No lo ha tenido nada fácil el coordinador general de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Cristóbal de la Rosa, personaje que se ha convertido en uno de los habituales de este nuestro blog.
Haciendo examen de conciencia porque me he despertado esta mañana bañado de una serena luz cuasi divina, y tras leer las declaraciones que hoy publica la prensa local sobre el devenir que le espera a la Orquesta Sinfónica de Tenerife, llego a la conclusión de que Cristóbal de la Rosa por culpa de la dichosa crisis ha transitado por un camino de espinas. Muchas de las cuales, también es verdad, ha contribuido a sembrar.
No obstante, y pese a errores sonrojantes, Cristóbal de la Rosa ha revelado a lo largo de estos años el perfil de un hombre que al menos ha intentado hacer malabarismos en situaciones extremas manejando un presupuesto raquítico. Si a ello unimos la indiferencia que caracteriza al presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, sobre la cosa cultural salvo lo que suene como Hans Christian Andersen, no creo que a nadie le gustara estar en el lugar que hoy ocupa de la Rosa. A quien le debemos que tal y como está la situación, algo se mueva.
1.- EL CINE VÍCTOR
A lo largo de su gestión, a mi juicio, hay tres momentos que han marchitado su trayectoria como máximo representante cultural en el Cabildo Insular. El primero y sonado fue su pésima gestión de la crisis del cine Víctor, empantanada al adoptar una actitud castrista de llegó el comandante y mandó a parar que topó –insólitamente– con el repudio de un puñado de espectadores leales a la que quizá fue la más señorial sala de cine de la capital tinerfeña.
En aquellos días funestos, Cristóbal de la Rosa pretendió matizar la decisión de que el Cabildo dejaba de respaldar al Víctor enarbolando la bandera de la crisis y más tarde, perdiendo los papeles, descalificando a ese mismo puñado de espectadores que rabiaron (caso único en una islas donde la gente no suele rabiar sino vivir adormilada en su feliz sueño platanero) porque se clausuraba un cine que contribuyó tanto a alimentar sus sueños.
El Víctor está hoy muerto. Con una ridícula mampara de mimbre que casi parece querer ocultar aquellas vergüenzas. Mientras tanto, las plataformas que reivindicaron su permanencia como sala se han diluido en el desagüe de la memoria, y los dueños de la sala esperan la hora de arrendar o vender un cine que ya sólo pone películas para nuestros honorables muertos. O para un ejército de momias guanches que aplauden en silencio películas que han testimoniado su paso por esta tierra de ingratos.
2.- EL TEA
Limitado su radio de acción, la gestión política de Cristóbal de la Rosa se ha centrado fundamentalmente en el TEA, museo multiusos que continua siendo ampliamente conocido entre la población chicharrera porque su biblioteca sin libros en las estanterías abre las 24 horas de unos días que pasan demasiado rápido. El público que allí se encierra para poner los hombros sobre la mesa quizá ignore que en las tripas de este singular edificio se muestran algunas obras de Óscar Domínguez, entre otros artistas.
Cabe recordar que lo que hoy se llama TEA iba a ser IODACC pero la criatura cambió de nombre como si no quisiera reconocer a los padres ¿legítimos? de este carísimo invento que tanto dinero costó a los sufridos y cada día más cabreados contribuyentes. Esté uno laborando o sin empleo.
El TEA ha intentado, dentro de sus márgenes, ser una especie de cajón desastre donde dar cobijo a cualquier actividad cultural e incluso gastronómica que le salga al paso. Este puchero, sin embargo, ha terminado por desdibujar unas siglas que, reitero, si por algo ha calado entre la ciudadanía es por su biblioteca abierta las 24 horas.
3.- LA ORQUESTA SINFÓNICA DE TENERIFE (OST)
La tercera roncha notable que le ha salido a Cristóbal de la Rosa como coordinador de la cosa cultural es la Orquesta Sinfónica de Tenerife. Formación que ahora busca director titular tras la no renovación de contrato del maestro Lü Jia, cuyas actividad finaliza en junio.
Algo espeso se cierne en torno a la destitución de Jia, lo que ha generado numerosos rumores en los mentideros de la sinfónica mientras Cristóbal de la Rosa le saca hierro al asunto con una serie de explicaciones que poco o nada han convencido a los seguidores de la OST.
Esta circunstancia coincide con la celebración la próxima temporada, 2010-2011, del 75 aniversario del conjunto sinfónico tinerfeño, lo que ha obligado, explicó ayer el también presidente del Patronato Insular de Música, a diseñar un programa de “consenso” que es una manera políticamente correcta de decir que lo de “somos pobres pero h0nrados”.
La temporada ordinaria constará de 18 conciertos entre el 12 de noviembre de 2010 y el 3 de junio de 2011, y parte de los mismos estarán dirigidos por su director honorario, Víctor Pablo Pérez, y por un director invitado que responde al extraño nombre de ¡Lü Jia!
No estuve presente en la rueda de prensa, pero imagino cómo debería de sentirse Cristóbal de la Rosa cuando tuvo que salir a la palestra y justificar, una vez más en lo que lleva al frente del cargo, esta rareza. Rareza que sumada a otras rarezas están convirtiéndose en marca de fábrica de su gestión. Gestión, insisto, muy compleja por los abruptos recortes presupuestarios y esa sensación de que el pobre hombre está solo ante el peligro. O en tierra de nadie.
Cristóbal de la Rosa se apresuró a anunciar, no obstante, que tardaremos tiempo en conocer al nuevo titular del conjunto sinfónico tinerfeño por razones varias: una de ellas la de encontrar sustituto en el mercado. O un señor vestido de frac y con una batuta bajo el brazo que esté dispuesto a venirse a Tenerife por menos dinero del que se le pagaba al chino: Lü Jia.
Le faltó añadir a Cristóbal de la Rosa la frase comodín más empleada en la actualidad por los políticos del primer mundo: “Son tiempos de crisis”. Pero para eso estamos nosotros, para recordársela.
Lo que está claro es que Cristóbal de la Rosa en uno de sus ya habituales giros que parecen sacados de un melodrama de Douglas Sirk, sí que afirmó que desconoce si se podrá anunciar un nuevo director titular para la OST al final de la próxima temporada o de la siguiente. Aunque expresó –imagino que emocionado– que la OST proseguirá trabajando con la misma regularidad de siempre. Lo que no es poco pese a que no cuente con director artístico.
Entre los directores que comandarán a la OST la próxima temporada figuran el venezolano Manuel Hernández Silva y el peruano Miguel Harth-Bedoya, entre otros.
La cuestión ahora es si debemos hacer apuestas. Aunque yo no las haría. Y es que con Cristóbal de la Rosa nunca se sabe.
Lo curioso del caso es que pese a todo a mí, personalmente, me sigue cayendo simpático el hombre. Claro que, como apunté más arriba, hoy me levanté bañado en una extraña luz cuasi divina.
Saludos, masticando una zanahoria, desde este lado del ordenador.