificar como leve y que está dedicado a sus actores, todos ellos habituales en otros trabajos de su director.

El filme cuenta la historia de cinco personajes no en busca de autor sino de la redención y se apoya en ellos, gente de la calle que se reúne para someterse a una terapia de grupo que dirige un profesional que también arrastra, aunque reprime, sus frustraciones lo que lo vincula al resto de los cuatro protagonistas porque Crónicas del desencanto es una película de y sobre personajes que, afortunadamente, se preocupa más por mostrar emociones que por destripar sus costuras psicológicas.

Y la cosa funciona. Y funciona incluso cuando parece que la historia se escora al melodrama aunque la película recupera el tono gracias al comedido trabajo de sus actores, todos ellos convincentes: Borja Texeira interpreta a un tipo con la cadena de la culpa alrededor del cuello (metafóricamente), casi un masoquista que encuentra en esa reunión de tarados (con perdón) el otro lado de la moneda en el personaje que protagoniza Cathy Pulido, una chica de barrio exaltada y mal hablada que no encuentra su lugar en el mundo. Y Penélope Acín, una enfermera con vocación de madre Teresa de Calcuta y Fátima Luzardo, una madre que por las convicciones religiosas de su esposo se responsabiliza pero no asume la muerte de su hijo. Escucha sus historias de desamparo el terapeuta, papel que interpreta Lamberto Guerra.

Al tratarse, como se observa, de una película de actores, el filme de Lacave podría entenderse como un cálido homenaje a todos estos actores que han trabajado con el cineasta. Y todos ellos, sus actores, lo hacen, la verdad, que muy bien. Cada uno explota emocionalmente las trabas de sus personajes sin demasiados histerismos y esto los hace creíbles por cercanos. Éste y no otro es uno de los rasgos más destacables de una película que solo se hace, a nuestro juicio, un poco larga en su media hora final, cuando se intenta cerrar el círculo que se propone metafóricamente en el primer plano con el que se inicia el filme: una sala con cinco sillas en las que van apareciendo los personajes, y un plano final que muestra esa misma sala y esas mismas sillas solo que ahora vacías, como si todos ellos, los cinco, hubieran vencido finalmente a sus fantasmas aunque probablemente quede en alguno severas secuelas.

Daniel León Lacave cuenta estas historias con agilidad y pese a la economía de medios los forzados recortes apenas se traducen en pantalla. Sigue, y el espectador sigue con él, esas cinco tragedias de la vida vulgar como diría Wenceslao Fernández Flores no con ojo clínico pero sí una discreta y en ocasiones hasta documental distancia que pone de manifiesto la madurez con la que está narrada esta película. Una historia modesta pero arriesgada en sus ambiciones que lo aleja de otros trabajos que realizan otros compañeros en los territorios del cine con y sin subvenciones en Canarias.

No es raro, visto el resultado de Crónicas del desencanto, preguntarse hasta dónde podría llegar el director y sus películas con un presupuesto respetable. Tiene una mirada que no descansa pese a las limitaciones económicas porque le gusta rodar al precio que sea. De ahí, quizá, que Daniel León Lacave se haya convertido en el cineasta más leve de los leves aunque no sea la levedad, precisamente, el mensaje que transmite en muchos de sus filmes. Y Crónicas del desencanto es uno de ellos.

Es inevitable por ello subrayar como una virtud la modestia e incluso la pudorosa humildad que alimenta este largometraje. Un largometraje que conmueve y que logra que el espectador se identifique con cada uno de sus personajes. Contribuye a ello, resaltamos de nuevo, un trabajo actoral que es de lo más a atractivo de una película que fue concebida con ese fin. Ya lo anuncia el mismo Lacave en los títulos de crédito: “A mis actores”. Y ese  respeto y esa complicidad se reflejan en la pantalla.

La fuerza de Crónicas del desencanto reside así en que se trata de una película que se toma muy en serio el trabajo de sus actores. Y eso que el largometraje no es, en contra de lo que diga alguno, teatro filmado. Hay variedad de escenarios no solo cerrados sino en espacios abiertos y su factura es elegante lo que hace que sumado a sus pretensiones, ninguna de ellas estéticas sino actorales, resulte como una isla dentro de ese cine que también es una isla y que quiere ser pretendidamente canario.

Lacave cuenta una historia y la cuenta con las escasas herramientas que tiene a su alcance con desconcertante convicción y sin renunciar a un estilo que, entiendo, define la filmografía de un cineasta que se ha fogueado en el cortometraje y que se ha acostumbrado a mover en producciones de costes muy bajos.

Uno concluye tras ver su primera y espero que no última incursión en los territorios del largometraje que es un cineasta que se ha ganado a pulso el sello de autor. Una etiqueta que me produce escalofríos pero que sí encuentro en un director que cuenta con estilo y una mirada propia. Esa firma que hace que sus películas resulten cien por cien de Daniel León Lacave.

NOTA: El Escobillón.com agradece la generosidad de Daniel León Lacave de hacer posible el visionado de Crónicas del desencanto.

Saludos, sin desencanto, desde este lado del ordenador.

¿Por qué nadie explica los cambios de jurado del Premio de Novela Benito Pérez Armas?

Viernes, Octubre 10th, 2014

Se supone que a finales de octubre se conocerá el fallo del Premio de Novela Benito Pérez Armas 2013, certamen que convoca la Fundación de CajaCanarias y está dotado con 12.000 euros más la publicación de la obra.

Este año se han presentado 62 trabajos en el que está considerado como uno de los concursos literarios más importantes de cuantos se celebran en Canarias aunque son muchos los que se preguntan a qué se debe los cambios y recambios a los que recurre la organización para la selección del jurado.

En la pasada edición del Benito Pérez Armas se sustituyó a los que hasta el 2012 habían formado parte del mismo por tres personas que ahora dejan de serlo en favor de los escritores que integraron el jurado anterior. Vuelve a reunir así el jurado de la edición 2013 a dos Premios Canarias de Literatura, como el escritor, doctor en Filología Románica y catedrático de Filología Española de la Universidad de La Laguna, Juan Manuel García Ramos y el también escritor y periodista Juan Cruz Ruiz y la escritora y poeta Cecilia Domínguez Luis.

La novela ganadora de la edición del 2012  –el fallo se hace público al año siguiente– fue El reino de los cielos, de Silvia García, y los integrantes del tribunal resultaron entonces el catedrático de Lengua Española de la Universidad de La Laguna, Humberto Hernández; la catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Alicia Llarena y el escritor y periodista Fernando Delgado. Sin embargo, no se informó entonces de las razones que justificaran que estuvieran ellos y no los que ahora vuelven a estar.

A la espera de un suscinto comunicado que revele lo que ya se considera en los mentideros como “otro misterio más a lo Cuarto Milenio“, desde El Escobillón.com defendemos la existencia del Premio Benito Pérez Armas pero recomendamos a los organizadores coherencia y reflexión sobre un certamen literario que si por algo se caracteriza es –con independencia de sus jurados– por su afortunada continuidad en el tiempo.

Saludos, se ha dicho, desde este lado del ordenador.

Para anotar en la agenda

Miércoles, Octubre 8th, 2014

* El salón de actos de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC) en Santa Cruz de Tenerife acoge este jueves 9 de octubre, a las 19 horas, la presentación del último poemario de Cecilia Domínguez Luis, Cuaderno del orate (cuatro meses y un día), editado en la colección Poesía/Diario de Ediciones La Palma. La presentación correrá a cargo del escritor y profesor de Literatura de la Universidad de La Laguna, Juan José Delgado.

* El local El Desván presenta en Santa Cruz de Tenerife a partir de este jueves, 9 de octubre, la muestra Sin hilo conductor, una selección de cerca de 40 fotografías de la tinerfeña Yaiza Alemán. La inauguración se celebra a las 20.30 horas, y la exposición se mantendrá abierta hasta el próximo 16 de noviembre, a partir de las 18 horas.

* El tiempo de los lemures, de Daniel Bernal Suárez y poemario que obtuvo el Premio de Poesía Pedro García Cabrera el año pasado, se presenta el próximo miércoles 15 de octubre a las 20 horas en la sede central de la Fundación CajaCanarias, en Santa Cruz de Tenerife. El acto será presentado por el poeta Ernesto Suárez.

* En Tenerife Espacio de las Artes TEA se presenta también el miércoles 15 de octubre a las 20 horas el libro Ciudades de cine, un trabajo de Francisco García Gómez y Gonzalo M. Pavés. En el acto intervendrán además de Gonzalo Pavés los profesores de Historia del Arte Clementina Calero Ruiz, Domingo Sola Antequera, Enrique Ramírez Guedes y Alicia Hernández Vicente.

Saludos, game over, desde este lado del ordenador.