En fin, esto es lo que hay…
Sábado, Octubre 16th, 2010Imaginad a un escritor nacido en estas tierras infernales que decide publicar su primera novela en una editorial que no es de estas infernales tierras.
Imagidad también que esa novela no es una mala novela. Más bien al contrario, probablemente una de las mejores novelas publicadas este año por un escritor oriundo de estas tierras infernales. Tan excelente es este trabajo que recibe críticas elogiosas en suplementos culturales y páginas especializadas donde casi todos los comentarios coinciden en destacar –cuando menos– que se trata de un trabajo arriesgado y que llega al corazón del lector.
Imaginad también que como todo escritor que se precie, nuestro autor no es de los que les gusta dar la lata en los despachos de las administraciones públicas ni en las readacciones de los medios para que su nombre se conozca en el escaparate del efímero famoseo.
Imaginad también que hablo de un escritor que lo único que le interesa es escribir historias. Buenas historias. Tan buenas que te dejan noqueado. Y no hace falta ser muy leído para llegar a esta conclusión.
Imaginad ahora que ese mismo escritor le solicita a la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del cada días más despistadísimo Gobierno de Canarias que adquiera algunos ejemplares de su obra para que la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas tenga a bien repartirlos en las bibliotecas.
El escritor no pide nada más pese a que otros amigos, no sé si escritores, intentan convencerlo de que no lo haga ya que llamar a la puerta de esa Dirección General es como llamar a la puerta del vacío cósmico porque casi nunca te responden. Y si te responden es para preguntarte algo así:
- Oiga usté ¿dijo que venía de parte de…?
Imaginad que pasa el tiempo, que el escritor continúa escribiendo e incluso haciendo alguna que otra entrevista aunque, como digo, no sea de los que gusta aparecer en los medios porque es de los que se alimenta con su universo.
Imaginad que un día recibe la carta de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Gobierno de Canarias, donde se le transmite que “a nuestro pesar, no nos es posible prestarle nuestro apoyo en la actualidad”.
Nada más.
Sólo ese lastimero: “a nuestros pesar…”
Imaginad la confusión del escritor y la sensación de desprecio que ha interpretado al leer líneas tan suscintas.
“… no nos es posible prestarle nuestro apoyo en la actualidad”.
Da que pensar. Y podría ser un buen material para escribir una novela o un cuento. Una historia donde un escritor como él u otros tantos escritores canarios que suenan fuera y dentro de sus islas reciben no ya el socorrido vuelva usted mañana larriano sino un NO sin explicar las razones de ese NO.
Y pregunto: ¿se puede ser más bestia?
NO.
¿Costaba tanto explicar que bien “con nuestro pesar, la crisis que nos azota hace imposible atender a su petición”?
O simple y llanamente que su novela no nos interesa porque ha trascendido el ridículo mercado de las islas…
Yo qué sé, que no hay que ser muy inteligente para justificar un NO.
Claro que la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Gobierno de Canarias debe estar demasiado ocupada en no hacer nada como para molestarse en escribir algo más que una urgente nota de pésame.
Imaginad por último.
La Dirección General del vacío cósmico le comunica que NO.
- ¿Por qué?.- pregunta confuso el escritor, pensando si no habrá olvidado añadir otro sellito a su petición.
- Pues porque NO. Siguiente, por favor.
- Pero…
- Siguiente, por favooor.
El escritor se aleja por un pasillo largo y pringoso escuchando otro NO.
Y otro NO.
NO.
¿Nacería Franz Kafka en Canarias?
¡NO!
Saludos desde este lado del ordenador.