Archive for Abril, 2011

¡Por San Jorge!

Miércoles, Abril 20th, 2011

El próximo sábado se celebra el Día del Libro, jornada que pasará una vez más sin pena ni gloria por esta nuestra comunidad autónoma.

Las librerías de la capital tinerfeña –que se suman a la llamada de la Semana Santa– anuncian que cerrarán el 21 (jueves) y el 22 (viernes) de abril aunque abrirán hasta el mediodía del sábado 23 para ¿celebrar? el Día de San Jorge, una cita obligada para regalen un libro y de paso una rosa.

O una rosa y un libro. Costumbre ésta que ha ido imponiéndose en los últimos tiempos no sé con que fin, aunque admito que es agradable que cuando adquieres un libro con una rebaja simbólica del diez –¿o es el cinco?– por ciento te entreguen una flor cuyas espinas –es un suponer– han sido cuidadosamente limpiadas del tallo.

Al parecer, la Asociación de Libreros de esta isla en la que habito ha tomado la decisión, previendo un notable descenso en ventas el sábado, volver a celebrar el Día del Libro el miércoles 27 de abril, día de la semana en la que todo volverá a la previsible y grisácea rutina cotidiana. 

Será por eso que pienso –luego existo– que en estos tiempos aciagos que me  ha tocado vivir los libreros más que regalar una rosa deberían de entregar al cliente un cardo borriquero.   

Confieso que he hecho amigos y enemigos defendiendo libros.

Confieso que pierdo horas y horas de mi fugaz existencia leyendo, hablando y escribiendo sobre y de libros.

También que no hay mayor regalo que te regalen un libro.

Porque si ese libro consigue abrir tu cabeza de hojalata e introducir su dulce veneno todos ustedes serán capaces de llegar a tocar el cielo, la tierra y el infierno. 

El sábado es el Día del Libro. 

Les invito a que inviertan los pocos euros que tienen en uno de estos objetos que dan tanto placer como daño.

Tanto…

… Tanto que a mi me han salvado muchas veces la vida.

De hecho no sería nada sin ellos.

Quizá sea porque también soy un libro.

(La ilustración que acompaña este post es el cuadro Lucha de San Jorge contra el dragón de Peter Paul Van Rubens)

Saludos, siempre por San Jorge, desde este lado del ordenador.

Noticias sobre ese cine que tanto nos (dis)gusta

Martes, Abril 19th, 2011

SE RUEDA EL CÍRCULO

FOTO: Enrique López

La Fundación Canaria para el Sordo-Funcasor, dentro del proyecto Crea-Tenerife (iniciativa cofinanciada por el Fondo Social Europeo en el marco del Programa Operativo plurirregional Adaptabilidad y Empleo para el periodo 2007 – 2013) ha encargado a Eugenia Arteaga la escritura y realización de un guión de cortometraje de ficción que ahora entra en fase de post-producción.

El cortometraje, titulado El círculo, cuenta la historia de dos personajes: Carlos, sordo y educador en el Centro Asistencial Hellen Keller de Funcasor; y Marta, oyente y trabajadora del Servicio de Intérpretes de Lengua de Signos. Su relación está en crisis, pero quizás la clave para salvarla la tenga un simple juego.

El círculo está interpretado por Lorena Plasencia y Carlos A. Valencia, actores no profesionales que han asumido el reto de su primer trabajo como actores. Ambos han superado varios casting y numerosas semanas de ensayos. Lorena Plasencia, al igual que su personaje, forma parte del SILSE y Carlos A. Valencia es sordo, trabajador de FUNCASOR y miembro de ASORTE-Asociación de personas sordas de Tenerife.

PREMIOS SÉPTIMA EDICIÓN CINEXPRÉS

Los ganadores de la séptima edición de Cinexprés –una iniciativa en la que participan cortometrajes realizados por jóvenes alumnos de los tres centros relacionados con el sector audiovisual en Las Palmas de Gran Canaria– han recaído en El marrón, de Edray Peña y Diego Velázquez, estudiantes del IES Politécnico, que obtuvieron el premio al Mejor Cortometraje;  Cindy Pérez, de la Escuela de Actores de Canarias, que recibió el galardón a la Mejor Interpretación por su papel en Hay que ser maraña de Telde; y Filiberto Díaz, alumno del Conservatorio Superior de Música de Canarias, el de Mejor Banda Sonora por Lena.

Los premios Cinexprés están dotados con 1.000 euros y un trofeo diseñado por Lurdes Bravo.

Recibieron mención especial a la Mejor Producción, Mejor Fotografía y Mejor Sonido, Diana Navarrete (El marrón), Eduardo Camprubi (El marrón) y Gerardo Bonilla (Para gustos colores), respectivamente.

Saludos, cantando saestas, desde este lado del ordenador.

Ha vuelto y está muy cabreado

Lunes, Abril 18th, 2011

EL PRINCIPIO

Todo comenzó en mi adolescencia. Por aquello del criterio de la edad se me negaba la oportunidad de iniciarme en la hermandad simiesca pese a que el doctor Zaius hacía todo lo posible para que formara parte del grupo. Pero no hubo manera. Intentaba franquear la puerta de los cines y el portero –un humano– señalaba la taquilla para que me devolvieran el dinero.

Esta oposición injustificada logró que en mi cabeza empezara a reconstruir mi película simiesca. Película de la que llegaron a rodarse cinco y muchos años más tarde una serie de televisión de la que mejor no acordarse. También una de dibujos donde los nuestros, los simios, eran igual de idiotas que los humanos. Eso es lo que pasa cuando el arte cae en manos de profanos.

Mientras tanto, mi dormitorio se fue transformando en un santuario simiesco. Pegaba con chinchetas en las paredes del cuarto –para el disgusto de mi santa madre– fotografías de simios. Ahí estaba Zaius, un gorila, los chimpancés Zira y Cornelius… También los humanos Taylor y Nova montando a caballo rumbo a su destino… Y me hice con un ejemplar de la novela original editado en la colección Reno. Su autor el francés Pierre Boulle.

EL MANIFIESTO DE LOS SIMIOS

La primera película de la serie pude verla pasado los años en una sesión de matiné. Se trataba de La rebelión de los simios (en agosto se estrena un remake) y a quien les escribe le sigue pareciendo una de las mejores de las cinco.

En ella, mis hermanos los monos se rebelan contra el gobierno dictatorial de los humanos que además de despreciarlos como animales domésticos (los perros y gatos han desaparecido de la faz de la tierra por una enfermedad) los emplean para que hagan el trabajo sucio.

Ya saben, los que tienen que servir.

Los humanos les gritan órdenes y para mantenerlos a raya exclaman un NO que desde ese día y gracia a este filme político que es La rebelión de los simios detesto. Detesto el NO. Detesto la prohibición. No pienses, no fumes, no bebas, no te enamores, no comas, no engordes, no seas feliz…. El tantra de aquel gobierno fascista de humanos es el mismo del presunto gobierno democrático en el que nadamos: Obedece, obedece, obedece. Cállate, cállate, cállate.

Habré visto no sé cuantas veces La rebelión de los simios.

Para la hermandad simiesca es algo así como el Manifiesto de los simios.

VEO LA LUZ

En aquellos días remotos exhibían en televisión un programa ya legendario para los que hoy tenemos pelos en todas partes menos en la cabeza. Se llamaba La clave y lo presentaba José Luis Balbín pipa en mano. En aquel espacio donde se hablaba y se fumaba mucho solían poner buenas películas para ilustrar debates. El debate no era necesariamente de cine y mucho menos de simios.

El caso es que un día anuncia que el filme que se exhibirá es El planeta de los simios (Franklyn J. Schaffner, 1968) la joya de la corona de la hermandad simiesca, y me quedé en casa mandando a paseo la salida nocturna porque cuando el Gran Arquitecto llama a tu puerta tienes que superar la prueba.

Simbólicamente desnudo vi la película.

Charlton Heston habla. La nave triangular surca el espacio. Antes de hibernar observa a sus otros tres compañeros: dos hombres y una mujer.

La música inquietante de Jerry Goldsmith no anuncia nada bueno.

La nave se ha vuelto loca. Los cuatro cosmonautas duermen. Cae en picado sobre el planeta y ameriza en un lago de brillantes aguas azules.

Despierta Heston. Descubre momificada a la única Eva de la tripulación, escapa con los dos compañeros sobrevivientes de la nave que se hunde en el lago.

Los tres deambulan por un paraje fascinante y desértico.

Uno encuentra una planta en medio de la nada. Otro clava una diminuta bandera pese a la reacción de Taylor/Heston, quien escupe una malvada carcajada.

Estallan rayos en un cielo despejado.

Entonces…

Entonces los tres astronautas encuentran en lo alto de una colina unos espantapájaros.

Suben.

¡Agua!

Se bañan. Les roban las ropas. Y entre la vegetación suenan cornetas de caza.

¡Mis hermanos aparecen en la película!

El resto es historia y noqueo para quien les escribe.

Cada cierto tiempo vuelvo a El planeta de los simios y continúo igual de noqueado. Me gusta por fatalista, me gusta por transgresora, me gusta porque respira aventura por los cuatro costados. Me gusta, sencillamente.

PRIMERO APRENDIZ

Tiempo más tarde veo –siempre en televisión– la segunda entrega. La innecesaria Regreso al planeta de los simios (Ted Post, 1970), filme que insiste en los mismos elementos de la primera aunque con James Franciscus haciendo de astronauta. Heston aparece al principio y al final. Nova, afortunadamente, en casi toda la película.

Mis hermanos los simios están en guerra. ¡Entremos en la zona prohibida! Exclama el general de los gorilas. La idea es acabar con una raza de mutantes entre los que destaca Victor Buono. Los mutantes adoran a la bomba Alfa y Omega y el cabrón de Taylor aprieta el botón y se acabó el planeta de los simios piensa el confuso espectador.

Que te crees tú eso.

LUEGO COMPAÑERO

Veo en la televisión Huida del planeta de los simios (Don Taylor, 1971) donde Zira y Cornelius logran escapar de la catástrofe sin que nos expliquen muy bien cómo lograron recuperar la nave del fondo del lago.

¡Que más da!

En tierra los espera un comité de bienvenida formado por indeseables humanos. Y descubres que Zira y Cornelius ¡han viajado al pasado!

No es una mala continuación. Aunque claro, lo escribo porque con esta película la balanza comienza a inclinarse del lado de mis hermanos los simios.

Asesinan a mi Zira. Matan a Cornelius.

¡Bestias arrogantes!

Pero sobrevive su bebé.

Último plano: un chimpancé mira a cámara.

Mamá.- dice la criatura.

Y DESPUÉS… MAESTRO

Cuarta entrega. La rebelión de los simios (J. Lee Thompson, 1972) la primera que vi antes de las otras cuatro.

La criatura de La Huida… se nos ha hecho mayor. El filme nos cuenta la historia de su gloriosa Revolución.

Temblad, odiosos humanos, temblad porque vamos a hacer Justicia.

Quinta y última entrega, Batalla por el planeta de los simios (J. Lee Thompson, 1973). Es la más tonta de la serie. Aunque aporta un detalle revelador e inquietante para nuestra hermandad: los simios también pueden matar a otros simios. El asesino es un gorila, general para más señas, que se despacha al hijo de César.

Batalla con los mutantes.

Al final, simios y monos parecen que podrán vivir en paz.

¿Alguien puede creérselo?

APARTA TUS SUCIAS MANOS, TIM BURTON

Pasan los años y Tim Burton mete sus sucias pezuñas en El planeta de los simios.

Oh, maldito remake.

Charlton Heston hace de orangután. O de maestro que defiende las armas.

El planeta no es la Tierra.

La hermandad simia pone el grito en el cielo.

¡Que lobotomicen a Burton!

Veo en la red el tráiler de una nueva película simiesca. Se trata de una versión de La rebelión…

Y me gusta lo que veo. Me gusta ver a mis hermanos liberarse de las caenas. Pero sobre todas las cosas me gusta pensar que César vive. Y que ha vuelto y está muy cabreado.

Saludos, humanos, desde este lado del ordenador.

Hambre

Domingo, Abril 17th, 2011

Cosas raras las que me encuentro los domingos en el Rastro de Santa Cruz de Tenerife. Este textito lo descubrí en un volumen bastante estropeado de Knut Hamsum titulado Hambre.

I.-
Esta mañana, al pasar delante de una iglesia, me he topado con varias señoras y señores escandalizados. Me acerco picado por la curiosidad para ver cuál es el motivo de su queja.

- ¿Dónde coño se meten?- dice un caballero de edad, alto y delgado, y con  pinta de haber sido militar.

- Es que son unos desagradecidos.- Responde un tipo que parece un funcionario de la Enseñanza retirado.

- La próxima vez le va  a dar limosna la Virgen de Candelaria.- sentencia una señora con pinta de indignada.

- Calma, calma… Que todos somos criaturas de Dios.- recita un sacerdote que huele a jabón Heno de Pravia.

Me alejo extrañado.

II.-
Asombroso. Salgo a la calle desierta por aquello del inicio de la Semana Santa y no me encuentro a la gente de siempre. La mayoría habrá aprovechado para descansar en cualquier rincón de la isla. O las islas. O donde sea.

Bajando por la Rambla de Pulido cruzo con un tipo que lleva meses sin lavarse con jabón Heno de Pravia que me pide “argo para comer”.

Respondo: “Lo siento, hermano, no llevo nada encima”.

Miento como es natural. Porque sí que llevo encima una moneda de dos euros.

El hombre continúa calle abajo hasta que es interceptado por dos policías que se lo llevan a rastras.

III.-
Esa misma tarde, paseando por el Mercado Nuestra Señora de África observo a un grupo de personas mirando como muertos vivientes la escena que se desarrolla tras un cordón policial. Como no puedo acercarme lo suficiente para investigar, le pregunto a un ciudadano qué coño pasa.

- Otro pobre….- dice el caballero pasándose el dedo por la garganta.

IV.-
En el parque García Sanabria veo a un jovencito con pinta de hippie subido a uno de los bancos situados alrededor de la fuente de La Gorda tetona gritando: ¡El final se acerca! ¡Arrepentíos!

Tres adolescentes, dos de ellos con un monopatín debajo del brazo, se ríen.

El hippie continúa con su perorata. Suelta algo así como la gran puta de Babilonia y que merecemos morir por adorar al Becerro de Oro.

Un perro negro que descansa debajo del mismo banco de piedra se pone a aullar.

Oigo todavía su aullido cuando llego al Reloj de flores.

V.-
Alguien comenta en el bar que ya va siendo hora que otros imiten la decisión de Gallardón de retirar de las calles a los parias de la tierra. No sé si lo dice por mi. Aprovecho para hacerme el loco y leer las hojas parroquiales.

VI.-
Camino por las calles y plazas desérticas de la capital tinerfeña. Hago tiempo para olvidar.

VII.-
Me siento en una cafetería donde todo el mundo tiene la mirada puesta en el televisor.

De tanto en tanto miro a la caja tonta donde un locutor compungido anuncia que como la cosa continue así significará el descenso del Club Deportivo Tenerife a segunda B. Alguien, con varios rones encima, suelta una maldición. La mayoría se lleva las manos a la cabeza.

El camarero me pregunta que voy a tomar. Le pido un vaso de agua. Lo más barato. El camarero me mira de arriba abajo y parece ponerse a cavilar. Afortunadamente el tipo de las maldiciones grita que le ponga otro ron.

Dos señoras con acento portugués se ponen a mi lado de la barra. Por lo que hablan entiendo que una de ellas se queja de lo mal que huele esta ciudad.

Esta ciudad es Santa Cruz de Tenerife donde una vez más se respira en el aire ese olorcillo a huevos podridos que se escapa de la Refinería.

El mismo camarero que me atiende se acerca a las señoras y toma nota de su pedido. Me animo a recordarle lo del vaso de agua.

- Por favor, que sea con gas.

El locutor de la televisión habla con varios invitados sobre lo que supondría para Tenerife que “nuestro Club” descienda a segunda B.  

- Eso sería el fin.- anuncia uno.

- El acabose.- dice otro con una corbata que parece que le estrangula el cuello.

- El fin.- coinciden todos incluido el locutor.

El camarero deja delante de las dos señoras apoyadas en la barra sendos vasos de café con leche y dos bocadillos. Por el olor detecto que uno debe ser de pollo y el otro de tortilla.

Mi estómago protesta.

Las señoras que hablan portugués me miran.

Yo hago una mueca que espero pase por sonrisa.

Mis tripas sin embargo interpretan las Valkirias de Ricardo Wagner.

Hago que miro la televisión.

- Su vaso de agua.

Asustado miro al camarero.

- Con gas.- añade con muy mala leche.

- Graci….-estoy diciendo.

- Cincuenta céntimos.- me corta.

El camarero se va con mis últimos cincuenta céntimos.

Mis tripas sintonizan ahora con A las barricadas.

Y sin poder evitarlo miro a las señoras que devoran sus bocadillos.

Es tanta mi atención que una de ellas, incómoda, deja la mitad del de pollo y me lo ofrece.

No sé si ponerme a llorar o reír.

Al final vence la dignidad de los vencidos. Me doy media vuelta y salgo de la cafetería. Con las tripas muy cabreadas y ahora sonando como una discoteca.

VIII.-
Deambulo por esta ciudad triste, observando carteles de Cerrado, Se alquila, Se vende, Se traspasa en casi todas las fachadas oscuras.

IX.-
Me cruzo con una pareja de enamorados y decido mandar a paseo la dignidad de los vencidos.

- Hermanos .- tartamudeo.- ¿no tendrán argo suerto?

La pareja se escabulle sin responder y dobla una esquina.

X.-
Estoy sentado en la plaza de España. Acompañado por la música de fanfarria de mis tripas.

- Viejo.- me dice un policía.- ¿qué está haciendo?

Sin levantar la cabeza y con la mirada perdida en el muelle le respondo: “Creo que aún puedo pensar.”

El policía enciende su transmisor y habla con la central.

- Otro caso.- informa.

- Ya sabe lo que tiene que hacer.- responde una voz metálica con acento de aquí.

Saludos, ¿en Canarias empieza a amanecer?, desde este lado del ordenador.

¡Leed a John Steinbeck, panda de ignorantes!

Sábado, Abril 16th, 2011

Hay escritores que tienen la capacidad de sosegar mi espíritu, demasiado acostumbrado a navegar en tormentas en vasos de agua.

Uno de esos escritores es John Steinbeck, a quien le ido siguiendo la pista desde la noche remota de los tiempos que es lo mismo que decir que fue cuando comencé a leer algo que no tuviera relación con la fantasía ni la ciencia ficción. Tampoco con el crudo realismo de la novela policiaca.

El primer título de Steinbeck que leí fue La luna se ha puesto, cuyo trágico lirismo me convenció que estaba adentrándome en el universo de un escritor gigante y generoso. Más tarde, en una pésima traducción mejicana, devoré Los descontentos y supe con ella lo que es llorar imaginando experiencias ajenas. Más tarde vinieron como una tromba su poética La perla –nunca llegué a entender las razones del porqué la comparaban con El viejo y el mar de Hemingway salvo por su exotismo–, Tortilla Flat, La fuerza bruta y Las uvas de la ira tras pensar que yo también era socialista al ver primero el filme de John Ford.

Steinbeck cuenta también con la atractiva novela de aventuras La taza de oro, vida del pirata que después se convertiría en teniente de gobernador de Jamaica, Henry Morgan, y con un extraño y fascinante relato que por aquí circuló con el título de El ómnibus perdido aunque si hubo un libro de Steinbeck que me conmovió hasta lo más hondo fue su ambicioso proyecto (fatalmente detenido por su muerte) de actualizar el mito de los caballeros de la tabla redonda en su imprescindible Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros, volumen que tengo subrayado desde la primera a la última página y que cuenta además con un hermoso y vibrante prólogo del mismo Steinbeck donde rememora lo que significó para él la aventura de aprender a leer.

Es tanta mi pasión steinbeckniana que he disfrutado además con su libro Viajes con Charley en busca de América, un texto que se anticipa a lo que más tarde unos y otros llamarían nuevo periodismo; y en estos tiempos aciagos, he vuelto a encontrarme con Steinbeck con la compilación de sus artículos de la II Guerra Mundial y con su monumental (como monumental es Las uvas de la ira) Al este del Edén, obra que había dejado aparcada hacía tanto tiempo y que el otro día, al tropezármela en la estantería de mi biblioteca pareció silbarme y decir:

- Ey, hermano, ya va siendo hora de que te tranquilices. Esto quiere decir: léeme.

Y en eso estoy. Y estoy tanto tanto, que tengo la sensación de que soy un hombre nacido en el valle de Salinas que necesita de la voz de su mayor escritor para tranquilizar la fiebre que solo me hace envejecer.

Al Este del Edén es mucho más que la gran película de Elia Kazan, que retrata solo una minúscula parte de este colosal fresco generacional, y si usted es de sangre caliente buceará en este relato de padres e hijos mientras se pregunta qué demonios había estado haciendo antes de que esta novela le enseñara que su destino inevitablemente es el de rodar y rodar.

A mi Steinbeck siempre me ha parecido un autor que tranquiliza.

Que calma quizá porque supo mirar el alma humana y resignarse a amar lo que somos.

Le debo mucho al señor Steinbeck, pero sobre todo le debo el hecho de que siempre me sorprende.

Que su obra tritura el paso del tiempo haciéndola eterna y por lo tanto vital y tan necesaria en estos tiempos donde, mucho me temo, están empeñados en que pensamos que solo vale la insoportable y también soberbia levedad del ser.

Saludos, ¡Viva Zapata!, desde este lado del ordenador.

Un libro fallido pero (in)necesario

Jueves, Abril 14th, 2011

El cine en Canarias (una revisión crítica), volumen coordinado por Aurelio Carnero Hernández y José A. Pérez Alcalde Zárate y editado por la Filmoteca Canaria y el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canarias, puede resultar para el lector muy molesto.

Muy molesto no porque se mastique como texto crítico –más bien se trata de un análisis descafeinado– sino por su pobre maquetación y el tamaño de letra liliputiense que se ha escogido para reproducir los textos. 

PESE A TODO

Me ha llamado la atención que el mejor de los estudios de este volumen fallido pero (in)necesario sea el que habla del cine cavernícola.

Lo firma Jorge Gorostiza y abre el primer segmento del libro –Nacimiento– con la pieza El comienzo del cine en Canarias.

Gorostiza repasa con pulcritud de arqueólogo los orígenes del cinematógrafo a este lado del Atlántico a través de una serie de nombres de los que no sabía absolutamente nada.

Muy documentado, este trabajo del arquitecto y también especialista en temas cinematográficos tinerfeño acabará por convertirse en referencia. 

LA NOSTALGIA ES…

El segundo segmento del libro se ocupa de la exhibición en el archipiélago y por su carácter cinematográfico de cualquier tiempo pasado fue mejor entra bien.

En este capítulo se audita las salas de exhibición cinematográfica en las dos provincias y por razones sentimentales el que más –sí, más– me ha emocionado es el dedicado a Tenerife. Lo firma el especialista José Antonio Pérez-Alcalde, quien además de escribir sobre aquellas  salas también informa de quienes las hicieron posibles.

La actividad exhibidora en La Palma, La Gomera y El Hierro la repasan Antonio Lorenzo Tena, Ana Berta Ramos Mesa y Marcelo Gutiérrez Quintero, respectivamente. De La exhibición cinematográfica en las islas orientales se encargan Franciso Ponce (Las Palmas) y Marco Arrocha y Juan Martínez Curbelo (Lanzarote y Fuerteventura).

LA FIESTA

En cuanto al tercer apartado, Festivales, el libro incluye los trabajos Apuntes sobre el panorama de los festivales de cine en Canarias y Un relato del Canariasmediafest, de Guillermo Carnero Rosell y Sergio Morales que poco aporta a lo ya conocido.

CINEFILIA

El cuarto segmento, Cine-Clubs, propone una nostálgica revisión de Aurelio Carnero con el título Historia breve de los cine-clubs.

LA CARNE

El quinto, La producción, ofrece  una serie de reflexiones no críticas y sí me temo que algo partidistas sobre el cine en Canarias.

Abre esta sección El cine canario al otro lado de la industria, de F. Gómez Tarín, miembro como Carnero y algún otro colaborador del volumen de lo que fue el colectivo Yaiza Borges.

El artículo tiene su aquel. Y creo que servirá como documento para radiografiar una etapa del “mal llamado cine canario” como advierte su autor.

Los cineastas Teodoro y Santiago Ríos aportan a este segmento ATCA (Agrupación Tinerfeña Cine Amateur), curioso e inquietante relato de lo que entiendo como embrión de lo que más tarde serían las distintas asociaciones de profesionales que han pretendido tentaculizar al sector.

Aurelio Carnero repite con La producción audiovisual en Canarias, artículo divulgativo en el que salvo involuntarios despistes como acreditar el mediometraje Esposados de Juan Carlos Fresnadillo como producción de La Mirada –obvia a Papi Producciones y Zodiac Films– leí pensando que  a mi manera fui de los que contribuí a crear este fenómeno que ahora llaman cine en Canarias.

Continúa la tanda de artículos con El cortometraje canario en la última década, que firman Jairo López y Josep Vilageliú.

Se trata del artículo de más acualidad para los que seguimos el cine hecho en las islas. Está escrito con distancia espartana e intentando mantener un equilibrio que no creo, la verdad, convenza nuestras susceptibles sensibilidades.

María Teresa Sandoval Martín se encarga de estudiar la Historia de las Films Commissions y del Move Tourism en las islas Canarias que sabe a instructivo, mientras que Eduardo Araujo y Teodoro Ríos disertan sobre El sector audiovisual en Canarias y Spanish Film Screenings Lanzarote.

El primer texto es una notarial declaración de intenciones y el segundo algo así como la crónica de una muerte anunciada.

Y…

El libro El cine en Canarias (una revisión crítica) finaliza con el capítulo Formación.

Abre el cineasta cubano Rolando Díaz con el texto Trilogía, formación, guión y proyectos. Continúa Domingo Sola con Enseñar cine, proyectar cine. La labor de la ULL,, y toma una vez más el testigo Josep Vilageliú con Educar la mirada y otras experiencias pedagógicas.

El mismo Vilageliú repite con El cine canario en la red, artículo en el que mira por donde dedica unos párrafos a nuestro El Escobillón. 

Desgraciadamente su artículo se equivoca cuando quiere desenmascar a uno de esos tantos Fantomas que visitan nuesto El Escobillón.

En fin.

El libro El cine en Canarias (una revisión crítica) lo cierra Un recipiente para los sueños, que firman F. Javier Gómez Tarín y Aurelio Carnero.

OTRAS PARTES DEL ESQUELETO

El volumen incluye también biografía de los colaboradores y notas, así como  un prólogo de Claudio Utrera, director del Festival de Cine de Las Palmas.

Concluyendo.

Tal y como están las cosas ¿El cine en Canarias (una revisión crítica) cumple con las expectativas?

No.

Pero es otro libro más al que añadir a la bibliografía del cine en Canarias.

Saludos, tarareando si los curas y las monjas supieran…, desde este lado del ordenador.